Compañía Inesperada

por **Kaleth Lebron** Miér Ago 29, 2012 2:08 pm

Era Miércoles y ya llevaba un mes viviendo en la habitación que el tabernero me había concedido por 600 francos al mes, 300 cada 15 días, cuando decidí ir a dar una vuelta por el centro de París, sólo había estado en una ocasión desde mi llegada y me apetecía ir a tomar algo fuera del entorno que cada día me acompañaba. Dicho y hecho, cogí un tren que pasaba por mi destino y en unos 20 minutos me dejó en la estación que daba al justo corazón de París. Caminé observando los grandes y hermosos edificios sin un rumbo fijo, probablemente me dirigia a un café, pero en ese momento me dedicaba a observar a la gente, los comercios, monumentos y museos, que apuntaba mentalmente para ir a visitar otro día que me acercara a lo mejor de la capital.

Unos minutos más tarde, me llamó la atención un café con la fachada verde y beig y con grandes letras que rezaban: Café de la Paix, en dorado. Me acerqué a la puerta y al abrirla, un ambiente de alegria y tranquilidad me llenó con una muy buena sensación de bien estar. Entré y miré a mi alrededor, los decorados eran realmente fascinantes, un café enorme con un aroma en el aire indesciptible, se notaba que allí hacian un buen café. Decidido a tomar algo, me acerqué a la barra y esperé a que me despacharan. El camarero me saludó cordialmente y le devolví el saludo de buen grado, él espero a que yo hiciera mi pedido -Un café solo... y un croissant, por favor- el tomó nota y se despidió prometiéndome servirmelo en un momento. Mientras esperaba al café me quedé observando la estancia y a las personas que había allí cuando sin querer le dí un leve codazo a alguien sentado a mi lado en la barra -Je suis desolé- me disculpé.

por **Calypso N. Jones** Miér Ago 29, 2012 2:56 pm

Calypso había estado toda la noche despierta, y por primera vez en su vida necesitaba un café para continuar sus investigaciones nigrománticas y los contractos con los otros mundos oscuros. No sabía dónde ir, así que se dirigió para el centro para ver si había algún café que le sirviera, sería mejor encontrar alguno que estuviera más o menos vacio para no tener que pelearse por un sitio cómodo en la barra, tampoco pretendía estarse toda la mañana en un café.
Recorrió las calles de París somnolienta pero atenta a los carteles de cafés. Para la decepción de Calypso casi todos estaban a rebosar. Tendría que caminar unas calles más para notar un dulce olor en el aire, se dejo guiar esa ráfaga inesperada de café tostado y pan recién hecho. Dio a parar a un café que tenía una bonita fachada y un letrero muy bonito: Café de la Paix. Justo lo que necesitaba, un poco de paz. El cartel cumplía sus expectativas y cuando entro no habría nadie más que alguna parejita sentada en alguna mesa y el camarero detrás de la barra. Calypso pidió un café.
- Bien cargadito, por favor; no he tenido una noche precisamente corta – dijo mientras se le sentaba en la barra y sacaba un libro. Es no era un libro cualquiera, era u libro que estaba segura, mejoraría su técnica de comunicación con el otro mundo, ya tenía la ouija pero cada vez que la utilizaba le parecía un artilugio impreciso y requería muchas energías por su parte. Ese libro pues, hablaba de cómo invocar a los muertos a modo de conjuros hablados o de pociones para condicionar su aparición.
Mientras Calypso estaba absorta en libro, tomándose tragos de café entre páginas, cuando oyó que alguien entraba. Le sorprendió ese hecho por la poca gente que solía concurrir por esa zona, pero no le dio mayor importancia. Al chico le trajeron su comanda y nada más. Levante la mirada del libro para mirarlo un momento; parecía absorto mirando ese lugar, que le parecía tan interesante de una cafetería tan cutre. Bueno, cada uno tiene sus manías.
Entonces se giro y le dio un codazo a Calypso. Dos cosas le sorprendieron de ese chico, primera la sobreactuada disculpa y luego la energía que desprendió en ella con un solo contacto, seguro que no era una persona normal y corriente; tampoco se iría de allí sin saberlo.

por **Kaleth Lebron** Jue Ago 30, 2012 12:09 pm

Después de mi disculpa levanté la vista y me encontré con la persona a la cual le había dado un codazo, no muy fuerte, per al fin y al cabo era un golpe y eso no es muy agradable, más aún si te han importunado la lectura, pues eso era precisamente lo que parecía que estaba haciendo, pues tenía un viejo libro en entre sus manos, un libro que me resultaba familiar y por lo poco que podía percibir de su contenido en la posición en la que me encontraba, no parecía un libro que la mayoría de la gente suele leer.

No quería parecer cotilla así que me resistía a echarle otro vistazo al libro. Realmente me sonaba de haberlo visto en alguna parte, en una especie de mercado gitano o en la boutiques de hechicería, incluso es posible que mis padres tuvieran un ejemplar parecido, estaba claro que intentaría salir de esa cafetería con más información acerca de ese libro y... ¿porqué no? de la propietaria del mismo. Ella tenía un tono de piel moreno, y unos ropajes algo exóticos, tenía una expresión sería y algo curiosa, puede que estuviera... relacionada con el contenido del libro más de lo que parecía.

En ese momento sacudí levemente la cabeza, el camarero ya volvía con mi pedido sirviéndomelo desde el otro lado de la barra, como era lógico. Así que me dispuse a seguir con la disculpa y a preguntar por el libro. Entonces me fijé en su café, parecía muy cargado, aunque a simple vista no estaba seguro de estar en lo cierto -Espero no haberla importunado, perdóneme. Mi nombre es Kaleth, parece un libro interesante ¿De qué trata?- le pregunté amablemente mirándola mientras tomaba otro sorbo de café y le daba un mordisco al croissant, que por cierto estaba muy bueno, se notaba que estaba recién hecho, con ese sabor tan dulce... tan crujiente por fuera y tan balndito por dentro, que bueno. En cuanto al café estaba realmente bueno, se notaba que estaba recién molido, como anunciaban en los carteles de la fachada de ese interesante café, y la leche le daba un sabor más dulce acompañada por el azucar que lo convertia en una delicia, aunque yo era más bien de té, la próxima vez pediria un té verde a ver que tal lo hacían. De momento se había convertido en uno de mis cafés favoritos del centro de París, para la próxima el Café de la Paix ya estaba fichado.

por **Calypso N. Jones** Vie Ago 31, 2012 12:49 pm

La pregunta no le pareció indirecta para nada, si mas era una buena forma para descubrir quién era ese hombre. Pero Calypso tenía que ser muy cautelosa, no sabía dónde podría haber algún cazador acechando, aunque seguramente estarían más ocupados con los vampiros u hombres lobos. Por primera vez se fijo en el chico, no estaba mal. Aunque no parecía rico, llevaba una ropa bastante decente; más que ella que parecía un conjunto de recuerdos en forma de telas amontonadas y cosidas sobre ella. También le parecía que no era muy asiduo a ese lugar, ya que s e fijo como lo miraba todo con curiosidad, como un niño que acabaran de soltar en el bosque por primera vez en su vida. Calypso pensó que eso no era malo, cuando uno pierde la capacidad de sorprenderse es cuando el ser humano se une a la masa gris y amorfa que es la sociedad; como decían todos los filósofos que Calypso había leído: siempre es bueno conservar una parte del niño que llevamos dentro y dejarnos sorprender por el mundo.
Calypso, volvió a la realidad; tenía que contestar a ese pobre chico que estaba expectante. También temía que el camarero los oyera, pero cuando vio que estaba atendiendo a un nuevo cliente, se giro y le dijo al chico.
- Este libro es un antiguo manuscrito de hechicería negra – dijo al chico – Pero creo que no te interesaría, ya que estoy segura que tu magia no es ni por asomo lo suficiente oscura para dominar los hechizos de este libro. - El chico se quedo mudo, lo había calada. Seguro que no se esperaba una respuesta tan directa por mi parte, ni tampoco mi conocimiento de su condición de brujo.

por **Kaleth Lebron** Vie Ago 31, 2012 2:16 pm

Esa mujer se había quedado como embobada, estaría pensando en algo, pues tardó en contestar a mi pregunta, lo que me dio tiempo para tomar otro sorbo de café y comerme la otra pata del croissant. Después pareció volver en sí y amablemente me explicó que tipo de libro era, el contenido estaba más que claro, pues si se trataba de un manuscrito de hechicería negra, lógicamente contendría hechizos e instrucciones de como realizarla.

Lo sorprendente fue la segunda parte de su respuesta, me dijo que a mi no me interesaría ese tipo de libro pues mi magia no era ni por asomo lo suficientemente oscura como para dominar los hechizos que contenía el libro -¿Cómo es posible que lo haya adivinado tan rápido?- pensé, pues en cierto modo, yo le había notado algo... raro, es decir, que no era una humana normal, pero de ahí a saber de qué tipo era mi magia... ¿sería la ropa que vestía lo que me había delatado? No tenía ni idea, pero estaba claro que estaba ante una mujer muy inteligente y observadora y con cierta experiéncia, además parecía simpática a pesar de sus extrañas pintas. Estaba decidido a conocerla mejor y a saber más de ella, me despertaba curiosidad.

Después de un breve silencio en el que había dado rienda suelta a mis pensamientos volví al ataburete de la cafetería en el que estaba sentado al lado de esa simpática mujer -Vaya! ¿Cómo lo has adivinado? ¿Cómo has sabido qué clase de ma...- miré a un lado y hacia el otro para asegurarme de que nadie escuchaba y continué la frase -... qué clase de magia poseo y utilizo?- terminé bajando un poco la voz. No quería que me oyera nadie, en esos tiempos... ¿quién sabía si no había algún inquisidor o cazador al acecho? Mientras esperaba su respuesta me acabé el café y le di un buen mordisco al corissant, del que ahora solo quedaba un mordisco.

por **Calypso N. Jones** Dom Sep 02, 2012 8:57 am

Calypso miro al chico otra vez, no parecía un mago demasiado joven, pero también creía que por la respuesta que le había dado, su poder no se debería extender mucho. Pero no había contestado para juzgar a ese chico, sino para conocer un poco más sus características.
- ¿Que como lo sé? – dijo soltando una risita – pensaba que tu también lo habrías notado, el aura cambia dependiendo de la persona, y hay que reconocer que la tuya es mas blanca que la mía. Dijo como un indicativo de que ella era una bruja oscura y que su poder se basaba en el control de la oscuridad – por cierto… me llamo Calypso - sentencio.

Le volvió a mirar y fijarse en sus vestimentas. Seguro que él no se había tenido que escapar de casa a los 16 años… Una casa que le escondió su condición de bruja y le obligaron a trabajar como una mortal más, se estaba consumiendo de rabia. Aunque sabía que estaba mal enrabiarse con los demás por haber tenido un pasado mejor, pensó que si no hubiera tenido que enfrentarse a tantos contratiempos y penurias, sus poderes no hubieran avanzado tanto, era un principio básico para la evolución personal: si vienen buenos tiempos te asientas y no avanzas, pero si los tiempos son malos, te enfrentas a ellos y mejoras. Mientras pensaba eso el chico empezó a hablar y Calypso se centro en lo que tuviera que decirle, cogió su taza y tomo un sorbo, estaba ya tibio.

por **Kaleth Lebron** Dom Sep 02, 2012 2:00 pm

Aquella mujer río ante mi pregunta, pero era un risa inofensiva hasta incluso me parecía divertida. Presté atención a su respuesta, era interesante conocer a alguien con más conocimientos que yo en lo referente a la brujería, la verdad es que era la primera bruja que conocía fuera del entorno familiar y por lo visto sabía bastante sobre el tema. Mis padres eran unos grandes maestros, pero me fui en busca de un futuro y me saqué el título de abogado dejando un poco abandonada la hechicería, sólo sabía lo básico. Así que para mí aquello era sorprendente.
Eso de las auras... la verdad es que a veces percibía como una especíe de luz en la personas, algo casi imperceptible y variaba según la persona, en unas había más capas de luz y de diferentes colores cada uno y en otras menos capas y colores, creía recordar que mis padres me dijeron algo relacionado con eso cuando aún era un niño algo sobre el trayecto de las almas, las diferentes vidas de cada alma..., pero no lo recordaba bien, en mi equipaje tenía varios libros, pero aún no los había sacado, llevaba años sin mirarlos ni hacerles caso. Por alguna razón nunca me sentía con fuerzas para deshacerme de ellos, en el fondo eran muy valiosos para mí y siempre los llevaba conmigo en cualquier traslado.
La miré cuando dijo indirectamente que su alma era más oscura que la mía, que ella era una bruja oscura, la verdad es que era bien posible, sobretodo por sus pintas pero no parecía mala persona, al contrario, era muy simpática y sociable, puede que no tuviera nada que ver el tipo de persona que fuera con el tipo de bruja que era, posiblemente todo eso eran tópicos sin fundamento de la gente normal de a pie que no tenía ni idea del tema, aunque para ser sinceros yo no es que estuviera plenamente al día. Justo depués de su contestación se presentó, ¿¡cómo podía haber sido tan mal educado!? No me había prensentado.
-Yo me llamo Kaleth, encantado de conocerte, Calypso, bonito nombre- dije dedicándole una sonrisa -La verdad es que no tengo mucha experiéncia en esto, sólo sé lo básico y nunca le había prestado atención a las auras- continué diciéndole -pero en cualquier caso, eres muy simpática, quizás podrías ayudarme a ponerme al día en esto de la brujería, hace mucho que me fui de casa de mis padres y... ellos me lo enseñaban todo y como puedes observar soy un completo novato- terminé.

Puede que acabaramos sacando algo bueno de ese encuentro, de momento todo iba bien, sin problemas, tomando un café aquella fresca mañana en una cafetería de parís donde se respiraba paz y tranquilidad.
-Y dime, no eres de por aquí, ¿verdad?- le pregunté curioso, estaba claro que por su ropa y por su color de piel al menos tenía antecesores extrangeros, lo que me entusiasmaba pues encontraba muy interesante conocer a otras culturas, por eso me gustaba pasear por el circo gitano, pues a parte de conocer su forma de vivir, también podía obtener de todo, incluso ingredientes necesarios para pociones y encantamientos sencillos.

por **Calypso N. Jones** Lun Sep 03, 2012 11:33 am

Calypso se quedo en medio de una frase que había dicho Kaleth, Simpática… De todos los adjetivos que alguna vez alguna persona hubiera elegido para describirla, simpática estaba en el final de la lista. El resto no presto mucha atención, decía algo de que era novato y que si le podría enseñar algunas cosas; menudo cambio de roles, hacia unos meses aún seguía bajo la tutela de Samantha, su protectora en nueva Orleáns y ahora un chico que acababa de conocer esa mañana le pedía que le instruyera en hechicería, nada tenía sentido en aquel momento.

Pero dejo esos pensamientos cuando le pregunto su lugar de origen: no sabría si decirle todo de golpe o simplemente callarse unos cuantos aspectos de su vida. – Naci en Jamaica, pero cuando tenía 17, digamos que me mude al sur de América. Los estados del sur no fueron muy agradables hasta que me mude ha nueva Orleans - respondió con un tono de voz firme. La verdad es que le contaría mas en otro momento, ya que no le parecía adecuado hablar de su pasado en un café.

Mientras decía esas palabras, pensó en que podría ayudar a ese perspicaz chico con sus poderes, realmente no parecía muy predispuesto a las enseñanzas del libro que tenía entre manos. No era esa clase de chico que se levanta un día y de repente quiere empezar a hablar con los muertos y a pasearse por cementerios para absorber energía residual de los que se encontraban ya, a dos metros bajo tierra. También pensó en cómo reaccionarían sus padres si supiera con quien estaba hablando: una bruja Vudú. Le hizo gracia imaginarse a la madre del chico dándole un ataque solo de pensárselo. Calypso tenía una mente retorcida, pero tampoco le impedía ser simpática, o al menos parecerlo, en ciertas ocasiones.
Cuando acabo la respuesta, esperaba la siguiente pregunta que ya se entreveía en los labios de su interlocutor.

por **Kaleth Lebron** Lun Sep 03, 2012 12:32 pm

Calypso tardó breves segundos en responder, como si estuviera pensando qué decir, aunque probablemente fueran imaginaciones mías. Su respuesta fue más completa de lo que me esperaba, me dio más detalles de los que había pensado que me daría, pues parecía discreta cuando se trataba de algo personal, así que fue una respuesta más que satisfactoria y gratificante. Cómo había supuesto, no era de allí, por lo visto era de Jamaica, había oído hablar de esa zona en la universidad, al igual que habíamos planificado viajar alguna que otra vez por el sur de américa, pero lo fuimos posponiendo y al final se quedó en en una idea para posibles vacaciones durante un par de semanas.

-¿Entonces vinistes desde Nueva Orlenas a aquí? Vaya, yo siempre he querido visitar el sur de américa, bueno, siempre he querido ver otro continente, tienes mucha suerte de haber estado en dos- dije estusismado, la verdad es que era un sueño que tenía pendiente. Viajar me encantaba, conocer mejor nuestro mundo, nuestro planeta y sobretodo conocer mejor a otras culturas, a personas que viven en sitios tan lejanos que crees que es imposible llegar hasta ellos. Aunque con las nuevas tecnologáis y con la revolución industrial, era todo posible. Suerte tengo de vivir en estos momentos llenos de avances.

Calypso parecía un poco distante, estaba metida en sus pensamientos, al menos esa era la sensación que me daba, pero la conversación no dejaba de ser interesante, así que me dieron ganas de saber más. -¿Y tienes algun trabajo o negocio a parte de dedicarte a la brujería?- le pregunté curioso, la verdad es que yo era abogado y lo que más deseaba es hacer un buen trabajo y montarme mi propio negocio, pero sin dejar de trabajar en el Banco Eliseo, pues era un trabajo estable y bien pagado y ayudaba a las personas, aunque no podría hacerlo hasta establecerme del todo en la ciudad.

Ayudar a las personas, ese era el motivo principal por el que me hice abogado y vine a París. Pero por ahora ya estaba bien, tenía trabajo y podía comer y dormir en un lugar más o menos decente, que eso era lo más importante. Ahora quería conocer mejor a aquella mujer que me había caído tan bien, era bueno hablar sobre uno mismo con los demás, creando de esa manera la confianza y la amistad, y eso era bueno para mí en aquellos momentos, pues en Paris no conocía a nadie y era genial empezar a tener amistades por allí.

por **Calypso N. Jones** Lun Sep 03, 2012 6:02 pm

Calypso le oyó hablar y intuyo de sus ansias de viajar y conocer nuevas culturas. Normal que si solo se había rodeado de la misma gente, no conociera más que los conceptos mágicos de la hechicería. Para Calypso viajar y salir de su pequeña isla caribeña fue la mejor y peor decisión de su vida: la mejor porque así sus poderes habían ido mejorando día tras día, lo peor bueno… ya sabía bien porqué… decidió no pensar mas en eso.

Pero la siguiente pregunta la cogió por sorpresa, la verdad estaba pensado en abrir una pequeña tienda en el centro, ya había fichado algún que otro edificio y había hablado con alguna que otra persona sobre eso, pero de omento todo seguía siendo un proyecto – Tenia una pequeña tienda en Nueva Orleans, que servía de suministros y de tapadera para operaciones no muy legales a ojos de la ley – dijo en un tono un poco mas disimulado, no quería que nadie pudiera oír eso – Me estoy planteando abrir algo similar aquí, en parís -. Calypso dio u último sorbo a su café que ya estaba casi frio. Pensó en que debía evitar lo que paso en Nueva Orleans, no quería que cada vez que conseguía asentarse en un lugar, la pillaran y tuviera que escapar del continente, a ese paso acabaría en China.

Rápidamente se dirigió al chico – Pero dejemos de hablar de mí, ya tendremos tiempo más tarde – dijo mientras le invitaba a salir del café – podríamos hablar de ti un poco mientras damos una vuelta por estas calles tan encantadoras - dijo con un tono irónico. Cogió el libro y se puso de pie, dispuesta a dar una vuelta.

por **Kaleth Lebron** Mar Sep 04, 2012 11:29 am

Escuché su contestación asintiendo como signo de que la escuchaba, al parecer no tenía ningún negocio, pero estaba en trámites, por decirlo del alguna manera. Se trataba de una tienda de suministros que a la vez era una tapadera aunque no había especifícado de que. Suponía que se trataba de brujería e intercambios en negro y chanchullos de esos. Era interesante, emocionante y peligroso, pues si te pillaban estabas listo. Pero sobretodo era emocionante, pues debías guardar el secrteto, ocultar tus acciones y no dejar pruebas y sobretodo confiar únicamente en tu circulo más cercano. Mis tíos por parte de madre hacían algo parecído, tenían la tapadera en su casa y seguían con sus trapicheos.

-Que interesante, es una buena idea, y podría echarte un cable con la tienda, soy abogado y me conozco las formas de... eludir a la justicia- dije terminando la frase en voz baja -si quieres, claro- le dije ofreciéndole ayuda y levantándo la mano en un gesto de atención. Esperé a que el camarero llegara y le pregunté cuánto le debía. Calypso habló de nuevo, y cuando me di la vuelta ese buen hombre ya se había llevado la taza y los platos -Que rápido- pensé.

Calypso se levantó mientras me proponía hablar de mi, era justo, yo le había preguntado sobre su vida y ella todavía no me había preguntado nada, así que mientras saliamos del café asentí dirigiéndole una sonrisa -Claro, además iba a pasar todo el día fuera visitando la ciudad- El día seguía soleado y el clima era estrupendo, se intuía una brisa fresca agradable -¿Tu tienes que ir a algún sitio en especial?- le pregunté, pues no sabía adónde ir -Bueno, yo te sigo- le dije sin darle tiempo a responder, estábamos cruzando la calle y una vez llegamos al otro lado pasó un carruaje de caballos. Un día tenía que dar un paseo en carruaje por la ciudad, sería genial.

por **Calypso N. Jones** Miér Sep 05, 2012 9:50 am

Al salir a la calle, Calypso se fijo en que la luz había cambiado desde que había entrado en la cafetería. La verdad no esperaba haber estado tanto tiempo en un café en su vida. El café la había revitalizado y ahora se sentía nuevamente con fuerzas para volver, o al menos intentar ser un poco mas sarcástica; antes ni tenía fuerzas de eso, no se reconocía.

- Estudiar derecho par aprender a eludir la ley es como un herrero que hace cubiertos de madera – dijo, recuperando así su sarcasmo – Esta mañana me había propuesto hacer algunos encantamientos oscuros, así que me dirigía al cementerio – le dijo, cambiando totalmente de tema. La verdad, el cementerio era el lugar perfecto para hacer hechizos oscuros, pero también mejoraba la efectividad de la magia normal, ya que la energía residual conseguía tener efecto sobre cualquier mago. A demás, a parte de los entierros fortuitos, casi nadie se dirigía al cementerio por propia voluntad.

Por un momento, Calypso se sintió incomoda de compartir sus trucos y encantamientos con un mago inexperto, y a demás no oscuro. Pero pensó que podía ser interesante enseñarle algún truco nuevo, aunque no fuera de magia vudú a ese chico.- Pero aun no me has contestado la pregunta, ¿ Quien te enseño a hacer magia o de dónde eres ? – dijo mientras se encaraba ya para el cementerio. Si había desvelado un poco de su pasado, quería al menos un poco información de su interlocutor.

por **Kaleth Lebron** Jue Sep 06, 2012 11:06 am

La respuesta de Calypso me hizo sonreir -Bueno, la verdad es que no he estudiado derecho para eludir a la justicia, si no más bien para hacer justicia, y creo que es justo que la gente como nosotros pueda utilizar sus habilidades sin miedo, al igual que los demás hacen su vida sin problemas y por eso quiero ayudarte, es una forma de hacer justicia con la gente... especial- dije marcando un poco más de énfasis en la última palabra y explicándole cual era mi verdadera vocación y el motivo que me había llevado a estudiar derecho.

Era lo que realmente sentía. Encontraba injusto e incluso incomprensible que nos tuvieran tanta fobia y odio, que se solucionaba con la muerte, al menos la mayoría de las veces. Bajo mi prespectiva suponía que era el miedo y la envídia los que llevaban a los cazadores a aniquilarnos, a no poder vernos y sacrificarnos para lo que ellos creían el bien de la humanidad. Como todos, en todas las razas había de todo, tanto buena como mala gente. Incluso la iglesia nos daba caza por no estar en sus credos, su ideollogía, su forma de pensar, y lo hacían de la forma más despiadada y cruel, eran maquiavélicos. Desgraciadamente eso no iba a cambiar, al menos de momento, así que tendríamos que seguir escondiéndonos.

Calypso contínuó su hablando. Al parecer se dirigía al cementerio, para fines mágicos -¿De verdad? Es un buen lugar pues está apartado, pero es un poco... tétrico. Me gusta, si no tienes inconveniente te acompaño.- contesté con un leve golpe de cabeza a modo de asentimiento. Sería interesante, y nuevo para mí, nunca había ido a un cementerio a practicar brujería, sólo a enterrar a mis abuelos que murieron a la par, y no se sabía porqué, todo indicaba a una parada cardíaca, pero era muy extraño que hubieran muerto los dos a la vez por un ataque al corazón.

Calypso volvió a hablar, pero esta vez para preguntarme por mi aprendizaje de brujería y de dónde venía -Pues... mis padres, fueron mis padres los que me lo enseñaron todo, lo que pasa es que me marché a estudiar y no les di la oportunidad de enseñarme más. Yo soy de Lille, esté en el norte de Francia, al lado de la frontera con Bélgica, me crié como un niño más, pero mis padres me enseñaron brujería y me ayudaron a conocer cuáles eran mis habilidades especiales, al parecer poseo gran habiliadad para la hechicería en general, de vez en cuando tengo... premoniciones, tanto del pasado como del futuro y puedo... bueno, puedo alterar la realidad, crear una ilusón, aunque apenas lo he conseguido realizar un par de veces y con ayuda y consejo de mis padres. Como te he dicho hace bastante que no utilizo mis poderes y he perdido práctica. Utilizo de vez en cuando algun hechizo o poción sencilla, pero nada más.- le expliqué mientras seguíamos caminando, la verdad es que cuando me ponía a hablar... me encantaba charlar con la gente, compartir experiéncias.

por **Calypso N. Jones** Vie Sep 07, 2012 11:03 am

El torrente de información que Kaleth le había soltado confundió a Calypso, se notaba que tenía labia, normal que hubiera estudiado derecho. La verdad es que no le sorprendió ese pensamiento de la justicia por parte del chico. Todos nos creemos héroes que pensamos que podemos cambiar las cosas, pero después te das cuenta que realmente no puedes; entonces o te conformas con lo que puedes hacer o simplemente pierdes la fe en la sociedad y pasas a preocuparte de ti mismo y de la propia supervivencia. Perece que los dos habían tomado caminos diferentes.
-Creía que tu experiencia como abogado te debería haber enseñado que se le ha de tener más miedo a los vivos que a los muertos – dijo al chico – Solo los vivos pueden darte una puñalada por la espalda -. La verdad esa frase la dijo con sentimiento, ya que por todo lo que había pasado Calypso le había enseñado lo que era la vida en sociedad y de cómo te convierte en un ser egoísta que disfruta viendo a las deña personas sufrir sin motivo, solo para su propio regocijo.

Igualmente Calypso decidió empezara a caminar en dirección al cementerio – Bueno, tranquilo, tampoco hace falta que me lo cuentes todo aquí y ahora – dijo – si algo me ha enseñado la vida es que lo mejor es guardarse cosas para uno mismo, porque sino estas desprotegido frente a los demás… Prefiero hablar de esos poderes y quizás allá alguna forma de expandirlos – Diciendo eso se alejaban de la zona del café para adentrase en el barrio de las artes: Montmartre.

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