Dark knights.....{Privado}

por **Atsui** Miér Sep 12, 2012 8:59 am

No tenia ningunas ganas de ver que pensaba la victima con la que se estaba saciendo lentamente en una de las tumbas de piedra.

Al fin llegó el deshielo de primavera y las tumbas fueron habilitadas para los nueve silenciosos frutos del espantoso enterrador que les aguardaba en la tumba. Atsui, aun temiendo el fastidio de remover y enterrar, comenzó a trasladarlos una abúlica mañana de abril, pero se detuvo, tras depositar a un mortal inquilino en su eterno descanso, por culpa de una furiosa lluvia que pareció irritar a su caballo. El cadáver era el de uno de los guardias de la Residencia Asakura segun el emblema del uniforme monocromo, y de cuya tumba no estaba lejos del mortuorio. Decidió que, el día siguiente, empezaría con el líder Asakura. No siendo supersticiosa, no se fijó en la fecha, aunque tras lo que pasó se negó siempre a hacer algo de importancia en ese fatídico sexto día de la semana. Desde luego, los sucesos de aquella noche cambiaron enormemente su espíritu. En cuanto a la gente que se suponía que había matado, tres eran mujeres, dos mercaderes errantes, uno un mendigo, y otro un sepulturero.

Fue entonces, a la vista de este demonio, ante el sonido de su terrorífica voz, y ante el aún más terrorífico significado de sus palabras de terror sobre el frío barro, dijo-No hay servicio, sea cual sea su naturaleza, que no hiciera yo por vos, por esta causa; y os ruego que me digáis vuestros deseos....-Con lentitud gelida y terrorífica, miraba al neausebundo mirándola en la cuerda floja de la vida, debatiendose en si concentrarse en la belleza femenina o simplemente dejarse llevar por la muerte. El hombre entraba en gritos y visiones oscuras, viscerales a las que comenzaba a emulsionar sangre por la boca.

Jamás había andado por el mundo. El mundo era para mí el recinto del colegio y del seminario. Sabía vagamente que existía algo que se llamaba amor, piedad...., pero no se paraba a pensarlo: su inocencia era perfecta. Sólo veía a su amado, joven y viril, las veces que habría querido, pero dos veces al año estaban escapando de un lado para otro....y ésta era toda su relación con el exterior. Se llevaba bien con el odio y la venganza, seguramente el del Clan Takehime le habria contado mentiras sobre los Asakura, pero había oido otros cuentos de terror-Morid....pues es vuestro sino...-Din dilación oso tocar de su katana para degollar el cuello de aquel hombre que finalmente, era un cadaver.

por Invitado Jue Sep 13, 2012 3:50 am

Soy la oscuridad que no tiene fin, la fuerza que duerme en lo más profundo del alma
y sobrepasa todo lo humano.

Ella llega como si nada a abrir los parpados de Saga, ataca ferozmente, lo primero que encuentra en su camino es el frío aroma que emana de París, el hedor que desprende el hotel donde se aloja con sigilo, cada pequeña actuación tiene importancia para su despertar, no hay buenos narradores, él tampoco lo es, simplemente es un alma vacía de mal carácter, alguien que camina bajo la lluvia como si sus pensamientos se borraran con ella, guiado por la curiosidad de conocer París, la iniciativa de volver a sobrevivir cada noche, alimentándose de un alma humana que le proporcione el calor de aquella vida de miseria misma. Ser un vampiro conlleva encontrarse consigo mismo hasta en la seca soledad que ataca con una premisa bien construida, puede llevar a la locura o el suicidio. Saga descartó la idea desde hace tiempo, los vampiros siempre serán iguales con cada secreto en sus noches.

Observa el campo santo, donde él jamás podrá descansar, solo se encuentran ruinas, huesos, cadáveres en descomposición y el arte del momento en las lapidas, en el apenas legible francés que fue grabado en aquellas piedras, tan solo aquella escultura bella, un ángel orando en una tumba olvidada, un ángel que alza plegarías que jamás serán escuchadas porque se quedaron trabadas en ese solido material. Saga desinteresadamente escribe una pequeña historia en su mente:

‘Un ángel que fue encontrado por humanos en esta tierra de satanás, el ángel herido, que cayo del ejercito de Gabriel estaba agonizando a las orillas de un pequeño río, un pequeño que pescaba junto a su abuelo observó sus alas, maravillado corrió en su llamado, sus lagrimas eran de sangre, su semblante perfecto y blanco como la nieve, pero el viejo, pobre, cansado ideo un plan macabro, llevarlo a casa, donde curo sus heridas. Pronto el rumor se corrió y cobraba por cada visita para que los curiosos dieran fe de lo que veían, lo tenía atado de alas, cegado como un esclavo y al final, cuando la ambición empezó a crecer, cuando los humanos quisieron adueñárselo, el ángel por fin hablo una noche al pequeño que lo encontró, le pidió hiciera una mezcla de materiales que los vertiera encima de su cuerpo, que finalmente así descansaría, el pequeño hizo todo al pie de la letra, al amanecer la gente observó la atrocidad de tal hecho, el ángel ahora era de mármol, con la venda en los ojos, con las manos cruzadas para una plegaría, porque Dios jamás acudió a su llamado por la ambición humana, Dios abandono a su raza que era semejante e idéntica a él, ahora el ángel sabía que era el infierno donde desterró a Adán y Eva, un lugar donde jamás las oraciones eran escuchadas. El chiquillo murió a manos de los aldeanos, a pies del ángel de mármol’

Efectivamente el ángel estaba representando la tumba de un chiquillo, solo que el actor vampiro había interpretado una versión diferente, a lo lejos escuchó un ruido, el de una navaja que cortaba el viento pero se atoraba en la carne inservible de algún ser humano, se acercó a espaldas de aquella persona, su olor a putrefacción y sangre era más grande que el del cadáver –La historia del ángel es mejor que cortar la carne de una persona…-Su voz grave quedó como un eco en el aire.

por **Atsui** Lun Sep 24, 2012 6:07 pm

-La historia del angel podría sernos de poca ayuda en estos instantes....-Con una voz sombria, inundaba los oidos del extraño que se acercaba a ella o que había actuado con la misma violencia que ella misma habia empleado sobre los guardias del clan Asakura. Se le quedo mirando al sujeto con una sonrisa maliciosa- ¿Quieres que te cuente un cuento?-Sonreí no lo hacia a menudo pero con mis contrincantes, cuando no se trataba de mis enemigos, bien mostraba cierta cortesía-¿Dormirás eternamente?-No hace falta que hable de sus viajes por el norte ni de su estancia.Sí debo decir que cierto savant residente le puso tras la pista de una importante colección de una antigua mansión y que le consiguió un permiso para examinarlos. O quizás me este equivocando de persona y puede que este justificando a la persona equivocada-Desearía en nuestro caso evitar esta formalidad tan dolorosa....de hablar entre codigos que no entendemos nadie-Me gustaria saber el licor del que tenia delante de mi, a sabiendas de que podria temer en algun momento, no espera, yo no temia a nada ni le temería.

No puedo expresar con palabras lo que dicha muestra de confianza me complació, pues me daba la oportunidad de distinguirme con una acto que iba perfectamente con mi disposición natural. Juro por mi alma que no puedo recordar cómo, largos años han transcurrido desde entonces y el sufrimiento ha debilitado mi memoria. O quizá no puedo rememorar ahora aquellas cosas porque, a decir verdad, el carácter de mi amado, su raro saber, su belleza singular y, sin embargo, plácido, y la penetrante y cautivadora elocuencia de su voz profunda y musical, se abrieron camino en mi corazón con pasos tan constantes, tan cautelosos, que me pasaron inadvertidos e ignorados. Sólo recuerdo confusamente el hecho. ¿Es de extrañarse que haya olvidado por completo las circunstancias que lo originaron y lo acompañaron? Y en verdad, si alguna vez ese espíritu al que llaman Romance, si alguna vez la pálida Ashtophet del Egipto idólatra, con sus alas tenebrosas, han presidido, como dicen, los matrimonios fatídicos, seguramente presidieron el mío.

Hay un punto muy caro en el cual, sin embargo, mi memoria no falla.Sería vano intentar la descripción de su majestad, la tranquila soltura de su porte o la inconcebible ligereza y elasticidad de su paso. Entraba y salía como una sombra. Nunca advertía yo su aparición en mi cerrado gabinete de trabajo de no ser por la amada música de su voz dulce, profunda, cuando posaba su mano marmórea sobre mi hombro.

por Invitado Mar Nov 20, 2012 8:24 pm

Ni siquiera conocía la historia y le había dicho eso eran palabras golpeadas, quizás amables, Saga no sabe distinguir, es su mente la que neutraliza todo contacto social con alguien. Era un hombre callado que respondía por responder un alma que alguna vez fue un ángel pero esta situación con una mujer que no comprendía del todo, si iba al cementerio era por razones demasiado distintas. ‘Ella esta loca Saga’ Fue como el murmulló más apagado que salía de su mente, de nuevo hablándole esa voz que le guiaba a los actos más terribles, pero esta vez le ignoro, así taladrará su ser. Enarcó una ceja apenas perceptiblemente y le miro de pies a cabeza, esa mujer parecía tener el ego bastante alto, él sabía lo que era eso, pero de nada servía. –Era solo un comentario para distraer, algo que hace salirse a uno de las razones que lo trajeron a este encuentro bizarro –susurró aun viéndole y rodeando aquella obra de arte que había hecho con una especie de hoja filosa y larga.

¿Un cuento de que le serviría si ella decía que el ajeno no era de ayuda?, entonces enarcó una ceja de manera que ella podía presenciar ese gesto –No, tampoco serviría –susurró porque bien le aburrían las interacciones aun más escuchar hablar a otra persona. Entonces la pregunta llegó a su lecho de muerte, le hizo recordar algo, pero apenas soltó una risa sarcástica. No contesto porque eso era algo personal a menos que ella pretendiera algo, pero eso era tan estúpido aun para él. Él jamás pensó en dar su nombre o un patético y aburrido ‘mucho gusto’ oh, no, solo quería ver ese lugar, si encontraba a una persona pues que bueno si no también, así era la vida de alguien como él. O más bien dicho ‘muerte’. Una vez más observó a los ojos de la vampiresa. ¿Es que no había nada gracioso que sacar de ese saco putrefacto que diera un acto digno de admirar?... Parecía que no, dejo que el poco viento que corría entre las tumbas le diese en la cara.

Entonces ¿de qué le servía estar ahí?, dio unos pasos avanzando lejos de ahí, viéndola aún –Si no hay más que decir dejo que usted se divierta con sus cadáveres, déjeme a mí volar con el viento –sus pies apenas rozaban el suelo, pero no dejo de verla ¿habría algo que hiciera que se detuviera?, la gente puede confundir la frialdad con el desinterés que parecía mostrar… Era todo lo contrario, Saga necesitaba una razón poderosa para poder quedarse ahí.

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