AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una noche más... [Libre]
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Una noche más... [Libre]
Monotonía. Esa era la palabra que definía mi vida desde hacía dos años. Pura y simple monotonía. Despertarme, entregar mi cuerpo al mejor postor y dormir unas pocas horas antes de volver a levantarme y hacer exactamente lo mismo que el día anterior. Era asfixiante, pero la alternativa a esto era morir de hambre tirada en la calle. Y hoy, por supuesto, no había sido la excepción.
Por suerte para mí, mis días en este sucio negocio estaban a punto de acabar. Solo tenía que resistir un poco más, ser fuerte un poco más, para por fin poder liberarme de todo esto y empezar una nueva vida donde el pasado no afectase a mi futuro con ella.
Me había pasado el día entero en el burdel, coqueteando con varios caballeros que buscaban algo de emoción en sus aburridas vidas conyugales, emoción que mujeres como yo estábamos dispuestas a darles. Sin embargo, al caer la noche, decidí salir de allí, buscando algo de aire fresco y un ambiente distinto.
Tenía que seguir buscando clientela, pero tampoco me hacía falta hablar o insinuarme abiertamente, ya que mi ropa era como llevar un cartel escrito en la frente detallando quién era yo y a qué me dedicaba.
Caminé tranquilamente, adentrándome en los callejones, ya que ningún caballero con dinero tendría la desfachatez de irse conmigo abiertamente, bajo la mirada del resto de ciudadanos. Menuda panda de hipócritas.
Sin que la sonrisa tranquila abandonase mi rostro en ningún momento, seguí caminando por los callejones con el mentón en alto, hasta que aburrida de dar vueltas apoyé la espalda contra un muro y me quedé ahí parada, esperando a lo que el destino me tuviese reservado para esta noche, quién sabe si la última, en este sucio y degradante empleo.
Por suerte para mí, mis días en este sucio negocio estaban a punto de acabar. Solo tenía que resistir un poco más, ser fuerte un poco más, para por fin poder liberarme de todo esto y empezar una nueva vida donde el pasado no afectase a mi futuro con ella.
Me había pasado el día entero en el burdel, coqueteando con varios caballeros que buscaban algo de emoción en sus aburridas vidas conyugales, emoción que mujeres como yo estábamos dispuestas a darles. Sin embargo, al caer la noche, decidí salir de allí, buscando algo de aire fresco y un ambiente distinto.
Tenía que seguir buscando clientela, pero tampoco me hacía falta hablar o insinuarme abiertamente, ya que mi ropa era como llevar un cartel escrito en la frente detallando quién era yo y a qué me dedicaba.
Caminé tranquilamente, adentrándome en los callejones, ya que ningún caballero con dinero tendría la desfachatez de irse conmigo abiertamente, bajo la mirada del resto de ciudadanos. Menuda panda de hipócritas.
Sin que la sonrisa tranquila abandonase mi rostro en ningún momento, seguí caminando por los callejones con el mentón en alto, hasta que aburrida de dar vueltas apoyé la espalda contra un muro y me quedé ahí parada, esperando a lo que el destino me tuviese reservado para esta noche, quién sabe si la última, en este sucio y degradante empleo.
Última edición por Sinnove Lindstrom el Dom Mar 03, 2013 4:47 am, editado 2 veces
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una noche más... [Libre]
Otra noche mas que cae en parís, claro, tiene que caer la noche si no, como iban a salir los seres oscuros, los demonios de la noche y sobre todo como iba a salir yo, para divertirme para ser mis cosas de noche es la única forma que puedo vivir, que me saca de mis cuatro paredes. No soporto estar así a veces me dan ganas de salir en pleno sol pero se perfectamente que eso me dañaría hasta el punto de morir tampoco quiero morirme tengo una vida por delante, eterna, soy un Vampiro, aunque maldijo de ser uno pero a la vez no, porque me da poder, fuerza, inteligencia…inmortalidad, vi que el sol se estaba ocultando poco a poco, contaba los minutos para que eso pasara hasta que por fin desaprecio el ultimo rayo se había “apagado” dejando verse la oscuridad, las estrellas, la luna que iluminaba parís, parecía una lámpara resplandeciente, maravillosa.
Me abrocho el ultimo botón de mi camisa-Es hora de salir al mundo donde pertenezco…-Con una sonrisa, me dio vuelta, comenzando a caminar hasta la puerta. Abro la puerta, saliendo y sin molestarme de cerrar la puerta de mi alcoba, no me interesaba, nadie habita mi casa aparte de mi nana, pero ella sabe todo de mi así que no me preocupa que entre, llego al final del pasillo dando vuelta hacia la derecha ingresando al recibidor, noto que no hay nada, de seguro ella esta cazando para sobrevivir como todos los Vampiros sin decir mas salgo de esa casa viendo por fin el mundo exterior. Las personas caminando, pensando cosas que no son propias de ellas, personas que se quejan en su mente, que maldicen estar vivo, no tener dinero, yo maldijo por no estar vivo por no sentir las cosas que ellos siente, pero cuando pienso en todo lo que me ha pasado me dan alegría de ser lo que soy pero…ya no se lo que realmente pienso.
Meto mis manos en las bolsas de mi pantalón, comenzando andar entre las personas evitando chocar contra ellas, odio que me toquen, siento que me arde el cuerpo de coraje y lo único que quiero es matarla con mis manos…tengo ganas de matar de que mis manos se manche de sangre, pero me tengo que controlar tampoco matare a la primera persona que se me cruce en el camino…sin darme cuenta había tropezado con alguien mi ceño se frunció-Fíjate por donde caminas ¿No?...-Fue lo único que salió de mis labios para continuar caminando.
Me abrocho el ultimo botón de mi camisa-Es hora de salir al mundo donde pertenezco…-Con una sonrisa, me dio vuelta, comenzando a caminar hasta la puerta. Abro la puerta, saliendo y sin molestarme de cerrar la puerta de mi alcoba, no me interesaba, nadie habita mi casa aparte de mi nana, pero ella sabe todo de mi así que no me preocupa que entre, llego al final del pasillo dando vuelta hacia la derecha ingresando al recibidor, noto que no hay nada, de seguro ella esta cazando para sobrevivir como todos los Vampiros sin decir mas salgo de esa casa viendo por fin el mundo exterior. Las personas caminando, pensando cosas que no son propias de ellas, personas que se quejan en su mente, que maldicen estar vivo, no tener dinero, yo maldijo por no estar vivo por no sentir las cosas que ellos siente, pero cuando pienso en todo lo que me ha pasado me dan alegría de ser lo que soy pero…ya no se lo que realmente pienso.
Meto mis manos en las bolsas de mi pantalón, comenzando andar entre las personas evitando chocar contra ellas, odio que me toquen, siento que me arde el cuerpo de coraje y lo único que quiero es matarla con mis manos…tengo ganas de matar de que mis manos se manche de sangre, pero me tengo que controlar tampoco matare a la primera persona que se me cruce en el camino…sin darme cuenta había tropezado con alguien mi ceño se frunció-Fíjate por donde caminas ¿No?...-Fue lo único que salió de mis labios para continuar caminando.
Ahmet Arlovskaya- Vampiro Clase Alta
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Re: Una noche más... [Libre]
No aguanté demasiado tiempo en la misma posición, ya que por más que lo intentaba, nunca lograba estarme quieta demasiado tiempo. Razón por la que a diferencia de mis otras compañeras, yo solía aventurarme bastante amenudo en la ciudad, lejos de la comodidad y seguridad que proporcionaba el burdel. Y también, por culpa de ese comportamiento un tanto temerario, me había llevado un buen susto en más de una ocasión, saliendo siempre más o menos ilesa.
Aunque mis heridas estaban más que sanadas, aún me estremecía con el recuerdo de la última vez que había tenido un encuentro desafortunado en las calles de París.
Iba caminando de nuevo, distraida y sumida en mis pensamientos. Tanto que no escuché como unos pasos se aproximaban hacia mí hasta que ya fue demasiado tarde y la colisión fue inevitable. Mi hombro chocó con fuerza con el del hombre, pero su constitución más corpulenta que la mía hizo que fuese mi cuerpo el que sufriera un mayor desplazamiento con el golpe. Un pequeño siseo escapó de mis labios, ya que la sensación había sido la misma que la de golpear una pared con el hombro.
Mi mandíbula se tensó por la indignación que me produjo el escuchar sus palabras, que distaban mucho de parecerse a una disculpa. Aunque tampoco me sorprendía en absoluto, ya que estaba más que acostumbrada a no ser beneficiaria de la buena educación de la sociedad parisina, siempre tan clasista y estamentada. Y por si quedaba alguna duda, yo pertenecía a la parte más baja de dicha pirámide social.
—Mis disculpas, señor—hablé, tratando de mantener un tono de voz cordial, aunque realmente me costó conseguirlo. El hombre en cuestión ni siquiera se había molestado en pararse para mirarme, lo que solo hizo crecer mi indignación. Suspiré profundamente, vaciando mis pulmones por completo.
Aunque mis heridas estaban más que sanadas, aún me estremecía con el recuerdo de la última vez que había tenido un encuentro desafortunado en las calles de París.
Iba caminando de nuevo, distraida y sumida en mis pensamientos. Tanto que no escuché como unos pasos se aproximaban hacia mí hasta que ya fue demasiado tarde y la colisión fue inevitable. Mi hombro chocó con fuerza con el del hombre, pero su constitución más corpulenta que la mía hizo que fuese mi cuerpo el que sufriera un mayor desplazamiento con el golpe. Un pequeño siseo escapó de mis labios, ya que la sensación había sido la misma que la de golpear una pared con el hombro.
Mi mandíbula se tensó por la indignación que me produjo el escuchar sus palabras, que distaban mucho de parecerse a una disculpa. Aunque tampoco me sorprendía en absoluto, ya que estaba más que acostumbrada a no ser beneficiaria de la buena educación de la sociedad parisina, siempre tan clasista y estamentada. Y por si quedaba alguna duda, yo pertenecía a la parte más baja de dicha pirámide social.
—Mis disculpas, señor—hablé, tratando de mantener un tono de voz cordial, aunque realmente me costó conseguirlo. El hombre en cuestión ni siquiera se había molestado en pararse para mirarme, lo que solo hizo crecer mi indignación. Suspiré profundamente, vaciando mis pulmones por completo.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una noche más... [Libre]
Era extremadamente curioso cómo la vida podía tener tantas caras. ¿Yo? Yo sólo tenía una, pero utilizaba todas las máscaras y mentiras que hicieran falta con tal de alcanzar lo que me proponía. Llevaba un par de días encerrada leyendo e investigando sobre mi amada Escandinavia y sobre su historia tras mi partida y había descubierto cosas muy interesantes. Pero tanto estudio había hecho que me olvidase por completo de que yo no era inmortal porque sí, y que debía alimentarme. Mi estómago rugía y tenía la boca seca, por lo que al salir a la calle comencé a escuchar latidos por todas partes, pero me aventuré por las zonas poco transitadas para asegurar mi éxito y mi sigilo. Los callejones, el cementerio o las afueras de la ciudad siempre eran un blanco perfecto: solitarios y silenciosos. Un golpe rápido, sólo un golpe seco y tenía la sangre que necesitaba.
Esa noche decidí vestirme para la ocasión y me puse un vestido rojo ceñido que ayudaba a resaltar mis dotes, y me perfilé los labios con carmín del mismo color, pero de tonalidad más oscuro. Con mi piel blanca y ese resalto, era propiamente una dama de la noche. Perfecta.
Salir a cazar siempre había tenido una parte buena y otra mala. La buena, era que me había terminado gustando asustar a las personas y morderlas hasta dejarlas secas; la mala, que me acordaba vez sí vez también del bastardo que me transformó en esto. Pero yo era optimista, así que me olvidaba rápido de él y me dedicaba a saborear el precioso líquido escarlata que una vez habitó caliente dentro de mí.
Yo llevaba tacón, pero gracias a mi sigilo los zapatos no eran más que un adorno que sólo sonaba si yo así lo deseaba. Sin embargo, sí que escuché unos a lo lejos gracias a mi oído desarrollado. Y también capté un olor, y la presencia de la que provenía ese olor... una mujer, pero había algo más, otra presencia y otro olor... otro vampiro. Aspiré hondo y me dirigí hacia ella utilizando toda mi agudeza sigilosa. Con un poco de suerte, me dejaría el camino libre. Sino... Ay, sino.
Me oculté tras un saliente de una casa y allí observé, disimulando mi olor con el de una caja de frutas podridas que tenía delante. No me convenía que el otro supiese que yo estaba allí, porque de lo contrario las cosas podían ponerse feas hasta el punto de que tendría que matarlo. Vi cómo tropezaban y escuché cómo él farfullaba, pero siguió adelante sin menor problema y una sonrisa triunfal de oreja a oreja se plantó en mis labios. Festín a la vista, y podría beber cuanto quisiera: por su ropa y su aroma era una simple prostituta, así que nadie la echaría de menos.
Cuando el otro se hubo alejado lo suficiente (suficiente para mi olfato y mi oído) salí de donde me encontraba y me acerqué a ella por detrás, despacio, con mucho cuidado y sigilo, hasta que me coloqué justo detrás de su espalda y aspiré profundamente el olor de su cuello.
-Bú... -susurré, y rápidamente cubrí su boca con mi mano, impidiéndole gritar. -Más te vale quedarte calladita si quieres volver a ver el amanecer... -amenacé, y comencé a arrastrarla hacia detrás de unas maderas.
Entonces, inevitablemente, él acudió a mi mente. Dioses, lo juro por lo más sagrado... Por Thor y por todos los ángeles caídos, juro que se arrepentirá de haberme hecho lo que me hizo.
Esa noche decidí vestirme para la ocasión y me puse un vestido rojo ceñido que ayudaba a resaltar mis dotes, y me perfilé los labios con carmín del mismo color, pero de tonalidad más oscuro. Con mi piel blanca y ese resalto, era propiamente una dama de la noche. Perfecta.
Salir a cazar siempre había tenido una parte buena y otra mala. La buena, era que me había terminado gustando asustar a las personas y morderlas hasta dejarlas secas; la mala, que me acordaba vez sí vez también del bastardo que me transformó en esto. Pero yo era optimista, así que me olvidaba rápido de él y me dedicaba a saborear el precioso líquido escarlata que una vez habitó caliente dentro de mí.
Yo llevaba tacón, pero gracias a mi sigilo los zapatos no eran más que un adorno que sólo sonaba si yo así lo deseaba. Sin embargo, sí que escuché unos a lo lejos gracias a mi oído desarrollado. Y también capté un olor, y la presencia de la que provenía ese olor... una mujer, pero había algo más, otra presencia y otro olor... otro vampiro. Aspiré hondo y me dirigí hacia ella utilizando toda mi agudeza sigilosa. Con un poco de suerte, me dejaría el camino libre. Sino... Ay, sino.
Me oculté tras un saliente de una casa y allí observé, disimulando mi olor con el de una caja de frutas podridas que tenía delante. No me convenía que el otro supiese que yo estaba allí, porque de lo contrario las cosas podían ponerse feas hasta el punto de que tendría que matarlo. Vi cómo tropezaban y escuché cómo él farfullaba, pero siguió adelante sin menor problema y una sonrisa triunfal de oreja a oreja se plantó en mis labios. Festín a la vista, y podría beber cuanto quisiera: por su ropa y su aroma era una simple prostituta, así que nadie la echaría de menos.
Cuando el otro se hubo alejado lo suficiente (suficiente para mi olfato y mi oído) salí de donde me encontraba y me acerqué a ella por detrás, despacio, con mucho cuidado y sigilo, hasta que me coloqué justo detrás de su espalda y aspiré profundamente el olor de su cuello.
-Bú... -susurré, y rápidamente cubrí su boca con mi mano, impidiéndole gritar. -Más te vale quedarte calladita si quieres volver a ver el amanecer... -amenacé, y comencé a arrastrarla hacia detrás de unas maderas.
Entonces, inevitablemente, él acudió a mi mente. Dioses, lo juro por lo más sagrado... Por Thor y por todos los ángeles caídos, juro que se arrepentirá de haberme hecho lo que me hizo.
Raxa K. Stravinsky- Vampiro/Realeza
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Re: Una noche más... [Libre]
OFF: ¿Establecemos turnos Sinnove-Antoline-Sirkka a partir de ahora, si os parece bien?
Me quedé parada en el sitio, simplemente mirando como el hombre continuaba alejándose sin mirar atrás. A veces me creaba curiosidad el saber la cantidad de historias que podían entremezclarse en una ciudad tan grande como esta. Cómo, ahora mismo, con el simple hecho de haber tropezado con ese hombre, había estado conectada durante unos breves instantes a él y a todas las personas que conociese, al igual que él lo había estado conmigo y con mi entorno. Si lo pensabas y reflexionabas sobre ello, era algo simplemente apasionante.
Un susurro en mi oído me sacó de mis pensamientos. Di un respingo mientras que el corazón comenzaba a latirme a toda velocidad, ya que me había pillado completamente desprevenida. ¿Tan distraída había estado con mis pensamientos que no había sido capaz de escuchar que alguien se me acercaba por detrás?
A pesar de sus amenazas, mi primer instinto fue el de gritar con todas mis fuerzas, esperando que alguien me escuchase. Que el hombre con el que había tropeza me escuchase y decidiese volver a socorrerme. Sin embargo, mi intento de grito se quedó en poco más que un gemido ahogado cuando su mano cubrió mi boca y parte de mi nariz, haciendo que incluso se me hiciera dificil respirar.
Traté de resistirme cuando empezó a arrastrarme, ya que en cuanto nos apartásemos de la calle sería mil veces más complicado que alguien pudiera ver que necesitaba ayuda. Cual fue mi sorpresa al comprobar que aunque yo hiciese toda la fuerza posible para forcejear, mi captora parecía no inmutarse.
Fue entonces cuando todo hizo clack en mi cabeza. Piel fría y fuerza sobrenatural. Al igual que Santana. Exactamente igual que un vampiro. Oh Dios mío... Empecé a revolverme con más energía, aterrorizada, ya que si mis pensamientos estaban en lo cierto, probablemente ya estaba muerta.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una noche más... [Libre]
Una vez me dijeron que era una blasfemia jugar a ser Dios, pero nadie mencionó nada sobre destronar princesas. Aunque, qué me importa, nunca fui creyente; yo me alimentaba de sufrimiento y de dolor porque no tenía otra alternativa, no por placer como Él. El hecho de que hacer tal cosa me produjese placer como algo secundario, era ya otro asunto distinto que no viene al caso. La tensión del momento y la adrenalina también jugaban un papel importante junto con el pánico de la víctima, porque los tres juntos actuaban como un potente afrodisíaco que sacaba a relucir mis instintos más salvajes y oscuros. En apenas unos segundos era capaz de experimentar tentación, sed, ira, deseo, angustia, necesidad extrema de atacar y hasta excitación, todo revuelto en mi mente. A consecuencia de ello, llegaba muchas veces a perder el control. Y el resultado final era absolutamente macabro y devastador.
Arrinconé a mi presa contra la pared y mis ojos emitieron dos destellos de pura codicia de sangre. Era una llamada que, para bien o para mal, era imposible desobedecer. Con fuerza, sujeté sus piernas bajo las mías para que no pudiera moverlas; a su vez, mis manos levantaron sus brazos estrellándolos contra la fría piedra y aferré sus muñecas con violencia. Yo no paraba de reírme mientras todo aquello sucedía. Los gritos de terror me extasiaban hasta el punto de que eran capaces de evadirme por completo de todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Ciertamente, en esos momentos poco me importaba. Podía ser el fin del mundo, que yo no me detendría hasta conseguir lo que quería, así muriese en el intento.
Me acerqué a su cuello y aspiré su aroma. Miedo. Sangre. Vida.
También escuché su latido. Pánico. Elixir. Eternidad.
-Shhh... Te he dicho que te calles... -le susurré al oído con un deje fantasmal en la voz. -No quieres morir, ¿verdad?
Ella no paraba de revolverse, pero a menos que ocurriese un milagro en su beneficio yo no me privaría de una suculenta cena. Separé mis labios y dejé que mi lengua recorriese el mantel de su piel. Abrí más la boca y mis colmillos aparecieron hasta clavarse mínimamente en su carne, y, aunque no demasiado escandalosa, pude saborear una gota de sangre. Recorrió mi paladar como una bala y me sumergió en un estado de embriaguez asesina.
Le hubiese deseado suerte a la humana, pero yo no era precisamente benevolente.
Arrinconé a mi presa contra la pared y mis ojos emitieron dos destellos de pura codicia de sangre. Era una llamada que, para bien o para mal, era imposible desobedecer. Con fuerza, sujeté sus piernas bajo las mías para que no pudiera moverlas; a su vez, mis manos levantaron sus brazos estrellándolos contra la fría piedra y aferré sus muñecas con violencia. Yo no paraba de reírme mientras todo aquello sucedía. Los gritos de terror me extasiaban hasta el punto de que eran capaces de evadirme por completo de todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Ciertamente, en esos momentos poco me importaba. Podía ser el fin del mundo, que yo no me detendría hasta conseguir lo que quería, así muriese en el intento.
Me acerqué a su cuello y aspiré su aroma. Miedo. Sangre. Vida.
También escuché su latido. Pánico. Elixir. Eternidad.
-Shhh... Te he dicho que te calles... -le susurré al oído con un deje fantasmal en la voz. -No quieres morir, ¿verdad?
Ella no paraba de revolverse, pero a menos que ocurriese un milagro en su beneficio yo no me privaría de una suculenta cena. Separé mis labios y dejé que mi lengua recorriese el mantel de su piel. Abrí más la boca y mis colmillos aparecieron hasta clavarse mínimamente en su carne, y, aunque no demasiado escandalosa, pude saborear una gota de sangre. Recorrió mi paladar como una bala y me sumergió en un estado de embriaguez asesina.
Le hubiese deseado suerte a la humana, pero yo no era precisamente benevolente.
Raxa K. Stravinsky- Vampiro/Realeza
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Re: Una noche más... [Libre]
Después de la descarga de adrenalina inicial, y al verme completamente atrapada bajo el peso de su cuerpo, me quedé paralizada, sintiendo como la fría pared se fusionaba con la piel de mi espalda.
En cuestión de segundos pasé del susto y la sorpresa al miedo, y en cuanto mis ojos se cruzaron con los suyos, pasé del miedo al terror absoluto. Mis gritos dejaron paso a una serie de jadeos ahogados, ya que era tal la impresión que apenas podía hacer que mis pulmones siguiesen funcionando para respirar con normalidad.
Podía sentir mi corazón completamente desbocado, latiendo a tanta velocidad que hasta me retumbaba en los oídos, haciendo que me fuese prácticamente imposible escuchar otra cosa que no fuese mi propia sangre corriendo por mis venas. Sangre que, sin lugar a dudas, esta mujer deseaba a toda costa. No había otra posibilidad.
El vello se me erizó por completo cuando sentí su aliento en mi cuello y en mi oreja, despertando una sensación de angustia nada agradable en mi cuerpo. Quería huir, correr a la máxima velocidad que me fuese posible, pero el agarre brutal sobre mis muñecas y la cárcel que suponía su propio cuerpo sobre el mío habían asesinado cualquier tipo de esperanza de huida.
¿Cómo podía estar ocurriéndome algo así cuando apenas unos minutos atrás caminaba tan tranquila por las calles de París?
—N-no quiero m-morir—balbuceé con un hilo de voz. No servía de nada hacerme la heroína en este momento, y si tenía que rogar por mi vida estaba dispuesta a hacerlo. Unas semanas atrás me habría dado exactamente igual morir, pero ahora que había encontrado una razón para seguir respirando no quería abandonar este mundo tan rápidamente, no cuando por fin le había encontrado un sentido a mi penosa existencia—Por favor...
Si ya de por sí estaba quedándome cada vez más y más paralizada por el miedo, cuando sentí como sus dientes se clavaban por primera vez en mi piel creí que no podría aguantar la impresión y que acabaría desmayándome.
Sin embargo, no tuve tanta suerte y permanecí completamente consciente. No tenía suficiente con haber caído en las garras de una criatura de la noche, si no que además iba a vivir todo el proceso sin perderme un solo detalle.
—Por favor...—volví a repetir, aunque esta vez apenas había podido escucharme a mí misma. ¿Por favor, qué? ¿Por favor no me arranques la vida? ¿Por favor mátame rápido? Debido a mi situación, aún no había decidido cual de las dos súplicas era la más adecuada.
En cuestión de segundos pasé del susto y la sorpresa al miedo, y en cuanto mis ojos se cruzaron con los suyos, pasé del miedo al terror absoluto. Mis gritos dejaron paso a una serie de jadeos ahogados, ya que era tal la impresión que apenas podía hacer que mis pulmones siguiesen funcionando para respirar con normalidad.
Podía sentir mi corazón completamente desbocado, latiendo a tanta velocidad que hasta me retumbaba en los oídos, haciendo que me fuese prácticamente imposible escuchar otra cosa que no fuese mi propia sangre corriendo por mis venas. Sangre que, sin lugar a dudas, esta mujer deseaba a toda costa. No había otra posibilidad.
El vello se me erizó por completo cuando sentí su aliento en mi cuello y en mi oreja, despertando una sensación de angustia nada agradable en mi cuerpo. Quería huir, correr a la máxima velocidad que me fuese posible, pero el agarre brutal sobre mis muñecas y la cárcel que suponía su propio cuerpo sobre el mío habían asesinado cualquier tipo de esperanza de huida.
¿Cómo podía estar ocurriéndome algo así cuando apenas unos minutos atrás caminaba tan tranquila por las calles de París?
—N-no quiero m-morir—balbuceé con un hilo de voz. No servía de nada hacerme la heroína en este momento, y si tenía que rogar por mi vida estaba dispuesta a hacerlo. Unas semanas atrás me habría dado exactamente igual morir, pero ahora que había encontrado una razón para seguir respirando no quería abandonar este mundo tan rápidamente, no cuando por fin le había encontrado un sentido a mi penosa existencia—Por favor...
Si ya de por sí estaba quedándome cada vez más y más paralizada por el miedo, cuando sentí como sus dientes se clavaban por primera vez en mi piel creí que no podría aguantar la impresión y que acabaría desmayándome.
Sin embargo, no tuve tanta suerte y permanecí completamente consciente. No tenía suficiente con haber caído en las garras de una criatura de la noche, si no que además iba a vivir todo el proceso sin perderme un solo detalle.
—Por favor...—volví a repetir, aunque esta vez apenas había podido escucharme a mí misma. ¿Por favor, qué? ¿Por favor no me arranques la vida? ¿Por favor mátame rápido? Debido a mi situación, aún no había decidido cual de las dos súplicas era la más adecuada.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una noche más... [Libre]
“No quiero morir.”
Esas palabras resonaron en mi mente y me trajeron recuerdos muy desagradables. Yo también había pedido compasión en innumerables ocasiones y en todas ellas habían ignorado mis súplicas. Francamente, a veces todavía me costaba asimilar que me habían convertido en lo que era ahora, aquéllo que odié desde el momento en el que descubrí su existencia. Pero ya era tarde y no se podía volver atrás. Jamás volverían a verme afligida o llorando. Y de hecho, esperaba no volver a hacerlo nunca más. Transformé mi dolor y mi experiencia en mi fuerte, en mi mejor carta para jugar contra la vida. El dolor generaba más dolor, pero también era un excelente maestro.
-No te va a doler... mucho. -susurré burlona.
Lamí mis labios saboreando los últimos restos de la gota fugitiva y haciendo caso omiso a sus peticiones clavé mis dientes en su cuello y bebí como si no fuese a existir un nuevo día. Apreté aún más el cierre de sus muñecas y solté una de ellas para sujetar el rostro de mi presa con la mano que acababa de liberar. El frenesí que provocaba la sangre era tan sublime que me olvidé por completo de que quizá le había prometido dejarla con vida.
Me detuve. Sin soltarla aparté mi boca de su cuello y recogí con la lengua la sangre todavía persistente en mis labios. Con un dedo tomé una gota que había resbalado por mi barbilla y en medio de una carcajada sobrenatural y diabólica lo pasé por sus propios labios. Era un símbolo vampírico de posesión, uno de los que más me excitaba.
-Esta eres tú... -volví a murmurar. -Así eres tú.
Una pequeña ráfaga de aire sopló y me apartó por completo el cabello del rostro; mis ojos parecían dos rubíes brillando sobre un mar de ardiente lava. Cegada por el deseo volví a morder su herida. Dioses... quizá, si me interesaran las mujeres en el plano sexual, esa noche podría terminar de manera muy diferente.
Esas palabras resonaron en mi mente y me trajeron recuerdos muy desagradables. Yo también había pedido compasión en innumerables ocasiones y en todas ellas habían ignorado mis súplicas. Francamente, a veces todavía me costaba asimilar que me habían convertido en lo que era ahora, aquéllo que odié desde el momento en el que descubrí su existencia. Pero ya era tarde y no se podía volver atrás. Jamás volverían a verme afligida o llorando. Y de hecho, esperaba no volver a hacerlo nunca más. Transformé mi dolor y mi experiencia en mi fuerte, en mi mejor carta para jugar contra la vida. El dolor generaba más dolor, pero también era un excelente maestro.
-No te va a doler... mucho. -susurré burlona.
Lamí mis labios saboreando los últimos restos de la gota fugitiva y haciendo caso omiso a sus peticiones clavé mis dientes en su cuello y bebí como si no fuese a existir un nuevo día. Apreté aún más el cierre de sus muñecas y solté una de ellas para sujetar el rostro de mi presa con la mano que acababa de liberar. El frenesí que provocaba la sangre era tan sublime que me olvidé por completo de que quizá le había prometido dejarla con vida.
Me detuve. Sin soltarla aparté mi boca de su cuello y recogí con la lengua la sangre todavía persistente en mis labios. Con un dedo tomé una gota que había resbalado por mi barbilla y en medio de una carcajada sobrenatural y diabólica lo pasé por sus propios labios. Era un símbolo vampírico de posesión, uno de los que más me excitaba.
-Esta eres tú... -volví a murmurar. -Así eres tú.
Una pequeña ráfaga de aire sopló y me apartó por completo el cabello del rostro; mis ojos parecían dos rubíes brillando sobre un mar de ardiente lava. Cegada por el deseo volví a morder su herida. Dioses... quizá, si me interesaran las mujeres en el plano sexual, esa noche podría terminar de manera muy diferente.
Raxa K. Stravinsky- Vampiro/Realeza
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Re: Una noche más... [Libre]
Un grito de dolor escapó de mis labios en cuanto sus dientes mordieron la piel de mi cuello con más fuerza, atravesando el tejido por completo hasta llegar a los vasos que contenían mi preciado líquido vital. Mi sangre. Esa misma sangre que estaba comenzando a abandonar mi cuerpo a toda velocidad, siendo succionada por esta criatura de la noche.
No sabía si estaba llorando o si el dolor era tan intenso que mis ojos habían olvidado como fabricar las lágrimas. Todo en lo que podía pensar en ese momento era en lo mucho que me ardía la zona de la piel en la que la mujer me había mordido, el punto en el que sus labios se unían con mi cuerpo de esa manera tan macabra.
Después de unos segundos comencé a sentir como las fuerzas me fallaban y todo me daba vueltas. Las escasas luces nocturnas brillaban más que nunca, haciendo que mi percepción de la realidad comenzase a distorsionarse por completo. ¿Cuanto tiempo más podría beber esta criatura de mí antes de que la falta de sangre me hiciese perder el conocimiento?
Ocasionalmente, cuando la velocidad de la succión aumentaba demasiado o simplemente mis nervios reaccionaban de nuevo a los estímulos que estaban castigando mi cuerpo, una serie de alaridos lastimeros escapaban de mis labios.
Lo siguiente de lo que fui consciente fue del sabor metálico de mi propia sangre. De no haber estado tan débil como estaba, probablemente había vaciado por completo el contenido de mi estómago, siendo presa de las nauseas y de la situación en general.
—Por fav-...—mis súplicas se vieron interrumpidas por un nuevo ataque que me hizo gritar de nuevo, aunque en esta ocasión mis fuerzas eran mucho menores y mi voz se apagó casi al instante. Sin embargo, la expresión crispada de mi rostro era el mejor indicativo de lo que estaba sintiendo.
Traté de retorcerme de nuevo entre sus brazos, moviendo mi cuerpo con desesperación, pero nada parecía dar resultado. Cada vez me sentía más y más débil, más incapaz de seguir luchando.
No sabía si estaba llorando o si el dolor era tan intenso que mis ojos habían olvidado como fabricar las lágrimas. Todo en lo que podía pensar en ese momento era en lo mucho que me ardía la zona de la piel en la que la mujer me había mordido, el punto en el que sus labios se unían con mi cuerpo de esa manera tan macabra.
Después de unos segundos comencé a sentir como las fuerzas me fallaban y todo me daba vueltas. Las escasas luces nocturnas brillaban más que nunca, haciendo que mi percepción de la realidad comenzase a distorsionarse por completo. ¿Cuanto tiempo más podría beber esta criatura de mí antes de que la falta de sangre me hiciese perder el conocimiento?
Ocasionalmente, cuando la velocidad de la succión aumentaba demasiado o simplemente mis nervios reaccionaban de nuevo a los estímulos que estaban castigando mi cuerpo, una serie de alaridos lastimeros escapaban de mis labios.
Lo siguiente de lo que fui consciente fue del sabor metálico de mi propia sangre. De no haber estado tan débil como estaba, probablemente había vaciado por completo el contenido de mi estómago, siendo presa de las nauseas y de la situación en general.
—Por fav-...—mis súplicas se vieron interrumpidas por un nuevo ataque que me hizo gritar de nuevo, aunque en esta ocasión mis fuerzas eran mucho menores y mi voz se apagó casi al instante. Sin embargo, la expresión crispada de mi rostro era el mejor indicativo de lo que estaba sintiendo.
Traté de retorcerme de nuevo entre sus brazos, moviendo mi cuerpo con desesperación, pero nada parecía dar resultado. Cada vez me sentía más y más débil, más incapaz de seguir luchando.
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Re: Una noche más... [Libre]
- Vaya vaya... con que cazando a estas horas de la noche... mira con que me encuentro... una hermana de sangre, bebedora de sangre diria yo...- Cuando aparesco desde la oscuridad cercana y sin duda, observando a una vampira alimentarse, cualquier mortal pensaria lo peligroso que es eso, en cambio... para nosotros los vampiros si no te unias a la fiesta, mejor te largas o terminas con el cuello degollado, algo que aprendí en las iluminadas calles inglesas, y era algo que teniamos desde nuestro instinto animal, la lujuria y el pecado nos volvia seres no pensantes a la hora de alimentarnos, nos provocaba orgasmos el hecho de sentir el dolor en una mordida, sentir como se esfumaba el alma de quien deborabamos y todo lo demas perdia sentido.
Uno que siempre fue un vampiro Alp, sentia el placer sexual en el dominio y la mente de sus victimas, no era tan fisico a menos que la violacion fuera satisfactoria y su alma esfumada de su esencia...
- ¿Sientes placer de hacer lo que te hicieron a ti? mi joven vampiresa...- mis palabras eran acompañadas por una leve sonrisa y el color luminoso de mis ojos perforantes sobre su espalda, sabia que no estabamos solos y era aun más excitante saber que podia ocurrir...
-Derrepente prefiero matar animales antes que condenar a otros a este cruento destino... pienso, luego existo decia Descartes - quizas ella nunca me habia visto... yo la habia conocido hace años atras, al menos vivimos el cruento destino de ser convertidos sin pedirlo pero me gustaba esto, en cierta manera.
- ¿Quieres que te ayude?...- le decia a al otra señorita, sometida bajo el ala vampiresca del dolor, el placer y la lujuria, sabiamos que nadie se entromete entre la presa de un vampiro, solo me encantaba fastidiar o quien sabe, ser participe de tamaña orgia de lo bello del cuerpo de una mujer...
esperaba ser un maldito...
Uno que siempre fue un vampiro Alp, sentia el placer sexual en el dominio y la mente de sus victimas, no era tan fisico a menos que la violacion fuera satisfactoria y su alma esfumada de su esencia...
- ¿Sientes placer de hacer lo que te hicieron a ti? mi joven vampiresa...- mis palabras eran acompañadas por una leve sonrisa y el color luminoso de mis ojos perforantes sobre su espalda, sabia que no estabamos solos y era aun más excitante saber que podia ocurrir...
-Derrepente prefiero matar animales antes que condenar a otros a este cruento destino... pienso, luego existo decia Descartes - quizas ella nunca me habia visto... yo la habia conocido hace años atras, al menos vivimos el cruento destino de ser convertidos sin pedirlo pero me gustaba esto, en cierta manera.
- ¿Quieres que te ayude?...- le decia a al otra señorita, sometida bajo el ala vampiresca del dolor, el placer y la lujuria, sabiamos que nadie se entromete entre la presa de un vampiro, solo me encantaba fastidiar o quien sabe, ser participe de tamaña orgia de lo bello del cuerpo de una mujer...
esperaba ser un maldito...
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Re: Una noche más... [Libre]
El lamento que poseemos aquello con demasiados siglos de existencia sólo se acalla con un pacto de sangre, sangre que quizá te arrebataron a ti y que ahora necesitas cobrarte tú para poder volver a sentirte nuevamente vivo. Aunque a veces hay contradicciones.
Cuando por suerte para la humana por fin me hube saciado por completo la solté y miré al cielo, respirando profundamente y deleitándome con esa sensación de vivacidad recorriendo ahora por mis venas. La luz de la luna bañó mi rostro y pudo verse perfectamente cómo mis mejillas se habían sonrosado gracias al festín que acababa de darme. Relamí mis labios con lascivia y fue bajando la cabeza lentamente, escuchando mi corazón latir con fuerza. La humana estaba completamente agotada, pero viviría, tal y como yo había prometido. No había un por qué para ello, pero me gustaba cumplir mi palabra.
Desgraciadamente mi gozo duró poco. Una presencia igual a la mía apareció de la nada y un olor muerto llegó hasta mí. Otro como yo. Antes de poder decirle que se largara empezó a hablarme de forma que logró enervarme. Escuché todo lo que me dijo y como respuesta no obtuvo más que mi silencio. Sin levantarme aún, lo miré con ojos entrecerrados y me levanté poco a poco, dando un par de pasos al frente envolviéndome nuevamente en mi túnica real. Se había manchado de escarlata, pero qué importaba.
-¿Por qué no te largas por donde has venido? Estoy ocupada. -respondí, esperando que fuese listo y no tuviese que llegar más lejos.
Cuando por suerte para la humana por fin me hube saciado por completo la solté y miré al cielo, respirando profundamente y deleitándome con esa sensación de vivacidad recorriendo ahora por mis venas. La luz de la luna bañó mi rostro y pudo verse perfectamente cómo mis mejillas se habían sonrosado gracias al festín que acababa de darme. Relamí mis labios con lascivia y fue bajando la cabeza lentamente, escuchando mi corazón latir con fuerza. La humana estaba completamente agotada, pero viviría, tal y como yo había prometido. No había un por qué para ello, pero me gustaba cumplir mi palabra.
Desgraciadamente mi gozo duró poco. Una presencia igual a la mía apareció de la nada y un olor muerto llegó hasta mí. Otro como yo. Antes de poder decirle que se largara empezó a hablarme de forma que logró enervarme. Escuché todo lo que me dijo y como respuesta no obtuvo más que mi silencio. Sin levantarme aún, lo miré con ojos entrecerrados y me levanté poco a poco, dando un par de pasos al frente envolviéndome nuevamente en mi túnica real. Se había manchado de escarlata, pero qué importaba.
-¿Por qué no te largas por donde has venido? Estoy ocupada. -respondí, esperando que fuese listo y no tuviese que llegar más lejos.
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Re: Una noche más... [Libre]
No llegué a la inconsciencia en ningún momento, pero definitivamente estaba tambaleándome en el borde, a punto de cerrar los ojos hasta nueva orden. Sin embargo, forzando mi cuerpo hasta límites insospechados, logré que las imágenes siguieran llegando hasta mi cerebro. ¿Tal vez estaba muerta ya? No, no lo creía, ya que el dolor seguía ahí, recordándome una y otra vez que por muy difuminado que lo viese todo seguía sin dejar la tierra de los vivos.
Estaba tan débil que en cuanto sus labios abandonaron por fin mi cuello comencé a resbalarme por el muro hasta acabar practicamente sentada en el suelo. Las piernas habían dejado de responderme hacía ya un buen rato, así que sin sus brazos sosteniéndome me fue imposible seguir manteniéndome en pie.
Casi no podía sentir mis propios latidos, como si mi corazón estuviera a punto de pararse. A punto, pero sin llegar a hacerlo. Había sobrevivido. Por ahora.
Fue entonces cuando escuché una nueva voz. Apenas podía distinguir a quién tenía frente a mí, pero estaba bastante segura de que se trataba de hombre. ¿Sus intenciones? Dios sabe cuales...
Por más que intentaba fijar la mirada, todo mi alrededor me daba vueltas, por lo que me era practicamente imposible distinguir sus rostros. Un pequeño quejido escapó de mis labios mientras que trataba de humedecérmelos con la lengua. Tenía la garganta completamente seca.
Volví a sumirme en una especie de niebla de inconsciencia. Cuando volví a conectar con la realidad, no sabía cuando tiempo había pasado. Ni siquiera tenía claro si esos vampiros seguían ahí, si se habían marchado o si se habían vuelto a alimentar de mí. Con un poco de suerte, se habrían matado entre ellos.
Cuando por fin logré abrir los ojos de nuevo, sentada aún sobre el frío suelo del callejón, no pude ver ni al hombre ni a la mujer. ¿Se habrían saciado ya? ¿Había tenido tanta suerte como para haber sobrevivido al ataque, no solo de un vampiro, si no de dos? No podía escuchar sus voces tampoco, lo que reforzaba mi teoría de que se habían marchado. ¿Estaba sola?
Lo único que tenía claro es que no era capaz de ponerme en pie.
Estaba tan débil que en cuanto sus labios abandonaron por fin mi cuello comencé a resbalarme por el muro hasta acabar practicamente sentada en el suelo. Las piernas habían dejado de responderme hacía ya un buen rato, así que sin sus brazos sosteniéndome me fue imposible seguir manteniéndome en pie.
Casi no podía sentir mis propios latidos, como si mi corazón estuviera a punto de pararse. A punto, pero sin llegar a hacerlo. Había sobrevivido. Por ahora.
Fue entonces cuando escuché una nueva voz. Apenas podía distinguir a quién tenía frente a mí, pero estaba bastante segura de que se trataba de hombre. ¿Sus intenciones? Dios sabe cuales...
Por más que intentaba fijar la mirada, todo mi alrededor me daba vueltas, por lo que me era practicamente imposible distinguir sus rostros. Un pequeño quejido escapó de mis labios mientras que trataba de humedecérmelos con la lengua. Tenía la garganta completamente seca.
Volví a sumirme en una especie de niebla de inconsciencia. Cuando volví a conectar con la realidad, no sabía cuando tiempo había pasado. Ni siquiera tenía claro si esos vampiros seguían ahí, si se habían marchado o si se habían vuelto a alimentar de mí. Con un poco de suerte, se habrían matado entre ellos.
Cuando por fin logré abrir los ojos de nuevo, sentada aún sobre el frío suelo del callejón, no pude ver ni al hombre ni a la mujer. ¿Se habrían saciado ya? ¿Había tenido tanta suerte como para haber sobrevivido al ataque, no solo de un vampiro, si no de dos? No podía escuchar sus voces tampoco, lo que reforzaba mi teoría de que se habían marchado. ¿Estaba sola?
Lo único que tenía claro es que no era capaz de ponerme en pie.
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Re: Una noche más... [Libre]
Caminaba por París sin rumbo alguno, pero sin alejarme del lugar en el que me situaba. Había quedado con mi primo Maks para dar un paseo. Habíamos acordado que el sitio en el que nos encontraríamos sería cerca del centro de París, pero en un sitio poco transitado pues sino nos sería difícil encontrarnos. Me pregunte por qué no me vino a buscar simplemente a mi vivienda, pero supuse que tenía cosas que hacer y le iba mejor encontrarnos en la calle.
Observé mis alrededores para entretenerme un poco. Me fijé en un edificio a donde entraban hombres en abundancia, las mujeres también entraban pero estas resultaban escasas. Me pico la curiosidad por saber qué era este lugar tan anhelado por los parisianos, pero opté por no alejarme del lugar que Maks había asignado para nuestro encuentro.
Me dirigí unos pasos en dirección contraria, donde había un callejón bastante oscuro... en verdad no se veía nada que había en dicho callejón y daba cierto miedo. Me pasó un escalofrío por la piel así que opté por alejarme algo de ese callejón, pues no sabría si este albergaba cosas tenebrosas, pero el hedor de un ser humano próximo a la muerte penetró mis fosas nasales.
Me giré rápidamente de donde provenía dicho hedor y este coincidió con el dichoso callejón. Ya decía yo que tenía algo que no estaba bien. Me precipité en la oscuridad para encontrar la fuente de ese hedor, si conseguía ser rápida podría ayudar al ser humano, mujer por cierto según su aroma, y lograr que viva.
Vi a una joven mujer sentada. Daba la impresión de que si no tuviera la pared en la que se apoyaba a sus espaldas esta caería al suelo. Me apresuré a donde ella estaba. Después de inspeccionar su rostro vi que este tenía un color tan pálido que podría casi igualarse al mío, eso me indicaba que su estado era muy crítico.
-¿Me oye? - Le dije pasando la mano frente a sus ojos pues estos estaban abiertos – Debo llevarla al hospital – Dije analizando mis palabras pues desconocía si los hospitales estaban abiertos a estas horas.
En ese momento una herida en su cuello me llamó la atención. Había sido atacada por un vampiro. Por una parte comprendí por qué dicha humana no me atraía de forma comestible, que mal sonaba la frase por cierto, pues lo más seguro es que en sus venas casi no fluía sangre alguna.
Observé mis alrededores para entretenerme un poco. Me fijé en un edificio a donde entraban hombres en abundancia, las mujeres también entraban pero estas resultaban escasas. Me pico la curiosidad por saber qué era este lugar tan anhelado por los parisianos, pero opté por no alejarme del lugar que Maks había asignado para nuestro encuentro.
Me dirigí unos pasos en dirección contraria, donde había un callejón bastante oscuro... en verdad no se veía nada que había en dicho callejón y daba cierto miedo. Me pasó un escalofrío por la piel así que opté por alejarme algo de ese callejón, pues no sabría si este albergaba cosas tenebrosas, pero el hedor de un ser humano próximo a la muerte penetró mis fosas nasales.
Me giré rápidamente de donde provenía dicho hedor y este coincidió con el dichoso callejón. Ya decía yo que tenía algo que no estaba bien. Me precipité en la oscuridad para encontrar la fuente de ese hedor, si conseguía ser rápida podría ayudar al ser humano, mujer por cierto según su aroma, y lograr que viva.
Vi a una joven mujer sentada. Daba la impresión de que si no tuviera la pared en la que se apoyaba a sus espaldas esta caería al suelo. Me apresuré a donde ella estaba. Después de inspeccionar su rostro vi que este tenía un color tan pálido que podría casi igualarse al mío, eso me indicaba que su estado era muy crítico.
-¿Me oye? - Le dije pasando la mano frente a sus ojos pues estos estaban abiertos – Debo llevarla al hospital – Dije analizando mis palabras pues desconocía si los hospitales estaban abiertos a estas horas.
En ese momento una herida en su cuello me llamó la atención. Había sido atacada por un vampiro. Por una parte comprendí por qué dicha humana no me atraía de forma comestible, que mal sonaba la frase por cierto, pues lo más seguro es que en sus venas casi no fluía sangre alguna.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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Re: Una noche más... [Libre]
Había salido de mi exilio voluntario de estar solamente en casa. Posteriormente de que había forzado a mi memoria después de haber descubierto que estaba embarazada y descubrir que las cosas no habían sido consensuadas y me habían drogado pese a todo el poder que sentía me había exiliado a mí misma a la mansión que tenía en Paris sin tener el mas mínimo estado de animo de salir, de eso ya hacía dos semanas en donde apenas y había probado comida, al parecer saber mi estado había desencadenado en mi todo los síntomas que mi madre tenía cuando me llevaba en su vientre, claro que el caso de ella era muy distinto, mi madre tenía a mi padre que la amaba más que a nada en el mundo… Yo, yo no tenía a nadie e iba a ser un buum en la sociedad que estuviese embarazada y esperando un hijo fuera del matrimonio, y si esto me molestaba, no lo hacía tanto como el hecho de todas las circunstancias que rondaban mi estado y que se habían arruinado mis planes, al menos por el momento.
Salí de casa, había estado en cama demasiado tiempo, hacia un par de horas que me habían llevado la cena, que para ser sincera estaba deliciosa pero que ahora solo me ocasionaba sentir asco, en estos momentos odiaba el mundo y cada cosa que habitaba en él, estaba increíblemente susceptible a cualquier emoción aunque estuviera condenadamente lejos y con mi estado de depresión y malestar ni siquiera era capaz de controlarlo o evitarlo.
Camine por las calles de Paris en un intento de distraerme, ya era algo tarde y gracias al cielo había poca gente en los alrededores cosa que agradecía y que me sentaba muy bien, entre eso y el aire fresco que entraba lentamente por mis plumones mis nauseas nocturnas estaban desapareciendo e inclusive mi buen humor regresando, ya que estar sin lidiar con las emociones de un montón de personas, la fría brisa que hacía, la maravillosa y despejada noche que pintaba era capaz de controlar mis propias emociones no sintiéndome tan desdichada e incluso dándome ánimos de que la situación podía mejorar… Después de todo, tenía secretos de personas importantes, personas que estaba segura que no querían que se supiera sobre su vida sexual y en definitiva yo podría causar accidentalmente un escándalo si me veía obligada a hacerlo.
Ahora estaba más tranquila e incluso me apetecía volver al burdel, después de todo aún no se me notaba en lo más mínimo el embarazo y ahora que mis emociones estaban estables entendía que no pasaría mucho tiempo más así y que por ende mi vida sexual se vería afectada. Así que algo más tranquila me prepare para ir al burdel pues de seguro las emociones me afectarían… Aunque la lujuria extrema no era tan mala como otras sensaciones.
Me encontraba a unas pocas calles del burdel cuando sentí de golpe emociones muy fuertes de miedo, pero este miedo era distinto, era miedo a morir, alcanzaba a percibir también algo parecido a la debilidad, pero nunca había sido muy buena con la empatía física así que no podría decirlo a ciencia cierta, aun así, sin saber la razón me deje guiar hacia donde provenían las emociones, la sensación me era conocida y algo me decía que la persona de quien venían era una humana que había sido atacada por un vampiro, el miedo que sentía era algo muy parecido al que yo había experimentado la noche en que habían muerto mis padres.
Después de unos cuantos pasos y que las emociones se hicieran más palpables empecé a correr solo dejándome llevar por mi instinto hacia donde estaba la humana, quizás aún pudiera salvarle o cuando menos no dejarle morir sin compañía. Estaba por llegar al lugar cuando nuevas emociones me golpearon, por la rapidez en que habían aparecido sabía que se trataba de otro inmortal cosa que si estaba involucrada la sangre en definitiva era algo malo, así que me apresure mas pero al llegar alcance a escuchar como la inmortal que estaba con ella le decía que la tenía que llevar a un hospital – Eso es mala idea, en un hospital solo te cuestionaran de las heridas que tiene y acabaran culpándote, aunque no estoy segura si estarían bien al hacerlo o no – Dije fríamente acercándome al cuerpo que ahora me daba cuenta era de una niña, bueno no exactamente pero su físico era de alguien que no tendría más de dieciocho años – Aléjate – le ordene a la vampira usando mi poder de dominación sobre ella, no quería que la sangre que veía en el cuerpo de la joven fuera a causarle una repentina sed, mas tampoco le había ordenado que se fuese, si la vampira tenía el suficiente autocontrol quizás y pudiera ayudarme a socorrer a la chica que ahora tenía en mis brazos.
Estaba furiosa pues el vampiro que había hecho esto ni siquiera tenía la vergüenza de ocultar sus huellas pues ni siquiera había cerrado las marcas de la pobre chica. Puse una de mis manos en la herida de la joven para detener la sangre que emanaba de las heridas, mientras que con la otra tomaba su pulso, era lento, cosa que me preocupaba. Después de pensarlo un momento y tras sentirme observada por la vampira a quien no le dejaba acercarse por el dominio mental que estaba ejerciendo en ella, rompí una parte de mi vestido y aplicando algo de fuerza lo rompí consiguiendo un largo pedazo de tela de algodón que puse en su cuello y que sin poder apretar mucho amarre para que la herida se detuviera.
Cuando acabe de vendar a la chica regrese mí vista a la inmortal – lo siento, no tomes a mal mi ataque pero no puedo permitir que la mates o que te alimentes más de ella, está muy débil. - Agregue sin quitar la orden mental disculpándome. No sabía cuánto tiempo podría durar la orden, pues si bien controlaba y manejaba mi don había estado malpasándome en mi manera de alimentarme y no me encontraba del todo fuerte físicamente, solo esperaba que la rubia no se lo tomara a mal o que intentase con fuerza romper el dominio o me estaría metiendo en problemas, no que no pudiera resolver, sino que eran más difíciles de resolver al tener una chica moribunda que cuidar de no ser atacada.
Tras disculparme con la vampira me regrese a la chica estaba pálida y despeinada, me senté y puse su cabeza sobre mis piernas para que no estuviera completamente en el piso, no sabía si iba a poder salvarla pues ella estaba llena de miedo y estaba muy débil lo podía percibir completamente. Una vez que su cabeza estuvo en mis piernas acomode su cabello para atrás completamente y acaricie su rostro poniéndole atención por primera vez en la noche quedando completamente sorprendida pues la chica que tenía en mi regazo la conocía, ella no a mí porque siempre usaba mascara cuando estaba en el burdel pero yo si a ella, bueno en realidad yo conocía el nombre y la historia de cómo habían llegado ahí de todos los que trabajaban en el lugar debido a mi amistad con el dueño, aún así me quede sorprendida, ella siempre me había parecido muy bonita aunque nunca me había acercado porque sentía que era una niña y que estaría mal si intentaba algo con ella, la verdad era que ahora me daba cuenta que me inspiraba ternura, como una amiga o hermana pequeña o eso suponía asi que me concentre, cerre los ojos un momento recordando a mis padres y cosas felices que habiamos vivido trasmitiendole todas esas sensaciones a la chica rubia que tenia sobre mi dandole paz y tranquilidad – Sinnove, Sinnove – la llame por su nombre, sabía que ella no tendría idea de quien era pero el conocerla, conocer su identidad me había querer salvarla – escúchame soy Xiamara, sé que no me conoces pero yo a ti si, tienes que ser fuerte, resistir, te sentirás mejor en unas horas que ti cuerpo empiece a sustituir la sangre que has perdido, no te duermas – le dije golpeando un poco su cara para que alcanzara la conciencia y abriera los ojos para verme – no te duermas, no te dejare sola, no te dejaremos sola – le dije mirándole a los ojos y no dejando que rompiera por mucho tiempo la conexión – si aquí la inmortal puede controlar su sed – agregue susurrante mis últimas palabras para que solo la vampiro me pudiese oír, no quería asustar más a la chica que tenía conmigo – No dejare que nadie te ataque, solo tienes que aguantar despierta, no te duermas ¿ me escuchas? – pregunte con toda la intención de que una vez que me contestara no la dejaría guardar silencio ni dormirse.
Salí de casa, había estado en cama demasiado tiempo, hacia un par de horas que me habían llevado la cena, que para ser sincera estaba deliciosa pero que ahora solo me ocasionaba sentir asco, en estos momentos odiaba el mundo y cada cosa que habitaba en él, estaba increíblemente susceptible a cualquier emoción aunque estuviera condenadamente lejos y con mi estado de depresión y malestar ni siquiera era capaz de controlarlo o evitarlo.
Camine por las calles de Paris en un intento de distraerme, ya era algo tarde y gracias al cielo había poca gente en los alrededores cosa que agradecía y que me sentaba muy bien, entre eso y el aire fresco que entraba lentamente por mis plumones mis nauseas nocturnas estaban desapareciendo e inclusive mi buen humor regresando, ya que estar sin lidiar con las emociones de un montón de personas, la fría brisa que hacía, la maravillosa y despejada noche que pintaba era capaz de controlar mis propias emociones no sintiéndome tan desdichada e incluso dándome ánimos de que la situación podía mejorar… Después de todo, tenía secretos de personas importantes, personas que estaba segura que no querían que se supiera sobre su vida sexual y en definitiva yo podría causar accidentalmente un escándalo si me veía obligada a hacerlo.
Ahora estaba más tranquila e incluso me apetecía volver al burdel, después de todo aún no se me notaba en lo más mínimo el embarazo y ahora que mis emociones estaban estables entendía que no pasaría mucho tiempo más así y que por ende mi vida sexual se vería afectada. Así que algo más tranquila me prepare para ir al burdel pues de seguro las emociones me afectarían… Aunque la lujuria extrema no era tan mala como otras sensaciones.
Me encontraba a unas pocas calles del burdel cuando sentí de golpe emociones muy fuertes de miedo, pero este miedo era distinto, era miedo a morir, alcanzaba a percibir también algo parecido a la debilidad, pero nunca había sido muy buena con la empatía física así que no podría decirlo a ciencia cierta, aun así, sin saber la razón me deje guiar hacia donde provenían las emociones, la sensación me era conocida y algo me decía que la persona de quien venían era una humana que había sido atacada por un vampiro, el miedo que sentía era algo muy parecido al que yo había experimentado la noche en que habían muerto mis padres.
Después de unos cuantos pasos y que las emociones se hicieran más palpables empecé a correr solo dejándome llevar por mi instinto hacia donde estaba la humana, quizás aún pudiera salvarle o cuando menos no dejarle morir sin compañía. Estaba por llegar al lugar cuando nuevas emociones me golpearon, por la rapidez en que habían aparecido sabía que se trataba de otro inmortal cosa que si estaba involucrada la sangre en definitiva era algo malo, así que me apresure mas pero al llegar alcance a escuchar como la inmortal que estaba con ella le decía que la tenía que llevar a un hospital – Eso es mala idea, en un hospital solo te cuestionaran de las heridas que tiene y acabaran culpándote, aunque no estoy segura si estarían bien al hacerlo o no – Dije fríamente acercándome al cuerpo que ahora me daba cuenta era de una niña, bueno no exactamente pero su físico era de alguien que no tendría más de dieciocho años – Aléjate – le ordene a la vampira usando mi poder de dominación sobre ella, no quería que la sangre que veía en el cuerpo de la joven fuera a causarle una repentina sed, mas tampoco le había ordenado que se fuese, si la vampira tenía el suficiente autocontrol quizás y pudiera ayudarme a socorrer a la chica que ahora tenía en mis brazos.
Estaba furiosa pues el vampiro que había hecho esto ni siquiera tenía la vergüenza de ocultar sus huellas pues ni siquiera había cerrado las marcas de la pobre chica. Puse una de mis manos en la herida de la joven para detener la sangre que emanaba de las heridas, mientras que con la otra tomaba su pulso, era lento, cosa que me preocupaba. Después de pensarlo un momento y tras sentirme observada por la vampira a quien no le dejaba acercarse por el dominio mental que estaba ejerciendo en ella, rompí una parte de mi vestido y aplicando algo de fuerza lo rompí consiguiendo un largo pedazo de tela de algodón que puse en su cuello y que sin poder apretar mucho amarre para que la herida se detuviera.
Cuando acabe de vendar a la chica regrese mí vista a la inmortal – lo siento, no tomes a mal mi ataque pero no puedo permitir que la mates o que te alimentes más de ella, está muy débil. - Agregue sin quitar la orden mental disculpándome. No sabía cuánto tiempo podría durar la orden, pues si bien controlaba y manejaba mi don había estado malpasándome en mi manera de alimentarme y no me encontraba del todo fuerte físicamente, solo esperaba que la rubia no se lo tomara a mal o que intentase con fuerza romper el dominio o me estaría metiendo en problemas, no que no pudiera resolver, sino que eran más difíciles de resolver al tener una chica moribunda que cuidar de no ser atacada.
Tras disculparme con la vampira me regrese a la chica estaba pálida y despeinada, me senté y puse su cabeza sobre mis piernas para que no estuviera completamente en el piso, no sabía si iba a poder salvarla pues ella estaba llena de miedo y estaba muy débil lo podía percibir completamente. Una vez que su cabeza estuvo en mis piernas acomode su cabello para atrás completamente y acaricie su rostro poniéndole atención por primera vez en la noche quedando completamente sorprendida pues la chica que tenía en mi regazo la conocía, ella no a mí porque siempre usaba mascara cuando estaba en el burdel pero yo si a ella, bueno en realidad yo conocía el nombre y la historia de cómo habían llegado ahí de todos los que trabajaban en el lugar debido a mi amistad con el dueño, aún así me quede sorprendida, ella siempre me había parecido muy bonita aunque nunca me había acercado porque sentía que era una niña y que estaría mal si intentaba algo con ella, la verdad era que ahora me daba cuenta que me inspiraba ternura, como una amiga o hermana pequeña o eso suponía asi que me concentre, cerre los ojos un momento recordando a mis padres y cosas felices que habiamos vivido trasmitiendole todas esas sensaciones a la chica rubia que tenia sobre mi dandole paz y tranquilidad – Sinnove, Sinnove – la llame por su nombre, sabía que ella no tendría idea de quien era pero el conocerla, conocer su identidad me había querer salvarla – escúchame soy Xiamara, sé que no me conoces pero yo a ti si, tienes que ser fuerte, resistir, te sentirás mejor en unas horas que ti cuerpo empiece a sustituir la sangre que has perdido, no te duermas – le dije golpeando un poco su cara para que alcanzara la conciencia y abriera los ojos para verme – no te duermas, no te dejare sola, no te dejaremos sola – le dije mirándole a los ojos y no dejando que rompiera por mucho tiempo la conexión – si aquí la inmortal puede controlar su sed – agregue susurrante mis últimas palabras para que solo la vampiro me pudiese oír, no quería asustar más a la chica que tenía conmigo – No dejare que nadie te ataque, solo tienes que aguantar despierta, no te duermas ¿ me escuchas? – pregunte con toda la intención de que una vez que me contestara no la dejaría guardar silencio ni dormirse.
Xiamara Kattalakis- Hechicero Clase Alta
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Re: Una noche más... [Libre]
Santana. Una vez más, su rostro era el protagonista de mis recuerdos. Pensaba en nuestro último encuentro, las últimas palabras que habíamos intercambiado antes de partir nuestros caminos. Quería llorar y golpearme la cabeza contra algo ante la posibilidad de que esas palabras hubieran sido las últimas que Santana hubiese escuchado de mis labios. Deberías de haberle dicho lo que sentías una vez más, Sinnove, no que ahora es demasiado tarde.
Debí haberme quedado dormida o haber perdido la consciencia una vez más, ya que cuando volví a abrir los ojos me dio la sensación de que había estado ahí tirada en el suelo durante toda una eternidad. ¿Por qué la muerte se empeñaba en torturarme y no me llevaba ya con ella?
Tal vez aún no era mi momento. O tal vez Dios si que estaba allí arriba en el cielo y había decidido hacerme pagar en este preciso momento por mis pecados.
Al fijar la mirada al frente pude ver, de manera borrosa, la silueta de una mujer rubia. Sus palabras no llegaron hasta mis oídos, y si lo hicieron, mi cerebro decidió ignorarlas. Por un momento se me pusieron los pelos de punta ante la idea de que la vampiresa que me había atacado hubiera decidido rematar el trabajo. Pero no, no era ella. No recordaba haber visto esa cabellera rubia con antelación.
Fue entonces cuando una segunda figura femenina apareció frente a mis ojos. No había cabellera rubia en esta ocasión. No pude evitar soltar un alarido ahogado entre dientes, pensando que, ahora sí, mi hora había llegado. La vampira que me había atacado había regresado y no había vuelto sola.
Podía ver como sus figuras borrosas interactuaban frente a mis ojos, pero no era capaz de entender ni una sola palabra de lo que decían. Tal vez ni siquiera estaban hablando, ya que mi visión cansada no me permitía ver sus labios moverse con claridad.
Cuando la más morena de las dos se acercó a mí, manipulando mi cuerpo inerte con total libertad, dejé que mis ojos cansados se cerrasen por completo, no queriendo afrontar mi final de frente.
Fue entonces cuando escuché como me llamaban por mi nombre. Mi nombre. Volví a abrir los ojos, haciendo un esfuerzo sobre humano porque no volvieran a cerrarse y por enfocar mi mirada. Finalmente, los rostros de ambas mujeres se hicieron algo más nítidos, permitiéndome comprobar que la vampira que me había atacado no estaba a la vista. Se había marchado. ¿Quiénes eran ellas, entonces? ¿Me había salvado?
Abrí y cerré los labios repetidas veces, tratando de pronunciar alguna palabra, pero con el esfuerzo por mantenerme despierta no fui capaz de decir nada demasiado coherente, más allá de algunos balbuceos sin sentido.
—A-ayuda...—susurré de manera casi inaudible.
Debí haberme quedado dormida o haber perdido la consciencia una vez más, ya que cuando volví a abrir los ojos me dio la sensación de que había estado ahí tirada en el suelo durante toda una eternidad. ¿Por qué la muerte se empeñaba en torturarme y no me llevaba ya con ella?
Tal vez aún no era mi momento. O tal vez Dios si que estaba allí arriba en el cielo y había decidido hacerme pagar en este preciso momento por mis pecados.
Al fijar la mirada al frente pude ver, de manera borrosa, la silueta de una mujer rubia. Sus palabras no llegaron hasta mis oídos, y si lo hicieron, mi cerebro decidió ignorarlas. Por un momento se me pusieron los pelos de punta ante la idea de que la vampiresa que me había atacado hubiera decidido rematar el trabajo. Pero no, no era ella. No recordaba haber visto esa cabellera rubia con antelación.
Fue entonces cuando una segunda figura femenina apareció frente a mis ojos. No había cabellera rubia en esta ocasión. No pude evitar soltar un alarido ahogado entre dientes, pensando que, ahora sí, mi hora había llegado. La vampira que me había atacado había regresado y no había vuelto sola.
Podía ver como sus figuras borrosas interactuaban frente a mis ojos, pero no era capaz de entender ni una sola palabra de lo que decían. Tal vez ni siquiera estaban hablando, ya que mi visión cansada no me permitía ver sus labios moverse con claridad.
Cuando la más morena de las dos se acercó a mí, manipulando mi cuerpo inerte con total libertad, dejé que mis ojos cansados se cerrasen por completo, no queriendo afrontar mi final de frente.
Fue entonces cuando escuché como me llamaban por mi nombre. Mi nombre. Volví a abrir los ojos, haciendo un esfuerzo sobre humano porque no volvieran a cerrarse y por enfocar mi mirada. Finalmente, los rostros de ambas mujeres se hicieron algo más nítidos, permitiéndome comprobar que la vampira que me había atacado no estaba a la vista. Se había marchado. ¿Quiénes eran ellas, entonces? ¿Me había salvado?
Abrí y cerré los labios repetidas veces, tratando de pronunciar alguna palabra, pero con el esfuerzo por mantenerme despierta no fui capaz de decir nada demasiado coherente, más allá de algunos balbuceos sin sentido.
—A-ayuda...—susurré de manera casi inaudible.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: Una noche más... [Libre]
La voz de una mujer a mis espaldas hizo que me sobresaltara. Estaba tan pendiente de la humana moribunda que no me había percatado de la presencia de otro ser. Cuando la joven dejó de hablar me giré en su dirección para ver quien era. Quizás tenía razón y llevarla al hospital había sido algo realmente tonto y descabellado.
La joven que acababa de aparecer se acercó al cuerpo de la joven moribunda y me ordenó que me alejara. Su orden había sido demasiado potente, tan potente que no sabría decir si era mi propia fuerza la que me alejó unos metros de ambas o yo misma de forma inconsciente había decidido moverme, pero el hecho es que me alejé del lugar de los hechos.
En realidad comprendía el comportamiento de la otra joven. Probablemente había comprendido que era una vampiresa debido a que me encontraba al lado de un cuerpo prácticamente carente de sangre y sola, algo que levantaba sospechas, ¿quien iba a confiar en un ser de la noche? ¿quien le iba a creer por mucho que dijera que realmente sus intenciones eran buenas y que simplemente quería ayudar a la herida? Nadie.
Decidí no acercarme. ¿Por qué simplemente no me iba? Quizás mi primo me estaba esperando ya... pero ¿y si la joven que estaba ahora ayudando, no se como, a la herida necesitaba de mi ayuda? Por otra parte, ¿quien necesitaba de mi ayuda si era sabido que a la mínima le salto al cuello de los humanos desfallecidos para chuparles hasta la última gota de sangre? Nadie, apenas que sea una persona con tendencias masoquistas.
El ruido de una tela rompiéndose resonó por el callejón. La joven que acababa de ayudar decidió hacer una especie de torniquete con la tela de su vestido para tapar la herida que la herida tenía en el cuello. Parecía que la joven sabía lo que hacia y que conseguiría salvarla la vida, ¿realmente era necesaria mi presencia? ¿por qué no me iba? La joven se giró en mi dirección.
Sus disculpas resultaron ser un bálsamo para mi alma, pero por otra parte no comprendía por qué me pedía perdón. Era normal que se preocupara por el bienestar de la joven humana que aún yacía en el suelo pues yo podría devorarla sin pensármelo dos veces. Era un poco absurdo. Sin embargo, le estaba agradecida de todos modos.
Iba a proponer a la joven mi partida, pero esta se giró en dirección a la moribunda y opté por no molestar en su cometido. Lo primero era la salvación de la herida. La joven, tras acomodar a la herida en su regazo, pareció decir algo como Sinnove... ¿un nombre? ¿se conocían? Xiamara ¿otro nombre? La que se hizo llamar Xiamara le dedicó palabras reconfortantes a la herida, que deducí que se llamaba Sinnove. También le prohibió dormirse pues anunció que no la dejaríamos solas. Seguía sin entender completamente por qué la joven me incorporaba en sus logros y confiaba en mi, pues podría ser perfectamente la causante de la desgracia de Sinnove.
La conciencia de Sinnove había optado por hacerle caso a la joven Xiamara y esta abrió los ojos, con dificultad, pero lo hizo. Después de echarnos una ojeada a ambas, Sinnove exhaló algunas que otras palabras que no tenían sentido alguno, ni siquiera se podrían considerar palabras como tales, pero finalmente pudo únicamente pedir ayuda. Se me encogió el corazón de la tristeza.
Era horrible que existieran criaturas muertas, que tendrían que yacer bajo tierra, que necesitasen beber sangre de vivos para lograr caminar sobre la faz de la Tierra, cuando hacía ya tiempo había llegado su hora. La pregunta de la procedencia de la sangre que me llevaba mi primo cada día había pasado por mi cabeza, pero decidí borrarla. No quería saberlo. No necesitaba saberlo. ¿Por qué no me entraba a la inquisición y problema solucionado? ¿Por qué seguía viviendo? Ni yo siquiera lo sabía.
-Si desean... podría marcharme – Dije al fin lo que deseaba haber dicho hace tiempo.
La joven que acababa de aparecer se acercó al cuerpo de la joven moribunda y me ordenó que me alejara. Su orden había sido demasiado potente, tan potente que no sabría decir si era mi propia fuerza la que me alejó unos metros de ambas o yo misma de forma inconsciente había decidido moverme, pero el hecho es que me alejé del lugar de los hechos.
En realidad comprendía el comportamiento de la otra joven. Probablemente había comprendido que era una vampiresa debido a que me encontraba al lado de un cuerpo prácticamente carente de sangre y sola, algo que levantaba sospechas, ¿quien iba a confiar en un ser de la noche? ¿quien le iba a creer por mucho que dijera que realmente sus intenciones eran buenas y que simplemente quería ayudar a la herida? Nadie.
Decidí no acercarme. ¿Por qué simplemente no me iba? Quizás mi primo me estaba esperando ya... pero ¿y si la joven que estaba ahora ayudando, no se como, a la herida necesitaba de mi ayuda? Por otra parte, ¿quien necesitaba de mi ayuda si era sabido que a la mínima le salto al cuello de los humanos desfallecidos para chuparles hasta la última gota de sangre? Nadie, apenas que sea una persona con tendencias masoquistas.
El ruido de una tela rompiéndose resonó por el callejón. La joven que acababa de ayudar decidió hacer una especie de torniquete con la tela de su vestido para tapar la herida que la herida tenía en el cuello. Parecía que la joven sabía lo que hacia y que conseguiría salvarla la vida, ¿realmente era necesaria mi presencia? ¿por qué no me iba? La joven se giró en mi dirección.
Sus disculpas resultaron ser un bálsamo para mi alma, pero por otra parte no comprendía por qué me pedía perdón. Era normal que se preocupara por el bienestar de la joven humana que aún yacía en el suelo pues yo podría devorarla sin pensármelo dos veces. Era un poco absurdo. Sin embargo, le estaba agradecida de todos modos.
Iba a proponer a la joven mi partida, pero esta se giró en dirección a la moribunda y opté por no molestar en su cometido. Lo primero era la salvación de la herida. La joven, tras acomodar a la herida en su regazo, pareció decir algo como Sinnove... ¿un nombre? ¿se conocían? Xiamara ¿otro nombre? La que se hizo llamar Xiamara le dedicó palabras reconfortantes a la herida, que deducí que se llamaba Sinnove. También le prohibió dormirse pues anunció que no la dejaríamos solas. Seguía sin entender completamente por qué la joven me incorporaba en sus logros y confiaba en mi, pues podría ser perfectamente la causante de la desgracia de Sinnove.
La conciencia de Sinnove había optado por hacerle caso a la joven Xiamara y esta abrió los ojos, con dificultad, pero lo hizo. Después de echarnos una ojeada a ambas, Sinnove exhaló algunas que otras palabras que no tenían sentido alguno, ni siquiera se podrían considerar palabras como tales, pero finalmente pudo únicamente pedir ayuda. Se me encogió el corazón de la tristeza.
Era horrible que existieran criaturas muertas, que tendrían que yacer bajo tierra, que necesitasen beber sangre de vivos para lograr caminar sobre la faz de la Tierra, cuando hacía ya tiempo había llegado su hora. La pregunta de la procedencia de la sangre que me llevaba mi primo cada día había pasado por mi cabeza, pero decidí borrarla. No quería saberlo. No necesitaba saberlo. ¿Por qué no me entraba a la inquisición y problema solucionado? ¿Por qué seguía viviendo? Ni yo siquiera lo sabía.
-Si desean... podría marcharme – Dije al fin lo que deseaba haber dicho hace tiempo.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Una noche más... [Libre]
Después de hablarle un par de veces a Sinnove tratando de que despertara ella recupero la conciencia, podía sentir que no estaba completamente consiente pero sabía que luchaba contra el miedo y la debilidad que la envolvían, más cuando escuche su voz pidiéndome ayuda de manera suplicante sentí como si una parte de mí se dañara, no entendía muy bien la emoción que me causaba pero me dolía que ella estuviese en esta situación, quizás solo era culpa de mi embarazo pues mi madre me contaba que cuando me estaba esperando todo le hacía llorar, pero aun así sentía la obligación de ayudarla, de salvarla, no quería que muriera era algo complicado pero sentía dolor con su estado pero no era la única pues si bien no le había estado prestando mucha atención a las emociones de la inmortal pero en definitiva no me paso por desapercibido que a ella también le había podido la petición de ayuda de la humana en mis piernas.
Me gire hacia donde estaba la inmortal mirándola fijamente por unos mementos, percibía sus emociones y ella estaba intranquila, me había percatado de que la joven se sentía agradecida por mis disculpas mas no me pare mucho a analizar la situación, ahora lo más importante era mantener con vida a la joven humana que no tenía culpa de nada de lo que pudiera haber pasado en el transcurso de esta noche.
Acariciaba el cabello de la joven mientras le brindaba tranquilidad y paz, estaba segura que cuando esto acabara pagaría las consecuencias de enfrentar mis recuerdos, mas ahora mismo si servía para salvar la vida de la joven que tenía conmigo no importaba mucho. Cuando la inmortal de la cual aún no sabía su nombre dijo que si quería podía irse voltio nuevamente a verla – No es necesario, como ya dije me disculpo por no dejarte acercar, pero que ahora mismo no sientas sed no significa que el estar en contacto o tan cerca de la sangre no pueda provocarla – masculle en un susurro solo para la vampira, no estaba del todo segura si la rubia medio inconsciente a la que acariciaba su rostro podía escucharme así que viendo la situación consideraba que la mejor idea era que no supiese que una de nosotros no era humana.
Respire profundo cerrando los ojos, era interesante como hacía apenas unas horas estaba con planes suicidas y ahora estaba salvándole la vida a alguien que probablemente odiase su existencia pues sabía que la chica que trataba de salvar había tenido una vida muy difícil y que a diferencia de mi ella no estaba en el burdel por gusto, aun así no podía evitar esa necesidad de salvarle su vida, algo me decía que era lo correcto pero no sabía cómo, estaba algo bloqueada, mi situación actual no era la mejor, tenía que encontrar una manera de salvarle pero mi mente no daba para mucho, entonces volteé a ver a la inmortal – ¿puedes contenerte? – Pregunte – Si es así puedes acercarte, si no puedes mantente alejada – termine la frase en una orden mental nuevamente y susurrando mis palabras.
Tome nuevamente el pulso de la mortal, aún seguía muy bajo, era obvio no es que hubiese pasado mucho tiempo aunque a mí se me hubiera ya hecho bastante, tenía que encontrar la manera de mantener a la chica despierta pues a pesar de que no hablase sabía que no había perdido la conciencia lo podía sentir, ella solo había cerrado los ojos dejándose llevar por lo que yo le transmitía. Volví a ver a la inmortal que se estaba pensando su respuesta y de pronto se me ocurrió – Sinnove – dije fuerte para sacarla de la ensoñación donde la tenía – no te duermas – ordene, mas no era solo una petición, era una orden, una orden mental, estaba haciendo lo mismo con ella que lo que hacía con la inmortal, quizás no fuese lo mejor, sabía que ella estaba débil pero mi dominio de la mente era bastante fuerte y si funcionaba lo más posible era que la salvara.
Pocos instantes después de que di la orden observe como la chica abría los ojos y no pude evitar soltar el aire, mi dominio funcionaba, esto realmente podría salir bien, ahora solo tenía que mantenerla despierta mientras pasaba el suficiente tiempo como para que se repusiera un poco, pues ahora que había tapado la herida ella empezaría a sentirse mejor pasado el tiempo – Sinnove – volví a hablar, sabía que ella no podría dormirse mientras no quitara la orden de su cabeza, aun así la chica mantenía los ojos cerrados, era lo mejor entre menos esfuerzos hiciera todo se haría más fácil, al menos hasta que encontrase la forma de llevarla a mi casa y cuidarla mejor – Sé que has tenido una vida difícil, pero también siento que te estas aferrando a la vida – dije tranquilamente de manera compasiva no quería asustarla – préstame atención – volví a ordenar – lo creas o no debes tener un motivo, algo por lo que aferrarte a la vida – continúe – dime que es lo que te hace luchar por tu vida – ordene – cuéntame que es lo que te mantiene luchando por seguir aquí – termine de decir nuevamente como orden mental y si bien ella podría tardarse en responderme o hacerlo débilmente era inevitable que lo hiciera, nunca un humano se había zafado de mi dominio mental estando en pleno uso de sus facultades ahora ella que estaba débil era imposible.
Seguí acariciando su cabello, la inmortal se había quedado en silencio y en su lugar, quizás solo controlando su instinto, podía percibir que estaba inquieta más mi atención estaba centrada en Sinnove, en mantenerla tranquila, sin miedo, estable, en paz, así que no estaba siendo muy receptiva con la vampira a mis espaldas, o bueno si lo estaba haciendo pero estaba ignorando la mayoría de sus emociones, no por descortesía sino por la importancia que tenía que me mantuviese centrada en salvar a la pequeña humana que tenía conmigo.
Volví a acariciar su cabello, alcanzaba a percibir que esto la relajaba sin que fuera necesario que yo hiciera gran cosa y aunque no dejaría de trasmitirle emociones estables era muchísimo mejor si su cuerpo me ayudaba a mantener con bien. Pasados unos momentos dirigí mi mirada a la joven, era hermosa, tenía un cabello rubio muy claro y sus ojos azules, una gran belleza, pero aún se podía observar en su rostros los rasgos de niñez en ella, era realmente triste que tan pequeña y ya estuviera metida en un burdel, sobre todo porque era en contra de su voluntad.
Suspire y aleje todos esos pensamientos de mi mente pues verla tan joven, aun se podía encontrar rasgos de inocencia en ella cosa que me hacía sentir admirada, sus emociones eran puras a pesar de que estaba en una situación de vida o muerte literalmente hablando. Saber su pasado, verla así como estaba y darle vueltas a la situación solo provocaba que recordara que ahora estaba yo embarazada de alguien que ni siquiera sabía quién era más que sin embargo había destruido mi vida al haberme drogado y abusado de mí, moví mi cabeza apartando esos pensamientos que estaban cocidos en fuego en mi cabeza más que no era tiempo para sacarlos.
Respire profundo nuevamente y me centre en los recuerdos de mis padres, en todos esos momentos felices, pero ahora no solo refleje estas emociones en Sinnove sino también en la inmortal que estaba cerca y se debatía entre quedarse ahí o acercarse ya que ella también necesitaba estabilizarse, era lo mejor para las tres, así que sin darle muchas vueltas más al asunto deje que a ella también la envolvieran las emociones que le proyectaba a la humana, quizás si todo estaba bien ella podría ayudarme a llevar a la mortal a casa para poder atenderla mejor, después de todo, ya estando en casa podía llamar a un sirviente y que fuera por el médico que me atendía y me hacía transfusiones sanguíneas cuando mis líos con los inmortales se me iban un poco de la mano.
Como fuera el caso, primero esperaría que la humana hablase, que la inmortal topara su decisión y luego ya vería que se podía hacer, mientras no me quedaba más que esperar y debido a mi carente estado de ánimo realmente deseaba que toda la situación fuese a mejor lo más rápido posible o cuando menos antes de que empezara a amanecer y la inmortal me tuviera que dejar con Sinnove en las calles.
Me gire hacia donde estaba la inmortal mirándola fijamente por unos mementos, percibía sus emociones y ella estaba intranquila, me había percatado de que la joven se sentía agradecida por mis disculpas mas no me pare mucho a analizar la situación, ahora lo más importante era mantener con vida a la joven humana que no tenía culpa de nada de lo que pudiera haber pasado en el transcurso de esta noche.
Acariciaba el cabello de la joven mientras le brindaba tranquilidad y paz, estaba segura que cuando esto acabara pagaría las consecuencias de enfrentar mis recuerdos, mas ahora mismo si servía para salvar la vida de la joven que tenía conmigo no importaba mucho. Cuando la inmortal de la cual aún no sabía su nombre dijo que si quería podía irse voltio nuevamente a verla – No es necesario, como ya dije me disculpo por no dejarte acercar, pero que ahora mismo no sientas sed no significa que el estar en contacto o tan cerca de la sangre no pueda provocarla – masculle en un susurro solo para la vampira, no estaba del todo segura si la rubia medio inconsciente a la que acariciaba su rostro podía escucharme así que viendo la situación consideraba que la mejor idea era que no supiese que una de nosotros no era humana.
Respire profundo cerrando los ojos, era interesante como hacía apenas unas horas estaba con planes suicidas y ahora estaba salvándole la vida a alguien que probablemente odiase su existencia pues sabía que la chica que trataba de salvar había tenido una vida muy difícil y que a diferencia de mi ella no estaba en el burdel por gusto, aun así no podía evitar esa necesidad de salvarle su vida, algo me decía que era lo correcto pero no sabía cómo, estaba algo bloqueada, mi situación actual no era la mejor, tenía que encontrar una manera de salvarle pero mi mente no daba para mucho, entonces volteé a ver a la inmortal – ¿puedes contenerte? – Pregunte – Si es así puedes acercarte, si no puedes mantente alejada – termine la frase en una orden mental nuevamente y susurrando mis palabras.
Tome nuevamente el pulso de la mortal, aún seguía muy bajo, era obvio no es que hubiese pasado mucho tiempo aunque a mí se me hubiera ya hecho bastante, tenía que encontrar la manera de mantener a la chica despierta pues a pesar de que no hablase sabía que no había perdido la conciencia lo podía sentir, ella solo había cerrado los ojos dejándose llevar por lo que yo le transmitía. Volví a ver a la inmortal que se estaba pensando su respuesta y de pronto se me ocurrió – Sinnove – dije fuerte para sacarla de la ensoñación donde la tenía – no te duermas – ordene, mas no era solo una petición, era una orden, una orden mental, estaba haciendo lo mismo con ella que lo que hacía con la inmortal, quizás no fuese lo mejor, sabía que ella estaba débil pero mi dominio de la mente era bastante fuerte y si funcionaba lo más posible era que la salvara.
Pocos instantes después de que di la orden observe como la chica abría los ojos y no pude evitar soltar el aire, mi dominio funcionaba, esto realmente podría salir bien, ahora solo tenía que mantenerla despierta mientras pasaba el suficiente tiempo como para que se repusiera un poco, pues ahora que había tapado la herida ella empezaría a sentirse mejor pasado el tiempo – Sinnove – volví a hablar, sabía que ella no podría dormirse mientras no quitara la orden de su cabeza, aun así la chica mantenía los ojos cerrados, era lo mejor entre menos esfuerzos hiciera todo se haría más fácil, al menos hasta que encontrase la forma de llevarla a mi casa y cuidarla mejor – Sé que has tenido una vida difícil, pero también siento que te estas aferrando a la vida – dije tranquilamente de manera compasiva no quería asustarla – préstame atención – volví a ordenar – lo creas o no debes tener un motivo, algo por lo que aferrarte a la vida – continúe – dime que es lo que te hace luchar por tu vida – ordene – cuéntame que es lo que te mantiene luchando por seguir aquí – termine de decir nuevamente como orden mental y si bien ella podría tardarse en responderme o hacerlo débilmente era inevitable que lo hiciera, nunca un humano se había zafado de mi dominio mental estando en pleno uso de sus facultades ahora ella que estaba débil era imposible.
Seguí acariciando su cabello, la inmortal se había quedado en silencio y en su lugar, quizás solo controlando su instinto, podía percibir que estaba inquieta más mi atención estaba centrada en Sinnove, en mantenerla tranquila, sin miedo, estable, en paz, así que no estaba siendo muy receptiva con la vampira a mis espaldas, o bueno si lo estaba haciendo pero estaba ignorando la mayoría de sus emociones, no por descortesía sino por la importancia que tenía que me mantuviese centrada en salvar a la pequeña humana que tenía conmigo.
Volví a acariciar su cabello, alcanzaba a percibir que esto la relajaba sin que fuera necesario que yo hiciera gran cosa y aunque no dejaría de trasmitirle emociones estables era muchísimo mejor si su cuerpo me ayudaba a mantener con bien. Pasados unos momentos dirigí mi mirada a la joven, era hermosa, tenía un cabello rubio muy claro y sus ojos azules, una gran belleza, pero aún se podía observar en su rostros los rasgos de niñez en ella, era realmente triste que tan pequeña y ya estuviera metida en un burdel, sobre todo porque era en contra de su voluntad.
Suspire y aleje todos esos pensamientos de mi mente pues verla tan joven, aun se podía encontrar rasgos de inocencia en ella cosa que me hacía sentir admirada, sus emociones eran puras a pesar de que estaba en una situación de vida o muerte literalmente hablando. Saber su pasado, verla así como estaba y darle vueltas a la situación solo provocaba que recordara que ahora estaba yo embarazada de alguien que ni siquiera sabía quién era más que sin embargo había destruido mi vida al haberme drogado y abusado de mí, moví mi cabeza apartando esos pensamientos que estaban cocidos en fuego en mi cabeza más que no era tiempo para sacarlos.
Respire profundo nuevamente y me centre en los recuerdos de mis padres, en todos esos momentos felices, pero ahora no solo refleje estas emociones en Sinnove sino también en la inmortal que estaba cerca y se debatía entre quedarse ahí o acercarse ya que ella también necesitaba estabilizarse, era lo mejor para las tres, así que sin darle muchas vueltas más al asunto deje que a ella también la envolvieran las emociones que le proyectaba a la humana, quizás si todo estaba bien ella podría ayudarme a llevar a la mortal a casa para poder atenderla mejor, después de todo, ya estando en casa podía llamar a un sirviente y que fuera por el médico que me atendía y me hacía transfusiones sanguíneas cuando mis líos con los inmortales se me iban un poco de la mano.
Como fuera el caso, primero esperaría que la humana hablase, que la inmortal topara su decisión y luego ya vería que se podía hacer, mientras no me quedaba más que esperar y debido a mi carente estado de ánimo realmente deseaba que toda la situación fuese a mejor lo más rápido posible o cuando menos antes de que empezara a amanecer y la inmortal me tuviera que dejar con Sinnove en las calles.
Xiamara Kattalakis- Hechicero Clase Alta
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Re: Una noche más... [Libre]
No podía escuchar lo que decían, ya que estaban hablando en un tono de voz demasiado rápido y demasiado bajo como para poder captarlo con mis sentidos debilitados. Sin embargo, algo tan simple puso mi cerebro poco a poco en funcionamiento, obligándole a despertar de mi estado de semi-inconsciencia para intentar escuchar esas palabras que me estaban pasando desapercibidas.
No conseguí mi objetivo, pero al estar más espabilada empecé a ser consciente de otros aspectos que hasta ahora había ignorado y que tal vez habría sido mejor dejarlos así.
Dolía. Y mucho. En concreto toda la zona del cuello me ardía como si hubieran puesto mi piel en contacto directo con una llama. Y ese estímulo recorría mi cuerpo de arriba a abajo, desde las puntas de los dedos de mis manos hasta los pies, manteniéndome en un estado de agonía permanente. Quería volver a dormirme, abstraerme para que el dolor volviese a quedar en segundo plano. Sin embargo, cuando la mujer morena volvió a hablarme algo dentro de mí me obligó a hacer caso a sus palabras, obligándome a permanecer despierta y consciente.
Seguía teniendo la garganta seca y adolorida por los gritos que había emitido durante el ataque, pero tras humedecerme los labios un par de veces con la lengua empecé a soltar pequeños quejidos hasta que logré formar una palabra con algo de sentido.
—E-ella... ella m-me está esperando... m-me está esperando—susurré. Comencé a sentir una gran angustia al pensar de nuevo en Santana, pero tan pronto como ese sentimiento empezó a formarse en mi interior, se disipó dejándome en un extraño estado de calma y tranquilidad.
Definitivamente, mis emociones empezaban a no coincidir con mi situación actual, pero tampoco le di demasiado importancia. Supuse que mi cerebro no debería de estar funcionando demasiado bien por la pérdida de sangre, razón por la que me sentía tan relajada y calmada a pesar de estar en peligro. ¿Será esto lo que se siente en el cielo?
No. Tenía que apartar esas ideas de mi cabeza. No iba a marcharme a ningún cielo. No iba a marcharme a ningún sitio al que Santana no pudiese acompañarme. Ya nos habíamos separado una vez y le había prometido que eso no iba a volver a pasar.
Tragué saliva pesadamente. A continuación, abrí los ojos con algo más de firmeza, encontrando la motivación en mis propios pensamientos para seguir lo más despierta y alerta que me permitiese mi organismo. Ni el dolor ni el agotamiento serían razones suficientes como para que dejase de luchar por mi propia vida. No había llegado hasta aquí como para acabar muerta en las sombras de un callejón maloliente donde seguramente nadie encontraría mi cuerpo y sería presa del resto de criaturas de la noche. Ese no sería mi destino. Mi destino era ella.
No conseguí mi objetivo, pero al estar más espabilada empecé a ser consciente de otros aspectos que hasta ahora había ignorado y que tal vez habría sido mejor dejarlos así.
Dolía. Y mucho. En concreto toda la zona del cuello me ardía como si hubieran puesto mi piel en contacto directo con una llama. Y ese estímulo recorría mi cuerpo de arriba a abajo, desde las puntas de los dedos de mis manos hasta los pies, manteniéndome en un estado de agonía permanente. Quería volver a dormirme, abstraerme para que el dolor volviese a quedar en segundo plano. Sin embargo, cuando la mujer morena volvió a hablarme algo dentro de mí me obligó a hacer caso a sus palabras, obligándome a permanecer despierta y consciente.
Seguía teniendo la garganta seca y adolorida por los gritos que había emitido durante el ataque, pero tras humedecerme los labios un par de veces con la lengua empecé a soltar pequeños quejidos hasta que logré formar una palabra con algo de sentido.
—E-ella... ella m-me está esperando... m-me está esperando—susurré. Comencé a sentir una gran angustia al pensar de nuevo en Santana, pero tan pronto como ese sentimiento empezó a formarse en mi interior, se disipó dejándome en un extraño estado de calma y tranquilidad.
Definitivamente, mis emociones empezaban a no coincidir con mi situación actual, pero tampoco le di demasiado importancia. Supuse que mi cerebro no debería de estar funcionando demasiado bien por la pérdida de sangre, razón por la que me sentía tan relajada y calmada a pesar de estar en peligro. ¿Será esto lo que se siente en el cielo?
No. Tenía que apartar esas ideas de mi cabeza. No iba a marcharme a ningún cielo. No iba a marcharme a ningún sitio al que Santana no pudiese acompañarme. Ya nos habíamos separado una vez y le había prometido que eso no iba a volver a pasar.
Tragué saliva pesadamente. A continuación, abrí los ojos con algo más de firmeza, encontrando la motivación en mis propios pensamientos para seguir lo más despierta y alerta que me permitiese mi organismo. Ni el dolor ni el agotamiento serían razones suficientes como para que dejase de luchar por mi propia vida. No había llegado hasta aquí como para acabar muerta en las sombras de un callejón maloliente donde seguramente nadie encontraría mi cuerpo y sería presa del resto de criaturas de la noche. Ese no sería mi destino. Mi destino era ella.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 13/07/2012
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Re: Una noche más... [Libre]
La única que respondió a mis palabras fue Xiamara pues Sinnove aún estaba demasiado débil como para entender lo que estaba pasando a su alrededor, podía percibirlo. La joven me comentó que no hacia falta que me fuera, solo que temía que no me pudiera controlar y le acabaría dando el golpe de gracia a la pobre Sinnove. Lo cierto, es que ahora estaba tan apenada por su estado que alimentarme era lo último que quisiera hacer en estos momentos.
Desde pequeña tenía el don innato, como decía mi nodriza, de le empatía absoluta. Llegué a tal punto de que me amenazó de no volver a contarme cuento alguno pues si estos tenían un final triste provocaban un sin fin de lágrimas, debía remarcar que a veces hasta en los finales felices acababa triste pues creía que hasta los antagonistas de algún cuento se merecían ser queridos y que hacían maldades porque habían tenido una vida complicada.
Podía decir que si en con los cuentos lloraba, cuando veía a algún desvalido mis emociones me apuñalaban al corazón una vez tras otra, así que cuando la joven que socorría a Sinnove me dijo que si no podía controlar mi sed me mantuviera alejada, no dude ni un segundo para aclararle que si podría..
-Por supuesto, prometo en ayudarte en lo que pueda... se me parte el corazón al ver esta joven en tal deplorable estado – Dije sinceramente - ¿Me puedo acercar? - Pregunté tímidamente.
No sabría decir si no me movía porque una fuerza superior a mi me lo impedía o debido a que mi educación no me permitía acercarme sin un permiso previo. Opté por esperar que la joven que había vendado de forma tan ágil las heridas de Sinnove me permitiera acercarme a ambas jóvenes.
La joven le pidió a Sinnove que le diera alguna razón por la que quería seguir viviendo, que luchara para seguir con esa persona, Sinnove a su vez optó por declararnos a ambas de que quería ir con “ella” pues alguien la estaba esperando. Era una respuesta bastante particular, a mi por mi parte no me aportaba información alguna, pero albergaba que Xiamara, pues al parecer conocía a lla joven Sinnove, pudiera entender a quien se refería y así ambas, si Xiamara me permitía acercarme a las dos jóvenes para ayudarlas en lo que pudiera.
De pronto, unos sentimientos de felicidad habían abarcado mi cuerpo. Era extraño, no sabría decir por qué me sentía tan feliz de pronto, pero estaba agradecida a ello pues me había conseguido calmar un poco, quizás así podría lograr a pensar con más claridad y ver la situación desde otra perspectiva.
De pronto, me di cuenta en algo que había dejado por alto totalmente, ¿estaba segura de ello o solo eran imaginaciones mías debido a una especie de instinto maternal oprimido a la imposibilidad de tener hijos? No... estaba casi segura, la joven morena estaba embarazada. Por otra parte, era normal que no me hubiese dado cuenta de antes pues estaría de pocos meses, quizás semanas, pero podía ver con bastante claridad que en el cuerpo de la joven latían dos vidas.
-¿Está embarazada? - Pregunté sorprendida sin pensarlo.
Otro de mis tantos defectos era decir lo que pensaba, sobretodo cuando me sorprendía mucho, como ahora. Me había sorprendido de lo curiosa que resultaba la escena, pues había un fuerte contraste entre vida y muerte: el estado casi moribundo de Sinnove, o mi propio estado de muerta, y la vida que tan solo empezaba a latir en el cuerpo de Xiamara. Por otra parte, no había conseguido ver antes el embarazo de una persona... aunque quizás desde mi transformación no me había topado con ninguna fémina que estuviera en este estado tan interesante.
Desde pequeña tenía el don innato, como decía mi nodriza, de le empatía absoluta. Llegué a tal punto de que me amenazó de no volver a contarme cuento alguno pues si estos tenían un final triste provocaban un sin fin de lágrimas, debía remarcar que a veces hasta en los finales felices acababa triste pues creía que hasta los antagonistas de algún cuento se merecían ser queridos y que hacían maldades porque habían tenido una vida complicada.
Podía decir que si en con los cuentos lloraba, cuando veía a algún desvalido mis emociones me apuñalaban al corazón una vez tras otra, así que cuando la joven que socorría a Sinnove me dijo que si no podía controlar mi sed me mantuviera alejada, no dude ni un segundo para aclararle que si podría..
-Por supuesto, prometo en ayudarte en lo que pueda... se me parte el corazón al ver esta joven en tal deplorable estado – Dije sinceramente - ¿Me puedo acercar? - Pregunté tímidamente.
No sabría decir si no me movía porque una fuerza superior a mi me lo impedía o debido a que mi educación no me permitía acercarme sin un permiso previo. Opté por esperar que la joven que había vendado de forma tan ágil las heridas de Sinnove me permitiera acercarme a ambas jóvenes.
La joven le pidió a Sinnove que le diera alguna razón por la que quería seguir viviendo, que luchara para seguir con esa persona, Sinnove a su vez optó por declararnos a ambas de que quería ir con “ella” pues alguien la estaba esperando. Era una respuesta bastante particular, a mi por mi parte no me aportaba información alguna, pero albergaba que Xiamara, pues al parecer conocía a lla joven Sinnove, pudiera entender a quien se refería y así ambas, si Xiamara me permitía acercarme a las dos jóvenes para ayudarlas en lo que pudiera.
De pronto, unos sentimientos de felicidad habían abarcado mi cuerpo. Era extraño, no sabría decir por qué me sentía tan feliz de pronto, pero estaba agradecida a ello pues me había conseguido calmar un poco, quizás así podría lograr a pensar con más claridad y ver la situación desde otra perspectiva.
De pronto, me di cuenta en algo que había dejado por alto totalmente, ¿estaba segura de ello o solo eran imaginaciones mías debido a una especie de instinto maternal oprimido a la imposibilidad de tener hijos? No... estaba casi segura, la joven morena estaba embarazada. Por otra parte, era normal que no me hubiese dado cuenta de antes pues estaría de pocos meses, quizás semanas, pero podía ver con bastante claridad que en el cuerpo de la joven latían dos vidas.
-¿Está embarazada? - Pregunté sorprendida sin pensarlo.
Otro de mis tantos defectos era decir lo que pensaba, sobretodo cuando me sorprendía mucho, como ahora. Me había sorprendido de lo curiosa que resultaba la escena, pues había un fuerte contraste entre vida y muerte: el estado casi moribundo de Sinnove, o mi propio estado de muerta, y la vida que tan solo empezaba a latir en el cuerpo de Xiamara. Por otra parte, no había conseguido ver antes el embarazo de una persona... aunque quizás desde mi transformación no me había topado con ninguna fémina que estuviera en este estado tan interesante.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 05/01/2013
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