De burdel en re...¡CASERON! [Sousuke Asakura][+18]

por **Megumi Amane** Miér Ago 08, 2012 5:06 pm

No tendía a hacer este tipo de trabajos fuera del burdel, pero era su primera vez fuera del lugar de siempre. Normalmente, cobraba una cifra muy ordinaria, pero la oferta que le hicieron vía carta, pensó en que podría hacerle ahorrar, para así poder comprarse algo, una casa decente y dejar el burdel. Se había cansado de estar dentro de aquel lugar y de montar excusas que no podría seguir formando. Estaba cansada, esperaba que en cierto modo las cosas fueran a mejor. Solo por eso podría...seguiría teniendo el mismo plan.

Ahora sus pasos iban cuidadosos hacia donde podría estar su salida hacia un nuevo amanecer o quién sabe. Quien la llamo o la solicito parecía tener prisa por la longitud de la carta, tan escueta que supuso que no quería decir muchas cosas. Megumi, su trabajo lo hacía bien dentro de las necesidades de cada cliente en su habitación que no era mucho espacio. Tan solo que...se encontraba rara entre tanta seriedad, tantos guardias que veía a través de la pequeña ventana del carruaje entre bosque y bueno mas guardias y bosque.

La calesa paro.

Ella bajo con lentitud, con un pequeño maletín en el que mantenía cosas con las que daba juego a su “trabajo” si podría decirse de alguna manera. No sabía cómo iba a ser de este modo emplear su cuerpo para el placer, una mujer de cabellos y vestimenta oscura se poso frente a Megumi. La miraba de arriba abajo, la dio la vuelta, otra vuelta en el sitio, como chequeándola, poso sus manos sobre sus senos, comprobando si estarían bien voluminosos, después pasaba las manos por su piel-¡Oiga!-Megumi estaba ya siendo acorralada por la vergüenza y además en público. La mujer sonrió ladinamente para después omitir la risa. Los guardias acompañaron a Megumi hasta que ella pudiera haber visto gran mayoría de la residencia, por los pasillos y mas escaleras, fue dejada finalmente en una habitación, con una cama y una ventana, nada más.

Bien ahora estaba sola...¿que debería hacer?

por **Sousuke Asakura** Vie Ago 10, 2012 10:50 pm

Un último grito y el cuerpo cayó inconsciente, desplomándose contra la madera en un golpe seco que se había repetido al menos cuatro veces esa noche. La sonrisa que reunía cuatro tipos de sangre se dejó ver nuevamente mientras su miembro se desprendía glorioso del nuevo territorio conquistado. La chica fue retirada a la arrastra para dejarla como regalo a los animales del bosque quienes se habían dado un festín con las tres anteriores, tanto que sus ojos brillantes se veían fácilmente desde las sombras. En tanto, el Daimyo se incorporó como si nada, acomodándose los ropajes para abandonar esa habitación con toda calma, sabiéndose conocedor del resultado de aquella carta que había mandado escribir mientras la segunda de sus esclavas personales le cabalgaba con una vitalidad envidiable; lástima que aquella no durase mucho más que un par de horas.

Dio la señal con la mirada para que Shina partiera a hacer su trabajo, siendo informado mientras observaba el filoso espectáculo que brindaban las bestias salvajes, escuchando cómo llevaban a la chica a la habitación y el ruido de la puerta cerrarse. Ante aquello de inmediato se dirigió al “lugar de encuentro”, y bastaron un par de lentos minutos para que la puerta volviera a abrirse y así trabajadora y cliente se conociesen de una vez. Cabello oscuro, ojos rasgados, labios sonrosados. Cuerpo esbelto, medidas levemente superiores a la media. Un aroma y presencia inconfundibles, lo que le hizo curvar esos labios ya secos pero deseosos de más.

- Sea bienvenida…a mi residencia. – Palabras soeces, triviales. ¡Quería llegar a lo bueno ya! – Perdone lo estrictamente preciso de mi carta, pero no requería mayores palabrerías para darle a conocer lo que deseo. – Sonrió, cerrándose la puerta tras de sí.

Al fin solos.

por **Megumi Amane** Mar Ago 14, 2012 2:26 pm

Estaba allí de pie, observando lentamente a aquel hombre que sería igual que todos. Seguramente no sería nada diferente a otros hombros que tuvieran un pene erecto a todas horas y la mente en política. Ella vino allí para acometer su trabajo el cual esperaba que le diera algo a cambio, una cifra elevada, puso la mano en alto con lentitud, quedándose quieta con aquel kimono purpura de suave seda oriental, con la mano en el aire y con la palma abierta a modo de una señal.

-...Ah...-No parecía nada sorprendida, trago saliva pues cada segundo que veía hacia el sujeto, le transmitía indiferencia. La maleta la dejo en el suelo aun con la mano abierta-...Primero el dinero...-sonrió con cierta malicia-...después podrían llegar las sorpresas que inundarán esta habitación....-se refería a que si le daba el dinero, podría resultar una inversión de provecho, pero mientras no le diera ni siquiera un ápice de dinero, no haría nada.

Seria, dulce y elegante, así era ella a veces, pero cuando se trataba de trabajo, era otra chica diferente, solo se entregaba a su trabajo y apartaba lo sentimental a un lado. Los orificios de su cuello estaban desapareciendo desde aquella vez, aquella noche que se despertó y tenía la cita con Matsumoto. Tenía admitir que se lo repararía como sea, le devolvería la cita como sea, pero ahora solamente se paseaba por los cuadrados del tatami de madera en el que componía la habitación. Ahora no supo que expresar por solo el motivo de que se estaba aburriendo.

-Su deseo es fornicar con una prostituta....ya lo sé...-dijo como dejándolo caer, mirando, rodando los ojos como si no fuera la cosa. Al final se paro cerca de una ventana en la que visionaba el panorama nocturno cubriendo la residencia, adornándolo con pinos de abeto. Suspiro para no darse cuenta de que el vacio que había a su alrededor, había sido sustituido por otro cuerpo.

por **Sousuke Asakura** Vie Ago 24, 2012 8:41 pm

Estaba comprobando de primera mano las referencias que había recibido de aquella mujer, y no le importó que todas fueran ciertas: una persona difícil, que privilegiaba el dinero antes de la atención; ¿Qué problema había? ¡Ninguno! Todas caían igual, ya fuera por las bolsas con francos o por el irreverente poderío mental del Daimyo. En este caso aplicó la primera estrategia, y por ello el tintineo de una bolsa de cuero repleta de francos justo en el oído de la joven que se había marchado a la ventana como muestra de su desinterés. Y era obvio aquello al ser un negocio: sin monedas no funcionaba el servicio. – Espero que esto sea suficiente. –Le comentó en un susurro en la nuca, haciendo aparecer de inmediato una segunda bolsa al otro costado – Y si lo es, le sugeriría que comenzase a desnudarse de inmediato en el centro de la habitación, no me gusta que me hagan esperar. – Que se lo digan los lobos y el festín que se daban cada día con nuevas carnes. Cualquiera que desobedeciera tenía su cabeza rodando y su sangre disfrutada en una elegante copa halagada por la sonrisa macabra del que dominaba todo lo que estuviera a su alrededor.

Los segundos pasaban y la paciencia se iba consumiendo de la misma forma en que una vela lo hacía sometida a una llama - ¿Y bien? – inquirió serio, dejándole el espacio necesario para que se moviera, lanzando las bolsas hacia la maleta sin ver la dirección en que éstas estaban, cayendo ambas a la perfección sobre ésta.- Quiero saber…qué sorpresas tiene para mí. – No le estaba leyendo la mente, así no tenía gracia. Deseaba que al menos hiciera el esfuerzo para sorprenderle.

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