La voz de las sombras [Privado]

Sus rastas se movieron exageradamente cuando giro el rostro sorprendido, el cazador lo perseguía desde hacía tres días y sin descanso sus pies corrían por todo parís, siempre había sido invisible ante el ojo público pero un descuido le hizo revelarse ante un inquisidor que tomo como suya la tarea de terminar con su existencia, el reloj de la gran torre marcaban las 12 y los sonidos de la gente aún no se apagaban, él se quedó parado en un callejo esperando lo inevitable la muerte que le llamaba desde que se encontró con aquel hombre por casualidad, cerró los ojos mientras escuchaba al inquisidor gritar blasfemias mientras se acercaba, el cabello le caía delante de la frente ocultando su intensa expresión que no era de otra cosa más que de concentración, una que necesitaba para no perder los estribos con lo que venía, la espada ya se encontraba cerca de su rostro y alcanzo a abrir una pequeña línea de la cual escurrió lentamente un poco de su roja sangre, entonteces la sonrisa plago su rostro y sus ojos se abrieron mostrando lo que trato de evitar a toda costa los días pasados, la muerte.

Permaneció sereno en su lugar mientras la sangre ajena le salpicaba el rostro escandalosamente, los gritos alertaron a los sin techo que corrieron a esconderse entre la basura y la guardia prefirió como siempre mantenerse callado ante lo que sería una cruel escena de asesinato, un viejo mendigo que tuvo la mala suerte de andar por ahí cerca presenció el juego de sombras a lo lejos, el brujo sonriendo muestras al suelo el cuerpo del inquisidor se retorcía abriéndose como si un animal salvaje estuviese alimentándose de sus entrañas. Ese viejo jamás podría olvidar lo que vio en el rostro de su asesino aquella noche, una sonrisa serena y unos ojos tristes plagados de diversión el cual al darse cuenta que estaba siendo observado se giró hacia su posición. Lentamente el brujo había llevado a sus labios el dedo índice diciéndole: Silencio

Fue entonces cuando el viejo noto que el cuerpo en el suelo dejaba de moverse, y contra la pared la sombra de un hombre, distinta a la del brujo, se reía descaradamente mientras terminaba de desmembrar el cuerpo. Esa noche hubo dos muertos, un hombre cuyo corazón se paró y otro cuyo corazón nunca apareció.

Esa misma noche cubierto de sangre Juan de La Cruz planeo desaparecer durante algunos días, así que dejándose llevar por su destino termino enfrente de una gran casa probablemente perteneciente a alguna familia de alta alcurnia, la sonrisa apareció en su rostro mientras pensaba que ya tenía lugar donde pasar la noche. La oscuridad oculto sus acciones y sin problemas entro a una delas habitaciones de la planta de arriba forzando la ventana con su magia, esa noche dormiría como un rey aunque su ropa despertase negra por los restos de su crimen