AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El Alquimista - Giàccomo Di Brunni
2 participantes
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El Alquimista - Giàccomo Di Brunni
Nombre del Personaje
Giáccomo D`Brunni
Edad
Aparenta 28 años físicamente, aunque 450 años han pasado desde su transformación…
Especie
Vampiro/Alquimista
Tipo y Nivel Social
Medio. Vive bien, no se queja.
Lugar de Origen
Alejandría
Habilidad
- Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.
- Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales". Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.
- Ilusión: Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.
Descripción Física
Descripción Psicológica
Un endemoniado científico encerrado en la mente de un loco. ¿Pero qué científico no es loco? Es como decir que un artista no implementa la proyección en su cuerpo del alma del personaje para interpretar un buen papel. Como sea, es sentir, plasmar y ejecutar, sin consciencia previa, sin críticas ni remordimientos, solo es… Él… Gran historiador, amante de las letras, filosofo por naturaleza, creador pero no mentor, odia hablar de demasiado de sí mismo o de lo que hace, impaciente, curioso, algo indiscreto pero se debe a la poca ¿Inocencia? No, un demonio no la tiene, y menos cuando se descubre quien es en realidad… Un asesino con guantes de seda, no mata directamente, jamás lo ha hecho, pero como dicen “La muerte no es necesariamente del cuerpo, la peor expiración es la del alma”… Ese es su principal objetivo…
Gran pensador ambiguo, impreciso en sus palabras, nada es un no definitivo ni un si inequívoco, no existen las verdades absolutas ni las lealtades indisolutas… Lo único que se puede palpar, es la muerte… Una que maneja a diario en un laboratorio, practicando sus maravillosas creaciones en seres de variadas razas por las que no siente compasión alguna… Lo único que despierta su emotividad y ansiedad, es una botella de whisky, una caja de cigarrillos y un buen libro, en realidad, varios de ellos, es tan inconformista con su conocimiento que no le basta solo uno para saciar su sed… ¿Las mujeres? Traicioneras, macabras, malignas pero un mal necesario sin el que no se puede vivir, si lo sabrá él, que sirve lealmente a la peor de todas ellas. Una Reina… Una por la que comienza su historia…
Historia
Es mejor que te sientes, no vaya a ser que te canses de escucharme. Relata Giáccomo desde su laboratorio, estableciendo un vaivén notorio mientras te observa desde su postura. ¿Dónde comienzo? ¡Sí, sí, sí! Un principio, o ¿No? Mejor pasemos a la parte primordial, donde estalla el éxtasis de una mente encerrada en un manicomio… Mi obra maestra plasmada en los labios de los psicópatas y maniáticos... No podría ser mejor… ¿Verdad? Contesta con una amargura entusiasta, tomando uno de sus libros impregnados de polvo, soplando las partículas para limpiarlo y leer el titulo en voz alta mientras acariciaba la caratula con suavidad ¡La biblia! la obra maestra de la basura católica, un buen libro para un ser asexual e inquisidor y creyente de jodidas ¡falacias!.... Si Dios fue capaz de crucificar a su único hijo en una cruz… ¿Qué no haría con nosotros? Concreta ausente, mirando el techo raso para luego escupir la portada y arrojar el libro al fuego donde comenzó a arder vivazmente. ¿Dónde estábamos? Ah, si… El principio…
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Giáccomo era un mortal como cualquier otro, proveniente de una familia de clase media que podían costear sus estudios de medicina en aquella época. Cuando tuvo las facultades y conocimientos suficientes, comenzó a trabajar en un sanatorio mental durante las noches para ayudarse a comprar algunos libros y no recargar a sus padres y 7 hermanos de tantos gastos y deudas que amenazaban con llevarlos a la ruina. Todas las noches vagaba por los pasillos, vigilando la conducta trastornada de algunos pacientes, evocando sus conocimientos para intentar descubrir alguna salvación, sin embargo, muchas veces, descubría que el remedio era mucho peor que la enfermedad.
Su mentor era un monje inquisidor, Valerius, un anciano de gran experiencia que practicaba lobotomías improvisadas en individuos dementes, retirando algunas partes del cerebro que minimizaban el comportamiento errático y anormal de algunos humanos que parecían vivir en otra realidad. Él solo le circulaba aquellas cirugías, tomando nota, observando, cada día formando parte de ello hasta que le fue concedido el cargo que mas ansiaba, (No precisamente el de tener contacto con esos seres repulsivos y dementes), sino el de un laboratorio subterráneo… Un lugar, donde Valerius seleccionaba a sus mejores estudiantes para confinarlos allí a practicar sus conocimientos en diversas formulas para crear pociones narcóticas y diferentes fármacos dopaminérgicos… Giáccomo, se gano la fama y el titulo de El Alquimista… Aunque luego se volvería un charlatán que intentaría convertir el sulfuro de arsénico en oropimento, ¿Quién diría que más tarde no lo lograría? Pero como todo cadáver, la putrefacción se sentiría después de unos días…
Tenía la gloria entre sus compañeros (¿Y quién no la tendría encerrado en un sótano junto a ratas de laboratorio?), el respeto y la concesión de Valerius que le permitía administrar sus formulas en algunos de sus pacientes… ¿Qué sucedió luego? Después de unos años de devoción a la rata inquisidora, la iglesia posó sus ojos en el sanatorio, descubrieron todos actos criminales de las mentes maestras y señalaron a la estrella del momento… Giáccomo obtuvo sus cinco minutos de fama cuando lo sacaron a rastras del laboratorio, le colocaron el correspondiente amarre y le dieron una patada en el trasero al refundirlo por años en una de las celdas del manicomio. De Alquimista… Pasó a ser un loco… “¡¡¡Idiotas!!!! Yo no estoy loco, es solo que mi realidad es distinta a la de todos ustedes!!!” Era su grito de guerra cada vez que alguien intentaba hablarle. Le atribuyeron una enfermedad de carácter diabólico, tal vez estuviera poseído por algún demonio, y ahora su ciencia era catalogada como hechicería macabra. Chapucerías de mentes débiles, infames regordetes con túnicas y cruces guindando de sus cuellos… Incapaces de limpiar su propio trasero, con miedo de no maltratar demasiado su cerebro. Si les daba diarrea, seguro quedaban imbéciles para el resto de sus vidas. O solo lo considerarían una “súbita fuga de ideas”, quien sabe, la mente humana es tan genial como un saco de papas…
Años y años pasaron desde el día en que lo privaron de su pseudo libertad, tallando en las paredes, sabanas, suelo y techo aquellas formulas que se le venían a la cabeza para una magistral creación con la que soñaba. Todas inspiradas en las voces que escuchaba a través de las paredes “Asesínalo, mátalo, envenénalo, córtalo, quémalo…” Sus antiguos pacientes fallecidos le susurraban en la cabeza con la única musa con el nombre de… Valerius… Un día, algunos guardias irrumpieron en su celda para llevarlo ante el nuevo doctor que le “practicaría una cirugía”, un término poco ortodoxo para decir que otro bastardo había tomado el puesto de Valerius e iba a abrirlo como a un cerdo para ser estudiado. Pero con lo que nunca contaron, es que en la misma sala había otro sujeto con ojos hambrientos que resultaría ser su salvación, era una bestia… Con forma humana, pero colmillos tan filosos que fueron capaces de romper sus cadenas. La melodiosa algarabía de los llantos, suplicas y gritos fue lo último que Giáccomo pudo captar antes de salir despavorido hacia las afueras del manicomio, huyendo de sus captores mas que de aquella bestia que logró atraparlo… ¿El resto? No es de su incumbencia… Aunque en realidad, ni lo recuerda…
Despertó nuevamente cautivo, encerrado en una caja de madera bajo algunos metros de tierra por el que tuvo que escarbar con sus propias uñas para salir, con una terrible ansia quemándole la garganta, siendo esperado fuera de su propia tumba por dos hombres que lo llevarían hacia su… ¿Salvación? Si es que, ser una bestia chupasangre podía llamarse así… Y su viaje comienza, siendo de utilidad por sus conocimientos a una noble mujer a quien jamás había visto… Una aristócrata que enviaba a sus feroces sirvientes para obligarlo a crear cosas tan hermosas como perfumes, hasta brebajes siniestros como venenos altamente mortíferos… Fue así, como se gano la confianza de la mujer y un día fue llamado a un ¿Palacio? ¿A quién demonios servía? Demonio, si… Una dama peligrosa con una mente maestra… Una actriz de la obra legitima de la vida, quien ahora, le otorgaba el poder de hacer lo que quisiera con la única condición de entregarle su alma… Su fidelidad… Su servicio…
Una oferta de esas no se desperdicia… Como dicen “Más vale servir al diablo, que atravesársele”, eso era, un vasallo del diablo, nuevamente el alquimista de las tinieblas, pero con muchos más beneficios que antes. La paga era buena, tenía un lujoso techo donde vivir, algunos humanos para comer del calabozo, un laboratorio equipado con mucha pólvora para hacer estallar el némesis en la tierra, la libertad de implementar sus inventos, mucho arsénico, todos los libros que pueda desear, algunos papiros, plumas y cigarrillos, ingredientes… ¿Lo malo? Convivir entre los que llamaba sus hermanos, aquellos hediondos vampiros desagradecidos que confiaban más en un cuchillo que en poder de la mente. Pero siempre y cuando tuviera la consideración de su ama, los beneficios de poner en práctica sus conocimientos, y vengarse de la sociedad que un día lo llamaron “loco”, estaría feliz de llevar a cabo sus trabajos sucios… ¿El resto? Si logras sobrevivir en éste mundo de demencia, lograrás contar tu propia versión...
________________________________________________________________
Les dije que no estaba loco… Solo que mi realidad es muy diferente a la de ustedes… Principalmente de quien en éste momento, tiene sus ojos fijos en mis palabras… Aun... ¿Me consideras normal?
Datos Extras
-Es difícil que haga una promesa, a pesar de estar loco, se considera un hombre de palabra.
-Muy rara vez lo llaman por su nombre, normalmente le dicen el Alquimista.
-Es muy culto, instruido, educado, maneja a la perfección otros idiomas y conoce de varias ramas de la ciencia. Pero escasa vez habla de ello.
-Hombre de pocas palabras, todo se resume a los hechos.
-Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices. Por eso prefiere el silencio.
-Lee más de lo que duerme y se alimenta.
-Tiene un laboratorio donde trabaja solo, sale algunas veces a interactuar (siempre y cuando tenga que matar a alguien) de resto, lo demás es aburrido.
-Si le dicen loco, será la última palabra que pronuncien.
-Maneja la espada con facilidad, solo dos veces la ha usado en su vida. Prefiere la muerte indirecta.
-Cuando no está trabajando en alguna de sus siniestras creaciones, prefiere jugar a las barajas. Más que un juego, es su sello personal que le confiere a su proxima victima.
Giáccomo D`Brunni
Edad
Aparenta 28 años físicamente, aunque 450 años han pasado desde su transformación…
Especie
Vampiro/Alquimista
Tipo y Nivel Social
Medio. Vive bien, no se queja.
Lugar de Origen
Alejandría
Habilidad
- Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.
- Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales". Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.
- Ilusión: Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.
Descripción Física
- Spoiler:
Descripción Psicológica
Un endemoniado científico encerrado en la mente de un loco. ¿Pero qué científico no es loco? Es como decir que un artista no implementa la proyección en su cuerpo del alma del personaje para interpretar un buen papel. Como sea, es sentir, plasmar y ejecutar, sin consciencia previa, sin críticas ni remordimientos, solo es… Él… Gran historiador, amante de las letras, filosofo por naturaleza, creador pero no mentor, odia hablar de demasiado de sí mismo o de lo que hace, impaciente, curioso, algo indiscreto pero se debe a la poca ¿Inocencia? No, un demonio no la tiene, y menos cuando se descubre quien es en realidad… Un asesino con guantes de seda, no mata directamente, jamás lo ha hecho, pero como dicen “La muerte no es necesariamente del cuerpo, la peor expiración es la del alma”… Ese es su principal objetivo…
Gran pensador ambiguo, impreciso en sus palabras, nada es un no definitivo ni un si inequívoco, no existen las verdades absolutas ni las lealtades indisolutas… Lo único que se puede palpar, es la muerte… Una que maneja a diario en un laboratorio, practicando sus maravillosas creaciones en seres de variadas razas por las que no siente compasión alguna… Lo único que despierta su emotividad y ansiedad, es una botella de whisky, una caja de cigarrillos y un buen libro, en realidad, varios de ellos, es tan inconformista con su conocimiento que no le basta solo uno para saciar su sed… ¿Las mujeres? Traicioneras, macabras, malignas pero un mal necesario sin el que no se puede vivir, si lo sabrá él, que sirve lealmente a la peor de todas ellas. Una Reina… Una por la que comienza su historia…
Historia
Es mejor que te sientes, no vaya a ser que te canses de escucharme. Relata Giáccomo desde su laboratorio, estableciendo un vaivén notorio mientras te observa desde su postura. ¿Dónde comienzo? ¡Sí, sí, sí! Un principio, o ¿No? Mejor pasemos a la parte primordial, donde estalla el éxtasis de una mente encerrada en un manicomio… Mi obra maestra plasmada en los labios de los psicópatas y maniáticos... No podría ser mejor… ¿Verdad? Contesta con una amargura entusiasta, tomando uno de sus libros impregnados de polvo, soplando las partículas para limpiarlo y leer el titulo en voz alta mientras acariciaba la caratula con suavidad ¡La biblia! la obra maestra de la basura católica, un buen libro para un ser asexual e inquisidor y creyente de jodidas ¡falacias!.... Si Dios fue capaz de crucificar a su único hijo en una cruz… ¿Qué no haría con nosotros? Concreta ausente, mirando el techo raso para luego escupir la portada y arrojar el libro al fuego donde comenzó a arder vivazmente. ¿Dónde estábamos? Ah, si… El principio…
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Giáccomo era un mortal como cualquier otro, proveniente de una familia de clase media que podían costear sus estudios de medicina en aquella época. Cuando tuvo las facultades y conocimientos suficientes, comenzó a trabajar en un sanatorio mental durante las noches para ayudarse a comprar algunos libros y no recargar a sus padres y 7 hermanos de tantos gastos y deudas que amenazaban con llevarlos a la ruina. Todas las noches vagaba por los pasillos, vigilando la conducta trastornada de algunos pacientes, evocando sus conocimientos para intentar descubrir alguna salvación, sin embargo, muchas veces, descubría que el remedio era mucho peor que la enfermedad.
Su mentor era un monje inquisidor, Valerius, un anciano de gran experiencia que practicaba lobotomías improvisadas en individuos dementes, retirando algunas partes del cerebro que minimizaban el comportamiento errático y anormal de algunos humanos que parecían vivir en otra realidad. Él solo le circulaba aquellas cirugías, tomando nota, observando, cada día formando parte de ello hasta que le fue concedido el cargo que mas ansiaba, (No precisamente el de tener contacto con esos seres repulsivos y dementes), sino el de un laboratorio subterráneo… Un lugar, donde Valerius seleccionaba a sus mejores estudiantes para confinarlos allí a practicar sus conocimientos en diversas formulas para crear pociones narcóticas y diferentes fármacos dopaminérgicos… Giáccomo, se gano la fama y el titulo de El Alquimista… Aunque luego se volvería un charlatán que intentaría convertir el sulfuro de arsénico en oropimento, ¿Quién diría que más tarde no lo lograría? Pero como todo cadáver, la putrefacción se sentiría después de unos días…
Tenía la gloria entre sus compañeros (¿Y quién no la tendría encerrado en un sótano junto a ratas de laboratorio?), el respeto y la concesión de Valerius que le permitía administrar sus formulas en algunos de sus pacientes… ¿Qué sucedió luego? Después de unos años de devoción a la rata inquisidora, la iglesia posó sus ojos en el sanatorio, descubrieron todos actos criminales de las mentes maestras y señalaron a la estrella del momento… Giáccomo obtuvo sus cinco minutos de fama cuando lo sacaron a rastras del laboratorio, le colocaron el correspondiente amarre y le dieron una patada en el trasero al refundirlo por años en una de las celdas del manicomio. De Alquimista… Pasó a ser un loco… “¡¡¡Idiotas!!!! Yo no estoy loco, es solo que mi realidad es distinta a la de todos ustedes!!!” Era su grito de guerra cada vez que alguien intentaba hablarle. Le atribuyeron una enfermedad de carácter diabólico, tal vez estuviera poseído por algún demonio, y ahora su ciencia era catalogada como hechicería macabra. Chapucerías de mentes débiles, infames regordetes con túnicas y cruces guindando de sus cuellos… Incapaces de limpiar su propio trasero, con miedo de no maltratar demasiado su cerebro. Si les daba diarrea, seguro quedaban imbéciles para el resto de sus vidas. O solo lo considerarían una “súbita fuga de ideas”, quien sabe, la mente humana es tan genial como un saco de papas…
Años y años pasaron desde el día en que lo privaron de su pseudo libertad, tallando en las paredes, sabanas, suelo y techo aquellas formulas que se le venían a la cabeza para una magistral creación con la que soñaba. Todas inspiradas en las voces que escuchaba a través de las paredes “Asesínalo, mátalo, envenénalo, córtalo, quémalo…” Sus antiguos pacientes fallecidos le susurraban en la cabeza con la única musa con el nombre de… Valerius… Un día, algunos guardias irrumpieron en su celda para llevarlo ante el nuevo doctor que le “practicaría una cirugía”, un término poco ortodoxo para decir que otro bastardo había tomado el puesto de Valerius e iba a abrirlo como a un cerdo para ser estudiado. Pero con lo que nunca contaron, es que en la misma sala había otro sujeto con ojos hambrientos que resultaría ser su salvación, era una bestia… Con forma humana, pero colmillos tan filosos que fueron capaces de romper sus cadenas. La melodiosa algarabía de los llantos, suplicas y gritos fue lo último que Giáccomo pudo captar antes de salir despavorido hacia las afueras del manicomio, huyendo de sus captores mas que de aquella bestia que logró atraparlo… ¿El resto? No es de su incumbencia… Aunque en realidad, ni lo recuerda…
Despertó nuevamente cautivo, encerrado en una caja de madera bajo algunos metros de tierra por el que tuvo que escarbar con sus propias uñas para salir, con una terrible ansia quemándole la garganta, siendo esperado fuera de su propia tumba por dos hombres que lo llevarían hacia su… ¿Salvación? Si es que, ser una bestia chupasangre podía llamarse así… Y su viaje comienza, siendo de utilidad por sus conocimientos a una noble mujer a quien jamás había visto… Una aristócrata que enviaba a sus feroces sirvientes para obligarlo a crear cosas tan hermosas como perfumes, hasta brebajes siniestros como venenos altamente mortíferos… Fue así, como se gano la confianza de la mujer y un día fue llamado a un ¿Palacio? ¿A quién demonios servía? Demonio, si… Una dama peligrosa con una mente maestra… Una actriz de la obra legitima de la vida, quien ahora, le otorgaba el poder de hacer lo que quisiera con la única condición de entregarle su alma… Su fidelidad… Su servicio…
Una oferta de esas no se desperdicia… Como dicen “Más vale servir al diablo, que atravesársele”, eso era, un vasallo del diablo, nuevamente el alquimista de las tinieblas, pero con muchos más beneficios que antes. La paga era buena, tenía un lujoso techo donde vivir, algunos humanos para comer del calabozo, un laboratorio equipado con mucha pólvora para hacer estallar el némesis en la tierra, la libertad de implementar sus inventos, mucho arsénico, todos los libros que pueda desear, algunos papiros, plumas y cigarrillos, ingredientes… ¿Lo malo? Convivir entre los que llamaba sus hermanos, aquellos hediondos vampiros desagradecidos que confiaban más en un cuchillo que en poder de la mente. Pero siempre y cuando tuviera la consideración de su ama, los beneficios de poner en práctica sus conocimientos, y vengarse de la sociedad que un día lo llamaron “loco”, estaría feliz de llevar a cabo sus trabajos sucios… ¿El resto? Si logras sobrevivir en éste mundo de demencia, lograrás contar tu propia versión...
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Les dije que no estaba loco… Solo que mi realidad es muy diferente a la de ustedes… Principalmente de quien en éste momento, tiene sus ojos fijos en mis palabras… Aun... ¿Me consideras normal?
Datos Extras
-Es difícil que haga una promesa, a pesar de estar loco, se considera un hombre de palabra.
-Muy rara vez lo llaman por su nombre, normalmente le dicen el Alquimista.
-Es muy culto, instruido, educado, maneja a la perfección otros idiomas y conoce de varias ramas de la ciencia. Pero escasa vez habla de ello.
-Hombre de pocas palabras, todo se resume a los hechos.
-Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices. Por eso prefiere el silencio.
-Lee más de lo que duerme y se alimenta.
-Tiene un laboratorio donde trabaja solo, sale algunas veces a interactuar (siempre y cuando tenga que matar a alguien) de resto, lo demás es aburrido.
-Si le dicen loco, será la última palabra que pronuncien.
-Maneja la espada con facilidad, solo dos veces la ha usado en su vida. Prefiere la muerte indirecta.
-Cuando no está trabajando en alguna de sus siniestras creaciones, prefiere jugar a las barajas. Más que un juego, es su sello personal que le confiere a su proxima victima.
Invitado- Invitado
Re: El Alquimista - Giàccomo Di Brunni
Bienvenido querido Giáccomo, realmente es muy entretenida tu historia, en lo personal, me encantó... Espero que te diviertas mi adorado alquimista, causa muchos estragos XD
FICHA ACEPTADA
FICHA ACEPTADA
Invitado- Invitado
Re: El Alquimista - Giàccomo Di Brunni
Por fin tenemos a El Alquimista oficialmente (:
Bienvenido al Victorian Vampires, la ficha impresionante y alucinante, muy interesante y me tuvo leyendo de principio a fin. Pues ya sabes, espero tener algun tema contigo muy pronto
Saludos y diviertete (:
Bienvenido al Victorian Vampires, la ficha impresionante y alucinante, muy interesante y me tuvo leyendo de principio a fin. Pues ya sabes, espero tener algun tema contigo muy pronto
Saludos y diviertete (:
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 7350
Fecha de inscripción : 19/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Alquimista - Giàccomo Di Brunni
Genial...ahora Nicholas y Ortros no seran los unicos alquimistas, eh...Bienvenido
Invitado- Invitado
Re: El Alquimista - Giàccomo Di Brunni
Esposooooo que bueno que llegaste!!! La ficha ya sabes que me encantó, no hace falta que te lo recuerde xDD
Espero que roleemos pronto y que te lo pases genial por aqui *.*
Besazos!!
Espero que roleemos pronto y que te lo pases genial por aqui *.*
Besazos!!
Shanon Owen- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 685
Fecha de inscripción : 22/06/2010
Edad : 32
Localización : À París, la ville de l'amour
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