Los Regresos son Inesperados, pero siempre bien Recibidos [Ilya]

por **Larisa Navratinova** Vie Oct 19, 2012 9:19 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Era uno de esos días “comunes” en la mansión de los Navratinov. Uno de esos días en los cuales Larisa no salía de la casa, se quedaba tranquilamente tocando el piano para deleite de todos, o leyendo, con su imaginación como única compañía. Días en los que la dueña y señora de la casa, Annelise Duchard de Navratinov, descansaba en sus aposentos, y Barnhard, el mayordomo, se dedicaba a atender a los requerimientos que la Señora Navratinova imponía, sin olvidar los de la señorita, que nada pedía.

Ese día en particular, Larisa había decidido practicar un poco en su piano, rememorando algunos de sus días en París. Hasta ahora, no había tenido disgusto alguno. Había ganado buenos amigos, maestros interesantes y su cuerpo y alma estaban más tranquilos que cuando había llegado. El recuerdo de su hermano parecía apagarse de a poco, dejando paso a una calma resignada. Sabía que Vladimir nunca volvería, pero todavía tenía muchos familiares a los que querer. Como su padre, Sergei, su madre Annelise, su hermana Bea…

Ilya, su hermano mayor.

En ese instante, Larisa sintió una pequeña punzada de dolor. Hace unos meses atrás, Ilya se había ido. Su padre era el único que sabía dónde, pero no quiso decir nada. Le dolió mucho esa pérdida, ya que no tenía al hermano segundo al lado de ella, aquel que había sabido ganarse su cariño sin mucho esfuerzo. Aunque a decir verdad, no costaba mucho que Larisa quisiera a alguien, pero en el caso de Ilya era especial. Era un amor incondicional de hermana, un cariño filial que siempre tenía en su corazón, guardado especialmente para los dos hermanos que le quedaban y para el que ya se había ido al reino del Señor.

Dejó de tocar el piano abruptamente, y decidió tomar un libro cercano a ella. Se encontró con la Santa Biblia en sus manos, en un pasaje que le gustaba, y a la vez le daba esperanza. “Y el Dios de toda gracia, que te llamó a su gloria eterna en Cristo, después de haber sufrido por un poco de tiempo, te restaurará y te hará fuerte, firme y constante.”

Esa promesa había sido cumplida en ella. En su tiempo en París, se había hecho fuerte, firme y constante. Pero, ¿Ilya lo sería? ¿Estaría bien, estuviera dónde estuviera? Cómo me gustaría verlo de nuevo. Si Dios pudiera traerlo de vuelta…

Levantó la cabeza, dejando escapar de sus labios un suspiro. Pero justo al momento de dejarlo escapar, una imagen pasó, fugaz, ante sus ojos. Pestañeó un par de veces. ¿Sus ojos la engañaban? Volvió a pestañear, para luego frotárselos. Quizá estaba viendo cosas que no existían.

Pero la imagen seguía allí. Era real. La persona que venía caminando era total y completamente real. Y Larisa no pudo atinar a nada más que a gritar de alegría.

-¡ILYA! ¡MOYA ILYA!

por **Larisa Navratinova** Mar Nov 27, 2012 5:30 pm

Ilya tenía razón. Era difícil no asustarse con la perspectiva de que alguien viniera desde la oscuridad a acabar con tu vida. Larisa dudaba que su madre pudiera soportar tal espectáculo. Ella, por lo menos, podía lidiar con la idea de la muerte. Ya la había visto en acción, y al parecer no era tan mala como todos creían. La muerte en sí no era el problema. La manera de morir sí. Y si había algo de lo que la chica estaba segura, era que no quería morir de la manera en que lo habían hecho aquellas pobres personas de la cocina.

Su confusión aumentó ante la idea de que alguien odiara el apellido de sus ancestros. ¿Por qué habrían de hacerlo? Ellos no eran malvados, nunca habían hecho algún mal a nadie. Todos los respetaban. ¿Quién querría asesinarlos? ¿Quién, en su sano juicio, querría arriesgarse a la ira de miles de trabajadores? No era una decisión acertada. Pero quién era ella para hacer esas cavilaciones… quizá su hermano tenía razón. O quizá el trabajo que había elegido voluntariamente lo estaba desquiciando.

Su hermano la tomó de la mano y comenzó a caminar. Los pasillos pasaban muy rápido a sus ojos, casi como un espejismo. Cada vez se sentía más insegura. Más asustada. No quería seguir viviendo esas experiencias cercanas a la muerte, cada vez más cercanas. Necesitaba ayuda, consuelo, un buen consejo para afrontar todo lo que estaba pasando a su alrededor.

Y entonces la vio. Sus ojos se abrieron de impresión, y con cuidado se soltó de la mano de Ilya, sin que éste se diera cuenta de que ya no llevaba a su hermana a un lugar seguro. Larisa se quedó mirando aquello que la había hecho mandar al abismo toda su seguridad personal.

Era un cuadro más o menos grande, con una hermosa mujer vestida a la vieja usanza Rusa, al estilo del siglo XVI. Su nombre era Anastasia Románovna Zajarina, esposa de Iván IV Vasilievich y su ancestro en segundo grado. Larisa recordaba bien su historia. Se había casado con el hombre más peligroso de Rusia, por amor y para salvar a los suyos. Había hecho un sacrificio en pos de la seguridad de los demás, aunque después se lo pagaron envenenándola.

-Zajarina… Tú eras una mujer muy sabia. ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Por qué nos vemos perseguidos por la muerte? ¿Acaso nosotros también requerimos de un sacrificio?

La mujer del cuadro la miró, como diciéndole la respuesta muy bajito. Sus ojos decían “¿Por qué le temen a la muerte?”. Gran interrogante, que no tendría una pronta respuesta de los demás. En el caso de Larisa, la respuesta fue inmediata. Pero antes de decirla a la zarina atrapada entre los oleos, Ilya vino a buscarla. La abrazó. Lloró.

Estaba asustado. Y allí Larisa, en vez de darle su respuesta a la Zarina, se la dio a Ilya.

-Yo no le temo a la muerte.

por **Gwendolyn Nylander** Vie Nov 30, 2012 10:11 am

Tras aquellas palabras, como si le hubieran inyectado morfina, se fue separando de su hermana lentamente, quedándose mirándola fijamente hasta que por un solo momento pensó en que había perdido la cabeza, pero vio la tonalidad de los ojos de su hermana que no parecían temer lo mas mínimo. Aquello de algún modo le asusto, pero por otro lado simplemente se quedo tranquilo y satisfecho. No quería que les pasara nada ahora que más o menos las había encontrado y que aunque no viera a padre ni a su hermana, estaba calmado porque en parte lo veía en la fortaleza de su hermana.

-Larisa.... Sin temor y sin enfermedad, mi vida sería como un barco sin remos. Desde luego que no querría que temierais...pero ¿Qué diría la gran Zajarina? –Observo el cuadro que había colgado en una de las paredes de aquellos pasillos anchos y en mitad de una oscuridad que ni las antorchas de las velas podían llegar a iluminar del todo. Ilya pensaba en que deseaba a Larisa como su querida hermana, a la que nunca le faltara de nada y de que no estuviera desatendida, dado que simplemente ahora se tenían a los dos, y a su otra hermana.

Tenía las manos sobre los hombros de su hermana. La miraba fijamente a los ojos que tanto le gustaba observar-....Mi único temor es perder el único pensamiento que me anima a seguir cada mañana...-Las palabras no fueron duras, sino sinceras, tímidas y lentas casi como si llevaran zapatos desiguales y pudieran tropezarse todos a la vez. Cuando Ilya sentía que confesaba algo importante, aquellos nervios siempre le traicionaban, pero ahora estaba calmado aunque su voz no lo estuviera tanto.

Sujeto los hombros con un agarre suave y atrajo el cuerpo de su hermana hacia el propio, volvió a abrazarla lentamente por cintura y cabeza, le beso la mejilla pausadamente hasta que este escondió su rostro en el cuello ajeno de su hermana, oliendo el aroma que vestía esa tarde- Este aroma...-susurro-...te caracteriza demasiado bien...-No pudo evitar besarle parte de aquella piel curvilínea de su cuello, oliéndolo aun mas y volviéndolo a besar para después posar un último beso en su sien-Te ruego que me disculpes...-se echo hacia atrás dos pasos de hormiga y se la quedo mirando fijamente-...Eres lo primero y lo último que me gustaría ver en el día...-Sonrió para alejarse de la incomodidad con la que estaba.

No había nada que le llenase más que ver el rostro de su hermana y que ella estaba en perfectas condiciones. Con el canto del dedo índice le acaricio su mejilla-....Si no es de cazadores sentirse con miedo, entonces creo que escogí la profesión equivocada, hermanita.

por **Larisa Navratinova** Sáb Dic 01, 2012 5:01 pm

Larisa simplemente se calló. No quería decir nada sobre la profesión de su hermano. A pesar de que a ella no le gustara la idea, él era dueño de su vida y había elegido lo que quería. Ya no había marcha atrás. Quién sabe, si hubiera tenido la misma fortaleza de su hermano mayor, habría escogido lo mismo. Pero había nacido como alguien frágil como el cristal. No podía luchar como él. Sólo esperar y ver cuándo se quebraría.

Y esperaba que el momento de quebrarse ocurriera mucho más adelante. Tenía esa secreta esperanza. Vivir lo suficiente. No llegar a la ancianidad, sino vivir por todo el tiempo que el mundo la necesitara.

-Estaremos bien- trató de consolar a su hermano, hacerle ver que no era tan malo quedarse. Sólo habría un poco más de tensión-. Sabes que todos aquí somos fuertes y podemos soportar lo que sea, hasta varios intentos de asesinato. Y si nos llegara el momento de morir, que así sea.

Bien, Larisa. Acabas de ponerlo más tenso. No fue la mejor elección de palabras. Lamentablemente, es la realidad. Hay que adaptarse a ella. Nosotras podemos aguantar los embates de la vida. Podemos sobrevivir otra matanza más.

Le sonrió a su hermano, esperando que su fe en que no morirían hoy lo calmaría, al menos en parte. Iba a comenzar a decir todo un discurso moralista en medio del pasillo, pero antes de que abriera siquiera la boca, Barnhard apareció de la nada y se llevó a ambos hacia el comedor a la vez que gruñía por lo bajo.

-Larisa tenía que ser. Muy divertido, una excelente idea conversar en el pasillo mientras un desquiciado está en la casa asesinando a diestra y siniestra. ¡Pero qué cordura más grande!

La chica sólo pudo reír. Barnhard tenía razón, sí, pero sus palabras sonaron bastante divertidas a sus oídos. Sabía que se arriesgaba a una regañina de su protector, pero al menos la valdría.

por **Gwendolyn Nylander** Mar Dic 11, 2012 7:12 pm

El fiel mayordomo los había encontrado y las palabras de su hermana bien le habían sonado extrañas, pero las dejo pasar, siguió los pasos del mayordomo y tomaba la mano de su hermana, agarrándola con fuerza y no separándose de ella. Con la mano libre se peino el pelo hacia atrás, después se paró en seco, soltó la mano de su hermana y finalmente la miro-...Iré al baño...-Dijo bastante desanimado.

Miro al mayordomo y después a su hermana con una sonrisa bastante desanimada-...Te quiero hermanita...-Era ahora o nunca cuando se quitaría la vida-....¿Por cierto por donde se va al baño por aquí? –Pregunto parado frente a ambos, su mayordomo le señalo a la izquierda y después a la derecha, una puerta ocre aguardaba un baño.

Ilya tomo esa dirección, abrió las puertas y descubrió un hermoso baño con tonos ocres y blancos, dorados y algún plata escondido. Suspiraba lentamente, volvió a peinarse hacia atrás y varios mechones de pelo se movieron hacia delante. Después se cerró sin cerrojo y se sentó sobre el mármol del suelo de aquel baño. Apoyándose contra la pared del baño se puso en pensar en un futuro que no tenía. ¿Acaso lo tenía haciendo lo mismo siempre? O ¿Acaso sí que no lo tenía? Seguramente no lo tenía y su destino era cortarse las venas.

....Sabes que todos aquí somos fuertes y podemos soportar lo que sea, hasta varios intentos de asesinato. Y si nos llegara el momento de morir, que así sea.....

Aquello lo dijo su propia hermana y quizás podría volverse realidad. ¿Y si se cortara las venas y acababa con todo? ¿Con toda la historia de Ignatius? Aquel vampiro que no podía cazar por lo escurridizo que era...porque pensaba o estaba confuso en que quizás sentía algo más que fraternidad hacia su hermana y que lo que sentía era algo prohibido...o simplemente no sabía el que. Había cambiado mucho desde la última vez que la vio en Rusia....en aquella casa en la que había malos recuerdos.

¿Qué pensaría hacer en aquel lugar a solas? Seguramente nada, solo conocía a un par de personas, su hermana, Ignatius al que aun perseguía y a su mayordomo de su gran hogar. Simplemente estaba solo en París. No le valdría solo una mujer para satisfacer sus necesidades, necesitaba una cada noche, era a veces desesperante levantarse y ver que estabas solo y sin nadie a tu lado.

por **Larisa Navratinova** Vie Dic 21, 2012 11:29 pm

Cuando Ilya se soltó de aquel agarre colectivo, Larisa comenzó a preocuparse. ¿Por qué tenía aquella mirada tan triste? No era por su culpa, ¿verdad? Poco a poco, la culpabilidad comenzó a llegar a su corazón. ¿Y si ella y su comportamiento temerario eran los causantes de todo esto? ¿Acaso de verdad lo estaba haciendo sufrir?

Pero ella no quería causar ese dolor. Lo único que ansiaba era que todos fueran felices y que no tuvieran preocupación alguna. Esa era la meta que quería cumplir. Y por lo visto, era un imposible. Había comenzado a causar problemas en la vida de los demás desde que Barnhard juró en su cuna que la serviría hasta el final de sus días. Desde allí, todo comenzó a ir cuesta abajo. Y aquello la hacía sentir como la peor criatura nacida en la tierra. Un desastre.

El mayordomo captó su estado de ánimo y comenzó a caminar más lento, para que su joven ama se calmara un poco. Su voz retumbó por los pasillos, con un dejo de preocupación.

-Nada es tu culpa, malyutka. Sólo es la mala fortuna. No cargues un peso demasiado grande sobre tus hombros. Déjame ayudarte a cargarlo y ya verás cómo se aliviana todo. ¿Qué te preocupa?

Larisa clavó su mirada al suelo antes de responder.

-Me preocupa Ilya. Me temo que cometa alguna imprudencia en pos de mi seguridad. Borya Lukáshenko- su voz tomó un tinte de miedo- ¿Podrías averiguar qué es lo que pasa realmente por su cabeza? No quiero que cargue el peso él solo, así como yo.

Estaban llegando a el salón comedor, donde probablemente estaría más segura. Antes de abrir la puerta, Barnhard inclinó una rodilla en el suelo y habló a Larisa con seguridad.

-No olvides, Larisa, que eres la única a la que le debo lealtad. Cualquier decisión que tomes yo la acataré, aún si es una idea tan alocada como quedarte en este lugar. Ahora será mejor que entres allí. Yo iré a ver a Ilya.

Hizo entrar con delicadeza a su protegida en aquella habitación, y partió raudo a donde se encontraba el segundo hijo de su patrón. Al igual que Larisa, temía que cometiera alguna imprudencia.

Spoiler:

por **Gwendolyn Nylander** Jue Feb 21, 2013 4:30 am

En cierto modo lo que quisiera yo a nadie parecia importarle en nada.

Miraba con sutileza los adornos barrocos del baño, sus cortinas y sus adornos de oro alrededor de todos lados. Supuestamente, no queria irme de aqui ya que finalmente habia visto a mi madre y a mi hermana, pero no habia visto a mis otros parientes. Mi padre y mi otra hermana que apenas sabia de ella. Ahora, supuestamente queria pensar en que todo saldria bien ¿Quien habia hecho la cazeria de la cocina? No lo sé, pero tendria que convencer a mi madre y a mi hermana la cabezota que tenian que ir a un lugar seguro y que mejor sitio que mi mansion....pero no, querian quedarse en esta casa, con un asesino suelto cuando pueden matarlas de noche.

Suspirando eche pie al suelo y me levante lentamente para ir a llenar un poco de agua de la bañera para despues quitarme las botas, los calcetines y finalmente mirar aquellos pies con durezas en la planta del pie-Joder...-No habia parado de andar desde que habia llegado a París, en realidad no sabría cuanto de grave podria ser tener callos en los pies o yo quese. Ese tema lo dirigian mejor las mujeres...con lo que..pronto podré o tendré que sentar cabeza...pero eso estaba a años luz de que pasara.

En mi interior solo habia cabida para el sexo o relaciones de una semana, pero nada de algo serio en realidad. No queria por el momento compromisos, eso me limitaria demasiado mis aventuras por suponerlo de algun modo, si...aventuras era lo que tenia, pero tenia que ver ahora donde estaba ese asesino o psicopata que andaba suelto por la mansion.

por **Larisa Navratinova** Mar Mar 05, 2013 8:06 pm

Los minutos pasaban… y Barnhard no volvía. La joven estaba comenzando a preocuparse bastante. Ya era suficiente con que Ilya estuviera perdido en aquella construcción a la que llamaban casa, pero ¿Barnhard? ¿Por qué demoraba tanto? ¿Acaso le había pasado algo? La sola idea de aquello hacía que a Larisa se le helara la sangre. ¿Y si en verdad le había pasado algo? ¡A él, que era casi indestructible ante sus ojos! ¡Él, que había servido en las instancias más duras de combate! Le parecía una broma de muy mal gusto eso de que fuera derrotado.

Pero seguía sin aparecer. Y la espera la ponía de los nervios con cada minuto que pasaba. Hasta que no aguantó más. Con cuidado y sigilo, caminó en puntillas hacia la puerta, sin que nadie notara su escape, y salió de la habitación en donde se supone que estaba segura. Ahora estaba a merced de lo que fuera que estaba en el lugar, pero en cierta forma sabía que hoy no le pasaría nada, que se mantendría a salvo. Sin más, partió en busca de los dos hombres, preocupada.

Se preguntó mentalmente qué haría una persona valiente en esta situación. En su cabeza el pequeño acto de temeridad que acababa de hacer no era valentía, sino simple estupidez. Conocía muy bien los riesgos de su salida a hurtadillas, aunque no tuviera miedo de nada. El problema era que no sabía dónde buscar. Ni siquiera sabía a dónde iba. ¿Hemos hablado ya de su sentido de la orientación? ¿No? Pues era malísimo, al punto de que se perdía en su propia casa. De hecho, en ese preciso instante ya no sabía si estaba dando vueltas en círculos o no. Necesitaba una referencia.

Aunque a veces, cuando se está perdido es cuando se encuentra algo. Y por muy desorientada que estuviera, sabía que iba a llegar a un destino, el que buscaba. Tenía que asegurarse de que Ilya o Barnhard estuvieran bien y sin mayores daños.

Spoiler:

por **Gwendolyn Nylander** Miér Mar 06, 2013 7:08 pm

Spoiler:

¡Nada! Esto de tener los pies a remojo no me relajaba nada en absoluto. Como una continua pesadilla..... ¿Debería de casarme de verdad? O ¿Rendirme? ¿Qué diría aquella mujer de la que a veces escuchaba a su hermana hablar? Ya ni me escuchaba, había pasado tanto tiempo fuera del vinculo familiar que todo se le había olvidado y había sido sustituido por guerra, peleas y sangre y gente herida. Cogí el barreño con el agua y lo tire contra la pared para acto seguido cogerme del cabello y casi arrancármelo de la cabeza, encorvándome entre mis piernas y después llorar hacia el techo, suplicando al cielo por que tenía que vivir entre tanto suspense.

Los decorados eran para ricos pensamientos de oro y en los que se me habían olvidado que estaban ahí decorando. El paisaje al exterior era etéreo, una niebla ocupando los arbustos y el carruaje que me había traído hasta estos lares, hasta esta casa en donde habría un asesino suelto, pero no pude hacer entrar en razón a mi hermana ni a nadie de la mansión. Había vuelto a fracasar....como aquella vez, que nos mandaron a luchar deprisa y corriendo, sin saber a dónde ir, como putas bailarinas de ballet hacia un baile del cual desconocíamos.

Nunca se lo he contando a nadie, pero yo ahora en mi consciencia quedará el recuerdo de una bella curandera de rasgos latinos, no, no era latina, parecía indígena o no sé, pero sus cabellos oscuros como carbón y esos ojos marrones oscuros que los complementaban perfectamente y esa sonrisa que vi cuando me sonrió, cuando me curaba de una de mis cicatrices que ahora apenas son visibles, esa sonrisa...con tan solo una sonrisa hizo que el corazón me diera un vuelco....pero lo último que oí de ella era que había vuelto a otro campamento.

Diablos, todo me tiene que salir nefasto. No aguanto más el estar...con una mujer. Quizás será por eso, ya sin explorar que es el amor, ya me evito problemas con ese sentimiento, pero que yo sin saber me voy de burdel en burdel en busca de un cuerpo cálido al que elaborarme cada noche. Se convertía como un vicio. Se convertía como un circulo vicioso que nunca acababa terminando y me dejaba siempre en el mismo punto.

-Basta Ilya...basta...-me replique a mi mismo sabiendo que nada volvería a ser como antes, a que nada ya tendría sentido si no se hacía nada correctamente y bajo un protocolo. Nadie de hecho tenía derecho a decirme que hacer o que decir o que pensar...¡No! Yo tenía el control de mi vida, pero antes, ante todo estaba la vida del apellido Navratinov y la seguridad de esta casa había flaqueado clandestinamente.

por **Larisa Navratinova** Lun Abr 29, 2013 11:42 pm

Al final, se cansó y se detuvo cerca de un par de puertas. Suspiró. Ahora no tenía ni la más remota idea de donde estaba. Y de seguro que el resto se había dado cuenta de que no estaba en donde debería estar. ¿Cómo es que iba a intentar volver? Estaba segura de que si se movía un centímetro más, se volvería a perder. Y no quería seguir vagando indefinidamente por la casa, así que simplemente se sentó y esperó a ver a alguien conocido. Por ahora, nadie había pasado por allí.

¿Cuánto sufrimiento había causado a todos los presentes en el transcurso de un día? Era algo que la atormentaba. De algún modo, sabía que era ella a quien venían a cazar, de algún modo lo sentía. Era esa inexplicable sensación de precognición que, aunque sea totalmente disparatada, tiene su sentido implícito. ¿Intuición, se llamaba? No sabía cómo describirlo. Y lo encontraba, además, demasiado… extraño. Prefirió dejar de pensar en tonterías y, por último, guarecerse en una de las habitaciones cercanas. Cuando estaba a punto de poner su mano en el pomo de una de las puertas, una voz la asustó.

-¿Se puede saber qué es lo que haces aquí, Malyutka?

La joven soltó un grito de sorpresa y se volvió a toda velocidad a ver quién le hablaba. No era otro que Barnhard, quien la miraba con una cara que se debatía entre la risa y la molestia. Arqueó una ceja, esperando la respuesta mientras la joven trataba de calmarse lo suficiente como para responderle.

-… ¡Bozhe Moy! ¿Es que pretendías matarme del susto? Si era una broma, no fue para nada graciosa. En serio- Larisa también habló entre el limbo de la diversión y la molestia, aunque más dirigido a la molestia-. Me perdí buscándolos a ambos y pensé en entrar a una de las habitaciones. ¿Por qué no aparecías? Pensé que te había pasado algo.

El tono de preocupación que usó pareció conmover a Barnhard, quien le dio unas palmaditas en la cabeza antes de darle la respuesta.

-Estaba asegurándome de que la alimaña no estuviera escondiéndose o husmeando. Al parecer, el peligro ha pasado. Por cierto, creo que Ilya mismo está en una de estas puertas, en la de al lado si no me equivoco- la chica arqueó ambas cejas, incrédula. ¿Cómo es que hablaba con tanta seguridad de un hecho tan azaroso?-. Será mejor que lo saquemos de aquí y lo llevemos a su lugar antes de que otra cosa pase.

por **Gwendolyn Nylander** Lun Mayo 06, 2013 12:11 pm

Abría la puerta del baño pero los cables se me cruzaron y comencé a tirarlo todo, la banqueta por un lado, las colonias de cristal al suelo, las cortinas, todo, hasta que me di cuenta que vi en mis brazos unos cortes-aaagghhh!!! –No sabía cómo se los había hecho, estaba sangrando por los brazos, gimió al pincharse en los pies, estaba harto. Si así tenía que morir, bien, que fuera así...quería desaparecer de este mundo, tenía la pistola conmigo, oh Sofía cuanto hemos pasado juntos. Tu y yo, solo en cada batalla y ahora estabas apunto de atravesarme la cabeza.

De todos modos que saldría yo con eso...que obtendría? No lo se...soledad seguramente, pero no sé porque escuche una voz que retumbo como eco en el amplio baño que ahora estaba hecho trizas. Apunte al espejo y dispare, haciendo el espejo añicos, tire el arma y me deje caer en el suelo sin importarme los cristales que hubiera por el mismo.

-Очи черные, очи страстные
Очи жгучие и прекрасные
Как люблю я вас, как боюсь я вас
Знать, увидел вас я в недобрый час
Ох, недаром вы глубины темней!
Вижу траур в вас по душе моей,
Вижу пламя в вас я победное:
Сожжено на нем сердце бедное.
Но не грустен я, не печален я,
Утешительна мне судьба моя:
Всё, что лучшего в жизни бог дал нам,
В жертву отдал я огневым глазам!......

Comencé a cantar una canción que escuche de unos camaradas de la guerra. Hermosa y como la representaba en todas las maneras posibles, no podria olvidarme de esos ojos malditos que me hipnotizaban, ¡Maldita furcia! pense en silencio-...Cacho puta...-Nombre en alto su sinonimo, ¿tan mal me habia quedado desde entonces? Era tan raudo el amor? ... Más bien preferiria hacer el amor a la muerte que al amor en si mismo, a la locura que se cierne sobre una muerte escondida que va decayendo lentamente, si...de esos sintomas mortales que te dejan idiota cuando mueres y finalmente solo es en una locura, demencia y desencaneamiento...de gritos de terror en un jardín de sombras.

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Canción: http://es.wikipedia.org/wiki/Ojos_Negros_%28canci%C3%B3n%29
traduccion: http://es.wikipedia.org/wiki/Ojos_Negros_%28canci%C3%B3n%29

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Los Regresos son Inesperados, pero siempre bien Recibidos [Ilya]

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