Ha sido suficiente para mí; en ella viví, en ella muero. [Zeth +18]

por **Rianne Coleridge** Sáb Oct 13, 2012 1:40 pm

Un escalofrío solitario. Es distinto a los que suele sentir, a los que le recorren la espalda como la indicación de que algo se acerca, que algo viene y que sólo le queda estar preparada y afrontarlo, parece que la opción de escapar nunca está presente. Sus pasos son lo único que resuena fuera o quizás sólo para ella se escucha así, se siente observada, apuntada con cada dedo existente, cree que todos están pendientes de sus movimientos y aunque la cicatriz en su rostro no es más que un recuerdo la manía de ordenar su cabello para cubrirla aparece cada vez más seguido a medida que los nervios comienzan a traicionarla. ¿Es qué estaba pensando cuando lo decidió? No es como si tuviera dinero de sobra o fuera alguna de sus necesidades más primordiales. El afecto debería estar incluido en lo que un hombre o una mujer requiere para poder vivir. Afecto del que ella carece, que le fue arrebatado dejándola sentir que no merece eso, que pese a todos sus pecados la compasión debería ser parte de lo que le toca.

Es ilógico buscar cuando ni siquiera tienes mapas. Rianne camina sintiéndose poseedora de un cuerpo que no le pertenece, se mueve entre la gente que ni siquiera nota su presencia. No luce como una de las mujeres que trabaja ahí pero tampoco como aquellas que suelen ser las clientas de los hombres que venden su cuerpo, le faltan años, les faltan dolores, le falta experiencia. — Hmm… — su boca cae floja, las palabras no le salen, no sabe a quien acercarse para pedir lo que intenta hallar. ¿Qué debería decir? No es como si pudiera ir donde cualquier persona a pedir un kilo de un cortesano guapo como si esto fuera el mercado ambulante o alguno de los negocios del centro de Paris. Carraspea una vez más y esta vez llama la atención de una mujer que aparenta tener sólo un poco más de ropa que el resto, ella enarca una ceja y la mira de arriba abajo sin disimular, la estudia como si estuviera buscando defectos en la imagen que muestra o quizás cree que está ahí para pedir trabajo. Da un paso atrás y choca con un hombre barrigón que pronuncia algo incomprensible con el aliento tan lleno de alcohol que la obliga a cerrar los ojos un momento.

—Buenas noches… estoy buscando un… digo, vengo… — es incluso más complicado de lo que cree, —vengo de cliente, no a pedir trabajo… — la mujer la observa, la mirada que le entrega logra que el carácter volátil de Rianne se asome a la superficie, es apenas un esbozo pero si continúa es capaz de arrojarle algunas monedas a la cara y salir corriendo de ahí. Sabe que fue una idea, lo comprueba aún más cuando sigue el camino indicado y se encuentra frente a una puerta, esperando luego de golpear y no escondiendo su rostro sorprendido cuando un muchacho aparece y ni siquiera nota si le habla o no, todo lo que puede ver es la punta de su nariz que la hace parecer que lo mira al rostro sin tener que enfrentarse a sus ojos. —Buenas noches… — su voz sale una octava más baja como si la garganta se resistiera a expulsar alguna palabra. Es increíble comenzar a notar los cambios en si misma, el sudor en las palmas, la sonrisa nerviosa que se obliga a adquirir para no lucir tan dura, tan seria. —Mi nombre es Rianne… — no entra, necesita la invitación o quizás una excusa para seguir adelante con todo esto.