Encuentros en las sombras [Libre]

por **Erika Knight** Vie Ago 03, 2012 4:07 am

Guardó la estaba en el cinturón antes de ponerse de nuevo la capa por los hombros. Nadi le habría identificado en esos momentos como quien era en realidad. Se subió la capucha de terciopelo negro y salió a la calle contigua mirando a ambos lados. Como buena cazadora y asesina, Shadow sabía ser tan silenciosa como cuidadosa a la hora de elegir el momento de acabar con sus enemigos, pero eso no quitaba que de vez en cuando mirara a su alrededor y se asegurara que nadie habia visto como entraban dos personas y salia una del callejón. Aunque por aquella zona rara vez algo como eso llamaba la atención.

Se ciñó más la capa para que nadie notara que la dama iba en pantalones en lugar de la tipica falda femenina. No le interesaba en absoluto llamar más la atención de los vampiros. Ademas estaba herida y no quería atraer a nadie con la vision y, sobre todo, el olor de la sangre. Caminó deprisa, la cabeza baja y la daga asida fuertemente en su mano izquierda mientras la derecha colgaba a un lado. Posiblemente tuviera una fractura leve.

Estaba a punto de llegar al lugar donde había dejado el coche que la llevaría de nuevo a su casa y donde tendría que deshacerse de sus ropas de asesina para sustiruirlas por las de una dama. Solo un giro mas y ya estaría allí. El dolor del brazo era cada cez más intenso, lo que la hizo apretar los dientes. Un poco más, solo un poco más...

Cada paso sentia que la tensión se iba evaporando sustituida por la espectativa de llegar al fin...De repente alguien surgió de una de las callejuelas a su lado, golpeandole el brazo herido y haciendole lanzar un bajo gemido de puro dolor.

por **Soren Kaarkarogf** Vie Ago 10, 2012 9:28 am

Esa noche como muchas otras noches el vampiro había salido a comer, bueno en realidad era más exacto decir que salía a 'beber' pero al le gustaba pensar que 'comía' porque eso de alguna manera le conectaba mejor con su humanidad perdida. Ahora que lo había perdido todo luego de ese nefasto viaje a Rumania donde estuvo capturado y confinado en un calabozo gracias a un cazador muy hábil que le había capturado, no tenía mucho dinero y mucho menos un trabajo con el cual comenzar a revivir sus finanzas. Antes trabajaba como profesor, pero ahora su plaza de literatura clásica e historia del arte habían sido tomadas por otra persona y su tienda había sido saqueada por ladrones comunes al encontrarse abandonada por más de un año.

Se sentía particularmente miserable y molesto con el mundo esa noche, su suerte no había sido del todo buena ¿Y cuando lo había sido realmente? Se cuestionó, quizás no era la suerte o el mundo a su alrededor, si no que no era lo suficientemente buen vampiro como para afrontar los retos que debía tener un inmortal. Debía ser más cuidadoso, menos confiado, más astuto y quizás más despiadado.

Saltó por los tejados en busca de una presa fácil, de un anciano que ya estuviera cercano a sus últimos días, (pues Soren consideraba un verdadero pecado beber de personas jóvenes) y el olor de la sangre lo distrajo de repente. Giró su rostro, con los ojos abiertos de par en par, azules y casi traslucidos apenas bañado por la tenue luz de las antorchas y velas en casas a lo lejos, escuchó unos pasos, la presencia, el olor, un ser humano estaba por allí desafiando los peligros del a noche, caminando en medio de esa oscuridad.

- ¿sera que hoy tengo suerte? - Se preguntó y sonrió, antes de bajar de un salto y caer justo al lado del cuerpo de dicha persona, le empujó un poco con el impacto, pues Soren no era precisamente un vampiro sigiloso y a decir verdad era bastante torpe.

- Oh... lo siento - Se disculpó sin pensar y entonces notó el gemido y que la victima resultó ser una joven mujer que olía irresistiblemente a sangre.

por **Erika Knight** Vie Ago 10, 2012 11:24 am

Alzó la vista del suelo, donde la tenía clavada desde hacía rato, y miró al joven. Hizo el intento de esbozar una sonrisa pero no estaba segura de haber podido lograr su objetivo de eliminar el gesto de dolor de su rostro. Rápidamente recordó que se estaba ocultando y que trataba de aparentar no ser la dama de clase que era así que volvió a bajar la mirada.

-No lo sintáis, soy yo la que debe pedir disculpas. Al fin y al cabo era la que no iba mirando por donde iba- dijo en un susurro.

Se ciñó más aún la capa, ocultando la daga entre los pliegues. Sentía la debilidad tomando posesión de ella. Pero no podía permitírselo ahora, no cuando estaba tan cerca de llegar al lugar seguro que era el coche. Alzó de nuevo la cabeza, muy poco esta vez, y lo miró con cuidado de aparentar una simple dama de baja alcurnia.

-Lo siento de veras si os he ofendido, mi señor.- a duras penas pudo evitar que la amargura saliera en su voz. No era dada a llamar a nadie señor, o al meno no a nadie que no lo mereciera.

por **Soren Kaarkarogf** Vie Ago 10, 2012 3:13 pm

Cuando ella alzó el rostro reveló unas facciones bastante atractivas, una rubia de cabellos ondulados y ojos llenos de determinación, Soren se sorprendió con el contraste que encontró entre sus sumisas palabras y su mirada que parecía la de una mujer llena de dignidad y fuerza. Notó además el gesto con la capa ¿Quería ocultar algo? Se preguntó, seguramente la herida, pues aunque no pudiera verla, podía olerla y el olor era muy fuerte, la sangre era fresca, por lo que esa herida podría ser reciente.

Una herida así no es fácil de sobrellevar y probablemente sobrevivir, además estaban bastante lejos del hospital, casi al otro lado de la ciudad, la chica alcanzaría ni a llegar sola, ¿Pero en que estaba pensando en ayudarla? ¿A una desconocida?.

Hey Soren, recuerda que tenías sed, ibamos a comer.

Sacudió la cabeza levemente como si estuviera diciendo un 'no' silencioso y volvió a dirigirse a ella.

- No me ha ofendido Madame, no se preocupe de más - Explicó sin sonreír, no porque fuera un grosero o no fuera amable, simplemente porque las sonrisas no le salían tan fácil - Es bastante tarde y está muy oscuro, si no le importa, me gustaría acompañarla hacía donde se dirija... hay muchas criaturas por ahí al asecho... y bueno... usted está herida - No planeaba revelar tanto y probablemente estaba quedando como un supersticioso que 'creía' en criaturas de la noche, pero era preciso, de lo contrario esa mujer terminaría desangrada y Soren odiaba que se desperdiciara ese líquido carmesí tan delicioso...

por **Erika Knight** Vie Ago 10, 2012 5:30 pm

Lo miró sorprendida por su ofrecimiento. En aquellas calles la amabilidad era escasa, lo que más contaba era la supervivencia propia y si alguien necesitaba algo, a pesar de estar herido, tendria que buscarse la vida. Le estaba agradecida por tan generosa oferta y posiblemente que el joven la acompañara no era tan mala idea, aunque tendría que abandonar la intención de ser recogida en su coche.

-Es muy amable por vuestra parte preocuparos por alguien como yo, mi señor- se sostuvo el brazo contra el pecho ya de forma más evidente, tratando de que se vislumbrara los menos posible el arma en su mano. Aun no había encontrado la ocasión de guardarla en su funda. Ademas algo de lo que había dicho la intrigaba- En realidad no creo que sea nada grave, un corte sin importancia, pero sangra tanto que me dirigía al hospital. Sin embargo no quisiera importunaros en vuestro camino.

Aunque en un principio había tenido la intención de llegar cuando antes a su destino ahora notaba la curiosidad crecer en su interior. Sus palabras anteriores parecían querer decir que sabía de la existencia de las criaturas que cazaba. Pero al mismo tiempo Shadow era consciente de que no podía ser así, ya que es mundo nocturno era algo dudoso para la mayoría de los humanos.

por **Soren Kaarkarogf** Vie Ago 10, 2012 6:26 pm

¡La mujer en realidad iba a hospital! Lo sabia, la herida tenía que ser grave. Un vampiro podía oler una pequeña herida y darse cuenta cuan grande era dependiendo de la intensidad del olor. Esta olía demasiado fuerte, calculaba que la herida podría tener más de 10 centímetros y sabía por experiencia cuan débiles y frágiles eran los humanos, una perdida de sangre continua podría causarle anemia y por completo, podría quedar inconsciente y a merced de cualquier ladrón.

Bueno, en realidad, si se comparaba con un ladrón común el era mucho más peligroso. Soren se mordió el labio suavemente sin mostrar los colmillos, de repente se encontraba entre un dilema moral, salvar la vida de aquella mujer que parecía pura e inocente o seguir su cacería y encontrar algún viejo del que beber.

Pero la sangre de ella... huele delicioso ¿No? Quizás podamos darle aunque sea un mordisquito.

De nuevo la voz. El vampiro sacudió la cabeza de nuevo. Debía llevarla al hospital, pero a pie no llegarían nunca. Necesitaban un carruaje o un medio de transporte más rápido ¿Pero como viajar a gran velocidad sin revelarle a la dama que él era una criatura de la noche?

- Madame, el hospital está realmente lejos, está en el otro lado de la ciudad ¿Esta segura de que puede caminar tanto, con esa perdida de sangre, podría perder el conocimiento - Explicó, no era un experto en medicina, pero luego de tantos años de vida se aprendían cosas - Si... vuestra casa o refugio no está lejos de aquí, puedo escoltarla hasta allí y luego ir por un médico - Le sugirió con algo de nerviosismo - Se un poco de medicina, podría detener la hemorragia ahora mismo si me permite ver mejor el brazo, esto daría tiempo a que llegue el doctor -

¿Confiaría ella en él?

por **Erika Knight** Sáb Ago 11, 2012 3:58 am

Frunció el ceño. Aquel ofrecimiento le resultó extraño, más incluso que el de llevarla a donde fuera que se dirigiera. Tal vez en ladrón fuera él en realidad. De todas formas no le dio mucha importancia ya que, como dama pobre que estaba fingiendo ser, no podía llevarle a su casa ni mostrarle el coche en el que había llegado.

-Me temo que mi hogar era los pocos cartones que me han robado- dijo imprimiendo en su voz un deje de vergüenza- No me queda más remedio que ir al hospital y que, con un poco de suerte, me ingresen para así tener un lugar donde pasar esta noche.

Esperó ser lo suficientemente convincente pero cuando le pidió que le mostrara el brazo dudó. No es que se opusiera a que alguien que afirmaba saber algo de medicina se ofreciera a detener el abundante sangrado pero temía que, si le mostraba el brazo, al quitarse la capa, se desmoronara tosa su mentira. Bajo ella vestía unos pantalones de cuero de los que una pobre no se podría permitir y un juego de armas que desde luego no la hacían ver como la dama indefensa que el joven la creía.

-Sois muy considerado pero...Me temo que si os muestro la herida terminareis tan lleno de sangre como yo y...- no pudo terminar la frase pues le sobrevino un mareo y tuvo que estirar la mano en la que sostenía la daga para apoyarse en la pared. Apenas pudo evitar que la capa se abriera y solo mostrara la parte en la que no llevaba ningún utensilio punzante.

por **Soren Kaarkarogf** Sáb Ago 11, 2012 11:26 am

Cautelosa, eso es lo que pareció que era esa doncella. Una mujer común estaría encantada de ser asistida por un caballero, las mujeres de la época resultaban ser confiadas y se intimidaban ante lo que un hombre les sugería debido a su sumisión, pero esta mujer o bien escondía sus verdaderas intenciones o bien era cautelosa por naturaleza. Parecía ser muy pobre y avergonzarse de ello, si su casa eran cartones significaba que no tendría donde pasar la noche ¿no?.

Más problemas, pensó acomodándose las gafas con la mano izquierda, ya no podía dar la vuelta e irse como si no hubiese visto nada, dejar a esa mujer a la merced de la noche sería un verdadero crimen, con esa herida seguro no amanecía viva. Pero Soren tampoco tenía mucho dinero, de hecho, luego de haber perdido su trabajo en la Universidad y haber sido saqueada su tienda, era como si tuviera que comenzar desde 0. Los esfuerzos de muchisimos años de trabajo ahora no significaban nada y literalmente el tampoco tenía donde caerse muerto (solo que ya estaba muerto, pero igual la metáfora aplicaba).

La mujer se negaba a mostrarle el brazo y a ese punto Soren ya no sabía que hacer, pero entonces ella tembló y literalmente se derrumbò, apenas pudiendo sostenerse en pie gracias a la pared. Soren se movió rápidamente hacía ella y la tomó por los hombros, sin preguntar nada más, retiró la capa para dejar el brazo al descubierto, no se fijo en la ropa que llevaba y le importó poco, ahora lo único que podía ver era el apetitoso e hipnotizarte color de la sangre que resbalaba por el brazo. Las pupilas negras del vampiro crecieron como las de un gato al ver un pajarito desprevenido en el cesped y casi ocuparon todo el iris azul, el olor de la sangre penetró su nariz como un golpe directo y por unos segundos creyó que entraría en un frenesí incontrolable, porque realmente tenía mucha sed.

-Oh Dios...- Murmuró al ver toda esa sangre en bandeja para él, tragó saliva e intentó encontrar fuerza en donde no la tenía para resistir la tentación, apretó los dientes dentro de la boca y carraspeó, antes de buscar en sus bolsillos afanosamente un pañuelo. Todo caballero siempre tenía un pañuelo consigo como era la costumbre de la época. Sacò entonces el pañuelo blanco y comenzó a limpiar la herida sosteniendo aún a la dama con el otro brazo para que no se cayera, la herida parecía profunda y la sangre no paraba de salir.

Sólo una pequeña lamida... Soren vamos...

Apretò el pañuelo contra la herida y este naturalmente se fue tiñendo paulatinamente de rojo, lo amarró con fuerza suficiente como para detener la hemorragia temporalmente.

- Madame... por favor, si no atendemos esta herida, usted podría no sobrevivir a esta noche – Dijo al final, no podía dejar de mirar el brazo de la mujer, sus manos tambièn se habían teñido de sangre y deseaba lamerlas más que a nada en el mundo.

por **Erika Knight** Sáb Ago 11, 2012 12:31 pm

Ya una pequeña parte de su cerebro era la que pensaba racionalmente, la que la alertaba que no confiara en nadie que le ofreciera ayuda. Apenas atinaba a decirle que el joven ni siquiera había reparado en sus armas cuandole había abierto la capa y que solo miraba su herida con una particular obsesión que no podía ser sana.

Sin embargo la parte que regulaba el dolor era la que la dirigía ahora. Ella fue la que permitió que... Ni siquiera sé como se llama, se le ocurrió como un pensamiento pasajero. Fue esa parte la que había permitido que le descubriera la herida, que la tocara y que la tratara de detener temporalmente.

Sonrió débilmente al joven. Ya no sabía que tono era ese que tenía su voz pero tal vez fuera urgencia, quizás incluso algo de preocupación. No sabía lo que era o quizás ya no le importaba. Él tenía razón. Apoyó su peso en el chico, bajando finalmente sus defensas y dejó que la daga se aflojara en su mano hasta caer al suelo. No tenía importancia, podría conseguir otras. Ni siquiera era de plata pura como el resto.

Calculó que el coche ya no estaría donde lo había dejado. Había dado la orden de que se fuera si en dos horas no había llagado. Pasarían ya algunos minutos de ello y sus hombres sabían lo estricta que era con ese tipo de órdenes. Ahora estaba realmente sola.

-Ni siquiera sé el nombre de mi salvador- dijo en los principios de su delirio. Trató de dar un paso hacia adelante. Tenía que llegar rapido al hospital y ya le daba igual cómo. Incluso si tenía que hacerlo a rastras lo haría. Pero no pudo avanzar y volvió a poner su peso por completo en el chico- Lo siento, me temo que ni siquiera soy capaz de andar.

por **Soren Kaarkarogf** Dom Ago 12, 2012 12:07 am

Si acercaba sus labios a la herida, si comenzaba a lamerla, seguro esa terrible sed que lo agobiaba desaparecería y podría pensar con claridad, podría descansar y sentirse vivo otra vez, porque finalmente lo que busca un vampiro es prolongar la existencia misma con cada sorbo de sangre, alejar la muerte y repetir el proceso como un circulo vicioso. Soren lo había hecho durante casi 300 años y volvía a estar frente a esa tentación que lo atormentaba cada tanto en las noches.

Soren Kaakarogf es mi nombre Madame – Respondió con un murmuro, la voz de ella sonaba muy débil y su cuerpo perdía cada vez más el control de si misma, entonces la daga cayó y eso si que lo notó, una arma de esas no pasa desapercibida, especialmente con una hoja tan afilada. El vampiro se preguntó como era que una dama tenía tan peligrosa arma con ella ¿Acaso habría sido atacada antes y había logrado robar el arma? ¿O sería el arma con la que se había defendido?

Soren no conocía mujeres que supieran pelear, así que la sola posibilidad le pareció una locura. Cualquiera de las razones que fuera, ella iba a morir si seguían perdiendo tiempo allí.

El vampiro tenía que tomar una decisión.

Tragó saliva y la tomó por las piernas alzándola en el aire, cual princesa de cuento y cargándola en brazos. Llevarla el mismo equivaldría a revelar que no era una persona normal, pues su fuerza y agilidad le delatarían y pondrían en manifiesto que era mas que un humano, pero Soren prefería eso a ser el culpable de la muerte de un inocente. Con ella en brazos, dio un salto con todas sus fuerzas y aterrizó en el tejado de la casa más cercana, ir por los tejados sería mucho más rápido y no correría el riesgo de ser visto.

- No se asuste Madame... todo va estar bien – Exclamó, comenzando una carrera a toda velocidad por los techos.

por **Erika Knight** Dom Ago 12, 2012 3:51 am

Lo supo en cuanto saltó. Ni siquiera le hizo falta saber que habían aterrizado en un tejado ni que corría más de lo que un humano normla podría hacer. El simple salto había bastado. Un grito se atravesó en la garganta de Shadow. Ahora, cuando estaba tan débil, quedaba a merced de un vampiro. Sus palabras no habían sido solo una recomendación o una advertencia sino un presagio.

No todos somos iguales, dijeron las voces de algunos de los vampiros que había conocido a lo largo de su vida. Tal vez fuera cierto. Katherine misma se lo estaba intentado demostrar. El hecho de que Soren no la hubiera mordido estando tan ensangrentada era toda una novedad. Cualquier vampiro perdería el control ante el espeso líquido rojo que goteaba su brazo.

-Muchisimas gracias, Lord Kaarkarogf- dijo con voz ahogada. Aunque la situación la había devuelto a la realaidad eso no había evaporado el dolor y la debilidad de su propio cuerpo y sabía que no le quedaba más que fingir que no se daba cuenta de lo que ocurria a su alrededor, cosa que en cierto modo tambien era cierta por que estaba ya en los límites de su conciencia-Yo soy Erika- dijo. No podía arriesgarse ahora a daar su nombre de cazadora ya que, si el joven había oido hablar de ella, tendría todas las de ganar.

¿Y que más dará que me mate? Al fin y al cabo mi existencia solo a sido para matar seres a que ni siquiera conocía. Puede que no todos seran malos, pensó. Estaba cansada ya de luchar, de esa indecisión entre lo que era correcto y lo que no. Ojalá volviera a los tiempos en los que todo era más fácil, blanco o negro.

-En verdad sois amable y me gustaría compensaros por ello. Decidme si hay algo que esta humilde mujer pueda hacer por vos y lo haré.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Ago 13, 2012 11:43 am

No era la primera vez que llevaba humanos en brazos por los tejados de esa ciudad. Parecía que su destino era de alguna forma estar salvando gente. Lo cual era irónico pues, su existencia como ser de la noche contrariaba esta noción y uno pensaría que, estaría siempre dispuesto a matar. Pero Soren no era un vampiro del común, no le interesaba parecer rudo e intimidar a la gente con sus colmillos, no pretendía ser majestuoso y misterioso manipulando las mentes de sus victimas con maestría, de hecho, Soren lo único que deseaba era, pasar desapercibido. Que nadie lo notara.

Pero el destino se empeñaba en ponerlo en esas situaciones extrañas con humanos y el hospital se había vuelto un lugar recurrente para visitar. Si tenía suerte, Erkki, su mentor estaría en turno para ayudarle a curar a la mujer, si no, le tocaría esperar a que un cirujano humano hiciera lo suyo. La herida parecía haber sido causada por un arma mortal, no olía a saliva de hombre lobo, como tampoco tenía las marcas de colmillos de algún vampiro, así que, un doctur humano podría curarla... o al menos eso esperaba.

- Lord... valla... nadie me había llamado así antes - Jadeó, mientras corría por los techos, saltando de uno en uno con gran agilidad, la mujer parecía bastante tranquila a pesar de la extraña situación en que se encontraba y eso le hizo pensar a Soren en la posibilidad de que ella conociera los seres sobrenaturales. No le estaba pidiendo explicaciones además ni parecía sorprendida por su velocidad. - Erika es un bonito nombre ¿Inglés verdad? - Comentó, dando un salto particularmente largo para alcanzar un tejado más alto de un edificio de 3 pisos, las tejas crujieron bajo su peso cuando aterrizó.

- Bueno... en realidad no espero un pago por esto o algo así - Comentó cuando por fin se detuvo en un techo de color gris y frente a él se alzaba el hospital en la otra calle. - Aunque... ya que lo menciona, ando bastante mal de dinero, en realidad soy profesor de profesión, enseño historia del arte, literatura clásica y bueno... si conoce usted alguna persona interesada en clases particulares, le estaría agradecido - Comentó con un suspiro, mientras daba otro salto por la parte trasera del callejón para no ser visto y aterrizaba en el suelo - También tengo una tienda de antigüedades en la zona comercial... estoy en proceso de renovación, pues por desgracia fue saqueada hace poco - Meneó la cabeza recordando lo triste que lucía su adorada tienda días atrás - Si conoce alguien interesado en porcelanas, vasijas y demás curiosidades de otras épocas... le agradecería enormemente le lo refiriera a mi tienda -

por **Erika Knight** Mar Ago 14, 2012 4:17 am

Sintió un estremecimiento en su corazón. ¿Compasión? ¿Se estaba compadeciendo de un vampiro? Aquello era lo último que había esperado sentir hacia uno de aquellos seres. No se lo podía permitir. Como cazadora Shadow era la más fría e insensible de las personas, una a la que no le importaba lo que tuviera que hacer con tal ce cazar su objetivo. Una mujer que había asesinado ya decenas de vampiros sin apenas pestañear, antes de que estos la mataran a ella o algún humano inocente.

Sin embargo Erika no era así. Erika prefería su mal al de otros, incluso al de un desconocido que posiblemente se lo hubiera ganado si no en esta vida en una anterior. Era demasiado compasiva, demasiado empática con el dolor. Y eso no excluía a los seres que le habían arrebatado todo. Primero su querida Shad, después Katherine,... Y ahora Soren.

-No se de quien pueda desear clases- dijo con un hilo de voz, que era lo único que la debilidad de su cuerpo le permitía emitir- al fin y al cabo a los de mi clase esas cosas casi nos parecen un lujo- siguió fingiendo ser de la clase más baja- Sin embargo conozco a cierto señor que tal vez tenga interés en invertir en una tienda como la que me describís. Se la mencionaré si me dais el nombre del lugar.

Cuando dijo aquello se dio cuenta de que posiblemente ahora mismo Soren pensara que se trataba de una cortesana por el tipo de gente a la que conocía. Pero era la mejor manera que tenía de insinuar que podía invertir en la tienda de quien la había salvado de morir desangrada. Estaba en deuda con él y a ella no le gustaba estar en deuda con nadie. Si tenía que mandar a uno de sus sirvientes a que pagara algo lo haría con tal de ser libre de la deuda.

Ya se la estas pagando dejandole ir, dijo una insidios voz en su cabeza. La sacudió como negación ante si misma. No podría hacerlo. No tenía fuerzas para ello. Y no quería hacerlo. Por una vez quería fingir que no se había jurado eliminar a todo vampiro que se cruzara en su camino.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Ago 14, 2012 8:55 am

El hospital no estaba tan concurrido como otras noches en las que había acudido a él, quizás aquella noche particularmente no habían ocurrido muchos accidentes, el caso fue que cuando se presentó en la entrada, no fue difícil que un par de enfermeras aparecieran para ayudarlo. En realidad no necesitaba ayuda, la chica no pesaba casi nada o al menos no para su fuerza, la sentía liviana y casi imperceptible, así que caminó con ella por los pasillos acompañada de las enfermeras que hablaban rápidamente entre si, llamando a los doctores.

- Oh... bueno, no importa, si esa persona amiga vuestra puede pasarse por mi tienda, estaría más que complacido - Explicó mientras las enfermeras traían una camilla y él la depositaba con cuidado allí - Mi tienda es la única tienda de antigüedades del lugar, se llama Minnen Boutique - Las enfermeras se fueron por un rato, seguramente a buscar el doctor y ambos quedaron solos otra vez.

- Bueno... Madame Erika... creo que es momento de despedirnos - Comentó, las sonrisas no eran algo que le saliera fácil pues le costaba enormemente mostrar sus sentimientos, sin embargo a pesar de que no había sonrisa, sus ojos mostraban alivio y amabilidad. - Estoy más tranquilo ahora que podrá recibir atención médica propiamente, así que puedo seguir mi camino, ha sido un gusto poder ayudarla - Agregó, Soren no era del tipo de personas que adulaba de más por parecer amable o cortes, era sincero y decía las cosas directamente como le salían del corazón.

- Cuídese mucho y no haga esfuerzos con ese brazo durante unos meses mientras se cura totalmente - Le explicó y luego buscó en su largo saco y sacó la daga ensangrentada que la mujer había dejado caer - Oh... se me olvidaba, aquí esta su daga - Se la entregó con expresión inocente - Tenga más cuidado la próxima vez -

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