Bajando la guardia frente al... ¿Enemigo? [Brie Bella]

Una suave brisa recorría mi rostro por aquel paramo del bosque en el que me encontraba. Se podía decir que estaba embalsamado en mis pensamientos, pero en realidad tenía la mente en blanco, sintiendo la sublime e inquietante calma antes de la batalla. Algo que por desgracia solo algunos podían sentir... ¿Cómo había llegado a estar en ese paramo, parado como si nada me importase justo al medio siendo presa fácil para cualquier depredador?

Todo había comenzado el día anterior, o mejor dicho la noche anterior. Una noche bastante agitada por cierto, una noche que termino siendo todo lo contrario a como lo había planeado. Por azares del destino, había decidido no salir a cazar. No por miedo a la luna llena ni por miedo a mis presas, pero quizás si por simple pereza. Lo único que había decidido cambiar fue el lugar en el que me encontraba. No sabía muy bien que me había dado por el alcohol, pero sentía que necesitaba una noche de quedarme sentado echando raices frente a una barra. Y aunque no lo crean, así comenzó todo...

Tras haber bebido unas cuantas copas de uno de los whyskis más fuertes y haberse escondido el sol por completo, una misteriosa y hermosa mujer se sentó a mi lado como si nada. Esta ordenó su primer vaso mientras yo seguía embalsamado en el mío, cambiando de vez en cuanto la vista hasta los que ya había terminado y por su puesto hacía ella. En un principio pensé que no lo había notado, pero ella sabía fingir bastante bien, ¿o era la bebida que me hacía creer eso? No lo sabía muy bien, puede ser que ella ni siquiera se hubiese fijado en mi.

Cuando me cuenta, ya me había gastado todo mi dinero y llevaba varios vasos vacios frente a mi. Algo tarde si me di cuenta puesto que ya había pedido otro vaso. – ¡Pagare mañana el resto! Es una promesa – Dije sin más pero el tabernero se negó diciendo que ya había bebido demasiado. Aquello me había irritado bastante, aunque quizás tuviese razón. No se que diablos hice entonces, pero sentí una suave, fría y a la vez fuerte mano posarse sobre la mía. Ella se ofreció entonces a pagar todo e incluso me invitó a más. En un principio no pude negarme, había sido bastante amable y lo primero que hice fue disculparme con ella por mi falta de modales frente a su presencia. Después de eso la noche terminó volviéndose cada vez más y más agradables. No podía decir con exactitud si era porque estaba bajo el efecto de la bebida o por la agradable compañía que tenía.

No me explayare mucho más en nuestra conversa ni lo sucedido frente a la barra, supongo que ese es asunto de nosotros dos y nadie más. El caso fue que sin recordar muy bien como, ella me llevo hasta una habitación, probablemente de otro lugar o el mismo. ¡Maldita bebida!

Y ahí... Ahí fue cuando maldije mi poca resistencia al alcohol. Había bajado la guardia como nunca antes, llegando a caer directo a los brazos de una vampiresa. Un golpe realmente bajo para un cazador... Y no pude darme cuenta más que cuando ya estabamos a punto de ir a la cama. Y claro, lo único que favorecio la bebida aquella noche era que no podía ofrecerle nada más que mi sangre, lo cuál por suerte no alcanzó a tomar.

Discutimos y yo trate de pelear en vano, sin recordar muy bien que cosas nos dijimos. Lo único que recordaba es que ninguno de los dos nos gustaba aprovecharse de las victimas cuando no podían defenderse y aunque toco mi orgullo debía de estar de acuerdo. Por lo que habíamos quedado en enfrentarnos en el bosque la noche siguiente, algo que se lo debía después de haberme pagado quizás cuantas bebidas. Sinceramente prefería creer que eran muchas.

Y ese era el motivo del porque me encontraba parado ahí. Esperando en medio del paramo a la mujer que por poco y me mata la noche anterior.

Había caído la noche y yo a penas me incorporaba en mi cama de sabanas rojo carmín, suave seda se deslizaba por mi cuerpo hasta desfallecer sobre el colchón, como una suave caricia por la piel. Mis pies descalzos se posaron en la fría madera del suelo la cual crujía a cada paso a medida que avanzaba hasta el espejo en el cual me mire por un momento observando el camisón de noche pero mi mirada se fijo en la Luna que se podía visualizar a través del espejo. Su posición me indicaba que no faltaba mucho para que tuviera que salir de la casa a la cita que se había dado la noche anterior. Caminé solo unos pasos para abrir el cajón de la comoda donde tenia mis ropas que usaba para la hora de la caza en el último. Saque mi pantalón de cuero oscuro y la camisa de botones holgada y blanca como la nieve, el cinturón marrón ancho. Sujete todas las ropas en las manos mientras fui tras el sofá color crema de la esquina encontrando allí mis botas negras altas.

Volví a la cama bajando los tiros de mi camisón hasta que se desliza por mi cuerpo hasta el mismo suelo, tome la camisa y los pantalones que se me quedaron bien ceñidos al cuerpo con lo cual me ayudaba demasiado bien a los movimientos. Tome el cinturón colocando sobre su cintura quedándose solamente colgando aproveche para abrir el armario donde tome la daga encajando la en su funda y otra en el interior de la bota derecha. Mis cabellos oscuros caían sobre mis hombros como siempre. Abrí la puerta de mi habitación pero no dije nada a nadie solo a una de mis doncellas para que prepararan mi caballo. Mientras tardaban en tenerlo listo observe en mi mano mi colgante de recipiente de sangre colocandomelo alrededor del cuello. Pase ligeramente mis dedos por él a medida que iba bajando las escaleras para salir en la principal. Allí estaba Night... Negro como la noche al igual de brillante como esta, patas fuertes y resistentes, para eso lo habian entrenado y dar la talla allá donde se le pidiera resistencia.

Cuando me aproxime me tendieron las riendas del animal para subirme y acomodarme en la firme montura quedando en posición recta como me habían educado. No lo pensé mucho antes de batir las riendas del animal y este comenzara su galope en dirección hacia el bosque. La tierra se quedaba suelta siento elevada por los cascos del caballo ante el retroceso. Podía escuchar el corazón del animal latiendo tan rápidamente como una estampida la euforia y su respiración agitada, por el momento era lo único que podía llegar a oír aparte de sus fuertes pisadas en el suelo. El viento chocaba contra mi rostro y mi cabello danzaba con el entrelazándose los mechones sin ninguna importancia que le daba. Baje el ritmo del galope a un suave trote cuando estaba lo bastante cerca como para verlo.

Dejé mis dos piernas por el mismo lado del animal bajando de un pequeño salto, tomé la brida para atarlo a un árbol y asegurarme de que no saldría. Con un paso lento pero firme, mirada fija en él y una sonrisa fría con algo de picardia se dibujaba en mis labios dejando ver parte de mis dientes blanquecinos. Llegué hasta la suficiente distancia como para poder sentir el olor de su sangre en el ambiente y su corazón latiendo, bombeando la sangre a cada célula de su cuerpo. Eso hizo que en mi mente se pusiera a recrear el recorrido que hacia la sangre por su cuerpo, sabiendo que las arterias le latían al unisono. El silencio se hizo y bajo de mi la tierra había cedido ante mis botas podía verlo perfectamente. Estaba fresca y ese era otro aroma del ambiente que se entremezclaba con otros muchos los cuales algunos me podían llegar a confundir pero no había mucho con lo cual confundirse ya que lo tenia frente a mi.

Un ligero gruñido se escapo entre mis labios cuando recordé la noche anterior cuando lo había conocido y como había sido la cuestión del desafió. En un principio todo pareció ir de lo mas normal pero al final de la velada dio un vuelto demasiado brusco que ni yo misma podía imaginar que fuera a pasar. Hasta vernos donde estábamos ahora mismo uno frente al otro en posición de atacar al contrario sin ninguna expectativa. Sentía parte de despreció hacia él y para rematar era un cazador mi enemigo de por si o quien usaría mi cabeza como premio. La brisa revolvió mi cabello colando algunos mechones delante de mi rostro, mis ojos se entrecerraron mientras mis dedos retiraban lentamente el cabello.- Veo que has llegado bien puntual.- fue lo único que salio de mis labios en ese momento.

Mi cuerpo estaba tenso allí como si fuera una figura de porcelana así como mi rostro blanquecino y mis labios de rojo carmín, ojos profundos y penetrantes fijo en los de mi enemigo al menos lo que era en ese momento. No me pararía a pensar como habíamos llegado pero si en como terminaríamos y no apostaría por algo que no fuera a romperse alguna que otra uña. Esboce una sonrisa algo cínica cuando apoye una de mis manos en la cintura en una postura algo mas cómoda.-¿ Estas preparado cazador?.- dije con algo de despreció, que otra cosa podía sentir por alguien así, aparte los sentimientos eran para los débiles y no le iba a dar el gusto de ser yo una de esas. Ser una vampira era lo que marcaba mi vida y sobretodo el disfrutar de lo que me ofrecía la misma eternidad y la propia sangre que caía por el cuello de mis victimas.

Y mientras esperaba a mi contrincante yo seguía ahí parado, como si todo lo que estuviese alrededor hubiese dejado de existir hace muchos años. Solo una cosa me importaba en ese momento, la batalla. Con los ojos cerrados me encontraba mientras la suave brisa de la noche era lo único que no pasaba desapercibido...

Fueron solo unos minutos transformados en horas, tal vez días. Tampoco me importaba. Luego, justo cuando menos me lo esperaba, mis oídos captaron justo el sonido que estaba esperando. Pude escuchar claramente como sus pasos se acercaban al lugar fijado. Sabía lo que ella quería, que me mostrase débil e indefenso como la noche anterior. Pero de aquella noche ya ni la resaka quedaba. Estaba completamente sobrio y concentrado.

– No me gusta hacer esperar a la preza – Le repondí con tono serioy confiado y justo cuando una sonrisa leve con cierto deje de malicia se dibuja en mi rostro, mis ojos se abren pudiendo por fin ver a la persona que tanto había estado esperando. Mi mano entonces se fue hacía el mango de mi espada y en un rápido y ágil movimiento, la desenvaine con mi mano izquierda, dibujando tres circulos verticales al suelo para luego cambiarla a mi mano derecha y de un látigazo hacía el suelo. Todo sin mover mis píes ni fijar mis ojos en otra cosa que no fueran los de la vampiresa.

– La noche de ayer fui muy amable contigo, pero no creas que eso se repetirá esta vez – Le amenace levantando mi espada hasta que quedase horizontal a la tierra y con la punta apuntando directamente hacía su rostro.

Para cuando llegó el momento, la luna ya se encontraba sobre nosotros, siendo nuestra una fuente de luz en aquel claro. Muy a lo lejos podían escucharse varios aullidos y la brisa parecía haberse detenido momentaneamente. Como si aquel momento nos perteneciese solo a nosotros, la desición de pelear o huir como ratas asustadas. Claramente yo tenía pensado pelear y vencer o morir en el intento. No cabía nada más dentro de mi cabeza y esperaba que ella compartiese los mismos pensamientos.

Unos segundos nos quedamos en silencio y de la nada, la brisa volvió a sacudir la tierra donde nos encontrabamos. Esta fue mucho más fuerte de lo que había sido en toda la noche. Ya había llegado la hora. Deje mi espada unos momentos en el suelo para sacarme la chaqueta y tirarla a un costado, necesitaría bastante más movilidad en ese campo de batalla. Y luego volví a la posición en la que me encontraba.

– Las damas primero – Le dije con cierto tono de sarcasmo, puesto que en ese entonces la consideraba todo menos una dama. Después de lo de a noche, a mi parecer hasta una cortesana de clase baja merecía más respeto. Empero, no iba a olvidar mis modales solo porque se tratase de una pelea, aún así que no se confiase nadie...