Las dos mascaras de la noche (LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)

Era la noche más fría que el invierno marcaba desde que había llegado a Paris, la nieve caía en las afueras y por más que la hierba se hiciese blanca yo la vaía color malva, la sangre de mis padres yo veia correr en cada pequeña bola de nieve, como una gota de la suya.
La daga yacía en mi mano que la estrujaba con fuerza y rencor, dos años pensando y planificando este nocturno momento donde dos máscaras distintas de la oscuridad se darían cita en el teatro para arreglar viejas cuentas.
Antes de irme tome una copa, me puse ombrero espada y máscara ensille al caballo y partí en la busqueda de aquel miserable que por el simple hecho de ser un vampiro y por marcar mi destino se había condenado a las cadenas de mi venganza.
El reloj marcaba más de la media noche y todo el personal del teatro se había ido, todos le tenían miedo, ese ser era el miedo encarnado para los mortales comunes y corrientes, era el castigo para los curiosos y la muerte para casi todos, las puertas tenían candados de oro, nada dificil de romper si tienes el modo y el deseo de terminar con deuda añeja.
No dire que el teatro era terriblemente horroroso al contrario poseía buen gusto propios de un espectro viejo y elegante con aires de ser el perfecto maestro, el ángel del arte, las butacas aterciopeladas del más fino oro... estatuas eroticas con los ojos vendados eran los oidos de los muros pintados de dorado -Nunca has tenido mal gusto, fantasma- murmuraba mientras caminaba amedia luz, un terreno facil para mí, la oscuridad había sido mi fiel compañera desde los ocho años de edad, de pronto en el escenario de telón aterciopelado y rojo una sombra diambula por el frente, pero ni siquiera tardó tres segundos cuando la perdí de vista, los ojos y los sentidos se hicieron más agudos, tras la máscara mi expresión seria se volvio una sonrisa malevola, el día habia llegado...
-Sabes que estoy aquí ¿no es cierto?, vamos deja de jugar al enviado divino que trae muerte a todo el cruza su camino, yo no soy como aquellos que manejas de acuerdo a tu conveniencia... soy una vieja amistad que dejaste marcada y que de la marca del fantasma aprendio a ver la oscuridad como quién se hace llamar "el ángel de la muerte", solo que lo mio no es muerte es justicia humana- sudaba en frio y la furia contenida en los puños cerrados esperaba se liberada, dos máscaras se encontraban esta noche y solo una volveria a ver el destello de la próxima estrella al terminar la oscuridad...

Un cuerpo por allí y otro más en último camerino del pasillo, esta noche la obrqa había sido un completo desastre, y con esas muertes los administradores debían pagar el escandalo en el que se veria envuelto mi teatro al día siguiente, el tenor y su soprano terminaron como el final que había pensado... muertos para unir sus vidas en el cielo o con mas seguridad en el infierno, infames criaturas que con tonterías pensaban obligarme a marcharme de mi hogar las llamas serán el castigo perfecto por intentar despojar de su reino al ángel de la muerte.
La pregunta me asaltaba ¿Donde se verían mejor los cuerpos a la entrada o en el escenario para que los actores miserables vieran el precio que debían pagar por intentar "asustarme?, la segunda opción me parecía la más divertida y elgante para un elenco vulgar y unos administradores torpes e inutiles, así pues cargue los cuerpos hasta el escenario prepare las sogas y simplemente los deje caer como si hubiesen sido condenados a la horca -Debería pedir adornos como estos de vez en cuando, el escenario luce tan... mío- me burlaba sinicamente, entre suspiros y poses interesantes.
-Tengo visitas- exclame al detectar la presencia y escuchar la voz de quién osaba prsentarse -Esta noche debí haberme portado... con suma bondad para que la cena llegara hasta mis colmillos sin dificultad- sonreí malevolamente mientras paseaba mi cuerpo tan oscuro por enfrente del telón, escuche la voz de ese caballero, una sonido que solo podía ser producido por una mascara que le cubriera los labios -Insolente mortal- hable desde alguna parte del teatro -Si me conoces de verdad entonces sabrías que yo no tengo amigos... el ángel de muerte detesta la ¡Compañía!- grité con sizaña y fuerza, las luces se encedieron como si un truco de magía se tratará -Pero...-volví a un tono sutil sin dejar de lado la amenaza -¿Tú quién te crees que eres para atreverte a molestarme en horas de inspiración músical?... ¿Acaso crees que porque llevas una mascara de aparente alegría puedes acusarme de lo que ni siquiera hice?- rei a carcajadas -¡Patetico!-.
Lo veía desde el techo, por los palcos escondidos, por las puertas para los tramoyeros -¿Y si lo hice que?, yo que tu deberías estar agradecido conmigo por haberte dejado con vida, una marca no es nada comparado a lo que acostumbro hacer con quien se me acerca-, camine hacia una las esculturas de fierro, esas que apenas acababa de pedir acomodaran para la nueva decoración que planeaba hacer, aún los trabajadores las tenían atadas con fuertes sogas -Lo único que me das a entender es que quieres que termine el trabo iconcluso que deje contigo... eres como todos los demás mortales sin una pizca de instinto... si una marca no fue de tamaño espero que esto lo sea...-saque la navaja de mi bolsillo dejando caer las pesadas esculturas de oro y bronce, que importaba si destrozaba los primeros asientos o todos a la vez obtendría dos recompensas el castigo para los trabajadores y la tragica muerte de quién se atrevío a culparme -Un placer conocerte amigo- dije mientras vi como el polvo levantado de las alfombras envolvía todo el lugar, lo había venido sin dificultad ahora me retiraría a mis aposentos con carcajadas grandes escapadas de mis labios.

Ese vampiro resultaba ser tan astuto como resultaba de perverso, jamás supose que las eculturas de los pilares estaban sobrepuestas, correr practicamente era inuti me que de inmovil esperando a que el hierro, oro y metal cayera sobre mí, seguro de la victoria el fantasma se marchaba con risa y postura triunfal, pero hasta del polvo podía sugir el fenix más poderoso era cuestión de tener fe y... practica.
-¿Tan pronto te marchas?, ¡Vamos!, apenas comienzo a divertirme en esta noche- escuché como el miserable vampiro detuvo su andar quedandose en silencio -¿Acaso resulto ser un invitado aburrido para el anfitrión del baile de las máscaras?, si permites profundizar en el tema eso definitivamente es ¡Patetico!- mientras decía estas palabras analizaba el terreno, la ventaja de la penumbra y las oprtunidades que tenía en medio del polvo y las butacas -Recuerdo que hace unos años fuí para ti... ¿Como describirlo?... ¡ah sí!, el bufón después del festín... en ese entonces no tenía la sonrisa pintada... era el niño haciendo el trabajo de un hombre, me dijiste que volviera cuando hubiese crecido y... ¿Adivina que?, crecí tanto que ya no necesito dibujar la sonrisa finjida en rostro, la máscara hace maravillas por el que la porta ¿no crees?-con intensión hacia que mis pasos se escucharan con fuerza, aprovechando la acustica del lugar podía lograr que creyese que se trataba de más de uno, -Yo no vine a que terminarás el trabajo conmigo vine a concluir el mío ahora mismo- odio, rencor y justicia eran los sentimientos que se disfrazaban con el sigilo, con la voz poderosa y varonil de una silueta que caminba frente a los ojos de otra y que ni siquiera lograba distinguirle -Tengo el drecho suficiente para ser como tú, no tanto porque porte una cara falsa, sino porque somos de la misma calaña... la única diferencia es que tu creaste este rostro y su cuerpo exige justicia- solte una carcajada abierta -¡De que sirven tus "dones maestros" si lo unico que haces con el verdadero peligro es cortar una soga y que esa columna caiga sobre el oponente!, si reflexiones por instante... es la prueba perfecta de que no eres un angel... solo eres un loco que aprovechas la excusa de lo sobranatural para burlarte de ignorancia mortal pero ya no más- amenaza se hacia presente, muerte se venía venir, el final para alguna de las dos máscaras se escuchaba clamar -¿Que se siente probar tu propio miedo, la incertidumbre de no saber donde esta la voz que amenaza, que ríe, que narra que tiene el poder de la situación ¿No es lo más desconcertante que pudo pasarte?-.
Reí a carcajadas -¡Transformate en ángel y ve por mí!, estoy más cerca de lo que ¡Crees!- exclame mientras le dejaba caer las butacas del palco más alto -No creo que con este logre matarte pero si logrará desconectarte ¡Como a mí! y después de eso terminare contigo... ter arojare a la calle como lo hiciste conmigo y con gusto vere como tu cuerpo arde y se incinera mañana al amanecer- el infame corría y esquivaba todo cuanto arrojaba -No hagas perder mi tiempo, y no dejes que los administradores paguen más de lo que no podrán sustentar, considera que después de muerto nadie escribira como tú, así que has un favor por la humanidad y la siguiente era del arte.... quedate quieto ¿Quieres?- lance las dagas para acorralarlo -Sabes por experiencia propia te digo que por eso no obramos bien el uso del rostro devoto y al acopiadoso hacemos atrayente al propio demonio- puse la daga en su garganta -Di lo que quieras, lo ultimo que desees o evita el castigo-.

Tran pronto como vi asegurado mi triunfo, marchaba triunfal pues la noche era joven y aún había miles de maldades y tareas que debía terminar antes del amanecer, cuando su voz hizo detener mis pasos.
-Pero... que- murmure en voz sumamente baja y dirigi mi mirada hacia donde le había dejado y para mi sopresa solo encontré polvo y tierra dianbulando en aire -¿Que diablos eres tú?- mi vista de color carmín se diriga a todos lados, podía estar en cualquier parte -¡Contesta cobarde!, no te igualas a mí los valientes de noche servimos y los cobardes econden su cuerpo entre polvo y arena- más por mis intentos a que diese cu ubicación no emitia palabra alguna.
Escuche sus palabras atentamente, el desgraciado utilizaba la misma tactica que yo, utilizando puntos estrategicos para que su voz invadiera todo el lugar -No se de que me hablas... yo nunca dejo una vida a medias- respondí con recelo -Pero si algo es correcto es que me estas divirtiendo justo ahora- asentí con la cabeza -Este ángel adora el juego del escondite, y...- arojaba palabra amenazante -No creo que hayas crecido si es que eso lo dije, eres un niño jugando al principe y redentor, mirate hasta debajo de una máscara te ocultas e intentas imitar mis movimientos ¿No tienes algo mejor para mí?- cuestione descaradamente y empece a reir como un loco en sanatorio.
Empezó a arrojarme todo cuanto encontró a su paso -¡Si vamos a divertirnos farsante!- exclame mientras corría entre el polvo y las sombras -este teatro ha sido mío por centenares de días, por dos siglos, yo lo conozco mejor que nadie porqe yo lo diseñe- lance una carcajada -¿Yo morirme? ¡jamás!, si aquí el único que muere serás tu y me cobraré con lo que poseas para el bien de mi teatro, ¡Vamos haber que más tienes!- y cuando termine de decir retante las dagas cayeron justo donde estaba yo acorralandome por completo.
Mis snetidos se intesificaron pero cuando me di cuenta estaba a mis espaldas con una daga en mi cuello -¡Tú!- exclamé al escucharle sus palabras finales -Estas vivo... has vuelto- dije en voz más queda, pasando saliva por segundos -Nadie puede sobrevivir a las quemaduras como las que te hice- respire agitado -De acuerdo, de acuero tu ganas, prefiero evitar el castigo ¡Haré lo quieras!- exclamé implorando por mi lbertad al ver que las dagas eran de plata fina- ¿De que hablas?- pregunte ante sus palabras de las máscaras..

-Si yo- afirme con voz fuerte -El fantasma de las navidades pasadas- proseguí hablando en u tono más bajo a sus espladas, con la daga en el cuello sin opción alguna a contratacar -Soy el deseo de toda tu vida, la maldicón que nunca debiste dejar que creciera- lo envolví con un brazo y le empuje para que caminará hasta la orilla de su lago -Observa en el agua... ¿Que ves?- le aprete con fuerza -Dos enmascarados ¿no es cierto?... dos seres oscuros que nos valemos de lo bueno para conseguir lo que deseamos, tú un angel y yo un supuesto redentor que al final debemos matar para nuestro propios fines egoistas, y al parecer vanales para algunos- me vi en aquella agua clara, la máscara del inquisidor censurado se reflejaba blancay brillante como si de marmól estuviese hecha -Me hiciste usar esta máscara, un heroe que atrajo lo malo y tu el ángel que atrajo al demonio- le force a que agachara la cabeza -Contempla lo que hiciste, contempla el último rostro que verás, a eso me refería con el rostro devoto-.
Su clamor por la vida me resulto gracioso -No me hagas reír- solte una carcajada -Tu implorando por tu vida, ¡Claro, se te nota la ganas de vivir!- me omfe de su situación mentras acariciaba su piel con el filo del cuchillo -Empieza a rezar lo que sepas, por que morirás como tus victimas hsn perecido, implorando y rogando- palabras amenazadoras estas últimás -Tú castigo justicia y olvido-.

Ahora le recordaba era aquel infame y egolatra que con aires de victoria venia despuésto a tarminar con mi vida argumento un sin fin de tonterías sentementalistas -Me asombras, tienes muchas agallas y más que eso para venir a terminar con tu "gran trabajo", disculpa que no celebre de gusto pero me tienes atado con tu brazo- respondí sarcasticamente y con la misma voz de siempre, misteriosa y rasposa parecida a la de un verdadero ángel caido.
Me llevo a empujones hacia la orilla del lago, me hizo forzar a verle la máscara, hizo que recoradará el mayor error de vida, la gabardina y la suya se perdían en el reflejo del oscuro fondo de tierra, en realidad pareciamos dos muertos sin cuerpo que implorabamos la belleza del físico, mis ojos rojos carmesí se iban encendiendo cada vez más y más -Ya te he visto lo suficiente- musite entre dientes -Ya nada se puede hacer por tu caso, aprende a vivir y sabete cobrar de otra manera que no sea con mi vida, pues si alguién cometio el error de los dos fuiste tú, el egoista heróe que quería formar parte en la historia de la cacería con mi cabeza en mano como triunfo-Reisisti el ver mi reflejo, veía el suyo -Lo único que me satisface es... que si te mató moriras con una sonrisa en los labios y sin la mirada perdida, como todas las otras victimas de la larga lista escrita con sangre..- comence a reir despiado y agitado.
-¿Eres listo o soy lo suficientemente evidente para no fingir que mi perdón era una trampa?- le cuestione al mofarse de mis suplicas.
Negué con la cabeza -¿Cuantos años tienes siendo cazador? ¿Dos o uno?- comenzó a moverse mi mano por dentro de la gabardina -Todo el mundo sabe que los demonios no sabemos rezar sino que sabemos ¡matar!- le aprete con fierza el brazo a punto de crebrarcelo, me solto de inmediato y comence a lanzarle puñaladas fallidas, el oscuro retante sabía defenderse perfectamente -Estas en mi casa y de aquí nadie sale vivo, esta vez me asegurare de que te haya matado bien- desaparecí en las sombras y dede allí comence a rondarle hasta esperar el momento justo para darle fin, como si fuese la tumba de un faraón había equipado todo el lugar con armas secretas por toda la sala y el ascenario, dagaas, cuchillos, sogas y puertas a los desagues de París le esperaban, si todo funcionaba de acuerdo a la perfección, su amenaza y mi error desaparecerían para siempre.

Mi brazo estaba lastimado y herido la daga haía cortado varias capas de mi piel, sentía la sangre rebalar por mi piel, mojando la tela del traje casi instantaneamente -Te vas arrepentir fantasma y cuando tetenga aquí a mis pies moribundo te quitare la máscara y te colgaré de una soga en hall principal- amenazante y mordaz, furisoso quizás era como ahora me iba a comportar -El dolor no me detendra, tu... y...- respire ondo pues era lógico que un profundo ardor acompañara a la enorme cortada -Nadie más que tú- continúe -Me enseñanste con fuego a soprotar y expulsar tus puñaladas, tu veneno que aniquila-. respire profundo volviendo a erguir mi postura.
Mi mirada no se quedaba fija en un solo punto, de aquí a allá y de allá acá, la alimaña se había escondido como la serpiente que espera quieta a us presa en la oscuridad del desierto.
Ni los palcos de oro, ni la media luz de sus pilares vislumbraba su sombra, esstaba de modo incierto en desventaja, camine con pasos quedos y sigilosos por la alfombra roja de terciopelo que contrataba con el mosaico oscuro del piso, bajando de escalón por escalón, inspeccionando silla por silla sin éxito alguno.
El polvo seguía latente en el aire, parecia la bruma o la niebla que se desprendia de los bosques si se quería ver de una forma menos tenobrosa a la realidad que trataba de los poderes ocuros concedidos desde el más bajo de los infiernos -Estoy harto de ¡jugar!,¡ yo vine a matar!- metí mi mano en los bolsillos ocultos en la capa sacando una granada lo suficientemente santificada de agua bendita que lo haría correr o por lo menos salir de hoyuelo -También yo se trucos de magía como tú, puedo manipular a quién desee, puedo empezar la guerra que te derocará, hacer que todas la razas incluyendo la humana dejen de someterse como lo han hecho durante siglos- quite el metal de artefacto, con el fin de explotara -Te di la oportunidad de morir discretamente, pero te empeñas en que seas humillado y odiado aún más de lo que te haces despreciar, escondido donde estas, no puedo verte, si eres sensato te iras porque si te encuentro serás tu el que de aquí no saldrá y jamás regresaras a la cueva de tus ¡pesadillas!- exclame dejando caer el artefacto de agua bendita, con daga en mano econdido detrás de un pilar espere a que saliera para poder darle fin a su maldecida existencia.

Entre las profundidades de mi oscuridad, escuchaba atntamente todo su catedra de frases vanas y llenas de ira... reirme era una gran opción pero de hacerlo destruiria mis planes para matarle -Tienes la mente cerrada hijo, quienes son así, solo algo tienen abierto... la boca- reía desdee la esquina superior del teatro, esta siempre resultaba beneficiosa para mis fines por la gran acustica que lograba hacer, mi voz se escuchaba en todas direcciones y la brima que invadia toda la sala producto de mi pacto infernal eran demasiado utiles -Recuerdo que en el pasado hablaste la misma sarta de tonterías y el precio fue muy bajo... debí de haberte matado como a un perro y para ser honesto mi pequeño cazador crei haberlo hecho- mi voz ya se escuchaba del otro lado del teatro -Cierto es que.. los errores se pagan caros- dije en tono cinico -Yo lo acabo de comprender, pero alguién que ya lo sufrió dos veces quiere negarse a entender, dicen vulgarmente que la tercera es la vencida y con mucha alegría seré yo quién tenga ese honor- .
Un artefacto cayó al piso, desde donde yo estaba pude ver que era una granada hecha de plata -¿No pensarás explotar medio París verdad?, arruinarás mi comida si lo haces- la granada exploto, era un instrumento de cazador, bastante ingenioso debo decir pero muy poca cosa, provoco ligeras quemadas nada comparadas con las del rostro y su dolor eterno, reprimi el dolor apretando lo poco que tenía de labios, entonces mis ojos ternimaro de enrojecerse, esta furioso y deseoso de beber su sangre -Sabes- dije agitado enconteniendo mi encono infernal -Debo reconocer que eres ingenioso, también yo invento aparatos para matar a los humanos- reí arrogante -Pero... ¿Agua bendita?, recuerda que soy como tú, aprendí de mi dolor eterno para soportar otros, no quiero decir con esto que soy indestructible, soy igual pero protegido por alguién que procede de los infiernos, te invito a que uses tu astucia evidente y tus conocimientos de profesión, porque soy más que un vampiro, soy un demonio- finalmente había descendido de los techos, caminaba en dirección al pilar donde se había escondido el mortal -Tú instrumento falló mi querido cazador- decía a pesar de que podía sentir el ardor en algunas partes de mi cuerpo -¿Sabes que hago cuando los míos no me funcionan?- pregunté mientras me detenía detrás del pilar, del cual la cabeza del hombre había salido de su escondite al oirme detrás suyo -Utlizo las manos- apareci frente a el sorpresivamente tomandolo por el cuello ahorcandolo con todas mis fuerzas, elevandolo y recarganole con saña en el pilar esperando su final -Reza todo lo que sepas- dije altanero comenzando a reir a carcajadas crueles y oscuras.

Mis ojos se cerraron y mis puños enfundados apretaron la capa golpeandola contra el muro -Yo era ese joven- pense muy dentro de mi ser -un hombre con mucho futuro, con una vida perfecta y una faz que no necesitaba ser cubierta...- suspiraba al regresar el tiempo en mi cabeza -Cuantas cosas deje ir solo por una venganza que podía cobrarme de diferente manera si antes de la V de venganza hubiera colocado la V de victoria- termine mis lamentos con la mano en la máscara reprimiendo las ganas de responder -Cuantas puñaladas fantasma me has dado esta noche sin ponerme una mano encima... sin si quiera abrir las heridas con espada fina en mano maldita- no supre su eso ultimo que en voz alta dije lo escucho atentamente pues el artefacto finalmente cumplio su misión.
El artefacto exploto de acuerdo a mis planes y estaba seguro que si eso no le mataba entonces nada lo haría y en efecto no funciono hablaba y hablaba, amenazaba y amenazaba más no simplemente terminaba de desvanecerse, caminaba en algun lado de la sala, era tan listo que había hecho que todo el lugar tuviera acustica dificil de detectar o de descubrir donde se hayaba el sonido.
Lo escuche finalmente detrás de mi pero al asomarme no vi absolutamente nada pero... al regresar a ver al frente alli estaba con sus manos en mi cuello, elevandome, asfixiandome -¡Eres un maldito!- decía con la voz ahogada -¿Como te atreves a decrime que soy igual que tú? ¡Tu no fuiste mi creador tu fuiste mi destructor!- el fuego empezo a encender su ropa obligandole a soltarme de inmediato -¿Sabes que hago cuando mis apratos no funcionan?- dije mientras recobraba el aliento -Dejo que sus miedos los consuman, ¡los exterminen!...- empuje las butacas acrecentando las llamas -¿Que se siente estar en l verdadero infierno?- rei a carcajadas -¿Verdad que no es lo mismo decir a vivir?, lo mejor de tener una perte de ti es que aprendia a inventar para sobrevivir, para liberar este país de tí.. y todo lo concentre en el fuego.... porque así destruiste este rostro... ¡Si fantasma!, detrás de esta máscara no hay más que vestijios del hombre prodigioso que nombraste hace unos momentos... no.. ese egolatrá murio con el rostro calcinado, se fue maldiciendo la cegurea de la venganza y las vestimentas de la vanidad- respiraba agitado, molesto y profundamente resentido -Algunas máscaras te muestran tras la oscuridad de su textura la luz de la victoria y de la justicia pero otras tan oscuras telas las forman que ciegan y alimetan la venganza, acrecenta la sed de matar... pero te digo algo... nunca es buena la venganza, las represalias que quieras tomar con el futuro mundo que llegues a contemplar ni siquiera te hara igual al que de ti se aprovecho sino que te veras peor que tu sucesor-.
Arroje el artefacto que escupia fuego - Aclaro esto no es represalía, es justicia- di media vuelta viendo como el fuego se elevo hasta el techo de apoco toda la sala se fue prendiendo hasta convertirse en un verdadero infierno, aún estaba a tiempo de salir -Todo esta hecho- pense al percatarme que los quejidos horrorosos del fantasma se habían terminado, seguramente ya estaba muerto -¡Disfruta de la luz ser de la oscuridad!... que tu condena sea justa en la vida celestial- celebre y ore mientras le daba la espalda a toda la escena, preparando mi salida por el escenario tras bambalinas en el tunel de los camerinos.

Que placido era sentir como de a poco una flama de vida se iba extinguiendo... más esta flama se rehusaba a apagarse, simplemente seguía hablando y por si fuera poco su mismo fuego vivo estaba quemand ya mis ropajes -¡Fuego, fuego, fuego!- gritaba desesperadamente -¡Fuego no!- a golpes intentaba apargarle, puñetasos desesperados y continuos azotes contra la pared intentaba realizar haber si de ese modo la llama viva dejaba de avanzar, sin percatarme el único que avanzó fui yo orillandome hasta el pilar donde se había esconido el cazador -apagalo, apagalo... ¡Te ordeno que lo apagues!-gritaba con la voz malisiosa de siempre ignorando por completo lo que me decía en aquellos momentos.
El cazador abono leña al fuego y hecho las butacas de oro que de pronto comenzaron a encenderse las finas telas de los asientos rozando mis ropajes -¡Maldito cobarde!...¡Ten el valor y ven a matarme con tus propias manos!- repetía furioso mientras le veia mofarse de mi desgracia, comence a sentir el calor en piel, su contacto, mi ropaje tenía el aroma ceniza y todo en mi gritaba de dolor incluso mi voz -¡Tu solo te creaste! yo no hice más que lo que mi instinto me pide, la venganza para mí es lo único que rempensa el dolor de un niño rechazado... maltratado... explotado... sin amor... eres igual que yo eso no es justicia, no trates de disfrazar tu deseo de venganza con es bendita palabra, si..eres tan bondadoso hubieras seguido tu vida con tu máscara lejos de mi ¡Propia casa!- más parecia que nada de eso escuchaba seguía hablando y lo único que podía hacer era quejarme.
Ya no había penumbra todo estaba iluminado era demasiado para mis ojos, la luz era mi enemiga, las maderas y la estructura comenzaban a derrumbarse, la madera rechinaba las vigas se venían abajo y el simplemente daba media vuelta -Aunque no haya penumbra ni oscuridad absoluta regresaré por tí Leviathán... ¡Me escuchaste! ¡Vendre por ti para que los dos vayamos juntos al infierno...!- una de las vigas se rompio por completo viendo como sin remedio venía directo a mi cabeza -¡No!- grite y todo se puso negro ante mi vista -estoy muerto- fue lo último que musité.

Sin mirar atrás aunque en lo profundo de mi ser realmente lo deseaba, seguí caminando rumbo a la salida por detrás del escenario, aquel lago que ingeniosamente había colocado se estaba evaporando.
Un grito espantoso dio cuenta de que el fantasma, el famoso The Phantom había caido en brazos de la propia muerte a la que siempre usurpaba, suspire aliviado detrás de la máscara mientras ya caminaba por arriba del escenario, marcando mis pasos hacia el oscuro y legendario tunel donde el renombrado nombre de Erik Destler siempre era censurado, sin embargo y debido al rugido de las feroces llamas que deboraban ambrientas los asientos y los techos decorados dirigí de nuevo mi mirada hacia donde había perecido el fantasma -Que dios se apiade de tú alma- oré en voz alta mientras contemplaba la luz anarajada y marillenta de cada llama que conformaba aquel fuego que había logrado enceder prácticamente de la nada.
Una, dos, tres gotas o hasta más cayeron en la parte más elevada de mi sombrero -Agua ¿Pero de donde?- pensé mientras me quitaba el sombrero para contemplar que esas gotas eran de agua humana, de sangre brotante de dos cuerpos casi secos que pendían de una soga en cuello colgado desde lo más alto del pasillo de los tramoyeros -¡Dios mío!- exclame con profundo dolor, cerrando mis ojos apretandolos con mucha fuerza e impotencia -No merecen este tipo de entierro- pensé y sacando de mis costados una de mis armas, apunte a las sogas cortandolas de un solo tajo con el filo de la daga, los cuerpos cayeron intactos, dos palidos rostros y labios de un purpura mortuorio estaban ya reposando en cada uno de mis hombros, antes de seguir mi marcha, jale el cordón de aquel ya tambien calcinado telón y continué sin mirar esta vez atrás sin darle mucha importancia a mi curiosidad.
Aquellos pasillos que tenian por fachada un laberinto o tunel sacado de las más horrendas pesadillas y como iluminación la llama más debil de unas velas casi gastadas, cada una de estas alumbraba mi camino por entre las puertas viejas y de madera donde solo el cielo sabe que vidas fueron apagadas en sus adentros.
Hubo un tramo de mi sendero en el que caminaba a tientas, a ciegas no sabía si las velas se habían terminado o ese lugar jamás estuvo iluminado -Esto es demasiado extraño- asenti en voz alta cuando de repente escuche un ruido bastante fuerte para ser de algún ratoncillo o del propio incendio, meditando un poco, escondí los cuerpos dentro de una de aquellas puertas -Ven, anda ven por mí- fui diciendo cada vez más alto -¡Atrevete!- gite finalmente pensando que era The phantom de nuevo -¡Ven y predica con el ejemplo!- entonces una rafaga de aquel fuego parecio venir directamente hacía mí provocada por una inexplicable corriente de aire, pero entre ese meteoro una sombra se vislumbro en sus adentros -¡No tengo miedo!- aclaré a aquel sujeto, un paso en falso no dejo que pudiera verlo había caido en alguna especie de trampa, no podía saberlo, con el golpe que me proporciono la caida estaba a oscuras y con un poco de conocimiento, toque el piso era del mismo teatro aun estaba adentro... ¿Pero en que parte?, ese era el misterio.

Desperté, no estaba muerto respiraba y podía percibir el penetrante aroma del humo asfixiante que procedía de todas partes. Una sombra se erguía quitando del camino las maderas y los miles de metales que yacían ya fundidos, sabía que algo no estaba bien podía sentir el calor en mi piel, cerca de los brazos, de las manos, de las piernas y del rostro, mis ojos carmín se percataron que las telas estaban rotas y calcinadas así que pase las manos por toda mi cara la máscara, mi máscara había desaparecido.
La carne viva, las cicatrices y cada parte horrenda de mi aspecto estaba al descubierto, fruncí el ceño esto exigía venganza, la revancha del fantasma, la muerte de aquel que ahora caminaba por algún pasillo en pose de triunfo y sonrisa de valiente... ese que se había llevado a los cuerpos que con placer y trabajo había colgado en medio de mi diversión y mi sadismo.
Camine por el escenario ya prácticamente destruido para dirigirme a los camerinos era la única parte que con certeza sabía que aún no ardía en llamas pero antes prepararía una pequeña sorpresa que debí de haber utilizado desde al principio.
-Con que inventos no es así- musite agitado -Yo te enseñare inventos revolucionados- decía mientras preparaba la trampa -Haber si esto es de tu tamaño- declare al terminar mi gran truco, así me escabullí entre las sombras, mientras de un aplauso apague las velas del pasillo donde estaba mi gran sorpresa, el miserable allí venía con los dos cuerpos cargándolos en hombros, al verlo una sonrisa maliciosa nació de mis escasos labios, todo había sido perfecta y escrupulosamente para ser consumado -El cazador ha llegado a su lecho final-, abrí la puerta del pasillo detrás de las sombras, ese portón intento advertir al impostor de lo que dejaba entrar, demasiado tarde, yo como el espectro que era avance con las llamas detrás para intentar vislumbrar, he de confesar que era la primera vez que yo utilizaba algún tipo de luz en alguno de mis futuros crimenes o asesinatos.
Finalmente el cazador cayó en la ratonera, lo quejarse estaba herido y golpeado, tan confundido como un venado cuando entre los arboles escucha un ruido -Sea usted bienvenido monseuir- decía educadamente dentro del cuarto en medio de las sombras -De verdad que es el más listos de los cazadores que he conocido en dos siglos- amenazaba con cierta burla -Debo...- asenti con la cabeza -Debo admitir que su idea del fuego resulto ingeniosa una maniobra que por mi parte no esperaba, ¿Como es que puedes conocerme tan bien ah? ¿He de suponer que también eres adivino?- rei malevolamente más tenía inmensos dolores en la piel y en todo mi cuerpo, elrostro seguia sintiendose raro sin ser cubierto -Se que tu rostro esta como decirlo ¿Demacrado?, pero desgraciadamente no creo que este peor que el mío Shadow- el cuarto se ilumino al momento en que di la orden con un apaluso, enormes espejos hicieron su aparición, eran demasiados para ser contados, uno, dos, diez, los había colocado dos siglos atrás ya mer resultaba dificlil recordar cuantas había, pero con certeza podía asegurar que confundíría a mi oponente -¿Quieres matarme? ¿O quieres que yo te mate?, tic- tac, tic- tac tu ultima oportunidad esta corriendo a este desafinado compás- baje entonces detrás del unico de los espejos transparentes reflajandome en los demás -Mi querido Leviathán he aquí tu oportunidad encuentra al rostro correcto y terminemos con esto de una vez- tome la espada que siempre llevaba para mi defensa, en cuanto de la expresión de mi oponente no tenía forma de saberla su faz estaba cubierta pero despúes de lo que veia en todo su entorno, una cara demacrada sin piel de un lado, sin piel, con la carne al rojo vivo, algunos de mis dientes podían apreciarse y casi sin labios, si con esto no se aterorizaba entonces significaba que en definitiva su rostro era igual o peor que el mío.

Aquella oscuridad manchada por sangre derramada hoy en aquella noche tan desdichada me tomaba entre sus garras, intentaba a la fuerza llevarme a sus fauces, devorarme con esos dientes que de pronto se habían convertido en cristales donde la máscara, aquella que exageraba de alegría se reflejaba y se repetía en cada uno de los mortales espejos que aquel espectro coloco para terminar con todo esto.
La caida provoco cientos de heridas, y todas juntas de carmesí mis ropajes teñian y que decir del ardor que por dentro sentía, esas cortadas y esos rasguños que de a poco que iban a tadar un tiempo en sanar, pero para que sucediese debía matar, ¡Si acabar con el fantasma de mirada y ojo fatal!.
Me levante con la fuerza suficiente como para derrivar columnas o derrivar paredes, aquel que ahora amenazaba, ese que cambio mi reflejo por el suyo sufriria de toda la rabía que había acumulado, nadie derrotaba al cazador Leviathán Shadow, contemplaba sus ropajes rotos y quemados, sin máscara con el rostro completamente descubierto, con una expresión de molestía y de venganza quizás tanto como la mía detrás de la máscara -¡Como!- exclame para intentar ganar tiempo, debía pensar untilizar la cabeza pues de esta solo uno sería probablemente el que terminará colgado en el medio del teatro, esperaba con esto que mis palabras pudieran distraerlo para analizar cada uno de los espejos y encontrar al vampiro de poca carne y hueso -¿Es de ley que tu vivas de horror y de muerte?, el dolor, el llanto que esparces entre tanta critura de nuestro señor no ha de contener tu encono infernal?, ¿Acaso crees que has vivido en el infierno para que te infunda su rencor eterno luzbel o belial?- observaba detenidamente cada espejo, comenzado a caminar frente de ellos, alguna seña en particular debía tener el que fuera real -No temos porque llegar a esos esxtremos fantasma, rindete y todo el mundo quedara contento- decía con seguridad y autoridad, mientras caminaba aquel escenario me hacia recordar a los que abundan en el circo gitano, ¿Sería ese ser uno de ellos en el pasado?.
No contestaba por más que yo hablará o pretendiera persuadir, quería que esa horrenda cara desapareciera de vista y no era porque la mía estuviesa más bonita, pero era preferible ver una máscara bien pintada aunque algo maltratada a ver la cara desfigurada por todos los rincones en que dirigiera mi mirada, así que en un intento desesperado saque las dagas que llevaba en los costados, comence a lanzarlas de una en una, esos cristales eran de un meterial extraño que no se rompia pero si se movia dando la espalda oscura y de madera, solo me faltaba una daga y frente mío había dos de los seis espejos, uno y quizás el menos esperado sería el elegido e indicado pero antes de que pudiera hacer algo el fantas mal al verse probablemente desesperado se abalanzo hacia mi espalda, sus manos esguantadas presionaban mi cuello, la daga logre clavarla ligeramente en el brazo derecho, empezando a dar ligeros intentos de puñaladas que el esquivaba, sin embargo por mucho que me esforzará logró algo que nuca pense lo haría: quitarme la máscara, como lo había hecho, todo fue tan rapido como para saberlo, el punto es que ahora estaba allí incado en el suelo, con las manos cbriendo el rostro, sin dejar que lo viera ese infame demonio.

Allí escondido entre las sombras y los espejos que se eregían violentamente a nuestro alrededor, yo era esa presa, ese trofeo que desaeaba colgar en su pared decorando el muro de su lujosa caza, pero debo admitir que desde el primer momento era una gran persona lista y con cerebro suficiente arreglandoselas ante lo más desesperado que venía de su mente.
Pude comprobarlo cuando vi que las dagas que llevaba a los costados iba rompiendo cada uno de esos falsos espejos, pero no todas sus armas alcanzaron para todas mis trampas, había dos espejos y solo uno que le daría la victoria segura, no podía permitirlo, mucho menos fiarme a lo que el haría, así que no ves que dio media vuelta ataque sin pensar dos veces tomandolo por el cuello, tratando de ahogarlo de nueva cuenta pero esta vez intentaría que fuese para siempre.
Ante la sorpresa como todo humano lo haría empezó desesperadamente a intentar safarse de mis garras enguantadas, pero fue con ese filoso cuchillo que logró clavarme en el bazo que de nuevo comenzo la batalla, no era tan mal peleador, de hecho sabía muchas mas atajadas que los cazadores promedio podían conocer, aunque estas parecieran faciles de esquivar, no era nada sencillo, una, otra y otra más, ya fuera cerca de mi oreja o rozando mi ropaje quemado, la única forma en que podía detener aquellas puñaladas antes de que me matará era quitandole la máscara, aprovechando que había llegado hasta un muro oscuro, fu cuando hice lo que con maestría debía hacer y desprevenido intentando encontrarme, realice mi plan tal y como lo trace en el momento, desprotegido tambaleo un poco y cayo al suelo, vencido y avergonzado con las manos estendidas en el rostro -Vaya, mirá nada más lo que logre hacer Leviathán, nada más y nada menos que quitarte la máscara- dije triunfante -Si hubiese sido otra circunstancia en este momento quizás todo había terminado, porque tecnicamente los dos sin nada en el rosto estariamos... ¿como se dice vulgarmente?, ¡Ah sí a mano!- me aceerque de a poco con la postura bien ergida y con el cuello tan arriba como mi musculatura me lo permitía -Pero cometiste el error de destruir mi teatro, de quemar mi ropa y por si fuera poco ¡de incinerar mi máscara!- alterado grite molesto, tal fue esa mi tesitura que un eco impero incluso en los sitios donde al parecer no había luz ni muros -Así es como debí haberlo hecho desde un principio, me hubiera ahorrado tantos francos en reparaciones y no hubiera perdido mi valiso tiempo que podía ser aprovechado para ir por una apetitosa victima, quizás alguién parecido al que dices que murió junto con tu rostro, un idiota engreido que queria el reconocimiento por un deseo que absolutamente nadie se le ha cumplido, siempre tomo adelantera y los mato como debe ser su castigo- saque aquella espada de plata que tenía en el mango un craneo esculpido, ese que con aquella sonrisa y cuencas en lugar de pupilas había matado a cuanto su dueño quería -Así como ahora tu serás castigado...- me dirigia directo hacia donde el estaba derrotado sin decir palabra alguna, despacio como si fuese una serpiente mi espada fue acercandose cada vez más a su cuello, pero arepentida fue directo a su paecho, esperando para realizar su mordida -Pero antes... quiero contemplarte, quiero saber que hay detrás de esta horrenda faz- dije mientras levantaba la máscara que conservaba en el brazo herido, le propine una patada en los costados y se dejo caer con su propio peso, quejandose un poco del dolor -Dejame verte...- dije con tranquilidad, sentir que duro poco al ver que seguía con las manos cubriendole del todo -¡Te he ordenado que te quites las manos de tu...!- interrumpí mi frase, al cotar parte de los guantes que seguro llego a su piel probablemente ya sangrante, quito sus manos de inmediato y no se si porque realmente le había amenazado o porque quería que conociese lo que le hice dejo iluminarse por la luz de la vela, su aspecto me dejo atonito, que más podía decir ante esa terrible cara que ahora tenia ante mis ojos, era como si una pasa seca estuviese en lugar de un rostro, ese cafe claro no correspondía con el blanco que podía observarse en pequeñas y diminutas partes, la peluca cayó y me percate que ni siquiera tenía cabello, todo en el era falso, pero... de el resaltaban esos ojos azules como el mar, esas orbes que carecian de pestañas y mitad de los parpados, los únicos sobrevivientes de aquel acontecimiento las sobras que quedaron de ese dueño hermoso y bello, pues ni siquiera existian ya aquellos labios prominentes y carnosos con los que maldijo durante todo ese corto tiempo años atrás.
Al ver semjante aspecto retrocedí unos cuantos pasos hasta chocar con ese espejo falso, no estaba aterrorizado pero si algo sorprendido pues nunca pensé que su caso llegará a tanto, no como el mío -Leviathán- susurre al aire mientras el parecía recobrar fuerzas para ponerse en pie.

Las velas vislumbraban mi rostro, aquel que hoy en día era el de un mounstruo,tantas cicatrices, cientos de pedazos sin piel que lo cubriera, el vestijio de lo que era, una faz sin color tan rosa como el que es normal, era tan café como las almendras que me hacía lucir como un ser infernal.
De poco tome fuerzas, poniendome de pie frente a la fiera que asustada musitaba mi nombre -Sí, el mismo que te restriega que fue un error haber dejado con vida a este hombre- cada paso que daba más me acercaba al deseo que anhelaba, con la guardía ahora baja er mi turno de tener revancha -¿Que pasa Fantasma?- pregunte mofandome de la siatuación en la que se encontraba -¿Acaso estas celoso porque con otro deberás compartir el trono?- solte una carcajada airoso de tener sobre el la ventaja, sin permitir que eto me hiciera pensar que para mí la batalla estaba ganada -No te preocupes por que yo deseo ocupar un lugar tan manchado con la sangre fresca que te gusta tanto drramar, no deseo oro ni riquezas, no deseo tu falso poder imperial, solo deseo esta noche la paz conquistar, por mi y por todos las habitantes de esta ciudad- el paso finalmente se detuvo, frente a frente nuestros ojos querían evitar a toda costa nuestros rostros, pero demasiado tarde era pues inevitable resultaba ver como era la faz cubierta uno del otro, orillandolo hasta la esquina más oscura de ese lugar dentro del teatro, una esquina tan oscura que ni siquiera allí se escondería ni el más asustado, solo nosotros que la oscuridad desde tiempo atrás ya estaba de nuestro lado.
Fue allí en ese lugar donde la daga volvio a salir de esa funda, aquella que esperaba con ansias dar fin al maloso vampiro que nada tenía de especial más que la músca y la genialidad del arte para aportar, una lastima que esos dones se iban a desperdiciar -No mas trucos- le nega al ser infernal -Atrevete nagar que por este aspecto no sientes nada, ¡Que no te da repugnacia!- esos ojos azules que alguna vez brillaron y dieron cuenta de los más hermosos amores, hoy ocultaban los dolores que mi alma aquejaba, aquella soledad abnegada que ya no me dejaba, ninguna dama por mucho que la amará.. querría quedarse con alguién que ya ni identidad poseía, que ya nada de ese atractivo provechoso quedaba -Destruiste mi vida fantasma, el error fue de ambos tu por haberme subestimado y yo por haberte buscado- la daga se poso en su pecho con la punta dispuesta a ser clavada en sus adentros -Quisiera que vivierás para que pagarás cuentas por el resto de tu existencia, pero ni una carcel podrá frenar la maldad que hay en tu alma y la locura que habita en tu cabeza...- tome impulso y fuerza - ¡muere de una vez criatura venenosa, criatura oscura que no merece de misericordia, ahogate con tu propia ponzoña!- la daga fue directo hacia su pecho, si lo había matado aún era algo incierto.

Ese hombre era un mounstruo, un completo titán que resurgia de entre el suelo y la oscuridad, ese ser tenía más hagallas aunque para ser sincero era el único que durante siglos me había desafiado de esta manera, el mensaje era más que por bien entendido para mí, la única manera era matarlo, si, bañarme en su sangre para limpiar el error que se erguía, que desafiaba, que protestaba y maldecia, ese hombre que ahora me veía con esos ojos que nadie pensaría existirían detrás de la máscara, esos mismos ojos que me hacían retroceder hasta orillarme a una esquina llena de oscuridad, plagada de esa belleza que era la única que me comprendía a ella le pregunte como podía acabar con este rival más no pudo darme respuesta porque ya una daga sentía en el pecho, un cuchillo que ya estaba presionando para adentrarse en mi corazón, debía ganar tiempo -¿Repugnancia?, ¡por favor no me hagas reir Leviathán!- dije arrogante, aún atricherado -Dime... ¿Porque debería darme repugnancia una obra que yo mismo hice?, bien sabes que todo lo que hago para el ojo ajeno es una obra de arte, claro contigo se me paso la mano te puse demasiada chispa, te puse muy poco color y por obvias causas te deje sin nada de razonamiento- amenace de un modo pretencioso -¿Acaso no te das cuenta? sigues siendo el mismo engreido que a la fuerza quiere destruirme con el único detalle de que tú crees ser hoy más fuerte porque manejas armas, eres cazador y posees una máscara pero yo...- suspire -yo tengo más años que tú en todo esto, no sabes quién es la noche, no sabes quién es la señora oscuridad, ni siquiera tienes la más remota idea de cual es el misterio infernal que representó, ¡Tienes al propio infierno, la muerte enfrente de tí y aún como todo humano tonto vienes a desafiarme a mí!- negue con la cabeza -En verdad que eres el más estupido de los estupidos, ¿porque ponerme celoso de mi trono?, aún advirtiendome que no lo deseas tu ya tienes el propio eres "El rey de los tontos" o "el amo de los bufones", porque no te negaré que tu dramatismo me divierte eres un gran actor- sonreí con esos labios desfigurados que mostraban una mueca maliciosa -Mira este rostro Leviathán- le mire directo a sus ojos con mi mirada profundo encendida de carmesí -Yo ya estoy acostumbrado a la repugnancia, al rechazo de la sociedad entera, corren al ver mi rostro como tu lo ves ahora o simplemente se burlan y abusan de este aspecto, mi único veredicto es la muerte y la venganza, todos tienen que pagar con creces mi desgracia, que cada vez que salía por las puertas del teatro me hacían recordar que tan maldecido era.... tu apenas empezabas cazador a conocer el mundo real... apenas empiezas a conocer la maldad pura de los hombres, los prejuicios que impone la sociedad- acaricaba la daga que estaba en mi pecho, pronto me quité el guante y paso mi dedo por el filo -Auch- me queje exagerando -Dagas de plata- una gota de sangre salio de la herida ponendola en la boca para que mi lengua la lamiera -Ya platicamos demasiado... y estoy muy hambriento- con palabras amenazantes soltó la puñalada, derribandome de inmediato, quede de rodillas en el piso, respiraba agitado -Eres muy listo Shadow, pero te anunciaré algo aún me sigues subestimando- lanzé a sus ojos un poco de las cenizas calientes que brotaban del incendio que arriba imperaba, sin darnos cuenta el fuego ya estaba propagado en lo más profundo del teatro -¿Creiste que ya habías acabado conmigo?, afortunadamente tengo al demono de mi lado- le mostré mi herida que sangraba pero nada me ocurría - ¿Y entiendes a que me refería con infierno Leviathán, yo en tu lugar debería dejar de jugar niño rico- el cazador corria de lado a lado del cuearto chocando contra las paredes quejandose y retorciendose del dolor en su mirada -¿De que te quejas?, no me decías que ti ya estabas acostumbrado a la ceguera de la oscuridad ¡farsante!- le arroje contra los muros, atricherandolo como a mi enpecé a golpearlo y a patearlo hasta llegar a dejarlo sin aire en el piso y saque la espada que aún tenia de reserva, siempre dejaba una en cada parte de mis atajos, si más lancé mi golpe mortal que iba directo a su cuello -Una lástima que podré porbar tu sangre pero si la derramaré para que mi trono luzca mucho más manchado de sangre... eso es lo que hace un trono que solo la verdadera oscuridad puede apreciar- le susurré mientras lo tenía sujetado de su ropa, la carcajada salio anunciando mi victoria.

El ángel de la muerte había caido, la puñalada lo tenía de rodillas en el piso, creí finalmente estaba vencido, con una sola herida más y de él nadie escucharía jamás, pero quizás podía aceptar todo lo que me dijo, verdades que más de uno me ha dicho, pero una idea es rebelde y necía, no escucha consejos, se embraba como los perros y se encapricha por cumplir sus objetivos sin importar quién o que se imponía, el fantasma hablaba y sabía me anailizaba pero lo único que ignoraba es que de Leviathán ya no existía nada que era con una idea humana con quién lidiaba, todo esto pensaba mientras el en el piso se quejaba y al viento lanzaba palabras, yo simplemete me mofaba y de nueva cuenta lo subestimaba....
El ardor en los ojos se extendía, ese era el poder de las cenizas que empezaban a caer del incendio allá arriba -¡Fantasma!- exclamaba mientras en vano caminaba -Eres un maldito- choque contra los cuatro muros de granito, sabía que quién ahora estaba vencido era un servidor y más me valiía pensar en una manera de escapar, comprendí que para eliminar a la alimaña un plan se debía trazar, un plan que no pudiera adivinar para mi orgullo eso era huir en vez de enfrentar el destino y aceptar el final desconocido, pero ahora con ese altercado en el que yo y el fantama palabras y golpes habíamos intercambiado podía entender que era una condena para los humanos y si me dejaba morir jamás los dejaría vivir.
Empezo a golpearme y patearme, el muy infame me había dejado sin aire, conocía los golpes que nadie podia resistir, que a más de uno podía facilmente llevarlo a la muerte, finalmente me tenía justo como queria, de rodillas y sin palabras, escuche las suyas e inmediatamente comence a mofarlas -La sociedad siempre será prejuiciosa- retome el aliento, acercandome una mano al cuello, tomando su puño lo apretaba con fuerza para poder ver si con ese gesto disminuía su fiereza -El que no entiende eres tú, no puedes ver en la oscuridad a la sociedad, no puedes entender que ella conforme nunca estará, que siempre juzgará, seas como seas siempre encima de todos está- reí -Mi veredicto es la justicia aquella que se haya viva no por su valor ni veracidad sino por el clamor que suplica arrebatarle a la oscuridad lo que es de la humanidad, matar o exterminar a las infamias en forma humana, demonios de carne y hueso que viven de del terror ajeno y que entre las sombras también se puede encontrar un mensaje de paz, porque también puede haber cielo en el infierno...- unos huesos empezaron a crujir era su costilla que de a poco la estaba haciendo trizas -De dolor comienza a gemir, porque te juro que será el principio de la agonia que te hará sufrir- su mano comenzo a desbanecerse recorriendo mi pecho yo recuperaba el aliento mientras contemplaba el techo, el fuego estaba debilitando las estructuras -Pobres criaturas- musite al recordar los cuerpos que había escondido entre los camerinos, habían muerto calcinados ese una era un final para humanos todos debían de estar en campo santo.
El fantasma que se retorcía del dolor de a poco comenzaba a retomar el color, dispuesto a matarme esta vez sin piedad -Ya no más, no quiero darte este final porque en este momento no te dejarás y ahora se que si continúo bajo este suplicio moriré y la humanidad que intento proteger no obtendrá ningún beneficio, no quiero que pienses que es a un humano al que de su sangre vas a derramar para tu trono poder decorar, te informo que es con una idea con la que estas peleando, el cuerpo de Leviathán lo ha tomado prestado- me acerque hasta donde el estaba postrdo -Te informo que las ideas no mueren, sobreviven hasta cumplir lo que se han forjado a vivir- mientras anunciaba esto las vigas cayeron al piso y unas pequeñas esferas las arroje directo a la fiera -Me volverás a ver fantasma, y cuando lo hagas será mientras declamas tus últimas palabras, mientras sueña con mi máscara, cargala y piensa que tu descelace esta cerca- me aleje entre el humo y las llamas que el lugar decoraban, al vampiro le daba la espalda -No es humo lo que sueltan esos juguetes es gas que te pondrá inconciente o tal vez te llevará a la muerte, no creo que el infirno quiera meter las manos al fuego por alguién que tan infame que mata solo por diversión, tarde o temprano todos recibimos la lección, tú tampoco eres la excepción- me aleje a paso lento sin prestar a sus palabras la minima atención pues en mi cabeza solo iba una oración, una que intercediera por mi para mi potección, el plan que había trazado se pondría en marcha, pues aunque no lo quisiese la guerra estaba declarada...
A lo lejos podía escuchar ya a la gendarmeria, no sabía si al fantama descubrirían, tome una atajo y llegue a su guarida fue entonces cuando cientos de hojas quedaron frente a mí mano, tome una y leí con atención, era iuna invitación de gran renombre y de suma importancia para el fantasma quién con el falso nombre de Erick Destler firmaba , cientos de piezas estaban escritas y compuestas para una dama especial alguién que llevaba por nombre Montserrat, desde el fondo del teatro podían escucharse los sonidos en el escenario, la policia llego y en el fuego se centro, me desapareci por uno de los tantos pasadizos que estaban secretamente construidos, abandonando el recinto de inmediato llevando conmigo aquella hoja entre mis manos.

Todo mi reino se caia en pedazos, todo estaba siendo deborado a causa de ese fuego que llevaba consigo fuerza, tanta era que había llegado hasta los propios cimientos donde nos encontrabamos las dos máscaras de las noche, debatiendonos entre la vida y la muerte, la deshora y el honor entre la venganza y lo que mi rival parecia confundir con justicia.
Ese hombre hizo que detuviera la espada y no porque sus palabras al final de uentas me intimidarán sino porque de verdad me causaban gracia -Que tonteria más grande has inventado- celebre contento -Eres un humano y como tos ellos la luz te tiene ciego... que la sociedad es prejuiciosa ¡Ja!, disculpame pero no ha venido con esa tarjeta de presentación a mi puerta- puse la mano en la barbilla -Todos son pateticos, dicen ser la raza superior y son la más inferior que he visto en mi vida, todos se creen buenos, todos creen que la virgen les habla, ni la minima descencia tienen con Dios todo poderoso, muchos le rezan para que los bendiga en sus atracos, otros dicen tener fundaciones de caridad y lo único que hacen es ganarse fama y acercentar por medio de los pobres su fortuna, miles se mueren en las calles y la gente "buena" les da solo única cobija cuando tienen el suciente techo para albergar a más de tres a los que les dan limosna, abandonan a los niños o los maltratan por haber arruinado las vidas de sus padres al nacer, otros violan y se aprovechan de la debilidad de la mujer, cuando debería estar encerrados de por vida, las carceles llenas de inocentes mientras los delincuetes siguen afura, los gobierno teniendo dos caras promueven la paz pero hacen la guerra para tener sustento economico ganando para ellos y no para su pueblo ¿Esa es la sociedad en quien tu confias, la que quieres salvar?- rei a carcajada abierta -Por favor en el infierno no hay cielo porque unos a otros se lo arrebatan, en el infierno hay infierno, tendrías que matar a todos porque el mundo es un enjambre de abejas asesinas, siempre se aprovechan del más debil, rechazan al desfigurado, al que tiene enfermedades incurables, al que prefiere su mismo sexo, hasta ignorates se muestran y tu junto con ellos porque en el mundo hay cuarenta y cinco especies que padecen esa preferencia y solo una que los repudía ¿Y sigues creyendo que hay gente buena dentro de ellos, bueno al final de cuentas yo no soy el que te materé se la propia sociedad quién lo hara, arriesgas tu vida por ellos , te clavo la espada y ellos nunca te agradecerán ni siquiera te recordarán- afine de nuevo mi puenteria mientras me encogia en hombros.
Pero el gusto me duro poco la misma jugarreta había cometido conmigo -Me estas rompiendo la...- no acabe la frase pues el crujido de mis huesos impero en mis labios, cayendo de inmediato -Te desprecio Leviathán, eres un humano no quieras cambiarte... de...categoria- me quede hincado en el piso, tomando aliento cuando unas pequeñas esferas cayeron a mi alrededor -¡Me las vas a pagar Leviathán Shadow, encontraré tu debilidad y con ella me voy a cobrar, a alguién debes tener y entonces me verás derramendo su sangre me oiste!- las vigas cayeron y el fuego comenzo a propagarse -Fuego no, ¡Fuego no!- girtaba a medida que la ropa se iba incendiendo de nuevo, hoque contra todos los muros tratando de apagarlo, el humo incrementaba y no podía disguir el veneno todo en el aire se había mezclado, el cuerpo se me paralizaba y la guardía ya venia por mí.... tenía que llegar a la salida pero la tos me impedia caminar, no podía parovecharme de las sombras, no había ninguna....
Como pude subía a rastras al escenario, la gente ya estaba intentado sofocar el fuego -¡Mi teatro!- grite desesperadamente y todos los policías asustados buscaron mi voz proveniente de lo que sobraba de tramoyeras.
-¡Con ustedes me voy a desquitar!- apareci a sus espaldas y todos miraban mi rostro -¡Oh es cierto la máscara!- reparé al instante -con más razón tendré que matarlos...- me acerque y de a uno en uno los ataque sin compasión -Cuanta sangre más se derramara para llegar a la tuya Leviathán, así lo quisiste y estos son los primeros caidos....-sonreí malevolo limpiandome con las mangas quemadas de mi ropa la sangre que tenía en los labios -Esto es la guerra- musite agitadamente dejando caer los cuerpos cerca de mis pies -Te arrepentirás de este día, te arrepentirás de cada palabra, de haberme dejado con vida, este es el día en que no hiciste lo que el fantasma quería....- rei a carcajadas abiertas para que todo el mundo las escuchará, mi plan esta listo -Y esta vez no saldrás vivo- erguí mi postura acariciandome la costilla que ya no estaba rota -Es una promesa- me aleje del escenario caminando entre las llamas rumbo a mi guarida, debía cambiarme la ropa y empezar con los preparatiovs del funeral que le daría a mi creido rival y de nuevo las carcajadas salieron sin más, despreocupado caminaba, con la sonrisa victoriosa en mis labios desfigurados.