AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Amistad gitana [Privado]
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Amistad gitana [Privado]
“Tú mi único apoyo sensato”
Existían dos lugares probables en los cuales podías encontrar a un gitano de manera más permanente que en las calles y esos sitios eran, obviamente el campamento y el ciervo gitano. Ese día no encontró a quien buscaba en el campamento, aquel que era a quien más cerca estaba del apelativo de amigo aunque Rylan no le dijera directamente eso. Su relación era bastante curiosa, pues pasaron lentamente de una rivalidad y hostilidad a darse cuenta de que quizás, tenían más en común de lo que esperaban. Era por esas cuestiones que contaba fielmente en que aquel gitano de nombre Josiah sería de gran apoyo ahora que se encontraba en varios dilemas en los que nunca antes debió esperar estar metido.
Andaba con prisa, buscando a aquel hombre entre las personas que estaban ahora en el circo gitano. En su andar pensaba en las palabras que debía emplear para formular sus cuestionamientos sin hacerle sonar como un completo idiota. Todas sus preguntas después de todo, estaban orientadas en una dirección especifica. Monicke. Esa mujer que de manera tan repentina llego a su vida y le había dado un giro de ciento ochenta a todo cuanto hacía y a las cosas como las veía. Ella era sin duda fuerte y al mismo tiempo frágil; tanto que se cuestionaba si realmente sería capaz de protegerla como esperaba hacerlo y entonces, más dudas llegaban hasta él, dejándole confundido y sin estar seguro de sus formas de proceder. Se encontraba consciente de que tal vez la manera en que hablara de ella dejaría ver demasiado el interés más allá de lo normal que generaba en él la cambiante, pero esas eran cosas secundarias.
Caminaba sin prestar atención real a su alrededor, únicamente enfocando sus ojos en hallar al gitano que parecía estarse ocultando de él. Bien se decía que cuando más se esperaba encontrar algo es cuando menos posibilidades de hallarlo tienes; lo mismo parecía aplicar a las personas y por eso fue que se quedo inmóvil, observando a su alrededor hasta que pudo diferenciar a quien buscaba a la distancia. Le notaba despreocupado, buscando tal vez algo que hace o en un simple paseo pero Rylan estaba ahí para cambiarle el rumbo de los planes. Se apresuro a ir en su dirección y sin decir palabra alguna comenzó a caminar a un lado de él, cual si fuera lo más normal del mundo y quizás entre ellos, era de esa manera.
Rylan Cerny- Gitano
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Re: Amistad gitana [Privado]
Hacía un calor deprimente, de esas tardes jodidas dónde las ansias de hacer algo se desvanecían en cosa de segundos cuando el pasar de las horas se hacían eternas y dar un paso para sentir la bota arder contra el suelo quitaba hasta los últimos refuerzos de aire.
El gitano sólo esperaba a que la noche diera rumbo suelto a sus instintos para buscar a esa vampiresa con la cual las citas esporádicas se habían hecho cotidianas y necesarias para su cuerpo. Lejos de una obsesión, era un deseo carnal que para ser un hombre de poca paciencia, era casi algo así como un arma mortal directo a la parte más sensible de su anatomía; Mantenía fija la mirada entre los arboles que daban inicio al bosque, allí se supondría la vería y a pesar de haber tenido un cuerpo femenino sobre su litera hace un par de horas, guardaba ideas para su fiel compañera de piel tersa y fría como un tempano; Perversas ideas que procuró olvidar para que no se delatara su estado.
Se sentó contra las carpas de un par de conocidos gitanos, conversaba de cosas triviales, mientras un vino caliente entre su mano le daba un poco de paz a su garganta y las cartas sobre el suelo se movían acorde el viento las hacía correr por los suelos de tierra que mantenían parejos algunas de las esposas de los monarcas gitanos. Con ellos entablaba un par de conversaciones hasta notar como el solo se quería perder entre los cerros y la hora se hacía cercana a lo que había estado esperando gran parte del día; Simplemente se levantó, dejo en boca de todos las palabras con las cuales se referían a él y con las manos entre los roñozos bolsillos de sus prendas comenzó a caminar por lo largo del campamento gitano. Con paso lento, tranquilo, fuera de apuro y muy concentrado en no llamar la atención, alta traición que lo vieran de la compañía de una asesina en serie, sensual asesina en serie que pudiese quizás tenerlo entre sus garras, pero jugaba con aquello, gozaba de hacerlo creer tener el mando.
Tenía que pasar entre mucho gente, chocaba con un par de conocidos que dedicaban un par de palabras al camino, a o que Josiah sólo asentía y daba cita para después o al día siguiente; Gruñó de forma notoria, sabía que alguien iba a su lado, y sin verlo aún, espero a que se solo fuera alcancé de caminos. Giró su cabeza, sus facciones eran duras y el entrecejo le marcaba una notoria desaprobación al desconocido. Hasta que lo vio.
No evitó carcajear, dar una suave palmada contra su hombro y detener sus pasos para quedar frente a su amigo; Tronó sus dedos y entre tanto alzaba una de sus cejas, miro a sus costados viendo como aún nadie se fijaba en ellos — Rylan, amigo... ¿Dónde se habían perdido tus cartas? Al parecer muy lejos, pues no había sabido de ti en cuanto ¿Días? — Bromeó, relajando su postura llevando una de sus propias manos a ordenar su barba casi por instinto — ¿Ocurre algo? Tu cara va de muertos... y por mi parte no he hecho nada merecedor de castigo o destierro ¿Tú sí? —
El gitano sólo esperaba a que la noche diera rumbo suelto a sus instintos para buscar a esa vampiresa con la cual las citas esporádicas se habían hecho cotidianas y necesarias para su cuerpo. Lejos de una obsesión, era un deseo carnal que para ser un hombre de poca paciencia, era casi algo así como un arma mortal directo a la parte más sensible de su anatomía; Mantenía fija la mirada entre los arboles que daban inicio al bosque, allí se supondría la vería y a pesar de haber tenido un cuerpo femenino sobre su litera hace un par de horas, guardaba ideas para su fiel compañera de piel tersa y fría como un tempano; Perversas ideas que procuró olvidar para que no se delatara su estado.
Se sentó contra las carpas de un par de conocidos gitanos, conversaba de cosas triviales, mientras un vino caliente entre su mano le daba un poco de paz a su garganta y las cartas sobre el suelo se movían acorde el viento las hacía correr por los suelos de tierra que mantenían parejos algunas de las esposas de los monarcas gitanos. Con ellos entablaba un par de conversaciones hasta notar como el solo se quería perder entre los cerros y la hora se hacía cercana a lo que había estado esperando gran parte del día; Simplemente se levantó, dejo en boca de todos las palabras con las cuales se referían a él y con las manos entre los roñozos bolsillos de sus prendas comenzó a caminar por lo largo del campamento gitano. Con paso lento, tranquilo, fuera de apuro y muy concentrado en no llamar la atención, alta traición que lo vieran de la compañía de una asesina en serie, sensual asesina en serie que pudiese quizás tenerlo entre sus garras, pero jugaba con aquello, gozaba de hacerlo creer tener el mando.
Tenía que pasar entre mucho gente, chocaba con un par de conocidos que dedicaban un par de palabras al camino, a o que Josiah sólo asentía y daba cita para después o al día siguiente; Gruñó de forma notoria, sabía que alguien iba a su lado, y sin verlo aún, espero a que se solo fuera alcancé de caminos. Giró su cabeza, sus facciones eran duras y el entrecejo le marcaba una notoria desaprobación al desconocido. Hasta que lo vio.
No evitó carcajear, dar una suave palmada contra su hombro y detener sus pasos para quedar frente a su amigo; Tronó sus dedos y entre tanto alzaba una de sus cejas, miro a sus costados viendo como aún nadie se fijaba en ellos — Rylan, amigo... ¿Dónde se habían perdido tus cartas? Al parecer muy lejos, pues no había sabido de ti en cuanto ¿Días? — Bromeó, relajando su postura llevando una de sus propias manos a ordenar su barba casi por instinto — ¿Ocurre algo? Tu cara va de muertos... y por mi parte no he hecho nada merecedor de castigo o destierro ¿Tú sí? —
Josiah D'Olincourt- Gitano
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Fecha de inscripción : 20/04/2014
Re: Amistad gitana [Privado]
“Nada es tan grave, al menos eso creo”
El gruñido proveniente de aquel junto al que andaba no le hizo retroceder o alejarse. No creía que fuera dirigido a él o al menos no de manera consciente así que no veía motivo alguno para alejarse de aquel gitano a quien consideraba su único amigo real. Era curioso que en una primera instancia lo despreciara al punto de sentirlo enemigo pero las cosas cambiaban, demasiado.
Pese a la carcajada ajena y el buen humor con que parecía recibirlo Josiah al darse cuenta de su presencia, Rylan continuo sin dar muestra alguna de que también se alegraba de verlo. Procuraba cada cierto tiempo, ahora al parecer mucho menos constante, ver a quien era su único contacto con el mundo de las relaciones sociales y aunque ahora no tenía tanto tiempo como antes para verle, igual se preocupaba un poco. Los ojos del gitano se enfocaron en Josiah y una ligera pero aun demasiado inexpresiva sonrisa apareció en sus labios.
– Han sido cerca de 3 semanas Josiah y no me había ido lejos, de hecho me la he pasado más en el campamento que nunca antes ¿Puedes creerlo? Yo en un solo lugar por 3 semanas – suspiro, demostrando de esa forma que esa cantidad de tiempo le resultaba sorprendente incluso a él mismo y ante el siguiente comentario acerca del destierro y su cara fue que finalmente rió de verdad – Tampoco he hecho nada, así que aún podemos estar tranquilos respecto así y mi cara no luce tan mal, es solo que he estado cuidando de alguien mucho más de lo que me cuido a mi mismo; y aunque no es alguien de las nuestras, no creo que eso amerite un castigo y mucho menos el destierro – efectivamente eso era parte de la verdad, aunado al hecho de que no podía alejar a Monicke de sus pensamientos ni cuando estaba lejos de ella.
Movió la cabeza de un lado a otro para ver a las demás personas que se encontraban en el circo gitano, antes de regresar la mirada a su compañero.
– En realidad no he hecho mucho en este tiempo sin verte ¿En qué has andado tu? Espero que en algo mucho más productivo que lo mío – sin decir nada más reinicio su caminar, esperando que Josiah anduviera a su lado y le contara acerca de sus aventuras durante esas semanas. Contaba con la esperanza de que quizás de esa forma se olvidara de la cambiante y si es que no lograba dejarla de lado ni para escuchar a su amigo, entonces debería contarle a Josiah y la grave situación que estaba enfrentando por primera vez en su vida.
Rylan Cerny- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/04/2014
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Re: Amistad gitana [Privado]
Con algo más de experiencia a cuestas el gitano logró notar a pesar de las sonrisas expuestas por su compañero, un infortunio en aquellos baches oscuros que no perdían segundo en verlo; Relajó la postura, miró hacia el horizonte y supo que aún tenía tiempo de pasarlo en el campamento con su amigo; Acción que dio orden a la atención que ahora le daría necesariamente a él, al gitano menudo que caminaba a su lado como si hubiesen caminado desde un inicio juntos; Compañeros, así les decían, a pesar de llevar épocas grandes de no verse, y fines con encuentros como este, cortos, pero con cometidos precisos, que servirían para el uno o el otro. Bajo ligeros pensamientos se giró al notar lo que contaba, ¿Que importancia podría darle a lo otro? ¿Tres semanas? De seguro no mentía, pero para Josiah los días pasaban cotos y cada uno de ellos simplemente eran horas de un largo día. En la intriga de lo que oía, enarcó una de sus cejas; La mirada del gitano contrario se perdía en la nada al hablar y no evitó aflorar un fuerte y resonante carcajada cuando terminaba su historia.
— ¿Quien es la muchacha? — Cuestionó, ya cuando los pasos no daban más camino y el corpulento gitano se sentaba sobre una roca, abriendo sus piernas y haciendo un par de garabatos contra la tierra en ayuda de un varilla que había encontrado cerca. Le gustaba oír, pero el silencio de su compañero era sepulcral, razón que le causo mucha mas gracia — Callar es una virtud que pocos tienen, desearía tenerla yo... imagina cuando problemas me habría de ahorrar con el simple hecho de cerrar el pico. Me alivia que no seas cómo yo, te aseguras momentos buenos en la vida, pero este no es momento de callar — Fue directo al grano, dando fe con sólo la mirada que si de confiar en alguien necesitara, podría ser en él. Josiah no creció con familia a un lado, y este muchacho parecía haber hurtado el papel de hermano menor. Aunque eran más las situaciones dónde este le daba consejos al corpulento y no al revés. — No tengo toda la noche, una señorita me espera — Se encontraba en estado relajado, y volvía a dar razones que nadie le pedía; Terminó lo que rallaba sobre la tierra, y cargando sus codos sobre sus propias rodillas y las manos en descanso con cara al suelo, le quedó viendo, a la espera, atento.
Podría vagar la idea en su cabeza de que no se tratara de una chica, no todos se rodeaban en lo que él, sin pudores, en absoluta sumisión cuando de bellezas que caían en sus ojos se tratara. ¿Pero de quien más podría él cuidar más que a su propia vida? Reconocía a Rylan y sabía que algo sugerente pasaba con él.
— ¿Quien es la muchacha? — Cuestionó, ya cuando los pasos no daban más camino y el corpulento gitano se sentaba sobre una roca, abriendo sus piernas y haciendo un par de garabatos contra la tierra en ayuda de un varilla que había encontrado cerca. Le gustaba oír, pero el silencio de su compañero era sepulcral, razón que le causo mucha mas gracia — Callar es una virtud que pocos tienen, desearía tenerla yo... imagina cuando problemas me habría de ahorrar con el simple hecho de cerrar el pico. Me alivia que no seas cómo yo, te aseguras momentos buenos en la vida, pero este no es momento de callar — Fue directo al grano, dando fe con sólo la mirada que si de confiar en alguien necesitara, podría ser en él. Josiah no creció con familia a un lado, y este muchacho parecía haber hurtado el papel de hermano menor. Aunque eran más las situaciones dónde este le daba consejos al corpulento y no al revés. — No tengo toda la noche, una señorita me espera — Se encontraba en estado relajado, y volvía a dar razones que nadie le pedía; Terminó lo que rallaba sobre la tierra, y cargando sus codos sobre sus propias rodillas y las manos en descanso con cara al suelo, le quedó viendo, a la espera, atento.
Podría vagar la idea en su cabeza de que no se tratara de una chica, no todos se rodeaban en lo que él, sin pudores, en absoluta sumisión cuando de bellezas que caían en sus ojos se tratara. ¿Pero de quien más podría él cuidar más que a su propia vida? Reconocía a Rylan y sabía que algo sugerente pasaba con él.
Josiah D'Olincourt- Gitano
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Fecha de inscripción : 20/04/2014
Re: Amistad gitana [Privado]
La carcajada ajena le hizo fruncir el ceño. Conocía a Josiah lo suficiente como para saber que no era malintencionada, sino quizás más bien la sorpresa de lo que Rylan le decía era lo que le hacía reírse de él. Pese a esa certeza no podía evitar sentirse un hombre muy torpe al estar confesando que se estaba volviendo de “hogar” si es que podía llamarse de esa manera. Durante los momentos en los que dejaba el campamento, siempre lo hacía con la preocupación de si Monicke se encontraría bien o si es que no alguien tratara de atacarle, por eso mismo era que volvía con regularidad a ver si la cambiante se encontraba a salvo y una vez que lo corroboraba entonces, salía de nuevo, a la búsqueda de personas a quienes estafar para obtener algunos francos. Se encogió de hombros restando la importancia que verdaderamente tenía ella para él.
– Es una chica que conocí hace muy poco, su nombre es Monicke y viene de Alemania, necesitaba un lugar en donde quedarse mientras pasaban algunas dificultades que ha tenido así que ahora esta en mi carpa – no iba a decirle toda la información obtenida, aquel podía ser su amigo pero su desconfianza no era por él, jamás lo había sido, sino por el hecho de que debía mantenerla a salvo y en cuanto menos personas supieran la verdad, más a salvo se encontraría ella.
Cuando se mantuvieron en silencio unos momentos, Rylan se quedo observando la manera en la que Josiah dibujaba en la tierra y negó ante sus palabras.
– Soy callado porque siempre que digo algo parece que arruino las cosas, no puedo callarme realmente lo que pienso y sabes tan bien como yo que eso es lo que causa la mayor parte de mis problemas también. En realidad, creo que eres el único que me soporta – pateo una piedrecita que se encontraba en el suelo – A ti lo que te mete en problemas no es tu boca, sino que no puedes mantenerte alejado de las mujeres y sus piernas. Algún día vas a toparte con alguien que termine por dejarte a sus pies – enarco la ceja y sonrío con burla – y eso es algo por lo que pagaría por ver – Desde que conoció a Josiah había sido obvia su debilidad por el sexo femenino, siempre siguiendo las faldas de cualquier mujer ya fuera de las suyas o de las de las clases más prominentes de París. Aquel gitano no tenía escrúpulo alguno y por eso a Rylan no le sorprendía que ya tuviera una cita con alguien más. Hizo una mueca mientras pensaba cual era la mejor manera de preguntar lo que deseaba saber. Él era evidentemente te malo con las mujeres, más ahora que Monicke estaba cerca y por eso, necesitaba parte de la experiencia de Josiah – Soy un inútil, tu eres el único con quien puedo tener una conversación más o menos decente y con las mujeres – se detuvo – No se como es que debo tratar a Monicke, por más que trato de ser amable parece que solo empeoro las cosas y bueno, cuando se trata del sexo contrario, tu eres el experto – admitir que no sabía comportarse debidamente no era una sorpresa pero si lo era el que de su propia boca saliera la idea de recibir un consejo pues el otro gitano siempre le daba su punto de vista sin que Rylan debiera preguntar, en esa ocasión y como estuviese ocurriendo desde la llegada de la cambiante, muchas cosas eran diferentes.
– Es una chica que conocí hace muy poco, su nombre es Monicke y viene de Alemania, necesitaba un lugar en donde quedarse mientras pasaban algunas dificultades que ha tenido así que ahora esta en mi carpa – no iba a decirle toda la información obtenida, aquel podía ser su amigo pero su desconfianza no era por él, jamás lo había sido, sino por el hecho de que debía mantenerla a salvo y en cuanto menos personas supieran la verdad, más a salvo se encontraría ella.
Cuando se mantuvieron en silencio unos momentos, Rylan se quedo observando la manera en la que Josiah dibujaba en la tierra y negó ante sus palabras.
– Soy callado porque siempre que digo algo parece que arruino las cosas, no puedo callarme realmente lo que pienso y sabes tan bien como yo que eso es lo que causa la mayor parte de mis problemas también. En realidad, creo que eres el único que me soporta – pateo una piedrecita que se encontraba en el suelo – A ti lo que te mete en problemas no es tu boca, sino que no puedes mantenerte alejado de las mujeres y sus piernas. Algún día vas a toparte con alguien que termine por dejarte a sus pies – enarco la ceja y sonrío con burla – y eso es algo por lo que pagaría por ver – Desde que conoció a Josiah había sido obvia su debilidad por el sexo femenino, siempre siguiendo las faldas de cualquier mujer ya fuera de las suyas o de las de las clases más prominentes de París. Aquel gitano no tenía escrúpulo alguno y por eso a Rylan no le sorprendía que ya tuviera una cita con alguien más. Hizo una mueca mientras pensaba cual era la mejor manera de preguntar lo que deseaba saber. Él era evidentemente te malo con las mujeres, más ahora que Monicke estaba cerca y por eso, necesitaba parte de la experiencia de Josiah – Soy un inútil, tu eres el único con quien puedo tener una conversación más o menos decente y con las mujeres – se detuvo – No se como es que debo tratar a Monicke, por más que trato de ser amable parece que solo empeoro las cosas y bueno, cuando se trata del sexo contrario, tu eres el experto – admitir que no sabía comportarse debidamente no era una sorpresa pero si lo era el que de su propia boca saliera la idea de recibir un consejo pues el otro gitano siempre le daba su punto de vista sin que Rylan debiera preguntar, en esa ocasión y como estuviese ocurriendo desde la llegada de la cambiante, muchas cosas eran diferentes.
Rylan Cerny- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/04/2014
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Re: Amistad gitana [Privado]
A pesar de todo, la efigie corpulenta del gitano se mantuvo intacta, había dejado de garabatear sobre la tierra, toda la cortesía que lograba expresar, la concentración he interés se dejaban tumbar al relato de su compañero. El dejo de su voz, un tanto afligida, un tanto tormentosa, navegó en la mente del hombre de cabellos albinos; De ningún modo se había permitido la empatía frente a alguien que no fuese él, pero ¿Rylan? Éste sujeto despertaba en el lugar más recóndito de su ser, ese vínculo inexplicable, sopesar ante la idea de dejarlo abatido, aunque fuese por la presencia de una fémina, reducía la presura para salir de ahí.
Cumplió con un código de silencio propiamente impuesto, a pesar de querer lanzar verborrea inmediatamente, comprendió que era el momento preciso de recabar todos los detalles que oía. Su entrecejo se frunció notoriamente, entrelazó sus manos y tronando sus dedos concedió veracidad a lo antedicho de su amigo.
—Una chica… ¿En tu carpa? — Fue predeciblemente el primer comentario que logró enunciar de acuerdo al nivel de atención que desenvolvió en la historia. Su memoria fue invadida por las centenares de veces que quiso hacer similares cuestionamientos a algún superior y se le negó por completo el acto de congojo, de fluctuar o simplemente de asumir que habían situaciones que no podía manejar. Era joven, incauto e inepto. Nada que ver con Rylan, a pesar de considerarlo un hermano menor, era consciente de que el muchacho tenía un conocimiento intelectual mucho más alto de con lo que contaba el mismo a esa edad. Podía considerar la idea de que en base a la experiencia es quien es — No tengo interés sensato en replicar mis fraudes a ti… Rylan, puedo tener un azar de cartas para decirte el porqué de mis conflictos, podría considerar la intención de dejar en ti miles de relatos y ni una de ellos te ayudará con el tormento que sobrellevas en este momento — Sinceró, acababa de desgraciar las ideas de contención de su amigo, pero prefería ello, sería tonto pensar que la vida que llevaba Josiah podría ser una ejemplo para alguien más que no sea únicamente el mismo.
Alzó la mirada para encontrarse nuevamente con la de aquel chico de cabellos largos y rompiendo con el taciturno momento, dejó guiar su mano cerrada en puño contra su delgado hombro, gesticulado una señal de tranquilidad — Creo saber, de lo poco que he conversado con una que otra damisela… porque ya sabrás — Presionó sus propios labios en recuerdo de un par de situaciones y encuentros — No soy mucho de palabras, es mejor actuar a perder el tiempo entre relatos que al menos yo, sé que olvidaré al salir del umbral de roce y calentura — Se destacaba por ser descarado al hablar, razonamiento que no controlaba cuando se mantenía en verdadera comodidad — Considero que si tu aflicción es tan desmesurada al estar en contacto con ella, va mucho más allá del simple encogimiento de personalidad — Resaltó una sonrisa entre sus labios, aquellos que se escondían entre la barba desordenada que llevaba — Serás tardo, sosegado y pasmado, pero apuesto mi buena fortuna a que sabes perfectamente que toda esta situación va mucho más allá que una simple pausa de tu actuar frente a ella ¿Quieres consejos de alguien como yo o prefieres abrir los ojos de una vez por todas y asumir que lo que planta al suelo con actuares decentes es el sentimiento que florece? — Verborrea, a contraría de su pensar, sus impulsos no eran controlables.
Alzó su cuerpo de aquella roca, sus manos estiraron la camisa que llevaba puesta aquel día y observando el horizonte notaba como los últimos rayos de luz se iban con la corta esperanza de haber concretado la cita con aquella vampiresa que le prometía una noche de lo más interesante. Tragó en seco y se llevó la mirada a quien continuaba a su lado — ¿Una copa? ¿O alguien te espera?—Bromeó, sabiendo que no estaba siendo muy gracioso.
Cumplió con un código de silencio propiamente impuesto, a pesar de querer lanzar verborrea inmediatamente, comprendió que era el momento preciso de recabar todos los detalles que oía. Su entrecejo se frunció notoriamente, entrelazó sus manos y tronando sus dedos concedió veracidad a lo antedicho de su amigo.
—Una chica… ¿En tu carpa? — Fue predeciblemente el primer comentario que logró enunciar de acuerdo al nivel de atención que desenvolvió en la historia. Su memoria fue invadida por las centenares de veces que quiso hacer similares cuestionamientos a algún superior y se le negó por completo el acto de congojo, de fluctuar o simplemente de asumir que habían situaciones que no podía manejar. Era joven, incauto e inepto. Nada que ver con Rylan, a pesar de considerarlo un hermano menor, era consciente de que el muchacho tenía un conocimiento intelectual mucho más alto de con lo que contaba el mismo a esa edad. Podía considerar la idea de que en base a la experiencia es quien es — No tengo interés sensato en replicar mis fraudes a ti… Rylan, puedo tener un azar de cartas para decirte el porqué de mis conflictos, podría considerar la intención de dejar en ti miles de relatos y ni una de ellos te ayudará con el tormento que sobrellevas en este momento — Sinceró, acababa de desgraciar las ideas de contención de su amigo, pero prefería ello, sería tonto pensar que la vida que llevaba Josiah podría ser una ejemplo para alguien más que no sea únicamente el mismo.
Alzó la mirada para encontrarse nuevamente con la de aquel chico de cabellos largos y rompiendo con el taciturno momento, dejó guiar su mano cerrada en puño contra su delgado hombro, gesticulado una señal de tranquilidad — Creo saber, de lo poco que he conversado con una que otra damisela… porque ya sabrás — Presionó sus propios labios en recuerdo de un par de situaciones y encuentros — No soy mucho de palabras, es mejor actuar a perder el tiempo entre relatos que al menos yo, sé que olvidaré al salir del umbral de roce y calentura — Se destacaba por ser descarado al hablar, razonamiento que no controlaba cuando se mantenía en verdadera comodidad — Considero que si tu aflicción es tan desmesurada al estar en contacto con ella, va mucho más allá del simple encogimiento de personalidad — Resaltó una sonrisa entre sus labios, aquellos que se escondían entre la barba desordenada que llevaba — Serás tardo, sosegado y pasmado, pero apuesto mi buena fortuna a que sabes perfectamente que toda esta situación va mucho más allá que una simple pausa de tu actuar frente a ella ¿Quieres consejos de alguien como yo o prefieres abrir los ojos de una vez por todas y asumir que lo que planta al suelo con actuares decentes es el sentimiento que florece? — Verborrea, a contraría de su pensar, sus impulsos no eran controlables.
Alzó su cuerpo de aquella roca, sus manos estiraron la camisa que llevaba puesta aquel día y observando el horizonte notaba como los últimos rayos de luz se iban con la corta esperanza de haber concretado la cita con aquella vampiresa que le prometía una noche de lo más interesante. Tragó en seco y se llevó la mirada a quien continuaba a su lado — ¿Una copa? ¿O alguien te espera?—Bromeó, sabiendo que no estaba siendo muy gracioso.
Josiah D'Olincourt- Gitano
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Fecha de inscripción : 20/04/2014
Re: Amistad gitana [Privado]
No le sorprendía en lo más mínimo que las primeras palabras que salieran de la boca de Josiah fueran chica y carpa, pues para el mismo Rylan era verdaderamente sorprendente lo que estaba sucediéndole. A él, que tenía prácticamente nulo interés en formar alguna clase de relación con alguien que no fuera él mismo; a él, que decía lo que pensaba y era rudo en su manera de actuar, volviéndolo eso a ojos de los demás, un desconsidera o un salvaje.
– Justamente así, una chica en mi carpa – claro que omitía el hecho de que esa chica era una cambiante, que había estado al borde de la muerte y que él, decidió deliberadamente llevársela para salvarle la vida a pesar de que ella parecía estar aceptando la muerte. Frunció levemente el ceño. Detestaba pensar en la forma en que Monicke deseaba consumirse en su miseria y ahogarse en su dolor, siendo la ira la que aparecía en esos instantes, volviendo a Rylan intransigente y exigente con ella – Vamos Josiah, si no me ayudas tú, ¿Quién más podría hacerlo? – quizás su amigo tenía razón y no existía nada que él pudiera decirle que le ayudara, sin embargo, el gitano consideraba que bien valía la pena intentarlo pues tampoco tenía él alguna idea de cómo proceder.
No deseaba que su búsqueda de consejo quedase en la nada, por eso fue que permaneció en silencio, dando a Josiah la oportunidad de analizar su situación y llevar a su presente, fragmentos de pasado al lado de damas.
Cuando los orbes del aquel gran gitano se levantaron, Rylan observó en ellos el destello de la iluminación, indicando entonces que su amigo se daba cuenta de algo que él era incapaz de percibir, aunque mejor dicho, algo evidente que se negaba a aceptar.
– Bueno preferiría las acciones a las palabras y lo sabes – aseguro sin apartar la vista de su compañero, deseando que lo que fuera a decirle verdaderamente le ayuda a superar la situación que afrontaba – aunque mi problema radica en que tú sabes como actuar con las mujeres, yo por el contrario, soy igual de burdo con hombres y mujeres – expresó antes de que su compañero le asaltara con una deducción que lo dejo no solamente sorprendido sino además, momentáneamente mudo. ¿Qué todo se debía a un sentimiento que florecía?, ¿Estaba aquel de cabellera blanca loco?. Rylan parpadeo un par de veces, perplejo por lo que salía de los labios ajenos y que él, había descubierto pero decidido. – Eso no puede ser, prácticamente somos desconocidos y es imposible que algún sentimiento este despertando en mi – soltó aquellas palabras con tanta velocidad que hasta le fue un tanto complicado a él mismo seguirse la secuencia, sin embargo, una vez que termino, suspiró para agregar – y ¿Qué se supone que hace un hombre después de descubrir eso? – Debía alejarse de la cambiante, estar más pendiente de ella o continuar exactamente igual.
Su confundida mente necesitaba un descanso de manera urgente, por eso fue que aunque observó a Josiah con cara de poco amigos debido a su manera de preguntar, le fue imposible negarse a la invitación.
– Necesito más la copa que cualquier otra cosa en este momento así que no digas nada – le señalo – y no me mires con cara de que has descubierto un secreto de vida o muerte – exigió a pesar de que era exactamente como si entre ambos, hubieran descubierto un secreto de vida o muerte – así que, ¿A dónde vamos por el trago? – necesitaba alcohol y lo necesitaba urgentemente.
– Justamente así, una chica en mi carpa – claro que omitía el hecho de que esa chica era una cambiante, que había estado al borde de la muerte y que él, decidió deliberadamente llevársela para salvarle la vida a pesar de que ella parecía estar aceptando la muerte. Frunció levemente el ceño. Detestaba pensar en la forma en que Monicke deseaba consumirse en su miseria y ahogarse en su dolor, siendo la ira la que aparecía en esos instantes, volviendo a Rylan intransigente y exigente con ella – Vamos Josiah, si no me ayudas tú, ¿Quién más podría hacerlo? – quizás su amigo tenía razón y no existía nada que él pudiera decirle que le ayudara, sin embargo, el gitano consideraba que bien valía la pena intentarlo pues tampoco tenía él alguna idea de cómo proceder.
No deseaba que su búsqueda de consejo quedase en la nada, por eso fue que permaneció en silencio, dando a Josiah la oportunidad de analizar su situación y llevar a su presente, fragmentos de pasado al lado de damas.
Cuando los orbes del aquel gran gitano se levantaron, Rylan observó en ellos el destello de la iluminación, indicando entonces que su amigo se daba cuenta de algo que él era incapaz de percibir, aunque mejor dicho, algo evidente que se negaba a aceptar.
– Bueno preferiría las acciones a las palabras y lo sabes – aseguro sin apartar la vista de su compañero, deseando que lo que fuera a decirle verdaderamente le ayuda a superar la situación que afrontaba – aunque mi problema radica en que tú sabes como actuar con las mujeres, yo por el contrario, soy igual de burdo con hombres y mujeres – expresó antes de que su compañero le asaltara con una deducción que lo dejo no solamente sorprendido sino además, momentáneamente mudo. ¿Qué todo se debía a un sentimiento que florecía?, ¿Estaba aquel de cabellera blanca loco?. Rylan parpadeo un par de veces, perplejo por lo que salía de los labios ajenos y que él, había descubierto pero decidido. – Eso no puede ser, prácticamente somos desconocidos y es imposible que algún sentimiento este despertando en mi – soltó aquellas palabras con tanta velocidad que hasta le fue un tanto complicado a él mismo seguirse la secuencia, sin embargo, una vez que termino, suspiró para agregar – y ¿Qué se supone que hace un hombre después de descubrir eso? – Debía alejarse de la cambiante, estar más pendiente de ella o continuar exactamente igual.
Su confundida mente necesitaba un descanso de manera urgente, por eso fue que aunque observó a Josiah con cara de poco amigos debido a su manera de preguntar, le fue imposible negarse a la invitación.
– Necesito más la copa que cualquier otra cosa en este momento así que no digas nada – le señalo – y no me mires con cara de que has descubierto un secreto de vida o muerte – exigió a pesar de que era exactamente como si entre ambos, hubieran descubierto un secreto de vida o muerte – así que, ¿A dónde vamos por el trago? – necesitaba alcohol y lo necesitaba urgentemente.
Rylan Cerny- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/04/2014
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Re: Amistad gitana [Privado]
Observaba a su amigo, atento a la reacción que había dado respuesta a una afirmación antes sentenciada. Parecía tener su corazón excesivamente palpitante, tanto como el de un conejito caído en una trampa de cazadores, aunque éste caso fuese diferente, bien sabía el albino que oír verdades de una boca ajena, rompe el velo que se pone cada uno frente a sus propios ojos para distorsionar la realidad a gusto y complacencia de lo que se está dispuesto a sobrellevar.
Dejó aflorar entre sus labios y bajo esa frondosa barba una sonrisa ladina, tan amplia que se intensificó cuando el discurso de su compañero se amoldo a la decisión de aceptar tal comentario. No estaba allí para embarrar verdades en su cara, mucho menos para sentir satisfacción de sentir que se avergonzara o algo por el estilo, pero mantener un hilo de la conversación donde ambos aceptasen falencias y realidad, manejaba mucho mejor la confianza que se había generado en el par mucho tiempo atrás. Regresó a su estado de parsimonia, atento a cuestionamientos que provenían de Rylan — ¿Qué se supone que se supone que hace un hombre después de descubrir eso? — Repitió al pie de la letra su pregunta, chasqueando la punta de su lengua contra el propio paladar ¿Qué hace? Ni él sabía que responder. Frotó el dorso de su mano contra la sien y suspiro alzando los hombros para luego dejarlos caer libres retomando su propia postura — No creas que vengo con todas las respuestas amigo, necesito también que encuentres en ti decisiones que no estén influenciadas por actuares que yo llevaría a cabo — He insistía en que no parecía ser el mejor consejero, pero buscaba de toda forma posible, hacer que el gitano de larga cabellera tomara la línea exacta de su destino.
De pie, y con la mente fija en hacia dónde dirigirían su marcha, inició una caminata pausada, lenta, observando como el sol desaparecería en cosa de segundos para dar paso a la oscuridad completa ¿Cuánto tiempo habían estado allí sentados? Deslizo su mano hasta el borde de su pantalón, sacando de allí un cigarrillo que pronto se sujetaría entre sus labios para así poder ser encendido. Inhalo de aquel objeto las veces que fueron necesarias, para luego dejar que el humor escapase cual gacela temerosa de que su asechador este cerca — No sé si es un secreto de vida o muerte… pero veo cómo te pica el nerviosismo, y sinceramente estoy convencido de que la chica de la carpa te tiene como jamás te había notado antes — Sentenció, sin desviar la vista del camino, observando como los arboles comenzaban a hacer una danza que guiaba el viento con sus hojas — Tengo la sensación de que un par de copas te podrían ayudar, pero al regresar seguirás en la misma encrucijada — era sincero.
— Pero no importa. Quizás no sea así, espero equivocarme, verás, lo que tienes en la cabeza ahora es algo muy grande, pero no eres el primero en pasar por una situación como esta — Ignoraba toda la historia, el tatuado simplemente hablaba de la información que había recabado en la corta conversación que llevaba con su amigo — La gente siente cosas, se confunde y desvaría, algunos son idiotas pero… — Observó el rostro de su compañero y no evitó lanzar una carcajada — Estoy perdiendo el hilo, lo siento —
Lazó el cigarrillo al suelo, mismo que muy pronto se vería apagado por la suela de su bota — Pasé por lo que cargas ahora hace un par de años atrás… sobreviví — Un viento otoñal, frío y cortante los seguía por el sendero que los llevaba a la taberna — No lo manejé de muy buena forma Rylan, los sentimientos son equivalentes a mi como una botella de alcohol, se vacían y se busca más —Dijo con voz seca — Mejor dime ¿Cómo es ella? —
En la espera de su voz, señaló con un gesto el local que había buscado. Era una taberna de mala muerte, pero confiaba en que allí nadie molestaría al par. Solo gitanos solían beber allí, pero gran parte del tiempo, terminaban sus bebidas por las calles o se llevaban toda la compra al campamento. Estarían seguros de chismosos o rumores.
Dejó aflorar entre sus labios y bajo esa frondosa barba una sonrisa ladina, tan amplia que se intensificó cuando el discurso de su compañero se amoldo a la decisión de aceptar tal comentario. No estaba allí para embarrar verdades en su cara, mucho menos para sentir satisfacción de sentir que se avergonzara o algo por el estilo, pero mantener un hilo de la conversación donde ambos aceptasen falencias y realidad, manejaba mucho mejor la confianza que se había generado en el par mucho tiempo atrás. Regresó a su estado de parsimonia, atento a cuestionamientos que provenían de Rylan — ¿Qué se supone que se supone que hace un hombre después de descubrir eso? — Repitió al pie de la letra su pregunta, chasqueando la punta de su lengua contra el propio paladar ¿Qué hace? Ni él sabía que responder. Frotó el dorso de su mano contra la sien y suspiro alzando los hombros para luego dejarlos caer libres retomando su propia postura — No creas que vengo con todas las respuestas amigo, necesito también que encuentres en ti decisiones que no estén influenciadas por actuares que yo llevaría a cabo — He insistía en que no parecía ser el mejor consejero, pero buscaba de toda forma posible, hacer que el gitano de larga cabellera tomara la línea exacta de su destino.
De pie, y con la mente fija en hacia dónde dirigirían su marcha, inició una caminata pausada, lenta, observando como el sol desaparecería en cosa de segundos para dar paso a la oscuridad completa ¿Cuánto tiempo habían estado allí sentados? Deslizo su mano hasta el borde de su pantalón, sacando de allí un cigarrillo que pronto se sujetaría entre sus labios para así poder ser encendido. Inhalo de aquel objeto las veces que fueron necesarias, para luego dejar que el humor escapase cual gacela temerosa de que su asechador este cerca — No sé si es un secreto de vida o muerte… pero veo cómo te pica el nerviosismo, y sinceramente estoy convencido de que la chica de la carpa te tiene como jamás te había notado antes — Sentenció, sin desviar la vista del camino, observando como los arboles comenzaban a hacer una danza que guiaba el viento con sus hojas — Tengo la sensación de que un par de copas te podrían ayudar, pero al regresar seguirás en la misma encrucijada — era sincero.
— Pero no importa. Quizás no sea así, espero equivocarme, verás, lo que tienes en la cabeza ahora es algo muy grande, pero no eres el primero en pasar por una situación como esta — Ignoraba toda la historia, el tatuado simplemente hablaba de la información que había recabado en la corta conversación que llevaba con su amigo — La gente siente cosas, se confunde y desvaría, algunos son idiotas pero… — Observó el rostro de su compañero y no evitó lanzar una carcajada — Estoy perdiendo el hilo, lo siento —
Lazó el cigarrillo al suelo, mismo que muy pronto se vería apagado por la suela de su bota — Pasé por lo que cargas ahora hace un par de años atrás… sobreviví — Un viento otoñal, frío y cortante los seguía por el sendero que los llevaba a la taberna — No lo manejé de muy buena forma Rylan, los sentimientos son equivalentes a mi como una botella de alcohol, se vacían y se busca más —Dijo con voz seca — Mejor dime ¿Cómo es ella? —
En la espera de su voz, señaló con un gesto el local que había buscado. Era una taberna de mala muerte, pero confiaba en que allí nadie molestaría al par. Solo gitanos solían beber allí, pero gran parte del tiempo, terminaban sus bebidas por las calles o se llevaban toda la compra al campamento. Estarían seguros de chismosos o rumores.
Josiah D'Olincourt- Gitano
- Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 20/04/2014
Re: Amistad gitana [Privado]
Le molestaba la manera en que Josiah sonreía y lo miraba, lo llevaba a sentirse vulnerable, expuesto y esas eran situaciones que Rylan no podía afrontar, pues su vida entera la paso formando alrededor de si mismo una coraza impenetrable que ni el mismo era capaz de traspasar; pero su fortaleza tenía sus fallas y estas radicaban precisamente en que se dedico tan fervientemente a amurallar sus sentimientos y relaciones, que aquellos que lograban atravesar su coraza, eran capaces entonces de verlo como el libro abierto que era en el interior; libro que los demás podían leer, pero él de alguna manera no.
Con verdaderas dudas, ocasionadas precisamente por la incapacidad de darse cuenta él de sus propios sentimientos, Rylan preguntaba al albino la manera en que debía proceder ahora. En su mente estaba más que claro que permanecer al lado de la cambiante le traería mal aunque por otro lado, no deseaba dejar de verla y mucho menos estaba dispuesto a echarla a la calle después de haberla prácticamente obligado a vivir. Asintió a la pregunta del otro gitano, esperando que el silencio del albino trajera nuevos descubrimientos.
– Josiah, es una de las escasas ocasiones en las que te considero más apto que yo para algo y ahora resulta que necesitas que encuentre respuestas por mi cuenta – chasqueo la lengua y alejó la mirada de su compañero, sinceramente decepcionado. La relación de aquel par no parecía ser del todo cercana pero de alguna manera, lo era. Confiaban en el otro y se decían las cosas a la cara, por más dolorosas u ofensivas que estas aparentaran ser y si lo hacían, era porque estaban conscientes de que el otro podía aceptar lo que les saliera de la boca. Debido a esa manera de llevarse, era que Rylan poseía la confianza para hacerle ver al albino que aunque era diestro en muchas cosas, era en pocas circunstancias en las que verdaderamente necesitaba su apoyo.
– Ya sé que las copas no resolverán mis problemas – sentenció – ¿Cuándo embriagarse ha ayudado a algo que no sea simplemente olvidar? – y era precisamente olvidar por al menos un par de horas lo que Rylan deseaba.
Las palabras de Josiah no le alentaban mucho. El albino aseguraba verlo como nunca antes, todo debido a Monicke y su presencia.
– También espero que finalmente salga a relucir tu inutilidad y te equivoques con lo que crees – entonces, miró al otro gitano y le dio un puñetazo amigable – Eh, que no soy idiota – pero tras decir eso, también estallo en una carcajada. Conversar con Josiah aunque no resultara alentador, si era entretenido.
Conforme se acercaban a la taberna que solo recibía gitanos, Rylan escuchó algo que no imagino y que lo llevó a mirar a Josiah.
– ¿Qué fue lo que te paso a ti? Y ¿Cómo es que sabes que no lo manejaste de buena forma? – frunció el ceño al pensar en describir a la cambiante – Ella es como un parajillo temeroso del mundo que lo rodea porque ya no lo conoce más – fue lo único que mencionó antes de entrar a la taberna y dirigirse directamente a la barra para sentarse a aguardar que uno de los trabajadores pasara cerca de ellos, para así, pedir lo que iban a beber.
Con verdaderas dudas, ocasionadas precisamente por la incapacidad de darse cuenta él de sus propios sentimientos, Rylan preguntaba al albino la manera en que debía proceder ahora. En su mente estaba más que claro que permanecer al lado de la cambiante le traería mal aunque por otro lado, no deseaba dejar de verla y mucho menos estaba dispuesto a echarla a la calle después de haberla prácticamente obligado a vivir. Asintió a la pregunta del otro gitano, esperando que el silencio del albino trajera nuevos descubrimientos.
– Josiah, es una de las escasas ocasiones en las que te considero más apto que yo para algo y ahora resulta que necesitas que encuentre respuestas por mi cuenta – chasqueo la lengua y alejó la mirada de su compañero, sinceramente decepcionado. La relación de aquel par no parecía ser del todo cercana pero de alguna manera, lo era. Confiaban en el otro y se decían las cosas a la cara, por más dolorosas u ofensivas que estas aparentaran ser y si lo hacían, era porque estaban conscientes de que el otro podía aceptar lo que les saliera de la boca. Debido a esa manera de llevarse, era que Rylan poseía la confianza para hacerle ver al albino que aunque era diestro en muchas cosas, era en pocas circunstancias en las que verdaderamente necesitaba su apoyo.
– Ya sé que las copas no resolverán mis problemas – sentenció – ¿Cuándo embriagarse ha ayudado a algo que no sea simplemente olvidar? – y era precisamente olvidar por al menos un par de horas lo que Rylan deseaba.
Las palabras de Josiah no le alentaban mucho. El albino aseguraba verlo como nunca antes, todo debido a Monicke y su presencia.
– También espero que finalmente salga a relucir tu inutilidad y te equivoques con lo que crees – entonces, miró al otro gitano y le dio un puñetazo amigable – Eh, que no soy idiota – pero tras decir eso, también estallo en una carcajada. Conversar con Josiah aunque no resultara alentador, si era entretenido.
Conforme se acercaban a la taberna que solo recibía gitanos, Rylan escuchó algo que no imagino y que lo llevó a mirar a Josiah.
– ¿Qué fue lo que te paso a ti? Y ¿Cómo es que sabes que no lo manejaste de buena forma? – frunció el ceño al pensar en describir a la cambiante – Ella es como un parajillo temeroso del mundo que lo rodea porque ya no lo conoce más – fue lo único que mencionó antes de entrar a la taberna y dirigirse directamente a la barra para sentarse a aguardar que uno de los trabajadores pasara cerca de ellos, para así, pedir lo que iban a beber.
Rylan Cerny- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/04/2014
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