AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Espectros en las sombras [Cynthia]
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Espectros en las sombras [Cynthia]
Aquella noche Annika se había aventurado a salir de la residencia de la Universidad. Hacía poco menos de un mes que había llegado desde Estocolmo Suecia, donde había vivido toda su vida y en donde creyó se quedaría por siempre. Por su puesto, había leído sobre otros paises incluyendo a Paris, pues era una enamorada de las culturas y las ciencias sociales, le apasionaba sobremanera comprender el comportamiento de las personas y era Paris ciertamente una ciudad singular por sus habitantes, lo que le causaba aún màs curiosidad.
A pesar de que su padre le había advertido no andar sola en las noches en Paris, Annika era una fiel creyente de la bondad de las personas, ella no creía en personas malvadas sino simplemente incomprendidas y estaba segura de que con el dialogo cualquier conflicto se resolvería. Por supuesto, estamos hablando de la ingenuidad de una mujer que creció en un castillo medieval y con poco contacto con el mundo real.
Convencida de esto, la chica de cabellos de trigo, caminaba por las calles solitarias de Paris en una noche esplendida de primavera, la luna se alzaba redonda en el firmamento, dando generosa luz plateada a los pocos transeúntes que pasaban de vez en cuando por ahí, cerca a la catedral, la vida parecía no haberse apagado con la noche, como solía suceder en su natal Suecial, donde todos se acostaban con las gallinas. Vio cafés abiertos con candeladros alumbrando los rostros de personas sonrientes a lo lejos y tambièn sobrestantes.
Emocionada ante toda esa vida nocturna, Annika rodeó la catedral que se alzaba silenciosa, como un monstruo de piedra antiguo. Se aventuró a entrar en la catedral, eran apenas las 7 de la noche y la Misa de las 6 recièn acababa, algunos feligreses aún permanecían en las sillas esporádicos, rezando sus últimas oraciones. Annika no pensaba sentarse a rezar, sólo quería admirar esa belleza tétrica y misteriosa de la enorme catedral en la oscuridad, caminando por los solitarios pasillos adornados con sendas estatuas de santos que en la penumbra lucían bastante siniestros.
A pesar de que su padre le había advertido no andar sola en las noches en Paris, Annika era una fiel creyente de la bondad de las personas, ella no creía en personas malvadas sino simplemente incomprendidas y estaba segura de que con el dialogo cualquier conflicto se resolvería. Por supuesto, estamos hablando de la ingenuidad de una mujer que creció en un castillo medieval y con poco contacto con el mundo real.
Convencida de esto, la chica de cabellos de trigo, caminaba por las calles solitarias de Paris en una noche esplendida de primavera, la luna se alzaba redonda en el firmamento, dando generosa luz plateada a los pocos transeúntes que pasaban de vez en cuando por ahí, cerca a la catedral, la vida parecía no haberse apagado con la noche, como solía suceder en su natal Suecial, donde todos se acostaban con las gallinas. Vio cafés abiertos con candeladros alumbrando los rostros de personas sonrientes a lo lejos y tambièn sobrestantes.
Emocionada ante toda esa vida nocturna, Annika rodeó la catedral que se alzaba silenciosa, como un monstruo de piedra antiguo. Se aventuró a entrar en la catedral, eran apenas las 7 de la noche y la Misa de las 6 recièn acababa, algunos feligreses aún permanecían en las sillas esporádicos, rezando sus últimas oraciones. Annika no pensaba sentarse a rezar, sólo quería admirar esa belleza tétrica y misteriosa de la enorme catedral en la oscuridad, caminando por los solitarios pasillos adornados con sendas estatuas de santos que en la penumbra lucían bastante siniestros.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Aquella noche podía haber hecho muchas cosas. Había algo que había dejado pasar por alto, y no sabía muy bien el qué, y esa sensación me recorría por entero como si fuese algo espantoso, una sensación multiplicada por diez. Y eso que tenía cuerpo. Y eso que a aquellas horas andaba con mi forma corpórea, de la que por cierto, me estaba hartando, sobre todo aquella noche, y no podía asegurar muy bien el por qué.
Pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo para no caer en el patetismo que me amenazaba como si fuese la mismísima muerte. Porque eso era justamente lo que me estaba ocurriendo en aquel momento. Los recuerdos se me agolpaban, algunos más dolorosos que otros. Y eso me ponía furiosa. ¡Ni siquiera podía echar atrás mis recuerdos! Casi eché de menos los tiempos en los que no era más que una cosita patética y lamentable. Al menos, no recordaba nada.
Era un poco...como si estuviese rebuscando en una especie de baúl, buscando algo sin encontrar nada, y ni siquiera por voluntad propia. ¡Qué rabia me daba! Hacía tiempo que no sentía tantísima rabia.
Por eso mismo decidí que, durante la noche, me vengaría. Me vengaría cometiendo un acto sacrílego sobre uno de los lugares que fueron mi condena. Y había muchos por escoger. Era de noche pero haría algo malo aquella noche. Necesitaba sentirlo. Necesitaba inspirar temor, sentirme fuerte...fuerte...algo que, aunque lo era, a veces me costaba sentirlo. Porque era fuerte, comparada con otros fantasmas, mucho, pero a veces me sentía muy débil.
Así que aquella noche me dirigí a la Iglesia y me mezclé con los demás fieles. Ilusos...e imbéciles. Eso es lo que eran. Así que, tras estar sentada un rato en una de las sillas de la catedral, me levanté y me puse a andar cerca del altar, cantando para mis adentros un canto en latín. Pero no era un rezo. Era un canto satánico, un lamento triste, como de niña perdida, mientras mi cuerpo, aunque continuaba sólido, había adquirido una luminosidad extraña, la que solía adquirir mi cuerpo cuando estaba a punto de abandonar mi forma corporal para tornarme transparente. Estaba además alargando el momento. Quién me viese en aquel momento no se daría cuenta de nada, aparte de la extraña luminosidad de mi cuerpo. Y quería que alguien me viera. Quería que alguien me viera.
Pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo para no caer en el patetismo que me amenazaba como si fuese la mismísima muerte. Porque eso era justamente lo que me estaba ocurriendo en aquel momento. Los recuerdos se me agolpaban, algunos más dolorosos que otros. Y eso me ponía furiosa. ¡Ni siquiera podía echar atrás mis recuerdos! Casi eché de menos los tiempos en los que no era más que una cosita patética y lamentable. Al menos, no recordaba nada.
Era un poco...como si estuviese rebuscando en una especie de baúl, buscando algo sin encontrar nada, y ni siquiera por voluntad propia. ¡Qué rabia me daba! Hacía tiempo que no sentía tantísima rabia.
Por eso mismo decidí que, durante la noche, me vengaría. Me vengaría cometiendo un acto sacrílego sobre uno de los lugares que fueron mi condena. Y había muchos por escoger. Era de noche pero haría algo malo aquella noche. Necesitaba sentirlo. Necesitaba inspirar temor, sentirme fuerte...fuerte...algo que, aunque lo era, a veces me costaba sentirlo. Porque era fuerte, comparada con otros fantasmas, mucho, pero a veces me sentía muy débil.
Así que aquella noche me dirigí a la Iglesia y me mezclé con los demás fieles. Ilusos...e imbéciles. Eso es lo que eran. Así que, tras estar sentada un rato en una de las sillas de la catedral, me levanté y me puse a andar cerca del altar, cantando para mis adentros un canto en latín. Pero no era un rezo. Era un canto satánico, un lamento triste, como de niña perdida, mientras mi cuerpo, aunque continuaba sólido, había adquirido una luminosidad extraña, la que solía adquirir mi cuerpo cuando estaba a punto de abandonar mi forma corporal para tornarme transparente. Estaba además alargando el momento. Quién me viese en aquel momento no se daría cuenta de nada, aparte de la extraña luminosidad de mi cuerpo. Y quería que alguien me viera. Quería que alguien me viera.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Caminó un poco más por los corredores ahora vacíos de la catedral, notando como las figuras se tornaban extrañas en la oscuridad, lucían mucho más tétricas y menos santas. En realidad a Annika nunca le habían gustado, de día, le parecían muertas, con sus miradas ausentes sus expresiones de dolor cristiano. Cuanto odiaba eso, esa debilidad implícita en todas las mujeres protagonistas de la Biblia. Desvió su mirada de las estatuas, hacía el altar, el padre se había ido y el altar ahora solitario parecía un sitio en donde un mesías podría arribar.
Entonces divisó el cuerpo de una mujer. Una muy hermosa, o al menos eso le pareció, una luz amarillosa la bañaba como si se tratara de un ángel. Annika parpadeó asombrada ¿Existían los ángeles? Se preguntó, había leído muchas historias de ellos, eran seres de luz, amables y compasibles, la humana se emocionó ante la posibilidad de conocer a uno. ¿Sería inmortal? se cuestionó.
Caminó acercándose con cautela y con la curiosidad creciendo en su interior, hasta que estuvo a pocos metros de ella, pudo notar su cabello oscuro al igual que sus ojos, pero en vez de un rostro lleno de paz, notó tristeza.
- ¿Eres un ángel? - Le preguntó con timidez - ¿Porqué estás triste? - Agregó después, entonces se llevó una manita regordeta a la boca, ir preguntando cosas así a extraños parecería imprudente ¿Pero cada cuanto se encuentra uno con ángeles en una iglesia?
Entonces divisó el cuerpo de una mujer. Una muy hermosa, o al menos eso le pareció, una luz amarillosa la bañaba como si se tratara de un ángel. Annika parpadeó asombrada ¿Existían los ángeles? Se preguntó, había leído muchas historias de ellos, eran seres de luz, amables y compasibles, la humana se emocionó ante la posibilidad de conocer a uno. ¿Sería inmortal? se cuestionó.
Caminó acercándose con cautela y con la curiosidad creciendo en su interior, hasta que estuvo a pocos metros de ella, pudo notar su cabello oscuro al igual que sus ojos, pero en vez de un rostro lleno de paz, notó tristeza.
- ¿Eres un ángel? - Le preguntó con timidez - ¿Porqué estás triste? - Agregó después, entonces se llevó una manita regordeta a la boca, ir preguntando cosas así a extraños parecería imprudente ¿Pero cada cuanto se encuentra uno con ángeles en una iglesia?
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Vale. Ya me había visto alguien. Una chica regordeta, bonita,con un cabello rubio como el trigo y con cierto aire de inocencia que me recordaba un poco al de mi hija, que se acercó a mi y me preguntó si yo era un ángel. Qué inocente. Pobre chica inocente. Me giré y la contemplé con curiosidad, sin decirle nada. Me ponía de mal café oír hablar de ángeles. Más de una vez me habían dicho que tenía que convertirme en uno, o convertirme en un demonio e irme derechita al infierno, tal como había ocurrido en los casi trescientos años que llevaba muerta.
La contemplé y la contemplé durante un buen rato con curiosidad, como si fuese una niña que contempla a un adulto interesante, y luego ladeé la cabeza. Me acerqué la cabeza y le toqueteé uno de sus rubios mechones de pelo, tan bonitos, canturreando algo para mis adentros como si estuviera loca, nada que estuviera más lejos de la verdad, por supuesto. Porque yo sabía que en cierto modo estaba loca.
-Un ángel...¿existirán de verdad los ángeles? No lo creo. O si existen no creo que sean criaturas compasivas. Dios no les permite amar-comencé a decir como si fuera en un canturreo, mirando por un momento hacia arriba, como si le hablase a aquel Dios.
Y entonces me alejé de ella y abandoné la forma corporal tras un rayo de luz, volviéndome transparente y elevándome un par de metros del suelo. Di un par de vueltas a su alrededor, como si fuese viento.
Luego me volví a colocar frente a ellas, apoyando los pies en el suelo como si aterrizase, mirándola otra vez como si fuese una niña:
-No sé por qué estoy triste, mademoiselle...estoy así casi desde que me morí...-dije sonriendo aún.
La contemplé y la contemplé durante un buen rato con curiosidad, como si fuese una niña que contempla a un adulto interesante, y luego ladeé la cabeza. Me acerqué la cabeza y le toqueteé uno de sus rubios mechones de pelo, tan bonitos, canturreando algo para mis adentros como si estuviera loca, nada que estuviera más lejos de la verdad, por supuesto. Porque yo sabía que en cierto modo estaba loca.
-Un ángel...¿existirán de verdad los ángeles? No lo creo. O si existen no creo que sean criaturas compasivas. Dios no les permite amar-comencé a decir como si fuera en un canturreo, mirando por un momento hacia arriba, como si le hablase a aquel Dios.
Y entonces me alejé de ella y abandoné la forma corporal tras un rayo de luz, volviéndome transparente y elevándome un par de metros del suelo. Di un par de vueltas a su alrededor, como si fuese viento.
Luego me volví a colocar frente a ellas, apoyando los pies en el suelo como si aterrizase, mirándola otra vez como si fuese una niña:
-No sé por qué estoy triste, mademoiselle...estoy así casi desde que me morí...-dije sonriendo aún.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Lo que dijo ella sobre los ángeles la desconcertó. Annika había crecido en un pueblo muy católico y devoto, poner en duda la existencia de dichas criaturas o insinuar que Dios no era bondadoso... era inconmovible, inclusive para ella que había comenzado a abrirse un poco más al mundo, quedó sorprendida por la aseveración, pero su sorpresa inicial no se comparó con la que vendría a continuación, la chica con la que hablaba de repente... ¡Se volvió traslucida! y comenzó a flotar y a dar vueltas a su alrededor.
Annika se quedó quieta y sintió como si su corazón estuviera a punto salírsele del pecho por la impresión, se llevó ambas manos a la boca con la sorpresa y sintió muchas ganas de gritar, aquella preciosa chica era... no estaba... viva.
Sus últimas palabras confirmaron eso, la rubia sintió deseos de salir corriendo y escapar, pero al mismo tiempo una enorme curiosidad la embargó, quería hacerle mil preguntas, quería saber como era que había vuelto del mundo de los muertos... ¿Pero y si la hechizaba? ¿Y si era una bruja y le hacía un maleficio para maldecir su alma?.
- E...Eres...Un...Una... - Tartamudeó retrocediendo un paso y perdiendo el equilibrio pues pisó un escalón más bajo del altar - ¡Auuch! - Se quejó cuando cayó sentada en su enorme trasero en medio de las escalas, alzó el rostro creyendo que la visión de esa chica extraña se borraría, pero ahí estaba - ¡Eres un espíritu! - Logró decir.
Annika se quedó quieta y sintió como si su corazón estuviera a punto salírsele del pecho por la impresión, se llevó ambas manos a la boca con la sorpresa y sintió muchas ganas de gritar, aquella preciosa chica era... no estaba... viva.
Sus últimas palabras confirmaron eso, la rubia sintió deseos de salir corriendo y escapar, pero al mismo tiempo una enorme curiosidad la embargó, quería hacerle mil preguntas, quería saber como era que había vuelto del mundo de los muertos... ¿Pero y si la hechizaba? ¿Y si era una bruja y le hacía un maleficio para maldecir su alma?.
- E...Eres...Un...Una... - Tartamudeó retrocediendo un paso y perdiendo el equilibrio pues pisó un escalón más bajo del altar - ¡Auuch! - Se quejó cuando cayó sentada en su enorme trasero en medio de las escalas, alzó el rostro creyendo que la visión de esa chica extraña se borraría, pero ahí estaba - ¡Eres un espíritu! - Logró decir.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Espíritu...en cierto modo, que nos llamaran nos hacía más etéreos que cuando nos llamaban fantasmas. Muchas veces se me antojaba esta segunda palabra más sólida que la primera, por lo que dejé escapar una mueca divertida y casi me entraron ganas de volver a adoptar la forma corpórea de nuevo. Pero no lo hice. En vez de eso permanecí tal como estaba, translúcida, con mi pelo rojo flotando a mi alrededor como si estuviese bajo el agua, volviendo a flotar de nuevo a un metro del suelo.
Contemplé divertida como la chica retrocedía un sólo paso y se tropezaba en una de las escalinatas de piedra para caer luego al suelo. ¿Tendría mucho miedo? ¿La pondría a prueba? Ladeé la cabeza como una muñeca rota mientras consideraba esta cuestión.
-Un espíritu, sí, mademoiselle, aunque no todos somos iguales. Algunos son unas cositas patéticas que se quedan atrapadas entre este mundo y el otro como nubes pequeñitas que se ven-dije burlándome cruelmente de los otros fantasmas, de aquellos que efectivamente estaban en ese estado, sin pensar por supuesto en esos otros fantasmas que eran más fuertes que yo, que debían de ser bastante más fuertes que yo. Algunos de esos otros fantasmas tienen por costumbres cruzar al otro lado, a lo que haya en ese otro lado, fuera lo que fuera.
Volví a aterrrizar en el suelo, con mi pelo flotando hacia atrás, contemplando a la chica. Me pregunté cuantos años tendría. Parecía muy joven, casi de la misma edad que yo, unos años menor quizá.
Decidí ser por ahora un poquitín más amable y me acerqué a ella ofreciéndole una mano para ayudarla a levantarse.
-No debería tenerme miedo. Los fantasmas no podemos hacerle nada malo a los mortales-mentí descaradamente. Aunque esto no era mentira del todo. Algunos sí que no podían hacer nada. Y había una cosa que no podía hacer ni el más fuerte de los fantasmas, algo en lo que prefería no pensar.
Contemplé divertida como la chica retrocedía un sólo paso y se tropezaba en una de las escalinatas de piedra para caer luego al suelo. ¿Tendría mucho miedo? ¿La pondría a prueba? Ladeé la cabeza como una muñeca rota mientras consideraba esta cuestión.
-Un espíritu, sí, mademoiselle, aunque no todos somos iguales. Algunos son unas cositas patéticas que se quedan atrapadas entre este mundo y el otro como nubes pequeñitas que se ven-dije burlándome cruelmente de los otros fantasmas, de aquellos que efectivamente estaban en ese estado, sin pensar por supuesto en esos otros fantasmas que eran más fuertes que yo, que debían de ser bastante más fuertes que yo. Algunos de esos otros fantasmas tienen por costumbres cruzar al otro lado, a lo que haya en ese otro lado, fuera lo que fuera.
Volví a aterrrizar en el suelo, con mi pelo flotando hacia atrás, contemplando a la chica. Me pregunté cuantos años tendría. Parecía muy joven, casi de la misma edad que yo, unos años menor quizá.
Decidí ser por ahora un poquitín más amable y me acerqué a ella ofreciéndole una mano para ayudarla a levantarse.
-No debería tenerme miedo. Los fantasmas no podemos hacerle nada malo a los mortales-mentí descaradamente. Aunque esto no era mentira del todo. Algunos sí que no podían hacer nada. Y había una cosa que no podía hacer ni el más fuerte de los fantasmas, algo en lo que prefería no pensar.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Annika simplemente no podia creer lo que estaba viendo en ese momento, aquella era su primera vez frente a un fenómeno paranormal. En Suecia de donde provenía, la gente solía creer en muchos mitos y leyendas sobre fantasmas y epíritus, ella de niña había leído y escuchado una infinidad de historias al respecto, pero nunca estuvo del todo convencida, en todas las historias, los espectros aparecían como seres malignos que hacían daño a los protagonistas de las mismas y Annika siempre se cuestionó porque una persona ya muerta, volvería para molestar a los vivos.
¿No era demasiado problema? Es decir, volver a tormentar a otros ¿Con que fin?
No podía alejar sus ojos de la niña, el cabello se le veía como una mancha rojiza, le recordó a las anémonas de mar que alguna vez vio dibujada en un libro sobre fascinantes criaturas marinas, se veía hermoso con la luz de luna pálida adornado ya su aura brillante. Se quedó embelesada, entre el miedo y la sorpresa, escuchando con atención lo que ella decía.
- Yo... yo había escuchado historias sobre... ustedes - Murmuró aún en shock - Pero... tu no te pareces en nada a lo que he escuchado - Agregó no muy segura de si eso podría ser tomado como bueno o malo.
Le había extendido una mano y Annika no supo si debía tocarla o no. Aún tenía miedo, pero la curiosidad era más grande ¿Qué se sentiría tocar a un ser sobrenatural?, guiada por la curiosidad, extendió la mano para tocar la de ella. Se sintió fría y extraña, muy diferente a una mano... viva. Este pensamiento le hizo recorrer un escalofrío por la espalda, se puso de pie con algo de dificultad - Eso pensé... siempre creí que las historias eran mentira... siempre me pregunté si, tenía sentido que una persona volviera del mundo de los muertos para atormentar a los vivos ¿Con que fin? -
¿No era demasiado problema? Es decir, volver a tormentar a otros ¿Con que fin?
No podía alejar sus ojos de la niña, el cabello se le veía como una mancha rojiza, le recordó a las anémonas de mar que alguna vez vio dibujada en un libro sobre fascinantes criaturas marinas, se veía hermoso con la luz de luna pálida adornado ya su aura brillante. Se quedó embelesada, entre el miedo y la sorpresa, escuchando con atención lo que ella decía.
- Yo... yo había escuchado historias sobre... ustedes - Murmuró aún en shock - Pero... tu no te pareces en nada a lo que he escuchado - Agregó no muy segura de si eso podría ser tomado como bueno o malo.
Le había extendido una mano y Annika no supo si debía tocarla o no. Aún tenía miedo, pero la curiosidad era más grande ¿Qué se sentiría tocar a un ser sobrenatural?, guiada por la curiosidad, extendió la mano para tocar la de ella. Se sintió fría y extraña, muy diferente a una mano... viva. Este pensamiento le hizo recorrer un escalofrío por la espalda, se puso de pie con algo de dificultad - Eso pensé... siempre creí que las historias eran mentira... siempre me pregunté si, tenía sentido que una persona volviera del mundo de los muertos para atormentar a los vivos ¿Con que fin? -
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
No me parecía a esos fantasmas de los que se hablaban en las historias...en parte no le faltaba razón, sobre todo cuando se me veía a primera vista. Pero había cosas que sí eran ciertas, más para algunos que para otros, como eso de asustar a los mortales, al menos en mi caso. Me encantaba asustar a los mortales, sobre todo a aquellos que realmente se lo merecían. Bueno...más concretamente a gente de la Iglesia...o a inquisidores, o cazadores, o lo que era peor...a los traidores. Aquellos que se avergonzaban de lo que eran. Ésos daban vergüenza ajena. Y esos habían formado muchas veces parte de mis víctimas favoritas.
-¿Y qué es lo que habéis escuchado?-comencé a decir-¿Qué somos ángeles, o demonios delirantes que disfrutan asustando a los mortales? Siempre hay algo de cierto en esas historias...más concretamente en una cosa. Lo demás son sólo chorradas...sobre todo en la parte en la que se dice que somos demonios, o demonios delirantes-dije con una sonrisa de muñeca rota, algo macabra...y a punto estuve de echarme a reír como si fuera, efectivamente uno de esos fantasmas demoníacos, un cadáver andante.
La chica tocó mi mano, pero luego se puso de pie con dificultad. Pude notar en cierto modo lo que sintió al tocar mi mano, una sensación bastante extraña, aún como sorprendida...y algo asustada, o al menos eso es lo que me pareció.
Y entonces escuché lo que me dijo después. Había muy pocas cosas que los mortales sabía de nosotros. O de la mayoría de los fantasmas, de esas nieblas que ni siquiera recuerdas cómo tomar forma, o lo que son siquiera.
-Si creéis en el cielo o en Dios...¿acaso no vais a creer en fantasmas?-dije ladeando la cabeza, lo que creo una extraña impresión-Algunos no pueden volver, simplemente se despiertan siendo fantasmas, sin poder evitarlo, sin haber querido hacerlo. Otros vuelven por amor, por no querer abandonar a sus seres queridos...terminan comprendiéndolo todo por el amor...pero muchos vuelven por pura venganza. Para vengar sus muertes o a sus seres queridos. Cualquiera podría acabar siendo fantasma.
Y entonces añadí otra cosa:
-Pero la mayoría simplemente se convierten en nubecillas patéticas, sin saber siquiera lo que son-dije burlona al pensar en esas nubecillas patéticas.-Casi todos...hay pocos que recuerdan su forma... pero muchos siguen siendo patéticos también.
¿Por qué le iba contando ésto? Bueno...no me gustaba mentir, y aquella chica parecía joven, inocente...quizás tuviese curiosidad por ver cómo reaccionaba. O quizás luego la asustase un poco más. Tenía muchos ases en la manga. Ya tenía uno en mente por si tenía que darle un susto un poquitín más gordo.
-¿Y qué es lo que habéis escuchado?-comencé a decir-¿Qué somos ángeles, o demonios delirantes que disfrutan asustando a los mortales? Siempre hay algo de cierto en esas historias...más concretamente en una cosa. Lo demás son sólo chorradas...sobre todo en la parte en la que se dice que somos demonios, o demonios delirantes-dije con una sonrisa de muñeca rota, algo macabra...y a punto estuve de echarme a reír como si fuera, efectivamente uno de esos fantasmas demoníacos, un cadáver andante.
La chica tocó mi mano, pero luego se puso de pie con dificultad. Pude notar en cierto modo lo que sintió al tocar mi mano, una sensación bastante extraña, aún como sorprendida...y algo asustada, o al menos eso es lo que me pareció.
Y entonces escuché lo que me dijo después. Había muy pocas cosas que los mortales sabía de nosotros. O de la mayoría de los fantasmas, de esas nieblas que ni siquiera recuerdas cómo tomar forma, o lo que son siquiera.
-Si creéis en el cielo o en Dios...¿acaso no vais a creer en fantasmas?-dije ladeando la cabeza, lo que creo una extraña impresión-Algunos no pueden volver, simplemente se despiertan siendo fantasmas, sin poder evitarlo, sin haber querido hacerlo. Otros vuelven por amor, por no querer abandonar a sus seres queridos...terminan comprendiéndolo todo por el amor...pero muchos vuelven por pura venganza. Para vengar sus muertes o a sus seres queridos. Cualquiera podría acabar siendo fantasma.
Y entonces añadí otra cosa:
-Pero la mayoría simplemente se convierten en nubecillas patéticas, sin saber siquiera lo que son-dije burlona al pensar en esas nubecillas patéticas.-Casi todos...hay pocos que recuerdan su forma... pero muchos siguen siendo patéticos también.
¿Por qué le iba contando ésto? Bueno...no me gustaba mentir, y aquella chica parecía joven, inocente...quizás tuviese curiosidad por ver cómo reaccionaba. O quizás luego la asustase un poco más. Tenía muchos ases en la manga. Ya tenía uno en mente por si tenía que darle un susto un poquitín más gordo.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
La mujer fantasma de rostro angelical comenzó a hablar sobre como se decía, eran los espíritus como ella y Annika la observaba con atención, su corazón latía a mil por hora y tenía la impresión de que se le iba a salir del pecho, la curiosidad que la embargaba parecía sobrepasar el miedo a lo desconocido, porque tenía que aceptar que, moría de miedo, nunca había hablado con un fantasma ni mucho menos, aquello era como para estar con los nervios hechos un plumero.
- Yo he escuchado que los fantasmas lucen aterradores - Comentó respondiendo a la pregunta - Que su apariencia es monstruosa y que no lucen precisamente como cuando estaban vivos - Recordó entonces las historias que alguna vez le contaron en su tierra natal, fantasmas con las cuencas de los ojos salidas, sin dientes, con la piel podrida y algún gusano saliendo por el orificio de la nariz, cosas así. Esta chica parecía ir en contra de todas esas descripciones. Por el contrario parecía muy dulce.
Ante lo siguiente, la rubia se cuestionó si sería posible creer o no creer, ella no era muy devota de la iglesia, especialmente en los últimos años que había dejado de asistir con frecuencia, pues su pasión por los libros de filosofía, la habían hecho ver el mundo de una manera más objetiva y comenzaba a forjarse su propia idea de lo que podría ser Dios. A pesar de ello, Annika era una joven con una gran imaginación, ella deseaba creer en hadas y en magia, en que todo era posible si un se lo proponía.
- Debe ser muy triste volver por amor - Comentó un poco más tranquila, comenzaba a confiar que esa fantasma no le haría nada malo - Al menos la venganza y el odio se verían satisfechos al asustar a la persona... pero ¿Y el amor? ¿Cómo podría un vivo enamorarse de un muerto y poder tener una relación? - Preguntó y luego se llevó un dedo rechoncho a sus labios- Siento pena por las nubesitas patéticas...- Murmuró.
- Yo he escuchado que los fantasmas lucen aterradores - Comentó respondiendo a la pregunta - Que su apariencia es monstruosa y que no lucen precisamente como cuando estaban vivos - Recordó entonces las historias que alguna vez le contaron en su tierra natal, fantasmas con las cuencas de los ojos salidas, sin dientes, con la piel podrida y algún gusano saliendo por el orificio de la nariz, cosas así. Esta chica parecía ir en contra de todas esas descripciones. Por el contrario parecía muy dulce.
Ante lo siguiente, la rubia se cuestionó si sería posible creer o no creer, ella no era muy devota de la iglesia, especialmente en los últimos años que había dejado de asistir con frecuencia, pues su pasión por los libros de filosofía, la habían hecho ver el mundo de una manera más objetiva y comenzaba a forjarse su propia idea de lo que podría ser Dios. A pesar de ello, Annika era una joven con una gran imaginación, ella deseaba creer en hadas y en magia, en que todo era posible si un se lo proponía.
- Debe ser muy triste volver por amor - Comentó un poco más tranquila, comenzaba a confiar que esa fantasma no le haría nada malo - Al menos la venganza y el odio se verían satisfechos al asustar a la persona... pero ¿Y el amor? ¿Cómo podría un vivo enamorarse de un muerto y poder tener una relación? - Preguntó y luego se llevó un dedo rechoncho a sus labios- Siento pena por las nubesitas patéticas...- Murmuró.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
-Algunos sí que son así. En realidad todo depende de cómo murieron y de cómo lo asimilan. Si no logran superarlo medianamente aparecen así, cuando recuerdan adoptar forma humana, o cuando piensan todo el tiempo en su muerte. Yo, de haber sido así, habría salido con el cuerpo chamuscado casi por entero. Aunque todo es relativo, creo. No he hablado con muchos de esos fantasmas en mucho tiempo-Es más, en los primeros años de mi muerte, cuando recordé cómo adoptar mi silueta humana, había aparecido con los pies chamuscados. Curiosamente, nada más con los pies chamuscados. Y procuraba evitar a los demás fantasmas, al menos a aquellos que me parecían patéticos. Bueno, en realidad con todos. Me di cuenta entonces de que en más de trescientos años no había hablado con otros fantasmas, no había tenido contacto con ellos desde que estaba viva, cuando era bruja y nigromante, motivo que también había sido mi condena, por cierto. Y hasta ahora no me había dado cuenta de ello. En mis ojos apareció un brillo de sorpresa, incluso en mi rostro. Me alejé un poco de ella y floté y floté. Era fácil asimilar las cosas cuando flotabas, al menos cuando flotas.
-Un vivo enamorarse de un muerto...¿crees de veras que eso es posible? Los vivos y los muertos no duran mucho tiempo. Tarde o temprano uno termina uniéndose al bando del otro. O cruzando. Los recuerdos se me agolparon en la cabeza, recordando la vida...el amor por los vivos, por los muertos...los muertos a los que había conocido. Aquellos a los que llamaban demonios. Dejé escapar una mueca casi involuntaria cuando esos recuerdos me golpearon, incluso creo que rodé sobre mí misma en el aire, como si me hubiera golpeado de forma física. Y porque esas palabras me hicieron sentir hipócrita, aquellas palabras sobre el amor entre los vivos y los muertos. Había muchos tipos de amor. De amor, de condena y de muerte.
-De todos modos suele ser más triste volver por venganza...o por algo peor.-dije en cierto tono de intriga, sin poder evitarlo.
-Un vivo enamorarse de un muerto...¿crees de veras que eso es posible? Los vivos y los muertos no duran mucho tiempo. Tarde o temprano uno termina uniéndose al bando del otro. O cruzando. Los recuerdos se me agolparon en la cabeza, recordando la vida...el amor por los vivos, por los muertos...los muertos a los que había conocido. Aquellos a los que llamaban demonios. Dejé escapar una mueca casi involuntaria cuando esos recuerdos me golpearon, incluso creo que rodé sobre mí misma en el aire, como si me hubiera golpeado de forma física. Y porque esas palabras me hicieron sentir hipócrita, aquellas palabras sobre el amor entre los vivos y los muertos. Había muchos tipos de amor. De amor, de condena y de muerte.
-De todos modos suele ser más triste volver por venganza...o por algo peor.-dije en cierto tono de intriga, sin poder evitarlo.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Observó a la fantasma mientras hablaba, no parecía estar muerta, claro, aparte del hecho de tener la piel traslucida a veces y que podía flotar, pero su apariencia en realidad no parecía la de un muerto, parecía llena de vida, de sentimientos y emociones. ¿Serían todos los fantasmas así? Se cuestionó, o quizás todo dependía de la forma de morir y ese deseo tan fuerte de volver. Se acomodó un poco el vestido sin pensar, no podía quitar sus ojos de la chica fantasma. Estaba facinada con su discurso y con todas las posibilidades que abría.
- Quizás podría pasar - Comentó con voz inocente - Yo... no se mucho del amor... en realidad nunca he tenido novio - Comentó desviándo la mirada - Mi cuerpo no atrae...a los chicos - Agregó avergonzada, su gordura era su maldición, pero luego de tantos años se había acostumbrado. - Pero creo que si el amor es realmente puro y fuerte... ese amor desafiaría hasta la muerte y los dos se unirían al final -
Le pareció muy romántico pensar en ese tipo de relación aunque a la vez muy triste, pues el contacto físico no podría ser normal y no podrían compartir compartir muchas cosas, entonces de nuevo la curiosidad la embargó, se llevó el dedo índice a los labios y se atrevió a preguntar.
- Si no es molestia...¿Tu porqué regresaste? - Inquirió sin dejar de observarla.
- Quizás podría pasar - Comentó con voz inocente - Yo... no se mucho del amor... en realidad nunca he tenido novio - Comentó desviándo la mirada - Mi cuerpo no atrae...a los chicos - Agregó avergonzada, su gordura era su maldición, pero luego de tantos años se había acostumbrado. - Pero creo que si el amor es realmente puro y fuerte... ese amor desafiaría hasta la muerte y los dos se unirían al final -
Le pareció muy romántico pensar en ese tipo de relación aunque a la vez muy triste, pues el contacto físico no podría ser normal y no podrían compartir compartir muchas cosas, entonces de nuevo la curiosidad la embargó, se llevó el dedo índice a los labios y se atrevió a preguntar.
- Si no es molestia...¿Tu porqué regresaste? - Inquirió sin dejar de observarla.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Espectros en las sombras [Cynthia]
Contemplé a la chica con curiosidad cuando dijo aquello sobre el amor, cuando dijo también que su cuerpo no atraía a los chicos. La observé de arriba abajo, con cierta curiosidad, pensativa. Por su expresión, por la tristeza por la que parecía decirlo, era evidente que había sufrido con eso. Lo cual la verdad casi me parecía una pena. Seguramente la mayoría de los que se burlaban de ella por su gordura se fijaban al final en otra cosa de las mujeres, terminaban con una sola cosa cuando llegaban hasta el final, o simplemente jamás llegaban a sentir eso del amor. Y la chica no era fea. Con ese cabello rubio y el rotro, que me parecía casi como el de una niña, podría conseguir muchas cosas.
-Es una pena la verdad, aunque seguro que a algunos les gusta más así...-dije con una curiosa sonrisa espectral.-por mucho que no lo digan. Ni aunque fuérais fea-no parecía fea. En realidad a mí me parecía así casi como una niña, y más con su pelo y ese aire de inocencia.- los hombres a veces se fijan en una sola cosa nomás...o en otras cosas que se niegan a admitir. Es divertido obligarles a admitírselo-dije con una sonrisa maliciosa. Había veces en las que me había metido en el cuerpo de algún mortal, de algún hombre y le había obligado a decir cosas que se callaba. Ésas eran las partes más divertida de torturar a los mortales. Obligarles a decir la verdad, o decir obscenidades. Sobre todo lo primero. Les avergonzaba mucho más, lo cual era a la vez muy triste.
-Hummm...suena como el final de un cuento de hadas. A veces podría pasar así, que acabaran juntos, perdidos en el olvido o en las nieblas de la muerte-dije respecto a lo que había dicho respecto a la unión en la muerte.-Quizás vos lo encontréis algún día también. A vos parece quedarle mucho tiempo por delante-parecía muy joven, aunque no sabía si tenía la misma edad que yo cuando morí o si tenía algunos años menos. Aposté que menos.
Y luego me preguntó porque yo había regresado, lo cual ya era de por sí una pregunta muy pero que muy difícil de contestar, porque no tenía ni pajolera idea.
A veces creía que era para vengar mi muerte, pero tampoco podía estar tan segura porque muchos de aquellos con los que yo había sido quemada se habían marchado, y eso que muchos habían vivido vidas más miserables...o tragedias peores. O torturas antes de la muerte.
Bueno, en realidad todos ellos se habían ido, menos yo. Así que tal vez podría ser por...apego a la vida. O por buscar a mi descendencia. No lo sabía.
Floté hasta el suelo, con un aspecto tan pensativo que casi no parecía propio de un fantasma.
-No lo sé, la verdad-dije-Nunca he visto la luz, aunque muchos dicen que la han visto. Nunca lo he sabido...aunque quizás sea porque morí quemada, o por vengar al culpable de mi muerte. Al chivato. Al chivato-dije casi canturreando, pensativa. No sabía si sería buena idea decirle a aquella chica lo que era aquel chivato.
-Es una pena la verdad, aunque seguro que a algunos les gusta más así...-dije con una curiosa sonrisa espectral.-por mucho que no lo digan. Ni aunque fuérais fea-no parecía fea. En realidad a mí me parecía así casi como una niña, y más con su pelo y ese aire de inocencia.- los hombres a veces se fijan en una sola cosa nomás...o en otras cosas que se niegan a admitir. Es divertido obligarles a admitírselo-dije con una sonrisa maliciosa. Había veces en las que me había metido en el cuerpo de algún mortal, de algún hombre y le había obligado a decir cosas que se callaba. Ésas eran las partes más divertida de torturar a los mortales. Obligarles a decir la verdad, o decir obscenidades. Sobre todo lo primero. Les avergonzaba mucho más, lo cual era a la vez muy triste.
-Hummm...suena como el final de un cuento de hadas. A veces podría pasar así, que acabaran juntos, perdidos en el olvido o en las nieblas de la muerte-dije respecto a lo que había dicho respecto a la unión en la muerte.-Quizás vos lo encontréis algún día también. A vos parece quedarle mucho tiempo por delante-parecía muy joven, aunque no sabía si tenía la misma edad que yo cuando morí o si tenía algunos años menos. Aposté que menos.
Y luego me preguntó porque yo había regresado, lo cual ya era de por sí una pregunta muy pero que muy difícil de contestar, porque no tenía ni pajolera idea.
A veces creía que era para vengar mi muerte, pero tampoco podía estar tan segura porque muchos de aquellos con los que yo había sido quemada se habían marchado, y eso que muchos habían vivido vidas más miserables...o tragedias peores. O torturas antes de la muerte.
Bueno, en realidad todos ellos se habían ido, menos yo. Así que tal vez podría ser por...apego a la vida. O por buscar a mi descendencia. No lo sabía.
Floté hasta el suelo, con un aspecto tan pensativo que casi no parecía propio de un fantasma.
-No lo sé, la verdad-dije-Nunca he visto la luz, aunque muchos dicen que la han visto. Nunca lo he sabido...aunque quizás sea porque morí quemada, o por vengar al culpable de mi muerte. Al chivato. Al chivato-dije casi canturreando, pensativa. No sabía si sería buena idea decirle a aquella chica lo que era aquel chivato.
Cynthia Dalma- Fantasma
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