Encantada de conocerte (libre)

por **Irín Koniétzkø** Miér Abr 20, 2016 12:57 pm

La tía no para de parlotear. Sus modos y etiqueta, sus *Esto Si, esto No* *Compórtate como la dama que te he enseñado a ser* -rola los ojos incomoda- *Algún día si tenemos la suficiente suerte te casaras y dejaras de ser una carga –la mujer se persina –Dios me permita esa suplica*-la chica suspira ante sus recuerdos mirando por una ligera abertura de la cortina que cubre la ventana –No hagas eso Iren, el sol puede lastimarte. Recuerda la ultima vez– el regaño es palpable en la voz de la mujer mayor que le acompaña. Rola los ojos, fastidiada de que siempre haya una prohibición en su léxico. Siempre y siempre es siempre. Refunfuña lo mas ajo que puede haciéndose un ovillo en el asiento del carruaje –Solo fue una miradita… y hoy no hay sol –exclama sin mirarla torciendo la boca –¡Incluso esta por anochecer! –afirma apartando un poco la cortina nuevamente admirando el día nublado y frio de otoño.

La mujer no se inmuta, simplemente la ignora, ella se cruza de brazos apachurrándose desganada nuevamente sobre el asiento.

-Compórtate ¿Quieres? … iremos a cenar en breve.
-Detenga el carro –pega con el puño serrado haciendo escuchar al cochero que se detiene al instante. –Aquí me bajo… -sonríe burlona tomando su sombrilla negra y bajándose de golpe dejando a la mujer con la boca abierta pegando de gritos. –Libertad, amada libertad- corre a modo tranquilo a comparación de lo quede llegara a correr hasta que choca con alguien –Ups… lo siento señor –se disculpa mirándolo, olfatea un instante, huele como un perro.. un lobo... algo salvaje –Iba distraída –mira a sus espaldas sonriendo un momento al no ver a su tía por ningún lado.

por **Dima D. Lyovin** Vie Abr 29, 2016 10:51 pm

De vez en cuando, Dima, el lobo fugitivo de la inquisición se daba permiso a si mismo de visitar la ciudad, todo a manera de premio para si mismo por pasar tanto tiempo sin ser capturado por su familia o los inquisidores, además de que últimamente necesitaba relajarse, dejar de lado ese estado paranoico en que entro después de su accidental encuentro con una mujer que le exasperaba demasiado. Nerine había aparecido en su vida para llevarle muchos más problemas de los que ya tenía por su cuenta; era una mujer que al igual que él, era perseguida no solo por inquisidores sino también por algunos grupos desconocidos hasta el momento por Dima, quien pese a prometerse no inmiscuirse en asuntos de otro, acabó ayudando a la joven a esconderse sin saberlo, volviéndolo de cierta manera su cómplice, algo de lo que el licántropo ya no podía salvarse al haber sido visto con ella, provocando que de manera inevitable, ligaran a uno con el otro desde ese momento y en delante. A Nerine aquel hecho le resulto sumamente divertido, mientras que a él, bueno, a él le molesto haber sido tan idiota como para terminar enrollado en lo que fuera que ella hacía.

Esa noche estaba pues dispuesto a demostrarse que su encuentro con la humana no le puso en el centro de mira de otros grupos (aparte de la inquisición), motivo por el que paseaba despreocupado por la ciudad, tratando de pensar en algo que no fuera Nerine, ni su sonrisa, ni su aroma. Andando su rumbo fijo duro bastante rato, tranquilizándose respecto a si le buscaban pero no con respecto a la humana, a quien por más que intentaba no se podía sacar de la cabeza. Agitaba Dima la cabeza en un intento por deshacerse de la imagen mental de Nerine cuando alguien le choco y casi de inmediato el olor a vampiro la inundo las fosas nasales, provocando que de manera inconsciente gruñera.
– Fíjate vampira, si no quieres que destroce tu cara de niña buena que no engaña a nadie – soltó molesto, encontrando por fin alguien que provocaba que dejase de pensar en Nerine.

por **Irín Koniétzkø** Sáb Jun 18, 2016 9:34 am

Afirma escuchando el peculiar acento del hombre con el aquel con el que a chocado por accidente le presta atención con esa curiosidad que tanto la caracteriza –Désolé Monsieur, me encuentro bien, lamento mucho el inconveniente– exclama sumamente apenada. Afirma a sus palabras pasadas.

Parpadea prestando toda su atención a las palabras dichas, el francés aun no se le da del todo bien y aquel hombre es diestro al hablar –He salido sin permiso Monsieur, miraba si mi tia había venido detrás mio– niega meciendo la cabeza dejando que listones de cabello bailen de izquierda a derecha y de regreso –Cuando regrese a casa me llevare una buena reprimenda– explica simple como si acabara de comentar que la noche promete ser hermosa. – ¿La rue de l'Ancienne-Comédie?– repite las palabras del hombre pensando un momento y afirma ante la invitación.

El sol esta a solo minutos de econderse en el orisonte, no suelta aun su curiosa sombrilla de gruesa tela negra – Soy Iren… – cierra los ojos agachando un poco la cabeza en ademan cortes – ¿Lleva mucho tiempo en Paris? Tiene un acento peculiar

La neófita es realmente inexperta en casi todo lo relacionado al mundo, las relaciones sociales y las nuevas experiencias, peor no por ello quiere decir que se detendrá a vivir la vida y recuperar todo aquello que no ha experimentado.

Camina a lado del hombre escuchando sus palabras, siguiendo sus pasos al lugar antes mencionado. Se pregunta emocionada que cosas emocionantes le permitirá conocer el extraño a travez de sus palabras.

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