l'ange Gabrielle {Privado}

por Invitado Mar Sep 25, 2012 8:04 pm

Pardonne-moi
{Perdóname}

Aquella carta que jamás escribió y que nadie podría recibir ahora eran las palabras que se llevaba el viento, el grito de un lamento difícil de percibir para cualquier humano. Dentro de aquella tristeza que inundaba su espíritu alguien entre sueños se atrevió a despertarle con una depuración intensa, podía sentir el dolor de esa persona, el llanto y los sentimientos desconocidos que atravesaban su incoloro e invisible cuerpo. Se trataba de algo extraño, como una bruma gris que invadía cada uno de sus sentidos, como caminar en la niebla que no deja nada más que la desesperación entonces opacamente, de manera fina apenas observó aquel rostro, aquella figura, era del mundo terrenal, era alguien vivo que cargaba con una cruz bastante pesada. Era como un pequeño gusano que deseaba adentrarse en su metamorfosis pero no podía porque las fuerzas le traicionaban y el dolor de perderlo todo le hacía más difícil su andar, eran esos ojos fijos, esas pestañas largas, ese rostro fino, frío, pálido y enfermizo lo que formaban los ecos de ese hechizo. Una invocación que lo arrastraba para ser presenciado, pero muchas veces se negó, el espíritu se negaba a ir, a presentarse y que ella le viese en dolor en cada una de sus facciones.

…Como me duele no poder ayudarte, como me arde la piel al ver que sufres… Como me duele no poder vivir y observar a mi asesino conservarse en alcohol… Perdóname por no aparecer a pesar de tus conjuros y hechizos, algún día nos encontraremos… No sé quien eres, ni porque tus dulces ojos se han interesado en estos de color miel que se han ido opacando con el polvo del tiempo… Gabrielle… Como el arcángel que aun espero me coja entre sus alas y me lleve a las puertas de Dios… ¿Serás tu?...

Dejó una nota después de varios intentos mientras ella dormía, una nota diferente, no en un trozo de papel, porque nunca supo escribir, solo fue un susurró como un soplo de viento y entonces desapareció en ese panorama café. Se fue buscando un significado en aquella ciudad, en aquel lugar donde pudiera encontrar algo, solo de vez en cuando podía visitar a su asesino, observar aun a esos pequeños capullos moverse y salir, el amanecer venía fuerte a reclamar por las almas que descansaban en esos cuerpos, no conocía la hechicera de ojos tristes que lo invocaba cada noche. Mientras se refugio de aquel sol entre un callejón, sin ser visible, viendo como la gente pasaba, los rumores, los ecos, el dolor que le provocaban. La miseria se siente en al iré, consume lentamente, el amanecer llega, solo se encuentra ahí como perdido, viendo la luz, viendo como todo cobra vida apenas, necesita descansar, pero aquel canto que es una epifanía amorosa jamás lo deja, ¿El ángel Gabriel estará rencarnado en aquel cuerpo?... Porque aun no siente aquella necesidad de seguirlo, de ir tras él, algo en este mundo no le hace dormir para siempre, pero no lo recuerda, después de tanta miseria y dolor ¿Qué le depara? Escuchaba a las gaviotas en el lejano mar, a las personas yendo con prisa para poner pan en sus bocas, ahora él no podía hacer nada, esa tranquilidad le agotaba, aquel hermoso momento, esas palabras dejadas en la almohada ¿Ella comprendería?...Lo único que sabía era su nombre, muchos espíritus estaba ansiosos de que alguien los escuchará pero Dylan… Dylan era un caso sumamente extraño, ahora que podía surcar los cielos incluso ir más lejos se negaba.

por Invitado Mar Sep 25, 2012 10:45 pm

La Noche había sido larga, la fiebre se había apoderado de aquel pequeño cuerpo, el fuego la recorría, pero ¿Por qué no quemaba? ¿Por qué no sentía su calor?, su cuerpo se veía desfallecido por ese frio que la hacía temblar, pedir más cobijas para atacar a aquella frialdad.

De momentos un viejo retazo de tela cubría su frente refrescándola un poco, una sonrisa cansada que dedicaba a la vieja monja que se encargaba de cuidarla, hace dos años que la joven tenía que haber abandonado el hospicio, pero las monjas no tuvieron corazón para lanzarla a la calle ni mucho menos prepararla para la vida religiosa, sabían que le quedaba poco tiempo y que si Dios la había creado enferma era porque ese ángel tenía que llegar antes que los demás a su compañía y poder vivir en paz.

La mirada de la joven se encuentra perdida en el vacío, el sudor recorre su frente, usa toda la poca fuerza que le queda para llamarle, de sus labios apenas salen ruidos que indican que intenta decir algo, pero no se oye ningún ruido que pueda oír cualquier persona, solo los oídos más finos podrían entender su llanto, porque esa canción es un lamento, busca aquel joven de ojos miel… si ese es su fin, que sea él quien la lleve a los brazos de Dios.

- Como mariposa, abres tus alas y te me vas… te me vas… y no puedo retener tu silueta, me quedo sin tu luz….

Usa su fuerza cuando opacamente mira esos ojos miel, estirando una mano hacia el frente, su dolor se refleja, ¿Por qué no vienes? ,se pregunta constantemente, la vieja mujer mira en dirección hacia donde señala la enferma, pero no entiende sus mudas palabras, sus lagrimas que indican su dolor…

La noche fue otra prueba de la resistencia de la pobre joven, la noche no se la ha podido llevar por que su fuerza es mucha, aunque este atrapada en un cuerpo casi inerte, ella no se irá, no esta dormida esta hundida en un sopor que le permite descansar un poco, sus labios se ven manchados por un tono malva producto de su sangre al ser tosida, su frente cubierta de sudor, aun con eso su belleza no desaparece, es una escena bella, como quien observa descansar a un ángel.

Siente aquel aire rozar su rostro, moviendo un poco de su cabello y dejándola en una especie de paz que nunca había experimentado, quiere aferrarse más a él, no dejarlo ir, curar aquellas heridas que fueron hechas por el tiempo, pero no puede, su cuerpo se encuentra exhausto, recita nuevamente en voz muy baja… ¿puede oírla?, cuando se da cuenta de su ausencia, la desesperación se apodera de ella y se obliga a abrir los ojos… llevara su cuerpo al limite si eso le permite volver a verlo.

- Bello extraño, siempre me he preguntado si tus alas son como las de los ángeles o como las de las mariposas ¿Cuándo terminara tu metamorfosis? No me dejes en este lugar… llévame a volar contigo.

por Invitado Mar Nov 20, 2012 8:10 pm

Rêve
{Sueño}

El medio de la espesura de aquel bosque, durante los sueños nocturnos que sostenía en su agonía, su delicado cuerpo es atravesado no solo por el aire, sino por una ráfaga de dolor que es interminable, poco a poco avanza entre ese oscuro firmamento que a lo lejos se divisa, como si la imagen de la mujer estuviera rodeado de cierto misticismo… ¿Por qué?, ¿Quién era ella?, porque en sus recuerdos solo estaba la imagen sucia y atroz de aquel hombre que se decía su padre, mismo que Dylan a veces visitaba y en su extraña desesperación por terminar la vida, eso le quedaría a aquel hombre vida para ser torturado con la imagen de su pequeño y entonces, vida era lo que le faltaba a aquella mujer, su mirada miel tan triste, ¿Por qué sus recuerdos se tintaban de tristeza infinita?, ¿Quién era ella?, era como un ángel que las personas en aquel sendero parisino había encontrado, un ángel que callo del cielo porque su alma era demasiado fuerte pero su cuerpo demasiado débil.

¿Su nota serviría?... Aun la dominación de la corporeidad era difícil para él, era un fantasma joven, eso le decía un pobre y triste fantasma de aspecto andrógino, sumamente alto como una sombra, siempre se refugiaba en los callejones con un par de flores blancas en las manos, siempre haciendo que Dylan pudiera tan solo tocar un objeto y moverlo, pero hacerse presente y sentir los abrazos de la mujer eran distintos, porque ella en su agonía deseaba abrazar a aquel ser cuyo destino fue fatalista. Preocupación, eso era lo que le inundaba, era como verse de niño en un rincón pidiendo amor y él nada podía hacer porque aun la dominación de su estado no se lo permitía, ¡Porque era cruel el destino y el tiempo!....¡Porque ella!... No la recordaba y aun sentía que su sufrimiento era parte de él, siempre sufrir sin chistar, siempre haciéndolo después de su muerte, quizás ese era el destino que Dios en la gloria y en la altura quería para Dylan, quizás él no era un fantasma, no, quizás era el ángel de aquella bruja de aspecto bello.

Regreso sobre sus pasos, regreso hasta aquel lugar, la diviso entre aquellos harapos, sí, era bella, era hermosa, era como una oruga dispuesta a envolverse en seda y viajar con él en ese estado místico, ¿Ella aceptaría si él llegaba a proponérselo?, él aunque muy callado y silencioso, observó como algunas personas de aspecto religioso se acercaban a cuidarla, por su parte, apenas diviso su rostro, sus cabellos semi-rubios, casi dorados, y sin pensarlo, su mente, su ser, su alma, todas sus fuerzas desearon poder depositar un beso en su mejilla, ¿lo sentiría?, y su cuerpo comenzó a tomar forma, materia, comenzó a ser parte de ese mundo cuando cerraba sus ojos y se acercaba despacio a aquella mejilla, besando suavemente la piel y casi desapareciendo en el instante que se separo y la observó como algo hermoso.

por Invitado Miér Nov 21, 2012 5:43 pm

Cubierto de mariposas el árbol muerto florece.
Kobayashi Issa

La pequeña bruja se retuerce un poco del dolor que su cuerpo está siendo consumido, le duelen las piernas, los brazos, todo en ella, es un ardor a causa del calor que la consume pero ella siente frio… frio calar en sus huesos provocándole dolor, la fiebre no cesa por más que la vieja monja ponga ese paño frio en su frente, el agua se evapora más rápido, parece ser que la pequeña no aguantara mucho más que aquella noche, pero ha estado noches enteras y en peores condiciones y consigue despertar al siguiente día, a ella no le preocupa su muerte, nunca pensó en que morir fuera malo, de cierto modo aceptaba aquello era una maldición con la que había nacido.

El agua fría del tazón se había terminado, la anciana, salió de la habitación no sin antes dedicarle una sonrisa, a la cual entre sueños y alucinaciones Gabrielle correspondió, ¿Qué era mentira? ¿Qué era verdad? Su mente la estaba traicionando, y se veía tan cansada que sus verdaceos ojos se vieron cerrados por un momento, le costaba respirar ¿si muriera en ese momento que pasaría? Nada, al contrario… el único motivo de su felicidad había dejado su cuerpo mortal, como mariposa había dejado el suelo para volar por los cielos, cuando vio su final… se transformó.

Entre sueños sintió unos labios que a comparación con el frio que sentía eran cálidos, y un jadeo salió de los labios propios, llevando una mano con mucho esfuerzo al frente intentando tocar el rostro, por lo menos acariciar aquellos suaves labios con las yemas de sus dedos, pero no hay nada frente de ella.

Cuando volvió a abrir los ojos apenas pudo observar el rostro del fantasma y sonrió ampliamente, solo un segundo había durado la magia de poder sentirlo, pero eso basto para hacerla sonreír, una sonrisa forzada pero sincera, le costaba mantener incluso los ojos abiertos.

– Haz vuelto… –susurro bajo, antes de cubrir sus labios con su mano, la tos que no la dejaba y entre tos y tos, un poco de su sangre era derramada, se relamió los labios para limpiarlos de su tono malva, pero estos se veían pigmentados y a veces era algo difícil quitar.
Intentó sentarse un poco para poder mirarlo mejor pero el peso y la debilidad de su cuerpo se lo impedían Torpe… se dijo asi misma antes de volver la mirada hacia ese hombre que con el paso del tiempo seguía amando, recordaba la primera vez que lo había visto, siempre pensó que él era un ángel, cuando supo de su muerte… se dio cuenta de que ella tenía razón, y ella un ser tan impuro ¿Cómo podrían estar juntos? Las esperanzas mueren al último… incluso cuando su cuerpo ya no era mortal.

por Invitado Vie Ene 11, 2013 8:13 pm

Douleur
{Dolor es amar a una persona y no poder estar con ella}

La esclavitud que vivía por su propia naturaleza era increíble, nadie podía salvarlo del dolor que aun sentía, de aquellos recuerdos que se avecinaban, una y otra vez repitiéndose en un banquete sin fin, cualquiera podía burlarse de los muertos. Incluso ella podía burlar los poderes que poseía mientras usaba esos medios para contactarle, las cosas se habían salido de control, él no la recordaba, había pasado tanto tiempo dentro de su capullo que jamás tuvo la oportunidad de conocer a una persona que viviera en las peores de las miserias, aquella mujer que se encontraba ahí, llorando, sufriendo, podía sentir el filo de la daga que atravesaba en el cuerpo de ella cada vez que tosía, cada vez que sus fuerzas le faltaban, conocía poco de la vida de los ricos, e inclusive de los lujos, pero había lugares mejores que esa inútil habitación que solo era decorada con las luces de las velas, ni siquiera aquellas luces que alumbraban las calles alcanzaban para aquella mujer de cabellos castaños que desconocía.

¿Por qué sentía dolor a pesar de no conocerla?, quizás era porque pasaban desgracias similares en su vida, ella le hablaba con familiaridad, lo conocía a pesar de que el jamás la observó en su mundo, nunca había visto a una mujer, tampoco a un hombre, su mirada era simple, era variada y se clavaba en el suelo una y otra vez, dando señales que aquello era humillación pura, la misma que miles de personas pasaban mientras eran explotadas para apenas un poco de alimento. No sabía el motivo o la razón, se quedó de pie viéndola, sufrir, toser, intentar verlo, él solo como si fuera un cachorro se quedó atento a ver aquello.

-¿Quién eres, por qué me llamas constantemente?–susurró, si él no quería regresar a ese sitio, quería escapar, ser libres de aquellos grilletes que se ligaban a su muerte, quería olvidarse de todo, ahora conocía la envidia, porque al recordar a aquel espíritu que era ‘como su maestro’ le nació el deseo de borrar sus memorias. Cada una de esas pequeñas cosas le hacía quedarse varado en ese mundo. En sus sueños solo vislumbraba las alas que le cortaron cuando apenas había llegado a este mundo, no conocía otro tipo de paraíso. Y ahora ella de alguna forma irónica alargaba su sufrimiento. Se sentía como en un cuento, como en una fábula, algo que sería contado de generación en generación, como aquellas historias de amor que el tiempo deja inmemoriales y sirven de inspiración para el futuro.

Se acercó, como si fuera la mismísima muerte postrado a los pies de la cama –No es necesario que gastes más energías, ya lo has hecho con esos lamentos llamándome en medio de la oscuridad que tus parpados pudieron vislumbrar, dejándose llevar por las palabras que tus secos labios dejaron escapar –Su habla era algo tranquila, como si una especie de divinidad cayese sobre él, como si fuera el destino a ligarlos, él siendo su ángel guardián. Mientras la esperaba en los brazos de la muerte, así se definía el dolor.

por Invitado Jue Ene 17, 2013 4:38 pm

Te busco en cada amanecer y solo encuentro pena,
la que llevo por dentro y me habla de tu vida,
la que te siente todavía aquí y mi cuerpo envenena.
Por eso aunque esta canción, hable de los dos,
No suena sin ti...

- Melendi

Siempre hay diferentes tipos de dolor, el del alma es el que más cuesta hacer desaparecer y sanar, sus palabras le dolían, aun más de lo que su enfermedad podría llegar a lastimarla, el dolor se encajaba en su corazón como un puñal, de un solo golpe, pero no con eso era suficiente, era como si ese mismo filo abriera su corazón, moviéndose de un lado a otro hasta destrozarlo completamente, un dolor expuesto y sangrante, brutal e inhumano.

¿Quién era ella para hacer que se aferrara a ese mundo terrenal? ¿Qué cosas buenas le había traído haber estado ahí?, a ella haberlo conocido, era de cierto modo su aferre al mundo, ¿Por qué entonces si él no estaba en ese mundo, ella lo hacía volver?¿no era más fácil esperar a que su muerte la llevara hasta donde él estaba?, pero era una mujer tan egoísta que seguía llamándolo entre lagrimas y alucinaciones.

Se mantiene callada, sus parpados se cierran cuando intenta abrirlos, se obliga a mirarlo, siente que si no lo mira será más que una ilusión, a veces quiere creer que lo que mira frente a ella no es más que una ilusión que cuando abra sus ojos y el día vuelva a aparecer, lo verá trabajando como antes lo hacía, las imágenes se apoderan de su cabeza, recuerda aquel joven larguirucho y ella observándolo entre las sombras, aquella muchacha que vestía de muchacho para poder trabajar, su vieja boina descansa bajo su propia almohada, una tonta idea infantil de que si no lo esconde, perderá parte de su identidad.

Aquel muchacho se mantiene mirándola desde la esquina de la cama, entonces como puede Gabrielle se sienta recargando su peso en sus débiles codos, tiene sed, sus labios partidos lo delatan, estira la mano hacía el mueble que descansa a un lado suyo, tomando el vaso que se encuentra a menos de la mitad, acabando con su contenido de un solo trago, tiene más sed, aquello no ha calmado nada del ardor de su garganta, pero la jarra se encuentra en otra mesilla a los pies de la cama, ella podría alcanzarla sin problemas pero su cuerpo se lo impide, mira el agua hasta la distancia y se rinde, dejándose caer sobre la cama, se siente inútil.

– Gabrielle… - repite su nombre, como si no lo conociera pero ya se lo ha dicho antes, de cierto modo es como si esperará que la reconociera, aunque sabe que es imposible… si tan solo se hubiera atrevido a hablarle con anterioridad, las cosas no serían como ahora, pero jamás lo hizo ¿Qué podría hacer una niña de su edad?.

– te conozco, me conoces, incluso aunque parezca que no lo haces, solo debes ver más a través de los recuerdos, ver cada uno de los detalles, ver más allá de lo que tus ojos vieron – siente que está hablando sin sentido y que sus palabras son una unión pobre de todo lo que le quiere decir pero que no alcanza a decir con una lógica y una coherencia.

– A veces la mente es más poderosa de lo que creemos, tu miras una mariposa posada en una hoja, solo miras a la mariposa, no te detienes a ver con detalle en qué clase de hoja esta parada o a qué tipo de planta pertenece, a veces tú no te percatas al momento, pero tu cerebro sí. – esboza una sincera sonrisa antes de caer sobre el colchón, la fiebre comenzaba a subir todavía más, parecía que el fin se acercaba, pero la muerte era algo que deseaba… el demonio, si es que existía, jamás te permitiría tener lo que uno deseaba, al menos no tan pronto.

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