Gabrielle Laurent

Nombre: Gabrielle Laurent.
Edad: 19 años.
Especie: Humana.
Tipo y Clase Social: Cortesana, Clase Alta.
Orientación Sexual: Heterosexual.
Lugar de Origen: Bergerac, Francia.
Descripción Física:

Spoiler:

Descripción Psicológica:
Traviesa como ninguna otra, Gabrielle muestra dos caras de su carácter. Una cuando trabaja con clientes y otra cuando no, simplemente, la rutinaria. Normalmente cuando tiene algún trabajo entre manos se muestra lo más seductora posible y se adapta a lo que le gusta a cada cliente. Normalmente acostumbra a ser atrevida y airosa, impulsiva y seguidora fiel de sus instintos. Sus miradas muchas veces denotan frialdad y diversión al mismo tiempo, invitando a cualquiera a disfrutar de ella y sus secretos recónditos, de sus fantasías y de las demás.
Cuando no se trata de clientes, sino de personas de a pie, ella suele modular un poco su comportamiento, siendo más recatada y coqueta, aunque su dignidad ya está perdida como mujer en París, pues todos la conocen ya como cortesana famosa en Bergerac. No obstante, intenta mantener la compostura, y es muy sentimental fuera de su trabajo, y bien avenida a la hora de usar la oratoria a su favor cuando se introduce en alguna conversación interesante.
Historia:
Gabrielle nació un 21 de diciembre de 1781, en una noche estrellada, cuando su madre dio a luz a su séptima hija en una mansión en Bergerac. Su padre deseaba varones, y, al no ver cumplido su sueño con su séptima hija, la desterró del seno de su madre para siempre, impidiéndole el regreso a casa. Su madre se desgarró en gritos y poco tiempo después se suicidó. Gabrielle, por su parte, había sido acogida en un orfanato de la región. Un orfanato para nacidos no deseados en el seno de las familias de clase alta.
Durante su estancia en dicho orfanato fue menospreciada por sus compañeros, pues la gran mayoría se burlaban de su forma de hablar, bastante torpe. Pronto, en cuanto empezaron a asistir al colegio, no fue la última en quedarse atrás, sino que, haciendo uso de su gran inteligencia, llegó a cautivar el corazón de más de uno de sus profesores, que la halagaban sin parar. “Podrá llegar a ser mucho”. Decían todos. Pero eso era mentira. Y Gabrielle lo sabía. Nunca llegaría a nada. Y ni siquiera lo quería. Su vida resultaba bien así, sólo estudiando. Pero, como a todo niño, le llegó la adolescencia, y pronto su cuerpo cambió, y con él su manera de pensar, alcanzando la madurez antes que sus amigos del orfanato, por lo que a los diecisiete años se hizo a la calle, lista para comenzar su nueva vida como adulta. Así fue cómo, tras montar en un carruaje no muy bien avenido, sucio y apestoso, llegó a París, donde, sorprendida por la multitud que llenaba sus calles, se enamoró perdidamente de una chica de cabellos rubios y mirada azulada que se encontraba tomada del brazo de un hombre. Se acercó a ella sin dudar y preguntó por su nombre y profesión. Ella sólo sonrió y le respondió “el mejor placer es vivir disfrutándolo. Disfrutando de los que te rodean y de la carne que Dios te ha ofrecido”. Nunca se olvidó de aquella frase.
A los dieciocho años, tras haber trabajado como panadera en una de las pastelerías más prestigiosas de París, encontró de nuevo a aquella mujer rubia y elegante y, siguiéndola, descubrió que trabajaba en un burdel. Sus ojos se abrieron ante la frase que había escuchado recitar hacía no más de un año y sonrió. Dimitió en la pastelería y, con todo su dinero, se hizo con buenos vestidos y llegó hasta el burdel, donde ahora trabaja.



Datos extra:
Le agrada mucho cambiar de imagen a menudo, por lo que utiliza tintes de todo tipo de pigmentos y maquillaje variado, así como muchos vestidos distintos. A pesar de su trabajo le gustaría enamorarse algún día, aunque sabe que para ella eso está prohibido.