Le solitude [Privado]

por **Almerius Paltrow** Vie Sep 28, 2012 5:42 am

El romper de las olas le relajaba.

Sentado en la hierba mientras observaba la tarde anaranjada y estando pensativo sobre qué hacer. Solo un pequeño suspiro salió de su cuerpo estresado. No notaba alguna mejoría pues pensó en que quizás le podría funcionar. Tendría la voluntad de mil personas pero los ánimos por los suelos. No se había dado cuenta hasta ahora de lo solo que estaba en París. Fuera por lo que fuera su motivo de ahora estar de ese modo solo se debía a que esta solo desde hace mucho. No confía mucho en la gente, más bien la teme o quizás no sabe cómo tratar con la gente, se las da a veces de alguien nada importante. Nunca lo fue para alguien, aunque si, alguna vez lo fue para esa tal...ya no recordaba su nombre en realidad. Observando el horizonte de la tarde se le olvidaba todo. Pensó en irse antes de que anocheciera, pero se quedaría más. Estaba agusto, nada incomodo.

Creyendo a las pocas personas y en las que no volvería a conocer, se distrajo acariciando la espalda de su perro Bastián, un golden terrier, mayor. Menos mal que lo encontró si no, si que se sentiría bastante solitario y pensándolo bien, no es que le resultara hacer amistades fácilmente. Podría o no tener éxito, pero lo que sí, es que siempre acababa solo. Puso una mueca de asco al ver que notaba un cosquilleo a causa del frio, un suave roce de la brisa, le hizo estremecer de arriba abajo, Bastián se tumbo sobre Almerius dejándolo tumbado-¡Eh oye! ¡No soy un pedazo de carne!-Dijo casi sacando una pequeña risa. Bastián, al oír la queja de su amo se aparto de inmediato. Se sacudió sin venir a cuento y se tumbo mirando hacia el horizonte de nuevo. Una ciénaga a los lados se expandía. Almerius miraba al techo del cielo, con sus nubes moradas y violáceas que se iban difuminando.

Volvió a suspirar, esperando a que un estruendo irrumpiera en el cielo.

por Abraxas* Sáb Dic 15, 2012 2:02 pm

Llevaba ya dos días fuera de casa, recorriendo las calles de parís, comiendo de lo que podía pagar y durmiendo en cualquier rincón que era capaz de encontrar. No es que le supusiera mucho problema pues verdaderamente debajo de cualquier árbol él era capaz de dormir, o inclusive en la rama de alguno de ellos, así que por esa parte estaba más que tranquilo. Había tenido una pequeña bronca con su progenitora esos días atrás, de ahí que no hubiera regresado aun al bosque. Le frustraba enormemente las negativas de ella a decirle quienes eran su familia, de donde procedían, quienes eran sus abuelos. Sabía que debían ser gente importante, pues su madre siempre le había demostrado que era realmente culta y según lo que había podido ver en sus pequeñas aventuras por París, la gente de a pie difícilmente sabía leer o escribir. No es como que quisiera ir a pedirles nada, en el fondo les tenía algo de desconfianza por el hecho de haber dejado a su madre totalmente sola en los momentos más difíciles de su vida...pero la curiosidad era demasiado grande para él.

Mientras todos esos pensamientos vagaban sin descanso por su mente, sus orbes azules como el cielo estaban fijas en la laguna que se extendía ante él. A lo lejos podía ver algunos botes y también varias aves que descansaban, otras que pescaban. Sonrió levemente, hacía ya unos días que no se transformaba en alguna de sus queridas formas animales, en las cuales se sentía a veces inclusive más cómodo que si se quedaba tal cual. Tardó apenas un par de segundos en sacudir la cabeza y decidir que no tenía ganas de seguir pensando. Suspiró y se levantó, caminando hacia un lado en donde los restos de una carreta que parecía abandonada descansaban. Se agachó tras esta, desnudándose y haciendo un montoncito con las oscuras prendas encargadas de cubrir su piel, escondiéndolas debajo de la misma carreta, tras mirar alrededor y cerciorarse de que no había nadie por allí, adoptó su forma de cisne, un elegante cisne con el plumaje totalmente negro y los ojos del mismo azul intenso que en su forma humana.

Lo primero que hizo fue estirar su largo cuello hacia arriba y sacudir las alas, amaba tener alas, pero no las iba a usar en esa ocasión. Realmente cuando deseaba volar adoptaba otra forma, en ese momento lo que le apetecía era nadar. Así que con los medio torpes andares que un ave de ese estilo tiene, caminó hasta llegar al agua, introduciéndose y adentrándose aunque sin alejarse mucho de la orilla donde se encontraban sus telas escondidas. Sumergió la cabeza y al sacarla la sacudió, era también una buena forma de limpiarse. Así que con toda la elegancia que le confería esa forma, comenzó a acicalarse las plumas, dejando que el agua lo mantuviera a flote, relajándose totalmente en ese instante, al menos así dejaba de pensar un poco, ya seguiría preocupándose más tarde.

Ya llevaba un rato así cuando apareció aquel muchacho con su perro. Estaba demasiado cerca de sus cosas, lo que le impedía salir a tomar de nuevo su forma y tomar su ropa, así que no le quedó otra que quedarse por allí. Sin embargo, sentía curiosidad por aquel desconocido. Podría llamarse instinto, o simplemente que no tenía nada más que hacer y él parecía triste. Aun recordaba haber conocido personas en ese lago que sufrían mucho, sobretodo Yura, por algún motivo se le pasó su rostro por la cabeza y sacudió las plumas. Lentamente, nadó hacia la zona más cercana a él, mirando al viejo can que estaba a su lado y dando un golpe con el pico para llamar su atención, la del perro, y la del chico, pero sin salir del agua, no fuese a querer pegarle un bocado.

por **Almerius Paltrow** Sáb Dic 15, 2012 2:51 pm

No sabía el porqué de su soledad tan duradera. Temía quedarse solo por el resto de su vida, temía estar solo, sabia de su familia que era también muy estricta con el desarrollo de la familia Paltrow...tonterías, pero lo que de verdad temía era tener que explotar y que acabara en el anonimato.

Echo de lado a Bastián cuando de repente noto que algo le picoteaba la pierna izquierda, se quedo algo perturbado por lo que vio al principio pero después se hecho un poco hacia detrás para darse la vuelta y ponerse mirando cara a cara al cisne de pelaje negro y extremadamente bello-...Vaya menudo pájaro mas excepcional...-Dijo con una sonrisa ladina que a cada mirada de alguna dama, siempre seria como fuego ardiente-...Pero...unos ojos azules...esos ojos azules...-susurraba lentamente-...esos ojos azules no los he visto en ningún sitio...hermoso cisne...-se fue acercando poco a poco mientras escuchaba a su perro ladrar hacia el ave, pero Almerius lo ignoro completamente y seguía mirando al ave.

-Bien pequeño....¿Que me dices? –Le miro a los ojos, después de un silencio resoplo y simplemente se quito los zapatos, los calcetines, los pantalones y la parte de arriba quedándose solamente en pantalón interior, se fue metiendo en el agua lentamente, llego a capuzarse dentro del agua para sacar la cabeza, con el pelo empapado y lentamente se acercaba al ave del plumaje negro.

-¿Una carrera hasta esa roca?-Señalo una roca que había a unos pies de distancia, lentamente se fue colocando y con una mano que se acercaba al ave, llego a rozar el plumaje con lentitud y suavidad, siendo bastante dócil con el animal e intentando no asustarlo-...No te asustes ...No pienso lastimarte...-Dijo lentamente, sonriéndole y aun con la mano en alto para poder acariciarle.

por Abraxas* Jue Dic 27, 2012 11:08 am

Su cuello se había estirado al notar como el hombre se giraba a mirarlo, al escuchar su voz. Bueno, a todo el mundo siempre le ha agradado que le digan cosas bonitas, y evidentemente Abraxas no iba a ser diferente. Mientras lo escuchaba hablar, iba retrocediendo lentamente, a causa de sus movimientos y también de los ladridos del perro, que parecían no querer parar en ningún momento.

Estaba de nuevo en el agua, pataleando para alejarse un poco de la orilla y observando como el chico pelirrojo se zambullía en el agua, para salir después mojado. Abrió el pico, haciendo lo mismo con las alas y sacudiéndolas un poco, antes de volver a su posición original. Se habría reído de estar como humano, pues le resultaba realmente curioso su comportamiento, además, sentía curiosidad por su pregunta, por saber qué pretendía.

Al escuchar sus palabras se distrajo, mirando hacia la roca. Verdaderamente sonaba interesante, era una forma divertida de pasar el rato y sí, le agradaba. Erizó completamente las plumas al sentir como él lo tocaba y le picoteó la muñeca. No fue un picoteo fuerte o agresivo, fue uno de advertencia. Apenas lo conocía y no podía dejarse tocar así, ¿y si pretendía hacerle daño? Daba igual lo que dijera, un depredador no te decía que te iba a atacar antes de hacerlo. Casi lo miró con reproche, estirando luego el cuello hacia la roca, para indicarle que se dispusieran a la carrera, y él mismo comenzó a nadar hacia allí, en principio nada más que de forma lenta, esperando que él hiciera lo propio. Metió la cabeza en el agua, mojándose un poco y sacudiéndola, estirando luego las alas para ayudarse y tomar un poco más de velocidad, sin quitarle ojo de encima.

Aquel chico le inquietaba, aunque no sabría decir el motivo. Quizás fuera su propio instinto, que le indicaba que no era alguien normal. O simplemente es que su cabello era demasiado llamativo. Fuera por lo que fuera, le tenía un poco alerta.

por **Almerius Paltrow** Dom Feb 17, 2013 1:37 pm

No habría nada de especial en esperar al animal pero cuando estaba antes de llegar a dicho arrecife sobresaliendo del agua se quedo quieto, como si algo o un doble sentido se le acercara a su cuerpo y le comiera por dentro todo su seguridad, corrió lo mas que pudo a la roca, llegó pero algo le atrapo del pie llevándolo hacia las profundidades del mar, chapoteaba, si se convertía en animal lo tendría peliagudo pues no sería una buena opción el ser un canino en el fondo del agua, logro salir del agua y seguía chapoteando, pidiendo ayuda a quien fuera, pero aquello que estuviera arrastrándolo al interior del agua lo volvió a tirar de él.

-¡Aagh!! –Gimiendo finalmente de dolor y el miedo en su cuerpo no sabía si iba a vivir de nuevo. No sabía cuando iba a dejar de ser arrastrado al interior del agua, hasta que abrió los ojos dentro del agua y pudo ver que se había enganchado el pie en una trampa para peces o algo por el estilo....aunque parecía más para peces gordos.

Escucho a Bastian ladrar, Almerius miro hacia atrás, negando y señalándole con el dedo de que se estuviera quieto, el perro le ordeno, pero se fue en busca de ayuda. Almerius frunció el ceño, pensando si en verdad le entendía, pero ahora eso no venia al caso. Tenía una trampa enganchada al pie, no podía moverse mucho, estaba atrapado...pero ¿Dónde se quedo aquel animal con el que iba a competir? Por más que mirara a los alrededores no veía a dicho animal-Agh...maldita sea...-Gimió de dolor, no solía llorar, pero no pudo aguantarse y solamente ya soltaba lagrimas de desesperación.

La tarde era hermosa, teñida con tonos morados y cobrizos augurando la llegada de la noche y en la que simplemente tenía que demostrar que no podía perder el conocimiento pese a los escalofríos que comenzaban a entrar en su cuerpo....Solo unos segundos mas...unos segundos más bastaron para poder perder el conocimiento y caer en las profundidades del agua.

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