Las mujeres, ya no son lo que eran~ [Privado]

por **Mar Santini** Lun Ago 06, 2012 4:42 pm

Mademoiselle Santini -La voz desafiante de la mujer resonó en el escueto silencio que había conformado a su alrededor como si la mujer no fuese más que un espectáculo digno de un circo, uno de sus clientes le había hecho un regalo era uno de los actores de la actuación de la noche insistiendo en todo momento que la mujer acudiese al teatro. Mar era una devota de aquel arte debido a su padre ¡ aquel desgraciado que la abandonó ! por eso desde ese momento todo lo que tenía que ver con el recuerdo de su padre era pisoteado en la más absoluta indiferencia hasta que llegó ese momento de pisarlo por primera vez- ¿Pasa algo? -calló algunas bocas que estaban abiertas, todo habría sido normal si éste fuese un teatro normal pero no lo era ya que parecía ser el hogar de los vampiros un segundo lugar, para aquellos más devotos al teatro. Los pocos humanos que allá se dejaban ver eran el aperitivo de aquella noche, pero tenía un pase de aquel hombre que impedía que le tocasen no por nada se había encargado de todo para que ella estuviera en el sitio de honor reservado solo para aquellos con suficiente poder como para adquirirlo.

Cuando le dejaron pasar acarició la mejilla de aquel vigilante con una sonrisa coqueta dejándole fuera de guardia por unos simples instantes hasta que volviese obediente a su trabajo, ella había hecho que su reputación aumentase para quienes la conocían dentro de ese círculo claro está, no obstante, cuando vio el interior de aquel sitio estuvo a punto de perder todo por lo que había luchado...era hermoso. Decorado con obras de arte, cuadros que parecían auténticos y copias que se hacían las importantes incluso robaban el protagonismo a los que se exponían como auténticos con certificados visibles, bancos para que la gente esperase con unas ventanas que permanecían abiertas al público por si quería comprar algo relacionado con la obra, entonces sonrió- ni siquiera ellos se libran de parecer humanos -habló para si misma mirando brevemente hacia el techo porque si lo hacía se dejaría guiar por aquel hermoso mundo.

Tragó, mordiéndose el labio volviendo a ser la misma cortesana de ademanes juguetones que inconscientemente eran su carta de presentación, un curriculum de miradas traviesas su experiencia; La pelirroja vestía del mismo modo que siempre solía hacerlo incluso más descarado, un vestido de encaje de color negro con tonos violáceos y rojizos, parecía transparente jugando con aquella obscenidad de transparencia se apegaba completamente a su cuerpo en especial a sus senos y a sus caderas realzándolos, sus caderas exuberantes se movían con sensualidad escuchándose el rítmico tronar de sus pasos, le guiaron hacia uno de los palcos en los que tendría que estar-

**Al parecer solo estarán usted y otro caballero más, madame.

-Ella asintió mirandole fijamente, todos los que trabajaban allí eran vampiros imaginaba ya lo humillante que debe de ser el que una mera humana deba de ser tratada como si de una reina se tratase, alzó el mentón entrando a aquel palco haciendo caso omiso al relamer de labios de aquella vampiresa, sabía que de no haber sido porque no tenian permiso para tocarla ya habría estado muerta firmando con su sangre en el suelo la sentencia de muerte más corta de toda la historia, aún no había llegado el compañero con quien vería la obra sentándose entonces en aquellos sillones, debía de reconocer que eran cómodos, no tenía problemas en la espalda, incluso también podía hechar el respaldo hacia atrás sin ningún problema. Por mero aburrimiento tomó el folleto de la obra haciendo caso omiso a los que entraron depositando unas copas de vino y varias botellas sumergidas en hielo- gra...-quiso darles las gracias pero tan rápido como aparecieron tan rápido como se marcharon, ella tomó una copa llenándola con la primera botella que sacó.

Sus dedos se enrojecieron al contacto con el hielo, en otra mujer no habría pasado nada, sin embargo, el tono de piel más palido de lo normal de la cortesana parecía ser un hablador nato de las reacciones de su cuerpo, hechó un poco de vaho en sus dedos para que recuperasen, en vano, su color inicial abriendola finalmente tomó la copa que le pertenecía llenándola con una buena dosis de champagne- es bueno -lo olió cerrando sus orbes humedeciendo después sus labios al dar un trago largo, el champagne refrescaba pero tenía ese punto amargo que resecaba su garganta, lo solucionó con otro trago dejándo la copa en la mesa limpiándose alguna gota que había caído en la comisura de sus labios-

por **Lucifer** Miér Ago 08, 2012 9:11 pm

"Clack-Clack" El sonido de sus zapatos hicieron eco en su castillo mientras este caminaba por el pasillo tras salir de su cuarto. Sus manos, frías y pálidas aún acomodaban el cuello de su camisa blanca, el cual tapaba hasta la mitad del suyo. Su pecho lucía un elegante chaleco azul petroleo, mientras que de su brazo derecho colgaba el resto de su atuendo. Llevaba cierto apuro, casi olvidaba que aquella noche sería el hombre, y no la bestia. ¿Era ello posible?. Sus oscuros ojos ancestrales fijaron su mirada en las curvas de Rosiemarie, quien estaba al final del pasillo comenzando las escaleras. El mantuvo el paso galante y tranquilo con el cual siempre destacaba entre las multitudes. El jamás perdía la calma ante las adversidades. Mas poseía si, un carácter que por momentos se volvía explosivo y cambiante. ¿Quien es realmente Lucifer a final de cuentas?.

~ ¿Se va?. Pero... ~ La dama de llaves preguntó casi escéptica, simplemente no lograba conjurar que él se retirase antes de hora. Antes de beber sus medidas de Whiskey; el cual la acompañaba en la bandeja. Lucifer rara vez rompía con su rutina y apenas debería comenzar con su "santo" ritual para beber el líquido de su eterna juventud. Una ligera sonrisa se marcó en su rostro mientras a su tiempo se acercaba a la mujer.
~ ¿Y su cena?. ¿Que haré con la mujer? ~ La mujer cruzó su mirada con este cuando él parecía querer seguir su camino por las escaleras, ignorándola. Esta se atrevió a tomarlo del brazo. El inmortal quien detestaba tal clase de atrevimientos por parte de sus "concubinas", bien se las podría llamar, giró sobre sus propios talones. Detestaba llegar tarde.

~ Demasiadas preguntas para ser contestadas de una vez ~ Le observó. Su rostro no demostraba ni el más mínima emoción. Lentamente Rosemarie lo soltó, tomando este nuevamente el rumbo hacia las escaleras para salir del castillo. Sólo le faltaba tener que dar explicaciones de sus actos. ¿Acaso el mundo estaba volviéndose loco?.

Fuera su chofer lo esperaba sentado en el carruaje, el cual era encabezado por los dos corceles mas grandes de su criada de frisones; espléndidos especímenes, su macho predilecto Sokar y la hembra mas grande de la manada Sekhmet, quien mantenía con un temperamento modulado al semental. Subió e inmediatamente el cochero incitó el movimiento de los animales, avanzando hacia su destino.

Observando la ventanilla observó ante sus ojos el teatro de vampiros. La obra que se presentaría aquella noche era una de sus favoritas; Escalibur. Los cascos de los caballos cedieron a los tirones del cochero, quien se encargó de abrir la puerta de su amo. Lucifer descendió del carruaje, acomodando las solapas de su ostentoso sobretodo negro, sacudió de sus hombros el polvillo inexistentes y tras hacer el gesto a su sirviente que se retirase avanzó con elegancia hacia la entrada al teatro.

Su mirada estuvo fija al frente, sin mirar nada específicamente. Un vampiro inferior le pidió su ticket. Este giró el rostro mostrando su mejor sonrisa torcida, quitó el especificado del bolsillo interior de su tapado y lo extendió al inmortal que parecía intimidado. No cruzaron palabra alguna, simplemente se le permitió avanzar al interior, donde una exuberante mujer de la especie le extendió la mano para guiarlo hasta el palco por el cual había pagado. Lucifer ni siquiera le tocó, aceptó su guía con una simple inclinación de su rostro; el era demasiado exigente a la hora de escoger una mujer, y a la vampiresa le faltaba belleza en su rostro para ser predilecta a su puntilludo gusto.

El pasillo de aquel teatro estaba tenuemente iluminado. De camino, acomodó la fina tela de su corbata, dejándola perfectamente posicionada bajo su nuez. La mujer se adelantó algunos pasos. Supuso que ya había llegado a su destino. Esta lo esperó junto a las cortinas terciopeladas de color carmín. Las abrió sin hacer el menor comentario. Lucifer, quien no carecía de un exquisito olfato percibió el delicioso aroma de una mujer, una humana. Sus ojos parpadearon pausadamente, mientras se dejaba embadurnar por la fragancia. Detuvo sus pasos en el umbral del palco. Y observó la seda pelirroja de sus cabellos.

Un sólo paso lo dejó dentro, y tras el las cortinas se cerraron. Guardó el mismo silencio con el cual había llegado. Sus siguientes pasos fueron tenues, procurando no estremecer la tranquilidad de la dama; quien a pesar del lugar en donde se encontraba podía sentir muy calma.

~ Buenas noches, Madame. ~ Murmuró moderando su tono de voz; siendo completamente audible para la corta distancia que lo separaba de la joven, pero no estridente como para causarle la muerte. ~ Al parecer, contaré con grata compañía para esta espléndida velada. ~ Sonrió. Sonrió torciendo mezquinamente sus labios, procurando emanar la medida justa de simpatía. ~ Si me permite... ~ Preguntó extendiendo su mano para esperar recibir la suya.

por **Mar Santini** Vie Ago 24, 2012 9:18 am

-Terminó de degustar el champagne atendiendo con desafio a ciertas miradas que se posaban sobre ella, el peligro parecía calentar su sangre ya que no lo sentía todos los días. Su trabajo era monótono disfrazándose de hombres distintos noche tras noche más era la misma mierda durante todos los días no era de extrañar que días como éste optase por hacer algo diferente para mostrarse a sí misma que aún quedaba unos buenos pasos para ser la esclava de la pesadez de la rutina, los humanos se conformaban porque solo conocían ese mundo donde falsamente se sonreían todas las noches sosteniendo copas en sus manos mientras el tiempo en tono burlesco acortaba la libertad de las noches para que el nuevo día empezase volviendo a la misma rutina con la misma celeridad con la que antes miraban sus pertenencias de manera lasciva.

La música dio comienzo, notó la mirada sobre ella de aquel hombre que le había invitado a asistir, tenía una sonrisa en sus labios mientras volvía a refugiarse detrás del telón para preparar su papel, con un deje de aburrimiento su diestra acarició la copa, estaba algo húmeda ya que el champagne se conservaba a una temperatura fresca, si se tomaba caliente era obvio que eso impondría un sabor fuerte a aquella bebida siendo imposible degustarla sin exponer alguna que otra mueca de desagrado, No tomó aún la copa sino que la acariciaba para que sus dedos se humedecieran palpándolos después como si encontrase placer en aquella diferencia de temperaturas entre la templanza que se saboreaba en el ambiente así como la frialdad de aquella bebida.

No se incomodó cuando el tenue movimiento de las cortinas pareció bramar escuetamente cuasi presagiando la nostalgia del silencio que parecía un animal enturbiado, el silencio era uno de los ruidos más hermoso pero a su vez uno de los más dificiles de comprender pues podía gritar pero en su corto entendimiento los humanos jamás podían escuchar algo que no fuese su propia respiración. Volteó el rostro contemplando quien se acercaba, quien era el caballero que había reservado uno de esos palcos en los que ella no habria estado sentada de no ser por la generosa invitación de su cliente-

Buenas noches, mi señor -El tono de su voz era suave, acentuando la fragilidad de sus cuerdas vocales cuando lo pronunció contemplando no sin descaro a aquel hombre, descaro pero también profesionalidad, su mirada era sensual pero nunca obscena; Las miradas depende de como se empleasen podían hacer que un hombre te desease o que por el contrario se alejase dejando una estela de polvo que incluso se alejaba de la persona- Es un honor tener una compañía tan caballerosa -Alzó la mano sin torpeza cual si ella perteneciese a la clase de la que provenían la mayor parte de los vampiros que por la noche dormían entre oro, bañándose en los billetes o simplemente estornudando delante de las bolsas de dinero más a pesar de ser una simple cortesana sus modales empleados podían ser los de toda una dama-

Mi señor -Se levantó al mismo tiempo que colocó su mano sobre la de aquel caballero, era un vampiro de eso no había duda más eso no le alarmó ni le inquietó mostrándo una sonrisa carnal que se entregaba a la coquetería siempre habitual en ella añadiendo incluso un poco de erotismo algo que solo empleaba cuando la persona que tenía delante cumplía todos los requisitos para satisfacerla...no era una simple cortesana, le gustaba exponer sus cualidades pero nunca abusar de ellas, no era una belleza comparable con las damas de alta clase pero era más hermosa que muchas de las mujeres, algo que bien sabía pues su ego perpetrado por los hombres que la deseaban eran suficiente para ella sentirse aun mas hermosa ¿que había de malo en que una mujer se sintiese bella? no menospreciaba a otras damas centrándose egoistamente en la propia- Por favor, sentaros monsieur me sentiría apenada si os perdieseis el comienzo de la obra de teatro por mi culpa

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