Dos Dioses reunidos por casualidad. [Privado]

por **Évelyne/Darya Ivashkov** Sáb Mayo 04, 2013 5:18 pm

Pelo alborotado, carmín desgastado; ese había sido mi último cliente del día, ya estaba algo cansada y me tocaba descansar. El reloj marcaba las siete y media de la tarde por lo que pensé que aún tenía tiempo de ir a la playa y darme un baño. Las calles estaban repletas de gente, la cual rebosaba una felicidad que me impregnó e hizo que borrara de mi mente uno de mis clientes que había sido algo agresivo conmigo. ¿Tan difícil era ser amable o al menos intentar serlo? Odiaba ver aquellos cardenales que me dejaban cuando trataban de hacer juegos extraños que no me resultaban nada divertidos, pero en ocasiones había que aguantarse, pues al fin y al cabo esto es mi trabajo.

Me dirigí hacia mi destino dando saltitos, dejando atrás el burdel que me despedía con los piropos de personas que lo frecuentaban recientemente (a las que le sobraba el dinero, claro está). A decir verdad, yo nunca he sido ''puta'' por las calles, desde un primer momento he trabajado en el burdel...ya hace cuatro años de aquello. La señora que lo lleva, digamos que casi me obligó a formar parte de su círculo en cuanto vio ''mi belleza resplandeciente''; según ella soy una de sus chicas que más dinero consigue sacar, así que podría considerarme ''cortesana de lujo''.

La playa estaba aún lejos pero recorrer todo ese trecho merecería la pena...hacía mucho mucho que no la pisaba y una de las cosas que siempre he amado ha sido flotar y bucear en el mar. Me hace sentir libre, como si tuviese el propio control de mi vida. Resulta irónico, porque me dicen ''eres libre, no sé por qué te quejas'', pero yo no lo veo así. Libre es sinónimo de poder volar y no puedo, me tengo que quedar anclada aquí; en ocasiones desearía vivir o al menos visitar otros lugares, ¿pero, dónde va una muchacha sola de tan corta edad por ahí sola? Es imposible.

De vez en cuando me dedicaba a recoger preciosas flores, para hacer el camino más llevadero; exactamente me puse una rosa azul que me resultó extraña pero a la vez hermosa, hacía contraste con mi pelo pelirrojo. Justo cuando estaba a punto de pisar la añorada playa, tropecé y caí al duro suelo...estaba bien pero mis ropas se habían manchado. ''Qué tonta por dios''- eso fue lo que pensé, esperando que nadie hubiera visto esa escena patética. Y sí, por fin estaba allí...llegó a mi nariz el fuerte olor a agua salada.

Inmediatamente, salí corriendo en dirección a la orilla y poco a poco me adentré mar a dentro, deseando bucear y nadar...en ese momento me sentía como una sirena o mejor, como Venus. Aunque a decir verdad, para sentirme totalmente libre hubiera deseado haberme quitado la ropa, pero no sabía si alguien podría estar por ahí y a todo el mundo no le agrada ver ciertas cosas (ya, seguro...).

por **Fyodor C. Ivashkov** Vie Mayo 10, 2013 1:00 am

Sin importar la cantidad de preguntas que durante la noche más de una persona le hizo, su respuesta solía ser siempre la misma. Un monosílabo molesto que repetía sin cesar sólo para molestar a quien se plantara al frente. Es que importunar a otros suele ser una entretención agradable cuando todos corren por atenderte y conseguir que poses tus ojos en ellos. Por supuesto que Fyodor no es de esos miembros estirados de la realeza que exigen imposibles cosas sólo para ver como otros intentan conseguirlas, pero a veces si le gusta meterse en la cabeza de la gente y jugar ahí.

Comenzó entonces a caminar sin rumbo fijo en el momento justo en que la molestia que causaba a otros se dio vuelta y empezó a fastidiarlo a él. Fyodor siente como es el alcohol lo que mueve sus músculos y aleja los gritos de las personas que pasan a su lado. Tiene oídos sordos pero un cerebro lleno de recuerdos y memorias que preferiría no mantener ahí, es inútil intentar olvidar lo que nunca se borrará fácilmente. — También soy un inútil yo… — y suelta una carcajada vacía, sin sentido, terriblemente hueca tal como se siente ahora mismo, lleno de lástima por su existencia.

El aire marino le golpea en el rostro y recién en ese momento se da cuenta de dónde está. Más carcajadas aparecen mientras se quita los zapatos y camina hasta la orilla del mar. La arena se le mete entre los dedos y le causa cosquillas, pero por muy ebrio que esté la visión se le aclara apenas ve una mujer nadando apenas iluminada por la luna. Es probable que eso sea una visión de lo que necesita, maldito sería entonces su cerebro que lo engaña y le intenta hacer creer que por una puta noche será levemente menos miserable de lo que ya lo es. — Nada saca la gente con tener todo a su alcance si eso no es lo que desean… —

¿Y qué es lo que desea él? Está claro. Fyodor la desea a ella. Su cabeza lo sabe, lo que está al interior de su pantalón también lo sabe. El reflejo cobrizo lo trastorna, es quizás la falta de luz pero está seguro que lo que ve es una sirena con cabello de fuego y es imposible, es imposible que tanto calor pueda sobrevivir al interior del mar. — Deseo quemarme… — lo que desea es envolverla entre los brazos y que ambos terminen rodeados de calor. Un juego que conoce pero que parece haber desaparecido de todo lo que recuerda. Así es cada vez, así es con cada mujer. Cada vez que conoce a una nueva, siempre esa es la única, siempre desaparecen todas las demás.

Incluso su prometida.

— ¡Hey tú! ¡Hey! — con la sonrisa amplia sube el volumen de su voz para llamar su atención — ¿Te vas a quedar para siempre ahí? ¿No sabes que es tarde y eso te hará mal? — vuelve a reír, esta vez su risa es cálida, esconde por supuesto otras intenciones, pero no es necesario decir justo ahora que pretende esperar a que ella salga para poder mirar que es lo que lleva puesto y qué tan bien se ve eso mojado pegado a su cuerpo. — Ven acá niña… — y aunque no la conoce, prefiere pretender que sí, porque justo hoy todo lo que quiere es dejar de ser él mismo y poder ser alguien más.

por **Évelyne/Darya Ivashkov** Miér Mayo 29, 2013 5:44 pm

Tenía ganas de dejar los malos pensamientos fuera, aquel día podía liberarse de las cadenas por sí misma, o más bien con ayuda. Algo bueno podría ocurrir en unas horas, algo absolutamente genial. Quería control y fuerza; quería dar vida a su mote : ''Girl on fire''.

El Sol estaba despidiéndose, una parte del cielo estaba completamente oscura y la otra iluminada, ¿significaría algo? Quién sabe... Los pocos rayos de luz que quedaban eran tan naranjas...alumbraba a una parte del mar, aquella en la que justamente estaba Évelyne. Suavemente, la flor que llevaba en el pelo se desprendía de él y zarpaba sola por el agua. ¡Qué a gusto estaba...! ¿Hay mejor placer que flotar en el agua? En realidad sí.

De repente vio como alguien se acercaba a la playa tambaleándose un poco, un joven rubio que parecía algo ebrio. ¿Qué querría? Eso es lo que ella se preguntaba mientras se acercaba poco a poco a la orilla, inúndandole el olor a sal que había en el ambiente. Sus ropas parecían caras y mientras éste casi estaba al lado de ella ésta pensó que el joven era muy apuesto, aunque no sabía cuáles eran sus intenciones.

Pero, ¡espera! ¿le estaba hablando? Tenía los oídos algo emtaponados porque le había entrado agua. - ¿Me habla a mí? - preguntó formalmente por si acaso metía la pata. Sonreía... esa sonrisa le hizo salir del agua... o quizás era por ser un poco más educada. Su vestido estaba literalmente pegado a su piel y debido a ésto su pecho se marcaba totalmente. - ¡Ups! - soltó cuando se dio cuenta de su apariencia y en el momento se cubrió con ambos brazos.

Acudió a su llamada y se situó en frente suya, algo tímida pero receptiva. - No se preocupe... me hará más bien que mal,se está bien en el agua - respondió con una dulce sonrisa. Quizá aquel muchacho escondía más de lo que parecía, quizá Éve lo podría averiguar, por simple curiosidad.¿Se iría o se quedaría? Ya eran apreciables algunas estrellas...la playa estaba bastante alejada de todo, por eso era y es un lugar para perderse.

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