Buscando novedades [Renata Isabella Della Rovere]

El vampiro se encontraba allí, intacto, quieto, frío y muerto en su ataúd, sus ojos abiertos, parecía que pensaba, y así lo era, estaba perdido dentro de sus recuerdos, los pocos que tenia y los mas importantes. Recordó viejos tiempos, en donde aun no llegaba a Francia. 

Se levanto de su ataúd y camino libremente por los pasillos de su mansión, con caminar tan elegante y de forma lenta, quiso entrar a la la biblioteca, donde encontraría una colección importante, donde el mismo era el autor de esos anchos y antiguos libros, sus diarios.    

Busco en ellos la fecha correspondiente del ultimo suceso, su mente aun mantenía fresca la mierda de aquel hombre, que de seguro a estas alturas estaría muerto, has que por fin, dio con gran éxito al anhelado diario. 
Tomo asiento en el sofá de terciopelo, y hojeo de forma rápida el capitulo que le daría la clave de donde comenzar su búsqueda. 

-  Ginno Della Rovere... - dijo su grave voz, la cual fueron sus primeras palabras de la noche joven. - cuanto tiempo ha pasado... - cerro con fuerza su diario y lo guardo donde correspondía. 
Se acerco hacia el gran ventanal que había en la habitación, este, se habría de par en par, hizo a un lado las gruesas cortinas de color esmeralda, para darle paso hacia el pequeño balcón. La luna aun no estaba en lo alto, eso significaba que no era tarde, las estrellas aun no salían, esa era otra señal, busco su reloj de bolsillo, quien le indicaba las 8 de la tarde. 

Respiro hondo la helada brisa proveniente de los inquietos arboles del bosque que quedaban aproximadamente un kilometro de de distancia. Dio media vuelta y entro para alistarse y salir de su mansión. 


Vestía formal, como de costumbre, llevaba un sombrero de copa, un abrigo bastante grande, el cual indicaba que era de una clase social alta, una chaqueta de color azul marino oscuro con botones de oro y luego su camisa de blanco de cuello ancho, su pañuelo de color blanco hueso, rodeando su cuello. Sus pantalones, de fina tela, no poseían ni una sola arruga, sus zapatos, bien lustrados, como siempre.

Su chofer fue el responsable de hacer todo el trabajo, ademas de informarle de todo lo sucedido con la familia que buscaba el vampiro, al parecer quien estaba al tanto de las cosas, era su sirviente, quien siempre se ha mantenido fiel a sus peticiones, cosa que le agrada a Lucius, la lealtad. 

Durante casi una hora de viaje, y entre paradas del chofer para preguntar si estaba en lo correcto, llegaron a la zona residencial de Paris, se adentraron y el carruaje se detuvo donde correspondía, en una gran mansión, las luces estaban encendidas en su interior, eso indicaba de que había alguien. Sin demora, el chofer entro a los jardines de la mansión, su entrada principal estaba muy bien decorada gracias a las flores y plantas que en mi eterna vida había visto en Paris, eran característicos de un solo lugar... Alemania.


Me baje del carruaje, mi llegada había sido anunciada por parte de un guardia, espere a que alguien encargado de la casa me hiciera informar sobre la actualidad de la familia. 
No sentía su presencia familiar dentro de ese terreno, tampoco su aroma, pero había algo raro, había una mezcla de su escénica allí dentro, de seguro, no se encontraría en su lujoso hogar.
- Mi nombre es Lucius Keverich y vengo a ver al señor Ginno Della Rovere. 

Al parecer el vampiro no había dado una buena sorpresa al comunicar que buscaba a ese hombre, el mismo mayordomo lo confirmo sintiendo bastante sorprendido, lo único que esperaba, es que no estuviese muerto.

Frunció el ceño, dentro de la gran mansión, el olor de la cena impregnaba cada habitación, había llegado en un mal momento. De pronto, sintió el caminar de dos personas, el mismo mayordomo y una mujer, joven de un peculiar aroma. 

- Bonne Nuit mademoiselle... - mientras saludaba inclino su cabeza en forma de saludo y respeto - mi nombre es Lucius Keverich, soy... Un viejo amigo de - "su padre" - ... Del señor Ginno Della Rovere. - se mantuvo firme, como si nada supiera, bastante natural y algo frío. 

La mujer que había tomado las riendas de lo sucedido, y que al parecer solo estaba ella, deducción que saco solo por ser una mujer quien atendiera a tal extraño, tenia al vampiro bastante intrigado, su rostro poseía algunas facciones de Ginno, su nariz por ejemplo, su olor, su sangre, estaba mezclada, sin duda, debía tratarse de su hija.

- Soy un viejo amigo que solo hace poco ha llegado a Francia - mintió. Lucius pensó rápidamente en las comodidades en como vivía, debió de heredar la rechazada oferta de gran nivel jerárquico de su padre, dando como consecuencia la ruptura de nuestros contactos.

- Madame, no quiero seguir interrumpiendo en sus asuntos, pero quisiera saber, donde puedo encontrar a Ginno Della Rovere - tal vez esto ayudaría a que el vampiro conociera de mejor forma a la hermosa mujer que tenia a su frente, la cual era bastante atractiva, pensó que no estaría mal una compañía femenina por esta noche y mejor aun si se trataba de la realeza. 

Al vampiro le pareció muy agradable la primera impresión de la joven perteneciente de la realeza, no lo esperaba, pero aun faltaba por conocerla, algo sentía que debajo de ese bello rostro y espléndido cuerpo, la mujer adinerada poseía un carácter indomable y sagaz.

Sonrió levemente en forma agradecida - es usted muy amable madame, con permiso- le respondió con cuidado antes de entrar a la gran mansión real. Le sorprendió bastante, la arquitectura y las decoraciones eran bastante modernas, habían cosas que desconocía y que simplemente no había visto nunca, tal vez esta era una de las desventajas de ser un vampiro viejo, las ganas de recorrer el mundo nuevamente ya no eran las mismas, logrando quedarse pegado en un sitio y envejecer por el resto de la eternidad, se mantenía allí y no salía de su mansión. Pero de seguro mas de algún objeto le traerá recuerdos de la hermosa y añorada Alemania. 

Lucius siguió fielmente a la joven, donde viendo su caminar, logro afrontar que estaba hipnotizado por tal belleza y delicadeza, eso le hizo esbozar una sonrisa traviesa a sus espaldas diciendo - es... Un muy hermoso lugar, como desearía tener algo parecido en mi colección. - junto con su voz, seductora y algo grave. 

Espero a que ella tomara haciendo, dejo con el mayordomo su costoso sombrero y abrigo, dejandolo solo con su chaqueta, de la cual colgaba una cadena que contenía su preciado reloj de bolsillo. Muy acogedor el lugar, lastima que no pudiera sentir ese calor que emanaba de la chimenea. 

Escucho atentamente a la dama, que ahora que lo recordaba, no poseía conocimiento de su nombre, cosa que logro molestar cautelosamente al vampiro. Frunció el ceño al enterarme de tal cruel noticia - cuanto siento lo de su madre - muy pocas veces tuve la oportunidad de compartir junto a ella, los negocios siempre partían en una sala privada con Ginno, ella también poseía el don de la belleza. 

No perdía la mirada de la joven por ningún segundo, sintió ese leve aumento de latidos en su corazón cuando comenzó hablar de la tragedia de su padre, una mujer fuerte, pensó Lucius. 


Lucius se puso de piel nuevamente junto con la dama, la costumbre de mantener siempre esa etiqueta, lo seguía como sombra. Recibió su vaso, pero no bebió de el, aun. - me parece sorprendente que usted tenga tanta fuerza de poder contar lo sucedido como si fuese solo una historia - se atrevió a decir - mis, sincero pésame, lamento tener que venir a recordarle tanto dolor, madame... - observo su vaso, el cual reflejaba como el fuego se movía fogosamente en la chimenea, bebió de el solo un sorbo. - como le dije, acabo de llegar a Paris, y me pareció interesante querer saber de el. Han pasado tantos años. - lo ultimo, logro decirlo en un tono de voz mas bajo. 

Ahora que lo recordaba, Ginno tenía una hija, la cual conoció cuando apenas tenia entre cinco y siete años, dudaba mucho de que pudiera tener memoria de su persona, no compartieron mucho como para mantenerlo en sus recuerdos, a no ser que su memoria fuese espectacularmente admirable. - Creo que, nunca tuve el placer de conocerla. - no quería levantar sospechas sobre su edad, ya que perfectamente podía ser cuestionada. 

Bebió nuevamente, donde solo le quedaría un sorbo mas del trago, lo dejo a un lado y volvió hacia la joven - si no es mucha molestia, y no quiero causarle mas dolor, quisiera visitar su tumba.