La nuit- Privado

por **Valeria Cavey** Miér Ago 23, 2017 10:53 am

Hace casi un mes que regresé a París. Los negocios absorbían mi tiempo sin olvidar atender a los niños. Tenían a alguien para ello pero ya que no podía estar al lado de mis hijas, intenté ejercer de madre con Drittsekk y Soleil. Me alegraban el día, pensaba en ellas y en él...escribía cartas. Ahora menos, descendió la regularidad, lo creí necesario...leerlo totalmente apagado dando por hecho que no regresaría jamás.

Esa noche tenía una reunión importante, me invitaron a una fiesta en el norte de la ciudad. No esperaba encontrarme con nadie en especial, sí con la misma gente. Iba sola, seguía siendo extraño pero poco a poco...iba recuperando esa confianza en mí misma que perdí con todo lo acontecido en el norte. Mi vestido, en tono esmeralda...resaltaba el brillo de mis orbes, las que poco a poco volvían a lucir vivaces.

En el transcurso del viaje, pensé en demasiadas cosas... en mi padre , en todo lo que me había cargado a las espaldas pues de algún modo, supo cómo acabaría...y ahí empezaría mi castigo. No fue un empresario que le gustase hacer las cosas por la vía más legal, hechiceros y vampiros...eran sus más allegados “compañeros” de batalla, siempre haciendo tratos y negocios , algunos imposibles de cumplir. El rey de la mentira, como bien lo llamaba yo misma... el que nos tuvo a todos engañados y seguía haciendo de las suyas aún en su propia tumba, como si se estuviese vengando y haciendo mi vida imposible pero se acabó ser marioneta de nadie.

Ya no era esa niña que necesitaba a su mano derecha para dar un paso, ahora...era libre y lo suficientemente fuerte para enfrentarme a esos fantasmas y a los que fuesen, recuperarme como la Valeria que fui un tiempo...sin que nada ni nadie tuviese que hacer nada por mí.

Al bajar, me encontré con unos conocidos, saludé de manera cordial y me adentré en dicha casa...directa al salón, el repicar de mi calzado hacía eco en el inmenso pasillo , decorado con tonos dorados, exquisito. Alguien me vino a la cabeza...y sonreí, sonrisa que se me congeló al ver a tanta gente... miradas puestas en mí persona. Lo que antes me agradaba y me hacía grande...ahora simplemente, carecía de sentido. Una sonrisa y fui directamente por una copa...iba a necesitarla.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Dom Oct 01, 2017 3:54 pm

La invitación, doblada y en su sobre, todavía con los restos del lacre azul roto, iba en el bolsillo interior de su chaqueta. El traqueteo del coche de caballo sobre los adoquines de las calles de París era un tanto adormecedor. Pero Fortier acababa de levantarse, por así decirlo. La noche había caído hacía apenas una hora y la velada habría comenzado unos minutos antes.

No iba a llegar de los primeros, tampoco el último. Lo tenía calculado para aparecer aproxímadamente cuando a estuvieran presentes al menos las tres cuartas partes de los asistentes, que iban llegando solos, en pequeños grupos, por parejas.

El titán siempre iba muy bien acompañado a cualquier tipo de evento. Y ésta ocasión no era diferente. A su lado, mirando pasar los edificios parisinos por la ventanilla, iba una mujer. Llevaba un precioso vestido granate, con detalles de terciopelo negro, sobre el que destacaban pequeños apliques de cobre. El cabello, de un castaño claro, casi rubio, se recogía en un complicado moño, dejando algunos bucles libres para enmarcar su rostro.

Al llegar, el cochero le abrió la puerta y Héctor fue el primero en bajar, acomodando la capa española sobre sus hombros. Ofreció la mano a su acompañante para ayudarla a descender y con ella del brazo, entraron en el edificio. Mostró su invitación y dejó su capa a cargo de una criada que custodiaba la habitación donde iban depositando las prendas que dejaba allí cada invitado.

Saludó a algunos conocidos, estrechó algunas manos y concertó encuentros posteriores, en la velada tras la cena, para cerrar acuerdos comerciales. Los negocios eran una forma de matar el tiempo. Una muy rentable.

Con su preciosa acompañante de esa noche como una sombra a su lado, el titán desplegó todo su encanto ante la concurrencia. Era admirado y lo sabía. Por diversos motivos. Llevaba poco más de media hora y todavía seguían llegando invitados, cuando se desvió de su compañía para conseguir dos copas de vino espumoso.

por **Valeria Cavey** Mar Oct 03, 2017 2:33 am

Apenas llegué a la fiesta cuando me abordaron sin contemplaciones, invitándome a eventos matutinos, más y más fiestas... comenzaba a saturarme. Tanta esplendidez me comenzaba a salir por las orejas, si estaba allí era por representación de mi familia, como todas. Di un largo trago a la copa, iba a necesitarla si tenía que soportar tanta hipocresía. Quién iba a decirlo, la princesa de lo hipócrita aunque...las personas cambian.

Tomé la copa y al volver la mirada al frente, di un par de pasos en los que casi el contenido me lo echo encima por chocar. Fruncí el ceño, mis orbes verdes centellearon al cruzarse con las de aquel hombre que me miraba del mismo modo.

-Espero que baile mejor y no tropiece. -señalé la botella de al lado, era mejor que no probase ese atentado contra el champagne -Si no quiere pasar una mala noche, no beba de esa copa... écheselo usted mismo, a saber qué tenga... lo sé por experiencia. -cuando desperté al otro día, con más personas en una habitación que desconocía con signos de lo evidente..no volví, al menos habían diez en total...mi noche más loca y no la recordaba.

Me lo pasé bien en otro tiempo, ahora solo quería tranquilidad en mi vida. Sí, desde que llegué me sentí sola, allí nadie me esperaba solo sonrisas falsas que me prometían todo y terminaban acuchillando mi espalda. Suspiré y giré el rostro hacia el salón donde bailaban, nunca bailé en ese tipo de fiestas...ni llegaba a dos canciones, siempre me perdía antes de la mano de cualquiera que me aseguraba una noche excitante.

Sonreí divertida, alzando la copa y brindar por esa Valeria, despedirla de algún modo. Reí, seguramente me habrían tomado por loca y quizás no estaban muy equivocados. Una mujer buscaba a alguien, no muy lejos..supuse que vendría con aquel hombre imponente.

-Su princesa lo busca ¿o está huyendo? No parece que tenga prisa en reunirse con cierta dama... a veces simplemente con “guardar las apariencias” es suficiente, aunque es mejor hacer lo que nos da la gana. Creo que esto sube... comienzo a hablar demasiado -divertirme estaba en mis planes, tantas tardes de trabajo me cansaban... ahora solo quedaba que la noche no pintase como parecía con ese ambiente lúgubre.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Vie Oct 13, 2017 4:35 pm

-En efecto, está hablando demasiado -respondió sin apenas inflexión en la voz.
Echó un vistazo de arriba a abajo a la mujer. Bonita, sí. Pero llevaba demasiados siglos de mujeres bonitas a las espaldas. Le llamaban más la atención otro tipo de detalles. Aunque cuando necesitaba acompañante a un evento, se aseguraba de que su florero fuera el más bonito del lugar. El titán siempre llegaba a cualquier reunión muy bien acompañado. Y jamás se iba solo, aunque no necesariamente con la misma compañía con la que había acudido.

Aunque en los últimos tiempos, se le había visto acudir más de una vez con su chiquilla. Una novedad que había sido bastante comentada en algunos círculos. Muchos pensaban que a sus espaldas, pero Héctor tenía un potencial mental importante, podía desentrañar los pensamientos de otros. Así que sabía perfectamente lo que pasaba por la mente de sus interlocutores.

-Si me disculpa...
Se despidió con un cabeceo y regresó sobre sus pasos, con una copa en cada mano. Ofreció una de ellas a su acompañante. Charló con hombres de negocios y políticos locales, que ansiaban contar con el apoyo de Fortier para las próximas campañas. Héctor sabía sacar tajada de todas aquellas conversaciones. De lo que se decía y de lo que se pensaba.

La mujer que iba a su lado, como el más bonito de los complementos, no hablaba demasiado, señal de que sabía cuál era su papel allí. Y cuando lo hacía era de forma insinuante y coqueta. Seguramente abandonase la fiesta antes que el titán, del brazo de otro de los invitados.

Tras el buffet de aperitivos, llegó el momento de pasar a la cena propiamente dicha, donde las mesas se repartían en función de las posiciones sociales y las afinidades de los invitados, para propiciar las conversaciones provechosas entre los hombres y los insulsos cotilleos de las damas de alta cuna.

Héctor ocupó su lugar en una de las mesas redondas más cercanas a la que presidía la sala, señal de que estaba entre los invitados más selectos. En su mesa concurrieron empresarios, un político y algún noble.

por **Valeria Cavey** Sáb Nov 11, 2017 4:50 pm

Una risa sincera por la sinceridad de aquellas palabras, no pasó desapercibido para la francesa la manera con la que las féminas miraban al desconocido. Una mirada fugaz de arriba abajo cuando abandonó la mesa de bebidas, como si el mismo demonio le estuviese esperando en la mesa central en donde alrededor de ésta, los invitados charlaban animadamente.

Una cena más, dónde debía hacer aparición... puro teatro, allí solo importaban las etiquetas y la fiesta de después. Se quedaría a tomar un buen whisky, un poco de opio y vuelta a la mansión Cavey. Ocupó su asiento, sobre el plato un pequeño cartel con su apellido “Cavey”, muchos murmuraban porqué estaba allí y no su padre, algunos aún no sabían que había pasado a otro barrio.

-Buenas noches y sean bienvenidos a la cena anual -el mismo discurso de todos los años, los Michaelson no reparaban en detalles. Un burbujeante champagne, una copa alzada en señal de brindis. Cruce de miradas vacías hasta que se encontró con las de aquel desconocido, aquel hombre que le había hecho reír antes. Una breve reverencia seguido de una sonrisa...

-Lamentamos la pérdida del señor Cavey, nuestras condolencias señor Can...-Valeria se levantó de golpe, apoyando las palmas en la mesa y reparar en el error de su apellido, antes de que aquel hombre se encargase de recordarle con quien se casó -Valeria Cavey...y merci, mi padre le estaría muy agradecido. Les tenía estima -puro teatro, sus esmeraldas centelleaban divertidas... como si hablar de la muerte de su ser querido le causase otro tipo de sensación que no fuese tristeza.

Volvió a sentarse, mientras esperaba la comida, conversó con la persona que tenía a su lado... le daba la enhorabuena a la vez que el pesame, una contradicción pero que a ella parecía encontrase como pez en el agua... “pobre, niña” , se podía oír en las voces de aquellas personas.

-Yo no lo lamento -qué poco le importaba que se enterasen, ese hombre estaba mejor enterrado, ese hombre que dejó cabos sueltos que ahora su hija debía de atar.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Vie Nov 24, 2017 10:38 am

La explosiva reacción de Valeria atrajo todas las miradas, incluida la de Héctor, quien esbozó una afilada sonrisa. Aquella mujer saltaba con demasiada facilidad, señal de que había algo en su interior que reaccionaba si se tocaba la fibra adecuada. De repente había captado su interés, sólo por la necesidad de satisfacer su curiosidad y descubrir cuál era aquella fibra.

Y tocarla. Primero con suavidad, tanteando las reacciones. Luego un poco más intensamente cada vez, hasta desatar una tormenta si era necesario. No le importaban las consecuencias. ¿Qué tenía que perder? Absolutamente nada. Lo peor que podría pasarle es que Valeria no le diera las respuestas que esperaba, en cuyo caso, podría buscarlas por sus propios medios en la mente de la mujer.
No sería igual de divertido, pero se saldría con la suya.

Fue el primero de su mesa en devolver su atención a la comida que disfrutaban y retomar las conversaciones sobre negocios, obviando el espectáculo de la mujer. Cuando acabó la cena y pasaron todos al salón para las copas y el baile, el titán tenía siempre localizada a Valeria, aprovechando las opciones de sus sentidos aumentados y sus poderes mentales, aunque estuviera atento a las conversaciones en las que participaba, siempre había un puntito de atención sobre la mujer.

Tras las primeras charlas, con una copa de balón en la mano, llena del mejor licor que se servía, dejó a su acompañante bailando con uno de los empresarios que le había pedido una pieza, como parte de la diversión, y se acercó por la espalda de la francesa.

-Sigo pensando que habla demasiado. Y a destiempo. Pero no le negaré que consigue un fuerte impacto al hacerlo. ¿Se divierte?

por **Valeria Cavey** Jue Nov 30, 2017 4:21 pm

Desde que apareció, fue el punto de mira de los presentes. El hecho de que ya no estuviese con aquel norteño causaba un gran revuelo de “rumores”, cotilleos varios y preguntas que nadie daba respuesta pues sólo ella la tenía. Inevitable que las miradas masculinas se centrasen en la belleza de la joven recién separada, la soberbia y altivez en su comportamiento, la determinación de sus palabras...siempre dejando claro cual era su lugar.

Miradas vacías, conversaciones sin sentido, sonrisas falsas y miradas con un fin en cuestión. El deseo de cualquier hombre, la tentación personificada. Sus elegantes pasos se perdieron hasta el mueble de las bebidas, necesitaba algo y muy fuerte que le hiciese sentir algo en esa noche de luces y sombras.

Pensativa, pierde la mirada tras el cristal empañado...comienza a hacer frío por las noches. Un susurro a sus espaldas, voz melodiosa y acariciadora, varonil y decidida. Una breve sonrisa en los labios rojos como la sangre, se muerde el inferior girándose a la vez que lleva la copa a los labios. Medita la respuesta, ya no es tan impulsiva en ciertos aspectos...en otros es exactamente a como fue en un pasado que consideraba lejano, muy lejano.

-Teniendo en cuenta de la conversación tan reveladora que han tenido durante la cena ¿usted que cree? Hablan de una como si no estuviera sorda, me hace gracia porque así me entero de todo y me va dando igual de la misma forma -un largo trago a la copa, al girarse busca la mirada ajena. Es muy atractivo, enigmático...seguro que de esos que te hacen perder la razón sólo porque te dedique una mirada y sin embargo, es ella quien aprovechando dar un trago a la copa lo recorre de la cabeza a los pies.

-Y si está frente a mí es que se divierte lo mismo que yo. Ambos conocemos otros métodos de diversión pero ¡oh! No me he presentado -rió divertida, entregándole su mano para ser besada -Valeria -sonrisa, ojos verdes centelleando de pura curiosidad.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Dom Ene 07, 2018 4:06 am

El vampiro tomó con delicadeza la mano de Valeria, desde abajo, empujando con la yema de los dedos su palma, de forma que ése era el único punto de unión entre ellos, pues el resto de la mano de la mujer quedaba en el aire. Un movimiento sutil y fluido para elevarla hacia sus labios, al tiempo que inclinaba levemente la cabeza, como si fuera a dar un beso a su dorso. Beso que nunca llegó, pues no era necesario, el amago servía de igual modo como saludo.

-Héctor Lebeau-Fortier -se presentó, liberando la mano que sostenía-. Está siendo una velada interesante, no se lo negaré. Y es posible que al final de la noche yo sea un poco más rico, mis negocios un poco más prósperos y mi dulce compañía -sus ojos buscaron a la mujer que era su acompañante esa noche, que bailaba con algunos de los hombres de negocios con los que habían compartido la mesa y que, seguramente, aprovecharan esa insulsa conversación que permitía una pieza de música para intentar sonsacar hasta qué punto ella podía influir sobre él. Como si esa posibilidad estuviera siquiera en la mesa. -no tendrá un vestido tan deslumbrante, pero seguirá siendo una imagen arrebatadora.

por **Valeria Cavey** Dom Feb 18, 2018 5:21 am

Una breve sonrisa se dibujó en los labios carmesí de la joven francesa al sentir la presión de la mano ajena y su roce, le resultó elegante a la par de agradable. Ese hombre acaparó las miradas y no sólo de las féminas. Comprensible, atractivo y elegante, una seguridad en sí mismo que en esa sala no halló. Le dedicó una breve reverencia con la cabeza, elegante y sofisticado como era ella, la sonrisa se ensanchó al oír su nombre por completo, le quedaba a la perfección.

-Todos seremos más ricos esta noche, si sabemos jugar bien las cartas a nuestro favor. -dejó escapar un suspiro, un sorbo a su copa y de paso, aprovechó para perder su mirada en la sala, controlar a todos los presentes quién como única atención era ese encuentro entre el titán y la francesa -Sabe jugar sus cartas, señor Lebeau, eso se nota...lo sabe quién también sabe jugar pero tenga cuidado, no es una amenaza...esta noche el premio es vos. Curioso cuando a lo que aclaman premio con la mirada, es vos quién elige -

La joven acompañante, sonreía deslumbrante, haciendo su trabajo de esa noche...le recordó un pasado en dónde alguien se movía como títere entre todos esos ricachones, sacando provecho de su encanto natural, alguien que no se encontraba a su lado, su mano derecha. Esbozó una breve sonrisa, la melancolía de su mirada esmeralda era más que visible, ya ni recordaba la última vez que bailó en un gran salón, la última vez...que se rió.

[color=white]-Una imagen arrebatadora como es lo es usted pero intenta pasar desapercibido. Y aquí está, conversando con la comidilla de todos estos palurdos vestidos de limpio. Así los veo...no tienen otra cosa que hacer en sus vidas que indagar en la de los demás pero...ya eso dejó de importarme hace mucho. Y usted...va a ser más rico esta noche pero no creo que lo que desee de verdad se encuentre aquí ¿o sí? [/colo]-apenas fue un susurro, un juego de palabras, una conversación divertida entre tanto chismorreo -Mi padre era influyente, mucho y por mucho que les pese, su hija va a tomar su lugar pero eso sí, saben que no soy como él. En realidad no soy como cualquier persona de este salón, porque seguramente ninguno esté pensando en cortar cabezas y el murmullo cese -pensamientos oscuros dichos en voz alta, algunas cosas no cambiaban en absoluto...

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