Gabrielle Dumontier

Descripción física:
Su cuerpo, apenas tiene curvas que la hacen parecer más infantiles aunque posee un busto pequeño pero que resalta a causa de la delgadez que posee, normalmente lo esconde tras vendajes, la mayor parte de su cuerpo se ve demasiado huesudo el color natural de su piel es blanco, casi transparente.
Posee un rostro alargado con la barbilla partida y una nariz recta y pequeña. Los ojos son grandes el color que es lo primero que percibimos de una mirada es de un tono verde amarillento, su mirada denota cansancio y tristeza aunque intenta esconderlo lo más que se puede, pero bien es dicho que los ojos son la puerta del alma.
Sus labios son delgados y algo partidos, a causa del frio y de la pobreza, su cabello por ultimo es de un color rubio lacio que le llega a la mitad de la cintura, pero que recoge en un chongo, escondiéndolo bajo una boina café desgastada ya que fue una prenda de las que le dieron en el orfanato donde creció, Pero que se ha vuelto como parte de un rasgo de ella.

Spoiler:

Poderes:
Hechicería- Nigromancia - Titiritero
Descripción psicológica
Gabrielle es contrarios, todo el tiempo contrarios, a sus 19 años puede ser la mujer más madura que puedas imaginar, siendo responsable y sobre todo trabajadora, aun cuando está enferma de leucemia, nunca deja que su enfermedad la tumbe, eso demuestra que es perseverante y que lucha por lo que quiere, pero a su vez es una flor delicada e infantil que cree en cosas como los finales felices y que las cosas más sencillas son más hermosas, su justificación es válida después de saber de su condición como bruja no puede negar que las cosas mágicas existen y se aferra a ellas con toda su fuerza.
No es una mujer conformista, pero si humilde que prefiere pasar el día bajo la lluvia o bajo los rayos del sol, para ella la vida es un juego, que hay que ganarse cada nuevo día.
Risueña, se la pasará sonriendo aunque no tenga la fuerza suficiente para hacerlo, aunque sus ojos se llenen de lagrimas la sonrisa jamás desaparecerá de su rostro, sincera, no esperes de ella una mentira, prefiere lastimar con la verdad que la quieran por una mentira.
Curiosa natural , siempre interesada por saber más del mundo que le rodea, no cree que todo lo que se dice del mundo sea correcto ni que sea lo único por conocer, cree que hay más cosas detrás por descubrir.

La historia que cuentan una y otra vez, la de una niña huérfana de padre y de madre que crece en un orfanato, nada fuera del otro mundo, como toda niña tiene sueños de ser adoptada y tener una familia que la quiera, pero todos esos cuentos se van a la basura conforme los años pasan y descubre que no crece como las niñas normales, ni aunque coma parece a su peso, lentamente su palidez llega a parecer algo peligrosa, pero para el año en el que viven aquello solo era síntoma de que moriría muy pronto, de la nada los síntomas fueron empeorando, año tras año, día con día.
Aun asi nada le impedía levantarse, y vestirse con un viejo pantalón de vestir, camisa, tirantes y una boina, escondiendo su larga y bella cabellera, trabajaba de cualquier cosa, limpiando zapatos, llevando bolsas pesadas de mandado a cambio de unas monedas o de algo de comer para llevar al hospicio, para ella era un juego vestirse de ese modo, porque parecía un niño y muchos le llamaban “Gabriel” por ese mismo motivo, ella orgullosamente respondía a ese nombre.
En sus ratos libres volvía a ser Gabrielle, la niña que le encantaban los vestidos, pero sobre todo un camisón blanco y andar descalza por el pasto, mientras jugaban en las praderas, ahí fue cuando descubrió los primeros brotes de sus poderes, mezclando todo tipo de hierbas hacia maravillas, tés para los dolores de estomago, remedios para manchas en la piel, cosas que eran sorprendentes que todo mundo pensaba que era algo por curiosa.
Vendía esos pequeños remedios al boticario, el cual los mal pagaba pero para una niña de 8 años, una moneda por cada frasco era una mina de oro, en uno de sus viajes al boticario, lo vio, a un chico, que se veía mucho más delgado y frágil que ella, lo cual le dio curiosidad, más cuando lo vio jugando con unas mariposas, la sonrisa de la niña era la más grande que se había dibujado en aquellos labios partidos, ahí conoció al “chico de las mariposas”.
Volvió varias veces más, cada vez más seguido, solo para toparse con él, pero jamás se atrevió a hablarle, asi pasaron los años, la niña siguió creciendo entrando a la adolescencia, mientras más pasaban los años más iba descubriendo su habilidad como bruja, a esas alturas ya sabía lo que era y su capacidad para hablar con personas que ya no existían en la faz de la tierra, uno de sus fantasmas era una vieja anciana bruja que le enseñaba nuevos remedios y “la educaba” para controlar sus poderes, aunque también había espíritus malos que terminaban cansando su cuerpo cuando se manifestaban, conforme los años pasaban también sus síntomas se iban agravando, las fiebres altas que la acompañaban en las noches eran más constantes y cada vez más altas, dejándola en cama a veces por días.
En una ocasión cuando tenía 14 años, la fiebre y una grave infección de estomago casi la lleva a la tumba por sus bajas defensas, pero se salvó, cuando había recuperado un poco de su fuerza volvió hacia el boticario pero jamás volvió a ver al chico de las mariposas.
Los días pasaron, ella no dejaba de pensar en él, y quería saber que había sido de él, después de una larga lista de intentos fallidos, una noche mientras la fiebre la iba consumiendo, su recuerdo fue tan claro que pudo invocarlo, aquella chica sonrió pero también las lagrimas recorrieron sus mejillas, cuando se dio cuenta de que aquel chico había muerto y jamás pudo decirle un hola siquiera durante su vida, pero sin embargo el se quedo y ella disfrutaba su compañía anhelando por primera vez que la muerte la alcanzara para llegar a él.