Sombras del pasado (privado)

Siempre me han atraído las cosas que tengan que ver con arte y el teatro no es la excepción, además puede existir algo más adecuado que un teatro únicamente para nuestra raza, de la manera más sincera lo dudo. 
Llegue hasta el teatro un poco mas tarde de lo usual, solía asistir relativamente seguido, por eso sabia que las obras tardaban algo de tiempo así que podía decir que llegue en el momento justo.

Ingrese en el lugar con paso lento y calmado buscando el lugar adecuado para tomar asiento y ver desde ahí la obra que se presentaría ese día. Mi mirada se poso en un lugar libre; estaba disponiendo mi ser a llegar hasta cuando detecté de entre todos los olores del lugar uno sumamente familiar. Me detuve de manera inmediata escrutando el teatro; allá había vampiros y humanos, todos sumergidos en un juego del gato y el ratón. Si se me permite decir, yo contrario a lo que soy siempre en este lugar, en este momento en especifico me torno ratón, pero no uno cualquiera, soy un ratón que busca a un hermoso gato. Aquel gato había escapado de mi pero a pesar del tiempo separados su aroma, su voz, sus ojos; todo su ser continuaba grabado en el mío.

Me deje guiar por el maravilloso aroma que despedía su existencia, camine lentamente siguiendo el rastro.
Tanto tiempo creyendo su existencia finalizada para después encontrarla de nueva cuenta en un lugar como aquel; ella me encontró en un principio, ahora era mi turno.
Rostros que no significaban nada para mi pasaban, voces sin sentido llegaban a mis oídos, yo solo deseo encontrarla...
La idea de verla de nueva cuenta llenaba mi mente de posibles y diversos escenarios, algunos agradables y otros no tanto; así como también me siento a reventar de preguntas que quiero hacerle, pero sobre todas ellas dos resaltan de manera importante, ¿Cómo estas? y ¿Por qué te fuiste?
Mi intención con la segunda pregunta no es reclamar, si no que deseo conocer los motivos que la llevaron a dejarme de manera tan repentina sin haberme informado antes algo; la primera es algo más obvio, me interesa saber como esta porque no me he olvidado de ella ni un segundo en todos estos años.

Como una magnificente aparición llegó hasta mis ojos su figura, reconocible por mi que conviví años con ella además ¿Cómo no reconocer a quien me brindo la vida inmortal?, seguí mi rumbo hacia ella y cuando me encontré cerca, agache mi cuerpo para que mis labios quedaran cerca de su oído y en un susurro le hable.
- Lady Lara, es todo un placer poder encontrarla de nuevo después de todos estos años sin contemplarle.
Si desde antes se había percatado de mi presencia como yo de la suya no lo sabía, pero nada me importaba porque este es nuestro reencuentro y cualquier cosa puede pasar.

Poseo en mi mente un sin fin de mentiras pensadas para mi defensa si es que alguno de los escenarios adversos que hay en mi mente fluyen hasta la realidad volviendo ese sencillo e insignificante pensamiento el presente mismo de la situación.
Al estar tras ella, mencionar su nombre y aguardar no soy nada; más que una mera sombra de lo que alguna vez conoció porque a pesar de que lucimos igual que la noche en la que se alejo de mi lado el tiempo ha pasado y las cosas que cada uno por su lado ha vivido nos han cambiado de manera sutil pero a la vez notoria solo para nosotros. Espero ingenuamente que ese sea solo otro de mis pensamientos sin bases firmes y que ambos seamos justamente los mismos.

Aquel acto tan humano de tomar aire como si le hiciera falta a su cuerpo inmortal me pareció encantador, demostraba una debilidad ante mi presencia que no me esperaba y que fue algo que se reafirmo ante su inmovilidad.
Mi nombre fluir de sus labios con aquella melodiosa voz me emociona aunque no lo demuestre, me hace volver a mis años de humano antes de conocerla cuando estaba enamorado de una humana normal como yo. Lady Lara es para mi lo que esa mujer en mis años de humanidad aunque no lo demuestre de manera tan abierta.

La falsa paz que reina entre nosotros ahora tiene detrás la tormenta, la cual nos azotara con furia de un lado a otro sin tregua hasta que su ira sea calmada por algo que seremos incapaces de comprender tal vez. Después de la destrucción entonces saldrá el sol, nuestro sol nocturno al que los mortales llaman luna, para iluminar los restos rescatables que serán los que nos indiquen si todo esto es posible que se repare o en definitiva no existe más remedio que optar por dejar los restos y esperar a que alguien más llegue y sane las heridas.

-Podríamos intercambiar algunas palabras en un lugar más adecuado si fuera tan amable- en medio del teatro no era el lugar para desatar la tormenta, y tampoco quería preguntarle ni que me preguntara el motivo por el que estábamos ahí. Cada uno tenía sus razones pero al menos yo esperaba que siguiera con las creencias que me inculco - esta es no matar a nadie que no se lo merezca-, quizás ella también esperaba lo mismo de mi -Eso claro si mi presencia no le es molesta, pero de verdad que espero acepte esta invitación… la vere a las afueras de ser así… -me aleje entonces de su lado, aspirando por ultima vez durante esos momentos su aroma. Gire sobre mi mismo camine despacio, y salí de la sala principal del teatro hasta una especie de vestíbulo en el que no había gran cosa, solo algunos cuadros en las paredes que indicaban escenas de viejas obras que los vampiros de aquel lugar representaron en determinado momento.
Me pare en el centro del lugar mirando el sitió por el que antes salí, esperaba verla, de verdad que deseaba verla salir.

Aún no había tenido la dicha de mirarla a los ojos; sus ojos eran todo un universo que ocultaban cuan tesoro sus sentimientos y pensamientos, pero yo la conocía y por tanto aguardaba que esas puertas a sus secretos se abrieran ante mi como antes solían hacerlo.

El tiempo que tardo en llegar a donde me encontraba resulto una eternidad; algo en demasía contradictorio pues provocaba en mi la creencia de que todos los años anteriores eran una mera exhalación comparada con esos minutos.
Apareció subiendo la pequeña escalinata de mármol, pero no me miraba. Era privado de sus ojos, asemejando la sensación de ser privado de la sangre que requería, pero entonces terminando de subir levanto la mirada hacia la mía.

Me quede parado simplemente observándola como la primera vez que apareció frente a mi, en ese momento me di cuenta de que sin importar que me hubiese abandonado, que no la hubiese visto en todos esos años; yo seguía amándola con la misma intensidad de antaño y al igual que en ese tiempo era incapaz de decirle o demostrarle de alguna manera la intensidad de ese amor.

Sus palabras y el que no se acercara mas a mi no me sorprendía, era lo mas normal viniendo de ella; para su propia protección lo hacia y yo no era quien para romper su seguridad.
-Si, lo estoy y a mi también me alegra estarlo porque así es como nos hemos encontrado de nuevo. - di un paso acercándome un poco mas sin invadir su seguridad- Es todo un gusto que también este viva.

El silencio se hizo en aquella sala mientras la contemplaba, solo nosotros dos ahí mientras en el interior estaba por comenzar es real espectáculo lo que para nosotros significaba que no tendríamos molestias en un buen rato.
-¿Cómo le ha tratado la luna?, ¿A donde ha ido en estos años? Me gustaría saber que es lo que le ha acontecido si me lo permite - anhelo que me cuente todo pero que de sus labios no salga nada en mi contra o algo que me lleve a odiar a otro.

El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti.
Pablo Neruda

Las palabras de cualquier otro me darían igual y les ignoraría como lo que eran, simples palabras que no tenían que ver conmigo; pero la diferencia es que lo que escuchaba de manera clara y firme no eran palabras cualquiera. Aquella melodiosa voz que tanto deseaba escuchar se tornaba cruel conmigo aunque en el fondo podía notar que no lo deseaba de esa manera. Siempre las palabras son mucho más poderosas que cualquier golpe e incluso me atreveré a afirman que las palabras particularmente de ella debían ser más dolorosas que exponerme al mismísimo sol.

Cual era la verdadera respuesta a la pregunta que me generaba. Deseaba decirle que sí, que le había buscando incesantemente hasta por fin encontrarle pero eso solo sería mentir. Le había buscado, siempre lo había hecho pero creía también que su existencia no era más que un recuerdo en mi mente.
En momentos como estos me creo a mi mismo un masoquista, pero aquellos que alguna vez han amado como yo le amo a ella sabrán comprenderme. - Lady Lara, yo jamás titubeo eso lo conoce de sobra. - le miraba como el tesoro más valioso existido en este mundo y no me importa que su mirada sea fría e incluso que me odie porque no pienso dejarla una vez más. - Mentiré si digo que no intente encontrarla de nuevo, pero admitiré que este encuentro a sido meramente casual aunque al parecer mí presencia le molesta. - Con la fuerza que le caracterizo siempre me dio la espalda y camino para alejarse de mi; pero soy terco cuando se trata de ella.

¿Odiarle?, ¿Podría odiarle yo alguna vez?… No, a ella jamás pero a todo aquel que alguna vez pensara hacerle daño o si quiera tocarla lo más mínimo, a esos si les odiaría e incluso buscaría la manera misma de destruirles fueran quienes fueran. - A mi me importa saber que es lo que ha pasado, después de todo es mi creadora - reales y crueles palabras, pues es mucho más que eso. Camine finalmente tras ella siguiendo sus pasos hasta que por fin me sitúe justo detrás de ella cerca, quizás demasiado. - Sería imposible que alguien como yo le odie. - susurre cerca de su oído - sería el ser más ingrato de ser así, pero diga Lady Lara… ¿Tengo un motivo para odiarle? - sin poder contener más aquello que deseaba hacer deslice mis dedos por sus hombros; y aquel contacto me trajo finalmente paz porque ella no era una mera alucinación de mis deseos por verla de nuevo; era real y estaba a mi alcance.

No puedo estar seguro de porque después de tanto buscarle este es finalmente el momento en el que se me permite contemplarla de nuevo, tampoco se cuanto tiempo podrá durar este sueño; que por más cruel que parezca esta lleno de dicha.

Hay sólo tres cosas a hacer con una mujer.
Se puede amarla, sufrir por ella, o convertirla en literatura.
Lawrence Durrell

¿Cuál es la verdad?, es acaso que lo que molesta a tan bella creación de la noche es la sencilla casualidad o algo más profundo que eso. - Así que soy una pared con la que desafortunadamente te has estrellado esta noche. Lo siento, pero esta pared no pudo resistir ponerse frente a usted cuando le contemplo correr a ciegas. - Mis palabras solo relataban la verdad de lo que había ocurrido esa noche. Lara no me había buscado, había sido yo desde la desesperación de notar su aroma el que corrió a su encuentro; había estado lleno de dudas y temores pero al final había chocado de frente con aquella que se encontraba a ciegas. ¿Lo mejor hubiera sido dejarla?, quizás dentro de la parte más sensata de mi eso fuera lo mejor y lo que desde un inicio debí haber hecho, pero ahora es muy tarde y si algo he aprendido tanto de mi vida humana como de la inmortal es que el tiempo no retrocede y debemos saber a vivir con cada decisión que tomamos.

Había olvidado aquella capacidad de crear en ella la confusión que la dejaba sin palabras y de la cual tanto disfrutaba. Cada uno de nuestros movimientos parecían buscar los puntos mas vulnerables del otro, golpeando de manera leve cada punto del talón de Aquiles en búsqueda de aquel que con el más ligero roce terminara con la voluntad del otro terminando a merced del otro. Realizábamos una batalla que a ojos ajenos no sería comprendida, pero cada toque y cada palabra tenía un significado mayor para cada uno de nosotros. - Eso es meramente su creencia porque yo no le odio por más que insista en que los motivos que poseo me deberán de llevar hasta eso y no es necesario que me recuerde nada, todo lo que es importante continua en mi mente. Con respecto a darme más motivos, si es que eso me permite permanecer más tiempo a su lado, no me negare. - Su cuerpo se movió y sus ojos terminaron mirando a los míos directamente mientras sus labios se abrían para derramar más de aquel veneno que prefería que lanzara sobre mi a que se lo tragara ella y permanecí en silencio.

Su mirada se desvió de la mía aunque yo solo quería continuar contemplando sus ojos y mis dedos se deslizaron suavemente por su cuello y después por su mejilla. Inmóvil frente a mi y más cerca pero más lejana que nunca antes en toda mi existencia inmortal. - No debería de decir eso, porque no soy quien para odiarle y de no haber querido estar de esta forma; ¿Cree que no le hubiera odiado desde el inicio?, en cambio jamás he tenido pensamiento alguno o rencor dentro de mi por lo que me hizo. Lady Lara… es incapaz de notarlo… - con suavidad moví su rostro para que nuestros ojos se encontraran nuevamente - o es acaso que no quiere notarlo… - No comprendo porque se castigaba de esa manera, o porque el afán de alejarme. Si me lo pedía le seguiría a donde ella deseara aunque en el camino tomaran decisiones que me dañaran.
Con la yema de unos de mis fríos dedos acaricie sus labios, aquellos labios sobre los que ya no poseía derecho alguno. - Lady Lara, ¿Quiere que me vaya y no vuelva a buscarle? - Mis palabras serán de lo más estúpido que cualquiera podría decir a alguien a quien ama, pero si le amo tanto como lo creo y siempre he profesado entonces solo buscare lo mejor para ella, aunque eso signifique que no poder verla nunca más.

Mis pensamientos me parecen claros pero a la vista de ella no son más que creencias erróneas. Durante mucho tiempo y en muchos sitios diferentes he escuchado que el amor nos vuelve ciegos y sordos, así que es posible que durante todo este tiempo en que le he amado no haya visto la verdad ni escuchado lo que no deseaba oír de ella. Será entonces que todo lo que esta claro ante mi vista es en realidad lo más oscuro y confuso, así como lo que me parece oculto tras la neblina de la incertidumbre sea la realidad; toda mi confusión puede no ser respondida jamás, porque si pregunto a los que sufren como yo en estos momentos pensaran a mi manera y los que no pensaran a la manera de Lara.

Maldito amor que solo nos confunde, estúpidos deseos que solo nos llevan a anhelar aquello que es imposible que tomemos en nuestras manos y sintamos es nuestro por al menos unos segundos; pero eso tenía un motivo, porque si justo como yo se sentía la pertenencia momentánea de algo que nunca debió estar a nuestro alcance entonces no le permitiríamos alejarse mucho.
Claro que ya me había dicho que si me decía de manera directa que no me quería ver más, me alejaría lo más que pudiera y no le incomodaría con mi presencia como ahora, simplemente le vigilaría desde la distancia cuando pudiera verla de nuevo y si no era así, la recordaría como lo más maravilloso.

- Masoquista, si esa es la palabra perfecta para mi en estos instantes pero no me importa serlo mientras sea contigo - mi dedo se deslizo con devoción sobre sus labios, añoraba un beso de ellos pero obtenerlo sería difícil, siempre lo había sido y en momentos como este estoy seguro lo sería más. Intentar robar uno de ellos incluiría maltratos hacía mi ser y no es que me interesara realmente lo que me hiciera pero eso es algo que en estos momentos no me siento capaz de hacer.

Sus palabras se desviaban de mi pregunta, eso era lo que en parte yo estaba esperando pues me daban la seguridad de que no quería que nos alejáramos, pero era tan testaruda y firme en sus formas de pensar. Los sentimientos de Lara se encontraban ocultos en lo profundo de su cuerpo inmortal, escondidos de todo, hasta de mi que a pesar de todo podía ser capaz de notar un poco de ellos. - Chiquillo caprichoso… - Soy en realidad ese chiquillo caprichoso que ella decía, o ambos lo éramos a nuestra peculiar manera. Le deje avanzar, alejarse de mi, deseaba en parte que te fueras lejos lo más pronto posible y así nuestro encuentro no sería más que un simple sueño de dos malditos que no soñaban más.

Caminar con la velocidad de la gente común había sido su error, debió haberse ido rápido y dejarme ahí sin darme la más mínima oportunidad de arrepentirme por permitirle escapar.
Veloz me dirigí tras ella. Me pertenecía como yo a ella, pero de una manera que pocos podrían entender y que de manera sincera diré que hasta yo desconozco algunas veces.
Finalmente al darle alcance, le tome del brazo y tire de ella hacía mi… ahora era tarde para arrepentimientos… por eso fue que la bese de manera fugaz y después le solté. - Lo lamento, pero no puedo permitir que te marches así y si mi impulso ante tus ojos amerita un golpe lo aceptare - le miraba fijamente, esperando que su mano se impactar a contra mi rostro en cualquier segundo.

"Nada más deseado y mortal
que el roce de tus labios sobre los míos"

La verdad es que no quería huir de mi, porque si lo hubiera deseado en verdad no parecería su andar tan forzado a mis ojos. Permitirle huir era a su vez una decisión mía que en realidad no había tomado aún y por eso le seguí y forcé que nuestros labios se encontraran como tiempo atrás, cuando solo existíamos ambos.

Aunque corto y veloz, aquel beso fue lo suficiente para saborear se esencia y sentirle solo mía una vez más, a pesar de que esa creencia no fuera más que un vil engaño de mi mente; Lara no me había pertenecido jamás y hasta llego a dudar se pertenezca a si misma, su existencia aparenta ser tan liviana e imperceptible como el aire pero cuando se percibe es imposible que se le atrape por más intentos desesperados que se efectúen. Pero si iba a desvanecerse entre mis dedos, que lo hiciera de una vez o que rondara a mi alrededor por siempre.
No sabía que pasaba por su mente y ahí, en medio de la gente que iba y venia; donde unos cuantos nos observaban curiosos. Espere los reclamos, los golpes, cualquier cosa era valida ahora que yo jugaba de manera ruin con ella.

De todo lo que pude imaginar, lo que aconteció nunca paso por mi mente. En un callejón donde las pocas luces de las calles ya no eran capaces de iluminar, mi rostro fue abofeteado con fuerza; me lo merecía, eso y más, sin embargo cuando mi mirara se enfoco en sus hermoso ojos plagados de confusión no me golpeo más, si no que ahora me besaba y eso nos guiaba más profundo en aquel juego de hacer caer al otro, doblegarlo hasta donde queríamos cada uno a nuestro modo.
Le apreté con fuerza contra mi, porque su beso me obligaba a hacerlo, deseaba recorrer su cuerpo con mis manos e impregnar mi cuerpo a la vez de su aroma, pero como siempre esquivo aquello alejando su figura de mi y le sonreí. No importaba ahora cuanto más luchara por ocultarlo, sus barreras, esas que al parecer hizo especialmente para mi comenzaban a resquebrajarse.

Sin apartar mis ojos de ella y antes de responder a sus cuestionamientos, pase uno de mis dedos por mis labios que aún mantenían la sonrisa - ¿Qué pretendo? bueno, esa es una excelente pregunta; ¿Qué debo responder? - tampoco Lara apartaba su mirada de mi y con sus brazos cruzados parecía esperar generar una barrera más que ya no servia para nada - Fuiste muy clara en el teatro, pero creo que mis intenciones también lo fueron - di un paso para acortar la distancia existente - Lo que pretendo es, no dejarte huir más y no resignarme al hecho de que te vayas - de las calles más transitadas se escuchaban pasos, risas, charlas sin sentido; todo eso era tan banal al lado de la presencia de aquella a quien amaba, y aún así; ella misma desconocía lo hermosa e irresistible que resultaba comparando su ser con lo peor - No te equivoques Lara, tu eres lo mejor que cualquiera puede encontrar y yo sería un estúpido si permitiera que de nuevo te alejaras de mi vista - me acerque más, concluyendo la distancia entre nosotros para rozar con mis labios su rostro hasta llegar a su oído donde susurre - Valoro mi vida pero si la deseas te la regalo entera.

Era probable que en algún momento creyera que huiría ante sus palabras o amenazas pero estaba equivocada, si esperaba librarse de mi debía acabar por completo conmigo; si no lo único que podía esperar era que me gritara e intentara convencerme de que no este a su lado, pero yo comprendería que detrás de esos actos demostraba que me amaba con la misma intensidad que yo a ella, eso porque todo lo que se ama intenta protegerse, aunque la razón diga que debe ser destruido.

Y ante todo esto yo solo poseía una duda.
Dime Lara, ¿Serás capaz de hacer lo que tu mente quiere y no lo que en realidad tu existencia entera desea?, estamos por verlo.

"Date cuenta pronto en esta guerra entre nosotros
tú ya has perdido"

Durante el tiempo que estuvimos junto pensé continuamente en que lucíamos como infantes, en situaciones como en la que nos encontrábamos en esos instantes era justamente de esa manera. Yo quien lo quería todo de ella y ella la que se negaba a compartir cualquier cosas que tuviera que me resultara de interés, que par de caprichosos éramos nosotros. Su mirada continuaba fría y su pose era inamovible, sabía que hacía acopio de su fuerza para estar de esa manera ante mi y no es que poseyera una seguridad increíble sobre lo que puedo ocasionar en las mujeres, sino que con ella se perfectamente lo que puedo lograr.

Una risa un tanto burlona escapo de mis labios y me acerque de nuevo a ella hasta que nuestros cuerpos se rozaron levemente, había llegado lo más lejos que sus brazos y su posición me lo permitían. - No me subestimes Lara, podré ser más joven que tu pero sabes que no soy estúpido, aunque tu digas  o pienses lo contrario - acerque mis labios hasta su oído pues las acciones anteriores de ella me habían dado parte de la fuerza que necesitaba - Huye de mi, intentado Lara quiero ver tu rostro cuando tus intentos se vean fallidos y de nuevo pueda tenerte en mis brazos porque no importa a donde vayas o lo que hagas, yo te encontrare - me alejo entonces después de eso y le mire fijamente con la seguridad de quien sabe que saldrá victorioso de ese encuentro.

- ¿Terminar sometiendome? - di unos paso para poder dar la vuelta al rededor de ella - ya te dije que te daré mi existencia si es necesario aunque se que no la tomaras ¿sabes por qué? - sonreí - porque aunque digas que terminaras sometiendome y aunque en eso exista parte de verdad al hacerlo sabes que tu también te estarás sometiendo a mi y que si yo sangro tu sangraras - Lara se enfocaba tanto en ocultar las cosas que lo que realmente debía ocultarme no lo hacía - Yo entiendo las cosas a la perfección quien necesita ver las cosas de una forma más clara y realista eres tu Lara.

Desconocía que era lo que pensaría sobre mis palabras pero conociendole se negaría a tomarlas como ciertas, me diría que estaba manipulando las palabras para hacerle creer lo que yo quería o creía, basandonos en hechos, en el beso y en su manera usual de actuar no me consideraba equivocado. Un suspiro salió de mis labios, como si respirar me fuera algo necesario y de nuevo me dirigí a ella - Pero si deseas huir anda intentalo y dame algo entretenido para hacer en mi estancia aquí en Francia.

Escapa de mi Lara, evita de todas maneras posibles que te encuentre pues solo te haré acreedora a una oportunidad más, pero más vale que lo sepas bien; cuando te encuentre serás mía una de nuevo.