Un, deux, trois...(PRIVADO)

por **Anne Marie Rhodes** Miér Jul 04, 2012 12:56 pm

Un día más. Pero casi siempre me gustaba más la noche. Siempre me había gustado más, aunque también me gustaba mucho salir durante el día a jugar. Quizás fuese porque por el día papá no podía salir. Aún así...por la noche era cuando tenías menos ganas de irte a la cama, aunque yo me quedaba dormida como un tronco a cierta hora. Pero me gustaría poder dormirme más tarde...¡cómo los mayores! Quizás algún día pueda quedarme dormida hasta...hasta...
¡Hasta las tantas!
En cambio las tardes eran más raras. Se acercaba la hora de cenar, se veían a otros niños por la calle de mi edad. Y el cielo se veía de color naranjita. Era todo muy bonito, pero nunca me había gustado el naranja.
Había salido de paseo con mamá y con el bebé que aún no había nacido. Papá se nos uniría más tarde, cuando fuera de noche según mamá. Tal como ocurría siempre que salíamos de paseo a esa hora.
Iba de la mano de mamá contemplando con curiosidad lo que había a mi alrededor, con los ojillos azules abiertos.

En cambio las tardes eran más raras. Se acercaba la hora de cenar, se veían a otros niños por la calle de mi edad. Y el cielo se veía de color naranjita. Era todo muy bonito, pero nunca me había gustado el naranja.
Había salido de paseo con mamá y con el bebé que aún no había nacido. Papá se nos uniría más tarde, cuando fuera de noche según mamá. Tal como ocurría siempre que salíamos de paseo a esa hora.
Iba de la mano de mamá contemplando con curiosidad lo que había a mi alrededor, con los ojillos azules abiertos.
Cuando me cansé de miré a mamá y luego coloqué la oreja en la barriga de mamá, como para escuchar al hermanito.
Luego volví a caminar de la mano de mamá y le pregunté:
-¿El hermanito puede entendernos?

por **Reaghan McKenna** Vie Jul 06, 2012 8:56 pm

Era raro, demasiado extraño el cambio surgido en mi en estos ultimos años, siendo una niña había que meterme en casa a rastras para ir a comer o tenían que correr detrás de mi para hacer que entrase cuando la noche empezaba a llegar, todo el día lo pasaba fuera, sin importar realmente si me podía quemar o no. Pero desde que lo conocí a él, mis ganas de día fueron haciéndose cada vez más pequeñas hasta que casi desaparecieron, salía lo justo y necesario, nada más. Aunque, todo volvió a cambiar cuando nuestra pequeña llegó a nuestras vidas, ella hizo que regresara a mi el querer salir cada vez más.

Iba agarrada de la manita de mi hija mientras paseábamos por la ciudad, no teníamos aún ningún lugar en concreto al que ir, solamente llevábamos un tiempo paseando tranquilas, esperando que la noche se alzara para así poder estar toda la familia junta.
- ¿Qué quieres hace esta tarde mi princesa? - le pregunté con dulzura, comenzando a acariciar parte de su manita con los dedos, sin dejar de agarrarla.

Una mano la acercaba de vez en cuando a mi barriga, acariciándola sin ni siquiera darme cuenta de ello pero haciendo que una sonrisa se dibujara en mi cara, la misma sonrisa que tenía cuando miraba a Anne Marie.

Bajé mi mirada, posando mis ojos en aquella cabecita pegada a mi pequeña y evidente barriga, le sonreí con gran dulzura mientras llevaba una mano a su cabeza para acariciarle suavemente su cabello. - Si mi niña, tu hermanito puede entender todo lo que le dices.
Le contesté mirándola con dulzura y una gran sonrisa, volvimos a caminar con lentitud, disfrutando del paso por las calles de la ciudad. - Puedes contarle todo lo que quieras, a él le gustará escuchar a su hermanita.

_____
Off: Siento la demora

por **Anne Marie Rhodes** Miér Jul 18, 2012 1:37 pm

El hermanito podía oírnos. Aquello me alegró enormemente, ¿para qué negarlo? Era ahora mismo una cosita pequeñita, probablemente no más grande que mis brazos, pero podía entendernos. Y cuando mamá lo hizo se me iluminó la carita de pura felicidad. ¿Estaría despierto ahora mismo? Porque quizás también estuviese durmiendo. Si no recordaba mal me habían dicho alguna vez que los bebés dormían mucho, que yo misma había dormido mucho cuando era pequeña, cuando yo también era un bebé tan pequeñito como mi hermanito.
Pero no podía acordarme de eso...¡de eso hacía mucho! Tres años eran mucho tiempo.
-¿De veras?-entonces volví a pegar ola cabeza en la barriga y le conté algo a mi hermanito, bajito, porque como era tan pequeñito temía que fuese malo hablarle tan fuerte.-Hola hermanito, ¿qué tal estás? Espero que estés bien y que estés creciendo mucho, para que seas sano y fuerte y puedas ser como yo...o como papá o como mamá-eso hizo que me entrase una pequeña duda. Como papá o como mamá. ¿Sería niño o niña? La verdad es que no sabía si me gustaría que fuera niño o niña.
Bueno...¡qué más daba! Lo importante es que yo sería su hermana mayor.
Estuve a punto de preguntarle a mamá una cosa sobre si de mayor me pasaría a mí igual que a ella. Si llevaría también dentro a un bebé. ¡Ah, qué difícil imaginarlo! Así que no lo pregunté. No me apetecía imaginarme algo así, aunque era y es, supongo, algo bonito.
Y luego me puse a pensar cuando me preguntó qué quería hacer...medité y medité con la cara rara que pongo siempre de intensa concentración, hasta que finalmente dije:
-¿Podemos ir a tomar chuches? ¡Un helado!-dije con los ojitos brillantes.

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