Gekkakou [Gabrielle]

por **Louis J. Bouquet** Vie Abr 15, 2011 7:29 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Dejó su casa más allá, llevaba horas caminando, solo por un deseo que tenía. Quería encontrar aquellas flores.De un sutil color violáceo y efimeras, como un suspiro. Si. Hacía tiempo que no las veía, y ahora que el invierno al fin habia cedido, bien podia encontrarlas en su pleno florecer.
Era sorprendente como se las apañaba para avanzar por aquel camino lodoso. Habia optado por sus botas de suela baja, pero sin perder aquella extravagancia de llevarlas más arriba d ela rodilla con miles de lazos imposibles, sus pantalones de cuero, la fajilla, y su camisa blanca con abertura al frente. No llevaba corbatín, eso hubiera sido un completo suicidio. Con forme avanzaba entre los arboles, la densidad del follaje ahora de un tierno esmeralda, se hacia mas tupida. Y el aire sofocante.Miro al cielo, las últimas luces del astro rey, pronto caeria la noche sobre su cabeza. No le daba miedo. ¿que mal puede acarrear la luz plata de la luna?

Siguió avanzando, hasta que el ruido de los insectos y el olor a humedad, le dió de lleno. Ya estaba allí.

por **Louis J. Bouquet** Mar Jun 21, 2011 2:45 pm

Podía ver ahora su silueta con mayor precisión. Y comprendía cada una de sus palabras. Ah! Maldita sociedad que juzgas antes de conocer el corazón de tus componentes. Si lo sabria yo. No solo por ser un cambiante, y que se aquello se asociera a algo raro y medio oscuro, no, tambien estaba mi amor por una mujer cuya supuesta “reputación” no era muy limpia. O el amor que sentía por un niño. Si, un varón eterno, como mi interlocutora.

-Por lo que escucho, mi bella dama, usted es una persona cuyo criterio más amplio, no me equivoco, le hizo diferente al resto, quizás, desde antes de ser lo que ahora es. Y también, puedo darme cuenta, que no es alguien que acepte regirse bajo esos “protocolos”. - se detuvo un momento, y le sonrió. Louis era alguien que aparentemente era despreocupado y jovial, pero tenía un lado extraño que le sorprendía a el mismo. Mucho más oscuro y nada noble, que por su propio miedo, mantenia reprimido. ¿Pero por cuanto tiempo lograria hacerlo?

Parpadeé apenas, mientras sostenía aquella mirada celeste, relamí un poco mi labio inferior, en un gesto natural. Sentía un poco los labios resecos, y era en parte, por la distancia caminada. No era un semi-dios, aún era esencialmente humano. Atento, escuché cada palabra, guardandolas, asi como me eran transmitidas. ¿Su risa era por las rosas o el amor? Por todo o nada? Que mujer tan curiosa…
-Y es una pena, por que tiene uno muy bonito… - [i]suspiro, con tono de ensoñación. Y ella vino a su mente de manera natural. Pero…--Pero, aunque tu entregues una… aquella persona… puede no comprenderlo, por muchas que le des… por muchas veces que le digas que la ames… Si esa persona, no esta dispuesta a abrirse al amor… Otro suspiro, y miró sus manos, como si fueran lo más interesante. Luego, le preguntó-¿Alguna vez recibió una?

por Gabrielle de Lioncourt* Dom Jul 10, 2011 2:07 am

¡Oh! –exclame sonriéndole con arrogancia- Estaba en lo cierto, usted no es un simple caballero. Su esencia me decía que no era alguien ordinario. –dije explicándole el porque de mi asombro- Sabe perfectamente que clase de criatura soy, monsieur.

Advertí aquello en sus palabras; “Antes de ser lo que ahora es”.

Aparte el cabello de mi rostro con delicadeza, arregle aquellos traviesos mechones que estaban incomodándome mientras alzaba mí vista hacia las copas de los árboles, me hallaba perdida en mis pensamientos, pero al mismo tiempo mi mente estaba en blanco. Deje caer mi melena suavemente sobre uno de mis hombros y mis manos al costado de mi cuerpo. Nuevamente pose mis ojos sobre su rostro, analizaba con prudencia cada una de sus expresiones. Parecía cansado, sediento. Al igual que yo. Pero la necesidad era diferente, muy diferente.

No, jamás! –dije secamente- ¡Imagino que aquella persona es su enamorada! –dije sonando indiscreta- Tal vez, ella no desea sentirse vulnerable o encadenada –comenté mientras miraba a nuestro alrededor, sin mucho interés- El amor, no es un tema que comprenda o conozca, monsieur y sinceramente, no tengo intenciones de averiguar sobre el.

Mi matrimonio no fue más que un arreglo, un asunto más bien de negocios y conveniencia. Con Lestat conocí la libertad, quizás también el amor, pero me sentía encadenada. Solo fuimos un par de amantes inmortales. Atravesando todos los limites, rompiendo todas las reglas. Pero aquel sentimiento, que expresaban los ojos del joven quien miraba sus propias manos, como deseando encontrar alguna respuesta en ellas. Como si estas fueran lo más esencial. Ese sentimiento que ahora envolvía a mi interlocutor con nostalgia. Era desconocido y carecía de importancia para mi.

por **Louis J. Bouquet** Lun Jul 11, 2011 2:19 am

El chico rubio le miro algo sorprendido por el tono empleado, de primera impresión, incluso lo descolocó, lo que le dijo. Pero más que nada, se debía a la forma. Se limitó a mirarla, si, una mujer muy hermosa. Madura, si, pero, sublime. La belleza humana, habia quedado para siempre congelada gracias a aquel “don oscuro”.

Y no, el tampoco era un simple humano. Por eso le habia dicho aquello. No tenía caso ocultarle aquello. ¿Por qué? Era… como una muda expresión… como un pequeño acto de defensa. Decirle, de alguna manera, que el no era un humano simple que podia servirle de bocadillo. El pequeño canapé que se toma con facilidad.
Decirle, que el si podría defenderse.
-Efectivamente, mi aroma, asi como el suyo, son delatores… curioso, no le parece? Yo sé que es usted, por que recuerdo las esencias, de las personas que conozco, los lugares… ¿Usted no se ha topado con otro como yo? Le pregunté, con tono curioso.

¿Paciencia de santo? ¿o solo era la amabilidad que parecía tener de manera genética?
No me provocaba molestia, su tono, ese ímpetu de espiritu salvaje, solo encajó el golpe al decir aquello. ¿enamorada?
Claro, esa siempre sería mi Ari, mi hermosa Arianne. Al escuchar lo que decía, bajé la mirada.
-Vaya… no… no habia pensado en ello. Quizás… tengas razón. Tal vez… a ella le guste ser libre… Pero, yo la amo tanto, que duele… terminé, en un susurro. Alzando la mirada al escucharla decir aquello del amor.

Sentimiento tan complejo. ¿No sería solo algo creado por la mente colectiva? Algo que se imagina? Me negaba a creerlo, por que… si era asi… ¿Qué significaban todas las palabras, las lagrimas y las promesas hechas? Era tan… confuso.
-¿Se…. Se puede vivir sin amar?- Le pregunté, sin importarme sonar como un chiquillo idiota. - a veces… me gustaria… Odio que duela…- me llevé la mano derecha al pecho, sobre el lado donde se supone, esta el corazón.

-Por cierto, mi nombre es Louis... ¿mi bella dama, rosa de medianoche, tiene algún nombre?

por Gabrielle de Lioncourt* Sáb Jul 16, 2011 1:45 am

Ahora que él le hacia esa pregunta, Gabrielle se dio cuenta que jamás se había encontrado con un ser humano o criatura con semejante aroma. ¿Qué era aquel ser frente a ella, cuyo aroma no era el de un humano y tampoco el de un vampiro?

Sinceramente, nunca me he topado con alguien similar a usted. –confeso la vampira al recordar sus viajes por el mundo y diferentes ciudades-

Después de separarse de su creador, su propio hijo, Lestat. Ella viajo por todo el mundo, pero siempre evadió las multitudes. Es probable que debido a aquel motivo jamás se hubiera encontrado con criaturas semejantes a su interlocutor.

¿Duele? –Pensó confundida, sin saber exactamente a que se refería-

Gabrielle siempre fue una mujer fría y salvaje, incluso cuando era mortal. Al ser transformada en un vampiro, su esencia traspaso todos los limites y es que al haber estado a punto de morir para luego despertar a una nueva vida, con un sin numero de poderes y una fuerza magnifica capaz de doblegar a cualquier hombre impertinente q se cruzara por su camino. Le habían devueltos las alas para volar por los cielos de la libertad. Nada la ataba, jamás amo a su esposo, tampoco a sus hijos a excepción de Lestat. Él era el único que siempre le intereso. Por eso para ella entender lo que el joven trataba de expresarle era algo muy difícil.

Supongo… que eso depende… de la persona… –por primera vez sus palabras denotaban inseguridad. La vampira se sintió confundida y torpe al no poder responder algo más infalible y bajo el rostro evitando la mirada del muchacho.-

Lo vio llevarse y posar una de sus manos sobre su pecho en el lugar donde se encontraba su corazón. Ahora podía entender a que se refería cuando dijo “duele”

Ha sido un placer conocerlo Louis–dijo como si estuviera despidiéndose, era una costumbre pues no solía relacionarse tanto con alguna persona, y aun no comprendía que la mantenía en aquel lugar o que le impedía convertir a aquel joven en su bocadillo- Je m'appelle…. Gabrielle – y por primera vez en lo que llevaba conversando con Louis, sonrío con sinceridad y dulzura-

por **Louis J. Bouquet** Sáb Jul 30, 2011 4:12 pm

Allí estaba. El era un aroma nuevo para ella. ¿Era por eso que tampoco habia atacado, o algo como eso? Quería creer una parte de él, que así era. Al menos, por el simple hecho que seguía allí con él. No cometería la tontería de transformarse solo para que lo viera como si fuera un monito de feria.

Eso le quitaba la posibilidad de huir en dado caso que a la hermosa dama delante de él, se le viniera en gana, verlo como un bocadillo exótico. No parecía mala persona, pero, sabia que, el más que nadie, de las máscaras con las que los seres que pisan la tierra, cubren sus rostros. Su verdadera naturaleza.

Para él, el mediano anonimato de su interlocutora, le producía una curiosidad, respeto e intriga. A veces, deseaba poder adentrarse dentro de las mentes de las personas tan fascinantes que se topaba. No todos eran asi, tenía que ser sincero por respeto a si mismo y a los demás. Pero, aquella mujer, si que lo era. ¿Cuántas cosas guardadas tras esa mirada azul? Y el se refería a los verdaderos sentimientos de su alma, no lo que ella misma podría llegar a pensar sobre, válgase decir, su propia persona.

Entornó su mirada con un toque curioso, por la forma en que la vampisa, le dirigía. No solo el tono, las expresiones corporales. Como rehuirle, la mirada. ¿Qué pasaba? Se sentía seguramente, fuera de su área de confort. Se apeno de haberle llevado hasta ese punto. ¿Por qué? Oh,vamos, a nadie le gusta presentarse de una manera débil, vacilante, algo que no tienes en tus manos, delante de una persona a la que vez por vez primera.

Su voz tenía una cadencia preciosa, que tenía relajado al joven actor. Al ver aquella sonrisa, dicha después del nombre de aquella mujer tan sublime como un ángel, no pudo menos que correspondersela. Hubiera deseado tomar su mano y dar un beso en el dorso. Pero no sabia, y, sinceramente, no creía que fuera a agradarle mucho la idea. -Gabrielle - repitió, de nuevo, con ese acento que lo distinguía. Como saboreando el nombre y su dulzura. - Le sienta perfecto… Yo soy quien da gracias… Ah! Oiseau bleu! Que me destinas estos maravillosos encuentros…- dije en un tono descendiente de voz, hasta hacerla casi un susurro.

por Gabrielle de Lioncourt* Mar Ago 09, 2011 7:51 pm

La vampira observo con curiosidad al muchacho quien parecía contemplarla totalmente concentrado. No le molesto su mirada llena de intriga, la cual ignoro haciéndole cree que no se había percatado de aquella acción. Louis parecía querer descubrir algo en Gabrielle, algo que no podría revelar a simple viste. De todo aquello se percato la vampira antes de que la inseguridad la invadiera llevándola a un tema el cual no comprendía por completo y no deseaba experimentar; El amor. ¿Cómo había terminado entablando una conversación con aquella desconocida criatura y más aun sobre aquellos sentimientos?

Alzo su mirada al escuchar su nombre contemplando nuevamente el rostro del joven. ¿Le sienta bien? Se pregunto a que se refería con eso por lo que frunció levemente el ceño creando una pequeña y encantadora arruga en su frente. Luego ante su tono de voz y sus palabras amables y halagadoras, sonrío jovial y con sencillez.

Camino hacia Louis pasando junto a él y con gráciles movimientos felinos volvió a subir a las ramas gruesas de un árbol. Su cabello bailaba junto al viento desordenando su melena rubia. Mantenía la distancia y familiaridad. No deseaba relacionarse con ninguna criatura. Nuevos amigos, significaban nuevos problemas y preocupaciones. Pero la vampira tenía curiosidad. ¿Qué clase de criatura era? Ciertamente jamás se había topado con un ser cuyo aroma la intrigaba sobremanera. ¿Qué habilidades poseía aquel joven? ¿Qué tan peligroso podía ser? Sin darse cuenta se había quedado observándolo con insistencia otra vez, ¿Le habrá incomodado? Lo estudio con la mirada. Ella deseaba conocerlo un poco más o como Gabrielle acostumbra decir, lo necesario.

¿Qué criatura es usted Louis? Pues su aroma no es ni el de un humano, ni vampiro. –pregunto con su peculiar tono de voz y una sonrisa dibujada en sus labios- ¿Puede resultar un peligro para mi? –volvió a preguntar con algo de humor-

Gabrielle no pretendía ofenderlo, pero si él malinterpretaba sus palabras no se daría el trabajo de hacerle entender lo contrario. Hizo un mohín. Un gesto infantil y gracioso, que la hizo parecer una jovencita caprichosa. Luego acerco las rodillas contra su pecho para rodear estas con sus brazos y alzo su rostro hacia las copas de los árboles. Su mirada viajo de entre los árboles, hacia el pantano y finalmente el bello rostro del joven. Contemplo atentamente cada detalle, el color de sus ojos, su piel fina y suave, sus labios. Algunos gestos le otorgaban un aspecto felino en su semblante.

Es usted un joven apuesto. –Comento con sinceridad y su tan despreocupado tono, que hacia parecer, que no le prestaba importancia a sus propias palabras.-

por **Louis J. Bouquet** Vie Ago 26, 2011 12:26 am

La mente humana, con sus miles de capacidades, para nada aprovechadas. Funcionando a un ritmo que no podemos seguir. Ah, pequeño cuerpo y mente humanos, tan imperfectos e intrigantes. Después de todo, ¿no es verdad, que tus pensamientos corren más deprisa que lo que pueden demostrar las palabras que tan pobremente, apenas y logran dar todo, expresar tu sentir, de manera tan detallada y admirable? Muchas veces, se quedan tan cortas..

¿Por qué las almas, están atadas a estos cuerpos de carne y hueso? No lo sabría. Cosas como aquella, escapaban a mi simple comprensión, de la misma manera, que, lo era aquella dama de cabellera color de sol de tarde invierno. Claro, sobresaliente, enmarcado su rostro de una manera simplemente exquisita, aún aquellos pequeños ejemplares que se escapaban a la trenza con la que estaban sujetos. Si, como si la mujer, los acomodara de esa manera, como si, fueran parte de la imagen de fuerza e ilusión, que causaba. Tan etérea, y al mismo tiempo, tan sólida.

Siguió cada pequeño avance de Gabrielle, aguardando, sintiéndose tan tranquilo. Le gustaba la manera en que esa mujer… Dios, en serio, le causaba admiración, la forma tan graciosa, -no del sentido de gracia, como algo chistoso o divertido, sino, más bien como habilidad. Un andar, casi como el suyo propio, ¿Sería natural en ella, o desarrollado con el paso de los años? Con los brazos sobre el pecho, tamborileando sobre uno de ellos, me permití, mirar de nuevo aquellas flores. Me gustaria llevarlas… si, claro que si. Pediría al niño, que viniera algún día por algunas. El era mucho más fuerte y veloz que yo….

La escuché, asimilando lentamente su pregunta, y sonreí. Volvía a dirigirle mi mirada por completo, con la cabeza ligeramente ladeada. -Tampoco soy un “cachorro”, aunque, supongo, que eso lo sabes desde un principio… y bueno, ya lo has dicho, tampoco soy como tu. Y casi soy humano, si. - Entrecerré los ojos, intentando ver algo del cielo, en aquellos pequeños trozos que el enrramaje no cubría. Yo era un ser mortal, prácticamente humano. Solo con esa pequeña particularidad, que me daba algunas ventajas. Me hubiese llegado a saber, de donde me provenía aquello. ¿Fue mamá o papá, quien dio ese toque “mágico”- por no encontrar otra palabra que llegase a describir la idea que tenía sobre mi facultad- a la sangre de mis venas?- - Soy un cambiante felino, Gabrielle. Es decir, puedo cambiar mi aspecto, por el de un “minino” - le aclaré, despacio, sin dejar de sonreir de medio lado. ¿yo, peligroso…? -Hasta el más pequeñito de los integrantes del mundo. Asi si sea una hormiguita, puede llegar a suponer peligro, no lo crees? Ya sabes, no juzgues un libro por su tapa… Es como todo. Sacaré las garras, si mi pellejo esta amenazado, Gabrielle, supongo, que tu harías lo mismo, no es asi?

Respondí, sintiendo algo extraño bajo el escrutinio de esa mirada de cielo de medio día. ¿Tenía algo? ¿Me escuchaba? ¿Estaba alli conmigo? Los colores se le terminaron por subir al rostro de golpe. Pasó saliva. Y mordisqueó un momento su labio, antes de relamerlo, humedeciendolo.
-Exagera, madame, no soy un sujeto agraciado. Pero gracias…-Alli estaba de nuevo. Ese estúpido sentimiento de bajo reconocimiento o aceptación a si mismo. Tendría que trabajar con eso algún dia…

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Sep 01, 2011 7:44 pm

Gabrielle no comprendía a lo que su acompañante se refería marcando la voz en aquella palabra: ¿cachorro? Se pregunto, sin embargo, no alzo la voz tratando de averiguar el significado. Pero una nueva duda asalto la mente de la vampira. ¿Por qué ella debería saber que no era aquel joven? Ya la había tomado por sorpresa su desconocido aroma, y ahora, no podía dejar de preguntarse cuantas cosas habían cambiada desde la ultima vez que estuvo en Paris, cuando Lestat le entrego su nueva naturaleza, cuando aquellos locos vampiros de la asamblea deseaban destruirla junto a su creador o cuando Nicolás, perdió por completo la razón.

El joven se tomaba su tiempo para responder las interrogantes de Gabrielle. Pero cada respuesta de Louis, despertaba más la curiosidad de aquella fría vampira.¿Cambiante felino? Pensó la mujer sin comprender del todo el tipo de criatura que era aquel joven. No obstante al oír lo que a continuación Louis le revelo, una leve sonrisa se asomo en sus labios. Él era capaz de transformarse en un gato, en un minino, pero la vampira sabia que algo mas se escondía tras aquella encantadora mirada e inocente sonrisa. Podía verlo, si ella se desidia a atacarlo o convertirlo en su victima, la batalla no seria tan sencilla como Gabrielle lo imaginaba.

Escucho cada uno de sus comentarios, y las preguntas que le dirigía solo para que ella le entregara su opinión. Sin embargo, guardo silencio antes de darle a conocer alguno de sus pensamientos en cuanto al tema de conversación que estaban tratando. Hubo algo que la vampira admitió, y con esa confesión había ruborizado el rostro de Louis, a pesar de su incredulidad frente a las palabras de Gabrielle.

¿Qué daño podría causarme una hormiguita? –protesto Gabrielle, sin el más ligero titubeo.- Estudio minuciosamente a mis adversarios, mis presas, mis enemigos, después de todo soy un depredador- agrego sin dejar de contemplar el rostro del joven cambia formas-Ya estoy muerta, Louis. Pero defenderé esta nueva oportunidad de existir que se me ha otorgado, sacaré las garras, como usted lo ha dicho –comento con tranquila, como si el tema del cual estuviera conversando fuera lo mas natural del mundo-

Guardo silencio apenas unos segundos mientras contemplaba la sangre amontonada en las mejillas del joven.

Podemos defendernos de todo, pero nada podemos hacer contra un cumplido ¿No lo cree? –Susurro con voz suave y luego una pequeña risita escapo de sus labios-

por **Louis J. Bouquet** Jue Oct 13, 2011 9:50 am

Louis podría ir por la vida, con aquella expresión distraída, dócil, incluso tímido. El de aquel que es la presa perfecta. Como si no se diera cuenta que el mundo gira. Pero, era bastante observador, y quizás eso se lo debía a como le había dicho ya a la rubia, porque era n cambiante felino.

Le gustaba aquella mujer. Tanto física, como aquella sensación que le causaba. Era extraño. Pero le gustaba sentirse observado, y que aquella mujer, tan misteriosa lo escuchara. Por eso, no perdía detalle de las miradas que esta le dirigía. Y esa acción. Como se curvaban sus exquisitos labios rojos, apenas, en una sonrisa pequeña, como las gotas de rocío cada mañana
Por un momento, se preocupo al no obtener respuestas por parte de Gabrielle. Pero, tras su último comentario, le pareció, que quizás la exótica mujer, lo hacía por respeto, vestigios remotos de alguna educación mucho más elitista que la suya. La de un niño del imperio japonés, huérfano, que adopto una tierra Europea, lejos de casa. Si, darle su espacio y explayarse, sacar todo, responder cual niño a su tutor. Y se lo agradecía. Porque siempre es más fácil decir todo de corrido, que hacer pausas. En especial a un hombre de la naturaleza del joven cambiante, que podía parecer un sujeto, a veces, que las tiene todas consigo, cuando no es así. Tal vez, aquello, era un pequeño diluido de algo que la gente en los círculos intelectuales de aquellos doctores que atendían a los enfermos mentales, llamaba bipolaridad.

-Hay insectos, pequeños, querida, que son capaces de matar a un ser humano. Ya sè, que tu no… que ya no eres mortal, como yo, como la gente de Paris, allá, a la distancia. Pero, Gabrielle, podrás ser una cazadora nata. Y aún asi, no eres invencible. Nadie puede serlo. Domina tus debilidades, y tendrás poder, si. Sé una excelente exponente de tu raza. Pero siempre hay uno por arriba de nosotros. - No lo decía para molestar, solo como un comentario, en un mismo tono, como el que ella estaba empleando. Como si esa charla se llevara al calor de una tarde-noche de juerga, después de un día agitado, o una noche tranquila, envueltos en el aroma del café. Y no, allí, en medio del pantano, solo porque al él, por la más simple de las casualidades, observando las lillies, fue encontrado, por aquella mujer. O el la encontró a ella? Cualquiera de las dos, podría usarse y estar expresando una idea que llevaba a un mismo punto. Esa charla entre los dos.

La misma que lo tenía con las mejillas ardiendo. ¡Qué pena! ¿Por qué no se iba esa sensación? Apretó sus ojos, apenado un momento, antes de esbozar una mohín, del mismo tinte, y mirarla con sus ojos claros, herencia paterna.
- Oh, bella dama, no ha podido decir palabras más ciertas. Mire nada más, que pena… ¡mire como me tiene- la observó, y escucho aquella risita que lo hizo sonrojarse aún mas, desviando la mirada.

por Gabrielle de Lioncourt* Sáb Oct 29, 2011 4:41 pm

Aquellas palabras que contradecían a la vampira, sonaron como un pequeño regaño que para Gabrielle resulto divertido, sin embargo, lo que escucho a continuación era una realidad. “Siempre hay uno por encima de nosotros” Y luego de conocer a Louis, y descubrir que otro tipo de criaturas, además de vampiros, se agrupaban en París, debía estar atenta antes de iniciar la buscada de su hijo en la ciudad. Nada podía ocurrirle hasta encontrar a Lestat nuevamente.

Mantenía sus ojos en el rostro del joven, y aquel adorable, pero también, gracioso gesto en sus labios la saco de sus cavilaciones. La risita de la vampira se extendía por el lugar sutilmente, para que luego las palabras de Louis incrementaran la melodía y fuerza en la risa de Gabrielle.

Oh, Louis… -pronunciaba su nombre entre risas que poco a poco volvían a desvanecerse- que joven tan singular e interesante ha resultado ser… -confeso mientras recuperaba la seriedad en su rostro y volvía a clavar su mirada en el cambia formas- Solo algo me desconcierta… -susurro inclinándose levemente hacia delante- ¿Qué haría usted si decido convertirlo en mi aperitivo de esta noche? –bromeo inocentemente-

Gabrielle se acaricio el labio inferior con la punta de su lengua, mientras enseñaba ligeramente sus colmillos esbozando una dulce sonrisa. Deseaba contemplar las expresiones en el rostro de su interlocutor y escuchar la respuesta a tan inesperada pregunta. Su sed era tolerable, podía controlar sus instintos hasta llegar a la ciudad, no pretendía atacar a aquel joven… Solo esperaba averiguar mas sobre él, y su naturaleza, la cual era desconocida para esta vampira.

por **Louis J. Bouquet** Lun Oct 31, 2011 9:52 pm

Asi que de esa manera, debia sentirse su pequeño Imre cuando el le picaba, a modo de juego, diciéndole lo guapo que era. El peliplata siempre se ponia de un color rojo que no parecìa normal, y decia cosas como “Exageras, no soy bonito”. Louis amaba hacer sonrojar a la gente. Por que eso hacia, muchas veces, de modo casi casual, casi sin esfuerzo. No estaba acostumbrado a estar del otro lado de la moneda. No estaba acostumbrado, a ser el blanco de los halagos.

Y era sumamente… No tenìa el control, y eso lo dejaba en claro, la melodiosa risa de la rubia vampireza. Pero no era burla. Lejos de todo eso estaban esas risitas. Y le decìa algo, que lo hizo sentirse, ¿Especial? Maldita sea, como siguiera asi, cambiaria ese bonito pensamiento a otro, el en que el no pintaria tan maduro, como se pensaba. Le gustaba el color de las pupilas de Gabrielle. Tan azules, como el cielo de medio dia.

Contuvo el aliento. ¿Qué podia desconcertar a esa mujer que parecìa ir tan segura por el mundo, sin preocupaciones aparentes? Creyo escuchar mal. Y sus pupilas avellana se abrieron un poco màs, con el brillo –o eso le parecia- de los colmillos que demostraban lo letal de aquel espiritu cazador. Louis es de la clase de gente que es muy credula, ¿Qué lo engañan facil? Claro que si. ¿Qué eso es una debilidad? El lo sabe, pero no hace anda para cambiarlo.

Paso saliva y diò un pequeño paso vacilante hacia atrás, meditando sobre la frase dicha, el tono de la voz, el color de esos ojos azules. Todo, hasta el murmullo del viento que comenzaba a intensificarse, como la noche avanzaba. Y entonces, sonrio de medio lado, entrecerrando sus pupilas, de manera casi perspicaz. -¿Lo que haria, eh? ¿Sinceramente? Poner este cuerpo a salvo. Correria sin dudarlo, a todo lo que mis piernas dieran. Para ganar tiempo, lo haria en mi forma felina. No me apetecerìa ser su bocado esta noche, madame. No soy cobarde, solo… precavido- - Respondio, mientras se movia un poco, de nuevo a la orilla, tomo una ramita y la rompio, arrojando los trozos al agua. Flotaban aquí, alla. Cercanos. Le gustaban las ondas que formaban. -Podria defenderme. Yo tambien tengo colmillos…-

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Dic 01, 2011 7:48 pm

Por un momento solo la armoniosa risa de Gabrielle rompía el silencio que se había formado entre ambos seres. Observo que Aquel misterioso joven no parecía estar acostumbrado a los cumplidos que ella le ofrecía tan desinhibidamente. La vampira dejo de reír e inclino su rostro mirando a Louis en un gesto inocente, donde sus ojos eran lo único que ponía en evidencia la peligrosa e impasible criatura que en realidad era Gabrielle.

La reacción del joven cambia formas, le dio a entender a la vampira que él había tomado sus palabras mas enserio de lo que habría podido imaginar. En ese momento una sonrisa volvió a dibujarse en los labios carmesí de Gabrielle. El ligero paso hacia atrás le provoco un escalofrío en la espina dorsal ofreciéndole el placer que experimenta al contemplar a su presa, ese pequeño gesto basto para que por unos instantes, Louis se convirtiera en su victima. Vacilo durante unos segundos, el tiempo necesario para salir de aquel ensueño.

Pensó que aquel muchacho no era alguien que pudiese tomar a la ligera, capto como analizaba todo a su alrededor evitando quitar su atención de Gabrielle. Lo escucho y la sorpresa paso a formar parte del rostro de la vampira.

Ah… ¿Que mejor respuesta? … –comento en un susurro. Un susurro del cual no estaba segura si el cambia formas pudo advertir-

Sin lugar a dudas era un hombre muy precavido, pero también curioso. De lo contrario se habría marchado al instante que sintió la presencia de Gabrielle.

Encantador… -confeso mientras se inclinaba hacia delante y atrás una y otra vez- Pero… ¿Qué tan rápido puede correr? No quisiera alardear, pero he tardado menos de dos días en llegar aquí desde Nueva Orleans – agrego divertida e inocentemente- No será mi bocado… o no esta noche… -río suavemente- Sería un desperdicio… ya le dije, me resulta muy interesante, monsieur

Gabrielle no media sus palabras o pensaba detenidamente en lo que estas pudiesen significar para el otro. Necesitaba descubrir mas sobre aquella, más sobre los cambia formas…. Más sobre Louis.

por **Louis J. Bouquet** Sáb Dic 17, 2011 4:56 pm

De verdad, que al menor movimiento de su interlocutora, por hacer esas palabras realidad, el no dudaria en correr, fundirse con el aroma del viento, su cuerpo con el lodo. Lo que fuera necesario. No podia morirse en aquel lugar. La necesidad mas básica de todo ser vivo. Sobrevivir, sin importar como ni que. Sus orejas estaban atentas, era un humano en ese momento, apenas, uno con dotes mas afinadas, pero todavía, con aquella limitante que podía ser tachada de imperfección. Estuvo seguro que algo diferente se mezclo con los ruiditos del lugar, pero no estaba seguro. Se mantuvo quieto, apenas parpadeando y jalando aquel aire viciado, solo por que su cuerpo lo demandaba para seguir funcionando con normalidad.

La curiosidada mato al gato. Joder, que ciertas palabras, en mas de un sentido para el joven cambiaformas asiático. Sus labios se entreabrieron y sus pupilas se ensancharon, de sorpresa. ¿Nueva Orleáns? Vaya! Que maravilla…! Eso sabia que quedaba del otro lado del mundo. Escuchaba tantas cosas en Paris sobre las colonias en ese mundo salvaje y exótico… desde niño, en las plazas de Londres, muchas cosas se decian sobre ello. Soñó en mas de una ocasión, ir a ese sitio. Pero le asustaba… de alguna manera, volverse a encerrar en un barco y cruzar el océano. Su cuerpo aun no olvidaba la frialdad salina. El olor a pescado. El miedo.
-¿Es tan lindo, como dicen? - pregunto, con el mismo tono que un escolar. Por un breve instante, se olvido de todo lo demás. Incluso, de las palabras de la vampiro sobre su propia velocidad. Por que la misma forma, aquella entonación empleada por la mujer, era como una especie de sustancia, que suavizaba el ambiente. Parpadeo un poco, algo mas atento. -¿interesante? Vaya, pues… me alegro…- llevo una mano a su nuca, despeinando esa zona, antes de volver a sonreir, algo mas seguro. -Aun asi, le debo decir, que no soy un buen bocadillo… lo que es mas, ¿Se dirigia a la ciudad? Podria acompañarle de regreso… o ¿Le… apetece tomar algo? No vivo lejos… bueno, no mucho.

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