AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
2 participantes
Página 1 de 1.
Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Jueves. 11: 34 PM
Nublado. Ligera llovizna.
Nublado. Ligera llovizna.
Ésta noche mi sed se encuentra un poco incontrolable. He decidido salir de mi estudio de mi confortable residencia para alimentarme, después de una larga sequía auto impuesta. Será hasta el final de la siguiente noche que termine con mi siguiente víctima. Así pues, con una sonrisa de autosuficiencia - y con la firme esperanza de encontrar un posible candidato o candidata - decido recorrer el paraje, sin gastar demasiada energía en ello. No debo arriesgarme de más, sólo por el simple acto de la saciedad.
Hay demasiada algarabía en los barrios bajos de las callejuelas, lo que conlleva directamente a pensar, que habrá decenas de humanos con exceso de alcohol corriendo sobre su torrente sanguíneo, y alrededor suyo, maleantes dispuestos a despojarle de sus pertenencias al más mínimo descuido. Es entonces que hago acto de presencia, y sutilmente les arrebato la vida, sumiéndoles en un sueño eterno. Elegante y práctico. Aunque merezcan algo mucho peor. Sin embargo no soy yo quien deba servir de mano justiciera, simplemente ayudo a erradicar - cada tanto - la ponzoña y la escoria humana. Mal que ha aquejado la tierra desde hace miles de años y que gracias a su “infinita bondad“, es que seres como yo podemos sobrevivir.
Humanos.
Cerca.
Desciendo sobre la calle empedrada, sigiloso.
El individuo camina por inercia, y porque el falso orgullo lo levanta. El hombre despide un aroma a orín y a suciedad. Habla incoherencias, y blasfemias. Es un ser que no merecer pisar el suelo que pisa, ni respirar el aire que respira. Es un parásito de la sociedad al cuál nadie echará de menos.
De improviso el panorama cambia radicalmente. Metros adelante, percibo la silueta de una persona encapuchada que camina en soledad. Sin miedo, como si la noche - más que su enemiga - fuese su compañera. No logro verle el rostro ya que lleva un pequeño abrigo negro, y un gorro. No puedo fiarme de su presencia serena. Si algo me ha enseñado la vida - en la muerte - Es que no hay enemigo pequeño.
-Nunca hay que juzgar la portada de un libro. - Susurro.
El hombre, a pesar de su embriaguez, le ha llamado para que se acerque. No tengo que leer la mente, para saber que quiere hacerle daño y cometer toda clase de perjurios contra su humanidad. ¡Ah pobre alma putrefacta! No sabe el final que le espera. Aquella persona ha revelado su verdadera personalidad y es justo ahora que lo ha atacado de una manera eficaz y cruel. Ahora puedo saber con toda certeza, que se trata de un vampiro o vampira poderosa, habitando en el mejor recipiente de todos.
¿Quién podría sospechar de alguien que aparenta tanta calma?.
Un arma letal, sin duda alguna.
He olvidado la idea de alimentarme. Lo que deseo ahora es seguirle a una distancia prudencial, sin que se percate de mi presencia. Deseo verle actuar con absoluta naturalidad, y aprender. Es un ente milenario, mi instinto me lo grita. Alguien del cuál poder obtener infinidad de conocimientos. No tengo miedo, pero me reservo con cautela. Sin embargo, algo, más bien alguien más se roba por completo mi total atención, haciéndome cambiar de opinión.
-El aprendizaje para después - digo entre dientes sin dejar de mirar aquella figura que camina sigilosa entre las sombras, que parece caminar nerviosa y distraída.
Es ella... Aquella bella mujer que conocí en la última reunión de élite a la cuál asistí hace apenas unas cuántas semanas. Podría reconocerla de entre cientos de personas. Su aroma, su manera grácil de caminar, su sonrisa... ¿Qué estará haciendo a media noche, deambulando por éstas calles alejadas del bullicio, en completa soledad? Me asaltan muchas dudas, pero no quiero saber la respuesta en éste momento. Debo aprovechar que no hay caballeros rodeándola, y acercarme sin parecer demasiado obvio o que piense que la he estado siguiendo minutos atrás.
Finalmente decido que es tiempo de hacerme presente. No es un barrio seguro para una mujer, y pienso que mi compañía no sería mal recibida, por el contrario, pienso que aquella plática efímera que tuvimos fué de lo más agradable. Bajo del tejado de último edificio en el cuál me encuentro ubicado, le rodeo, camino un par de metros más, para de ésta manera encontrarme con ella de frente.
-Buenas noches my lady-. Le saludo con cortesía, y sonriéndole a medias, al verle asomar su cabeza, alzando su caperuza de seda. Su rostro parece desconcertado y sorprendido al verme. - ¿Me permite acompañarle?
Estoy siendo demasiado cortés y delicado, pero lo hago con toda premeditación. No quiero que piense que soy un salvaje sin modales.
Hay demasiada algarabía en los barrios bajos de las callejuelas, lo que conlleva directamente a pensar, que habrá decenas de humanos con exceso de alcohol corriendo sobre su torrente sanguíneo, y alrededor suyo, maleantes dispuestos a despojarle de sus pertenencias al más mínimo descuido. Es entonces que hago acto de presencia, y sutilmente les arrebato la vida, sumiéndoles en un sueño eterno. Elegante y práctico. Aunque merezcan algo mucho peor. Sin embargo no soy yo quien deba servir de mano justiciera, simplemente ayudo a erradicar - cada tanto - la ponzoña y la escoria humana. Mal que ha aquejado la tierra desde hace miles de años y que gracias a su “infinita bondad“, es que seres como yo podemos sobrevivir.
Humanos.
Cerca.
Desciendo sobre la calle empedrada, sigiloso.
El individuo camina por inercia, y porque el falso orgullo lo levanta. El hombre despide un aroma a orín y a suciedad. Habla incoherencias, y blasfemias. Es un ser que no merecer pisar el suelo que pisa, ni respirar el aire que respira. Es un parásito de la sociedad al cuál nadie echará de menos.
De improviso el panorama cambia radicalmente. Metros adelante, percibo la silueta de una persona encapuchada que camina en soledad. Sin miedo, como si la noche - más que su enemiga - fuese su compañera. No logro verle el rostro ya que lleva un pequeño abrigo negro, y un gorro. No puedo fiarme de su presencia serena. Si algo me ha enseñado la vida - en la muerte - Es que no hay enemigo pequeño.
-Nunca hay que juzgar la portada de un libro. - Susurro.
El hombre, a pesar de su embriaguez, le ha llamado para que se acerque. No tengo que leer la mente, para saber que quiere hacerle daño y cometer toda clase de perjurios contra su humanidad. ¡Ah pobre alma putrefacta! No sabe el final que le espera. Aquella persona ha revelado su verdadera personalidad y es justo ahora que lo ha atacado de una manera eficaz y cruel. Ahora puedo saber con toda certeza, que se trata de un vampiro o vampira poderosa, habitando en el mejor recipiente de todos.
¿Quién podría sospechar de alguien que aparenta tanta calma?.
Un arma letal, sin duda alguna.
He olvidado la idea de alimentarme. Lo que deseo ahora es seguirle a una distancia prudencial, sin que se percate de mi presencia. Deseo verle actuar con absoluta naturalidad, y aprender. Es un ente milenario, mi instinto me lo grita. Alguien del cuál poder obtener infinidad de conocimientos. No tengo miedo, pero me reservo con cautela. Sin embargo, algo, más bien alguien más se roba por completo mi total atención, haciéndome cambiar de opinión.
-El aprendizaje para después - digo entre dientes sin dejar de mirar aquella figura que camina sigilosa entre las sombras, que parece caminar nerviosa y distraída.
Es ella... Aquella bella mujer que conocí en la última reunión de élite a la cuál asistí hace apenas unas cuántas semanas. Podría reconocerla de entre cientos de personas. Su aroma, su manera grácil de caminar, su sonrisa... ¿Qué estará haciendo a media noche, deambulando por éstas calles alejadas del bullicio, en completa soledad? Me asaltan muchas dudas, pero no quiero saber la respuesta en éste momento. Debo aprovechar que no hay caballeros rodeándola, y acercarme sin parecer demasiado obvio o que piense que la he estado siguiendo minutos atrás.
Finalmente decido que es tiempo de hacerme presente. No es un barrio seguro para una mujer, y pienso que mi compañía no sería mal recibida, por el contrario, pienso que aquella plática efímera que tuvimos fué de lo más agradable. Bajo del tejado de último edificio en el cuál me encuentro ubicado, le rodeo, camino un par de metros más, para de ésta manera encontrarme con ella de frente.
-Buenas noches my lady-. Le saludo con cortesía, y sonriéndole a medias, al verle asomar su cabeza, alzando su caperuza de seda. Su rostro parece desconcertado y sorprendido al verme. - ¿Me permite acompañarle?
Estoy siendo demasiado cortés y delicado, pero lo hago con toda premeditación. No quiero que piense que soy un salvaje sin modales.
Benneth Mozes-Kor- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 198
Fecha de inscripción : 11/09/2012
Localización : El mar
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
Observaba todo en la oscuridad, todo lo que podía mientras la cortina se mecía a causa del viento, su hombro se había entumecido por la posición que mantenía, estaba hace un buen rato recargada en la pared, simplemente con los ojos intentando descifrar que escondía la noche, aquella noche que parecía querer robarle el sueño y lo había logrado.
Se enderezó y fue hacia su closet sacando de este un vestido de tela tornasol que se pintaba de carmín, se le ceñía en la cintura mientras la caída era una larga falda que apenas si dejaba observar sus pequeños pies, el cabello se lo había recogido a la perfección en un moño que sólo mantenía rebeldes un par de mechones, el toque final había sido una caperuza que la ayudaba a mitigar el frío y que si alguien le veía a lo lejos no pudiera reconocerla por completo, se le había hecho costumbre escabullirse en las noches ¿Para qué? Para nada, para vagar, para simplemente caminar y conocer lo que París escondía en aquella taciturna medianoche.
Había bajado las escaleras de puntillas mientras que la puerta de la casa se había abierto con precaución, no quería que nadie la siguiera, que nadie se preocupara por ella mientras daba un paseo, algo difícil de creer, algo que parecía fuera de lo normal, pero es que la más pequeña de los Valois nunca había encajado en ese término, ella debía estar ya teniendo por lo menos a su primer hijo y… No hacía falta dar más explicaciones, ella estaba lejos de donde le aguardaba aquél futuro al que se negaba a llegar.
Los ojos celestes de la chica iban observando todo, las figuras que se escondían en las farolas de las calles, los sonidos que se escondían de su presencia pero que dejaban el rastro de su efímera existencia, sólo el suave rozar de su falda era lo que alcanzaba a acompañarla, haciendo una sinfonía con los latidos de su corazón, aquél que se empezaba a acelerar intentando que ella tuviera miedo, que no prosiguiera, pero como siempre, no hizo caso de aquél instinto que se mantenía cautivo en su pecho, pero aun así luchaba por salir.
Los dedos de Gabrielle dolían, no era el frío, era la manera en la que los retorcía entre sí, los nervios le estaban comiendo el interior, sin embargo sus pies todavía se movían, parecía que estaba entrando a la jaula de un león pero todavía no se dejaba ver, pero sabía que atacaría, cuando ella se descuidara, él saltaría encima de ella para arrebatar de Gaby lo que quisiera, esas eran las ideas que le iban pasando en la cabeza, pero que no eran coherentes si se daba cuenta que seguía caminando en esa dirección.
Tomó aire deteniéndose en el final de una acera, giró la cabeza hacia el fondo, se veía una silueta, quizá un borracho, la nariz de la mujer de cabellos castaños se arrugó un poco, el olor que emanaba de ahí, no era agradable, era una mezcla entre suciedad, orín y otras cosas que a ella le causó nauseas mantenerse ahí por más tiempo, simplemente prosiguió su camino, ¿Qué quería encontrar? No lo sabía, si Antoine la viera, le regañaría “Una señorita no debe estar fuera de su casa en la noche y menos sola” siempre repetía como si quisiera que su hermana lo aprendiera, pero sobre todo que lo llevara a cabo, pues necesitaba practicarlo y que después se le hiciera algo “normal” pero ella no podía.
La mano zurda de Gabrielle subió hacia su nariz, cubriendo al igual sus labios mientras intentaba mitigar el picor que le había dejado aquél sitio, no sabía cómo es que había gente que podía vivir ahí, pero sobre todo, no sabía cómo es que el gobierno lo permitía, era lógico, que los Reyes, Condes, Duques y demás nunca estarían en una situación tan precaria pero ¿Eso era humano? De haber podido hubiera suspirado, pero no quería volver invadir sus pulmones con aquél veneno.
Un sobresalto la hizo reaccionar dando un paso hacia atrás, el tacón de su zapato había hecho un ruido sordo sobre la acera mientras que intentaba mantener el equilibrio y observaba con detenimiento, el hombre la había espantado pero no con intención, ella ya estaba bastante mal con todo, el entorno que parecía dejar salir cualquier peligro en algún momento, sus pensamientos que iban y venían tan lejos de ahí que no lograba encajar por completo, sonrió con delicadeza mientras dejaba su cabello a la vista deslizando la caperuza que lo cubría haciéndola caer a su espalda –Buenas noches, Monsieur- contestó amablemente, recordaba al hombre ¿Cómo olvidar aquellos ojos penetrantes? Era casi imposible, ¿La intimidaba? Quizá, sólo esperaba que eso no se notara, además ella ya tenía nervios de mucho antes de encontrárselo.
-Por supuesto…- encoge los hombros como si quisiera hacer su cuerpo un poco más compacto –Debo decir que es sorprendente encontrarlo en este sitio…- comenta como si fuera algo natural o al menos eso quiere transmitir no sabe si lo logra o no, pero las palabras ya estaban dichas -¿Cómo se encuentra?- está sorprendida de verle de nuevo, una situación muy diferente, ese día eran “negocios” para muchos ¿Ahora? Era un simple encuentro casual de dos personas que se “conocían”, su mente estaba intentando recordar su nombre, ese era el talón de Aquiles de Gabrielle, los nombres, siempre había algo, pero el de él, era difícil, le daba pena pronunciarlo mal, así que era lo que su cerebro estaba trabajando en ese momento –Una noche algo…- quería encontrar la palabra adecuada pero no la encontró aunque fijó sus ojos en el cielo, buscando que este le diera la respuesta.
Se enderezó y fue hacia su closet sacando de este un vestido de tela tornasol que se pintaba de carmín, se le ceñía en la cintura mientras la caída era una larga falda que apenas si dejaba observar sus pequeños pies, el cabello se lo había recogido a la perfección en un moño que sólo mantenía rebeldes un par de mechones, el toque final había sido una caperuza que la ayudaba a mitigar el frío y que si alguien le veía a lo lejos no pudiera reconocerla por completo, se le había hecho costumbre escabullirse en las noches ¿Para qué? Para nada, para vagar, para simplemente caminar y conocer lo que París escondía en aquella taciturna medianoche.
Había bajado las escaleras de puntillas mientras que la puerta de la casa se había abierto con precaución, no quería que nadie la siguiera, que nadie se preocupara por ella mientras daba un paseo, algo difícil de creer, algo que parecía fuera de lo normal, pero es que la más pequeña de los Valois nunca había encajado en ese término, ella debía estar ya teniendo por lo menos a su primer hijo y… No hacía falta dar más explicaciones, ella estaba lejos de donde le aguardaba aquél futuro al que se negaba a llegar.
Los ojos celestes de la chica iban observando todo, las figuras que se escondían en las farolas de las calles, los sonidos que se escondían de su presencia pero que dejaban el rastro de su efímera existencia, sólo el suave rozar de su falda era lo que alcanzaba a acompañarla, haciendo una sinfonía con los latidos de su corazón, aquél que se empezaba a acelerar intentando que ella tuviera miedo, que no prosiguiera, pero como siempre, no hizo caso de aquél instinto que se mantenía cautivo en su pecho, pero aun así luchaba por salir.
Los dedos de Gabrielle dolían, no era el frío, era la manera en la que los retorcía entre sí, los nervios le estaban comiendo el interior, sin embargo sus pies todavía se movían, parecía que estaba entrando a la jaula de un león pero todavía no se dejaba ver, pero sabía que atacaría, cuando ella se descuidara, él saltaría encima de ella para arrebatar de Gaby lo que quisiera, esas eran las ideas que le iban pasando en la cabeza, pero que no eran coherentes si se daba cuenta que seguía caminando en esa dirección.
Tomó aire deteniéndose en el final de una acera, giró la cabeza hacia el fondo, se veía una silueta, quizá un borracho, la nariz de la mujer de cabellos castaños se arrugó un poco, el olor que emanaba de ahí, no era agradable, era una mezcla entre suciedad, orín y otras cosas que a ella le causó nauseas mantenerse ahí por más tiempo, simplemente prosiguió su camino, ¿Qué quería encontrar? No lo sabía, si Antoine la viera, le regañaría “Una señorita no debe estar fuera de su casa en la noche y menos sola” siempre repetía como si quisiera que su hermana lo aprendiera, pero sobre todo que lo llevara a cabo, pues necesitaba practicarlo y que después se le hiciera algo “normal” pero ella no podía.
La mano zurda de Gabrielle subió hacia su nariz, cubriendo al igual sus labios mientras intentaba mitigar el picor que le había dejado aquél sitio, no sabía cómo es que había gente que podía vivir ahí, pero sobre todo, no sabía cómo es que el gobierno lo permitía, era lógico, que los Reyes, Condes, Duques y demás nunca estarían en una situación tan precaria pero ¿Eso era humano? De haber podido hubiera suspirado, pero no quería volver invadir sus pulmones con aquél veneno.
Un sobresalto la hizo reaccionar dando un paso hacia atrás, el tacón de su zapato había hecho un ruido sordo sobre la acera mientras que intentaba mantener el equilibrio y observaba con detenimiento, el hombre la había espantado pero no con intención, ella ya estaba bastante mal con todo, el entorno que parecía dejar salir cualquier peligro en algún momento, sus pensamientos que iban y venían tan lejos de ahí que no lograba encajar por completo, sonrió con delicadeza mientras dejaba su cabello a la vista deslizando la caperuza que lo cubría haciéndola caer a su espalda –Buenas noches, Monsieur- contestó amablemente, recordaba al hombre ¿Cómo olvidar aquellos ojos penetrantes? Era casi imposible, ¿La intimidaba? Quizá, sólo esperaba que eso no se notara, además ella ya tenía nervios de mucho antes de encontrárselo.
-Por supuesto…- encoge los hombros como si quisiera hacer su cuerpo un poco más compacto –Debo decir que es sorprendente encontrarlo en este sitio…- comenta como si fuera algo natural o al menos eso quiere transmitir no sabe si lo logra o no, pero las palabras ya estaban dichas -¿Cómo se encuentra?- está sorprendida de verle de nuevo, una situación muy diferente, ese día eran “negocios” para muchos ¿Ahora? Era un simple encuentro casual de dos personas que se “conocían”, su mente estaba intentando recordar su nombre, ese era el talón de Aquiles de Gabrielle, los nombres, siempre había algo, pero el de él, era difícil, le daba pena pronunciarlo mal, así que era lo que su cerebro estaba trabajando en ese momento –Una noche algo…- quería encontrar la palabra adecuada pero no la encontró aunque fijó sus ojos en el cielo, buscando que este le diera la respuesta.
Gabrielle A. Valois- Humano Clase Alta
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
– Algo fría – terminé la idea, ya que a Gabrielle – Si, recordaba su nombre ¿Cómo olvidarlo? – parece costarle trabajo hilar las ideas. Está nerviosa y no sabe cómo actuar ante éste encuentro fortuito. No recuerda mi nombre – no la culpo pero me hace gracia que se esfuerce – y al parecer está haciendo algo que va en contra de las normas para una señorita de alta sociedad como ella, al salir sola a deambular por las calles de ésta peligrosa ciudad. Sea lo que sea el motivo que le haya obligado a salir de su escondite familiar, es bienvenido.
–Suelo salir a caminar por las noches cuando el sueño se niega a venir a mí – miento descaradamente -. Últimamente con más frecuencia de la que me gustaría, pero qué se le puede hacer… Tendré que acostumbrarme lamentablemente. – finjo molestia por éste supuesto malestar muy humano. – Aunque he de decir, que hoy he de agradecerle el motivarme a abandonar mi residencia y caminar un poco, ya que tuve la suerte de encontrarme con usted. Mejor compañía no puedo pedir.
Puedo sentir claramente como late su corazón de manera agitada, no atreviéndose a alzar la vista más allá de lo necesario. En el fondo transpira timidez al tomarme por el brazo. Ya debería estar acostumbrada a caminar escoltada por un caballero, pero no siempre puede ser como generalmente debiera. Creo que con ella me voy equivocando en la primera impresión a solas. Y la primera es la que cuenta. No puedo estar más complacido.
–Si me permite el comentario my lady, no debería caminar por estos callejuelas mal olientes, son peligrosas, completamente llenas de vividores y ladrones. Ha tenido suerte de encontrarse conmigo.-No quiero alardear demasiado sobre mi fuerza y condición. Pero hasta un ser como yo, tiene sus límites y sabe dónde meterse y dónde no.
- ¿Puedo saber el motivo? ¿Ayudarle en algo? Siéntase libre de pedir cualquier cosa que necesite. Si está en mis manos le ayudaré en lo que pueda.
¿Dónde había sacado yo la faceta altruista? Ni en mis más terribles pesadillas me habría soñado en un papel como éste. Pero vamos, quiero parecer atractivo y encantador a los ojos de la dama, sin utilizar el acostumbrado Glamour del vampiro para atraerla a mis redes. Algo dentro me dice que Gabrielle no es como todas aquellas mujeres con las que suelo tratar con regularidad. Desde que la vi por primera vez lo supe.
Seguí guiándola del brazo, hasta salir de la “zona roja” como le he bautizado, para dirigirnos sutilmente hacia el ala más alumbrada de la ciudad donde hay pequeños mesones que están abiertos a altas horas de la noche. Estaremos más cómodos y podremos conversar en un lugar tibio donde mi acompañante no tirite de frío. Podría prestarle mi abrigo y cubrir su cuerpo con la piel, pero sería muy sospechoso que yo no sintiera los estragos de una noche con pocos grados centígrados de temperatura. Ésta falta de cortesía bien vale la pena pasarla por alto.
–¿Me permite invitarle algo de beber? La temperatura está descendiendo.
–Suelo salir a caminar por las noches cuando el sueño se niega a venir a mí – miento descaradamente -. Últimamente con más frecuencia de la que me gustaría, pero qué se le puede hacer… Tendré que acostumbrarme lamentablemente. – finjo molestia por éste supuesto malestar muy humano. – Aunque he de decir, que hoy he de agradecerle el motivarme a abandonar mi residencia y caminar un poco, ya que tuve la suerte de encontrarme con usted. Mejor compañía no puedo pedir.
Puedo sentir claramente como late su corazón de manera agitada, no atreviéndose a alzar la vista más allá de lo necesario. En el fondo transpira timidez al tomarme por el brazo. Ya debería estar acostumbrada a caminar escoltada por un caballero, pero no siempre puede ser como generalmente debiera. Creo que con ella me voy equivocando en la primera impresión a solas. Y la primera es la que cuenta. No puedo estar más complacido.
–Si me permite el comentario my lady, no debería caminar por estos callejuelas mal olientes, son peligrosas, completamente llenas de vividores y ladrones. Ha tenido suerte de encontrarse conmigo.-No quiero alardear demasiado sobre mi fuerza y condición. Pero hasta un ser como yo, tiene sus límites y sabe dónde meterse y dónde no.
- ¿Puedo saber el motivo? ¿Ayudarle en algo? Siéntase libre de pedir cualquier cosa que necesite. Si está en mis manos le ayudaré en lo que pueda.
¿Dónde había sacado yo la faceta altruista? Ni en mis más terribles pesadillas me habría soñado en un papel como éste. Pero vamos, quiero parecer atractivo y encantador a los ojos de la dama, sin utilizar el acostumbrado Glamour del vampiro para atraerla a mis redes. Algo dentro me dice que Gabrielle no es como todas aquellas mujeres con las que suelo tratar con regularidad. Desde que la vi por primera vez lo supe.
Seguí guiándola del brazo, hasta salir de la “zona roja” como le he bautizado, para dirigirnos sutilmente hacia el ala más alumbrada de la ciudad donde hay pequeños mesones que están abiertos a altas horas de la noche. Estaremos más cómodos y podremos conversar en un lugar tibio donde mi acompañante no tirite de frío. Podría prestarle mi abrigo y cubrir su cuerpo con la piel, pero sería muy sospechoso que yo no sintiera los estragos de una noche con pocos grados centígrados de temperatura. Ésta falta de cortesía bien vale la pena pasarla por alto.
–¿Me permite invitarle algo de beber? La temperatura está descendiendo.
Benneth Mozes-Kor- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 198
Fecha de inscripción : 11/09/2012
Localización : El mar
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
Asintió levemente al decir que en verdad era una noche fría, pues eso era, aunque el motivo por el cual ella había salido era completamente diferente, si hubiera sentido “frío” no hubiera salido, pero no, la noche le había llamado para cubrirla con su manto y hacerla conocer alguno de sus secretos, entre ellos… Él.
La mano de la mujer se había deslizado por debajo del brazo ajeno mientras daba un par de pasos sin rumbo, al menos para ella, pero eran iguales a los que había estado dando hace un rato, así que daba exactamente lo mismo si ahora lo hacía o no.
-El insomnio no es algo bueno, espero que se le pase pronto- su rostro giró para verle, había notado un poco de color azul debajo de sus ojos, quizá no era sólo un día de insomnio sino varios, me dio un poco de pena por él –Se nota que Morfeo no ha querido ir a visitarle a su residencia, le repito que espero que pronto pase eso…- sonrió con la calidez que le permitía el momento, aunque justo en ese momento las mejillas se habían querido lucir mostrando un tono carmín, se había torpemente sonrojado, aunque no lo tomaba como nada más que un simple cumplido, palabras que se dicen por la cortesía –Puede ir con un médico o es que no deja de trabajar en todo el día, sin embargo debe atenderse- prefirió proseguir con aquél tema antes que responder a la cortesía, quizá eso era una falta de educación, pero ¿Qué decir? Le había parecido todo un caballero con esa frase, pero no más.
“Rikkert” decía mi mente, una y otra vez, intentando que el acento fuera el adecuado, mi nariz se arrugó un poco “Señor Vranken Moos”, no sabía que era más difícil, si lo uno o lo otro, suponía que el apellido, pues estaba más largo y daba más oportunidad a que ella se equivocara, pero acababa de decidir algo, si él no le llamaba por su nombre o apellido ella no tendría que intentar arriesgarse a un ridículo por la mala pronunciación, así que mientras fuera “my lady”, el sería [/i]“Caballero”, “Monsieur”[/i] o cualquier locución que le viniera a la cabeza.
-¿Seguro que no me he topado con un ladrón?- se había permitido aquella broma, aunque era imposible que ella le llamara “vividor” esperaba que no se lo tomara a mal o entonces habría un problema innecesario, para aminorar la reacción de nuevo curvó sus labios en una sonrisa, queriendo que él entendiera que no lo decía de verdad, aunque ya le había robado algo, la atención, así que encajaba, pero eso era algo que ella no diría, podría llegar a ponerla en aprietos –Aunque así fuera supongo que en algo tiene razón, he tenido suerte, al menos una cara conocida hace que el viaje sea mucho más ameno- a pesar de que lo veía en ocasiones también se dedicaba a cuidar su camino.
-No tengo motivo, por muy raro que parezca, ha sido así, simplemente tampoco podía dormir, veía el cielo, las calles, el silencio ha captado mi atención y quizá venía a mezclarme un poco con la noche que parecía querer seducirme hasta que lo ha logrado- quería tranquilizarle, ella tenía problemas con su familia pero ¿Para qué mencionarlos? Realmente no eran lo que la había invitado a salir, pero si la oscuridad que le había parecido extrañamente atrayente.
-Muchas gracias por su ayuda, tenga por seguro que si alguna vez la necesito y usted sigue dispuesto a ayudarme, no dudaré en acercarme a usted- la mano que se posaba en su brazo oprimió suavemente este, quería demostrarle que las palabras eran de verdad.
-Pues no sé a dónde podremos ir, la realidad es que no conozco mucho París y las veces que he salido he terminado perdida, así que… No puedo ayudar mucho, pero creo que al final de la calle hay un sitio abierto- no sabía demasiado, entrecerró los ojos intentando ver el local que se mostraba abierto para ellos o quizá no, ¿Qué tipo de sitios podrían estar abiertos a esas horas? Ella lo sabía porque a veces hablaban de ello las mujeres que tenían esposos y les tocaba dormir entre sábanas frías y completamente solas mientras ellos se encargaban de desacomodar las camas ajenas, algo de lo que ella aún no tenía conocimiento.
La mano de la mujer se había deslizado por debajo del brazo ajeno mientras daba un par de pasos sin rumbo, al menos para ella, pero eran iguales a los que había estado dando hace un rato, así que daba exactamente lo mismo si ahora lo hacía o no.
-El insomnio no es algo bueno, espero que se le pase pronto- su rostro giró para verle, había notado un poco de color azul debajo de sus ojos, quizá no era sólo un día de insomnio sino varios, me dio un poco de pena por él –Se nota que Morfeo no ha querido ir a visitarle a su residencia, le repito que espero que pronto pase eso…- sonrió con la calidez que le permitía el momento, aunque justo en ese momento las mejillas se habían querido lucir mostrando un tono carmín, se había torpemente sonrojado, aunque no lo tomaba como nada más que un simple cumplido, palabras que se dicen por la cortesía –Puede ir con un médico o es que no deja de trabajar en todo el día, sin embargo debe atenderse- prefirió proseguir con aquél tema antes que responder a la cortesía, quizá eso era una falta de educación, pero ¿Qué decir? Le había parecido todo un caballero con esa frase, pero no más.
“Rikkert” decía mi mente, una y otra vez, intentando que el acento fuera el adecuado, mi nariz se arrugó un poco “Señor Vranken Moos”, no sabía que era más difícil, si lo uno o lo otro, suponía que el apellido, pues estaba más largo y daba más oportunidad a que ella se equivocara, pero acababa de decidir algo, si él no le llamaba por su nombre o apellido ella no tendría que intentar arriesgarse a un ridículo por la mala pronunciación, así que mientras fuera “my lady”, el sería [/i]“Caballero”, “Monsieur”[/i] o cualquier locución que le viniera a la cabeza.
-¿Seguro que no me he topado con un ladrón?- se había permitido aquella broma, aunque era imposible que ella le llamara “vividor” esperaba que no se lo tomara a mal o entonces habría un problema innecesario, para aminorar la reacción de nuevo curvó sus labios en una sonrisa, queriendo que él entendiera que no lo decía de verdad, aunque ya le había robado algo, la atención, así que encajaba, pero eso era algo que ella no diría, podría llegar a ponerla en aprietos –Aunque así fuera supongo que en algo tiene razón, he tenido suerte, al menos una cara conocida hace que el viaje sea mucho más ameno- a pesar de que lo veía en ocasiones también se dedicaba a cuidar su camino.
-No tengo motivo, por muy raro que parezca, ha sido así, simplemente tampoco podía dormir, veía el cielo, las calles, el silencio ha captado mi atención y quizá venía a mezclarme un poco con la noche que parecía querer seducirme hasta que lo ha logrado- quería tranquilizarle, ella tenía problemas con su familia pero ¿Para qué mencionarlos? Realmente no eran lo que la había invitado a salir, pero si la oscuridad que le había parecido extrañamente atrayente.
-Muchas gracias por su ayuda, tenga por seguro que si alguna vez la necesito y usted sigue dispuesto a ayudarme, no dudaré en acercarme a usted- la mano que se posaba en su brazo oprimió suavemente este, quería demostrarle que las palabras eran de verdad.
-Pues no sé a dónde podremos ir, la realidad es que no conozco mucho París y las veces que he salido he terminado perdida, así que… No puedo ayudar mucho, pero creo que al final de la calle hay un sitio abierto- no sabía demasiado, entrecerró los ojos intentando ver el local que se mostraba abierto para ellos o quizá no, ¿Qué tipo de sitios podrían estar abiertos a esas horas? Ella lo sabía porque a veces hablaban de ello las mujeres que tenían esposos y les tocaba dormir entre sábanas frías y completamente solas mientras ellos se encargaban de desacomodar las camas ajenas, algo de lo que ella aún no tenía conocimiento.
Gabrielle A. Valois- Humano Clase Alta
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
– Morfeo no se ha apiadado de ésta pobre alma, Madame, debe estar ocupado posando sus ojos en bellas damiselas como usted. – Sonrío, porque está más que claro que Gabrielle no está dentro de aquellas afortunadas bajo el cobijo del dios del sueño la noche de hoy –. He de agradecer que no haya visitado su alcoba ésta noche – siento el agarre de su pequeña y grácil mano sobre mi brazo y no puedo sentirme más satisfecho. En cuanto a lo de ladrón, podría considerarme como tal, pero es algo que no he de confesarle a nadie bajo ninguna circunstancia.
–Los médicos no han, ni podrán hacer nada por mi my lady – poso mi vista hacia el frente de la callejuela, porque el desasosiego que me produce ser un muerto en vida me corroe por dentro. Daría lo que fuese por sentir la calidez del aire, el calor del sol… ¡Maldita sea mi estampa y maldito sea el destino que quiso pagarme con ésta pesada losa que llevo sobre mi espalda!
–He trabajado arduamente – miento, una vez más – Las exportaciones han bajado éstos días debido a que los piratas han estado haciendo de las suyas, saboteando las entregas en los puertos comerciales. Muchas pérdidas para mis arcas, Gabrielle. Si esto no para, tendré que cambiar de residencia muy a mi pesar.
He decidido llamarla por su nombre, tratando de hacerle sentir en un ambiente relajado y seguro, aún no nos conocemos lo suficiente, eso es completamente una realidad, y aunque parece estar aceptando que la escolte, puedo percibir desconfianza y quizás un grado leve de timidez. Esto no hace más que revivir mis deseos por conocerle más a fondo, me encanta su aura limpia, sin malicia, exquisitamente atractiva a mis ojos.
–No se preocupe, conozco a la perfección cada recoveco parisino, mejor guía que yo no encontrará, puedo asegurarle con toda honestidad. Sólo déjese llevar, y se dará cuenta de que mis palabras son ciertas. Unos cuántos bloques más camino abajo y estaremos a las puertas de un mesón muy agradable, digno de una mujer como tú... ¿puedo hablarle de tú?
Muy a mi pesar, el glamour de vampiro ha salido a flote, es algo innato. Por más que he querido ser solamente yo, es inevitable no tratar de seducirle con todas mis “armas” disponibles. La bestia que habita en mí, no conoce de razones. Se limita a actuar y a obligarme a verla como una presa más de la cuál beber para saciar la sed. Siempre me he jactado de poder controlar mis instintos vampíricos, sin embargo y muy a mi pesar, con ella me está resultando doblemente doloroso. Es una constante lucha del hacer y no hacer. Guardo silencio por unos instantes que parecen eternos ¡cuánta ironía hablar de eternidad para alguien de mi condición!
–Unos cuántos metros más y habremos llegado, el lugar es un pub encantador, que pertenece a una vieja amiga y socia. Seremos bien atendidos, no tengas la menor duda. Una excelente anfitriona y mujer culta que no hace más que ganar mi admiración día tras día.
Es una verdad a medias. Úrsula es alguien como yo, una vampiresa ancestral que ha visto lo inimaginable, una mujer difícil de sorprender, que me ha servido de cómplice los últimos tres años. En cuanto ponga un pie dentro de su establecimiento, hablaré a su mente para explicarle que mi acompañante es simplemente eso, una compañía, más no el aperitivo principal.
Mi mente divaga antes de llegar a destino. Me atrevo a posar mi mano libre, sobre la de ella, que sujeta fuertemente mi brazo. Si no fuera por los guantes de piel… ¡Maldición!
–Los médicos no han, ni podrán hacer nada por mi my lady – poso mi vista hacia el frente de la callejuela, porque el desasosiego que me produce ser un muerto en vida me corroe por dentro. Daría lo que fuese por sentir la calidez del aire, el calor del sol… ¡Maldita sea mi estampa y maldito sea el destino que quiso pagarme con ésta pesada losa que llevo sobre mi espalda!
–He trabajado arduamente – miento, una vez más – Las exportaciones han bajado éstos días debido a que los piratas han estado haciendo de las suyas, saboteando las entregas en los puertos comerciales. Muchas pérdidas para mis arcas, Gabrielle. Si esto no para, tendré que cambiar de residencia muy a mi pesar.
He decidido llamarla por su nombre, tratando de hacerle sentir en un ambiente relajado y seguro, aún no nos conocemos lo suficiente, eso es completamente una realidad, y aunque parece estar aceptando que la escolte, puedo percibir desconfianza y quizás un grado leve de timidez. Esto no hace más que revivir mis deseos por conocerle más a fondo, me encanta su aura limpia, sin malicia, exquisitamente atractiva a mis ojos.
–No se preocupe, conozco a la perfección cada recoveco parisino, mejor guía que yo no encontrará, puedo asegurarle con toda honestidad. Sólo déjese llevar, y se dará cuenta de que mis palabras son ciertas. Unos cuántos bloques más camino abajo y estaremos a las puertas de un mesón muy agradable, digno de una mujer como tú... ¿puedo hablarle de tú?
Muy a mi pesar, el glamour de vampiro ha salido a flote, es algo innato. Por más que he querido ser solamente yo, es inevitable no tratar de seducirle con todas mis “armas” disponibles. La bestia que habita en mí, no conoce de razones. Se limita a actuar y a obligarme a verla como una presa más de la cuál beber para saciar la sed. Siempre me he jactado de poder controlar mis instintos vampíricos, sin embargo y muy a mi pesar, con ella me está resultando doblemente doloroso. Es una constante lucha del hacer y no hacer. Guardo silencio por unos instantes que parecen eternos ¡cuánta ironía hablar de eternidad para alguien de mi condición!
–Unos cuántos metros más y habremos llegado, el lugar es un pub encantador, que pertenece a una vieja amiga y socia. Seremos bien atendidos, no tengas la menor duda. Una excelente anfitriona y mujer culta que no hace más que ganar mi admiración día tras día.
Es una verdad a medias. Úrsula es alguien como yo, una vampiresa ancestral que ha visto lo inimaginable, una mujer difícil de sorprender, que me ha servido de cómplice los últimos tres años. En cuanto ponga un pie dentro de su establecimiento, hablaré a su mente para explicarle que mi acompañante es simplemente eso, una compañía, más no el aperitivo principal.
Mi mente divaga antes de llegar a destino. Me atrevo a posar mi mano libre, sobre la de ella, que sujeta fuertemente mi brazo. Si no fuera por los guantes de piel… ¡Maldición!
Benneth Mozes-Kor- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 198
Fecha de inscripción : 11/09/2012
Localización : El mar
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
Sus palabras eran halagadoras, no podía negarlo pero siempre se mantenía igual, como si nada hubiera sido dicho, sólo la simple cortesía y por lo mismo su cabeza hizo un leve movimiento -Gracias- mencionó casi en un murmuro -También se niega a visitarme seguido, seguro quiere que cuide a la luna- arrugó la frente cuando dijo que los médicos no podrían hacer nada -Señor, si usted no va al médico no sabrá si pueden o no ayudarle, quizá no ha ido al correcto o es que no deja de pensar en sus negocios, hay ratos en los que uno debe relajarse, respirar y dormir...- se quedó callada un momento e incluso detuvo su andar para mirarlo -¿Acaso algo le atormenta?- quizá reflejaba sus propias carencias en alguien que no tenía nada que ver con ella, pero no encontraba otro motivo, con ella tampoco los médicos podrían hacer algo si su madre seguía mandando ese tipo de correspondencia cada semana a su buzón.
-Es una lástima...- la última palabra la arrastró con los labios, había temido desde el momento que lo vio que le llamara por su nombre, no quería tener que pasar la vergüenza y ahora casi que se sentía obligada a tener que hacerlo -Pues busque alianzas con las personas adecuadas, quizá eso pueda lograr que su negocio prospere y no tenga que irse- continuó su andar, necesitaba distraerse de nuevo en algo, pero ella sola se martillaba la mente pensando que tenía que decirle el nombre, tomó aire profundamente y miró hacia el frente.
-Vaya, Rikk...- se quedó callada por un momento y la solución había llegado a ella en ese instante -Puedes tutearme, si me dejas decirte Rikk... ¿Qué te parece? Yo creo que es un trato justo- sonrió amablemente mientras en su mente se dibujaban mil ovaciones, aunque todavía no sabía si resultaría, pronto sus pensamientos la encaminaron de nueva cuenta a la plática que ya estaba llevando a cabo -Bueno... Te decía... Parece que tu ego es muy alto- sonrió -Pero creeré en ti, no conozco, así que si tu dices que es un lugar seguro entonces te creo- su mano se deslizó un poco por su brazo rozando la fina tela de su abrigo mientras que continuaba aquél camino en donde se podían ver sus sombras alargadas gracias a las farolas postradas en aquellas aceras -Estás mucho más alto...- hizo una mueca con los labios al ver las sombras de ambos y después se rió, se había visto como una pequeña que se sorprendía por cualquier cosa.
Se sentía cómoda con aquél hombre, no podía negarlo, aunque era atractivo, había algo más, quizá podría llegar a descifrarlo si platicaban un poco más, quizá era el porte, tal vez el acento, pero cada palabra pronunciada por él era como si se deslizara suavemente entre sus labios, parpadeó varias veces intentando quitar esa imagen de su mente, no era posible que estuviera pensando aquello, el rubor en sus mejillas se había hecho presente por el simple hecho de haber concebido aquello.
Intentó retomar la plática mientras escuchaba lo que estaba diciendo, quería hilar todas las palabras, ¡Qué vergüenza! Se había perdido por breves instantes que ahora le parecían completamente valiosos, no era así siempre, pero no sabía realmente lo que le había pasado -Sí, claro, podemos ir a ese sitio donde dice, no tengo ningún problema, al fin que el ladrón ya va conmigo...- sonríe levemente mientras sigue el paso, dando gracias ala corte celestial por haberle dado la coherencia ante las palabras, intentaría no volver a pensar en nada de nuevo, al menos no tonterías que no la llevaban a nada bueno -¿Cuánto tiempo tiene en París?- otra vez sus pensamientos se habían ido mientras intentaba que sus pasos fueran exactamente por la línea dibujada en la acera haciendo que su mano tomara con un poco más de fuerza el brazo ajeno, debía aceptar que sólo era un vano intento de no fijarse de nuevo en aquellos labios mientras pronunciaba las oraciones.
-Es una lástima...- la última palabra la arrastró con los labios, había temido desde el momento que lo vio que le llamara por su nombre, no quería tener que pasar la vergüenza y ahora casi que se sentía obligada a tener que hacerlo -Pues busque alianzas con las personas adecuadas, quizá eso pueda lograr que su negocio prospere y no tenga que irse- continuó su andar, necesitaba distraerse de nuevo en algo, pero ella sola se martillaba la mente pensando que tenía que decirle el nombre, tomó aire profundamente y miró hacia el frente.
-Vaya, Rikk...- se quedó callada por un momento y la solución había llegado a ella en ese instante -Puedes tutearme, si me dejas decirte Rikk... ¿Qué te parece? Yo creo que es un trato justo- sonrió amablemente mientras en su mente se dibujaban mil ovaciones, aunque todavía no sabía si resultaría, pronto sus pensamientos la encaminaron de nueva cuenta a la plática que ya estaba llevando a cabo -Bueno... Te decía... Parece que tu ego es muy alto- sonrió -Pero creeré en ti, no conozco, así que si tu dices que es un lugar seguro entonces te creo- su mano se deslizó un poco por su brazo rozando la fina tela de su abrigo mientras que continuaba aquél camino en donde se podían ver sus sombras alargadas gracias a las farolas postradas en aquellas aceras -Estás mucho más alto...- hizo una mueca con los labios al ver las sombras de ambos y después se rió, se había visto como una pequeña que se sorprendía por cualquier cosa.
Se sentía cómoda con aquél hombre, no podía negarlo, aunque era atractivo, había algo más, quizá podría llegar a descifrarlo si platicaban un poco más, quizá era el porte, tal vez el acento, pero cada palabra pronunciada por él era como si se deslizara suavemente entre sus labios, parpadeó varias veces intentando quitar esa imagen de su mente, no era posible que estuviera pensando aquello, el rubor en sus mejillas se había hecho presente por el simple hecho de haber concebido aquello.
Intentó retomar la plática mientras escuchaba lo que estaba diciendo, quería hilar todas las palabras, ¡Qué vergüenza! Se había perdido por breves instantes que ahora le parecían completamente valiosos, no era así siempre, pero no sabía realmente lo que le había pasado -Sí, claro, podemos ir a ese sitio donde dice, no tengo ningún problema, al fin que el ladrón ya va conmigo...- sonríe levemente mientras sigue el paso, dando gracias ala corte celestial por haberle dado la coherencia ante las palabras, intentaría no volver a pensar en nada de nuevo, al menos no tonterías que no la llevaban a nada bueno -¿Cuánto tiempo tiene en París?- otra vez sus pensamientos se habían ido mientras intentaba que sus pasos fueran exactamente por la línea dibujada en la acera haciendo que su mano tomara con un poco más de fuerza el brazo ajeno, debía aceptar que sólo era un vano intento de no fijarse de nuevo en aquellos labios mientras pronunciaba las oraciones.
Gabrielle A. Valois- Humano Clase Alta
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
Hablar con Gabrielle me resulta de lo más sencillo, con ella no tengo que demostrar nada más que ser yo mismo, aunque sea sólo por ésta noche. Ir caminando del brazo con tan distinguida dama, me hace evocar bellos momentos. Aquella ocasión, hace muchos años ya, cuando me encontré con la chica de ojos claros con la que tropecé por cuestiones fortuitas del destino. Ella vendedora de pan, yo, un joven que salía a buscar un futuro prometedor, muerto de hambre y con varios días sin dormir. Me es imposible olvidar su sonrisa, su cabellera ensortijada que se mecía al compás del viento, su diminuta y blanquecina mano, tomando un mendrugo de pan para ofrecérmelo sin pedirme nada a cambio, salvo un escueto: Gracias, que salió como un susurro entre mis labios. Sólo quedan atisbos de recuerdos de aquel humano que alguna vez fui…
–Llevo un par de años en la ciudad – me obligo a regresar a la cruda realidad por más cruel que parezca-. Me he asentado en una residencia a las orillas. Un lugar espacioso y tranquilo, rodeado de frondosos árboles junto a un pequeño estanquillo artificial. Me gusta estar rodeado de naturaleza, aires frescos y hermosos y grandes ventanales por donde se cuelan raudos e impacientes los rayos del sol.
Es una pena que mis verdades vayan mezcladas con mentiras. Es inevitable que una criatura como yo sea sincera en su totalidad. Siempre se antepondrá el veto de silencio ante los humanos que no saben de nuestra existencia. Todo era tan sencillo años atrás. Cada noche que pasa reniego de mi condición con todas mis fuerzas. A veces siento que me quiero volver loco y mandaré todo al demonio sin importar las consecuencias de mis actos.
–Me agrada su sentido del humor – comento con sinceridad al descubrir el juego de sombras que reflejan nuestras siluetas alargadas – Usted se ve mucho más bella que de costumbre. El ladrón guardará el antifaz por ésta única ocasión Madame – continúo con la broma que ella ha comenzado – Sólo porque se trata de usted, ni más ni menos.
Nuestros pasos nos han llevado hacia la entrada del Pub, misma que abro para dejarle pasar a ella primero como todo un caballero. Dentro, se respira un aire de tranquilidad en una estancia a media luz. Paredes adornadas con detalles sobrios pero elegantes inundan el ambiente. Hay pocos comensales para tales horas de la noche, lo cual representa regocijo, puesto que no habrá miradas curiosas que entorpezcan nuestra velada improvisada.
Le conduzco a la segunda planta – que es donde habitualmente suelo sentarme – tomando una de las mesas más alejadas. Con toda cortesía le pido su caperuza para colocarla en un costado de la baranda que se utiliza para éstos menesteres y habiendo colgándola con sumo cuidado, retiro la silla para que tome asiento. Segundos después realizo el mismo ritual con mi sombrero y mi abrigo al mismo tiempo que hablo a la mente de la vampira para advertirle de mi presencia, pues no quiero ser interrumpido en lo absoluto más que por ella misma. Ella fungirá como nuestra anfitriona. Será la encargada de atendernos tal y como merecemos; ya le pagaré el favor después ofreciéndole la sangre de algún joven tal como le gusta.
–Úrsula prepara un café delicioso- entre otras cosas – Pero venir aquí y no degustar la especialidad de la casa, se considera un sacrilegio – estiro mi mano para atrapar la suya con delicadeza -. Gracias por aceptar mi compañía Gabrielle, en verdad le agradezco de todo corazón.
Pocas veces peco de sincero, porque ya he dicho con anterioridad que mi vida está rodeada de mentiras. Pero intentar parecer humano en algunas ocasiones, no hace mal a nadie, mucho menos a alguien como yo, que vive cobijado bajo las sombras, sin nada más que importe salvo yo mismo.
–Llevo un par de años en la ciudad – me obligo a regresar a la cruda realidad por más cruel que parezca-. Me he asentado en una residencia a las orillas. Un lugar espacioso y tranquilo, rodeado de frondosos árboles junto a un pequeño estanquillo artificial. Me gusta estar rodeado de naturaleza, aires frescos y hermosos y grandes ventanales por donde se cuelan raudos e impacientes los rayos del sol.
Es una pena que mis verdades vayan mezcladas con mentiras. Es inevitable que una criatura como yo sea sincera en su totalidad. Siempre se antepondrá el veto de silencio ante los humanos que no saben de nuestra existencia. Todo era tan sencillo años atrás. Cada noche que pasa reniego de mi condición con todas mis fuerzas. A veces siento que me quiero volver loco y mandaré todo al demonio sin importar las consecuencias de mis actos.
–Me agrada su sentido del humor – comento con sinceridad al descubrir el juego de sombras que reflejan nuestras siluetas alargadas – Usted se ve mucho más bella que de costumbre. El ladrón guardará el antifaz por ésta única ocasión Madame – continúo con la broma que ella ha comenzado – Sólo porque se trata de usted, ni más ni menos.
Nuestros pasos nos han llevado hacia la entrada del Pub, misma que abro para dejarle pasar a ella primero como todo un caballero. Dentro, se respira un aire de tranquilidad en una estancia a media luz. Paredes adornadas con detalles sobrios pero elegantes inundan el ambiente. Hay pocos comensales para tales horas de la noche, lo cual representa regocijo, puesto que no habrá miradas curiosas que entorpezcan nuestra velada improvisada.
Le conduzco a la segunda planta – que es donde habitualmente suelo sentarme – tomando una de las mesas más alejadas. Con toda cortesía le pido su caperuza para colocarla en un costado de la baranda que se utiliza para éstos menesteres y habiendo colgándola con sumo cuidado, retiro la silla para que tome asiento. Segundos después realizo el mismo ritual con mi sombrero y mi abrigo al mismo tiempo que hablo a la mente de la vampira para advertirle de mi presencia, pues no quiero ser interrumpido en lo absoluto más que por ella misma. Ella fungirá como nuestra anfitriona. Será la encargada de atendernos tal y como merecemos; ya le pagaré el favor después ofreciéndole la sangre de algún joven tal como le gusta.
–Úrsula prepara un café delicioso- entre otras cosas – Pero venir aquí y no degustar la especialidad de la casa, se considera un sacrilegio – estiro mi mano para atrapar la suya con delicadeza -. Gracias por aceptar mi compañía Gabrielle, en verdad le agradezco de todo corazón.
Pocas veces peco de sincero, porque ya he dicho con anterioridad que mi vida está rodeada de mentiras. Pero intentar parecer humano en algunas ocasiones, no hace mal a nadie, mucho menos a alguien como yo, que vive cobijado bajo las sombras, sin nada más que importe salvo yo mismo.
Benneth Mozes-Kor- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 198
Fecha de inscripción : 11/09/2012
Localización : El mar
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
[color=yellow]¿Hacía cuánto que no caminaba así de tranquila? Tenía mucho, y no se arrepentía, siempre iba a prisa, pero quería demostrar que era lo suficientemente buena como para hacer crecer los negocios de su familia, suspiró esperando que su acompañante no lo notara –Quizá la ladrona sea yo…- comentó simplemente por molestar, aunque podía ser verdad, le había robado la soledad compartiendo la propia, parecía que esa noche a Gabrielle le querían jugar sucio, su mente estaba bastante complicada. Al menos agradecía que Rikkert tuviera sentido del humor, eso era algo que ya no existía o, mejor dicho, que nunca había existido, los hombres se creían que nosotras no teníamos derecho alguno, ya se estaba acostumbrando a esto y no sabía si era bueno o malo, sólo que era producto de lo que ahora se estaba viviendo. Sonrió y se adentró en el sitio, se veía bastante ameno, un poco colorido, debía decirlo, estaba cómoda, a pesar de la inquietud de la noche y que prácticamente se había aventurado a ir con un desconocido, pues una plática tan leve y no recordar el nombre, o al menos la pronunciación, le recordaban constantemente de que no era muy cordial de su parte. -Me gusta el café, debo confesar que no conocía el sitio, aunque debo decir algo…- se le quedó viendo esperando que no lo tomara a mal –Si bebo café menos dormiré...- sonrió amablemente mientras sentía el tacto del hombre sobre su mano, estaba helado, al punto que la hizo erizarse un poco, había sentido un estremecimiento recorrerla de pies a cabeza y abandonó la idea del café –Monsieur, está helado- puso la mano faltante sobre las de él como si pretendiera que con ello le daba un poco de calor, aunque no notaba siquiera que estas se pusieran tibias, era extraño. -Supongo que confiaré en su buen gusto y dejaré que usted pida por mí, al fin y al cabo el experto aquí es usted- las palabras sinceras del caballero le habían hecho sentir que en verdad disfrutaba de su presencia, aunque bueno, la caballerosidad podía ser una virtud de aquél y era así como lo tomaba, ni más ni menos –Gracias a usted por dejarme acompañarlo y escoltarme de algún modo, nunca preví que podía encontrarme con algo que no me agradara…- los ojos azules de Gabrielle se posaron en los del hombre –Fuera de broma, agradezco que me haya topado con usted y no con alguien más- era verdad, ella no había previsto que pudo pasarle lo de la noche anterior y tener que correr como desesperada, ni con esa mala experiencia había comprendido que debía cuidarse, era como una lección demasiado complicada para ella, sólo deseaba no captarla muy tarde o estando metros bajo tierra de nada serviría. Miró cual niña pequeña el lugar levantando la mirada hacia el techo, buscaba cualquier detalle, las paredes, la gente que ahí estaba -¿Cómo conoció este lugar?- preguntó mientras poco a poco su cabeza iba girando hasta lograr observarlo de nuevo. -Rikkert…- terminó de pronunciar su nombre aunque no sabía si lo había hecho de la forma correcta -¿Quieres un par de guantes?- quizá se estaba pasando, pero es que… Su piel no lograba coger nada de calor, ni color, quizá estaba enfermo.
Gabrielle A. Valois- Humano Clase Alta
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
– ¿Cómo conocí ésta café? – Me permito echarle una ligera ojeada al lugar con aires nostálgicos – Bueno, fue por mera coincidencia que lo encontré. Al igual que ésta noche, y sin mayor ánimo que hacer, me dediqué a deambular por las calles deseando encontrar un lugar apacible donde reposar de la larga jornada – Le sonrío. Pero es una felicidad fingida, porque la realidad es otra. En aquella ocasión huía de un grupo de perseguidores que querían darme caza. Como todo vampiro neófito e inexperto, fui osado y desangré al menos una docena de humanos. Mi sed estaba incontrolable y comencé a vagar entre las callejuelas sin rumbo fijo hasta que Úrsula me rescató y me dio asilo para guarecerme de aquella cacería de brujas del cual estaba siendo objeto. A partir de aquél momento me convertí en su sombra y aprendí algunas cosas de ella.
Estaba perfectamente claro que no iba a contarle todo éste embrollo a Gabrielle, misma que seguía ingenuamente preocupada por mi salud, y mi extraña temperatura corporal ofreciéndome un par de guantes para calentar mis manos. Cada vez me sentía atraído por su calidez y su bondad naturales, muy ajenos en todas las damas de alta sociedad que he tenido la oportunidad de conocer a través de todos mis años como un ser de la noche. Y para que las cosas sean aún más gratificantes, ella esta complacida con mi compañía ¿qué más puedo pedir? Nada por el momento…
–El café que puedo recomendarle, es el de la casa ni más ni menos, servido especialmente por la dependienta. Es un plus. Son pocas las veces que “ella” - quise omitir el nombre deliberadamente–Tiene la atención de dirigirse a alguien. Como ya somos viejos conocidos y conoce mis gustos a la perfección, estoy seguro de que en breve la veremos subir por la escalera, con dos tazas de plata, descansando en una bella charola, con un espeso humo saliendo de ellas. - Sonrío – Es un café artesanal, con un tipo de receta secreta… Que claro está, nunca compartirá conmigo. Un secreto que se llevará a la tumba según sus propias palabras.
Efectivamente y tal y como vaticiné, los pasos en la escalera no se hicieron esperar, y con ellos la espigada de Úrsula, enfundado en un vestido morado, que resaltaba aún más su palidez, peinada con ése extraño moño en lo alto de su cabeza que la hacía parecer una mujer mucho más joven. Nunca le he preguntado su edad por educación, pero al momento de platicar con ella, te das cuenta de que es un ser milenario. Al momento de vernos, me regala una sonrisa indescifrable, pero es Gabrielle quien capta de inmediato su atención. Sus ojos brillan como dos auténticos luceros, posando su vista en el cuello de mi joven y bella acompañante. Úrsula y yo tenemos un acuerdo, un pacto. Yo no beberé de sus presas así como ella no beberá de las mías a menos que hayamos quedado de acuerdo con anterioridad, aunque cabe resaltar, que Gabrielle no es mi futura cena y quiero que esto quede completamente claro. Le debo muchos favores a mi anfitriona, pero si quiere tocarla, tendré que defenderla.
Estaba perfectamente claro que no iba a contarle todo éste embrollo a Gabrielle, misma que seguía ingenuamente preocupada por mi salud, y mi extraña temperatura corporal ofreciéndome un par de guantes para calentar mis manos. Cada vez me sentía atraído por su calidez y su bondad naturales, muy ajenos en todas las damas de alta sociedad que he tenido la oportunidad de conocer a través de todos mis años como un ser de la noche. Y para que las cosas sean aún más gratificantes, ella esta complacida con mi compañía ¿qué más puedo pedir? Nada por el momento…
–El café que puedo recomendarle, es el de la casa ni más ni menos, servido especialmente por la dependienta. Es un plus. Son pocas las veces que “ella” - quise omitir el nombre deliberadamente–Tiene la atención de dirigirse a alguien. Como ya somos viejos conocidos y conoce mis gustos a la perfección, estoy seguro de que en breve la veremos subir por la escalera, con dos tazas de plata, descansando en una bella charola, con un espeso humo saliendo de ellas. - Sonrío – Es un café artesanal, con un tipo de receta secreta… Que claro está, nunca compartirá conmigo. Un secreto que se llevará a la tumba según sus propias palabras.
Efectivamente y tal y como vaticiné, los pasos en la escalera no se hicieron esperar, y con ellos la espigada de Úrsula, enfundado en un vestido morado, que resaltaba aún más su palidez, peinada con ése extraño moño en lo alto de su cabeza que la hacía parecer una mujer mucho más joven. Nunca le he preguntado su edad por educación, pero al momento de platicar con ella, te das cuenta de que es un ser milenario. Al momento de vernos, me regala una sonrisa indescifrable, pero es Gabrielle quien capta de inmediato su atención. Sus ojos brillan como dos auténticos luceros, posando su vista en el cuello de mi joven y bella acompañante. Úrsula y yo tenemos un acuerdo, un pacto. Yo no beberé de sus presas así como ella no beberá de las mías a menos que hayamos quedado de acuerdo con anterioridad, aunque cabe resaltar, que Gabrielle no es mi futura cena y quiero que esto quede completamente claro. Le debo muchos favores a mi anfitriona, pero si quiere tocarla, tendré que defenderla.
Benneth Mozes-Kor- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 198
Fecha de inscripción : 11/09/2012
Localización : El mar
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Deleite Natural / Privado / Gabrielle A. V.
¿Cómo fue a dar con este hombre a casi media noche? No lo sabía, pero de algún modo bastante extraño podía decirse que se sentía lo suficientemente segura como para seguir ahí, no quería huir, hacía tiempo que no estaba tranquila, que dejaba todos sus problemas a un lado y se dedicaba a ver a los demás, ¡Era una desconsiderada! No era la única persona con problemas y quizá podría servir de ayuda. La sonrisa del hombre sólo le confirmo lo que ella pensaba, no era la persona más agobiada que existía en el mundo, pero hasta cierto punto agradecía que él intentara sonreír, eso era un buen presagio -Entonces a usted le gusta encontrar todo por casualidad, espero que nunca se haya llevado un sinsabor por tan mala costumbre- le sonrió, la felicidad era algo que no sentía, pero que bien podría llevar a sus labios aunque fuera por breves instantes, sabía que París era un refugio temporal y que en poco tendría que irse, pero prolongaba aquél doloroso destino lo más que se pudiera, sin embargo aquella liga que se empeñaba en estirar algún día reventaría, esperaba que no le golpeara directamente en la cara, era la única petición que Gabrielle tenía.
-Vaya, pero que tiene poderes mágicos o se conoce este lugar de pies a cabeza- mencionó mientras observaba a la mujer, aunque su mirada hizo que Gaby desviara la propia hacia la mesa, era algo que no podía explicarse, se había sentido... ¿Desnuda? No, era imposible, pero la fuerza de aquellos ojos fue algo que no pudo soportar por mucho tiempo, sin embargo su educación la hizo que tomara el aire suficiente para levantar los ojos de nueva cuenta -Buenas noches...- apenas la voz salió en un susurro mientras que intentaba descifrar que era lo que escondía detrás de aquella enigmática mirada, pero sólo encontraba muerte, algo que se le hacía una verdadera falta de respeto -Me ha dicho Rikkkert...- se fijó bastante en pronunciar bien aquél nombre aunque no sabía si lo había logrado, ese era su talón de Aquiles aquella noche -Que su café es delicioso- acercó la taza hacia su rostro e inhalo el humo que de ella salía, al menos olía magníficamente -Creo que tendrá toda la razón...- en ese momento se dio cuenta de que su nerviosismo estaba a flor de piel, pues las manos le temblaban y se podía notar el reflejo de ello en las ligeras ondas que se hacían en el líquido marrón, optó por devolver la taza a la mesa y colocar las palmas sobre sus rodillas, dejó un poco húmeda la falda de su vestido pues no entendía bien lo que le ocurría.
-Gracias por traerme- miró a Rikkert de nuevo e intentó que la sonrisa anterior no se borrara de sus labios, no sabía que más decir y sólo hablaba sin sentido, pero necesitaba mantenerse haciendo algo, pero ¿Qué? Sus pies ahora sí le indicaban correr, aunque podrían también decirle que colocarse detrás de su acompañante era buena opción y sin mucho tacto su silla se recorrió hacia la izquierda, como si quisiera poner una barrera invisible entre la mujer y ella -¿Gusta sentarse?- debía disimular aunque fuera un poco, sin embargo la servilleta que se posaba en su regazo ya estaba lo suficientemente arrugada como para denotar que no todo iba bien, no lograba captar que era lo que había encendido sus sentidos.
-Vaya, pero que tiene poderes mágicos o se conoce este lugar de pies a cabeza- mencionó mientras observaba a la mujer, aunque su mirada hizo que Gaby desviara la propia hacia la mesa, era algo que no podía explicarse, se había sentido... ¿Desnuda? No, era imposible, pero la fuerza de aquellos ojos fue algo que no pudo soportar por mucho tiempo, sin embargo su educación la hizo que tomara el aire suficiente para levantar los ojos de nueva cuenta -Buenas noches...- apenas la voz salió en un susurro mientras que intentaba descifrar que era lo que escondía detrás de aquella enigmática mirada, pero sólo encontraba muerte, algo que se le hacía una verdadera falta de respeto -Me ha dicho Rikkkert...- se fijó bastante en pronunciar bien aquél nombre aunque no sabía si lo había logrado, ese era su talón de Aquiles aquella noche -Que su café es delicioso- acercó la taza hacia su rostro e inhalo el humo que de ella salía, al menos olía magníficamente -Creo que tendrá toda la razón...- en ese momento se dio cuenta de que su nerviosismo estaba a flor de piel, pues las manos le temblaban y se podía notar el reflejo de ello en las ligeras ondas que se hacían en el líquido marrón, optó por devolver la taza a la mesa y colocar las palmas sobre sus rodillas, dejó un poco húmeda la falda de su vestido pues no entendía bien lo que le ocurría.
-Gracias por traerme- miró a Rikkert de nuevo e intentó que la sonrisa anterior no se borrara de sus labios, no sabía que más decir y sólo hablaba sin sentido, pero necesitaba mantenerse haciendo algo, pero ¿Qué? Sus pies ahora sí le indicaban correr, aunque podrían también decirle que colocarse detrás de su acompañante era buena opción y sin mucho tacto su silla se recorrió hacia la izquierda, como si quisiera poner una barrera invisible entre la mujer y ella -¿Gusta sentarse?- debía disimular aunque fuera un poco, sin embargo la servilleta que se posaba en su regazo ya estaba lo suficientemente arrugada como para denotar que no todo iba bien, no lograba captar que era lo que había encendido sus sentidos.
Gabrielle A. Valois- Humano Clase Alta
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Temas similares
» Natural Causes | Privado
» Llamado natural [Privado]
» Natural Born Killers | Privado
» l'ange Gabrielle {Privado}
» Instinto Natural
» Llamado natural [Privado]
» Natural Born Killers | Privado
» l'ange Gabrielle {Privado}
» Instinto Natural
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour