En la Inmensidad de mis pensmientos || L I B R E ||

por **Xavier Sinclair** Sáb Sep 08, 2012 12:46 pm

Podría caminar por las calles vagando, podría mirar el cielo sin poder ver una estrella en aquel manto oscuro, también podria jugar con las palabras pero no era lo mío, ¿Qué más podía hacer? Entrenar, correr subir a un árbol vigilar, ir de pesca, caza, todo parecía superficial alejado de mi existencia, de mi vida ya ni siquiera distinguía lo real de lo irreal. Las noches eran eternas en las cuales me las pasaba entre recuerdos confusos, noches diferentes, una muerte tras otra ¿Cuántos había matado? La noche pasada había cazado a un jovencito, que moría de sed, presa fácil pero aun la adrenalina no estaba en mi cuerpo. Con el corazón casi frio como me encontraba perdía los sentidos muy a menudo, mi norte ya no era el mismo y mi sur estaba tan lejos que cualquier cosa que pensara se volvía difusa, confusa. Marko era el culpable, el con aquel hechizo me había hecho olvidar había clavado en mi cosas que no imagine jamás, ahora necesitaba sentir mi corazón acelerarse, respirar agitado, necesitaba morir, para poder vivir de nuevo.

Mis pasos se volvieron fueres y ligeros mientras a mi alrededor ya no habían casa si no espacios, los arboles se acoplaban en un orden que no quería distinguir, la maleza subía y la noche era la soberana aquellas horas, donde las bestias salían, los animales corrían y yo ahí como un crio corría desesperado en busca de que el aliento faltara y mi corazón estallara. El aroma a sangre, en mi garganta solo decía que me estaba sobre exigiendo, pero no me importo, lo necesitaba. Salte, rodé por el suelo, me golpeé, pero nada me detendría, necesitaba despojarme de los tormentos que habitaban en mi cabeza, recuerdos olvidados.

El lago se hizo presente y corrí, corrí metiéndome al agua, el frio de la laguna me envolvió a medida que seguía nade, flote, mis piernas ya no dieron más, mi corazón pedía un descanso pero mi cabeza aun necesitaba más… ¿Cuánto tiempo estuve? Ni siquiera lo supe, relaje mis extremidades, mi cuerpo en general y llegue hasta la orilla, el viento se había extinguido, me sacudí un poco y busque por el suelo lo que había tirado antes de entrar a las aguas, lo acomode todo en un solo lugar y quitándome la camisa que deje extendida, me fui a buscar maderas, pequeños troncos y ramas, el lugar parecía en calma los ruidos de la naturaleza a cualquiera sorprenderían a mi realmente ya nada lo hacía, entre mis brazos junte una gran cantidad de madera la cual apile de manera ordenada para hacer una fogata a las orillas de la laguna que descansaba en calma, tantos recuerdos olvidados, pensé… Con un poco de pólvora y el golpe de mi arma las ramitas se prendieron, dando paso a pequeñas llamas que fueron creciendo, hasta llegar mas menos a un metro de altura…

El calor abrigo mi cuerpo y de seguro secaría los pantalones que aun tenia puestos, mi camisa yacía. Me recosté ahí, sin preocuparme de la luna, ya que no había esa noche mis ojos se perdieron en las formas de las llamas, el color su baile y majestuosidad. Pestañeé un par de veces y mis ojos se posaron en el cielo oscuro donde me deje llevar por lo grandioso que se veían las estrellas, hacia mucho que no me daba el tiempo de observar lo que había a mi alrededor, siempre estaba ocupado, siempre tenía algo que hacer, pero hoy no, hoy necesitaba ese tiempo para mí y aunque no pensara nada claro y mis ideas fueran banas me daba lo mismo, mi pecho se había tranquilizado y ahora solo quería hacer nada. Bajo mi cabeza deje mis armas y oculto en mi pantalon las dagas y estacas… era desconfiado y siempre lo seria…

por **Sara Cecereu** Sáb Sep 08, 2012 4:30 pm

La noche avanzaba dejando caer sobre el bosque su manto de estrellas, el viento mecía las copas de los arboles haciendo qué las hojas parecieran tener vida propia, el aroma a musgo y madera se mezclaba con la humedad proveniente del lago y de las lluvias anteriores, no había un camino fijo, todo eran arboles, arbustos espesos, la luz de la luna apenas pasaba con pequeños rayos por entre el follaje, había llovido hacía días y eso hizo qué los pequeños seres nocturnos salieran, los habitantes del bosque tenían una intensa actividad, las cigarras, algunos búhos incluso lobos se escuchaban en murmullos como si de una canción a media voz se tratase. En una sabana roja tendida sobre la hojarasca, tenía un mortero, una daga con la hoja de ónix, un trio de velas encendidas en triangulo, a la derecha un vaso de agua del lago, y un tazón de porcelana blanco que contenía sal, en medio un pequeño frasco color ámbar que dentro contenía escencia de canela, algo sumamente costoso para mi, pero sabía como ganar lo suficiente como para poder darme esos “lujos”. Me encontraba arrodillada frente aquellos artículos, mis manos sobre ellos, mis labios conjuraban a media noche la magia y un derroche de luna en un ritual, siempre todas las noches buscaba mi identidad, entre pésimas y hechizos, buscaba aquellos mundos qué solo los qué habíamos nacido con la sangre marcada podíamos ver.

El frio de un delirio, la culpa aún se encontraba en mi, recordaba tiempos anteriores, una muerte hacía siglos, recordaba las sabanas apolilladas y la humedad, la tortura, una muerte marcada por el fuego, la melancolía en mi rostro se hizo presente, las lagrimas inundaron mis ojos ante aquel recuerdo, el miedo a pasar por lo mismo, esa maldita pesadilla qué se repetía una y otra vez me hacía enloquecer. No pude seguir, simplemente no podía, respiré profundo dejando qué las emociones fluyeran, abrí los ojos y casi por inercia vertí la escencia, una pizca de sal, y un poco de agua, dentro del mortero había ya algunas hojas y raíces. Comencé a mezclarla al tiempo que mis labios se entreabrían en aquel extraño dialecto que muy pocos comprenderían. El viento por alguna razón arreció, moviendo las llamas de las velas. Sentí como mi aura crecía, aquella energía alrededor de mi emanaba desde mi interior. Sonreí de medio lado, satisfecha por el poder qué podía comenzar a sentir, mi hermana y mi maestro pasaron por mi mente, fueron unos minutos en lo qué continuaba mezclando aquel menjurje.

-Gracias madre, por qué es así.- esbocé al terminar, colocando la mezcla en el mismo frasco qué contenía en un comienzo la escencia, comencé a recoger mis artículos, acomodándolos en un morralillo hecho por la misma sábana. La sal y el agua las vertí en el suelo a modo de ofrenda. Me levanté y colocándome una chalina en la cabeza, tomé el morral y me encaminé, sabía por donde ir, era instintivo, sin embargo en el camino pude ver una luz, una fogata, fruncí el ceño pues la luz de las llamas lastimaron mis ojos, observé con atención acercándome lentamente, el instinto me insistía en acercarme aún más “La curiosidad mata al gato” pensé, pero no pude evitar esbozar una sonrisa maliciosa de medio lado “Pero todos los gatos tienen nueve vidas, aún me quedan unas seis”, me respondí acercándome aún más, lentamente divisando a un hombre acostado, sin embargo y para mi desgracia sin darme cuenta pisé una rama, esta crujió bajo mis pies, hizo un fuerte sonido y este hizo también qué las aves que dormían en la copa de los arboles se asustaran y huyeran haciendo ruido, me quedé de pie ocultándome según yo tras el tronco de un árbol…

por **Xavier Sinclair** Jue Oct 18, 2012 11:04 am

LA tranquilidad tenía muchos nombres para un cazador, ¿Por qué? Porque realmente uno nunca estaba completamente en paz, tranquilo en armonía el cuerpo físico el espiritual, sometido a un trance donde las únicas que guiaban mis pensamientos eran aquellas estrellas que luminosas parecía querer decir que no todo estaba perdido, que no hacía falta buscar más, porque todo llegaba a su tiempo. NO, no era cierto el que no buscaba perdía como en la guerra, en que no movía sus pies no avanzaba esa la realidad de las cosas y no me quedaría a esperar como mi vida se iba, como el viento que recorría cada rincón del mundo. Era tiempo de que dejara el pasado atrás donde tenía que estar, olvidarme de Dagmar y de todo lo que un día tuve, ahora era tiempo de comenzar una nueva vida, quizás despedir a mis sirvientes o mejor dejar mi hacienda en manos de ellos, no volvería, ahora seria independiente como siempre debí ser, haría de mi lo que en un tiempo fui un verdadero cazador. Mientras los pensamientos pasaban por mi cabeza mi cuerpo lograba encontrar la armonía que había perdido el día que todo había ocurrido.

El calor me embargaba en ese momento, podía disfrutar de las cosas simples, algo que no hacia años mi mente parecía la de un viejo que no era, esa noche era la víspera de mi cumpleaños una que quería compartir con lo único que me daba alegrías y honor la naturaleza que sabia siempre sabia cuando un cazador la necesitaba. Pase saliva sonriendo por el momento, mi corazón latía tranquilo, mis pulmones se inflaban de manera lenta y mis ojos perdidos en la inmensidad del manto oscuro todo calzaba, ese era mi día, mi noche un nuevo Xavier nacería mañana… ya no era el mismo…

El ruido de la rama se mezclo con el aleteo de los pájaros, llego tan claro aquello a mí que de manera casi diabólica mi cuerpo se doblo mi mano aferro el revólver y apuntando en dirección sur (donde había venido el ruido) me quede ahí, con el ceño fruncido – Podrás ocultarte pero te encontrare igual – no era yo en ese momento, era el alma de cazador que afloraba al igual que las flores en primavera, con cautela me fui acercando sin bajar el arma apuntando a la oscuridad, a la nada. Un paso a la vez, mientras me acercaba a un tronco podía ver la silueta, un bulto en la oscuridad de aquella noche, moví una palanca diminuto de mí revolver - ¡Sal de ahí! – grite dirigiéndome al que yacía escondido, la oscuridad no me permitía ver del todo bien, pero lo suficiente para saber que bajo alguna tela un rostro se escondía. Vampiro no era, los chupasangre les gustaba el juego el misterio pero jamás se escondían, un licano podría ser pero no tendría de que temer no había luna esa noche, un cambia forma quizás pero normalmente eran bien meticulosos en lo que hacían y como última opción un simple humano que oculto podría estar.

ME quede ahí apuntando al bulto, sin decir mas ya nada me sorprenda en realidad el miedo lo había perdido la noche que me había casi desangrado en manos de un vampiro y un licano, esa noche donde pude haber muerto si no fuera por Marko que alertado por una premonición sabia donde estaba su viejo amigo. Con el cuerpo, alma y espíritu relajado podía tener mayor posibilidad de hacer lo que usualmente hacia, estaba en contacto con lo que llamaban la madre tierra, me sentía poderoso como si nada pudiera conmigo, ideas quizás, pero aquellas me fortalecían…

Off: Lamento enormemente la demora, estaba con ausencia pero ya he vuelto al foro Wink

por Contenido patrocinado

En la Inmensidad de mis pensmientos || L I B R E ||

En la Inmensidad de mis pensmientos || L I B R E ||

Re: En la Inmensidad de mis pensmientos || L I B R E ||

Re: En la Inmensidad de mis pensmientos || L I B R E ||

Re: En la Inmensidad de mis pensmientos || L I B R E ||