the solitude of violinist {privado}

-Ahora que lo habia estado pensando, aquella mujer le resultaba algo familiar creia haberla visto cerca de él para observarle o simplemente admirar su música, a lo mejor se encontraba mal y no queria que nadie le ayudase pero algo, sencillamente algo le estaba diciendo que debia de tener mucho cuidado aun no sabia el qué o si a lo mejor con la edad le habia crecido un sexto sentido del cual no se habia hecho partícipe hasta este momento, de todos modos el habia aprendido de la vida que cuando alguien tiene problemas es mejor ayudarle pero tambien habia aprendido que dependia siempre de la persona de quien se trataba ¿y si de verdad no debia de ayudarle? sus pensamientos se empezaron a volver en contra suya, recoger el violín e irse a casa era lo que debia hacer pero por el momento otros pensamientos atolondraban por instantes a Léonard- Bueno si me necesita -sacó una tarjeta en la que estaba escrito su nombre y su dirección- esta es mi dirección puede ir cuando lo desee

-Le sonrió afable, por dentro estaba pensando en gritar pues nadie daba actualmente su direccion a desconocidos ni aunque fuera una mujer, Paris estaba atravesando distintos dramas entre las muertes o la pobreza nadie se sabia decidir cual le pertenecia o cual le estaba a punto de golpear. Se estaba volviendo la gente muy ávara con su información personal capz de hasta guardar de sus seres queridos la más minima información resultante de sus vidas. ¿Él iba a hacer lo mismo? necesitaba sobrevivir bueno tenia dinero mucho más del que habia soñado tener despues de haber repartido sus riquezas en un pasado que aún se sabia cercano aunque habia pasado años. Se inclinó con una sonrisa en los labios, algo preocupado. Estaba muy pálida, más de lo normal y queria ayudarle pero no sabia precisamente como- Mi nombre es Léonard deveraux -se marchó de nuevo. Sus dedos se movian con lentitud mirando por ultima vez el violín antes de guardarlo.

Le gustaba ser alguien cauteloso pues si algo le habian enseñado los despistes era a tener cuidado en donde metia las cosas porque despues se le olvidaban simplemente. Se habia encontrado 1000 ocasiones que no tenía un objeto y se lo habia dejado en el suelo o el taburete que muchas veces habia estado alli tirado y la mujer anciana se reia cuando veia a leonard disculparse por ser tan olvidadizo. Por eso su mente repasó todos los detalles, incluso se tomo el tiempo necesario para acariciar las cuerdas del violín para repasarlas en casa, la juventud siempre iba demasiado aprisa como si el tiempo les fuera a devorar como no tuvieran cuidado. Él ya habia estado en las fauces del tiempo asi que calmado optaba por vivir libremente, sin que las manecillas del reloj pudieran amonestarle.

Queria insistir un poco más, voltearse y preguntarle que era lo que pasaba pero tambien habia aprendido que cuando má se insistia más se odiaba ese momento, fué hacia la mujer anciana dejando el taburete donde lo habia encontrado, con una sonrisa se inclinó y se marchó, la pobre anciana estaba cada dia un poco más débil asi que hacia lo necesario para no estar mucho tiempo y que pudiera descansar tranquila, descansar, algo tan sencillo que habia hecho con la anciana y que no podía permitirse hacer con aquella mujer que aun estaba apoyada en la pared, si se fijaba en ella, era muy hermosa además de que estaba bien vestida...¿que preocupaciones tendria? de nuevo se suspiró, no estaba bien juzgar a las personas...nada bien, cuando volvio a donde habia dejado el violín, sonrió algo preocupado ante la mujer y acto seguido hizo ademán de marcharse revisando una vez mas si tenia todo bien, desde el dinero que habia ganado hasta el violin y algunos de los accesorios que se habia traido-

-Suspiró algo cansado debido a la edad todo le parecia extraño porque léonard sabia que algún día zarparía en la barca de caronte dispuesto a no volver más. No hechar la vista atrás se habia convertido en uno de los objetivos del día a día ya que quien sabia que se podia encontrar cuando caminabas y hechabas la vista hacia atrás pensando que todo estaba bien pero en verdad no lo estaba. Respiró calmado por unos momentos dejando su vista en las estrellas que se reían de los humanos. Brillaban a ratos y como si el hombre supiera de la burla de los cielos se defendia con la ignorancia encendiendo las farolas o las luces que escondían la presencia de las estrellas...que contanrian con los repiqueteos o si podrian algun dia contar a los himanos tantas burlas que habian hecho a ellos referente a su mortalidad o incluso a la necedad de haber nacido humano.

Penso con cierta añoranza en el pasado, el habia sido uno de los grandes pero debido a ese pensamiento de ser uno de los grandes se convirtió en el más pecaminoso de los humanos, no desconocia lo que era el alcohol aunque ahora lo abominaba o solo bebia cuando era necesario, los cigarrillos, alguna droga que afortunadamente no se repitió pero él no era un humano que pudiera gozar de la pureza o de ser llamado puro, siempre dicen que aun cuando alguien se lave las manos despues de haber cometido un asesinato, siente la necesidad de volver a limpiarselas aunque hayan pasado años porque aun quedaba el pecado escrito en sus manos-

Te estás volviendo viejo con tantos pensamientos - Se sonrió a sí mismo formándose las arrugas en su rostro mientras suspiró abiertamente empezando a caminar con su violin. Tenia en manos un grasiento trozo de pan con carne, lo habia ginalizado en poco tiempo aunque sabia que cuando llegara a casa tendria algo frio preparado para ser calentado no habia querido ignorar a su estomago. Se observó su tripa ahora satisfecha con una sonrisa en los labios- además de un viejo gordo -carcajeó cariñoso limpiándose las manos en una servilleta tirándola a la basura. ¿estaría bien la muchacha que habia conocido? quiso por primera vez ver atrás para invitarla a comer pero no pudo, era una jovencita extraña aunque esperaba que no se encontrase en demasiados problemas, el no era quien para decirle que si tenia problemas podia decírselo, le mandaria al infierno porque él no era más que un desconocido-

Eh has llegado tarde -Miró a un gato callejero que le miraba con ojos hambrientos, Leonard se inclino acariciando los cabellos y el lomo de aquel gato que al instante ronroneó bajo las manos de aquel hombre, era una táctica asombrosamente veraz porque saco un pequeño trozo de pescado que le tenia reservado a Giori su felino entregándoselo a aquel gatito con una sonrisa- es todo lo que puedo darte -el felino maulló como si lo entendiera dando cuenta de aquel pescado con fruición, de nada valía decirle que no comiera rápido si llevaba unos días sin comer seria necio- asi me gusta...-se levanto despues limpiandose de nuevo las manos, para librarse del olorcillo a pescado caminando hacia su casa-