AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Amistad y placer... [Privado] [+18]
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Amistad y placer... [Privado] [+18]
Varios días habían pasado sin poder conseguir trabajo, pero esa suerte había cambiado magistralmente la noche anterior. Un trabajo bien pagado con mucha acción y por ende un gran festejo. Me había tomado el día libre para descansar, puesto que me había tenido que exigir demasiado para conseguir tal cantidad de dinero, que si bien no me haría millonario ni subiría mucho mi estatus social, me servía para mantenerme por un mes tranquilamente y desparrafar un poco unos cuantos días sin problemas.
Aquello lo tenía bien planeado, noche de fiesta. Nada de vampiros, licántropos, brujos o cualquier otro bicho feo que se me pusiese cruzar por la mente. No, nada de eso sucedería esa noche. Y tal vez la fiesta no sería tan grande como lo había propuesto unas líneas atrás, pero vale, una fiesta es una fiesta al fin y al cabo.
Decidí salir de mi lugar de residencia – temporal como de costumbre – para dirigirme a la zona comercial, precisamente a un bar en especifico. Uno bastante lujoso donde solía ir la gente si bien no de la realeza o de la clase alta, la clase media. Algo que para mi lamentablemente ya era mucho pedir. ¿Por qué motivo deseaba ir ahí? La verdad no lo sabía muy bien, pero mi ex-contratador me había hablado muy bien de ese lugar una vez recibí mi paga y quería comprobar si sus palabras eran verdad o tan solo palabrerias de un hombre viejo que de vez en cuanto no le importaba mal gastar todo el dinero que poseía.
Como fuese, ya eran apróximadamente como las siete de la tarde. Hora en la que las madres llamaban a los niños a sus casas y las cortesanas comenzaban a preparse para sus amantes de una noche. Cosa que sinceramente en esos momentos no me llamaba la atención. Lo único que me interesaba era beber un poco, escuchar algunos de esos mitos urbanos que de vez en cuanto se ollen en los bares y quizás compartir un buen rato con alguna dama, pero sin llegar a más. Estaba muy consciente de lo que aquello significaba y no quería desperdiciar mi tiempo formando una familia. No conocía otro trabajo que el de la caza y la verdad era que en esos momentos no planeaba aprender más oficios. Bastante me gustaba el que ya tenía.
Y así, caminando tranquilamente y con una sonrisa leve llegué al lugar que ya había mencionado. El bar en cuestión no era como uno de los que comunmente habituaba, si bien no se veía bastante elegante al menos se notaba bien cuidado. Los pisos a esas horas de la tarde estaban relucientes, la gente se encontraba mejor vestida, era un tanto menos ruidosa. Las paredes estaban también limpias con algún que otro cuadro representativo del local; familiares, de apertura del bar, etc... En fin, era bastante acogedor a simple vista.
Nadie se acercó a recibirme y la verdad era que no me lo esperaba. Me quede observando algún que otro detalle de poca relevancía y me acerqué luego a la barra. Y para mi sorpresa, hasta el cantinero se veía mejor. Un hombre de mi misma edad apróximadamente, bien vestido y preocupado de su apariencia personal. Amablemente me ofreció mi primer trago y pedi el típico de la casa, un vino bastante fino del cual hasta entonces solo había oído el nombre. Acepté y pague la botella entera mientras la noche poco a poco se iba acercando y el ambiente del bar poco a poco también se iba alegrando.
Aquello lo tenía bien planeado, noche de fiesta. Nada de vampiros, licántropos, brujos o cualquier otro bicho feo que se me pusiese cruzar por la mente. No, nada de eso sucedería esa noche. Y tal vez la fiesta no sería tan grande como lo había propuesto unas líneas atrás, pero vale, una fiesta es una fiesta al fin y al cabo.
Decidí salir de mi lugar de residencia – temporal como de costumbre – para dirigirme a la zona comercial, precisamente a un bar en especifico. Uno bastante lujoso donde solía ir la gente si bien no de la realeza o de la clase alta, la clase media. Algo que para mi lamentablemente ya era mucho pedir. ¿Por qué motivo deseaba ir ahí? La verdad no lo sabía muy bien, pero mi ex-contratador me había hablado muy bien de ese lugar una vez recibí mi paga y quería comprobar si sus palabras eran verdad o tan solo palabrerias de un hombre viejo que de vez en cuanto no le importaba mal gastar todo el dinero que poseía.
Como fuese, ya eran apróximadamente como las siete de la tarde. Hora en la que las madres llamaban a los niños a sus casas y las cortesanas comenzaban a preparse para sus amantes de una noche. Cosa que sinceramente en esos momentos no me llamaba la atención. Lo único que me interesaba era beber un poco, escuchar algunos de esos mitos urbanos que de vez en cuanto se ollen en los bares y quizás compartir un buen rato con alguna dama, pero sin llegar a más. Estaba muy consciente de lo que aquello significaba y no quería desperdiciar mi tiempo formando una familia. No conocía otro trabajo que el de la caza y la verdad era que en esos momentos no planeaba aprender más oficios. Bastante me gustaba el que ya tenía.
Y así, caminando tranquilamente y con una sonrisa leve llegué al lugar que ya había mencionado. El bar en cuestión no era como uno de los que comunmente habituaba, si bien no se veía bastante elegante al menos se notaba bien cuidado. Los pisos a esas horas de la tarde estaban relucientes, la gente se encontraba mejor vestida, era un tanto menos ruidosa. Las paredes estaban también limpias con algún que otro cuadro representativo del local; familiares, de apertura del bar, etc... En fin, era bastante acogedor a simple vista.
Nadie se acercó a recibirme y la verdad era que no me lo esperaba. Me quede observando algún que otro detalle de poca relevancía y me acerqué luego a la barra. Y para mi sorpresa, hasta el cantinero se veía mejor. Un hombre de mi misma edad apróximadamente, bien vestido y preocupado de su apariencia personal. Amablemente me ofreció mi primer trago y pedi el típico de la casa, un vino bastante fino del cual hasta entonces solo había oído el nombre. Acepté y pague la botella entera mientras la noche poco a poco se iba acercando y el ambiente del bar poco a poco también se iba alegrando.
Abydus Locris- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 27/07/2012
Re: Amistad y placer... [Privado] [+18]
-respondió con una sonrisa coqueta ante las miradas de un hombre, nunca llegaría a ser su cliente era natural ( sobre todo por como vestía)pero ella aún así le sonreía como si tuviera posibilidades, era cruel en el aspecto que jugaba como los hombres muchas veces habían jugado con ella, la cortesana iba vestida con un sencillo vestido de escote prominente que marcaba el descarado vaivén de sus senos al mover su cuerpo, era un vestido corto con mangas cortas de transparencia casi notable despues de todo era un tejido veraniego para soportar mucho mejor la calor que llegaba a hacer en aquellos momentos. Hoy no le apetecía trabajar era como si se hubiera soltado de la monotonía con un sencillo truco de magia desapareciendo para no obstante aparecer a unos metros más allá tomando a otra persona de la mano dejando así a la monotonía con la duda de la realidad y la ficción de lo que había entre sus dedos.
Se movía con naturalidad en las calles, envidiable para muchas mujeres resultaba aquello. Los tirabuzones de mar conseguían un efecto óptico en sus cabellos pues seducían el solo instante que tocaban sus hombros o se movían siempre expectantes, testigos de lo que estaba por suceder incluso vigilantes de su espalda, Mar tenía los instintos más desarrollados que de costumbre acostumbraba a hechar un corto vistazo a donde pisaba averiguando las personas que la miraban o dejaban de mirarla, era casi como un recuerdo que siempre se repetía, ella siendo asaltada, hombres que se aprovechaban de su estado de descontrol...era por eso que le gustaba dejar siempre su mente sumida en un vacío que era hasta agradable, en el vacío nadie se preocupaba del pasado ni del presente, esperaban consternados a que pasara lo que tuviera que pasar sin tener que importunarse con quebraderos de cabeza debido a la soledad, a los pensamientos que casi siempre parecían devorar a los buenos recuerdos transformándose en los peores-
¡ Ey ! -Alegre su voz cantarina pareció entrar en aquella taberna, se encontraba no lejos de la zona comercial donde el aspecto físico era mucho más importante de lo que valían las personas, si tenías un traje podías ser bienvenido, si tu traje era un poco más sucio de lo normal deberías de tener cuidado hasta con las mujeres...la zona comercial se habia convertido una vez más en una guerra de clases en donde los de la alta y media sociedad convivían entre ignorarse o simplemente asentir, a veces escupían sobre el recuerdo de algunos mientras otras tantas se quedaban cautivos de la arbitrariedad y la lógica, eran no obstante las dos clases sociales que más se unían como el intermedio ya que de la media iba la baja clase, y de la alta iba la realeza como si fueran la línea divisoria del hoy y el mañana debían de aprender a convivir.
Mar siempre acudía a esa taberna, era su preferida no solo por sus precios sino también por la bebida, era también uno de los pocos lugares donde una mujer que bebía estaba bien visto, en otros lugares le miraban como si fuera uno de esos bichos raros que salían en las fotos de los aventureros al que solo era atendido porque era cliente, en otros sin embargo solamente le hechaban desatendiendo asi a la cortesana- Aun no he visto mi copa sobre la barra -bramó divertida, era una costumbre poco femenina gritar o aparecer en un sitio bullicioso pero a su alrededor los hombres ( y las pocas mujeres que habían ) le saludaban con una risita escueta o maldiciones divertidas que decían entre dientes, al final se sentó al lado de un hombre que habia pedido el vino de la casa-
Tienes buen gusto - Justo cuando acabó de hablar el sonido de una copa de vino que depositó el cantinero en la barra le hizo ladear el rostro tomándola entre sus dedos cual recobrando sus modales oliendo un poco el vino para después saborearlo débilmente al dar un delicado sorbo- exquisito -sonrió al cantinero que la admiraba, cuando el cantinero se marchó a atender a los demás mar dio otro sorbo contemplando como sus labios quedaban impresos en la copa debido a su pintalabios rojo-
Se movía con naturalidad en las calles, envidiable para muchas mujeres resultaba aquello. Los tirabuzones de mar conseguían un efecto óptico en sus cabellos pues seducían el solo instante que tocaban sus hombros o se movían siempre expectantes, testigos de lo que estaba por suceder incluso vigilantes de su espalda, Mar tenía los instintos más desarrollados que de costumbre acostumbraba a hechar un corto vistazo a donde pisaba averiguando las personas que la miraban o dejaban de mirarla, era casi como un recuerdo que siempre se repetía, ella siendo asaltada, hombres que se aprovechaban de su estado de descontrol...era por eso que le gustaba dejar siempre su mente sumida en un vacío que era hasta agradable, en el vacío nadie se preocupaba del pasado ni del presente, esperaban consternados a que pasara lo que tuviera que pasar sin tener que importunarse con quebraderos de cabeza debido a la soledad, a los pensamientos que casi siempre parecían devorar a los buenos recuerdos transformándose en los peores-
¡ Ey ! -Alegre su voz cantarina pareció entrar en aquella taberna, se encontraba no lejos de la zona comercial donde el aspecto físico era mucho más importante de lo que valían las personas, si tenías un traje podías ser bienvenido, si tu traje era un poco más sucio de lo normal deberías de tener cuidado hasta con las mujeres...la zona comercial se habia convertido una vez más en una guerra de clases en donde los de la alta y media sociedad convivían entre ignorarse o simplemente asentir, a veces escupían sobre el recuerdo de algunos mientras otras tantas se quedaban cautivos de la arbitrariedad y la lógica, eran no obstante las dos clases sociales que más se unían como el intermedio ya que de la media iba la baja clase, y de la alta iba la realeza como si fueran la línea divisoria del hoy y el mañana debían de aprender a convivir.
Mar siempre acudía a esa taberna, era su preferida no solo por sus precios sino también por la bebida, era también uno de los pocos lugares donde una mujer que bebía estaba bien visto, en otros lugares le miraban como si fuera uno de esos bichos raros que salían en las fotos de los aventureros al que solo era atendido porque era cliente, en otros sin embargo solamente le hechaban desatendiendo asi a la cortesana- Aun no he visto mi copa sobre la barra -bramó divertida, era una costumbre poco femenina gritar o aparecer en un sitio bullicioso pero a su alrededor los hombres ( y las pocas mujeres que habían ) le saludaban con una risita escueta o maldiciones divertidas que decían entre dientes, al final se sentó al lado de un hombre que habia pedido el vino de la casa-
Tienes buen gusto - Justo cuando acabó de hablar el sonido de una copa de vino que depositó el cantinero en la barra le hizo ladear el rostro tomándola entre sus dedos cual recobrando sus modales oliendo un poco el vino para después saborearlo débilmente al dar un delicado sorbo- exquisito -sonrió al cantinero que la admiraba, cuando el cantinero se marchó a atender a los demás mar dio otro sorbo contemplando como sus labios quedaban impresos en la copa debido a su pintalabios rojo-
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/09/2011
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Re: Amistad y placer... [Privado] [+18]
Sumergido en mis pensamientos había quedado, sin haber probado mucho del vino que había comprado, pero la verdad es que si, el lugar era bueno y el ambiente también, pero sencillamente no era lo mío. Esperaba un poco más de bullicio y bailes como en los tipicos bares de pueblo chico o alejados de las grandes ciudades. A penas note que poco a poco las mujeres del lugar comenzaban a mirar con recelo a quien sabía que. En esos momentos no me entere de lo que pasaba puesto a que justo me había animado de dar un sorbo de mi copa para luego servirme un poco más.
Entonces al volver a darme la vuelta pude comprender hacía donde se dirigían todas esas miradas de asombro y envidia. Claro, ¿cómo no irían a sentir eso? Si hasta yo había decidido mirarla y eso que no era de los que gustaba de andar de mirones. Claro, que no fue por mucho tiempo ya decidí mejor volver a tomar de mi copa. Después de todo, ¿por qué una dama tan bella iría a fijarse en un cazador pobre como yo? Si, tenía algo de dinero entonces, pero una vez gastado costaría mucho recuperarlo. Suspire y entonces escuché una voz cerca mío. Mire primero de reojo y luego con algo de sorpresa me di un poco la vuelta para poder mirarla de frente. De todos los hombres con dinero ahí y que podían ofrecer mucho más había decidido hablar y sentarse primero conmigo. Dos opciones: o andaba de muy buena suerte o simplemente se había sentado ahí por lastima.
Por unos momentos dude en responderle, pero luego de meditarlo un poco mientras ella se servía de su copa de vino decidí no ser cobarde y mostrar mis modales. – Muchas gracias mi Lady. Con su permiso, ¿le molestaría que este caballero la invitase a tomar con él? – Dije sonando seguro, lo cual me costaba mucho sabiendo que las miradas de varias mujeres probablemente aún seguían posadas en ella. – Ah por cierto, disculpe mis modales. Mi nombre es Abydus Locris. Y claro, la invitación no va con otra intención además de pasar un buen rato junto a su agradable compañía – Volví a hablar de igual manera mientras mis ojos se posaban en los suyos evitando todo amago de desviarlos hacía otra parte.
Debía admitir que por dentro estaba muerto de los nervios por hacer el rídiculo frente a tantas miradas. Seguramente si aquella bella dama rechazaba mi cordial invitación sería el hazmereir del bar por mucho tiempo y no me darían ganas de volver tampoco. Y aquello no lo decía solo por desconfianza, las palabras que anteriormente dirigió ella al cantinero además de la gente que se la quedaba mirando se podía decir que estaba ante una figura de autoridad en el lugar. ¿Sería acaso que mi noche d fetejo acabase ahí o acaso quedaba aún mucho más por festejar?
Le rogaba a todas las deidades que conocía porque no fuese así. Cierto era que no tenía intenciones de probar suerte con ella aún y eso era algo que atraía a las mujeres por lo que había escuchado. Esperaba con todo deseo que ese mito fuese verdadero.
Entonces al volver a darme la vuelta pude comprender hacía donde se dirigían todas esas miradas de asombro y envidia. Claro, ¿cómo no irían a sentir eso? Si hasta yo había decidido mirarla y eso que no era de los que gustaba de andar de mirones. Claro, que no fue por mucho tiempo ya decidí mejor volver a tomar de mi copa. Después de todo, ¿por qué una dama tan bella iría a fijarse en un cazador pobre como yo? Si, tenía algo de dinero entonces, pero una vez gastado costaría mucho recuperarlo. Suspire y entonces escuché una voz cerca mío. Mire primero de reojo y luego con algo de sorpresa me di un poco la vuelta para poder mirarla de frente. De todos los hombres con dinero ahí y que podían ofrecer mucho más había decidido hablar y sentarse primero conmigo. Dos opciones: o andaba de muy buena suerte o simplemente se había sentado ahí por lastima.
Por unos momentos dude en responderle, pero luego de meditarlo un poco mientras ella se servía de su copa de vino decidí no ser cobarde y mostrar mis modales. – Muchas gracias mi Lady. Con su permiso, ¿le molestaría que este caballero la invitase a tomar con él? – Dije sonando seguro, lo cual me costaba mucho sabiendo que las miradas de varias mujeres probablemente aún seguían posadas en ella. – Ah por cierto, disculpe mis modales. Mi nombre es Abydus Locris. Y claro, la invitación no va con otra intención además de pasar un buen rato junto a su agradable compañía – Volví a hablar de igual manera mientras mis ojos se posaban en los suyos evitando todo amago de desviarlos hacía otra parte.
Debía admitir que por dentro estaba muerto de los nervios por hacer el rídiculo frente a tantas miradas. Seguramente si aquella bella dama rechazaba mi cordial invitación sería el hazmereir del bar por mucho tiempo y no me darían ganas de volver tampoco. Y aquello no lo decía solo por desconfianza, las palabras que anteriormente dirigió ella al cantinero además de la gente que se la quedaba mirando se podía decir que estaba ante una figura de autoridad en el lugar. ¿Sería acaso que mi noche d fetejo acabase ahí o acaso quedaba aún mucho más por festejar?
Le rogaba a todas las deidades que conocía porque no fuese así. Cierto era que no tenía intenciones de probar suerte con ella aún y eso era algo que atraía a las mujeres por lo que había escuchado. Esperaba con todo deseo que ese mito fuese verdadero.
Abydus Locris- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 27/07/2012
Re: Amistad y placer... [Privado] [+18]
-Tanto hombres como mujeres posaban su vista en ella ya que era un delicioso espécimen de mujer que poco daba importancia a las miradas que se posaban sobre ella, en ocasiones era frecuenta que le mirasen con odio por su trabajo e incluso simplemente porque ella tenía esa naturalidad que la hacía desear mientras que otras mujeres nacían con el instinto del silencio ella era un volcán de sensaciones que explotaba en ocasiones tan certeras e indicadas como la que ahora estaba sucediendo, Sus labios se curvaron en una sonrisa autosuficiente mientras sus piernas se cruzaban poniendo de manifiesto que el descaro iba incluido en aquella cortesana que mostraba sin pudor alguno sus piernas, la piel de la pelirroja era blanquecina por trabajar sobre todo en el negocio de la noche escapándose del sol como si de una dama de la noche se tratase más no obstante sus mejillas no necesitaban maquillaje para mostrar el rosado femenino que toda mujer poseía dotándole de una sensualidad femenina que muy pocas francesas mostraban, he ahí el que las extranjeras fueran las más deseadas en las frías o ardientes noches de París.
Tomó otro sorbo, volviendo a mirar al apuesto caballero que tenía a su lado ofreciéndole una sonrisa que poco tenía que envidiar a la de cualquier mujer que hubiese recibido una proposición satisfactoria, Sus orbes claros contemplaron a aquel hombre sin soltar la copa que tan firme parecía sostener con la mano derecha, siempre provocaba esa sensación de sujetar grácilmente la copa mientras que sus dígitos apretaban firmemente el cristal que parecía sumiso a aquellas atenciones, siempre había errores de que la copa se resbalase sin ser de buen grado que a ella le sucediese puesto que tenia un sentido del perfeccionamiento que en algunas demostradas ocasiones le había puesto en un apuro. Escondió una vez más sus labios aún sin contestarle mientras admiraba al hombre bebiendo otro sorbo de su copa, en ese segundo sorbo escuchó el nombre del apuesto caballero que quería invitarla, esta vez ella aceptó con una sencilla inclinación de su rostro- Mi señor, vuestra invitación ha transformado esta divertida noche en una velada inigualable -depositó la copa en la barra con un delicado sonido.
La gente solía curiosear algo de lo que ya estaba acostumbrada la cortesana, a esas miradas que cortaban el silencio o a esos indiscretos susurros que a través del silencio parecían gritos de fondo, apartó un mechón de su cabello- Acepto vuestra invitación -Una suave risa, cantarina incluso salió de sus labios seduciendo al aire incluso pues cuando la cortesana reía sus facciones parecían aniñarse ofreciendo una imagen más joven de ella- Nunca rechazaría a un hombre de palabra como vos Abydus más es mi deber disculparme ahora, no me he presentado y vos hace un rato que lo habeis hecho -Su sonrisa seguía iluminando su rostro a la vez que su mano se posaba en la mesa acariciando un rastro de humedad que una bebida fría había dejado en recuerdo- Mar Santini~ Es un placer poder tomar una copa con usted, mi apuesto señor -le guiñó con coquetería un ojo cuando alzó la mano, solo bastó alzarla para que otras dos copas desafiasen al mismo silencio con el sonido aun cuando poco a poco el local iba siendo lo que antes era, conversaciones inacabadas por otras anécdotas que iban amenizando la velada-
Tomó otro sorbo, volviendo a mirar al apuesto caballero que tenía a su lado ofreciéndole una sonrisa que poco tenía que envidiar a la de cualquier mujer que hubiese recibido una proposición satisfactoria, Sus orbes claros contemplaron a aquel hombre sin soltar la copa que tan firme parecía sostener con la mano derecha, siempre provocaba esa sensación de sujetar grácilmente la copa mientras que sus dígitos apretaban firmemente el cristal que parecía sumiso a aquellas atenciones, siempre había errores de que la copa se resbalase sin ser de buen grado que a ella le sucediese puesto que tenia un sentido del perfeccionamiento que en algunas demostradas ocasiones le había puesto en un apuro. Escondió una vez más sus labios aún sin contestarle mientras admiraba al hombre bebiendo otro sorbo de su copa, en ese segundo sorbo escuchó el nombre del apuesto caballero que quería invitarla, esta vez ella aceptó con una sencilla inclinación de su rostro- Mi señor, vuestra invitación ha transformado esta divertida noche en una velada inigualable -depositó la copa en la barra con un delicado sonido.
La gente solía curiosear algo de lo que ya estaba acostumbrada la cortesana, a esas miradas que cortaban el silencio o a esos indiscretos susurros que a través del silencio parecían gritos de fondo, apartó un mechón de su cabello- Acepto vuestra invitación -Una suave risa, cantarina incluso salió de sus labios seduciendo al aire incluso pues cuando la cortesana reía sus facciones parecían aniñarse ofreciendo una imagen más joven de ella- Nunca rechazaría a un hombre de palabra como vos Abydus más es mi deber disculparme ahora, no me he presentado y vos hace un rato que lo habeis hecho -Su sonrisa seguía iluminando su rostro a la vez que su mano se posaba en la mesa acariciando un rastro de humedad que una bebida fría había dejado en recuerdo- Mar Santini~ Es un placer poder tomar una copa con usted, mi apuesto señor -le guiñó con coquetería un ojo cuando alzó la mano, solo bastó alzarla para que otras dos copas desafiasen al mismo silencio con el sonido aun cuando poco a poco el local iba siendo lo que antes era, conversaciones inacabadas por otras anécdotas que iban amenizando la velada-
- Spoiler:
- Me disculpo por mi tardanza, he tenido innumerables problemas con el recalentamiento de mi portatil aún los tiene pero son más leves, espero que te guste la respuesta y perdona de nuevo la tardanza
Mar Santini- Humano Clase Alta
- Mensajes : 224
Fecha de inscripción : 10/09/2011
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