AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
¿Casualidad? -Privado.-
2 participantes
Página 1 de 1.
¿Casualidad? -Privado.-
La lluvia caía con una copiosa llovizna, la gente corría y apresuraba el paso para poder llegar a sus destinos lo menos mojados posibles, el viento era frio casi helado, hacía todo lo posible por no mojarme y corrí hacia el café, estaba medio lleno, era un lugar al cual no podía darme el lujo de entrar si no era una fecha especial o un sábado al mes, mi hermana alguna vez había hecho pastelillos para el local y nos conocían bastante bien, la esposa del dueño en un par de ocasiones me había dado unos vestidos para reparárselos, la vida de una costurera no era sencilla y mucho menos cuando mi madre era una muy buena modista, por desgracia cuando muchos sabían qué ella ya no trabajaba más no me daban oportunidad de demostrar que podía ser tan buena como ella. Acababa de recoger un vestido de la miembro mas joven de la familia Le Blanc, eran dueños de una joyería a unas cuadras del café, era un hermoso vestido color violeta con un entallado corsé de encaje con el fondo de satín del mismo color violeta, al cual solo había que subirle un poco la bastilla. La lluvia arreciaba y mi vestido era azul marino, la falda no era tan amplia y el corsé era mucho más sencillo que el qué llevaba en el paquete, traía unos guantes algo desgastados que dejaban ver mis dedos, el cabello recogido en una media cola y apenas un poco de rubor en mis mejillas.
-No te mojes no te mojes!.- expresé corriendo hacia una puerta que se hallaba en el callejón, esa puerta llevaba directo a la cocina del establecimiento. –Sara pero qué…?.- me preguntó una de las cocineras qué se encargaba de los bocadillos, me mordí el labio inferior y parpadeé un par de veces, mis mejillas estaban completamente ruborizadas –Ana, discúlpeme de verdad, es qué no traigo mi sombrilla conmigo y pues no quiero mojarme este es de los pocos vestidos “decentes” qué me quedan, además traigo un vestido de la Señorita Micaela Le Blanc, y si se moja puede deteriorarse.- le expliqué sonriéndole apenada. –Puedo quedarme un rato por aquí?, solo en lo qué la lluvia pasa.- pedí esperando qué no me pidiera que me fuera, la madura mujer volteo a verme con sus ojos azules profundos, su rostro marcado por el paso del tiempo, sus blancas manos endurecidas por el trabajo del día a día para poder sobrevivir, era una buena mujer pero la vida no le había dado las mejores oportunidades. –Está bien pero, escóndete, el joven Renard está hoy a cargo del negocio y, él no es tan amable como su padre ya lo sabes.- me respondió mientras terminaba de preparar un par de tazas de café las cuales puso en una charola para qué una de las meseras la llevara. –No se preocupe, de verdad estaré por ahí ni cuenta se van a dar de mi…- aún no terminaba de hablar cuando para mi mala suerte la que siempre me persigue la mesera tropezó y vertió las tazas sobre mi, alcancé a hacer a un lado el vestido de Micaela, sin embargo el mío quedó hecho un desastre, entre los charcos de lodo que pisé y el café qué la chica vertió en mis ropas, estaba vuelto un asco.
-Oh Sara perdóname en verdad, discúlpame, yo, diablos soy una tonta!.- dijo la joven intentando disculparse, no podía molestarme, accidentes como esos me habían pasado muchas veces, sin embargo voltee a verla a los ojos con una sonrisa cansina –No te preocupes Lois, está bien ya una raya más al tigre… quizás ahora puedo ir a pedir limosna a las calles y gane mucho más.- expresé bromeando. –Niña!, ten ve al baño e intenta quitarte esas manchas, oh pequeña espero que tu vestido no se arruine, y tú Lois, corre lleva estas otras tazas a los clientes que si el joven Renard se da cuenta nos irá muy mal a las tres.- me dijo la señora Ana dándome un trapo para limpiarme, caminé al baño del personal e intenté quitar la mancha con un poquito de agua, tallando con la tela, pero era más que obvio qué la mancha no saldría sí no hasta qué la lavara –Solo esto me faltaba, y ahora viene un perro y me orina.- me dije a mi misma viéndome al espejo, dejé el paquete sobre una mesilla, lo vi fijamente y sonriendo de medio lado empecé a desempaquetar el vestido –Total, la estirada Micaela no vuelve de viaje hasta en quince días.- expresé mientras lo acomodaba y me despojaba raídamente del mío, me cambié y empaqueté mi vestido en lugar del qué debía arreglar, me quedaba algo entallado, demasiado quizás, el escote era demasiado provocador y en el área de la cintura me acentuaba las curvas de las caderas –Si Amelia me viera, me mata, pero se me ve mucho mejor que a la Le Blanc.- expresé poniéndome las manos en los pechos, divertida por como se veían -Son enormes, en serio me veo así?.- terminando de acomodármelo riendo divertida, yo era mucho más alta qué Micaela, y ella era en extremo delgada, por herencia española de mi madre y la sangre gitana de mi abuela, mis cuerpo era mucho más curvilíneo, algo de lo qué me sentía orgullosa. Acomodé mi cabello y me pellizqué las mejillas luego de morderme con fuerza los labios logrando un color rojo pálido en ellos.
Salí del baño y aproveché qué todos estaban atareados pues Renard ya había ido a poner “orden” entre los empleados, me escabullí hacia el salón, al comienzo me impresionó el buen gusto y la finura de la decoración y los muebles, no estaba lleno pero los comensales eran personas de renombre y elegantes, me aclaré la garganta e intenté pasar desapercibida por ellos, recordé que tenía un dinero que mi nana me había dado para comprar algo de vegetales y pan, sin embargo sabía qué yo podría reponerlo al menos la mayoría con lo poco qué había ahorrado, me dirigí hacia una mesa al lado del ventanal, me entretuve viendo la carta y cuando una de las meseras se acercó, sonrió –Sígueme la corriente.- le pedí guiñándole el ojo, me enderecé y tomé el papel de una joven de alta sociedad –Quiero una taza de café con una nube de leche.- expresé con un tono de voz melodioso. Ella solo me sonrió y asintió, cuando se fue me puse a mirarlo todo a mi alrededor como estudiándolo, deseando que volviéramos a ser la familia acomodada que éramos antes de que padre fuera herido. Por fin trajeron mi bebida y con una sonrisa agradecí, le puse algo de azúcar y le di un trago lentamente, concentrándome en el sabor y el calor que me daba…
-No te mojes no te mojes!.- expresé corriendo hacia una puerta que se hallaba en el callejón, esa puerta llevaba directo a la cocina del establecimiento. –Sara pero qué…?.- me preguntó una de las cocineras qué se encargaba de los bocadillos, me mordí el labio inferior y parpadeé un par de veces, mis mejillas estaban completamente ruborizadas –Ana, discúlpeme de verdad, es qué no traigo mi sombrilla conmigo y pues no quiero mojarme este es de los pocos vestidos “decentes” qué me quedan, además traigo un vestido de la Señorita Micaela Le Blanc, y si se moja puede deteriorarse.- le expliqué sonriéndole apenada. –Puedo quedarme un rato por aquí?, solo en lo qué la lluvia pasa.- pedí esperando qué no me pidiera que me fuera, la madura mujer volteo a verme con sus ojos azules profundos, su rostro marcado por el paso del tiempo, sus blancas manos endurecidas por el trabajo del día a día para poder sobrevivir, era una buena mujer pero la vida no le había dado las mejores oportunidades. –Está bien pero, escóndete, el joven Renard está hoy a cargo del negocio y, él no es tan amable como su padre ya lo sabes.- me respondió mientras terminaba de preparar un par de tazas de café las cuales puso en una charola para qué una de las meseras la llevara. –No se preocupe, de verdad estaré por ahí ni cuenta se van a dar de mi…- aún no terminaba de hablar cuando para mi mala suerte la que siempre me persigue la mesera tropezó y vertió las tazas sobre mi, alcancé a hacer a un lado el vestido de Micaela, sin embargo el mío quedó hecho un desastre, entre los charcos de lodo que pisé y el café qué la chica vertió en mis ropas, estaba vuelto un asco.
-Oh Sara perdóname en verdad, discúlpame, yo, diablos soy una tonta!.- dijo la joven intentando disculparse, no podía molestarme, accidentes como esos me habían pasado muchas veces, sin embargo voltee a verla a los ojos con una sonrisa cansina –No te preocupes Lois, está bien ya una raya más al tigre… quizás ahora puedo ir a pedir limosna a las calles y gane mucho más.- expresé bromeando. –Niña!, ten ve al baño e intenta quitarte esas manchas, oh pequeña espero que tu vestido no se arruine, y tú Lois, corre lleva estas otras tazas a los clientes que si el joven Renard se da cuenta nos irá muy mal a las tres.- me dijo la señora Ana dándome un trapo para limpiarme, caminé al baño del personal e intenté quitar la mancha con un poquito de agua, tallando con la tela, pero era más que obvio qué la mancha no saldría sí no hasta qué la lavara –Solo esto me faltaba, y ahora viene un perro y me orina.- me dije a mi misma viéndome al espejo, dejé el paquete sobre una mesilla, lo vi fijamente y sonriendo de medio lado empecé a desempaquetar el vestido –Total, la estirada Micaela no vuelve de viaje hasta en quince días.- expresé mientras lo acomodaba y me despojaba raídamente del mío, me cambié y empaqueté mi vestido en lugar del qué debía arreglar, me quedaba algo entallado, demasiado quizás, el escote era demasiado provocador y en el área de la cintura me acentuaba las curvas de las caderas –Si Amelia me viera, me mata, pero se me ve mucho mejor que a la Le Blanc.- expresé poniéndome las manos en los pechos, divertida por como se veían -Son enormes, en serio me veo así?.- terminando de acomodármelo riendo divertida, yo era mucho más alta qué Micaela, y ella era en extremo delgada, por herencia española de mi madre y la sangre gitana de mi abuela, mis cuerpo era mucho más curvilíneo, algo de lo qué me sentía orgullosa. Acomodé mi cabello y me pellizqué las mejillas luego de morderme con fuerza los labios logrando un color rojo pálido en ellos.
Salí del baño y aproveché qué todos estaban atareados pues Renard ya había ido a poner “orden” entre los empleados, me escabullí hacia el salón, al comienzo me impresionó el buen gusto y la finura de la decoración y los muebles, no estaba lleno pero los comensales eran personas de renombre y elegantes, me aclaré la garganta e intenté pasar desapercibida por ellos, recordé que tenía un dinero que mi nana me había dado para comprar algo de vegetales y pan, sin embargo sabía qué yo podría reponerlo al menos la mayoría con lo poco qué había ahorrado, me dirigí hacia una mesa al lado del ventanal, me entretuve viendo la carta y cuando una de las meseras se acercó, sonrió –Sígueme la corriente.- le pedí guiñándole el ojo, me enderecé y tomé el papel de una joven de alta sociedad –Quiero una taza de café con una nube de leche.- expresé con un tono de voz melodioso. Ella solo me sonrió y asintió, cuando se fue me puse a mirarlo todo a mi alrededor como estudiándolo, deseando que volviéramos a ser la familia acomodada que éramos antes de que padre fuera herido. Por fin trajeron mi bebida y con una sonrisa agradecí, le puse algo de azúcar y le di un trago lentamente, concentrándome en el sabor y el calor que me daba…
Sara Cecereu- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 116
Fecha de inscripción : 06/08/2012
Localización : París y con él. Dans la magie de votre cœur.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Predbjørn Østergård- Humano Clase Alta
- Mensajes : 133
Fecha de inscripción : 30/08/2012
Edad : 36
Localización : Paris, Francia
Re: ¿Casualidad? -Privado.-
La lluvia arreciaba en la hermosa ciudad de Paris, el ver las gotas de lluvia estrellarse violentamente contra el empedrado y los cristales de los establecimientos, la calle se quedó prácticamente sola, apenas un par de desafortunados que apenas podían cubrirse con paraguas, sus sombreros o incluso un periódico, desvié la mirada de los presentes al ventanal, sonreí divertida viendo como se mojaban y sobre todo como las damas caminaban rápido casi rompiéndose los tobillos por el tacón de los botines, con tal de no mojarse. Di un sorbo a la taza d café y di un profundo suspiro, de verdad no había sido mucho el tiempo qué había vivido de forma mas que acomodada, sin embargo extrañaba el no tener que preocuparme qué vender o tener que mantener aquel secreto que si se supiera en casa, haría que me corrieran sin más ni más, o que simplemente me enviaran al manicomio o peor aún al convento con mi tía Florence. Me quedé viendo fijo a unas chicas mas o menos de mi edad, sus ropas eran finas y muy hermosas debía admitirlo, destacaban una femineidad de la cual yo muchas veces carecía, sin embargo y para mi buena suerte mi aspecto y mi forma de ser ante la bendita sociedad me ayudaba a poder trabajar clandestinamente sin tener qué dar explicaciones, y claro poder ayudar en la casa con los gastos, aún qué odiaba tener qué mentirle a mi hermana y a mi nana sobre el proceder del dinero.
Nunca había sido una chica normal, no solo por mi gusto por andar sola por la calle ni tampoco por ser capaz de niña de pelearme muchas veces con mis compañeras de colegio o con los chicos de mi calle, sí no por aquellos dones qué me hacían distinta, premoniciones, sueños extraños, sensaciones, el poder quizás maldecir a alguien, pensaba en aquello al tiempo que daba otro sorbo a la taza sin dejar de ver a las chicas que departían felizmente sin preocuparse de nada más qué se conseguir marido. Mas su conversación se vio interrumpida, ambas se quedaron calladas y viendo hacia la puerta como quien había visto un fantasma, o mejor dicho una especie de semi Dios, la inercia me hizo voltear hacía donde ellas lo hicieron, era ni más ni menos que un joven sumamente atractivo, adinerado a todas luces, sonreí ligeramente negando con la cabeza y regresé a lo mío, bebí otro poco. El chico se sentó justo frente a mi, lo vi de reojo un par de veces, era distinto, no solo era que fuera atractivo, había en él algo mucho mayor, una energía fuerte y enigmática, no estaba destinado a ser un simple jovencito bien habido. Negué para mi misma ante mi intuición, como siempre la ignoré, no me acostumbraba a mis “cualidades” o maldiciones para muchos, odiaba esa parte el tener que olvidarme de todo.
Concentré mi mente en algo más productivo y qué me interesaba mucho más, el como me escaparía de casa a las diez de la noche para ir a mi encuentro o como quiera que se le llamara, había tenido todos los había perdido, eso me daba rabia pero al menos había ganado algunos buenos francos.
Escuché una varonil voz qué me sacó de mis pensamientos, arqueé la ceja derecha y algo extrañada volteé a mi alrededor, no había nadie más a quien fuera aquel venenoso comentario, por dentro sentí como los colores se me subían a las mejillas, no sabía qué tan evidente era sin embargo, respiré profundamente y volví la mirada fijamente al joven que no era otro qué quien había llamado la atención. –Disculpe es a mi?.- pregunté de forma casi inocente, me di cuenta de qué efectivamente el comentario iba para mi, sin embargo aún qué por dentro sentía ganas de levantarme y romperle su linda nariz, opté por recordar a mi hermana, y ese algo qué nos hacía más parecidas aún, sonreí de medio lado negando fingiendo diversión ante el comentario. –Si, tiene razón, solo qué abemos monas distintas, hay algunas que con los comentarios de los caballeros altaneros, tahúres, y arrogantes llorarían, en mi caso, creo que me he enfrentado a mujeres qué me han hecho mucho más daño qué muchos comentarios y palabrejas venenosas.- respondí tomando la taza con ambas manos, mis guantes apenas y me cubrían bajo los nudillos, los cuales podían verse enrojecidos y algo lastimados por los golpes qué propinaba. Correspondí al brindis inclinando la cabeza ligeramente sin preocuparme demasiado aquello, controlándome lo mejor posible –Por las monas vestidas de seda y por los supuestos caballeros.- expresé sin desvanecer mi sonrisa dando luego otro sorbo al café…
Nunca había sido una chica normal, no solo por mi gusto por andar sola por la calle ni tampoco por ser capaz de niña de pelearme muchas veces con mis compañeras de colegio o con los chicos de mi calle, sí no por aquellos dones qué me hacían distinta, premoniciones, sueños extraños, sensaciones, el poder quizás maldecir a alguien, pensaba en aquello al tiempo que daba otro sorbo a la taza sin dejar de ver a las chicas que departían felizmente sin preocuparse de nada más qué se conseguir marido. Mas su conversación se vio interrumpida, ambas se quedaron calladas y viendo hacia la puerta como quien había visto un fantasma, o mejor dicho una especie de semi Dios, la inercia me hizo voltear hacía donde ellas lo hicieron, era ni más ni menos que un joven sumamente atractivo, adinerado a todas luces, sonreí ligeramente negando con la cabeza y regresé a lo mío, bebí otro poco. El chico se sentó justo frente a mi, lo vi de reojo un par de veces, era distinto, no solo era que fuera atractivo, había en él algo mucho mayor, una energía fuerte y enigmática, no estaba destinado a ser un simple jovencito bien habido. Negué para mi misma ante mi intuición, como siempre la ignoré, no me acostumbraba a mis “cualidades” o maldiciones para muchos, odiaba esa parte el tener que olvidarme de todo.
Concentré mi mente en algo más productivo y qué me interesaba mucho más, el como me escaparía de casa a las diez de la noche para ir a mi encuentro o como quiera que se le llamara, había tenido todos los había perdido, eso me daba rabia pero al menos había ganado algunos buenos francos.
Escuché una varonil voz qué me sacó de mis pensamientos, arqueé la ceja derecha y algo extrañada volteé a mi alrededor, no había nadie más a quien fuera aquel venenoso comentario, por dentro sentí como los colores se me subían a las mejillas, no sabía qué tan evidente era sin embargo, respiré profundamente y volví la mirada fijamente al joven que no era otro qué quien había llamado la atención. –Disculpe es a mi?.- pregunté de forma casi inocente, me di cuenta de qué efectivamente el comentario iba para mi, sin embargo aún qué por dentro sentía ganas de levantarme y romperle su linda nariz, opté por recordar a mi hermana, y ese algo qué nos hacía más parecidas aún, sonreí de medio lado negando fingiendo diversión ante el comentario. –Si, tiene razón, solo qué abemos monas distintas, hay algunas que con los comentarios de los caballeros altaneros, tahúres, y arrogantes llorarían, en mi caso, creo que me he enfrentado a mujeres qué me han hecho mucho más daño qué muchos comentarios y palabrejas venenosas.- respondí tomando la taza con ambas manos, mis guantes apenas y me cubrían bajo los nudillos, los cuales podían verse enrojecidos y algo lastimados por los golpes qué propinaba. Correspondí al brindis inclinando la cabeza ligeramente sin preocuparme demasiado aquello, controlándome lo mejor posible –Por las monas vestidas de seda y por los supuestos caballeros.- expresé sin desvanecer mi sonrisa dando luego otro sorbo al café…
Sara Cecereu- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 116
Fecha de inscripción : 06/08/2012
Localización : París y con él. Dans la magie de votre cœur.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Casualidad? -Privado.-
Así es mi forma de ser, yo no me ando con hipocresías, no voy a sonreírle a quien no quiero, y admirar a quien no merece. Me gusta el descaro, bueno, la gente lo cataloga así, yo lo llamo sinceridad fresca necesitaba en el mundo, pero lo sé, nadie entiende la diferencia, todos se dan golpes de pecho, o incluso lloran ante las palabras de un hombre sin pelos en la lengua, como yo. ¿Qué culpa tengo que vivan encerrados en sus propias cadenas? No deseo vivir así, si mi hermano se lleva la peor parte de mis tratos, ¿Por qué el mundo se queja tanto? ¡Delicados todos! Es más, yo no sería capaz de besarle la mano a la reina, porque la estupidez que tiene en la cabeza me sobrepasa, quizás la mano a la princesa antes de llevármela a la cama. Fruncí el ceño ¿Por qué no lo había pensado antes? Soy un genio, el próximo baile le invitaré una pieza, un paseo, y la cortejaría lo necesario, si, Paris debe presenciar lo grande que puedo ser, aunque, es aburrida la idea de tener que pasar tantos formalismos obligatorios, me pondré a meditar seriamente las cosas. No hay más. Regreso a la realidad y me encuentro con la imagen nada mala de la mujercita que finge ser de la misma condición que tengo. Es hermosa no lo niego, y sus facciones felinas me parecen atrayentes, excitantes. Quizás sería mi día de suerte, probaré.
- Grrr - Mis labios se separan, los lamo, luego mi lengua se cruza en mi paladar, imito una especie de gruñido como los gatitos pequeños, pero obviamente refiriéndome a ellas. Me encanta ser un odioso insoportable, pocas mujeres aguantan éste tipo de humor, y lo empleo precisamente con ella porque parece una chica de carácter, no de esas mojigatas que dicen espantarse por cualquier cosita. Vuelvo a ladear mi taza de café a su dirección, celebro su contestación, y suelto una carcajada. ¡Pero que graciosa muñeca! - ¿Tan rápido descubriste que era para ti? Eso es bueno, al menos sabes tú lugar en la cadena. - Me muerdo el labio inferior incitando un poco a la tensión del deseo, uno pequeño, pero a fin de cuentas es una especie de conexión. Hay que aprender a utilizar las palabras, los gestos, las ideas, los movimientos del cuerpo para cualquier beneficio, pero claro, siempre es al mío, porque cualquiera no sabe éste tipo de detalles; niego repetidas veces con la cabeza, me está decepcionando, eso ya empieza a ser una mala señal, estás mujeres que se creen con derecho de poder contestarnos ¿No se dan cuenta? No, no se dan cuenta, si ellas nos retan salen perdiendo, si me hace enojar podría acusarla de bruja, de gitana endemoniada, o de alguna otra criatura especial, y con eso aprendería a respetarme, pero por ahora puedo seguir tentando la mercancía, y ver como se porta. Sigo con la prueba, más bien visual, pues delineo la ropa costosa ¿De quién será? Quizás lo ha robado, si es así aquello es interesante, podría meterla a trabajar para mi.
- Ustedes mujeres, siempre tan cegadas, decididas a dejar en claro su inferioridad con sus propias palabras - Tomo un sorbo de café, estaba tan delicioso que incluso estaba tanteando la posibilidad de ignorarla. - Siempre dicen eso, siempre, no tienen un dialogo más original, aferradas a verse diferentes ante los demás ojos, no necesitas aclarar tu diferencia, solo demostrarlo, es ridículo que lo hagas, si te digo mona, para mi serás una mona hasta que muestres lo contrario, tienes las formas para hacerlo, por ejemplo, dejarte de tonterías y acompañarme a tomar el café, me intriga saber de dónde has sacado ese vestido, no creo que ahorrando puedas incluso comprar uno - Si, estoy siendo cruel lo acepto, pero vamos, de esa manera la gatita sacará verdaderamente el rostro, y ese es el que me importa, no lo que tiene puesto. Estiro mi mano hacía la silla, la muevo un poco, lo suficiente para que la jovencita pueda sentarse con ese pomposo vestido, como los odio, son tan difíciles de retirar, y eso baja un poco el deseo de la persona, deberían ponerse ropa más ligera, y cuando están en la casa retirárselos, estar desnudas y dispuestas a nosotros. La miro de nuevo, y palmeo el asiento de manera. - Vamos, sé que no eres para nada tímida, dame el "privilegio" de tú compañía. - Me enderezo, luego coloco los codos sobre la pequeña mesa de madera, y suspiro esperando a que se siente.
- Grrr - Mis labios se separan, los lamo, luego mi lengua se cruza en mi paladar, imito una especie de gruñido como los gatitos pequeños, pero obviamente refiriéndome a ellas. Me encanta ser un odioso insoportable, pocas mujeres aguantan éste tipo de humor, y lo empleo precisamente con ella porque parece una chica de carácter, no de esas mojigatas que dicen espantarse por cualquier cosita. Vuelvo a ladear mi taza de café a su dirección, celebro su contestación, y suelto una carcajada. ¡Pero que graciosa muñeca! - ¿Tan rápido descubriste que era para ti? Eso es bueno, al menos sabes tú lugar en la cadena. - Me muerdo el labio inferior incitando un poco a la tensión del deseo, uno pequeño, pero a fin de cuentas es una especie de conexión. Hay que aprender a utilizar las palabras, los gestos, las ideas, los movimientos del cuerpo para cualquier beneficio, pero claro, siempre es al mío, porque cualquiera no sabe éste tipo de detalles; niego repetidas veces con la cabeza, me está decepcionando, eso ya empieza a ser una mala señal, estás mujeres que se creen con derecho de poder contestarnos ¿No se dan cuenta? No, no se dan cuenta, si ellas nos retan salen perdiendo, si me hace enojar podría acusarla de bruja, de gitana endemoniada, o de alguna otra criatura especial, y con eso aprendería a respetarme, pero por ahora puedo seguir tentando la mercancía, y ver como se porta. Sigo con la prueba, más bien visual, pues delineo la ropa costosa ¿De quién será? Quizás lo ha robado, si es así aquello es interesante, podría meterla a trabajar para mi.
- Ustedes mujeres, siempre tan cegadas, decididas a dejar en claro su inferioridad con sus propias palabras - Tomo un sorbo de café, estaba tan delicioso que incluso estaba tanteando la posibilidad de ignorarla. - Siempre dicen eso, siempre, no tienen un dialogo más original, aferradas a verse diferentes ante los demás ojos, no necesitas aclarar tu diferencia, solo demostrarlo, es ridículo que lo hagas, si te digo mona, para mi serás una mona hasta que muestres lo contrario, tienes las formas para hacerlo, por ejemplo, dejarte de tonterías y acompañarme a tomar el café, me intriga saber de dónde has sacado ese vestido, no creo que ahorrando puedas incluso comprar uno - Si, estoy siendo cruel lo acepto, pero vamos, de esa manera la gatita sacará verdaderamente el rostro, y ese es el que me importa, no lo que tiene puesto. Estiro mi mano hacía la silla, la muevo un poco, lo suficiente para que la jovencita pueda sentarse con ese pomposo vestido, como los odio, son tan difíciles de retirar, y eso baja un poco el deseo de la persona, deberían ponerse ropa más ligera, y cuando están en la casa retirárselos, estar desnudas y dispuestas a nosotros. La miro de nuevo, y palmeo el asiento de manera. - Vamos, sé que no eres para nada tímida, dame el "privilegio" de tú compañía. - Me enderezo, luego coloco los codos sobre la pequeña mesa de madera, y suspiro esperando a que se siente.
Predbjørn Østergård- Humano Clase Alta
- Mensajes : 133
Fecha de inscripción : 30/08/2012
Edad : 36
Localización : Paris, Francia
Temas similares
» Una vida comienza de la casualidad. ¿Pero qué es la casualidad si uno no se predispone a ella?
» [Diègue Theodor Döhler]Debería comenzar a reir por tal casualidad [Privado]
» No existió la casualidad — Stiva—
» ¿Coincidencia, destino, casualidad? -privado-
» Dos Dioses reunidos por casualidad. [Privado]
» [Diègue Theodor Döhler]Debería comenzar a reir por tal casualidad [Privado]
» No existió la casualidad — Stiva—
» ¿Coincidencia, destino, casualidad? -privado-
» Dos Dioses reunidos por casualidad. [Privado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour