AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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solo quiero conocerte... [Lynn+Aengus]
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solo quiero conocerte... [Lynn+Aengus]
La vida es...
Dicen que la vida nos trae situaciones distintas, dolorosas y complicadas de entender, aunque jamas he sabido por que la gente cree que todo es tan complicado si no me han conocido a mi, mi vida es complicada, me ha gustado ser gato desde que tengo uso de razón, pero nunca me había gustado tanto como ahora, ya casi me estoy acostumbrando a ello, maullidos, calma, dormir, buscar comida para ella... pero eso es todo, hace meses que estoy con Lynn, siendo su mascota, pero mas que nada cuidándola de todo el que quiera hacerle daño... pero a veces... me canso y de vez en cuando quisiera que me viera como soy pero lamentaría decirle la verdad y esperar de brazos abiertos su odio... algo que no soportaría, su odio eterno... sin embargo no puedo evitarme acercar, conversar propiamente, que tu escuches mi voz, yo escuchar la tuya con mis reales oídos... es tan complicado ¿querer hablarte?¿querer conocerte?...
Un día de primavera, llegaba por los amaneceres de parís desde hacia unas semanas, las flores revotaban, los colores aparecían y damas y caballeros acentuaban su vestuario para lucirse de alguna forma frente a la socialité quien no parecía descansar con la famosa moda parisiense, pero nada de eso le importaba a Lyn y a su gato quien todos los días robaban como querían para vivir y para nada extra, a excepción de algunos casos en que debían comprar algo o solo satisfacer alguna necesidad extra de ropa o ayuda, Aengus se tomaba sus tiempos libres y había costado acostumbrar a Lynn a esos tiempos libres por que sabia demás que a ella le molestaba en demasía mantener distancia de su gato querido aunque con las semanas fue acostumbrándose a los periodos de tiempo lejos de Aengus quien solo lo había echo con el propósito de alguna vez transformarse para comer y vivir unos minutos como humano, pero ya era demasiado el tiempo que pasaba transformado y comenzaba a aburrirse, algo que no seria muy bueno para el ya que sabia muy bien la actitud que tenia la mujer a su lado con respecto a la humanidad en general, verle tan apática al comienzo le causaba diversión, nadie a quien hubiere conocido se asemejaba a Lynn tan apática, alejada y sobre todo tan poco dada a la diversión de las jóvenes de su edad.
y es que Aengus con sus 40 y algo años habría creído que durante su juventud conoció gente interesante pero no, Lynn sobrepasaba los limites y quizás esa era una de las razones por las que comenzaba a costumbrarse de gato, le gustaba observarla.
Es por eso que tomo la decisión de que esa mañana seria diferente, tan igual a las otras pero completamente diferente, se despidió de ella en gato para correr como lo hacia cuando "quería estar solo" y transformándose cogió uno de los pantalones que mantenía en el hoyo de un árbol y se encamino hacia el lugar donde quizás ella se encontraría, no fue difícil encontrar el cementerio, para nada, aquel camino se le asemejaba al viejo cementerio entre pasadizos y las mil formas de caminar por el como humano aunque solo camino hacia el como gato dato que se hacia complicado al momento de pasar los pequeños espacios para llegar a el... y ahí, a lo lejos la silueta de la dama en cuestión se asomaba por las ramas de los arboles dejandole escondido a su vista aunque permitiendole verla con claridad y como correspondía, por primera vez en ya mucho tiempo, como humano.
- ¿No dicen que las doncellas no pueden estar solas en un lugar tan lúgubre como este? - alzo la voz casi tanto como quiso correr y romperse el cuello por hacer lo que se prometió no hacer nunca, hablarle - Disculpe, no debí asustarla pero me corrompía la curiosidad... -hablaba como siempre lo había echo, fuera conocido o no, la seguridad en sus palabras, la seriedad en su mirada con una mezcla de sonrisa alzada en una parte de sus labios y los ojos penetrantes hacia Lynn a quien conocía tan bien como a la palma de su mano y sabia que si no esperaba un terrible no, esperaría una respuesta llena de altanería y niñerias de una chica negada a socializar.
Off: esta corto pero me ha gustado no se a ti me avisas dale?¿
Dicen que la vida nos trae situaciones distintas, dolorosas y complicadas de entender, aunque jamas he sabido por que la gente cree que todo es tan complicado si no me han conocido a mi, mi vida es complicada, me ha gustado ser gato desde que tengo uso de razón, pero nunca me había gustado tanto como ahora, ya casi me estoy acostumbrando a ello, maullidos, calma, dormir, buscar comida para ella... pero eso es todo, hace meses que estoy con Lynn, siendo su mascota, pero mas que nada cuidándola de todo el que quiera hacerle daño... pero a veces... me canso y de vez en cuando quisiera que me viera como soy pero lamentaría decirle la verdad y esperar de brazos abiertos su odio... algo que no soportaría, su odio eterno... sin embargo no puedo evitarme acercar, conversar propiamente, que tu escuches mi voz, yo escuchar la tuya con mis reales oídos... es tan complicado ¿querer hablarte?¿querer conocerte?...
Un día de primavera, llegaba por los amaneceres de parís desde hacia unas semanas, las flores revotaban, los colores aparecían y damas y caballeros acentuaban su vestuario para lucirse de alguna forma frente a la socialité quien no parecía descansar con la famosa moda parisiense, pero nada de eso le importaba a Lyn y a su gato quien todos los días robaban como querían para vivir y para nada extra, a excepción de algunos casos en que debían comprar algo o solo satisfacer alguna necesidad extra de ropa o ayuda, Aengus se tomaba sus tiempos libres y había costado acostumbrar a Lynn a esos tiempos libres por que sabia demás que a ella le molestaba en demasía mantener distancia de su gato querido aunque con las semanas fue acostumbrándose a los periodos de tiempo lejos de Aengus quien solo lo había echo con el propósito de alguna vez transformarse para comer y vivir unos minutos como humano, pero ya era demasiado el tiempo que pasaba transformado y comenzaba a aburrirse, algo que no seria muy bueno para el ya que sabia muy bien la actitud que tenia la mujer a su lado con respecto a la humanidad en general, verle tan apática al comienzo le causaba diversión, nadie a quien hubiere conocido se asemejaba a Lynn tan apática, alejada y sobre todo tan poco dada a la diversión de las jóvenes de su edad.
y es que Aengus con sus 40 y algo años habría creído que durante su juventud conoció gente interesante pero no, Lynn sobrepasaba los limites y quizás esa era una de las razones por las que comenzaba a costumbrarse de gato, le gustaba observarla.
Es por eso que tomo la decisión de que esa mañana seria diferente, tan igual a las otras pero completamente diferente, se despidió de ella en gato para correr como lo hacia cuando "quería estar solo" y transformándose cogió uno de los pantalones que mantenía en el hoyo de un árbol y se encamino hacia el lugar donde quizás ella se encontraría, no fue difícil encontrar el cementerio, para nada, aquel camino se le asemejaba al viejo cementerio entre pasadizos y las mil formas de caminar por el como humano aunque solo camino hacia el como gato dato que se hacia complicado al momento de pasar los pequeños espacios para llegar a el... y ahí, a lo lejos la silueta de la dama en cuestión se asomaba por las ramas de los arboles dejandole escondido a su vista aunque permitiendole verla con claridad y como correspondía, por primera vez en ya mucho tiempo, como humano.
- ¿No dicen que las doncellas no pueden estar solas en un lugar tan lúgubre como este? - alzo la voz casi tanto como quiso correr y romperse el cuello por hacer lo que se prometió no hacer nunca, hablarle - Disculpe, no debí asustarla pero me corrompía la curiosidad... -hablaba como siempre lo había echo, fuera conocido o no, la seguridad en sus palabras, la seriedad en su mirada con una mezcla de sonrisa alzada en una parte de sus labios y los ojos penetrantes hacia Lynn a quien conocía tan bien como a la palma de su mano y sabia que si no esperaba un terrible no, esperaría una respuesta llena de altanería y niñerias de una chica negada a socializar.
Off: esta corto pero me ha gustado no se a ti me avisas dale?¿
Aengus- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 14/04/2012
Localización : en los brazos de Faylinn
Re: solo quiero conocerte... [Lynn+Aengus]
Había pasado un tiempo ya desde que había llegado la “anhelada” primavera, muchas de las personas esperaban esta época del año simplemente por la cursilería que ésta provocaba ¿De verdad creían que el olor a flores, las mariposas, el canto de los pájaros y todas esas tonterías atraían el amor? Era algo que Faylinn simplemente no entendía, pues jamás en la vida lo había sentido, el sentimiento más cercano a amor que había conocido era hacia su maestro, pero bien sabía ella que era imposible. Aún así, la primavera era una época que no le causaba gracia a la joven bruja puesto que siempre había preferido los climas más fríos como lo eran otoño e invierno, además ¿había algo mejor que ver la tonta melancolía que causaba la lluvia y las hojas secas a los habitantes? Que tontería, ella sabía apreciar todas esas cosas en las que pocos se fijaban, el sonido de una hoja seca al ser pisada, el olor a tierra húmeda luego que llovía, las enormes nubes grises que opacaban toda la ciudad amenazando con llover ¿por qué iba atraer todo ello la melancolía? Simplemente no entendía y jamás lo haría.
Un suspiro profundo arrancó desde el pecho de Faylinn, había transcurrido tanto tiempo pero a la vez tan poco, debía admitirlo, después de todo lo que pasó, aún así, extrañaba a sus padres y a su tierra, pero no así a su pueblo. Irónicamente aquella mañana se sentía melancólica mientras que los pocos recuerdos que le quedaban de esa fatídica noche se repetían una y otra vez en su cabeza sin poderlo detener, estaba sentada en una pequeña y sencilla banca que había encontrado con Anubis en una de sus nocturnas caminatas, robada no era o al menos eso quería creer, estaba tirado en la basura o eran cosas que al menos a ella le parecían basura pero como aquél asiento estaba en tan buenas condiciones decidió llevarlo hasta el humilde hogar que tenía con su gato. Tenía su mirada fija en una ventana mientras no prestaba atención a su alrededor, Anubis se había ido y, a pesar de que a ella no le gustaba aquello ya nada podía hacer después de todo confiaba lo suficiente en él y sabía que volvería, siempre lo hacía pero aún así no podía evitar el sentirse melancólica además de un poco solitaria cada vez que él se iba, siempre se había preguntado sobre qué hacía realmente él cuando se iba en “sus días libres”.
Ladeó su cabeza para ambos lados antes de darse vuelta y quedarse mirando el libro de magia oscura que tenía sobre la cama, por lo general cuando Anubis salía ella aprovechaba de ir a practicar sus habilidades al cementerio o al bosque así que pensó que hoy sería un buen día para ir a practicar aún cuando no tenía tantos ánimos. Se levantó de la banca de forma perezosa y caminó junto a la cama para tomar el libro y ocultarlo entre sus ropas, llevó unos cuantos materiales más que también escondió entre sus ropajes y se apresuró en salir con una capa encima, si bien no hacía frío a ella no le había gustado exhibirse demasiado en Paris ya que no conocía a demasiadas personas y tampoco es que le interesara hacerlo.
Caminó con pasos rápidos y seguros, su vista jamás estaba baja sino que era bastante desafiante, la bruja siempre caminaba de forma defensiva y muy pendiente a su alrededor, tenía buenas reacciones por lo que cualquier evento desafortunado que podía ocurrir en su camino ella solía actuar de forma anticipada. Cuando por fin llegó al cementerio pudo sentir aquella típica brisa fría que era tan característicos de esos lugares, su piel se erizó al volver a su mente de forma agresiva los malo recuerdos de aquél ataque que sufrió, sacudió la cabeza y suspiró, metió sus manos a sus ropas para sacar todo y dejarlo cerca de una lápida, estaba agradeciendo a quienes la ayudaban en su magia, después de todo Faylinn siempre había respetado a los muertos, cuando sintió que alguien la interrumpió, al principio se sobresaltó pero supo disimularlo, se giró para ver quién se atrevía a desconcentrarla de tal forma.
Cuando se encontró con la mirada de aquél hombre algo le resultó extraño, no sabía qué ni el por qué pero era como si su “mecanismo de defensa” se incrementara. Alzó una ceja aún cuando causaba cierta intimidación al verlo tan seguro y con una mirada tan penetrante pero en su rostro no hubo ningún signo de ello, al contrario, su cara se mostraba tan fría como era común en ella – Gracias por lo de doncella…- Comentó con clara ironía y desvió la mirada por unos segundos antes de mirarle otra vez - ¿No sabía usted que…la curiosidad mató al gato?- Y qué cliché sonaba esa frase con él, claro que la bruja no sabía quién era su acompañante. Su mirada cambió a una totalmente desafiante mientras con su cuerpo intentaba ocultar de forma disimulada sus materiales de “ocultismo” como muchos lo llamaban.
Un suspiro profundo arrancó desde el pecho de Faylinn, había transcurrido tanto tiempo pero a la vez tan poco, debía admitirlo, después de todo lo que pasó, aún así, extrañaba a sus padres y a su tierra, pero no así a su pueblo. Irónicamente aquella mañana se sentía melancólica mientras que los pocos recuerdos que le quedaban de esa fatídica noche se repetían una y otra vez en su cabeza sin poderlo detener, estaba sentada en una pequeña y sencilla banca que había encontrado con Anubis en una de sus nocturnas caminatas, robada no era o al menos eso quería creer, estaba tirado en la basura o eran cosas que al menos a ella le parecían basura pero como aquél asiento estaba en tan buenas condiciones decidió llevarlo hasta el humilde hogar que tenía con su gato. Tenía su mirada fija en una ventana mientras no prestaba atención a su alrededor, Anubis se había ido y, a pesar de que a ella no le gustaba aquello ya nada podía hacer después de todo confiaba lo suficiente en él y sabía que volvería, siempre lo hacía pero aún así no podía evitar el sentirse melancólica además de un poco solitaria cada vez que él se iba, siempre se había preguntado sobre qué hacía realmente él cuando se iba en “sus días libres”.
Ladeó su cabeza para ambos lados antes de darse vuelta y quedarse mirando el libro de magia oscura que tenía sobre la cama, por lo general cuando Anubis salía ella aprovechaba de ir a practicar sus habilidades al cementerio o al bosque así que pensó que hoy sería un buen día para ir a practicar aún cuando no tenía tantos ánimos. Se levantó de la banca de forma perezosa y caminó junto a la cama para tomar el libro y ocultarlo entre sus ropas, llevó unos cuantos materiales más que también escondió entre sus ropajes y se apresuró en salir con una capa encima, si bien no hacía frío a ella no le había gustado exhibirse demasiado en Paris ya que no conocía a demasiadas personas y tampoco es que le interesara hacerlo.
Caminó con pasos rápidos y seguros, su vista jamás estaba baja sino que era bastante desafiante, la bruja siempre caminaba de forma defensiva y muy pendiente a su alrededor, tenía buenas reacciones por lo que cualquier evento desafortunado que podía ocurrir en su camino ella solía actuar de forma anticipada. Cuando por fin llegó al cementerio pudo sentir aquella típica brisa fría que era tan característicos de esos lugares, su piel se erizó al volver a su mente de forma agresiva los malo recuerdos de aquél ataque que sufrió, sacudió la cabeza y suspiró, metió sus manos a sus ropas para sacar todo y dejarlo cerca de una lápida, estaba agradeciendo a quienes la ayudaban en su magia, después de todo Faylinn siempre había respetado a los muertos, cuando sintió que alguien la interrumpió, al principio se sobresaltó pero supo disimularlo, se giró para ver quién se atrevía a desconcentrarla de tal forma.
Cuando se encontró con la mirada de aquél hombre algo le resultó extraño, no sabía qué ni el por qué pero era como si su “mecanismo de defensa” se incrementara. Alzó una ceja aún cuando causaba cierta intimidación al verlo tan seguro y con una mirada tan penetrante pero en su rostro no hubo ningún signo de ello, al contrario, su cara se mostraba tan fría como era común en ella – Gracias por lo de doncella…- Comentó con clara ironía y desvió la mirada por unos segundos antes de mirarle otra vez - ¿No sabía usted que…la curiosidad mató al gato?- Y qué cliché sonaba esa frase con él, claro que la bruja no sabía quién era su acompañante. Su mirada cambió a una totalmente desafiante mientras con su cuerpo intentaba ocultar de forma disimulada sus materiales de “ocultismo” como muchos lo llamaban.
Invitado- Invitado
Re: solo quiero conocerte... [Lynn+Aengus]
A veces es bueno esconderse tras una mascara
a veces no
¿a que nos llevara esto?
vientos buenos?
vientos malos?
Lamento decir que solo tu decidirás.
Solo pudo reír ante sus palabras para responder - bueno me quedarían seis vidas ¿que acaso un gato no tiene siete?- Y volvía a preguntarse una vez mas... que rayos hacia metiéndose en ese enredo? se le quedo observando de manera cauta mientras jugaba con un pequeño trozo de madera que había recogido, aunque casi ni se podía distinguir en la oscuridad y se hacia invisible en la palma de su mano, le daba algo de seguridad, tonta seguridad claro, pero de pronto la vio en un movimiento poco disimulado, como quisiera esconder las armas que tenia y usaba en su magia, quizás por el miedo a ser tratada de mala manera o ser atrapada en lo que solía hacer por las noches, usar sus poderes solo para hacerse mas fuerte, algo que le agradaba bastante, nada mas temía que le llegara a pasar algo malo por hacerlo pero de que supiera como utilizarlos estaba bastante orgulloso a lo que se apoyo en el borde de un árbol viéndola - y su gato? donde se encuentra esta noche? -
Era evidente que quería descolocarla a mas no poder, se le daba cierto interés saber como reaccionaria, lo peor de todo es que en cada palabra Aengus se molestaba consigo mismo por invadir el espacio que creía Lyn necesitaba, es como si quisiera y deseara hablarle con todas sus fuerzas y a la misma vez correr con todas sus fuerzas, alejarse de ella y solo ser su gato... pero el no podía mas, había descubierto en todo este tiempo a su lado que Lyn creaba en sus sueños una especie de interés que nadie en su vida había creado, y es por eso que como gato se mantenía ahí, y se mantendría hasta el día que ella deje de necesitarlo.
Por cierto, no debe esconder sus juguetes, no me interesan para nada y como no me interesan, no me molestan mademoisselle - El joven hablaba con una media sonrisa como si aquello le divirtiera de la forma mas insospechada, aunque ella jamas sabría por que, y ya sintiendo que hizo su parte, la saludo y hablo con ella, ahora dependía solo lo que ella quisiera, tampoco la sofocaría, fue por eso que con su mano le dio señal de que no la molestaría y se sentó bajando por el borde del árbol, acomodándose para comenzar a hacer pequeños garabatos en la tierra, su idioma, la de su tierra natal, aquella que le pertenecía a los dos y que al menos el nunca regresaría.
Sin quererlo, Su vista constantemente se paseaba por la joven, intentando no alterarla pero si intentando ver el detalle que realmente le atraía y solo podía concluir todo, ella tan diferente, tan fuerte y a su vez tan frágil... ¿quien podría sino yo cuidarla hasta que ella decida que es suficiente? que no me necesita... o bien dicho que no necesita a su gato nunca mas? pero seria eso posible? tal vez si, Pensando en todo esto continuaba el garabato en la arena evitando sus ojos y su presencia pero tontamente manteniéndose técnicamente a su lado como haría el gato... y como haría el si realmente fuese aceptado.
a veces no
¿a que nos llevara esto?
vientos buenos?
vientos malos?
Solo pudo reír ante sus palabras para responder - bueno me quedarían seis vidas ¿que acaso un gato no tiene siete?- Y volvía a preguntarse una vez mas... que rayos hacia metiéndose en ese enredo? se le quedo observando de manera cauta mientras jugaba con un pequeño trozo de madera que había recogido, aunque casi ni se podía distinguir en la oscuridad y se hacia invisible en la palma de su mano, le daba algo de seguridad, tonta seguridad claro, pero de pronto la vio en un movimiento poco disimulado, como quisiera esconder las armas que tenia y usaba en su magia, quizás por el miedo a ser tratada de mala manera o ser atrapada en lo que solía hacer por las noches, usar sus poderes solo para hacerse mas fuerte, algo que le agradaba bastante, nada mas temía que le llegara a pasar algo malo por hacerlo pero de que supiera como utilizarlos estaba bastante orgulloso a lo que se apoyo en el borde de un árbol viéndola - y su gato? donde se encuentra esta noche? -
Era evidente que quería descolocarla a mas no poder, se le daba cierto interés saber como reaccionaria, lo peor de todo es que en cada palabra Aengus se molestaba consigo mismo por invadir el espacio que creía Lyn necesitaba, es como si quisiera y deseara hablarle con todas sus fuerzas y a la misma vez correr con todas sus fuerzas, alejarse de ella y solo ser su gato... pero el no podía mas, había descubierto en todo este tiempo a su lado que Lyn creaba en sus sueños una especie de interés que nadie en su vida había creado, y es por eso que como gato se mantenía ahí, y se mantendría hasta el día que ella deje de necesitarlo.
Por cierto, no debe esconder sus juguetes, no me interesan para nada y como no me interesan, no me molestan mademoisselle - El joven hablaba con una media sonrisa como si aquello le divirtiera de la forma mas insospechada, aunque ella jamas sabría por que, y ya sintiendo que hizo su parte, la saludo y hablo con ella, ahora dependía solo lo que ella quisiera, tampoco la sofocaría, fue por eso que con su mano le dio señal de que no la molestaría y se sentó bajando por el borde del árbol, acomodándose para comenzar a hacer pequeños garabatos en la tierra, su idioma, la de su tierra natal, aquella que le pertenecía a los dos y que al menos el nunca regresaría.
Sin quererlo, Su vista constantemente se paseaba por la joven, intentando no alterarla pero si intentando ver el detalle que realmente le atraía y solo podía concluir todo, ella tan diferente, tan fuerte y a su vez tan frágil... ¿quien podría sino yo cuidarla hasta que ella decida que es suficiente? que no me necesita... o bien dicho que no necesita a su gato nunca mas? pero seria eso posible? tal vez si, Pensando en todo esto continuaba el garabato en la arena evitando sus ojos y su presencia pero tontamente manteniéndose técnicamente a su lado como haría el gato... y como haría el si realmente fuese aceptado.
Aengus- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/04/2012
Localización : en los brazos de Faylinn
Re: solo quiero conocerte... [Lynn+Aengus]
En aquél día había un agradable viento de primavera, viento que acariciaba el rostro de Lynn y que lograba calmarla de cierta forma sin que ella se diera cuenta. Sus ojos estaban fijos en los del desconocido y estuvo casi a punto de reír ante su respuesta pero por mantenerse seria solo se le escapó una mueca que era difícil identificar si era de enfado o un intento de sonrisa. – De quedarle seis no me complicaría demasiado en quitarle las restantes – Comentó con una ceja alzada, algo le llamaba la atención de aquél extraño pero no podía evitar sentirse de cierta forma incómoda ante su presencia, sobre todo si sabía sobre Anubis ¿quién era él realmente? Su cara se descolocó notoriamente y fue inevitable ponerse más a la defensiva.
¿Hace cuántas noches la había estado observando? ¿Cada cuanto la vigilaba? ¿Qué quería lograr? Eran de las pocas preguntas que a Lynn se le pasaban por la cabeza, se sentía estúpidamente de una forma vulnerable y las imágenes del vampiro le azotaron fuerte la cabeza. Cerró los ojos por unos segundos y su rostro se volvió mucho más impenetrable, frío. Se acercó a pasos agigantados hacia él y lo que comentó sobre sus “juguetes” la había sacado aún más de quicio. Con sus poderes elevó una de las ramas de los árboles pero cuando estuvo a su lado él ya se había sentado alcanzando a notar el idioma que él usaba para garabatear en la tierra. Dejó caer el palo al suelo y éste pasó casi rozándolo pero no lo dañó ni tocó, Lynn abrió los ojos grandes al reconocer su idioma natal y se quedó unos segundos sin palabras.
Alzó su dedo índice señalando los garabatos, se sentía aturdida y confundida ¿quién era él? Se fijó en su mirada con cierta cara de espanto pero intentaba disimularla – Irlanda…- Comentó en un susurro sin poder creer que en esa tierra tan lejana volvería a ver esa lengua. Llevó la misma mano con la que había señalado el suelo a su rostro y la apoyó en el intentando calmarse pero no podía, cerró los ojos unos segundos para luego abrirlos nuevamente y mirarlo de forma amenazadora, se sentía observada, vigilada y frágil…y eso no le gustaba nada. – ¡Dime quién eres, de donde vienes, por qué sabes tanto y qué haces aquí!- Habló de una forma firme, exigente. Le daba a entender que no estaba bromeando.
Se puso en cuclillas para quedar a la misma altura de él, su rostro no cambiaba, seguía demostrando aquella inseguridad de verse tan expuesta pero a la vez sus ojos demostraban la frialdad, no se iría sin respuestas. Tomó el mismo palo que había dejado caer y lo acercó a su cuello, acercando también su cuerpo a él. – Quiero respuestas y las quiero ahora, ¿Quién eres? ¿Acaso eres algún tipo de espía de Irlanda? – Acercó un poco más el palo al cuello ajeno, pero aún no lo dañaba – Y más te vale que comiences a hablar, porque si has estado observándome deberás saber que no me importa ensuciarme las manos con tu sangre en este mismo momento….- Las palabras eran firmes pero era casi un susurro, sus ojos no se desviaban de los de él. La bruja jamás lo iba a reconocer pero al verse tan expuesta le había entrado el miedo, le había recordado el pasado y el que conociera su idioma le hizo recordar además a su maestro quien era el único que supuestamente debería conocer la lengua natal en un país tan lejano como lo era Francia.
¿Hace cuántas noches la había estado observando? ¿Cada cuanto la vigilaba? ¿Qué quería lograr? Eran de las pocas preguntas que a Lynn se le pasaban por la cabeza, se sentía estúpidamente de una forma vulnerable y las imágenes del vampiro le azotaron fuerte la cabeza. Cerró los ojos por unos segundos y su rostro se volvió mucho más impenetrable, frío. Se acercó a pasos agigantados hacia él y lo que comentó sobre sus “juguetes” la había sacado aún más de quicio. Con sus poderes elevó una de las ramas de los árboles pero cuando estuvo a su lado él ya se había sentado alcanzando a notar el idioma que él usaba para garabatear en la tierra. Dejó caer el palo al suelo y éste pasó casi rozándolo pero no lo dañó ni tocó, Lynn abrió los ojos grandes al reconocer su idioma natal y se quedó unos segundos sin palabras.
Alzó su dedo índice señalando los garabatos, se sentía aturdida y confundida ¿quién era él? Se fijó en su mirada con cierta cara de espanto pero intentaba disimularla – Irlanda…- Comentó en un susurro sin poder creer que en esa tierra tan lejana volvería a ver esa lengua. Llevó la misma mano con la que había señalado el suelo a su rostro y la apoyó en el intentando calmarse pero no podía, cerró los ojos unos segundos para luego abrirlos nuevamente y mirarlo de forma amenazadora, se sentía observada, vigilada y frágil…y eso no le gustaba nada. – ¡Dime quién eres, de donde vienes, por qué sabes tanto y qué haces aquí!- Habló de una forma firme, exigente. Le daba a entender que no estaba bromeando.
Se puso en cuclillas para quedar a la misma altura de él, su rostro no cambiaba, seguía demostrando aquella inseguridad de verse tan expuesta pero a la vez sus ojos demostraban la frialdad, no se iría sin respuestas. Tomó el mismo palo que había dejado caer y lo acercó a su cuello, acercando también su cuerpo a él. – Quiero respuestas y las quiero ahora, ¿Quién eres? ¿Acaso eres algún tipo de espía de Irlanda? – Acercó un poco más el palo al cuello ajeno, pero aún no lo dañaba – Y más te vale que comiences a hablar, porque si has estado observándome deberás saber que no me importa ensuciarme las manos con tu sangre en este mismo momento….- Las palabras eran firmes pero era casi un susurro, sus ojos no se desviaban de los de él. La bruja jamás lo iba a reconocer pero al verse tan expuesta le había entrado el miedo, le había recordado el pasado y el que conociera su idioma le hizo recordar además a su maestro quien era el único que supuestamente debería conocer la lengua natal en un país tan lejano como lo era Francia.
Invitado- Invitado
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