¿Sacrilegio? Ya lo veremos (Alicia)

La catedral...un lugar lleno de misterio, lleno de una extraña paz que a veces se me antojaba asfixiante, aunque tenía que admitir, muy a mi pesar, que me gustaba el lugar. No porque creyese plenamente en Dios...(no al menos cómo lo contaban, pero sí que creía en la vida más allá de la muerte, algo tiene que haber a la fuertza) pero no podía evitar que me gustase aquel sitio. Era imposible no admirar su bellísima arquitectura, su grandeza, la sensación de pequeñez que se te metía dentro cuando entrabas, el olor a incienso o a las miles de velas que a menudo se iluminaban.
Y tenía que admitir que me gustaban también los cánticos de la misa. Los cantos en latín me parecían bellos, era música, al fin y al cabo. Por eso solía ir a misa muchos domingos, y no solamente porque tuviese que hacerlo.
Al igual que aquel domingo por la mañana, en el que la misa acababa de finalizar. Justo ahora acababa de finalizar y la gente salía en tropeles, hablando alegremente.
Yo no. Aquel día estaba de buen humor, y me quedé mirando un rato el altar, pensativa. Sí, porque tenía ganas de pensar un poco, y quizás para ir a hablar con el cura. Quizás sí o quizás no...¿qué importaba? Era domingo, se suponía que era un día de vacaciones.
Pero, cuando casi todos salieron de la Iglesia, cuando incluso el cura se había ido a hacer quién sabe qué, vi algo. Algo que me alarmó mucho.
O más bien a alguien. Una silueta difusa que se alzaba en el altar con un extraño cántico. Un...un..espíritu.
¿Qué hacía allí? No lo sabía, pero la verdad es que aquello me cogió desprevenia. Solté una exclamación de sorpresa...y eso era peligroso.

Cabalgaba a lomos del equino mientras mi rostro estaba totalmente cubierto por una capucha de una capa, la cual también tapaba mi cuerpo y las armas y útensilios que llevaba por debajo. Como señorita Alarcón dueña de un gran hotel, de los más famosos en españa y de otro que en apenas un tiempo había ganado su fama en Francia, no sería normal que me pasease por las calles a caballo sola, llena de armas de todo tipos. Es decir de armas para matar a seres que muchos creían que solo eran habladurias. Las cuales eran tan reales como los mismos humanos. Pero ellos contaban con el adelanto de la sopresa...pero no para todos.

Detuve al animal a las puertas de una iglesia. Y lo tranquilicé pasando mi mano enguantada por su cuello. Con delicadeza propia de una dama pero la agilidad de una cazadora bajé del caballo, dejandolo atado allí. Susurré unas palabras a su odio y volví a acariciar su cuello mientras me fijaba en que las alforjas del animal estuviesen cerradas considerablemente bien. Nadie metería allí la mano. Una vez acabado esto me giré y comencé a subir las escaleras de la iglesia. Había salido ya todas las personas de la misa, ninguna de ellas era la que buscaba realmente. Pero dentro supongo que la encontraría. Nadie debía quedar ya en la iglesía, solo lo que venía a buscar.

Entré por las enormes paredes de madera y caminé en silencio por aquel sitio escuchando los tacones de mis botas retumbar por todo el lugar, vacio de personas...o no tanto...Observé a una mujer que miraba fijamente a mi contacto. Este había dejado de hacer su cantico. Maldije en voz baja...me había estropeado...se supone que no habría ahor anadie. El fantasma se había ofrecido a mostrarse ante mi y darme información. Pero ahora había una mujer ahí...y estaba segura que no era humana...Miré al espiritu que se desvaneció...no les gustaban ser vistos... había perdido una preciosa oportunidad...

Sin mostrarme ni quitarme la capa miré en silencio a la mujer dando algunos pasos haciendo repliquear mis tacones de nuevo.

-Veo que me quedé sin información....

Hay veces en los que cometemos pequeños errores que nos pueden llevar a situaciones extrañas o peligrosas. Da igual si son buenas o no, pero casi siempre son peligrosas. Aunque no hay nada, absolutamente nada, que lo pueda asegurar. Pero me recorrió por el cuerpo una extraña sensación cuando oí una voz femenina a mi espalda y escuché el repiqueteo de unos tacones, cuando así, de repente, el fantasma se desvaneció, como si se hubiese asustado al oír aquella voz. Lo cual sería lo más probable.
Lentamente me giré para ver quién había hablado, y pude ver a una mujer que llevaba una capa enorme que la tapaba casi entera. Y había dicho algo la mar de curioso. Que se había quedado sin información. ¿Por qué sería? ¿Qué habría ocurrido? ¿Sería una bruja? No lo podía saber, ni siquiera se mostraba, lo cual en el fondo podía ser lo más sensato, y más en un lugar como aquel.
Y tampoco podía asegurar que fuese una bruja. Y más cuando veías a un fantasma, pues éstos pueden decidir mostrarse si les da la gana a otros mortales, por miles de motivos que sólo ellos saben. Fantasmas...a veces era bastante irritante tratar con ellos. Creo que por eso mismo solía dedicarle más tiempo al terreno de la hechicería. Solía ser menos peligroso tratar con hierbas y pociones.
Casi siempre.
-¿Sin información?-comenté en un tono un poco extraño. Lo bastante como para que quizás se diera cuenta de que yo misma podía haber visto algo extraño. No sabía si algo así podía ser peligroso o no. No lo sabía, y debía tener cuidado-¿Andábais esperando a alguien que se fue, madame? Quizás...siga por aquí. Creo que aún queda gente en la Iglesia-dije ahora con una sonrisa. Aunque tenía la sensación de que podría volver a soltar una buena exclamación si el espíritu volvía a aparecer. O si aparecía otro.
Y entonces miré a mi alrededor durante unos segundos antes de volver a mirar a la mujer, también con cierta curiosidad.

La mujer se había girado mirandome. Yo le devolví la mirada a pesar de saber que apenas le llegaría pues permanecía oculta. Pero era lo mejor, al menos hasta que averiguase ante quien me encontraba. No sería agradable que luego viniesen a interrumpirme a mi Hotel. Y por más que la miraba no alcanzaba a decicirme que tipo de ser era.

-¿Sin información?-Vaya parece que la mujer que no debia estar aquí, sabe más de lo debería, espero sin embargo que sea lo suficientemente inteligente para saber hasta cuando debe hablar.-¿Andábais esperando a alguien que se fue, madame? Quizás...siga por aquí. Creo que aún queda gente en la Iglesia

Esperé paciente observando a la mujer y miré delicadamente a mi alrededor. No quedaba nadie en la iglesia como debia haber sido. Por ecepción de dos personas. Ella y yo. Sin embargo ahora solo debería estar yo. Pero eso parecía no haber sido posible. Extraña manera de acabar la caza de brujas. Sin embargo. Esta chica quizás pueda serme útil. Pero a la vez podría ser alguien peligroso, on podía quitarle un ojo de encima o podría acabar peor de lo que aquí había empezado.

Miré a la mujer de arriba a abajo con suficiente disimulo. No era una vampira eso lo podía descartar tranquilamente puesto que su piel, su simple mirada no era la de uno de estos seres de la noche. Sin embargo podría ser cualquier otro ser. Y debía seguir descartando opcciones. Quizás si hbalo con ella todo se aclare...quizás..

-Si señorita, al parecer mis planes no salieron como era de esperar. No se preocupe en buscar a quien me trajo aquí, ya que no está ya aqui. Y más bien señorita esperaba que no hubiese nadie en este momento en la iglesia. Por desgracía usted se encontraba aquí.-di unos pasos más dejando que el único ruido que se oyse allí fuesen mis tacones.-Pero no se marche, esto no se arreglará ya señorita.....

Saqué una de las manos enguantadas de mi capa. La otra permanecía oculta. Preparada por si debía actuar ocn rápidez con cualquiera de mis armas. No debía dejarme llevar bajo ninguna cuestión. Era algo que había aprendido hace mucho tiempo. Incluso el en apariencia más débil y bueno puede convertirse en el peor de los seres sobrenaturales que poblaban la tierra. Algo sin duda que podía engañar a cualquier ano a mi..

Aquello me confundió. Admitámoslo, me confundió. Porque no puedo leer la mente, por mucho que a veces lo quiera. Y en aquel momento me hubiera encantado saber leer las mentes humanas, para saber si aquella mujer era lo mismo que yo era o si simplemente aquella situación era algo extraño, porque en lo relacionado con los fantasmas nunca se sabe lo que te puedes esperar. Y las palabras "por desgracia" y "no se marche" me confundieron aún más, aunque procuré que aquella confusión no se notara en mi rostro. No podía ser seguro que supiera que yo podía verlos. Eso era algo peligroso, muy pero que muy peligroso, aunque eso mismo era lo que casi me tentaba a ahondar más...o a ver lo que pasaría si dejaba ver que podía ver al fantasma. Quizás pensara que también me conocía a mí. O quizás no. Arriesgarse no era buena idea, aunque suele ser así en lo respectivo a deslizarse o no al peligro. De todos modos, tampoco podía estar segura de nada.
-¿Qué no se arreglará?-dije en cierto modo algo compungida.-Es una pena, madame.-Y esto no era mentira. Porque habría sido curioso. O más bien aquel ente hubiera aclarado algunas cosas. Aunque claro, que desapareciera podría haber sido también culpa mía. -Espero no haber hecho nada demasiado grave. Suelo meter mucho la pata...-dije con una sonrisa casi cordial, aunque también me refería de forma indirecta a mi propia torpeza. Me tropezaba en muchos sitios, estuviera dónde estuviera.
Por eso mismo mantuve los pies juntos con cuidado, y las manos juntas, casi como si estuviera, en cierto modo, rezando. Algo perfecto para disimular.
Pero...¿disimular? ¿Por qué?
-...y muchas veces ni siquiera me doy cuenta de lo que he hecho mal...-vale, aquello fue estupendo, lo perfectísimo para disimular, aunque también podía hacerme meter la pata porque había muchas formas de interpretar esa última frase, pues mi voz sonó un poco extraña, casi casi temblorosa. Y porque tenía la sensación de que estaba a punto de ocurrir algo más. Lo sentía, lo presentía, y no precisamente porque pudiera adivinar cosas...que no podía.

La observé un tiempo más mientras esperaba que ella se dignase a decir alguna palabra. Cualquier cosa que me diese una pista sobre que tipo de ser era. Por que mi instinto de cazadora,e se que había ganado a lo largo de los años me decía que esta mujer que estaba frente a mi, no era humana, en lo absoluto, era un ser...pero cual? Bastantes posibilidades había, solo una descartada. Debía estar atenta. Pero ella no daba muestras...oh...espera está hablando...atenta Alicia...

Una pena? Estaba acaso tomando en serio pena ante mi? Lo dudaba muhco, quizás era solo una expresión para salir del paso quizás solo quisiese...como decirlo, hacerse la chica buena que no sabe que ocurre, pero tiende la mano para ayudar...pero eso a mi no cuela, por muy bien actriz que sea...de todas formas no descarto que peuda ser verdad...

¿Nada demasiado grave? ¿Meter mucho la pata? No...solo había estropeado algo que llevaba semanas preparando, no es facil encontrar un ser que no puedes ver, no es facil lograr concertar una cita, no es facil lograr que se deje ver y te hable...Pero...no eso no es meter la pata..es...oh vamos Alicia relajate, te estás picando tu sola. Desde cuando de revolucionas tanto en medio de...no esto no llegaba a caceria...mejor me lo ponía...

Además aquella postura tan casta que mantenía, quizás una forma de despistar de mostrar que noe ra quien en realidad era, algo que mucha gente hacía ajenos a que los ojos desvelan todo aquello que se oculta con el resto del cuerpo... Levanté una ceja a su última frase, no por el contenido de esta, si no el tono que en ella usaba. Un tono asustado quizás? Pero no podía saber que yo era...no....quizás creyese que sabia lo que era...o ...interesante...creo que debemos actuar como amiga para lograr...llegar al centro de la cuestion...Bien empecemos Alicia.

-Esas cosas ocurren, pero debe tener cuidado...a veces las cosas no son como uno piensa no cree señorita? -Con delicadeza pasé una mano al rededor de la otra con calma antes de quitarme la capucha de la capa y mostrar mi rostro. El rostro de una mujer hermosa, quizás me conociese quizás no...era famosa en españa aquí aún no demasiado. - Y con quién tengo el gusto de hablar por cierto señorita? Quien es aquella que hizo aquello que no pretendió, pero que el final desencadenó

Canturre la ultima frase mientras una d emis manos se escabullia por mi capa buscando algo...

Al principio podía parecer que éramos dos damas más hablando, nadie podría advertir nada raro en nosotras, si no contábamos con el hecho de que ella andaba con esa capa y esa capucha y yo...bueno, digamos que andaba sola por ahí. Bueno, las dos andábamos solas pero lo más probable es que la mujer estuviera más preparada que yo. ¿Preparada? ¿Había pensado de veras eso?¿Por qué?
En mis ojos apareció un brillo de sorpresa, un leve brillo de sorpresa que debió de notarse. Una sorpresa que iba mezclada con cierto ápice de curiosidad, para qué negarlo. Asentí con la cabeza, pensativa:
-A veces pienso que nada es lo que parece casi nunca. O al menos la mayor parte de las cosas. Había algo que Sócrates decía al respecto, ¿sabe? Aunque en estos momentos no recuerdo el qué.-sabía mucho sobre filósofos griegos, y me vino de repente una frase que dijo un filósofo una vez. O más bien la idea, porque no recordaba lo que dijo exactamente, pero era algo curioso...muy pero que muy curioso.
Y entonces sucedió algo aún más curioso si cabe. La mujer se bajó la capa, mostrando su rostro. La contemplé con una curiosidad casi infantil, como de quién acaba de recibir una sorpresa, o acaba de recibir la respuesta a algo que le intrigaba. Era una mujer joven, casi de mi edad, quizás algo menor o algo mayor, la diferencia de edad no sería demasiada, y con el pelo rubio y rasgos hermosos.
Aaaaa....no sabía por qué pero eso me puso un poco nerviosa. Como si debiera recordar algo importante. Mis instintos trataban de decirme algo, pero yo no lograba escucharles.
-Mi nombre es Beatrice Denwonts...-comenté haciendo una leve pero elegante reverencia, cosa que hacía siempre que me presentaba. Podría saber quién era o quién no, dado que pertenecía a la realeza, pero la verdad es que, en el fondo, lo dudaba. Por el mundo se conocían los nombres de los más altos cargos de la realeza, como los reyes y los condes, en cambio los barones, si eran famosos lo eran en su país o en la mente de algunos entendidos en todos los nombres de las familias reales de Europa, sobre todo por lo que solían hacer...los favores que se le pedían. Creo que a mi hermano se lo pidieron alguna que otra vez
La gente en Francia no solía saber que era la baronesa. Cosa que agradecía. No envidiaba a la reina de Escocia, pero ella tampoco me envidiaría nada a mí, la verdad.
-¿Y con quién tengo el placer de hablar?-dije con educación mientras inclinaba un poco la cabeza. Contemplé como su mano se deslizaba dentro de la capucha. Y luego miré por un momento hacia atrás...y me di cuenta de que comenzaba a ocurrir algo bastante interesante...
Es una cosa curiosa que suele pasar cuando se me disparan los instintos, o cuando amenazan con hacerlo, ¿Saben? Es algo que, al menos en mi caso, afecta a mi poderes. Vamos, que se manifiestan cuando les da la gana. En este caso el ambiente comenzó a enfriarse un poco. Pero no era un frío invernal, ni tampoco fantasmal o un frío provocado por un silencio tenso. No. Este frío hacía que notaras como si acabaras de salir de una lluvia de verano. Es algo muy raro que pasa pocas veces, y que se manifestó en aquel momento.

La miré atenta en cada uno de sus movimientos o gestos, debía saber que reacción le causaba ver mi rostro, podría conocerme o no, podría incluso haberme topado con ella en alguna cacería…pero aún no podía saberlo, demasiadas posibilidades y si no tiene nada que ver…con…aquel suceso…la verdad…entonces no me interesaría…pero si sabe algo…cualquier cosa, por mínima y pequeña que sea…sería perfecto…y ella no escaparía.

Asentí a sus palabras mientras mi mente registraba el nombre. Me era familiar, quizás alguna vez alguien con ese apellido se registró en el hotel, cosa que no ponía en duda, pero su nombre no me era completamente familiar aunque si me sonaba. Sin embargo no debes fiarte por esos datos, pues incluso en la alta sociedad están mezclados los seres sobrenaturales. Las bestias sin piedad que matan y acaban con todo…aberraciones…si ellos no hubiesen a parecido todo sería muy distinto.

La observé dudando si responder a su pregunta si decirle mi nombre, el verdadero, otro o ninguno. Podría estropear la mascara que siempre llevaba la doble vida, mi vida oculta como parte de la inquisición. Podría estropear eso, pero en caso de que esta mujer fuese una chica más, sería acertado decirle mi nombre para evitar problemas en el futuro. Sea…como sea…quizás no fuese tan buena idea el haberme quitado la capucha..

Vi como miraba hacia atrás y comencé a notar el ligero cambio en las temperaturas. No era exagerado, no significaba que el fantasma hubiese vuelto, no…no era ese tipo de frio…y sin embargo la mujer lo había notado y había reaccionado quizás con miedo ante este hecho…¿Estaría ella tras esto? Si ese fuese el caso, cerraría la duda hasta un solo tipo de persona, una bruja. Los únicos que pueden realizar este tipo de proezas. En ese caso, podría saber cosas sobre la manada que busco, o no…o podría ser últil a la inquisición. Pero no debía anticiparme, aún no…podría estar equivocada y esto ser causado por el hecho de estar dentro de una iglesia antigua…

-Perdone si le molesto, pero no acostumbro a dar mi nombre a personas que digamos…esconden cosas…supongo que puede entenderme…Si puedo decirle que mis iniciales son A.A

Mi mano seguía oculta bajo mi capa, había dejado una de las cosas que había cogido y buscaba otra…con tranquilidad observando a la mujer. Debía mantener la calma. Tal vez incluso me pudiese llevar bien con ella, siempre que no me ocultase nada que pudiese servirme…más después de espantar a mi contacto…

-Pero si lo desea podemos sentarnos o ir a algún sitio...Porque creo que sabe más de lo que aparenta saber…sin ofender señorita…

Sonreí dulcemente a la mujer.