Un cafe y tu amistad - privado

por **Giulia Di Moncalieri** Dom Dic 23, 2012 6:41 pm

Su hermano le había insistido que saliera, algo le estaba pasando a Girolamo, no estaba bien. Giulia presentía que su querido Giro estaba preocupado por algo o por alguien. Quiso indagarlo pero solo recibió una mirada dura y una advertencia en aquella expresión – no te metas - .

Comprendido el mensaje lo dejó con sus cuitas y se dirigió a la habitación de su hermana Chiara, para invitarla a tomar un té en una de las mejores casas que existían en Paris. Pero ella también estaba sumergida en sus propios asuntos, un compromiso que pronto podría terminar en esponsales. Su futuro cuñado, no era de su agrado, aquel hombre tenía un pasado muy borrascoso y su hermana en cambio era un ángel que creía en todo lo que le dijeran. Pero ella tenía bastante referencia por parte de sus amigos, ese inquisidor había sido un arma letal de la iglesia y esta no la dejaría ir tan fácilmente. Su hermana correría peligros y ni siquiera estaba entrenada para defenderse como si lo estaba ella.

Se preguntó, si el amor que él le profesaba sería verdadero, si ninguna tragedia de la vida podría destruir ese amor. Si pudiera hablar con ese hombre le preguntaría, - qué haría él, si su querido amor se convirtiera en una sobrenatural, ¿acaso le daría caza como lo había hecho con tantos otros? - Pero pensar en eso era ser demasiado trágica, y algo maliciosa, - ¿acaso las personas no pueden cambiar? - se reprochó - Y además ¿porque le tendría que pasar algo así a su hermana? Si ni siquiera tenía contactos con licántropos o vampiros a los cuales temía más que a una pulmonía, rió de sus propias ocurrencias y de imaginársela como una lican o como un vampiro -. Chiara era en extremo despistada que seguro querría salir a tomar el sol o se olvidaría de llevarse ropa por si destrozaba la suya. Mientras seguía riendo cerró la puerta de la habitación dejando a su
hermana escribiendo unas tarjetas de invitación para la fiesta de compromiso.

Pues como ninguno de los dos la acompañaría y no pensaba quedarse en la mansión, tomó uno de los caballos y montada a mujeriegas, se encaminó al centro de la ciudad, dejó su montura en un lugar seguro donde le dieran un buen cepillado más avena y se dirigió a comprar algunas chucherías. Luego se dirigió a un pequeño café y se sentó a leer un libro que había comprado. Miró al descuido a otras personas sentadas en las mesas contiguas y llamó su atención un joven que se encontraba solo, en ese momento éste alzó la cabeza y sus miradas se cruzaron, y ella le sonrió esperando que el muchacho le respondiera.

por **Florent Mothe** Dom Dic 23, 2012 11:22 pm

Tomar el refresco por allí, pensar en que la vida es una monotonía aveces hasta placentera, escuchar la música en su cabeza, pensar en quien invitar esta noche a la cama, jugar cartas con los mayordomos de la mansión, y desagradecer a cada minuto la vida fácil que le hostiga...son el tipo de cosas que Florent pensaba mientras que a cada sorbo de su capuccino, su mirada se posaba hacia el frente sobre un punto fijo...

-Y si miro mejor en otro ángulo...?- se preguntaba él como un niño intentando buscar con quien jugar...

Su mirada cambió en un instante posándose en los ojos de una mujer que con ojos y labios le regala un: -Hola, como estás?..- se formuló la pregunta en su cabeza, sin querer aún corresponderle, pero el hecho de estar haciendo una juego tan tontó para consigo mismo, lo hizo formar en sus labios una sonrisa..
-Ay no..que mal, pensará que la saludé- se desgraciaba Florent

Luego él fue atrapado por los ojos de la señorita, y esta vez su intención si era regalarle una sonrisa y asi fue...una sonrisa, cordial y elegante siempre con esa pisca de galán que lo caracteriza...
Florent estiró la mano hacia la silla al otro lado de su mesa, sin dejar de mirar a la señorita con ojos atrapantes...y la invitó a sentarse con él, con ese simple gesto.

La verdad, no le importaría como respondería la bella señorita, si estaba sola o no, si esperaba a alguien quizás, pero la invitación ya estaba hecha...

por **Giulia Di Moncalieri** Jue Dic 27, 2012 6:31 pm

Vio como el joven le sonreía algo tímido al principio y luego queriendo parecer seductor, sonrió nuevamente, aquello le divertía. Se demoró más en observarlo – de paso práctico para poder diferenciar a los sobrenaturales de los simples humanos – se dijo en voz baja, mientras continuaba haciendo un escueto análisis del hombre. Cuando él con una señal la invitó a que compartiera la misma mesa, por un momento dudó, no estaba bien visto que una mujer sola charlara con un hombre que no había sido presentado, - pero aquí en Paris excepto dos o tres personas, todos son desconocidos – caviló – así nunca podré tener amigos – Como las mesas estaban muy juntas, lo volvió a mirar a los ojos y le contestó – muy amable de su parte, por invitarme, ¿pero que le parece si usted viene? El lugar también está vacío y podríamos dar nuestro parecer sobre la lectura de cada uno, ¿no lo cree así? – expresó sonrió tras acabar la frase.

Era un hombre de no más de 30 años, o por lo menos eso aparentaba, de complexión delgada y rasgos hispanos. Pelo lacio corto y bien cuidado, al igual que toda su persona. Le dio a entender que se trataba de un señor de su misma clase social, aunque para ella eso fuera poco importante. Lo que si parecía a penas mirarle, era el hecho de que toda su vida había sido un consentido y eso la hizo sonreír, conocía muy bien a varios amigos que eran en extremo parecidos, pero estaban ya muy lejos.

En ese momento el mozo se acercó a tomar el pedido de Giulia, por ello dejó de mirar al hombre y se concentró en lo que le decía al dependiente – un té, gracias – Cuando le terminaron de explicar qué tipo de te quería y volvió a dirigir su mirada en la de aquel desconocido, aun se encontraba en la misma mesa. Enarcó una ceja - ¿ya decidió? ¿O prefiere conversar de mesa a mesa? - Dijo mientras se reía de su propia ocurrencia.

por **Florent Mothe** Dom Ene 06, 2013 4:45 pm

La mujer supo como hablarle y responderle en seguida, como si se conocieran de hace harto tiempo, al parecer aquella dama estaba acostumbrada a gente del tipo de Florent.

Se detuvo a observarla un tanto más, a simple vista parecía una mujer sencilla, pero la forma en que le respondió a su invitación y una mirada llena de sabiduría para desenvolverse en lo social con el tipo de persona que es él, fue lo que le llamó la atención a Florent, y le pareció alguien interesante. Rió desviando su mirada en la hora, todavía le quedaba tiempo para divertirse. Al parecer la mujer no esperaba a nadie más, y se levantó de la mesa tomando su chaqueta en las manos y se acercó sentándose frente a ella.

-¿Te han plantado? ... - preguntó sarcástico sabiendo que ella le respondería haciendolo quedar como un tonto, pero no le importó, a él le gustaba jugar -...yo también llegué aquí dejando a alguien plantado también.... - le dice riendo

Estiró su mano hacia la chica, para que ella piense que quería darle una apretón de presentación: -Florent...Florent Mothe madmoiselle... -y le besó el dorso de su mano - ... es un placer para mi estar presente acompañándole, despúes de su triste y frustrada cita... - le dijo fríamente jugando, el tenia claro que no era asi la situación-

Spoiler:

por **Giulia Di Moncalieri** Jue Ene 17, 2013 1:21 pm

Escuchó el comentario malicioso que le hizo sobre el porqué seguramente se encontraba sola en ese café y que justamente él había dejado a alguien esperando por su privilegiada presencia, sonrió cortésmente, tratando de sofrenar sus ganas e espetarle a la cara un montón de frases que se le venían a la cabeza, solo se retrepó en la silla buscando acomodarse mejor.

El hombre extendió su mano como para saludarla y ella por educación lo correspondió, en cambio él le dio un beso caballeroso en el dorso de su mano enguantada mientras se presentaba como Florent Mother, luego de lo cual volvió a insinuar su frustrada cita.

En tal ocasión y aunque por educación debería haber dejado pasar la impertinencia no pudo quedarse callada, rió casi abiertamente con una risa cristalina y juguetona - no, monseur, ningún caballero ha faltado a mi cita - volvió a mirarlo y levantando suavemente su libro dijo - él está presente desde antes de percatarme de su persona - sonrió maliciosa, - pero lamento por la persona que seguramente quedó desbastada por no gozar de la perfección de su presencia - dijo con un tono un poco irónico.

Le indicó que podía sentarse mientras se presentaba - mi nombre es Giulia Di Arezzo - no temió decir su apellido, no creyó que ese caballero conociera el origen de la distinguida familia, ni menos sus vinculaciones con el poder de la Corona Italiana. Aunque para ella, el apellido de él, no pasó inadvertido - ¿Mothe? ¿Acaso algo que ver con la realeza? - pensó mientras lo examinaba más atentamente y sin ningún pudor.

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