Jugando con las serpientes (LIBRE)

por **Yelena "La Viuda Negra"** Miér Ago 01, 2012 11:25 am

Caminaba por las calles de Paris esperando encontrar algo divertido que hacer, la ciudad había resultado ser mas monótona de lo que esperaba y empezaba a extrañar la fama que tenía en Rusia, así como la diversión de una buena caza rodeada de un grupo vampirico…

No había conocido a muchos vampiros en Paris y eso comenzaba a resultarme algo extraño, ¿sería que tendría algo que alejaba a la gente? Bueno, vale, reconozco que a lo mejor mi fama de Viuda Negra había llegado a oídos de muchos y temían acabar asesinados pero me sentía bastante sola, de no ser por mis mascotas…

Caminé con una de mis preferidas, una serpiente de coral, mortal para los humanos, enroscada en mi cuello, permaneciendo allí oculta por mis cabellos y me dirigí a uno de los muchos parques de la ciudad… Podría seguramente alimentarla y ¿quien sabe si podría encontrar diversión?

por **Cynthia Dalma** Miér Ago 01, 2012 11:52 am

París...¡qué divertido era París por una noche! Toda una maravilla, la verdad. Era como si un mundo nuevo se abriese ante mí. Como si despertase del largo letargo del día, cuando seguía errando por París en mi forma transparente...o simplemente me limitaba a desaparecer durante el día, algo que me gustaba mucho hacer durante el día. Además, era divertido porque bajo mi forma corpórea, con el vestido negro y dorado, mi largo pelo rojo, los luminosos ojos verdes que a veces se encendían con una rara luminiscencia, mi piel blanca y mis rasgos de muñequita casi parecía un vampiro. Casi.
Quizás ésto confundiese a alguna que otra criatura sobrenatural con la que me topase por el camino...que era justo lo que buscaba.
Porque aquella noche no me dedicaba a errar...ni a vagabundear por aquella ciudad. No, aquella era una de las muchas noches en la que proseguía mi búsqueda. Una búsqueda sin fin que hacía para encontrar a alguien que era probable que anduviese por allí, por el mundo de los mortales bajo forma sobrenatural. Tenía que preguntar...buscar...por si alguien, una sola persona, podría haberle visto. O sabido su nombre.
Pero miraba y miraba y no veía más que mortales a mi alrededor, ni siquiera veía otras de las criaturas sobrenaturales que había visto en días anteriores, algunos otros vampiros que desaparecían rápidamente, otros brujos y...fantasmas. Aunque a éstos últimos, más que verlos los percibía, andando durante todo el santo día bajo la forma en la que yo andaba bajo la luz del día, a veces yendo a la luz, pero la mayoría errando o lamentándose. A veces se dejaban ver. Pero cuando trataba de hablar con ellos se desvanecían rápidamente.
Cuando entré en uno de los parques mi búsqueda comenzó...al fin, a dar frutos. Vi a una dama allí, una vampiresa que a saber lo que estaría haciendo allí. De haber muerto habiendo sido una simple humana probablemente no la habría identificado como tal....pero de viva, siendo bruja, era perfectamente capaz de identificar perfectamente a estas diabólicas criaturas. Así que me acerqué a ella y exclamé:
-¡Disculpa!-para que se girara y me viera. Me pregunté cómo reaccionaría. Sería divertido.

por **Shadow Shayker** Miér Ago 01, 2012 12:00 pm

Anzu ya se había alimentado esa noche, y Shadow ahora conversaba con la joven que se estaba recuperando. Ese ligero hechizo que Anzu usaba sobre las emociones ajenas podía resultar bastante peligroso si se dejaba a esa joven sola. Ella ya había visto como jóvenes tropezaban y se rompían el cuello mientras le dedicaban palabras de amor a la vampiresa. Ahora mismo la joven la rodeaba con sus brazos y acariciaba sus cabellos, como si Shadow fuese lo más hermoso que hubiese visto jamás.

_ Tú no lo entiendes Elena... estás bajo un hechizo... tú no sientes esto por mí_ Trató de indicarle por enésima vez. Pero Elena no parecía querer creérselo, y Shadow lo entendía. Era una joven hermosa, pero vestida con harapos. Anzu la había escogido porque su mente era débil, y era fácil de manipular. Shadow pensó que no le haría daño que viviese su ilusión, y por eso se negaba a ver la realidad_ ¿No es eso es el amor? ¿Caer hechizado por alguien y desear estar con él pase lo que pase?

Shadow suspiró y la dejó allí cuando cayó en el sueño que tanto necesitaba. La hubiese llevado a su casa, pero la joven no tenía hogar, ni familia. Por un momento pensó en adoptarla, pero Anzu la convertiría en una esclava y eso era justo lo contrario a lo que ella deseaba. La dejó allí tumbada y beso tiernamente su frente antes de continuar su camino.

Hasta que un sonido captó su atención, sus sentidos captaban el sonido de una serpiente, y sus ojos la buscaron, teñidos de rojo como la sangre nueva que surcaba su organismo. Shadow temía por las personas con que ese animal pudiese encontrarse, pues en el fondo trataba de redimirse con esas pequeñas acciones, para que Ra la perdonase.

Y sus ojos captaron a la serpiente, colgada del cuello de una joven. Una mascota peligrosa para un humano, pero la joven que la portaba no lo era, su olfato le indicó que estaba ante un congénere. Y trató de hablarle, cuando alguien se le adelantó. Al principio, pensó que se trataría de una humana, pero no había pulso en su interior. ¿Otro congénere? O quizás otra cosa... No tenía la certeza.

_ Interesante reunión la que estamos teniendo..._ espetó, sin saludar. Había algo en la atmósfera que la inquietaba, pero Shadow no era una cobarde, además, Elena aún estaba débil y podía ser presa fácil para cualquiera de las dos criaturas si estas la localizaban. Se apoyó en un muro, y sonrió de un modo curioso_ Qué modales los míos... Soy Shadow Shayker.

por **Yelena "La Viuda Negra"** Jue Ago 23, 2012 12:22 pm

Caminaba vagando por el parque buscando oir algun sonido que me dijera que habría alimento cerca pero lo primero que sentí fue una presencia, no parecía como cualquier cosa que hubiera conocido y eso solo significo que loq eu se acercaba era un fantasma. Había oido hablar de ellos durante todos los años de vi existencia pero nunca había logrado toparme con uno.

Esperé paciente y observé como una chica se acercaba, parecía bastante joven por lo que me pregunté cual habría sido su muerte.-Buenas noches fantasmita-le contesté a la vez que una nueva vampiresa aparecía allí. El lugar comenzaba a cobrar vida y eso solo significaba que estaba yendo por el lugar adecuado ya que la última tenía un olor a sangre humana fresca encima.

-Tienes razon, muy interesante… dos vampiresas y una fantasma… Soy Yelena-dije haciendo una leve inclinación de cabeza mientras miraba a ambas curiosa mientras mis sentidos comenzaban a agudizarse para escuchar la respiración de la humana.

por **Cynthia Dalma** Vie Ago 24, 2012 4:03 pm

Alcé una ceja cuando la vampiresa se giró y me llamó fantasmita. ¿Cómo lo había sabido? ¿Cómo había sabido tan pronto lo que yo era? Y más estando como estaba en mi forma corpórea. Me molestó un poco, sí, para qué negarlo, ya que casi nunca podrás encontrarme por el día en forma translúcida (por puro egocentrismo y envidia por la vida misma, más que nada) pero luego supuse que quizás fuera vieja y pudiera de alguna forma leer mentes, incluso a los fantasmas que podían adoptar forma corpórea con tanta facilidad como yo. O quizás habría hecho algo sin darme cuenta, como bajar la temperatura del ambiente con mi mera presencia, algo que solía suceder. Por lo que recordaba, los vampiros podían sentir... ciertas cosas. Lo que sí era seguro es que podían sentir más cosas que nosotros los fantasmas, o al menos con más intensidad, ya que mantienen su cuerpo siempre, aunque tampoco tengan vida. Qué pena que no pudiese meterme en el cuerpo de un vampiro. Porque si no habría cogido yhabría poseído a aquella joven, que además llevaba una serpiente en el cuello. Qué suerte que no fuera humana.
-Me llamo...-dije en un tono un
poco malhumorado, como de niña caprichosa. Pero luego abandoné mis malos modos y me dispuse a preguntarle lo que quería preguntarle. Tenía que ser amable.
Pero no me dio tiempo a preguntárselo, ni siquiera a terminar de decir mi nombre porque entonces llego otra vampiresa, otra joven pelirroja, con un color anaranjado, prácticamente casi después de que la otra vampiresa se girase y me hablase, por lo quequizás hubiera escuchado esto último, cosa que me encasquilló más todavía. Aunque nada podía decir que la pelirroja fuera más joven o más vieja que la morena. De todos modos ¿qué puedo decir? No soy adivina.
¡Pero ojalá lo fuera! ¡Y ojalá estuviera viva! Creo que estos pensamientos melancólicos bajaron incluso un poco la temperatura del ambiente.
-Desde luego que sí, ésta es una reunión bastante interesante. Un placer conoceros, Shadow y Yelena, mi nombre es Cynthia Dalma. ¿Sois ambas de París, mademoiselles? Si es así seguro que ambas sois conocedoras de lo que se puede conocer por la noche en esta ciudad tan...mágica. O de sus lugares más bellos y magníficos. O de sus leyendas...-No pude evitar recalcar un poco esta última palabra. Entonces las volví a mirar con cierta curiosidad, e incluso cierta envidia, pasándome la manos por el pelo rojo, como si llevara una trenza, aunque en realidad lo tenía enmarcándome la cara y suelto por la espalda. Había cosas que me preguntaba. Y quería ver si alguna podía...saber algo de lo que quería saber.

por **Shadow Shayker** Sáb Ago 25, 2012 1:13 pm

Un fantasma. La otra mujer era un fantasma. Shadow había contemplado muy pocos en su vida y ya ni recordaba su encuentro con el último. Lo que si sabía, es que eran seres muertos. Espectros del pasado. Lo que no era tan distinto a lo que ella era. Ella no era más que un recuerdo de Egipto, un recuerdo amargo. Shadow encontraba doloroso recordar todo aquello. Esos recuerdos terribles, que sólo una cosa podía serenar. Sólo su Erika conseguía que dejase de sentir dolor, que dejase de ser un monstruo insaciable. Sólo junto a ella se sentía plena.

_ Es un placer conoceros. Pero no, Cynthia. No soy de París._ dijo, y una sonrisa melancólica se alojó en sus labios. Añoraba Egipto, añoraba el calor del sol. Añoraba las figuras religiosas. Añoraba a Zandramas y a su madre. Y nunca, hiciese lo que hiciese, conseguiría. Por más años que pasasen, no dejaba de rememorar aquello. El dolor permanecía alejado en su pecho siempre. Sólo se disipaba cuando estaba con la cazadora que tanto la amaba_ Yo soy de Egipto, pero no es una tierra a la que ahora pueda volver, por más que quisiera. De todos modos, allí ya no queda nada para mí. Hace demasiado tiempo que me marché.

2800 años lo cambian todo. Las gentes, los deseos, los sueños y las costumbres. Sabía que si volvía no encontraría lo que había dejado atrás, y eso era algo que temía más que a nada en el mundo. No deseaba ver que había sido de su hogar, lo poco que pudiese quedar del lugar en que vivió.

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