C'est la nuit du deux voleurs [Privado {R.S}]

por **Goldie** Lun Ago 19, 2013 7:21 pm

Cuando crees que vas a morir….piensas que todo lo que has hecho atrás….ha sido en vano, pero estás equivocado, todo ocurre por alguna razón, y la de Terpsichore, aquella noche no parecía querer ser diferente a las de cada día. Un ultimátum de todo o nada, en las que ella corría sin parar con aquellos tacones que iban forrados de suave seda purpura. Aquellos pasos podrían ser rápidos, pero eran atrevidos para el silencio de la noche, ella corría, huía de algo que le había asustado ver tan amenazadoramente en la dentadura de una persona. Los colmillos se habían alargado en su presencia y aquello le asusto tanto que solo tomo la vía de escape, corriendo lejos de aquel ser…que desconocía lo que era.

¿Quizás un truco de magia? ¿Quizás alucinaciones de estar asustada? No. Era bastante real aquella imagen que se proyectó delante de su rostro. Colmillos afilados y una mirada asesina, menos mal que ella huyo, corrió y corrió hasta encontrarse en la plaza central, el rímel y su maquillaje parecía que se había descolocado, pero no lo suficiente como para poder dejarla un rostro feo o desordenado. Ella paró y tomo un poco de agua de la fuente con la mano, la toco, la probo y sintió helada como el aliento de ese ser. Ella entonces estaba quieta mirando su reflejo en el agua de la fuente.

Era bien tarde, su cuello podría estar perdido y no quería morir tan joven, bella…y sola. Su cabello estaba suelto y rebelde por parte de su espalda. Estaba tan asustada que no sabía dónde estaba el camino al burdel o ni siquiera al de su hogar, al de su modesta mansión la cual no tenía mucho que envidiar de las otras de la zona residencial de París. Sentada aún estaba, como una criatura perdida. Escuchaba unos pasos detrás suya, se giraba lentamente para ver a un joven, hombre, no supo, pero era alto y aunque no supo ver si era atractivo, vio que llevaba un antifaz sobre la parte de sus ojos. Ella se quedó intrigada al ver tanto misterio en una persona. El silencio reinaba esa noche.

-….-La muchacha de cabellos de oro no supo recitar algún verso proveniente de sus labios rosados cual carmín, se había corrido también, ella no se daba cuenta, ella solo estaba pendiente en sobrevivir y no salir en las noticias de última hora del periódico, en las que se apilaban siempre información sobre prostitutas muertas con dos agujeros en el cuello. No supo que era eso, seguramente una enfermedad. Menos ahora que estaba teniendo éxito y algo de reconocimiento en las puertas del burdel quienes también pedían un turno con ella. La mirada celeste de ella fue al reflejo en la fuente, apartando la mirada del desconocido de traje negro por completo, pero aquella mirada castaña….era deliberadamente los ojos de un ladrón que habían robado de ella un momento de atención que bastaba para toda la noche.

-No..no tengo dinero...-Se disculpó después para hacerle ver que era verdad, que no tenía dinero-...No me miréis más...-se cohibió-...Habéis dejado sin blanca el banco de mi corazón con vuestra mirada...-dijo mirandolo aun mas fija, haciendo que lo demás desapareciera de su interés.

por **Aldebaran Ballester** Jue Ago 22, 2013 2:04 pm

Callejones de París, sin duda alguna la zona con más secretos oscuros que se aguardan en un suelo donde las leyendas urbanas deberían tomarse más que en cuenta. La luna yace majestuosa en el firmamento pues acompañada por un velo de estrellas despide centenares de halos platinados que se abren paso entre cada rincón de la ciudad dormida. Específicamente sobre una fuente, una hermosa mujer toma el protagonismo, su respiración es agitada y de su rostro no parece existir algo ajeno a un terrible miedo, por ello, entre sus delirios ella enfoca la atención sobre la fotografía de varios árboles que de entre sus fuertes troncos dirigen la silueta altiva de un caballero.

-La noche es la mejor amante, pero como tal suele ser traicionera… Mantenga su persona lejos de estas zonas porque el peligro sobra y la salvación es escaza…- Una voz realmente grave de un acento extranjero dirige un dialogo directo a la doncella; su estatura es vasta, sus ropajes en negro total más parecen ser de fina seda, mucho estilo para ser un simple ladrón pues es su porte el que se muestra como la característica más viva en él. Una capa que pende desde sus hombros hasta sus talones se mece conforme el efecto eólico que alza muy débiles las cortinas de humo que se pierden en el vacío, un vacío que se proclama iluminado por el astro lunar así como los ojos marrones del justiciero, una mirada penetrante y con bastante actitud más sin embargo es acompañada por un antifaz azabache cuya intención es ocultar su identidad, manteniendo el rostro varonil de este sujeto en protagonismo ya que desde su mentón se desprende un vello facial realmente delicado y sin embargo, no se compara con su larga cabellera suelta a los hombros, un ejemplo total de lo que es la leyenda sobre el ladrón más famoso del País.

La vibra de este hidalgo parece ser calmada, su cuerpo que se acerca lentamente a la desprotegida rubia parece ser trabajado pues hay cortes muy marcados en sus músculos que pese a estar bajo el manto de su ropa, son realmente forjados, sin duda la prueba de una excelente condición física. El escuchar de sus pasos lentos retumba en el desértico paraje, donde ambos jóvenes se encuentran y así, el hijo prodigio de España no puede evitar quedar ciertamente hipnotizado por unos ojos que hacen conectividad instantánea con su propia alma.

-Será mejor que… Me acompañe-

por **Goldie** Jue Ago 22, 2013 9:25 pm

Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia……
Paulo Coelho--

Unos ojos castaños se mezclan con el brillo de los ojos celestes de la musa del baile y de la sensualidad que está intrigada y mustia, sus sentidos acelerados por la presión del momento. Se acercaba un susurro que era partidaria de la noche, ese susurro la dijo que el peligro aflora siempre por la traición de la luna que solo observaba quieta en la cúpula de oscura vestimenta. Su caballero, su mensajero se acercaba a ella con paso marcado, haciendo que la tierra se estremeciera bajo sus pies y ella aún seguía observándole fijamente a los ojos. No los quitaba de los del desconocido, ella ¿suspiraba? O ¿solo era la brisa que suspiraba por ella? Sus fosas nasales, cuando él estuvo cerca, cada vez lo estaba más de ella, olió a seguridad, firmeza, decisión y aquello hizo que su cuerpo se inclinara hacia atrás con los brazos como punto de anclaje, sujeta hacia atrás, comenzaba a hiperventilar, de una manera atrevida y para imagen de otros parecía bastante sensual. En ello tenía experiencia.

¿Saludar? Seria introducirse a alguien desconocido que luego se es conocido - Si la muerte viene a buscarme tiene permiso para llevarme…..-Tenía miedo aun de lo que recordó momentos atrás. Una sombra, de un hombre que se alzaba peligrosa ante ella, después ella solamente pensó que era una ilusión que no tenía cabida en la realidad, durante un segundo pensó que iba a morir, la muerte no se la llevo y seguramente había enviado al diablo vestido de un caballero apuesto -…Lista es la muerte si cree que me engañara con su mensajero vestido de negro…y sonrisa afable…-sonrió-...Decidme pues, caballero de penetrante mirada, que sus intenciones...son falsas para las mentiras... y fructíferas para las verdades...-desviando la mirada, en la fuente vio que al otro lado estaba aquel ser de antes.

¿Dónde se había quedado dormida? Seguramente en el regazo de “La Madame”. Tendría que estar en un sueño que resultaba tener de todo: Intriga, suspense, deseo, soledad, acción…miedo…Seguramente, aquel mensajero de negro era enviado de alguna dimensión que había sido introducido en su sueño, alguna creación de su imaginación…un ser de mirada intensa que ella intento volver a mirar, que intento sentir lo que vio a través de sus ojos, de nueva esa sensación que la atraía, ella se acercó, arrugo la casaca negra del desconocido con sus manos ¿Ahora se escondía de quien desconfió a primeras por no saber su nombre? Pero tenía miedo.

No más siguió pensando en que era un sueño –¡Ay! –gimió de dolor. Su memoria era efímera, no recordó de la pelea que quiso evitar entre dos de sus compañeras de burdel y ella se llevó el golpe de gracia, haciéndola una herida no muy profunda, pero si dolorosa como para reposar en cama varios días. Solo ella insistió en trabajar, que no quiso cuidarse. Miró al desconocido-…Disculpadme mi torpeza, pues mi alma caída es sujeta en brazos de un sustento que me ayude con mi desdicha…-Ya era demasiado tarde, Cronos, maldito, se adelantó y atraso los segundos para que el tiempo entre ambos fuera eterno.

“…Que es eso alma mía, hablemos, aun no es de día….”
Romeo y Julieta,
William Shakespeare
El vampiro acechaba lentamente, esperando su oportunidad para comenzar su noche de caza.

La noche esperaba ser prometedora.

por **Aldebaran Ballester** Mar Sep 03, 2013 10:54 pm

La noche es cómplice, la lluvia de estrellas no podía ser más perfecta bajo la bóveda del firmamento. El astro lunar que yace flamante en el pináculo del ecosistema se opaca en solo instantes, esto debido a que varias capas de nubes se aglomeran unas con otras hasta tejer una cortina gruesa que eclipsa los rayos lunares; los vientos que parecen ser susurros se cuelan entre ambos seres, la dama, sangrante debido a una herida –Tranquila- susurra con calma para acercarse a ella y rodearle con un pañuelo de fina seda en matiz azabache que tiene las iniciales RS grabadas con hilillo dorado –Es profunda, pero al parecer fue atendida a tiempo.. Con esto bastará para que no siga sangrando, evidentemente usted no guardó el reposo necesario- atreviéndose a hacer un amarre con dicha prenda, dejando al lado las cordialidades y solamente enfocándose en atender a la preciosa rubia, quien pareciese hablar algo perdida –Su prosa realmente es fascinante y su voz encantadora, sin mencionar esos bellos ojos- sonríe de lado ante sus comentarios cínicos –Pero ahorita mismo será mejor que la acompañe a su hogar, es tarde y… Hay peligro-

Con los vocablos del de cabellos largos pareciese que la invocación de ello es inminente pues sus desarrollados sentidos hacen que un escalofrío le recorra por todo su cuerpo, rompiendo su amable semblante para girar su rostro hacia las sombras lejanas donde algunos árboles parecen aguardar algo –Mejor ocúltese, esto… No es nada bueno- girando su mirada a la de ella le da la correcta indicación y así, sus piernas empiezan a dar algunos pasos hacia el norte donde un torrente eólico agresivo sale de entre las tinieblas, provocando que su capa se alce agresivamente al mismo tiempo que sus cabellos revolotean rebeldemente; su mano diestra cubre un poco su cara para tratar de visualizar lo que provoca esa manifestación climática, sin embargo, por su experiencia no puede negar lo que es - ¡MUESTRATE! – Demanda con autoridad, su voz grave cambia de tonalidad pues es fiera como la sangre española que corre por sus venas y que resultan ser el atrayente a esta amenaza –Parece que una sanguijuela decidió salir de la tierra… Te daré la oportunidad de que te marches y la dejes en paz, o si no…- Su diálogo se ven interrumpido al momento de que sus dedos toman el mango de un arma que pende de su cinturón, haciendo un movimiento diagonal de forma ascendente para dejar a relucir una espada realmente hermosa, con su filo delgado que pareciese ser hecho de algunos materiales especiales se percibe la tonalidad azulada en el mero borde de este, haciendo una cierta reacción ante la amenaza –Te cortaré por la mitad y créeme… Eso te dolerá más a ti que a mí- confiado, suelta una carcajada sublime para colocarse en posición, logrando ver a través de su antifaz solamente dos colmillos que se muestran debido a los ligeros halos de luz, los cuales, pareciesen chocar con lo que es una silueta del tercer personaje en aparecer. ¿Arrepentimiento? Nada… ¿Miedo?, jamás.

por **Goldie** Miér Sep 04, 2013 3:41 pm

El toque más angelical y a su vez travieso, se acercaba hacia la herida que antaño se creó por la pelea del mediodía en el burdel vecino, por una pequeña disputa que el premio gordo se la había llevado ella al intentar poner paz. Seguramente tendría que pedirle alguna dirección con la cual poder contactar con él, poder enviarle señales a donde poder pedirle ayuda. Río. Una sonrisa asomó en sus labios, tímida, torpe. Sus pómulos se ruborizaron ante el recuerdo -…Señor…¿Es un misterio acaso vuestro nombre?…- pensó sabiendo que quien se escondía tras ese antifaz.

Emitía inaudibles quejidos, sin embargo, su rostro se mantenía impávido. Acariciaba sus cabellos mientras la curaba. Pareció parar la sangre y ¿Podría ir a su hogar? A ese lugar donde tenía al parecer una…familia ¿o lo más parecido a eso? –Ah? Sí, claro…Es muy ama…-sus palabras se preparaban para decir algún que otro verso, habían sido interrumpidas pese a que noto cierta inquietud en su acompañante - ¿Qué pasa? –Su pregunta pareció ser ignorada ya que aún su acompañante estaba casi al tanto del peligro que ella pudiera acontecer en ese mismo instante, en cierto modo, ella era humana, herida y no… ¿En serio que no podía defenderse? Tenía sus armas guardadas bajo el escote y las faldas de su vestido.

¿Qué tenía? ¿Era por su suavidad o simplemente que le gustaba sentir la sangre salir de su cuerpo? Para nada le gustaba la segunda opción, recordando la última vez, su médico fue quien le otorgó medicina milagrosa para estos casos, tenía que llevarlos consigo siempre que podía por si ocurría algo así. Se sentó nuevamente, en el borde de la fuente para después sacarse un frasco pequeño de cristal, tenía otro de reserva, pero solamente un pase con el dedo anular sobre la herida, traspasando el corte roto de sus telas, también obra de aquella “Sanguijuela” -con la que había denominado al ser vivo o muerto que tenía vida propia-, que había querido morderla. ¡Santo dios! Tembló al pensar en lo que podría haber pasado si le hubiera dejado.

Acabó de pasar el dedo por la herida, lentamente. Y estaba guardándola, metiéndola en su escote nuevamente, pero viro su mirada celesta hacia donde permanecía el orgullo que parecía de un acento extranjero, uno sano y lleno de vida, un acento que no era francés, quizás lo había oído, ¿Era español? O ¿Un Zíngaro hermoso que se atinaba a la antigua leyenda del famoso Robin Hood de Locksley? Solamente se retiró hacia atrás uno de sus mechones rebeldes, colocándolo tras su oreja y notó el tacto de la seda de aquel pañuelo. Se lo había dado a ella para que pudiera apretar en la herida, la observó, vio que cicatrizaba rápidamente y alucinó por ello, pero no sólo le llevo a asombrarse cuando vio a lo lejos, en otra esquina entre la luz y las sombras, la silueta de otra persona ¿Otro igual que el bandolero o como la “sanguijuela”?

-No tientes a la suerte querido bandolero…-dijo sonriendo, alzando la voz para que este solo la escuchara-….Temo por lo que pueda pasar…-agregó finalmente, destapando la sinceridad y demostrando su gratitud por él. La había ayudado, sujetaba su pañuelo, aquel con las letras bordadas en cursiva y en dorado, solamente oraba en silencio para ver que estaba a salvo por el momento. Aquel que se ofrecía a una muerte segura frente a un número mayor que el de su persona, era muy valiente y no tenía miedo, o era un completo idiota. Temía por él, ¿Por qué? ¿Su preocupación era por lo que le pasara?

Las horas parecían ir hacia atrás.

Temía por él y tan ocupada estaba en preocuparse por el enmascarado que no se dio cuenta, de que “el tercero” se movió a gran velocidad, tomándola por detrás, justo por sus rubias hebras que una vez agarrados bien, la aplastaron contra el cuerpo de uno de los atacantes- ….¡He! ¡HU-MA-NO! –Rio con aire burlesco el individuo que tenía atrapado a la bella doncella, pero Terpsichore estaba bien equipada.

-Pareces analfabeto…-Mostro sarcasmo la bella doncella que estaba atrapada por las manos del sobrenatural.
-¡Calla!-Dio un nuevo tirón, haciendo que ella volviera a gemir de lo incomoda que estaba con la situación.

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