AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Entre sombras... (James Larden-Flashback)
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Entre sombras... (James Larden-Flashback)
En la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre.
¨Friedrich Wilhelm Nietzsche¨
¨Friedrich Wilhelm Nietzsche¨
Estaba casi agotada, la tortura con este había sido mas desgatan te que con los otros, y aun no tenia nada...era lo que mas le frustraba. siempre conseguía un indicio. algo que le llevaba a dar un paso mas,pero esta vez se sentía estancada, hacia mucho que quería dar con este pues con las referencia de los anteriores, el era clave, tenia mas información. Por Dios! esto era una odisea que había emprendido hacia casi 7 años! y aun no daba con ella.siempre que estaba cerca algo desafortunado pasaba y otra vez empezaba el ciclo...sus pistas la habían traído hasta parís, ya llevaba dos meses y no tenia nada. Se sentía como al principio.Perdida.
-Tu sabes donde esta!- lo toma de la solapa- Dime! y te matare ahora...y terminare con la tortura...O si no...-Miro el oscuro callejón- un charco de sangre en el piso,el otro vampiro yacía muerto con los signos de tortura y desangrándose... y este tenia los signos de la pelea, Ella se cegó, nunca pensó que podía llegara ser tan cruel y salvaje.Siete malditos años y aun no tenia nada... Ninguna ubicación exacta,ni siquiera paz... solo su rencor.
-s-sino q..ue...-Balbuceo el vampiro con dificultad - q..ue mas cre..es qu..e pue...des h..acer?- se sonreia aun con su rostro magullado, por los incontrolables golpes que ella desato sobre su rostro.-Nu..nca.nun..ca te.. di..re nad..a.
Ella se le acerco a su rostro, con esa mirada fría, queriendo fulminarlo,que el sintiera su ira. Pero era inútil, ya no tenia sentido, ella lo sabia, pero aun quería intentar.- Crees que no puedo hacer mas nada? -Sonrió algo psicótica y retorció la estaca que le había clavado en el costado cerca del pulmón derecho, haciendo que este se retorciera del dolor.-Pa..para!- Decía el.
-No que ya no podía hacer nada?- dijo sonriendo ladinamente -Haber...canta pajarito...y terminaremos con esto.- se acerco mas a el- Solo dime donde esta... o quien puede llevara ella.
El vampiro la miro con odio y desprecio, cosa que ya le parecía normal..al principio no lo soportaba, pero a medida de que pasaron los años aprendió a endurecer mas su corazón.
-No ...no di..re nada.-la escupió en el rostro y sonrió -Ya.. vienen...-Charlotte se limpio el rostro, ese fue la peor acción que este había cometido,se dibujo una sonrisa ficticia en su rostro y tomo una estaca que tenia camuflada a un costado de su bota de tacón, clavando la hasta lo mas profundo del corazón, agregando otra mancha roja a sus manos, y su vida.
Después que este yacía muerto se separo de el y se tumbo al suelo, se llevo las manos sucias de esa asquerosa sangre a su cabeza, ensuciando su hermoso cabello azabache, y su blanco rostro en el trayecto.algunas lagrimas salieron de esos ojos color cielo, queriendo lavar la vergüenza que sentía.
Última edición por Charlotte Blancquart el Lun Feb 25, 2013 8:12 pm, editado 3 veces
Lotty Blancquart- Cazador Clase Alta
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Re: Entre sombras... (James Larden-Flashback)
Convulso, no recuerdo si de espanto o atracción, he
conocido un raro ejemplar de mujeres tarántulas.
conocido un raro ejemplar de mujeres tarántulas.
Aquella noche, de pocas cosas James agradecía ostentar el magnanimous, Duque de Cornwall, de Cornualles, hijo de Inglaterra y General supremo. Una de esas cosas era el “papel español para cigarritos”, le resultaba por demás curioso como una cosa tan pequeña, en primer lugar, no hubiese sido inventando ya, sino hasta hace unos cuantos años y por sobre eso que no fuese tan fácil de conseguir, no si no tuviera esos títulos.
Fumar le relajaba, se convertía en un acto un tanto reparador y hasta un poco surreal ya que le era inevitable no vislumbrar figuras en el humo que expulsaba por sus labios como si se tratase de un niño acostado sobre el pasto mirando las nubes e imaginando cuanta cosa estuviese en su psique ese día, tan diferentes que las del día anterior o el siguiente. Eso mismo y en su debida proporción le ocurría a James, si bien el no imaginaba formas en el humo sí veía patrones, líneas, movimientos, cual si se tratase de aquella cosa que le ocurría a los músicos y pintores, algo tenia el humo que hacia recurrentes los pensamientos en una cabeza que nunca deja de estar quieta y que casi en automatico procesar cada cosa que veía y de todas las formas posibles, un pensamiento recurrente era tan raro como placentero.
En particular, era uno de estos mentalismos el que producía cierto temor, y era uno que solo se manifestaba cuando hacia cierta cosa, como la de esta noche. Sin importar si estuviese fumado o no.
Cuando rastreaba y después seguía a alguien, siempre se le venia a la mente, casi como cascada, la visión de verse a mi mismo siendo observado desde afuera, casi podía ver su propia vida vista por alguien más, justo como el hacia. Como esa noche hacia y como hizo muchas noches más, con Charlotte.
Charlotte había sido, hasta esa noche, una cazadora, pero no solo una cazadora, como muchas otras que había conocido y despachado tal cual, ella era, hasta el momento de prender el penúltimo cigarrillo, la asesina de Helena. Si bien, James, se sabia injusto al llamarla así aun sin haberlo comprobado, sabía también que casi igual que el cigarrillo, tener a alguien en la mira, seguir una pista, tener un nombre, era tan reparador para su alma.
Cada noche, no siempre, pero con regularidad, Charlotte salía de cacería; termino con el que James no estaba completamente de acuerdo, la verdad era que creía que no solo salía a “cazar” ella iba por algo, como él estaba detrás de aquello que aliviara su alma. Aquella noche, en particular, se le mostro un poco más agresiva que de costumbre, regularmente le era demandante a James seguirle el paso, hacia un trabajo rápido pero con astucia, aquella noche no era tan limpia ni tan sagas como siempre, aquella noche más bien era, visceral, caustica, como fuera de si; tal cambio tuvo al final sus consecuencias, ella cometió un error.
Después de seguirla por un par de horas después de la media noche, por fin tuvo un descanso, observaba mientras Charlotte “lidiaba” con un par de vampiros. El poder de escuchar con más claridad, conferido por su condición, le dio el contexto que necesitaba para tal visión, al parecer, nuestra chica, efectuaba un… no tan elaborado ni ortodoxo “interrogatorio”, en realidad era un desastre. Por el olor, otra cualidad de su condición, pudo entender que el par de desafortunadas victimas de aquel acto eran vampiros, uno yacía ya en el suelo y el otro intentaba no ceder ante la chica.
El último cigarrillo de James termino cuando ella hizo lo propio con el vampiro. Para ese entonces James ya había advertido el error que Charlotte había cometido, y es que su rabia tomo mucho tiempo en descargarse, tiempo mismo que le tomo a los chupa-sangre rastrear y encontrar a sus compañeros, muertos claro, condición que con certeza nos los tenia muy contentos.
James tenia entonces, dos opciones, de las cuales una de ellas tenia un par más de posibilidades, esta era no hacer nada y solo observar, ante esto, podría quedar en evidencia la habilidad de la cazadora, cosa que le daría a su persona la cualidad necesaria para ser considerada la asesina fría y calculadora de aquella noche o entonces, moriría y todo acabaría. La otra posibilidad era, en evidencia menos fatídica y también más divertida.
James termino con la última calada el cigarrillo y lo arrojo al cuerpo del primer vampiro muerto, para después pisarlo sobre él.
- Si en verdad quieres terminarlos, debes asegurarte que en realidad están bien muertos - le dijo a Charlotte, casi como para aliviarla, distraerla y prepararla para lo que venia - Veras, estas cosas - tomo al vampiro con ambos brazos del cuello - No mueren con facilidad, supongo que lo sabes, ya que hiciste un buen trabajo con aquel, pero con esté - le señalo a quien sostenía para luego sostenerlo ahora entre su brazo izquierdo haciendo palanca y aplicando un movimiento de guillotina sobre el, quebrando su cuello - necesitabas algo más drástico… de esta forma aunque no este del todo muerto, pasara un tiempo hasta que se pueda levantar y así el glorioso y magnifico astro sol hará su magia y lo reducirá a cenizas, como a aquel - le dijo finalmente a Charlotte mientras señalaba con una sonrisa al vampiro que había sido abatido por ella con la estaca mientras sacudía sus manos.
- Bien, ahora que nos hemos encargado de estos dos, desde donde yo puedo ver, tienes un gran problema - menciono haciendo un ligero énfasis de tono sarcástico en "gran" mientras hacia un gesto con la mirada señalando el final de callejón donde ya se podían ver las sombras de varios sujetos- Pero también tienes dos opciones; una, es lidiar con ellos y conmigo al mismo tiempo, lo cual no creo que sea la mejor idea - hizo un gesto de desaprobación moviendo su cabeza hacia ambos lados y dibujando un puchero en su rostro - o , puedes acabar con ellos y hacerme las preguntas ¿Quién demonios eres tu y qué haces aquí? después - finalizo con un gesto de cortesía extendiendo ambos brazos y ladeando un poco la cabeza - ¿Y bien? que sera
Fumar le relajaba, se convertía en un acto un tanto reparador y hasta un poco surreal ya que le era inevitable no vislumbrar figuras en el humo que expulsaba por sus labios como si se tratase de un niño acostado sobre el pasto mirando las nubes e imaginando cuanta cosa estuviese en su psique ese día, tan diferentes que las del día anterior o el siguiente. Eso mismo y en su debida proporción le ocurría a James, si bien el no imaginaba formas en el humo sí veía patrones, líneas, movimientos, cual si se tratase de aquella cosa que le ocurría a los músicos y pintores, algo tenia el humo que hacia recurrentes los pensamientos en una cabeza que nunca deja de estar quieta y que casi en automatico procesar cada cosa que veía y de todas las formas posibles, un pensamiento recurrente era tan raro como placentero.
En particular, era uno de estos mentalismos el que producía cierto temor, y era uno que solo se manifestaba cuando hacia cierta cosa, como la de esta noche. Sin importar si estuviese fumado o no.
Cuando rastreaba y después seguía a alguien, siempre se le venia a la mente, casi como cascada, la visión de verse a mi mismo siendo observado desde afuera, casi podía ver su propia vida vista por alguien más, justo como el hacia. Como esa noche hacia y como hizo muchas noches más, con Charlotte.
Charlotte había sido, hasta esa noche, una cazadora, pero no solo una cazadora, como muchas otras que había conocido y despachado tal cual, ella era, hasta el momento de prender el penúltimo cigarrillo, la asesina de Helena. Si bien, James, se sabia injusto al llamarla así aun sin haberlo comprobado, sabía también que casi igual que el cigarrillo, tener a alguien en la mira, seguir una pista, tener un nombre, era tan reparador para su alma.
Cada noche, no siempre, pero con regularidad, Charlotte salía de cacería; termino con el que James no estaba completamente de acuerdo, la verdad era que creía que no solo salía a “cazar” ella iba por algo, como él estaba detrás de aquello que aliviara su alma. Aquella noche, en particular, se le mostro un poco más agresiva que de costumbre, regularmente le era demandante a James seguirle el paso, hacia un trabajo rápido pero con astucia, aquella noche no era tan limpia ni tan sagas como siempre, aquella noche más bien era, visceral, caustica, como fuera de si; tal cambio tuvo al final sus consecuencias, ella cometió un error.
Después de seguirla por un par de horas después de la media noche, por fin tuvo un descanso, observaba mientras Charlotte “lidiaba” con un par de vampiros. El poder de escuchar con más claridad, conferido por su condición, le dio el contexto que necesitaba para tal visión, al parecer, nuestra chica, efectuaba un… no tan elaborado ni ortodoxo “interrogatorio”, en realidad era un desastre. Por el olor, otra cualidad de su condición, pudo entender que el par de desafortunadas victimas de aquel acto eran vampiros, uno yacía ya en el suelo y el otro intentaba no ceder ante la chica.
El último cigarrillo de James termino cuando ella hizo lo propio con el vampiro. Para ese entonces James ya había advertido el error que Charlotte había cometido, y es que su rabia tomo mucho tiempo en descargarse, tiempo mismo que le tomo a los chupa-sangre rastrear y encontrar a sus compañeros, muertos claro, condición que con certeza nos los tenia muy contentos.
James tenia entonces, dos opciones, de las cuales una de ellas tenia un par más de posibilidades, esta era no hacer nada y solo observar, ante esto, podría quedar en evidencia la habilidad de la cazadora, cosa que le daría a su persona la cualidad necesaria para ser considerada la asesina fría y calculadora de aquella noche o entonces, moriría y todo acabaría. La otra posibilidad era, en evidencia menos fatídica y también más divertida.
James termino con la última calada el cigarrillo y lo arrojo al cuerpo del primer vampiro muerto, para después pisarlo sobre él.
- Si en verdad quieres terminarlos, debes asegurarte que en realidad están bien muertos - le dijo a Charlotte, casi como para aliviarla, distraerla y prepararla para lo que venia - Veras, estas cosas - tomo al vampiro con ambos brazos del cuello - No mueren con facilidad, supongo que lo sabes, ya que hiciste un buen trabajo con aquel, pero con esté - le señalo a quien sostenía para luego sostenerlo ahora entre su brazo izquierdo haciendo palanca y aplicando un movimiento de guillotina sobre el, quebrando su cuello - necesitabas algo más drástico… de esta forma aunque no este del todo muerto, pasara un tiempo hasta que se pueda levantar y así el glorioso y magnifico astro sol hará su magia y lo reducirá a cenizas, como a aquel - le dijo finalmente a Charlotte mientras señalaba con una sonrisa al vampiro que había sido abatido por ella con la estaca mientras sacudía sus manos.
- Bien, ahora que nos hemos encargado de estos dos, desde donde yo puedo ver, tienes un gran problema - menciono haciendo un ligero énfasis de tono sarcástico en "gran" mientras hacia un gesto con la mirada señalando el final de callejón donde ya se podían ver las sombras de varios sujetos- Pero también tienes dos opciones; una, es lidiar con ellos y conmigo al mismo tiempo, lo cual no creo que sea la mejor idea - hizo un gesto de desaprobación moviendo su cabeza hacia ambos lados y dibujando un puchero en su rostro - o , puedes acabar con ellos y hacerme las preguntas ¿Quién demonios eres tu y qué haces aquí? después - finalizo con un gesto de cortesía extendiendo ambos brazos y ladeando un poco la cabeza - ¿Y bien? que sera
Larden- Licántropo Clase Media
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Re: Entre sombras... (James Larden-Flashback)
El observador no es quien crea la inestabilidad o la imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí.
Teoria del caos.
Teoria del caos.
Todo a su alrededor era un visible caos, el lugar, los cuerpo y principalmente ella. Lo que le hacia pensar el extremo al que había llegado su situación…estaría así de desesperada? Estaba inmóvil, totalmente petrificada, aterrorizada por lo que fue capaz de hacer. ¿Qué Diablos pasaba con ella? Ese no era su estilo!... es mas, era muy limpia y hábil, y siempre obtenía algo? Por que esta vez fue tan diferente?...algo le llevo a pensar, que por lo general sus victimas colaboraban por que creían tenían una oportunidad de sobrevivir. Pero quizás, esta vez fue tan sangrienta que quizás el individuo advirtió que de igual forma moriría, así que para que hablar. Se sentía tan extraña… tan desconocida…
-Demonios! – pensó , y es que la frustración era tan evidente como que el sol sale día , pero ya habían pasado semanas desde el ultimo indicio y no había avanzado nada! , no había obtenido ninguno de los resultados esperados. Y por más planes que trazaba, se sentía en un laberinto, transitando caminos que le llevaban al mismo punto o en el peor de los casos a estrellarse con las paredes. Permanecía allí sentada en el suelo casi hecha un ovillo, mirando hacia la nada...Sentía ganas de llorar, hacia mucho que no lo hacia, años para ser mas precisos…desde la muerte de Louis. Después de esto aprendió a contenerlas, nunca mas se mostro frágil a menos que las situación fuera muy grave y lo ameritara. Puso su antebrazo sobre su rodilla y apoyo la cabeza sobre esta, cavilando las ultimas palabras de la sanguijuela: ¨Ya vienen…¨. – ¿Ya vienen? … quien vi….-se repetía, pero se detuvo cuando una atemorizante idea se pasó por su cabeza ¿vendrían por ella? .Sus cavilaciones fueron interrumpidas por el sonido de unos pasos que se acercaban - Sera posible que…- se dijo levantando lentamente la mirada. Un hombre muy alto y de rasgos duros había entrado en escena ¿Cómo llego hasta allí? Para ella era un misterio…sus rasgos no eran parecido al de los señores de la noche. Aunque de por si, no es bueno confiarse, unos años en el oficio le bastaban para saber que todo es posible, y que no siempre el rasgo de piel nívea, era el establecido para los vampiros. ¿Sus intenciones? Igual… Así que… ¿quien seria el extraño hombre? ¿Vendría para acabar con su vida? , pues si era así, no le costaría ningún trabajo, ya que estaba agotada físicamente, y devastada en el área emocionalmente.
Contrario a sus deducciones este empezó a hablar. Su voz era profunda y varonil, llena de seguridad y determinación. Tomo a uno de los vampiros que según ella ya había matado y rompió su cuello.
–Maldita sea!- Se le escapo en un susurro.
Ella permaneció allí sin pronunciar palabra, solo observaba mientras este continuaba con ¨las lecciones¨. Y tenia razón el tipo ella se había equivocado. Nuca dejar cabos sueltos, ese era su lema. Mas aquella noche todo resultaba diferente a lo planeado. Siguió el movimiento de su cabeza que señalo al final del callejos donde un par de sombras se aproximaban en dirección a ellos.
-Rayos! – se levanto del suelo inmediatamente, se limpio con sus manos el abrigo y miro al hombre, quizás si tenia muchas preguntas para el, pero el tiempo apremiaba , y el había ofrecido su ayuda, lo cual era extraño; pero cuando en una situación critica solo tienes ciertos elementos a tu mano cualquier ayuda no viene mal. Como dice el dicho popular: En tiempos de guerra todo agujero es trinchera. Ella no se dejaría morir, así que decidió aceptar la ayuda.
-Bien…-dijo decidía frunciendo el ceño por lo extraño de la situación - No se quien rayos eres ni por que me ayudas, pero igual lo agradezco, así que pongámonos mano a la obra, no se con que tipo nos encontramos así que no esta demás – saco de su abrigo un par de estacas y se las entrego- que te guardes esto. Úsalo en el momento oportuno. Al igual que esto – del costado del abrigo un par de frasquito que contenían agua vendita - procura usar esto cuando estés muy cerca es mas efectivo en los ojos. Les causara dolor y los deja ciegos y así tienes dos oportunidades, una de atacar y otra de huir. Lo recomendables es que lo acabes , ya que seguirá tu olor y te acabara el a ti. – le guiño el ojo y levanto su ballesta del suelo, tomando una de las flechas las situó en el carjac de esta y espero a estar segura delo que venia, lo ultimo que quería era equivocarse y herir a un simple humano, si de estos se trataban, por que, aunque en realidad estaba muy convencida de lo que eran. Siempre cualquier cosa es posible…
Lotty Blancquart- Cazador Clase Alta
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Re: Entre sombras... (James Larden-Flashback)
Por misteriosa adivinación de su verdadera
naturaleza vestía siempre de terciopelo negro
naturaleza vestía siempre de terciopelo negro
La noche nos ofrecía el manto perfecto para morir aquel día, el viento no soplaba y la luna evocaba la correcta escena con su resplandor sobre aquel callejón que de pronto ya no era tan obscuro, solo peligroso.
Charlotte sonaba distante, sus ojos vacilaban de un lado a otro y su respiración era, aunque calmada, carente de todo control, y sus manos, sus manos pedían a gritos un ápice más de aquel sentimiento que las hiciera comenzar con ese incesante e incontrolable temblorcillo tan humano. La explicación más coherente resultaba ser el miedo.
Miedo de todo, miedo de ella, de lo que venía, de mí.
Yo conocía bien esa mirada, esos síntomas, lo había visto más de una vez. En más de una guerra. En más de un amigo perdido. No consideraba a Charlotte como tal en ese entonces, pero de alguna forma, de algún modo, quise ayudarla. Ya no se trataba solo de - ayúdale solo para matarla luego si es necesario – ahora significaba de algo más, algo entre ella y yo, ella, yo, y todos esos bastardos del otro lado del callejón.
Con el control de sus formas retomando su cuerpo, se preparaba para lo que venia. Estacas y agua bendita son depositadas por sus hábiles manos en las mías, esas mismas manos que al final habían resistido ese fuerza reparadora que las obligara a temblar. La escucho con toda mi atención y espero a que termine su discurso antes de decir cualquier cosa. Una vez terminado y sellado el discurso con un final esperanzador en la forma de ese gesto en su rostro me colocó frente a ella. Es visiblemente más baja que yo y tengo que acaecer la mirada para encontrar la suya. Aquel momento dura solo un par de segundos, segundos que ofrecen respuesta a preguntas que no se han hecho y que nunca se harán. Con lentitud regreso aquellos artefactos a su lugar original en su vestimenta, las estacas en el abrigo y los pequeños frascos en los bolsillos internos. Me aseguro que sean los lugares correctos, tal es mi seguridad de la maestría de su técnica y del ritual que debe llevar que tengo miedo de arruinarlo haciéndola buscar en el bolsillo correcto para no encontrar nada — Gracias pero prefiero que esas armas sean manipuladas por manos diestras – cojo una de sus manos y la masajeo un poco mientras retomo su mirada, sus manos están frías, posiblemente entumidas, lentamente el color invade sus nudillos y cual magia, parecen más humanas que nunca, mientras sigo mirando sus ojos. Me roba otro par de segundos más. Por suerte suelo ser distraído y el cuello de su abrigo, que está mal acomodado, me hace recuperar mi cordura, de otra forma esperaría haber sido atravesado junto con ella y jamás perder esos ojos. Tomo el cuello de la chaqueta con ambas manos pasando estas detrás de su cabello, acomodo todo en su lugar y recorro la línea del abrigo hasta la altura de los pechos donde hago la suerte de ajustarlo un poco más contra su cuerpo. La escena resulta ser la misma que se daría entre un hombre que quiere proteger del frío a su amada — Tranquila, todo estará bien – mis manos terminan por descansar en sus hombros mientras le dedico una sonrisa sinceran.
Doy la vuelta y me coloco frente a ella. Con la destreza de alguien que lo ha hecho un millón de veces, me quito la ropa que cubre la parte superior de mi cuerpo. Mi torso queda desnudo. Miro a la luna, tal vez esa noche no haga que emerja mi verdadera naturaleza pero aun así me siento vulnerable a sus caprichosos cambios. Si esa noche se sentía generosa con unos de sus hijos, su influencia me ayudaría con lo que estaba a punto de enfrentar.
Primero puedo percibir el olor, no importa cual hermosos sean algunos, su olor sigue siendo a carne muerta. Después, los escucho, son muchos, tal vez más de una docena. La respiración agitada de algunos me confirma un número más cuadrado y es que ellos también han percibido ya mi efluvio. Me tienen miedo y ellos saben que yo sé. Sus pequeñas vejigas comienzan a acojonarse como las sucias ratas que son y ahora avanzan más despacio. Prefieren ser un número a ser el idiota que murió primero.
No es uno solo quien asoma su cuerpo en aquel callejón, más bien parecen una marea, una marea de color negro y dientes blancos, dientes que no brillan con la luz de la luna y se muestran opacos, sin vida. Cual si existiera una invisible barrera entre ellos y nosotros, se detienen, nos miran sin decir nada. Y tan pronto como el primero avanza, todos se abalanzan contra nosotros y casi como si de un gatillo se tratase yo hago lo propio. Mi cuerpo es poseído por el lobo y el destino de aquel “primer idiota en morir” que todos temían ser se ve aplastado entre el concreto y mi diestra. Ha comenzado.
Charlotte sonaba distante, sus ojos vacilaban de un lado a otro y su respiración era, aunque calmada, carente de todo control, y sus manos, sus manos pedían a gritos un ápice más de aquel sentimiento que las hiciera comenzar con ese incesante e incontrolable temblorcillo tan humano. La explicación más coherente resultaba ser el miedo.
Miedo de todo, miedo de ella, de lo que venía, de mí.
Yo conocía bien esa mirada, esos síntomas, lo había visto más de una vez. En más de una guerra. En más de un amigo perdido. No consideraba a Charlotte como tal en ese entonces, pero de alguna forma, de algún modo, quise ayudarla. Ya no se trataba solo de - ayúdale solo para matarla luego si es necesario – ahora significaba de algo más, algo entre ella y yo, ella, yo, y todos esos bastardos del otro lado del callejón.
Con el control de sus formas retomando su cuerpo, se preparaba para lo que venia. Estacas y agua bendita son depositadas por sus hábiles manos en las mías, esas mismas manos que al final habían resistido ese fuerza reparadora que las obligara a temblar. La escucho con toda mi atención y espero a que termine su discurso antes de decir cualquier cosa. Una vez terminado y sellado el discurso con un final esperanzador en la forma de ese gesto en su rostro me colocó frente a ella. Es visiblemente más baja que yo y tengo que acaecer la mirada para encontrar la suya. Aquel momento dura solo un par de segundos, segundos que ofrecen respuesta a preguntas que no se han hecho y que nunca se harán. Con lentitud regreso aquellos artefactos a su lugar original en su vestimenta, las estacas en el abrigo y los pequeños frascos en los bolsillos internos. Me aseguro que sean los lugares correctos, tal es mi seguridad de la maestría de su técnica y del ritual que debe llevar que tengo miedo de arruinarlo haciéndola buscar en el bolsillo correcto para no encontrar nada — Gracias pero prefiero que esas armas sean manipuladas por manos diestras – cojo una de sus manos y la masajeo un poco mientras retomo su mirada, sus manos están frías, posiblemente entumidas, lentamente el color invade sus nudillos y cual magia, parecen más humanas que nunca, mientras sigo mirando sus ojos. Me roba otro par de segundos más. Por suerte suelo ser distraído y el cuello de su abrigo, que está mal acomodado, me hace recuperar mi cordura, de otra forma esperaría haber sido atravesado junto con ella y jamás perder esos ojos. Tomo el cuello de la chaqueta con ambas manos pasando estas detrás de su cabello, acomodo todo en su lugar y recorro la línea del abrigo hasta la altura de los pechos donde hago la suerte de ajustarlo un poco más contra su cuerpo. La escena resulta ser la misma que se daría entre un hombre que quiere proteger del frío a su amada — Tranquila, todo estará bien – mis manos terminan por descansar en sus hombros mientras le dedico una sonrisa sinceran.
Doy la vuelta y me coloco frente a ella. Con la destreza de alguien que lo ha hecho un millón de veces, me quito la ropa que cubre la parte superior de mi cuerpo. Mi torso queda desnudo. Miro a la luna, tal vez esa noche no haga que emerja mi verdadera naturaleza pero aun así me siento vulnerable a sus caprichosos cambios. Si esa noche se sentía generosa con unos de sus hijos, su influencia me ayudaría con lo que estaba a punto de enfrentar.
Primero puedo percibir el olor, no importa cual hermosos sean algunos, su olor sigue siendo a carne muerta. Después, los escucho, son muchos, tal vez más de una docena. La respiración agitada de algunos me confirma un número más cuadrado y es que ellos también han percibido ya mi efluvio. Me tienen miedo y ellos saben que yo sé. Sus pequeñas vejigas comienzan a acojonarse como las sucias ratas que son y ahora avanzan más despacio. Prefieren ser un número a ser el idiota que murió primero.
No es uno solo quien asoma su cuerpo en aquel callejón, más bien parecen una marea, una marea de color negro y dientes blancos, dientes que no brillan con la luz de la luna y se muestran opacos, sin vida. Cual si existiera una invisible barrera entre ellos y nosotros, se detienen, nos miran sin decir nada. Y tan pronto como el primero avanza, todos se abalanzan contra nosotros y casi como si de un gatillo se tratase yo hago lo propio. Mi cuerpo es poseído por el lobo y el destino de aquel “primer idiota en morir” que todos temían ser se ve aplastado entre el concreto y mi diestra. Ha comenzado.
Última edición por James Larden el Miér Mar 13, 2013 2:58 am, editado 5 veces
Larden- Licántropo Clase Media
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Re: Entre sombras... (James Larden-Flashback)
¨Antes de empezar un viaje de venganza cava dos tumbas.¨
Confucio
Confucio
Esta más que claro que la vida siempre e lleva a situaciones inesperadas, y que entre más oscura la noche más brillante será el amanecer, mas en estos momentos el mar de confusiones en que ella se encontraba no le dejaba idear una estrategia más lógica que la usual, y no era para mas, primero estaba la degradación a la que había sucumbido a causa de la desesperación, el cansancio mental, el físico y ahora el hecho de tener que confiar su vida a un desconocido que quien sabe con qué intensiones se acerco a ella para ayudarle, y que además ahora estaría dispuesto a pelear con ella. Pero es natural desconfiar, ella siempre lo hacía, era un tipo de precaución. y basándonos en el hecho de que ¨nada es gratis¨ estaba claro que le buscaría algo.
Observo que el hombre tomo posición frente a ella le miro a los ojos fijamente, sintiéndose ella muy extraña, su mirada era penetrante ,profunda y oscurecida por una sombra que le pareció muy familiar, era como aquella le traspasara coloco uno a uno los objetos que le había entregado en los lugares precisos, como si supiera exactamente supiera el orden en que ella manejaba todo aquello, lo cual era peligroso para la seguridad de la cazadora pues por esa simple acción de hacer y decir se sentía más que expuesta ante él y por lo tanto con mucha desventaja, era como si sus movimientos fueran descubiertos, como si conociera su táctica. Sin embargo aquel asombro no se reflejo en su rostro solo hasta el momento de el tomar sus entumecidas manos que aun tenían un leve rastro de la sangre de aquel asqueroso ser que hacía unos minutos había destazado, traspasándole un poco de la elevada temperatura que las de el poseían, otro carácter extraño que le hizo bajar la mirada hasta donde ellas estaban, pero al percibir aquellos ojos escudriñándole nuevamente, tuvo que levantarla encontrarse de nuevo con aquella mirada. Que quería el transmitir ? Era una incógnita que le esta corroyendo, de verdad, estaba hecha un lio. Que era todo aquello? Que significaba? Por qué tanta amabilidad y al parecer…preocupación? Porque todo parecía transcurrir en cámara lenta al momento en que sus miradas se cruzaban? como si aquello fuera…infinito. Se dice que el tiempo es largo para el que espera, y basados en este razonamiento otra incógnita surgió de las divagaciones de su altera conciencia. : Que esperaba ella?
-Quien eres…?- susurro con una mezcla de intriga y consternación al momento de escucharle decir que todo estaba bien, mas su pregunta no obtuvo respuesta debido al rápido movimiento con que el retomo su posición liberándose de sus ropajes, como si este se estuviera preparándose para la lucha, pero a mano limpia sin ningún tipo de armas .siguió mirada y se encontró con la luna, que no estaba llena pero iluminaba plenamente el firmamento y sus destellos se reflejaban en el rostro de el hombre cual cascada de luz dándole un aspecto más sombrío y serio del que hasta ahora había mostrado, -y atreviéndose a dudar de su cordura -esta parecía alimentarle. Su sexto sentido mando un impulso directo a sus terminales nerviosas, una señal de alerta, su cuerpo estaba tan acostumbrado a la batalla que podía percibir la presencia de aquellas criaturas putrefactas a una distancia considerable, Haciéndole girar la cabeza. Sus ojos se abrieron ron como platos al ver la aglomeración de seres que venían encima, típicos de aquellos cobardes. Sabía que el número de cazadores e inquisidores iba en aumento, un dato muy útil proporcionado por una fuente muy confiable. Con lo cual se dedujo que ahora andarían en grupos para salir a alimentarse. Sin embargo nunca había visto tantos en un solo lugar .Y menos luchado con ellos. Al parecer eran unos 7, si es que no vendrían otros.
-Santa mierda!-Dijo ignorando por un momento sus modales y la presencia del caballero , - Espero sepas lo que haces, sin un arma ni agua bendita eres hombre muerto - Murmuro para él mientras aquellos se acercaban muy confiados, subió su ballesta y coloco dos flechas, apuntando a los dos de adelante disparo una se incrusto en el pecho del primero haciéndole retroceder y retorcerse. Aquellas no eran flechas cualquieras, la punta de metal de aquellas estaban bañadas de verbena mientras la madera de roble pulida, de agua bendita. Una combinación muy dolorosa para aquellos, por lo tanto se les hacia mas difícil sacarla y dependiendo la posición en que esta diera, lo debilitara o le haría perder el conocimiento dándole así al cazador u tiempo considerable para acabar con su objetivo. La segunda flecha se disparo al instante de la primera y dio justo en la cabeza del segundo derribándolo cual árbol talado, voz de alarma para los demás que con su velocidad sobre humana se abalanzaron sobre nosotros rodeándonos.
-Asi que tu eres la perra maldita que mato a Rashid?- escupió uno de ellos mirándole con sentencia. Mirada que fue sostenida por Charlotte. ¨Antes de empezar un viaje de venganza cava dos tumbas. Eso dijo Confucio. A mi parecer una es para el cuerpo y otra para el alma debido a que al trazar aquel sendero, poco a poco to rastro de humanidad, en nosotros desaparece. Quizas seria una buena noche para morir en nombre de la venganza, pues ella sentía que en su interior, ningún rastro d humanidad ya quedaba.-Creo que jugare contigo antes de matarte...
Lotty Blancquart- Cazador Clase Alta
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Re: Entre sombras... (James Larden-Flashback)
Tenía las pestañas largas y pesadas, y sus ojillos
de bestezuela cándida me miraban con simpatía
casi humana.
Mujeres. Julio Torri
de bestezuela cándida me miraban con simpatía
casi humana.
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“Qué es la vida sino la síntesis de la muerte. Todo lo que hacemos, lo que somos, lo que dejamos de ser; lo hacemos a bordo del tren de la muerte. Cuando por fin llega, cuando mueres, todo lo demás lo hace contigo, tus conocidos, las personas que amaste y las que dejaste ir. Al final todos morimos. Antes o después. Nada prevalece”
Cada, maldito, golpe, me recuerda que sigo vivo. Podre estar muerto por dentro pero aún tengo huesos que se rompen, piel que se rasga y un cuerpo que sangra. Hace tanto tiempo que no probaba el sabor de mi propia sangre, y hace tanto más que no sentía miedo.
La situación solo empeora más cada minuto, no importa cual duro les des, esos malditos bastardos siguen limpiándose la sangre del rostro y se ponen de pie como si nada. No soy un hombre que se arrepienta, usualmente asumo mis acciones, pero ésta, maldita la hora y maldita la idea que cruzo por mi cabeza que me trajo aquí. Un oscuro callejón, 5 o más perros inmortales y mi trasero en el suelo.
La cazadora lo hace bien hasta ahora, sus movimientos son entrenados, precisos, incluso delicados; comparados con los míos > estrellando cabezas por el suelo, lanzando todo lo que pueda cargar, golpeando fuerte, toda una catedra del callejero <; ella, ella parece no tener miedo, está concentrada; yo, puedo notar esas cosas porque no lo estoy. La miro de reojo y me gano un golpe directo en la nariz, retrocedo unos pasos mientras instintivamente llevo una de mis manos a esa área, comienzo a sangrar. Parece ser que mi cuerpo ya no puede sanar con la rapidez con la que es herido. Y ahí está de nuevo, ese sabor metálico colándose en mis labios y aquel color carmín manchando mis zapatos.
La sangre hace las de gatillo y prende la mecha, comienzo a encabronarme. Estoy en peligro, la luna lo siente también, comienza a hacer su magia. De pronto ya no siento nada, tan solo estoy furioso. Me abalanzo contra el perro que me golpeo, mis golpes son secos y rompen sus huesos casi al instante, sus gritos, tan solo me hacen seguir. Cuando me canso de golpearlo, utilizo la misma llave que use con aquel chupasangre que había olvidado Charlotte al principio y rompo su cuello. Eso deberá mantenerlo en el suelo un par de minutos.
La miro de nuevo, me aseguro que siga con vida. Parece que la han rodeado, alguno de ellos balbucea palabras que no puedo escuchar, mis oídos tienen ese maldito sonido agudo que no cesa. Quiero ayudarla pero termino en el suelo, del otro lado de la pared, uno de ellos me embistió y terminamos rompiendo el muro de concreto. Del otro lado había un bar.
Me pongo de pie con dificultad, mis piernas tiemblan un poco. Mi oponente lo sabe y ríe con soltura, me muestra esos dos colmillos blancos – Que ocurre perro, no tienes luna llena hoy – Escupe sus palabras en lugar de decirlas. Corre hacía mí y nos enfrascamos en un duelo, ambos sujetamos al otro y medimos fuerzas, sin duda él es más fuerte que yo, comienza a doblarme. Creo que voy a perder el conocimiento. Luego solo pienso que no es momento de acojonarse, aprieto bien todos mis músculos y logro ponerme de píe, ya a su altura lo miro a los ojos, los míos están encendidos, bien abiertos, como dos fauces listas para morder. Muevo hacía atrás mi cabeza para agarrar impulso y golpeo su nariz con fuerza con mi frente, logro que pierda el agarre, lo tomo de las costillas y lo lanzo hacía la pared, de vuelta al callejón. El golpe es seco, macizo, el maldito se queda sin aire, corro hacía él, planeo estrellar su cabeza contra el concreto. Es ahí cuando lo siento por primera vez. Ya había conocido esa sensación antes, frio, mucho frio y luego calor, te quema las entrañas aunque nunca dejas de sentir el frio. Es plata.
Miro mis costado y veo una daga clavada ahí, me levanto y la sangre comienza a mojar mi pantalón, me falta el aire, quizá perforo un pulmón, no lo sé. Mi cuerpo se estremece, mis manos se ponen frías, trato de moverlas para que recobren su calor, creo que me estoy quedando sin sangre que derramar. Y tan súbitamente como quede paralizado recobro el sentido, miro al vampiro que no deja de mostrar esa arrogante sonrisa. Tomo la daga clavada en mi costado y la extraigo de un solo movimiento, aprieto con fuerza el mango y lanzo el primer golpe, directo a su ojo, retraigo la mano de nuevo y corto su garganta esta vez, con mi mano libre sujeto su cabeza y termino de degollarlo. Arrojo su cabeza lejos, la daga comparte el mismo destino. Me tomo un segundo para pensar.
Estoy herido, quizá mortalmente, y eso solo fue para matar a un de ellos. Respiro hondo mientras me pongo de pie, trato de mantenerme firme, la plata aun quema mi interior, se siente como mil agujas al mismo tiempo. He dejado de sangrar, eso ayuda y auxiliándome de la pared seguir.logro mantenerme en mis dos pies, respiro con dificultad pero aun puedo seguir, tengo que.
La situación solo empeora más cada minuto, no importa cual duro les des, esos malditos bastardos siguen limpiándose la sangre del rostro y se ponen de pie como si nada. No soy un hombre que se arrepienta, usualmente asumo mis acciones, pero ésta, maldita la hora y maldita la idea que cruzo por mi cabeza que me trajo aquí. Un oscuro callejón, 5 o más perros inmortales y mi trasero en el suelo.
La cazadora lo hace bien hasta ahora, sus movimientos son entrenados, precisos, incluso delicados; comparados con los míos > estrellando cabezas por el suelo, lanzando todo lo que pueda cargar, golpeando fuerte, toda una catedra del callejero <; ella, ella parece no tener miedo, está concentrada; yo, puedo notar esas cosas porque no lo estoy. La miro de reojo y me gano un golpe directo en la nariz, retrocedo unos pasos mientras instintivamente llevo una de mis manos a esa área, comienzo a sangrar. Parece ser que mi cuerpo ya no puede sanar con la rapidez con la que es herido. Y ahí está de nuevo, ese sabor metálico colándose en mis labios y aquel color carmín manchando mis zapatos.
La sangre hace las de gatillo y prende la mecha, comienzo a encabronarme. Estoy en peligro, la luna lo siente también, comienza a hacer su magia. De pronto ya no siento nada, tan solo estoy furioso. Me abalanzo contra el perro que me golpeo, mis golpes son secos y rompen sus huesos casi al instante, sus gritos, tan solo me hacen seguir. Cuando me canso de golpearlo, utilizo la misma llave que use con aquel chupasangre que había olvidado Charlotte al principio y rompo su cuello. Eso deberá mantenerlo en el suelo un par de minutos.
La miro de nuevo, me aseguro que siga con vida. Parece que la han rodeado, alguno de ellos balbucea palabras que no puedo escuchar, mis oídos tienen ese maldito sonido agudo que no cesa. Quiero ayudarla pero termino en el suelo, del otro lado de la pared, uno de ellos me embistió y terminamos rompiendo el muro de concreto. Del otro lado había un bar.
Me pongo de pie con dificultad, mis piernas tiemblan un poco. Mi oponente lo sabe y ríe con soltura, me muestra esos dos colmillos blancos – Que ocurre perro, no tienes luna llena hoy – Escupe sus palabras en lugar de decirlas. Corre hacía mí y nos enfrascamos en un duelo, ambos sujetamos al otro y medimos fuerzas, sin duda él es más fuerte que yo, comienza a doblarme. Creo que voy a perder el conocimiento. Luego solo pienso que no es momento de acojonarse, aprieto bien todos mis músculos y logro ponerme de píe, ya a su altura lo miro a los ojos, los míos están encendidos, bien abiertos, como dos fauces listas para morder. Muevo hacía atrás mi cabeza para agarrar impulso y golpeo su nariz con fuerza con mi frente, logro que pierda el agarre, lo tomo de las costillas y lo lanzo hacía la pared, de vuelta al callejón. El golpe es seco, macizo, el maldito se queda sin aire, corro hacía él, planeo estrellar su cabeza contra el concreto. Es ahí cuando lo siento por primera vez. Ya había conocido esa sensación antes, frio, mucho frio y luego calor, te quema las entrañas aunque nunca dejas de sentir el frio. Es plata.
Miro mis costado y veo una daga clavada ahí, me levanto y la sangre comienza a mojar mi pantalón, me falta el aire, quizá perforo un pulmón, no lo sé. Mi cuerpo se estremece, mis manos se ponen frías, trato de moverlas para que recobren su calor, creo que me estoy quedando sin sangre que derramar. Y tan súbitamente como quede paralizado recobro el sentido, miro al vampiro que no deja de mostrar esa arrogante sonrisa. Tomo la daga clavada en mi costado y la extraigo de un solo movimiento, aprieto con fuerza el mango y lanzo el primer golpe, directo a su ojo, retraigo la mano de nuevo y corto su garganta esta vez, con mi mano libre sujeto su cabeza y termino de degollarlo. Arrojo su cabeza lejos, la daga comparte el mismo destino. Me tomo un segundo para pensar.
Estoy herido, quizá mortalmente, y eso solo fue para matar a un de ellos. Respiro hondo mientras me pongo de pie, trato de mantenerme firme, la plata aun quema mi interior, se siente como mil agujas al mismo tiempo. He dejado de sangrar, eso ayuda y auxiliándome de la pared seguir.logro mantenerme en mis dos pies, respiro con dificultad pero aun puedo seguir, tengo que.
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Re: Entre sombras... (James Larden-Flashback)
¨La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad¨.
George Eliot
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Otro que caía, se relamió los labios al ver como un decapitado vampiro yacía frente a ella, no tenía conocimiento de cuánto tiempo había pasado, segundos, minutos incluso horas, desde que había comenzado aquel encuentro y ella aun seguía poseída por aquella fuerza extraña, era imposible parar ante aquello. Con cada golpe se auto convencía a ella misma que estaba en su elemento, esto le encantaba, la destrucción, el dolor, ver yacer y suplicar por una vida así como ella suponía muchos mortales debieron suplicar para no ser asesinados, aunque después, en la fosa de su memoria los recuerdos de esas crueles hazañas le corroyeran, taladrando su subconsciente haciéndole sentir culpa. E incluso lastima...
El vampiro continuaba mirando a la cazadora, como si le tratara de leer e pensamiento. Realmente lo estaba haciendo?, si era así de igual forma estaba segura que en ese instante el solo encontraría rabia y dolor, y unas incontrolables ganas de sacarle el corazón o de sacarle el corazón o decapitarlo. Charlotte ya había aceptado su destino, así que si de morir allí en ese oscuro, húmedo y mohoso callejón, lo haría. Pero no sin antes darse el gusto de acabar con ese ser vil y despreciable. Ya le conocía de antes, el era la mano derecha de ¨ella¨ la maldita puta culpable de su desgracia, lo conoció cuando por fin dio con ella una vez y planeaba darle el buen golpe.
Aquel día las cosas se salieron de control cuando casi llega a su objetivo en aquella fiesta. Un descuido por parte de ella, sabía que debía tener sus pensamientos e blancos o distraído s cuando estaba cerca, pero su ansiedad pudo más que su inteligencia y el guarda la detecto alertando a los demás y cruzándose en su camino. Allí perdió el rastro la última vez. Pero la cazadora había jurado perseguirla aun si la vida se le fuera en ello. Porque había huido la mujer? Tenía muy buenos hombres que habrían acabo don la chica en un abrir y serrar de ojos, ya que en ese entonces aun con lo entrenada que estaba, no era tan letal como en estos momentos.
Un movimiento de uno de ellos la hizo volver de su lapsus en un segundo, tenía que estar atenta, con todos los sentidos agudos, aquello no iba a ser fácil , pero tampoco imposible, además, contaba con la ayuda de aquel extraño, que estaba dispuesto a ayudarla, convenciéndole con cada acción que estaba de su lado .Y aunque no sabía el por qué la ayuda, y la amabilidad con ella, sentía en lo más profundo, allí donde sus sentimientos se esconden, que podía confiar en él, tenía que dejar a un lado sus prejuicios y todas sus dudas para con el si quería que por lo menos salieran vivos de aquel lugar. Allí en medio de la batalla que se libraba, un solo vistazo hacia le lugar donde aquel hombre se movía con fiereza, convencido delo que hacía, solo para proteger sus vidas era suficiente para darle más motivos de seguir luchando. Solo el hecho de mirar hacia el frente y encontrarse con esa escoria, propicio una fuerte pata en el vientre clavándole el tacón de madera de su bota, haciéndole un hueco por el cual empezaba a sangrar, sabía que sanaría rápido por lo cual saco de su chaqueta una de sus estacas y se la clavo sin piedad ,solo quedaban cuatro, contando a los dos de los cuales el extraño se hacía cargo, dejándole a ella solo uno, y en aquel distraído momento, aquel vampiro le tomo de su larga tranza y la sostuvo en el aire.
-Maldita perra, ahora si pagaras- Gruño alargando sus colmillos mientras con un mano le sostenía del cuello llevándola a la pared mas cercana, ella se removía violenta mente este miro al jefe de la pandilla quien le miraba con mucho interés una sonrisa perversa en el rostro, como si quisiera disfrutar del final-Te gusta cazarnos verdad?- dio un fuerte golpe en su costilla derecha clavando sus uñas en ella, hiriéndola y acerco su asqueroso rostro al de ella- Te partiré en dos como un palillo y después que te retuerzas del dolor te dejare seca-volvió su mirada para observa al jefe, como pidiendo su autorización. Este con un gesto de su mano le indicio que si. y quien convencido de su muerte se escondió desapareció entre las sombras del callejón.
-Que sea rápido los veo en el castillo-le dedico una última mirada a la mujer, como si esta se hubiese convertido en cosa de poca importancia. Pero lo que el vampiro subestimo el simple intelecto de una mujer ignorando que estas tienen siempre un haz bajo la manga.
-Nunca te distraigas infeliz...- la cazadora rompió el pequeño frasco de agua bendita sobre los ojos del vampiro, el cual, quedando ciego al instante le soltó aullando el dolor, esta aprovecho para tomar aire, mientras sacaba un cuchillo de plata. El vampiro empezó a dar golpes al aire, estaba aturdido por el dolor, por aquella razón no estaba utilizando bien los sentidos aumentados que poseía. Momento que aprovecho para propiciar fuertes golpes, en la cara, directo a la nariz del vampiro, rompiéndola, a los testículos, el cual lo hizo gritar de dolor y encogerse momento oportuno para una patada voladora que colisiono directo al rostro y haciéndole caer. Sin perder tiempo, otra estaca fue clavada, fuerte y sin compasión acabando con la vida de este, Charlotte cayó al piso, casi sobre el cuerpo. Exhausta presionando con fuerza la herida en su costado para no sangrar tanto. Tomo una fuerte inhalación apero al escuchar todavía los ruidos provenientes al otro lado del callejón donde está el…corre encontrándose con aquella escena, que le causo un gran conmoción. El se sostenía de las paredes para andar, mal herido, y sangrando un terrible sentimiento se alojo en ella, dolor en una proporción insospechada, Sin dudar corrió hasta colocarse al lado contrario de la herida justo cuando el se deslizaba por la pared sentándose en el piso, ella se arrodillo su lado.
-Por ..Dios…-Murmuro presa de una angustia indescriptible- pero ..Pero!. Aghhhh! malditos como los odio!-Golpeo el suelo sin importarle hacerse daño su respiración era acelerada en comparación a la de el debido al nerviosismo, puso sus manos alrededor de sus mejillas sosteniéndole el rostro para que la mirara-Estarás bien…te juro que te sacare de aquí…-las lagrimas no tardaron en picar sus ojos, peor por qué? , cual era la razón? Cuál era el motivo real de sentirse tan afectada, anteriormente, estas situaciones no le causaban tal conmoción, acaso ya se estaría ablandando? Tan decaída estaba? Todas aquellas preguntas pasaron por su cabeza en el momento que le miro a los ojos, y era simple, aquella persona no merecía morir por defender a alguien como ella – Tenemos que salir de aquí…- le trato de ayudar a colocarse en pie, pasando su brazo por el costado para sujetarle, con mucho cuidado de no hacerle daño, pero al hacer esa fuerza una punzada de dolor la atravesó haciéndola cerrar los ojos y contener el aire, pero se mantuvo firme, ya que el estaba peor que ella, sabía que era peligrosa la situación, y que el era un desconocido. pero también sabia, que si él le hubiera querido hacer daño habría aprovechado las oportunidades que se le habrían presentado.
El vampiro continuaba mirando a la cazadora, como si le tratara de leer e pensamiento. Realmente lo estaba haciendo?, si era así de igual forma estaba segura que en ese instante el solo encontraría rabia y dolor, y unas incontrolables ganas de sacarle el corazón o de sacarle el corazón o decapitarlo. Charlotte ya había aceptado su destino, así que si de morir allí en ese oscuro, húmedo y mohoso callejón, lo haría. Pero no sin antes darse el gusto de acabar con ese ser vil y despreciable. Ya le conocía de antes, el era la mano derecha de ¨ella¨ la maldita puta culpable de su desgracia, lo conoció cuando por fin dio con ella una vez y planeaba darle el buen golpe.
Aquel día las cosas se salieron de control cuando casi llega a su objetivo en aquella fiesta. Un descuido por parte de ella, sabía que debía tener sus pensamientos e blancos o distraído s cuando estaba cerca, pero su ansiedad pudo más que su inteligencia y el guarda la detecto alertando a los demás y cruzándose en su camino. Allí perdió el rastro la última vez. Pero la cazadora había jurado perseguirla aun si la vida se le fuera en ello. Porque había huido la mujer? Tenía muy buenos hombres que habrían acabo don la chica en un abrir y serrar de ojos, ya que en ese entonces aun con lo entrenada que estaba, no era tan letal como en estos momentos.
Un movimiento de uno de ellos la hizo volver de su lapsus en un segundo, tenía que estar atenta, con todos los sentidos agudos, aquello no iba a ser fácil , pero tampoco imposible, además, contaba con la ayuda de aquel extraño, que estaba dispuesto a ayudarla, convenciéndole con cada acción que estaba de su lado .Y aunque no sabía el por qué la ayuda, y la amabilidad con ella, sentía en lo más profundo, allí donde sus sentimientos se esconden, que podía confiar en él, tenía que dejar a un lado sus prejuicios y todas sus dudas para con el si quería que por lo menos salieran vivos de aquel lugar. Allí en medio de la batalla que se libraba, un solo vistazo hacia le lugar donde aquel hombre se movía con fiereza, convencido delo que hacía, solo para proteger sus vidas era suficiente para darle más motivos de seguir luchando. Solo el hecho de mirar hacia el frente y encontrarse con esa escoria, propicio una fuerte pata en el vientre clavándole el tacón de madera de su bota, haciéndole un hueco por el cual empezaba a sangrar, sabía que sanaría rápido por lo cual saco de su chaqueta una de sus estacas y se la clavo sin piedad ,solo quedaban cuatro, contando a los dos de los cuales el extraño se hacía cargo, dejándole a ella solo uno, y en aquel distraído momento, aquel vampiro le tomo de su larga tranza y la sostuvo en el aire.
-Maldita perra, ahora si pagaras- Gruño alargando sus colmillos mientras con un mano le sostenía del cuello llevándola a la pared mas cercana, ella se removía violenta mente este miro al jefe de la pandilla quien le miraba con mucho interés una sonrisa perversa en el rostro, como si quisiera disfrutar del final-Te gusta cazarnos verdad?- dio un fuerte golpe en su costilla derecha clavando sus uñas en ella, hiriéndola y acerco su asqueroso rostro al de ella- Te partiré en dos como un palillo y después que te retuerzas del dolor te dejare seca-volvió su mirada para observa al jefe, como pidiendo su autorización. Este con un gesto de su mano le indicio que si. y quien convencido de su muerte se escondió desapareció entre las sombras del callejón.
-Que sea rápido los veo en el castillo-le dedico una última mirada a la mujer, como si esta se hubiese convertido en cosa de poca importancia. Pero lo que el vampiro subestimo el simple intelecto de una mujer ignorando que estas tienen siempre un haz bajo la manga.
-Nunca te distraigas infeliz...- la cazadora rompió el pequeño frasco de agua bendita sobre los ojos del vampiro, el cual, quedando ciego al instante le soltó aullando el dolor, esta aprovecho para tomar aire, mientras sacaba un cuchillo de plata. El vampiro empezó a dar golpes al aire, estaba aturdido por el dolor, por aquella razón no estaba utilizando bien los sentidos aumentados que poseía. Momento que aprovecho para propiciar fuertes golpes, en la cara, directo a la nariz del vampiro, rompiéndola, a los testículos, el cual lo hizo gritar de dolor y encogerse momento oportuno para una patada voladora que colisiono directo al rostro y haciéndole caer. Sin perder tiempo, otra estaca fue clavada, fuerte y sin compasión acabando con la vida de este, Charlotte cayó al piso, casi sobre el cuerpo. Exhausta presionando con fuerza la herida en su costado para no sangrar tanto. Tomo una fuerte inhalación apero al escuchar todavía los ruidos provenientes al otro lado del callejón donde está el…corre encontrándose con aquella escena, que le causo un gran conmoción. El se sostenía de las paredes para andar, mal herido, y sangrando un terrible sentimiento se alojo en ella, dolor en una proporción insospechada, Sin dudar corrió hasta colocarse al lado contrario de la herida justo cuando el se deslizaba por la pared sentándose en el piso, ella se arrodillo su lado.
-Por ..Dios…-Murmuro presa de una angustia indescriptible- pero ..Pero!. Aghhhh! malditos como los odio!-Golpeo el suelo sin importarle hacerse daño su respiración era acelerada en comparación a la de el debido al nerviosismo, puso sus manos alrededor de sus mejillas sosteniéndole el rostro para que la mirara-Estarás bien…te juro que te sacare de aquí…-las lagrimas no tardaron en picar sus ojos, peor por qué? , cual era la razón? Cuál era el motivo real de sentirse tan afectada, anteriormente, estas situaciones no le causaban tal conmoción, acaso ya se estaría ablandando? Tan decaída estaba? Todas aquellas preguntas pasaron por su cabeza en el momento que le miro a los ojos, y era simple, aquella persona no merecía morir por defender a alguien como ella – Tenemos que salir de aquí…- le trato de ayudar a colocarse en pie, pasando su brazo por el costado para sujetarle, con mucho cuidado de no hacerle daño, pero al hacer esa fuerza una punzada de dolor la atravesó haciéndola cerrar los ojos y contener el aire, pero se mantuvo firme, ya que el estaba peor que ella, sabía que era peligrosa la situación, y que el era un desconocido. pero también sabia, que si él le hubiera querido hacer daño habría aprovechado las oportunidades que se le habrían presentado.
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