Gekkakou [Gabrielle]

por **Louis J. Bouquet** Vie Abr 15, 2011 7:29 pm

Dejó su casa más allá, llevaba horas caminando, solo por un deseo que tenía. Quería encontrar aquellas flores.De un sutil color violáceo y efimeras, como un suspiro. Si. Hacía tiempo que no las veía, y ahora que el invierno al fin habia cedido, bien podia encontrarlas en su pleno florecer.
Era sorprendente como se las apañaba para avanzar por aquel camino lodoso. Habia optado por sus botas de suela baja, pero sin perder aquella extravagancia de llevarlas más arriba d ela rodilla con miles de lazos imposibles, sus pantalones de cuero, la fajilla, y su camisa blanca con abertura al frente. No llevaba corbatín, eso hubiera sido un completo suicidio. Con forme avanzaba entre los arboles, la densidad del follaje ahora de un tierno esmeralda, se hacia mas tupida. Y el aire sofocante.Miro al cielo, las últimas luces del astro rey, pronto caeria la noche sobre su cabeza. No le daba miedo. ¿que mal puede acarrear la luz plata de la luna?

Siguió avanzando, hasta que el ruido de los insectos y el olor a humedad, le dió de lleno. Ya estaba allí.

por Gabrielle de Lioncourt* Sáb Abr 16, 2011 1:58 am

El invierno había terminado, pero el frío aun se sentía en el aire. El hedor del pantano llego a mi através del bosque cada vez que me aproximo más a el. Debía llegar a Paris y luego darme a la tarea de buscar a mi querido matalobos.

Una presencia desconocida se hallaba en el pantano. Encubierto por todos los olores que envolvían aquel lugar, percibí el aroma de un ser extraño para mi. No era un humano por completo, pero tampoco un vampiro. Continúe avanzando, no estaba preocupada, mucho menos asustada, si deseaba enfrentarse a mi estaría dispuesta a defenderme.

Me detuve al instante al ver aquel hombre. Un hermoso joven sin duda; rasgos finos y bien definidos, una piel blanca y suave. Parecía preocuparse bastante de su apariencia. Yo al contario, odiaba esos vestidos que me hacían parecer el extravagante adorno de algún pastel. Vestir como un chico era mucho más cómodo. Mis botas estaban sucias por el lodo y mi camisa ligeramente abierta por la velocidad en que viajaba, llevaba una chaqueta que hacia juego con el pantalón, sin embargo, mi cabello estaba suelto y era un desastre, aunque aun así se veía presentable. Debí haberme hecho esa trenza antes de continuar mi viaje.

Lo observe por un momento mientras me debatía entre rodearlo antes que advirtiera mí presencia o esperar a que se marchara. El viaje había sido largo, estaba algo sedienta y cansada.-

por **Louis J. Bouquet** Dom Abr 17, 2011 12:19 am

El lugar, no era lo que se dice, un sitio limpio y con el aroma agradable. Igual, era tolerable-. Un sitio que muchos dirían que no tenía nada de especial. Pero si lo era. Tenía, un encanto muy suyo, diferente. Un toque de fortaleza no le importaba ser poco hospitalario con quienes formaban parte de él. Un ecosistema que se toleraba de manera imposible, y que muchos evitaban. A mi no me importaba eso, a saber como, siempre conseguía salir de esos lugarcillos húmedos, con el aroma a rosas que me seguía como una sombra. No era presunción, ni nada, simplemente, que no perdía la sutiliza de los movimientos y características de un felino solo por andar sobre dos piernas.

Pasé una mano por mis cabellos, y los eché hacía atrás, estos cayeron de nuevo, desordenados, como era su mala costumbre. Me agaché sobre la orilla rodeada de maleza fangosa, quedando de cuclillas y sonrió. Allí estaban, las pequeñas y curiosas lillies. Tan blancas unas, violáceas otras, se destacaban entre el oscuro follaje y la profundidad de color del agua. La luz de la luna, las hacía destacar aún más, como si reflejara parte de su bella sobre los pétalos de aquella flor, tan valiente, que florecía orgullosa y hermosa en un lugar que no se esperaría.
Detuve mi mano en seco, antes de querer tocar una, sentí algo recorrer el camino de mi nunca y mi columna de manera fría. Un sexto sentido, quizás. Pero me sentía observado. ¿Acaso estaba paranoico? No. Eso ya me habia pasado. Siempre tenia que tener la guardia arriba, más en lugares solitarios como aquel. Me levanté nuevamente, y miré a mi alrededor, escudriñando las sombras con el ceño ligeramente fruncido

por Gabrielle de Lioncourt* Miér Abr 20, 2011 2:59 pm

La noche de mi llegada a París, no esperaba encontrarme con alguien que no fuera Lestat. Observe a aquel joven desde la distancia inclinarse en la orilla junto al pantano y sonreír al contemplar las lillies. Aquellas hermosas flores que crecen en el lugar.

¿Por ellas había caminado hasta aquí?-me pregunté-

Con la agilidad de un felino, subí hacia las ramas de un árbol cuando advirtió mi presencia y exploro el lugar minuciosamente con su mirada. Me senté en una rama gruesa y sonreí mientras intentaba averiguar mi localización. He de admitir que el simple hecho de haber captado mi presencia, me sorprendió.

por **Louis J. Bouquet** Miér Abr 20, 2011 3:36 pm

Me quedé tenso. Pequeños ruidos, fueron captados por mi oido, que aún en forma humana, eran casi como los de un animal. Intenté calmarme, porque… Estaba en un pantano, ¿no? Sería de un tonto, pensar que todo estaba quieto y que la única figura animada era yo. Seguro era un anímala pequeño, perdido, tal vez.

Aún asi, no dejé de mirar, girar mi cabeza de un lado a otro, con los ojos convertidos en dos finas ranuras. Las sombras eran densas, y yo no era un superdotado. Lamí mi labio inferior, pues el lugar era bochornoso. Esos eran los inconvenientes, solo eso. Pasé algo de saliva, para aclarar el tono de mi voz, y que no saliera como la voz de un chiquillo muerto de miedo, y blando. Seria lo segundo, no lo primero. Podia ser mucho más fuerte de lo que mi cuerpo, delgado y algo bajo para ser un chico- claro, si me comparaba con los europeos y sus 1.80 de promedio- aparentaba.
-Bonsoir….?-Perfecto, mi patético francés, y aquel saludo nocturno, a la nada. Me sentiría como un completo tonto, si ni el eco, respondía

por Gabrielle de Lioncourt* Miér Abr 20, 2011 6:32 pm

Me quede sentada escuchando los tenues sonidos de su corazón. Tenía mis ojos fijos en él y me deleitaba con cada uno de sus gestos. La luz mortecina de la Luna bañaba sutilmente su cuerpo concentrándose en aquel rostro precavido e incrédulo. La brisa movía traviesamente sus cabellos mientras él, giraba su rostro de un lugar a otro escudriñando el pantano. Su voz suave, intentando sonar lo más normal posible, envío un saludo al éter en espera de alguna respuesta. Bien, podía divertirme un poco antes de seguir adelante.

Bonne nuit monsieur –conteste con voz encantadora en acento francés-

Aun seguía instalada, cómodamente sentada con las piernas cruzadas y las manos al costado de mi cadera, en la gruesa rama del árbol. Mi voz debería haberle entregado el lugar donde me ubicaba. Sus habilidades no eran la de un humano común y corriente.

por **Louis J. Bouquet** Jue Abr 21, 2011 9:31 am

Mi corazón latía de manera casi tranquila… No, la verdad era que bombeaba sangre con algo más de rapidez. Simple reacción de un cuerpo humano, cuando se siente en una situación como aquella. Como el sudor frio que te recorre la espalda cuando sabes que estás en un peligro mortal, pero no habia llegado a tanto… Aún. Agucé el oído, mientras miraba aquellas tiernas e ingenuas flores. Giré poco a poco mi cuerpo, empezando primero por el cuello, en dirección, a donde podría estar la persona dueña de aquella voz.

Un voz de mujer, suave como el terciopelo, en la que se adivinaba un temple como el acero. Por la manera tan perfecta de su habla, deduje que podría ser una persona de los alrededores, aunque bien, siempre podia equivocarme… La miré con la cabeza ligeramente ladeada. Aún a pesar de estar casi cubierta por las sombras del arbol, al cual pertenecía la rama que le servía de asiento, podía ser capaz de observar su piel, tan clara como la más fina de las porcelanas, y ese rostro de delicadas facciones, vestía ropa de chico, pero no era como aquella chiquilla que habia conocido antes. No, aún tenía ese aire a feminidad bastante marcado. ¿Sería por su cabello dorado?

Entre la lista de posibilidades, del por que de su presencia, estaban que era un espiritu propio de ese lugar, un alma perdida. O algo más. ¿Cómo habia llegado alli? ¿Estaba ya, y no la habia visto? Avancé un poco, con cuidado de no resbalar
-Madame… se ha perdido?-Aventuré, aunque si era sincero conmigo mismo, no tenia para nada el semmblante de una dama en apuros…

por Gabrielle de Lioncourt* Miér Abr 27, 2011 6:47 pm

Incliné mi cabeza sutilmente casi al mismo tiempo que él. No buscaba burlarme en lo absoluto. Un movimiento involuntario mientras ese joven me observaba con una expresión en su rostro que reflejaba su desconcierto ante mi presencia en aquel lugar. Sus ojos se detuvieron por unos escasos segundos en mi larga melena rubia, aparté algunos cabellos de mi frente que de manera tediosa caían sobre mi rostro. Le vi acercarse cuidadosamente, no por mi presencia sino debido a lo inestable de la superficie.

Permanecí inmóvil, en silencio. Le mire con frialdad mientras le prestaba atención a su pregunta. Finalmente decidí contestar.

Le agradezco vuestra preocupación. Pero… ¿A usted le parece que me he perdido? –dije tranquilamente sin intención alguna de sonar sarcástica. Bueno tal vez solo un poco-

por **Louis J. Bouquet** Miér Abr 27, 2011 7:56 pm

Me detuve en cuanto aquella mirada cayó sobre mi. Como la brisa del invierno que se disolvía. ¿Era imaginación mía aquella mujer de porcelana, no era, como pensaba antes, una ninfa de las nieves? El césped crujía un poco bajo mi peso, ese tipico sonido fangoso. Y no pude sostener su mirada. Ya lo decía yo, ella no era ninguna princesita de cuento, que esperaba por un jinete en su caballo, a ser rescatada de aquel paraje.

-Eh…. Yo… bueno, uno nunca sabe….-Le dije, volviendo a levantar la mirada en su dirección, mientras de manera distraída, y, por que no, ligeramente nerviosa, despeinaba los cabellos de mi nuca con mi mano diestra
-Vive cerca….?-No era el ser más listo de la creación intentando entablar una conversación, mucho menos en un lugar como aquel, con una dama que quien sabe y tuviera algo mejor que hacer que charlar con un pobre gato como yo.
Esperando respuesta, volví a mirar las lillies. ¿Le llevarian algunas flores a mi madre?

por Gabrielle de Lioncourt* Miér Abr 27, 2011 11:13 pm

Algo que jamás admitiré en voz alta es que la reacción de aquel muchacho me había sorprendido. Sinceramente no esperaba que la mirada fría con que le observaba lo hiciera actuar de esa manera. Según algunos inmortales, suelo mirar con frialdad a todo y todos. Le observé con expresión pensativa y una leve sonrisa se dibujo en mis labios. Él desordenaba su cabello ligeramente en un gesto que denotaba su nerviosismo ¿Por la indiferencia con que le había mirado anteriormente? Es posible.

Tiene razón monsieur. Todo es posible... – respondí estudiando sus gestos con desconfianza- No. Pero me dirijo a la ciudad de París –le comenté mientras alzaba mi rostro hacia la copa del árbol y oía el sonido de las ramas que danzaban con el viento-

Volví mi rostro nuevamente hacia él, mi mirada era dulce y ladina en esta ocasión. Contemplaba nuevamente aquellas flores del pantano y queriendo descubrir el porque se encontraba en este lugar le pregunte:

¿Por qué las lillies llaman tanto su atención? -dije-

Mientras mantenía su mirada sobre las flores, bajé de un salto impulsándome con mis manos suavemente y cayendo de manera silenciosa a unos pocos metros de él. Sentí la brisa acariciar mis mejillas y recrearse con mi cabello.

por **Louis J. Bouquet** Sáb Abr 30, 2011 11:26 pm

Claro que todo lo era. En un mundo donde la ilusión y la realidad estaban apenas separados por un velo sauvve y delgado. Cosas que crees ver, y que no son más que espejismos. ¿Por qué me miraba de esa forma?
Me hacia sentir como alguien que ha hecho algo malo. Estaba por empezar con mis paranoias, cuando volvió a hablar, y alejó su mirada de mi persona.
Dejé escapar el aire de mis pulmones, a la vez que mordisqueaba mi labio inferior. ¡YA! Basta, Louis, no te comportes como un crio de diez años! -Oh… ya veo… va de visita… ¿alguien importante…? O me estoy equivocando?

Eso era posible, tal vez ella solo fuera por mero entretenimiento a la ciudad. Un alma viajera. O… quizás buscaba que comer. Estar cerca de ella era como estarlo con mi amo. Salvo, que con ella aún no podia estar con la guardia totalmente baja.
Ni a pesar de esa mirada que se habia endulzado. Decidí seguir mirando las flores. Y me preguntaba por ellas. Sonreí, cerrando los ojos solo un momento
-Por que…. La verdad, no se en que momento, me gusto tanto esta flor. Quizás fuere en aquellos veranos en mi hogar, cuando aun era un niño, no lo sé. Me gustaria ser como ellas. No temen a su entorno tan hostil, no. A pesar del lugar donde han nacido, se alzan, si, fragiles, pero orgullosas, como lo hacen de igual manera las rosas escarlata bajo la luna… pero, estas, se llevan el merito, por que brillan con luz propia… al menos, eso es lo que creo… Le respondí con sinceridad. Sabia que se habian quedado palabras dentro de mi, pero no sabia en ocasiones como expresarle todo lo que sentía a los demás. Sentí un ligero sudor frio al notar su presencia algo más cerca, a mis espaldas

por Gabrielle de Lioncourt* Dom Mayo 01, 2011 10:39 pm

Realmente se sentía intranquilo junto a mí. Aquel ademán de morderse suavemente el labio una y otra vez capto mi atención y me permitió distender mis ánimos. Incline mi rostro de manera sutil mirándole de lado. ¿Buscaba entablar una conversación conmigo? Lo estudie, sin que advirtiera la indagación en mi mirada. Pareció reprocharse algo a si mismo. Me preguntaba: ¿En que estaría pensando? No me interesaba fisgonear en su mente, pero este joven con sus gestos, me estaba tentando.

El hombre que busco se encuentra en Paris, o eso dicen los rumores que han llegado a mi desde New Orleans –le informe sin detallar la importancia que tenia aquel hombre. No me apetecía sonar como una mujer sentimentalista frente a un desconocido-

Escuche su respuesta. La verdad era interesante la forma como hablaba de aquellas flores y no solo de las lillies, sino, también de las rosas escarlata. Podría ser que tenía experiencia en cuanto a ese tema o simplemente poseía cierta sensibilidad de la cual yo carezco. Note su cuerpo estremecerse ligeramente a causa de un escalofrío involuntario que le obligo a sentir mi presencia. Solo me hallaba a unos metros de él, pero su reacción me obligo a quedarme inmóvil al instante. Continúe observándolo con su mirada fija en la lillies. Luego volví a preguntar sin discreción alguna.

¿Mi presencia le desagrada? Parece usted… -hice una pausa buscando otra palabra que no lo ofendiera-…alarmado –dije finalmente-

por **Louis J. Bouquet** Mar Mayo 03, 2011 12:53 pm

Asi que estaba en lo cierto. Ella iba de visita a por una persona. ¿Un hombre? Su amado, su amigo, su amante? No lo sabria. Y sería grosero preguntárselo asi como si nada. No se le cuentan ese tipo de detalles a un completo desconocido. Aún así, el gato curioso del mi interior, se contento con responderle
-pues vaya que si vienen desde muy lejos esos rumores… ¿usted vivía allá? Eso queda del otro lado del mar… Me gustaría ir algún dia allá. O a Puerto Principe. Se de boca de algunos marineros, que las plantaciones de esos lugares, generan una gran fortuna y que son realmente espléndidas. Enormes casonas llenas de colores, y gente de mejillas sonrojadas. Como si fueran otro mundo.
No compiten las calles grises de Paris con las de la Nueva Orleáns, allá en Luisiana, eso me dijo una vez mi mentor… Quizás, por que su hija se fue a vivir allí, no lo se… El no decía mucho, sabe?...

Le dije, soltando un suspiro, quizás estaba hablando de más, pero a veces no podia evitarlo. Por solo un breve lapso de tiempo, bajé la guardia que mantenía arriba. No todos los de esa especie eran buenos. Pero si los habia expertos en encandilar gente para después convertirlos en su cena. Y yo no tenia ningún deseo de serlo.
Mi espalda se tensó y mis mejillas se encendieron producto de lo sorpresivo de esa pregunta. Me giré con rapidez, y le miré sin saber muy bien como responderle, sin sonar más como un tontuelo asustadizo hasta de su sombra
-N-no… no me desagrada. Una… una dama nunca viene a incomodar… y… yo… bueno… Solo… ¿alarmado? Quizás sea solo… solo el cansancio… Si, eso debe ser… he caminado bastante para llegar hasta aquí. Finalicé con una pequeña sonrisa, que sin embargo, me hizo cerrar un poco los ojos. Como si con ello fuera a desviar su atención

por Gabrielle de Lioncourt* Mar Mayo 10, 2011 7:01 pm

Agradecí que no preguntara más sobre aquel hombre. Una pregunta llevaría a otra y no deseaba sonar como una patética sentimentalista. Sus palabras me hicieron sonreír levemente y con mi entonación más tranquila me dirigí a él.

Él tiene una residencia en New Orlans. Yo nací en Italia, viví en Francia y ahora… Ahora me dedico a viajar.-Dije con indiferencia. Entrar en detalles sobre mi vida era algo innecesario. Que disfrutara de los placeres de una ciudad o me encantara aun más con la naturaleza carecía de importancia para aquel hombre- No en vano es la ciudad mas grande del estado de Louisiana–comenté arreglando mi camisa con aire despreocupado-

Aparentaba estar mas tranquilo, sus comentarios en cuanto a su mentor y la hija de este me hicieron pensar así, sin embargo, algo en su tono de voz me dio a entender que aquella jovencita era importante para él. Se dio cuenta que había bajado su guardia y tenuemente cambio su actitud, ahora volvía a estar más atento. Me pregunté; ¿Por qué ese cambio de conducta? ¿Se había percatado de lo que era? Y no me refería a la postura que tomo al escuchar mi pregunta.

¿Y todo por aquellas flores? Eso parece inverosímil–reí despacio sin ánimos de ofenderlo, solo en respuesta al tono de su voz y a su sonrisa- Por cierto...La forma en que hablo de aquellas personas… Parecen ser importantes para usted. -lo miré directo a los ojos-

Off: siento la tardanza u.u

por **Louis J. Bouquet** Jue Mayo 12, 2011 10:40 pm

Un sutil cambio en su rostro. Una infima sonrisa, que lograba ser como el canto de un pájaro por la mañana. ¿Se habrá sentido así Blanca Nieves al llegar al bosque? Curioso cuento… algo cruel. ¿Pero, en esta vida, que no lo es? Hasta el amor, es llorar y lastimar. Dañar y ser arrasado. Para al final, sin importar la especie de amor que sea, quizás, ser recompensado, por una sonrisa como aquella.

Mi bella acompañante, era de la aún más cálida, Italia. Recordé vagamente a ese hombre tan bien parecido y agradable, que me dijo, también era de allí. Sus acentos eran diferentes. Quizás ella, habia vivido demasiados años alli, no lo sabia. Pero, si aquel hombre misterioso al cual buscaba, tenia una residencia en Nueva Orleáns, era fácil deducir, que, si no era familiar suyo – bien podrían ser todos italianos- era de abolengo francés.
Vaya, supongo que en eso tiene razón. Me gustaría ir alli algún día. No se… Mis medios propios, no me lo permitirian, pero… seguro que mi amo…

La manera tan poco usual en que vestía, me causaba cierta curiosidad. Me apostaría sin ninguna duda, que con uno de esos vestido de la corte, sería toda una dama, con la cual, sería difícil competir en belleza. Se rio. Y le miré si comprender, sintiendo como mis mejillas empezaban a ponerse calidad. Eso, como una cereza corona un pastel. Asi era el rubor en mis mejillas. Más patético, no se podía ser.
-A veces, me recuerdan a mi madre…-Le dije mientras tallaba mi nariz con un dedo, intentando borrar ese tono rojo.
En realidad, yo nunca conocí a Angélique, la hija de mi mentor, ella se fue uno o dos años antes de que el me recogiera. Pero, el señor Lightner, si que fue… casi como un padre para mi… bueno, lo que supongo que debe sentirse tener uno…. El mio, murió antes de que yo naciera… sostuvo la mirada azul de la mujer, sin moverse mucho

No te preocupes n3n = debia muchos XX

por Gabrielle de Lioncourt* Sáb Mayo 14, 2011 1:17 am

Lo mire concentrada mientras él parecía sumido en sus pensamientos.

¿Su amo?– pregunte-

Contemplar el rubor en sus mejillas fue una mala decisión. Estos mortales jamás dejaran de parecerme tan frescos, exóticos y apetitosos…

Compartía una escasa información sobre su vida conmigo. Sostuvo mi mirada y con calma, muy despacio desvíe mi rostro del suyo. Avance, caminando lentamente. Mis pies parecían no tocar el suelo y algunos mechones de mi cabello eran mecidos suavemente por la brisa, mientras tanto, me encaminaba con paso inexorable hacia el hombre que se hallaba avergonzado frente a mí. Pasé junto a él y me incline ante las flores que habían sido el objeto de su excursión.

¿Por qué estas flores le recuerdan a su madre? –Volví a preguntar observando las lillies y despejando de mi mente de todo pensamiento que me hiciera ver al joven como una presa, como una de mis victimas-

Me quede mirando las plantas en silencio. Extendí mi mano, como queriendo tomar una de ellas y al oírlo hablar de su padre, madre y del hombre aquel que amo como a un padre... Pensé en Lestat. Mi hijo. Mi padre. Mi amado matalobos...

por **Louis J. Bouquet** Lun Mayo 23, 2011 12:22 am

Asentí lentamente. A mi no me avergonzaba en lo más minimo aceptar que yo era la mascota de alguien, pues como hacia varias noches, cuando aún el invierno de cernía sobre el territorio francés, habia terminado confesando que me gustaba serlo, por que me sentía… querido. Nunca usado. En un principio, yo habia llegado a creer, que al aceptar ser su mascota, Kazu…. Bueno, yo no solo era un animal. Me tenía tambien como humano. Pero, el nunca se habia comportado de mala manera conmigo, lo que era más, no me trataba como su esclavo, si no, más bien, como su amigo, o una especie rara de mutación entre hijo y hermano menor.
-Si, es un buen hombre. Me siento orgulloso de ser su protegido.

No tenía por que agregar que ese joven era un caminante nocturno. Al recordarlo, me sentí un poco más tranquilo. No todos lo de su especie se cegaban por la sangre, y, al menos, los que habia encontrado antes, eran gente buena. Ella se acercaba. Contuve la respiración cuando paso delante de mi.

Por mi madre era la única persona, aparte de nuestra vecina Noi, que pasaba tiempo conmigo. Solía tomar mi mano…y… y caminar… mucho entre los arboles… la montaña… hasta llegar a aquella cascada… seguíamos entonces el curso de ese pequeño riachuelo, hasta llegar a un lugar, donde el agua estaba quieta. Habia de esas hojas que flotan y no recuerdo el nombre. Alli también crecían. Tan blancas como la nieve en invierno. A ella le gustaban mucho. Supongo que… me acuerdo mucho más de ella… y esos pocos recuerdos no tan malos de cuando era un niño…

sin darme cuenta, una lagrima cruzó mi mejilla, mientras mis ojos permanecían humedos, y mi voz temblaba, como la última hoja del otoño. -Y usted, mi bella dama, tiene alguna… alguna flore que le guste? Solo quería escuchar su voz, y volver a cerrar con llave los recuerdos. Siempre sería un sentimental de primera.

Off: lo lamento, no volveré a tardar asi ><

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Jun 02, 2011 6:34 pm

Así que, es un buen hombre… –dije repitiendo las palabras del joven- ¿Jamás se ha sentido privado de libertad? –Pregunté con curiosidad- Se refirió a él como su amo, sin embargo, ahora me dice que el lo aprecia a usted como un hijo o hermano… –estaba algo confundida, no acostumbro entender a la perfección lo que tiene relación alguna con los sentimientos- ¿Usted también lo ve como un hermano? De ser así, ¿Por qué no se refirió a él por su nombre o como un amigo?

Volví a interrogarlo con naturalidad luego de escuchar la historia que tenia relación con su madre y el porque asociaba estas flores con ella. Lo que acababa de relatarme me pareció sinceramente algo conmovedor. Observe con atención la expresión en su semblante desde el lugar donde me encontraba y pude advertir como una lagrima solitaria descendía lentamente por su mejilla.

Las rosas… blancas, rojas... –Hice una pausa antes de continuar- Y unas muy difíciles, sino imposibles de encontrar de no haber sido creadas por el hombre. Las rosas negras y azules. ¿Sabia usted que la rosa negra posee un hermoso significado?

OFF: No se preocupe, Soy yo quien a tardado bastante en responder...

por **Louis J. Bouquet** Jue Jun 09, 2011 2:13 pm

El cambiaformas agito su cabeza de un lado a otro, con una sonrisa. Meses atrás, cuando le habian dicho, si no era mascota de alguien, por ser lo que era, se sintió incluso ofendido, alegando que el era un hombre, no un animal. Pero, eso se habia ido por la borda, cuando Kazu le habia dicho que seria su rosa azul si el gatito lo deseaba.

Y después rio. Era un lazo raro, curioso, al menos asi lo veia el. “Me gustas, y por eso eres mi mascota.”- Eran las palabras que ese caballero le habia dicho.-Por que… yo lo conocí… yo… es una costumbre. Yo lo respeto, por que el es mejor que yo. Lo admiro. Le repito… quizás se deba a una costumbre. Como esa gente que te dice “hijo” sin que lo seas, me entiende?

realmente esperaba que fuera asi, por que de seguir con ello, terminaría por crearse el mismo un lio. No sería la primera vez. A veces, dudaba que fuera listo.

Con un gesto más o menos de disimulo, me llevé la mano al rostro, para intentar quitar esa sensación de llanto. No tenía por que verme llorar. Las rosas! Ah.. compañeras del romance, la pasión, la magia y la tristeza. Recordé el cuento de mi amo sobre las rosas azules y sonrei.
-¿En serio? Por que la tradición siempre dice que el color negro… bueno, ya sabe, es asociado a cosas malas… si lo sabré!- - Eso, era cierto, por eso casi no tomaba esa forma de cachorro de gato negro, por temor a recibir un par de patadas, o un balde de agua fria

por Gabrielle de Lioncourt* Lun Jun 20, 2011 12:36 am

Si, puedo comprenderlo. –dije finalmente luego de oír sus palabras. No era necesario tener que experimentar a lo que el hombre se refería. Logre entender que deseaba expresarme con sus palabras.

Su reacción tranquila, sin ver algún gesto de ofensa en su rostro me tomo por sorpresa. Otro en su lugar se habría sentido humillado o alterado ante mis palabras e impertinentes preguntas. Pero aquella persona, no, él parecía ser alguien dotado de un carisma y sabiduría particular, que parecía desconocer.

Prejuicios – Respondí al instante- La humanidad vive rodeada de un convencionalismo. Prácticamente todo esta regido por ciertos protocolos que la gente se empeña en prolongar. –Continúe mientras volvía a ponerme de pie y giraba sutilmente sobre mis talones para mirar de frente a mi oyente-

¿Que clase de sociedad era esta donde la mujer era obligada a obedecer siempre en contra de sus deseos? Siempre odie ese tipo de vida. La mayoría era analfabeta y le inculcaban todo tipo de información para convertirse en la esposa y madre perfecta. Pero eso ya no volvería a sucederme jamás, yo estaba excluida de todo eso, los increíbles poderes que poseía me hacían invencible y capaz de recorrer todo el mundo a mi antojo. Era completamente libre de hacer lo que deseará. Observaba con atención su rostro mientras los pensamientos y recuerdos de mi vida mortal cruzaban por mi mente. Luego volví a dirigirme a él y me permití relatarle el significado de la Rosa Negra.

El mundo esta lleno de misterios, entre ellos esta el de la rosa negra y… el amor. –Reí, me sentía extraña hablando de estas cosas- Dicen que quien de verdad entiende que es amor, puede comprender el significado de esta rosa y puede regalar una a quien realmente la merece. –Declaré con naturalidad, enseñándole cuan prejuiciosa puede ser la humanidad- Sin duda existen muchas interpretaciones, negativas y positivas. Pero si usted quiere saber a lo que me refiero, le diré que la rosa negra significa en frase; eres mía hasta el final… –le dije sonriendo y luego continúe con indiferencia- Por supuesto no todos aprecian la belleza de estas rosas y conocen su peculiar significado.

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