Caprichosa muerte, Arrogante inmortalidad [Privado]

Boudica tiene los ojos cerrados la mayoría del tiempo, escuchando lo que pasa en la villa talbot con un especial interés, esta camada resulto bastante diferente a la del resto, los cachorros que componen el grupo resultaron ser bastante parecidos a la primera generación de lobos que estuvo después de ella, extrañamente al menos la mitad de lo que viven en sus tierras resultan extranjeros que fueron llamados por el aullido que despertó su sangre, la manada esta elevándose en la oscuridad, planea tragarse la luz siendo el único y mas brillante astro.

Esa tarde esta plagada por los mismos sonidos de siempre, Dakota esta paleando la tierra que acumulo la lluvia delante de la casa principal, siempre trabajador, entregado a lo que hace, no para hasta que todo en la villa este perfecto, ningún clavo salido, ninguna planta sin regar, ninguna hectárea si arar, ninguna cosecha sin guardar, ¿Cómo se mantuvo la villa sin el? Con la presencia del alfa Colton, quien al igual que cada mañana divide los deberes entre cada lobo, humano o cambiaforma, su voz suena entre cada rama, haciendo templar mis hojas con el aplomo de sus decisiones.

Unos pequeños piecitos tocan la tierra, anda entre el lodo y el agua como tratándose de su elemento, la única risa infantil en aquel momento, la risa que mas cuidan, la risa que mas protegen, la pequeña Melonee caza dragones en medio del bosque, ella platica con los elfos, ella baila con las hadas, porque siendo la mas pequeña sus ojos pueden convertir la realidad en aquello que la madurez destruye.

Otra cosa extrañamente cotidiana distingue a la villa ese día, Spike esta preparando algo en su choza, el humo sale a mares logrando las quejas del resto que se vuelven locos con el olor a humo amargo que cubre con una cortina de bruma sus ojos confundiéndolos de sus deberes, el tararea una canción que aunque el resto no lo quiera se quedara grabada en sus mentes durante todo el día, muchos quieren reclamar el desastre pero estar cerca del lobo los calma y les hace olvidar cualquier rastro de descontento con respecto a las actividades del chaman. Boudica sigue descansando en su roble hasta que escucha el sonido de los pájaros cantando, estos vuelan hasta posarse sobre sus ramas, esa es una señal de que la noche esta por caer.

Ella abre los ojos y se aleja de la villa a una rapidez increíble, la paz de aquel sitio no a sido perturbado y ella tiene sed de conocimiento, ella observa a los vivos desde arriba, se transforma en un lobo y corre por el bosque descubriendo que aunque la sociedad cambie la naturaleza sigue siendo igual de desconocida para esta, hace mucho tiempo que no se separa de su gente, su alma puede intentarlo pero estará atada al roble porque ella no desea abandonar a sus crías, aun así explora en parís de vez cuando.

Ella tiene ya unos minutos sentada al borde del agua, con sus pies metidos hasta los tobillos, peina sus cabellos con las manos mientras tararea la canción de Spike, ya no corre mas porque el reflejo de la luna sobre el liquido cristalino la calman, seguramente que dentro de unas noches dará un paseo en algún sitio mas concurrido en parís, ella ya esta muerta, no respira mas, pero la mayoría de la gente no parece darse cuenta cuando algún ser que no pertenece a este mundo se pasea entre ellos sonriendo y saludando, porque los vivos están muy ocupados desperdiciando sus días como para notarlo.

¿Crees que los muertos saben realmente lo que es la muerte? ¿Crees que los vivos saben lo que es la vida?¿Piensas que aquellos que se encuentran atrapados entre estas dos líneas son consientes de ello?...Algunos no, otros si, Marcheline sabe que se encuentra en lugar en donde no puede tocar a los vivos, pero tampoco puede ver la cara de la muerte, los siglos le han hecho darse cuenta también de que eso no es tan malo, ella siente que encontrándose en la jaula puede tapar con sus alas a las crías que acaban de nacer, protegiéndolas del frio, cree también que sin importar que pase debe haber un animal en la jaula para que el resto valore la libertad que posee.

Sus pies apenas y sienten algo, nada como estar viva, nada como estar muerta, las pocas ventajas de los fantasmas es que no sufren hambre, no mueren de hipotermia, tampoco se marchitan con el paso del tiempo, ellos tiene la eternidad para ellos misma, la cual pueden escoger como usar según sean sus deseos, Marcheline solamente desea proteger a su pueblo, a la villa Talboth, sin embargo de vez en cuando comienza a aparecer la curiosidad por aquellos que aun poseen sangre en las venas, quiere sentir el calor de un abrazo, quiere saborear el aquel suspiro al que llamo vida, aquel peso al que llamo familia, aquel envase al que llamo cuerpo.

Su vista permaneció clavada en el agua, en el reflejo de la luna que trataba de alcanzar con espero, sintiéndose como el lobo que se ahogo en el rio tratando de atrapar un gran queso, ignorante de que aquello que con tanto ahínco persigue no son mas que las sombras de la realidad. La fantasmagórica silueta permaneció en silencio, ignorando los sonidos del bosque, concentrada en un lugar muy lejano del resto, el sitio donde permanecen los recuerdos de los seres humanos.

Tan inmersa se encuentra en sus pensamientos que no se percata de la presencia de alguien mas, hace tiempo que no habla con nadie que no pertenezca a la villa, pero no por ello a perdido sus habilidades sociales ¿O acaso si? Quien sabe, el punto es que sepa o no relacionarse con los vivos en ese instante no sabe ni que hay alguien mas cerca de ella, no lo sabe hasta que escucha el sonido de la melancólica armónica resonar en medio de la oscuridad.

Por primera vez sintió dolor, un dolor profundo, como si acabaran de clavarle un cuchillo afilado en el pecho, no hay sangre, no hay heridas, pero si hay sufrimiento, hay recuerdos que le hacen suspirar, sintiendo como las lagrimas comienzan a correr por sus mejillas, lagrimas que hasta ahora sabe que puede derramar, mientras que en su cabeza el canto de un hombre aparece del pasado, un hombre al que amo y que murió por ella, esa clase de hombre del que uno puede enamorarse. El recuerdo de la primera serenata aparece en su mente, tan nítido que comienza dudar que el haya muerto, gira el rostro encontrándose entonces con un hombre sentado bajo un árbol, un intruso que no espero cuando defendió al lago.