Caprichosa Diversion

Quien dice que las princesitas caprichosas no tienen momentos de libertad y diversion? Pues si los tienen, y Gabrielle no es la excepción. Debajo de todo ese maquillaje y pomposos vestidos ahí una chica erótica y libre. Dos veces al mes se daba sus “noches libres” de ser ella, se cambiaba de ropa y se iba a una taberna de la ciudad a ser alguien más, era una taberna diferente siempre y siempre era una persona diferente. Esa noche se puso una ropa de campesina y una túnica arriba negra para salir discretamente, seria Marcey esa vez e iría a una de las tabernas más alejadas de su casa, por si alguien la reconocía por lo menos había menos probabilidades.

Comenzó a caminar aprisa tendría que caminar un gran trecho antes de llegar allí ya era lo suficientemente tarde para quela ciudad estuviera a oscuras en casi su totalidad. En cualquiera de los casos una criatura de la noche podría matarla fácilmente, claro si en el fondo no supiera cómo defenderse y fuera una indefensa humano sin ninguna habilidad especial pero como no era así podría caminar con un poco mas de tranquilidad por las calles parisinas a altas horas de la noche. Mientras más se iba acercando a la taberna más de noche se hacía y más oscuro estaba, esta era una de esas tabernas muy ocultas por el puerto de la ciudad.

Entro con mucha precaución por si llegaba a reconocer a alguien salir de allí rápidamente, todas las caras se le hicieron totalmente desconocidas y se atrevió a quitarse la túnica, debajo el traje de campesina no uno normal era un poco mas exhibicionista y menos recatado, pegado al cuerpo y algo corto, con medias abajo y unos pequeños zapatos de poco tacón, cargaba una peluca negra y recogida en una coleta y poco maquillaje, trataba de parecer lo más normal y hasta se podría decir que de clase baja . Se sentó en una de los banquitos puestos en la barra y pidió una bebida algo fuerte mientras miraba alrededor esperando a ver si encontraba algo bueno por esos lugares. Se volteo un momento a mirar hacia la estantería de licores y en ese momento sintió una presencia detrás de ella y cuando volteo había una hermosa morena mirándola fijamente, y se atrevía a decir que era una realmente hermosa. A pesar de ser morena su piel era más blanca de lo normal y aunque se sentía atraída hacia aquella persona también le causa escalofríos y no sabía porque razón

Una noche más salía a pasear cuando oscurecía. Seguía pensando que había visto nadie en aquella ciudad, por lo general era muy aburrido estar en Paris, tenía muy claro que en otros países como Italia, España y por supuesto el suyo propio tenían más alegría. En esta ciudad había poco en lo que entretenerse, o a lo mejor no había buscado bien por lo que otra noche más decidió dar su paseo nocturno por una nueva zona.

Como bien había supuesto no habían más que casas, alguna taberna y algún que otro burdel de poca monta. Rodó los ojos frustrada por no encontrar nada en lo que entretenerse y se rindió a entrar en una taberna, la primera que vio. Una vez más de tantas diversas miradas se dirigieron hacia ella, pero no estaba de humor para entrar en el juego de un par de borrachos con ganas de pasar un rato con una chica, además de que no tenían nada de lo que Santana pudiese querer o merecer.

Recorrió el lugar rápidamente observando si había lo suficientemente interesante como para entablar conversación, ya que había entrado en aquel tugurio no pensaba quedarse sola toda la noche. Avanzó hacia la barra sin dejar de recorrer el lugar con la mirada, pero seguía sin encontrar nada a su altura. Dio gracias por haberse puesto algo no muy llamativo, aunque si Santana lo llevaba puesto se hacia llamativo, pudiese ser cualquier harapo sucio.

Conformé la distancia a la barra iba desapareciendo por fin encontró alguien que quizás podría ser de su agrado. Antes de seguir avanzando se quedó mirando a la joven, siempre se cercioraba de la persona con la que iba a hablar, le gustaba analizar para ver si podía encontrar algo que pudiera ser de utilidad. Y así fue, notó ligeramente como aquella indumentaria no iba con esa joven, rio interiormente fijándose en que incluso llevaba una peluca. Sin duda una niña caprichosa que quiere probar la vida normal.

Parece ser que la joven se sintió observada y se dio la vuelta encontrándose con la mirada de Santana. Sonrió y observó el licor que le acababan de poner, sin duda podía ser un poco caro para la supuesta campesina que lo había pedido. Se acercó un poco más desviándose hasta el banquito que había a su lado.

-Un licor un tanto caro para una humilde campesina, ¿no cree?-sonrió con suficiencia- ¿le importa si me siento a su lado?-preguntó señalando el taburete. Sin esperar una respuesta afirmativa o negativa se sentó y pidió lo más fuerte que tuvieran en su reserva de licores, necesitaba algo más que vino, que aunque nada consiguiera llevarla a un estado de ebriedad algo provocaría en su organismo. Con la misma sonrisa prepotente se quedó mirando a la joven, intentando poder deducir algo más de ella.

Una persona directa y atrevida, como le gustaba esas cualidades en alguien a Gabrielle; una persona que no tuviera miedo de decir lo que pensaba, o hacer lo que quisiera sin importar lo que otros dijeras, Gabrielle deseaba ser de esa forma pero lo que pudiera pensar la gente de sociedad la hacía mantener sus pensamientos a raya, para eso usaba aquellas noches de escape para ser lo que ella siempre quiso ser sin importar si la juzgaban, al fin y al caso nadie la conocía allí y tampoco podrían adivinar quién era. Esas cualidades le pareció que la poseía aquella muchacha que sin que ella hiciera alguna respuesta sonora o facial ya se había posado a su lado mirándola fijamente con esos ojos marrones, y muy lindos.

Tenía una voz un tanto escalofriante pero a la vez atrayente que la obligaba a responder sin importar si quisiera o no, y como esa noche no era Gabrielle Monette hija de una famosa costurera mentiría hasta en su edad si fuera necesario. –Trabajo muy duro para disfrutar de estos lujos una vez cada 6 meses señorita- Menciono medio tornando los ojos por la intromisión en sus asuntos, cosa que debió evitar porque esa noche no era ella, sino alguien totalmente diferente. Por el atuendo que su acompañante llevaba se podría decir que era una mujer de alta clase, y como ella estaba disfrazada de una humilde campesina tenía que mostrar algo de respeto hacia sus superiores – y este es un trago que vale la pena disfrutar cada tanto tiempo, y como es mi noche libre quise venir a probarlo, no le gustaría a ud también probar un trago?- Mentira tras Mentira, en realidad tendría que estar trabajando en uno de los vestidos de su madre pero no tenia ninguna intención en seguir esa responsabilidad esa noche, adonde quiera que esta le llevara.

Como al parecer aquella acompañante no esperaba ninguna respuesta para hacer lo que le placiera ya se encontraba sentada junto a ella, mientras pedía uno de los licores más fuertes que una sola vez en su vida Gabrielle había tomado y no tenía ganas de volver a hacerlo, ya que producía una intensa borrachera en la primera bebida; al parecer a ella no le importaba emborracharse o tenia métodos para evitarlo, los cuales le dio curiosidad averiguar , y averiguaría que secreto escondía, porque sabía que esa extraña mujer algo escondía aunque aun no lo lograba adivinar que era.

-Y ud no cree que ese es un traje un tanto formal y costoso para una taberna de esta categoría?- Se atrevió a decir algo quizás para algunas personas insultantes pero lo había preguntado para no parecer una oveja asustada que no sabía que decir ante alguien que había tomado la iniciativa en la conversación que se había formado, dio otro pequeño sorbo a la bebida que tenia entre las manos para armarse un poco mas de valor sobre el miedo que eso le causaba y que seguía sin entender el porqué. Dio una mirada rápida por el lugar y se dio cuenta de que muchos borrachos se quedaban mirando hacia su lado y tenía la impresión de que no era a ella a quien miraban. Si admitía que la muchacha era guapa y tenía algo que atraía pero al parecer tenía algo que llamaba la atención de los hombres más que los de ella – que rayos eres- Pensó sin apartar la mirada de ella.

-Y ya que al parecer se sentó junto a mi no solo a beber, podría saber su nombre? – le parecía buena idea saber el nombre de con quien hablaba así podría ponerle nombre a la imagen que en su cabeza se formaba. –Claro sino es mucha molestia para ud- y seguía intentando no molestarla, ya ese sentimiento la estaba molestando y mas por no comprenderlo que por el mismo.

Seguía observándola sin la más mínima discreción, no sacaba mucho en claro de su intenso análisis pero si podría asegurar una cosa, que su apariencia no tenía nada que ver con quien en realidad era. Su propósito esa noche era divertirse un poco y que mejor manera de hacerlo que intentar averiguar quien era esa completa desconocida que tenia delante y que pretendía aparentar ser otra persona totalmente distinta a la que de verdad era.
Escuchaba sus respuestas con su sonrisa cínica en la cara y su ceja alzada, le resultaba interesante sus palabras y más aun con la naturalidad con las que decía, creyendo absolutamente que Santana estaba siendo engañada por sus argumentos. Alguna vez no pudo evitar que una risa irónica saliera de su boca al escucharla, definitivamente tenía su personaje bien preparado, pero cuando llevas tanto tiempo viviendo aprendes a notar cuando la gente miente. Suspiró por el licor que tenía delante, había probado cosas más fuerte pero parece ser que en esa taberna de mala muerte no había nada mejor por lo que se resignó y tomó un sorbo del trago que le habían servido. Volvió a reir cuando la supuesta campesina apreció que Santana no era ni mucho menos la clase de persona que estaban habitualmente en la taberna.

-Pues si, demasiado formal y caro, pero no tenía algo más barato en mi armario para venir a una taberna como esta, no se siquiera la causa de por qué sigo aquí, mi presencia es demasiado para este lugar –respondió con un gran tono altanero, si era cierto que debía intentar ser algo menos amarga al hablar con gente desconocida pero que se le iba a hacer, así era su carácter.

Volvió a tomar otro trago de su amarga bebida terminándosela y pidiendo que volvieran a rellenar su copa. A pesar de los comentarios un tanto ácidos que ambas se proferían esa desconocida le empezaba a caer bien, poca gente solía contestar a la latina y si lo hacían a los pocos segundos se sentían intimidados por las palabras hirientes que podía llegar a decir la morena.

-Pues no se si debería decirle mi nombre a alguien que miente respecto a su apariencia y profesión, pero como no tengo nada mejor que hacer en una noche como esta y tampoco creo que pierda mucho por decirle mi nombre…-dejó de mirar a la joven para apoyarse en la barra y mirar a los que estaban allí sentados repartidos por la taberna- mi nombre es Santana, ahora que lo sabéis ¿me diréis el vuestro pero sin mentiras? –volvió a mirarla con la ceja alzada esperando una respuesta que esta vez fuera verdadera.

Observaba a las personas que se le quedaban mirando, y que a los pocos segundos de mantenerle la mirada la apartaba intimidados, cada vez que eso pasaba rodaba los ojos y reía ligeramente entre dientes. Pensar que no había nadie lo suficientemente interesante en todo París como para forjar aunque fuera una mínima amistad, aunque más que amistad buscaba contactos, gente que por módicos precios o favores le ayudaran cuando necesitara alguna cosa. Aunque si no se equivocaba la chica que se encontraba a su lado y que podría ser de una clase más alta de que quería aparentar podría llegar a servirle de alguna forma, a pesar de todavía no saber muy bien como.

Mientras habían hablado notaba como la “campesina” la observaba detenidamente, así que no era la única que quería saber que escondía la otra. Ambas escondían cosas a la otra y esa noche que había comenzado un tanto aburrida se estaba tornando un tanto entretenida y si seguía así acabaría siendo una noche divertida.

En su mente se dictaban toda clase de discusiones desde que era ella, hasta que era lo que quería con diferentes argumentos y cada uno le parecía más disparatado que el otro y a la vez todos les parecía tan posibles, en el fondo aquella chica la intimidaba y demasiado pero aunque no fuera parte de su “nuevo personaje” nunca bajaría la cabeza ante nadie y muchísimo menos ante una desconocida que no significa nada para ella…

Tenía muy claro que ese día no se iría sin averiguar que era aquella muchacha que había decidido sentarse con ella a entablar una conversación o quizás algo mas, sinceramente no tenía la menor idea de que esperar de ella. Sentía la risa cínica de ella en cada parte de su cuerpo como si de alguna manera se internara dentro de ella, como si la asaltaran las sensaciones ajenas a su cuerpo. Algo extraño de explicar y peor aun sin saber que significaba, ya que aquella mujer la intrigaba tanto quería descubrir si alguno de sus poderes influenciaría en ella, pero todavía no lo intentaría, primero la conocería un poco más para saber si era algo seguro o podría correr peligro, su intuición era de las buenas que cuando le decía que algo andaba mal algo andaba mal.

Tomo un trago de su bebida, necesitaba ese alcohol en su sistema para que le diera valor para seguir allí y no poner alguna excusa e irse; mientras escuchaba a la morena relatar con una voz melodiosa aquellas palabras, que a pesar de todo le parecieron un poco arrogantes, se creía demasiado aunque no podía juzgarla, sino cargara aquel disfraz también ella se creería mucho para aquel sinceramente asqueroso lugar –Entonces que es lo que aun te retiene aquí si tu presencia es mucho?- sin notarlo se había acercado más a ella pero al darse cuenta volvió a su posición natural y pidió otra bebida esta vez una más fuerte. Cualquiera que las escuchara hablar diría que no se caían nada bien pero Gabrielle n o pensaba eso, solo que ese era el carácter de ambas y que si querían podrían llevarse muy bien.

Lo siguiente que dijo lo sorprendió y mucho, como podría saber que estaba mintiendo sobre quién era, a menos que la hubiese visto en la tienda de su mama no conocía una mejor posibilidad, había trabajado tantas veces en esa imagen que ya la había perfeccionado para que nadie notara que era un disfraz hasta ella creía que era algo verdadero. –Pero cómo?- seguía sin entender cómo era posible que ella supiera que no era una verdadera campesina y mucho menos que ese no era su verdadero cabello. Considero mucho en decirle su verdadero nombre o mentir al respecto no sabía cual camino seguir, opto por la verdad, sabía que estaba disfrazada por que seguir una farsa mas tiempo – Mi nombre es Gabrielle, y quisiera que me dijeras como sabias que esta no es mi verdadera imagen e identidad-

Dicen que la curiosidad mato al gato, bueno con Santana morir sería el primer paso con tantas preguntas que la asaltaban y que poco a poco durante la noche iría resolviendo, claro está si no escapaba antes de conocerla un poco más.

Su noche desde luego estaba cambiando a ser bastante entretenida, notaba en todo momento como la compañía que tenía no dejaba de mirarla e intentar analizarla aunque por lo que podía llegar a adivinar no obtenía las respuestas que quería en sus análisis. Mantenía continuamente su sonrisa irónica y cínica, siempre fue una mueca que solía desprender arrogancia y superioridad.

Cuando se cansó de observar y devolver miradas furtivas a los personajes pintorescos de aquella taberna volvió a darse la vuelta dándoles la espalda y volviendo la vista hacia la barra. Por supuesto no había dejado de observar a su guapa acompañante, no había que dejar ningún flanco sin vigilar y en ese momento era el que más le interesaba. Seguía intentando averiguar quien se escondía debajo de esa coraza bien montada de campesina, pero insuficiente para que alguien como Santana no se diera cuenta de que solo era una tapadera.

Volvió a reír entre dientes cuando ante sus palabras tan arrogantes preguntó algo que ella misma se preguntaba- pues no estoy muy segura todavía de por qué sigo aquí, pero como dije antes, no tengo nada mejor que hacer… además debo confesar que su compañía empieza a agradarme-se encogió de hombros quitándole importancia. Se quedó mirándola con la ceja alzada mientras se volvía a alejar de ella poniendo más distancia entre ambas. Sin duda la presencia de Santana la intimidaba y eso hacía que su ego subiera enormemente, le hacía darse cuenta de que seguía teniendo ese efecto en la gente y le encantaba.

Este tipo de conversaciones le recordaban a las que solía tener con su mejor amiga, eran conversaciones con total sinceridad pero en las cuales ninguna se achantaba ante la otra y se decían comentarios un tanto ácidos, aunque a pesar de eso se llevaban bastante bien por supuesto con alguna que otra discusión pero nada que durara más de un día. Aunque cualquiera que viera la conversación que ambas tenían en ese momento podría haber asegurado mil veces que se llevan bastante mal. Volvió de sus pensamientos al oír a la chica volver a hablar, y por fin parecía que decía una verdad. Rodó los ojos ante su curiosidad, aunque tampoco se podía quejar porque ella sentía la misma por saber con quien estaba hablando, aunque al menos ya sabía su nombre.

-Pues la verdad…-sonrió enseñando sus blancos dientes y se acercó a su oído quitando la distancia que tiempo atrás Gabrielle había puesto entre ellas-intuición femenina-susurró lentamente y volvió a su posición inicial sin dejar de sonreír de esa forma tan suya. Ese gesto suyo de acercarse a la gente tanto solía incomodar y por supuesto lo hacía a propósito. Se quedó observando de nuevo a la joven, sin ningún tipo de discreción. Por suerte o por fortuna no veía el futuro, pero algo dentro de ella le decía que esta nueva conocida podría llegar a ser una buena amistad y lo cierto es que no le venían mal las amistades en este nuevo sitio ya que no tenía todavía muchas.

A cada momento la diversión aumentaba, pero la intimidación que le causaba ella aun no disminuía y definitivamente odiaba sentirse inferior ante cualquiera. Intentaba no dejar de mirarla y demostrarle que no le tenía miedo, pero sentía que desde ya hace rato su acompañante sabia todo lo que le causaba en ella, desde el miedo hasta la picardía con la cual su belleza hacían que pensamientos no adecuados pasaran por mi mente. Santana no dejaba de sonreírle y como respuesta intento hacer el mismo gesto de superioridad, que con cualquier otra persona de seguro, le habría funcionado perfectamente bien, pero que con ella sentía que hacia el total ridículo.

Aprovechando el pequeño desliz de miradas de Santana se acomodo en su banqueta mirando hacia la barra y pidiendo otro poco de lo que ya se había tomado y que de seguro le ayudaría con esos sentimientos que se apoderaban de ella y no eran nada buenos. A veces cuando eso pasaba sus poderes se salían de control y podría llegar a pasar realmente cosas catastróficas. Obviamente su acompañante no necesitaba de ninguna tapadera para poder divertirse ya que tenía toda la pinta de no ser alguien que se establece en un lugar sino que viajaba por todo el mundo y no se quedaba en un lugar mucho tiempo, así que posiblemente después de esa noche no la volvería a ver más nunca.

Se sintió algo sorprendida ante el hecho de que “su compañía” hubiera resultado agradable teniendo, seguramente, mejores cosas que hacer. – Pues espero que ese “No sé porque sigo aquí” se transforme al final de la noche en un “Quiera no irme” - Dijo Intentando poner un poco de picardía a la conversación - Y he de decir que su compañía para mí también resulta agradable- se tomo el trago que le acaban de t raer de un solo sorbo. – Estoy jugando con fuero y espero no quemarme, al fin y al cabo es algo inocente que no pasaría a algo más ¿cierto? - Eso seguía repitiéndose a sí misma una y otra vez para relajarme y poder disfrutar mucho mejor aquella extraña pero agradable compañía.

A pesar de que solía salir a menudo de noche para su diversión, a diversas tabernas ,nunca tomaba tanto como lo estaba haciendo esa noche, el alcohol afloro recuerdos a su mente, recuerdos que llevaba años tratando de olvidar, pero que siempre de alguna forma o otra lograba regresar a su mente y torturarla una vez más, estaba segura de que en su cara se refleja el dolor que en su corazón estaba volviendo a formarse al revivir en su mente la muerte de esa persona que en su vida había sido tan especial. Trato de calmarse una vez más, eso de controlarse tanto le estaba causando problema y no quería que esa noche fuera otro más de sus problemas.

Esa cercanía de repente que Santana puso entre ellas le erizo cada uno de los pelitos de su cuerpo que lo llego a sentir hasta los huesos; ese susurro en su oído que le causo esa sonrisa, y esa mirada que irónicamente le causaba seguridad – Pues tienes una muy buena intuición femenina- dijo con algo de seducción en la voz – y dime, ¿tu si dices quien dices ser? El alcohol produce fallos en mi “intuición” – Cada vez se notaba mas lo atrevido en su voz. Quería también descubrir quién era esta nueva chica en la ciudad y si solo se quería como algo de esa vez.