AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Juro Solemnemente que mis intenciones no son buenas [Privado]
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Juro Solemnemente que mis intenciones no son buenas [Privado]
Las cuestiones de la vida podrían ser complicadas o simples, dependían del punto de vista que se le diera. El punto de vista de salome era considerado por muchos como algo fuera de serie, incomprensible y muy difícil de entender. Las personas que llegaban a verla, se quedaban verdaderamente perturbados por su forma de actuar, pero para ella aquella perturbación era lo más interesante del día, ver como las personas contorsionan su rostro por los diferentes sentimientos que invaden su corazón al verla, eso para ella, era lo más interesante que podrían llegar a mostrarle ¿por qué? Porque ninguna reacción era igual, siempre había diferencias en cada expresión a otra, diferentes formas de hacerla dependiendo de la persona.
Lo más interesante de todo es que para conversar con ella o buscarla, debían estar desesperados o mínimo igual de locos que ella, está bien, ella sabía que tenía las ventajas que algunos le interesaría tener era lo que les obligaba a acercarse a ella, pero su taza de cobranza era muy cara y pocos estaban dispuesto a pagarla. La forma en que la información llegaba a ella era prácticamente uno de aquellos misterios que sabes que nunca llegaran a saberse del todo, solamente debes estar consciente de que ella siempre estará unos tres pasos delante de cualquier cosa que otra persona estuviera investigando.
La información que ella daba siempre era correcta, prefecta y real, tenía una taza de éxito del 100% si alguien deseaba saber algo podrían llegar y encontrarla a ella. Ya dos hombres la habían contactado varias veces, estaban en alguna asociación que tenía que ver con un atentado más allá de su interés. Ellos solamente deseaban saber la vida de un funcionario de la mafia Italiana. Aquello le había sido muy fácil. Ella había obtenido una gran recompensa, pero dinero no era lo que pedía, solamente diversión, eso para ella sería el mejor pago que muy pocos podrían pagar, ya que sus estándares de diversión estaban más allá de lo que muchos podrían costear, en algunas ocasiones hacían lo imposible para satisfacerla, pero exigente era y nunca era lo mismo.
Su pago estaba seguro, luego iría a jugar con él un rato para sentirse feliz, ahora se encontraba en medio de la gran plaza con sus cabellos rebeldes y alborotados creando una gran melena dorada, tenía un vestido de color negro con un corte sugerente pero al mismo momento elegante en su pecho, la falta era larga, pero no llegaba al suelo, tenía unos treinta centímetros más arriba del tobillo, dándole la movilidad necesaria, no se había puesto sombrero hoy, no sentía que lo necesitaba, se veía muy sencilla, pero sus ojos eran tan hipnotízate que solamente estos te podrían hacer sentir cohibido y sin saber que hacer la retiraban rápidamente. No había un humano divertido que ese quedara mirándole fijamente sin temor. Con movimientos felinos llego a un pequeño establecimiento en donde era el lugar que estaba esperándole los dos hombre, que por alguna razón no desearon reunirse en la funeraria, a ella tampoco le importo mucho, era momento de salir, debía tener al menos un poco de sol cada tres meses, no podía estar con cadáveres todo el tiempo, aunque eso era lo que quería.
-bueno… hermosos, su pago me complació, pueden preguntar lo que quiera- dijo al momento de entrar a lo que parecía un bar. Pudo sentir el olor a peligro desde que había pisado la entrada, pero deseaba saber por qué rayos estaba sucediendo eso. Su cuerpo giro como si se tratara de una danza, un hombre cayo al frente, la iba a sujetar de la espalda, rápidamente ella busco entre sus faldas un puñal y sin pensarlo la introdujo en el cuerpo de su atacante, quedándose sentada en aquel cuerpo que comenzaba a chillar de dolor, miro hacia los lados encontrándose con que estaba rodeada de puros inquisidores, ella dejo salir una suave risa mientras como una fiera se mostraba. Gruño notablemente, aquellos hombres no eran los culpables, habían sido encerrados al ver que buscaban información con Salome, por eso no había podido ver que era una trampa
-Vaya comienzan a impresionarme… pero no son tan buenos como parecen- dijo mientras su cuerpo comenzaba a cambiar, dejando apenas sus ropas aun lado, algunos se quedaron sorprendidos pero los más veteranos sabían que no se podían quedar quietos, uno levanto el vestido mientras velozmente salía un chita disparado hacia afuera, con sus fuertes y rápidas patas se alejo de manera exitosa del lugar, pero como tenia ventajas, también desventajas, pronto se canso, su cuerpo no reaccionaba bien, tuvo que parar entre algunos matorrales con su pecho desesperado para poder recuperar la respiración.
Miro hacia afuera, no podía salir de aquel lugar en donde estaba arrinconada con aquella forma así que comenzó a transformarse en algo más compacto, pero al momento de hacer eso en su estado, era más peligroso, su corazón estaba el triple de agitado y no llegaba oxigeno, busco moverse, pero a mitad de camino cayo desmayada a simple vista. Ahora comenzaba a parecer una mala idea lo que había hecho. ¡estaba más indefensa! Tal vez los inquisidores llegaran encontrándola tirada tan débil que no podría huir. Que patético estado, de solo pensarlo le daba ganas de vomitar, pero no podría pensar más pues caía en un rápido sueño.
Lo más interesante de todo es que para conversar con ella o buscarla, debían estar desesperados o mínimo igual de locos que ella, está bien, ella sabía que tenía las ventajas que algunos le interesaría tener era lo que les obligaba a acercarse a ella, pero su taza de cobranza era muy cara y pocos estaban dispuesto a pagarla. La forma en que la información llegaba a ella era prácticamente uno de aquellos misterios que sabes que nunca llegaran a saberse del todo, solamente debes estar consciente de que ella siempre estará unos tres pasos delante de cualquier cosa que otra persona estuviera investigando.
La información que ella daba siempre era correcta, prefecta y real, tenía una taza de éxito del 100% si alguien deseaba saber algo podrían llegar y encontrarla a ella. Ya dos hombres la habían contactado varias veces, estaban en alguna asociación que tenía que ver con un atentado más allá de su interés. Ellos solamente deseaban saber la vida de un funcionario de la mafia Italiana. Aquello le había sido muy fácil. Ella había obtenido una gran recompensa, pero dinero no era lo que pedía, solamente diversión, eso para ella sería el mejor pago que muy pocos podrían pagar, ya que sus estándares de diversión estaban más allá de lo que muchos podrían costear, en algunas ocasiones hacían lo imposible para satisfacerla, pero exigente era y nunca era lo mismo.
Su pago estaba seguro, luego iría a jugar con él un rato para sentirse feliz, ahora se encontraba en medio de la gran plaza con sus cabellos rebeldes y alborotados creando una gran melena dorada, tenía un vestido de color negro con un corte sugerente pero al mismo momento elegante en su pecho, la falta era larga, pero no llegaba al suelo, tenía unos treinta centímetros más arriba del tobillo, dándole la movilidad necesaria, no se había puesto sombrero hoy, no sentía que lo necesitaba, se veía muy sencilla, pero sus ojos eran tan hipnotízate que solamente estos te podrían hacer sentir cohibido y sin saber que hacer la retiraban rápidamente. No había un humano divertido que ese quedara mirándole fijamente sin temor. Con movimientos felinos llego a un pequeño establecimiento en donde era el lugar que estaba esperándole los dos hombre, que por alguna razón no desearon reunirse en la funeraria, a ella tampoco le importo mucho, era momento de salir, debía tener al menos un poco de sol cada tres meses, no podía estar con cadáveres todo el tiempo, aunque eso era lo que quería.
-bueno… hermosos, su pago me complació, pueden preguntar lo que quiera- dijo al momento de entrar a lo que parecía un bar. Pudo sentir el olor a peligro desde que había pisado la entrada, pero deseaba saber por qué rayos estaba sucediendo eso. Su cuerpo giro como si se tratara de una danza, un hombre cayo al frente, la iba a sujetar de la espalda, rápidamente ella busco entre sus faldas un puñal y sin pensarlo la introdujo en el cuerpo de su atacante, quedándose sentada en aquel cuerpo que comenzaba a chillar de dolor, miro hacia los lados encontrándose con que estaba rodeada de puros inquisidores, ella dejo salir una suave risa mientras como una fiera se mostraba. Gruño notablemente, aquellos hombres no eran los culpables, habían sido encerrados al ver que buscaban información con Salome, por eso no había podido ver que era una trampa
-Vaya comienzan a impresionarme… pero no son tan buenos como parecen- dijo mientras su cuerpo comenzaba a cambiar, dejando apenas sus ropas aun lado, algunos se quedaron sorprendidos pero los más veteranos sabían que no se podían quedar quietos, uno levanto el vestido mientras velozmente salía un chita disparado hacia afuera, con sus fuertes y rápidas patas se alejo de manera exitosa del lugar, pero como tenia ventajas, también desventajas, pronto se canso, su cuerpo no reaccionaba bien, tuvo que parar entre algunos matorrales con su pecho desesperado para poder recuperar la respiración.
Miro hacia afuera, no podía salir de aquel lugar en donde estaba arrinconada con aquella forma así que comenzó a transformarse en algo más compacto, pero al momento de hacer eso en su estado, era más peligroso, su corazón estaba el triple de agitado y no llegaba oxigeno, busco moverse, pero a mitad de camino cayo desmayada a simple vista. Ahora comenzaba a parecer una mala idea lo que había hecho. ¡estaba más indefensa! Tal vez los inquisidores llegaran encontrándola tirada tan débil que no podría huir. Que patético estado, de solo pensarlo le daba ganas de vomitar, pero no podría pensar más pues caía en un rápido sueño.
Salomé Ameris- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/02/2012
Localización : Entre ataudes
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Re: Juro Solemnemente que mis intenciones no son buenas [Privado]
Los veranos eran una época donde los perfumes cítricos se vendían mas, según decían con ellos también se refrescaban, ¿creer o no creer? En realidad no sabía si aquello era completamente certero, los aromas cítricos no estaban hechos para el PH de mi piel, así que no los ocupaba prefería siempre los aromas dulces, que dejaran una estela duradera cuando pasaba por algún lugar. Ocupaba normalmente tres perfumes, uno para cada ocasión aunque era sabido por mi clientela que siempre ocupaba el primero de mi creación, Il Imagine, ¿Qué seria yo sin ese perfume? En realidad aquello era el impulso de seguir, la perfumería había estado cerrada por una larga semana, muchos pedidos acumulados, solo habían dejado un aviso, “Madeimoselle Viola volverá dentro de poco” en realidad aquella había sido Arlett, la encargada de ayudarme, junto con Nicolás y Herman, que extraña combinación, pensé mientras iba camino a mi lugar de trabajo. Por la ventanilla del carruaje entraba una cálida brisa y con los ojos cerrados simplemente me dedique a disfrutar.
Pase uno de mis dedos por mis muñecas y note la cicatriz que tendría marcada por el resto de mi vida un escalofríos sentí recorrer mi cuerpo, hacia mas manos diez días había intentado quitarme la vida y ahora estaba ahí, fingiendo una sonrisa, intentando vivir simplemente. La noche anterior Arlett me había dado la noticia de mi compromiso en matrimonio con un perfecto desconocido, Nicolás era lo único que podía pensar en ese momento estaba segura que el ya sabía, Herman por otro lado esa noche no había estado de guardia. Apreté mis ojos y busque en mi bolso algo para cubrir mi brazo derecho en un pequeño bolsillo encontré una cinta color rojo, la ocupaba normalmente para sujetar mi cabellera y con cuidado la enrolle dejándole una rosa con las puntas finales, vestía de un rosa intenso y el cinto le daba un toque extraño a mi atuendo, mi sombrero cubría solo un poco mi cabellera que iba suelta y flameante como me gustaba tenerla.
Nos detuvimos fuera de la perfumería, aun era temprano para abrir pero quería estar en ese lugar quizás ordenar un poco o limpiar los cristales que supuse estarían todos empolvados, mi chofer se hizo cargo de abrir el candado de la puerta principal y sacar el cortinaje especial para cubrir las vitrinas que daban a la calle, mientras yo buscaba en mi bolso la lleve de mi pequeño baúl, donde tenía unos extracto carísimos. El viento comenzó a soplar y un descuido y mi sombrero voló. – Ya regreso – me dirigí hacia Axel y avance rápidamente, mis tacones proporcionaban un extraño ruido al chocar con los adoquines, hacia una semana que no visitaba el centro de Paris me sentía extraña, pero quite la idea de mi cabeza el sombrero quedo tirado en medio de la calle al cruzar para recogerlo note metros mas allá a un animal agonizante, para mi sorpresa era una especie de gato, recordé a Lila la gata que había desaparecido de la nada de mi casa, mire a todos lados y puesta en cuclillas pase mi mano derecha por el pelaje de aquel gato – Minino – susurre pero parecía estar demasiado agitado, le moví con cuidado para verificar que no sangrara y con cuidado (olvidándome del sombrero) tome al animal entre mis brazos, lo puse a la altura de mi pecho para que escuchara mis latidos y así pudiera tener con que guiarse, una antigua bruja me había dicho que eso tranquilizaba a los animales, el latir tranquilo de un corazón ajeno, mentira o verdad, ahí lo probaría.
Camine con cuidado hasta llegar afuera de la perfumería, despedí a mi chofer para que regresara a la mansión y ya dentro entre los cristales que para mi sorpresa estaban limpios me centre simplemente en el animal. Lo recosté sobre el sofá rojo de terciopelo que había en el lugar, ahí las damas solían esperar y deleitarse de la muestra de aromas, el animal no había abierto los ojos y me tenía a decir verdad preocupada, me levante y dirigiéndome hacia el laboratorio que yacía detrás de un gran espejo tome un pañuelo y lo unte de alcohol puro, que utilizaba para destilar extractos fui de nuevo con el animal y lleve el pañuelo hacia su nariz, esperando que reaccionara, mientras mi otra mano acariciaba el pelaje con cuidado. – Vamos… pequeño… - susurre.
off: Conclui que si habias alcanzado a transformarte, espero que este bien y lamento la demora >< enormemente
Pase uno de mis dedos por mis muñecas y note la cicatriz que tendría marcada por el resto de mi vida un escalofríos sentí recorrer mi cuerpo, hacia mas manos diez días había intentado quitarme la vida y ahora estaba ahí, fingiendo una sonrisa, intentando vivir simplemente. La noche anterior Arlett me había dado la noticia de mi compromiso en matrimonio con un perfecto desconocido, Nicolás era lo único que podía pensar en ese momento estaba segura que el ya sabía, Herman por otro lado esa noche no había estado de guardia. Apreté mis ojos y busque en mi bolso algo para cubrir mi brazo derecho en un pequeño bolsillo encontré una cinta color rojo, la ocupaba normalmente para sujetar mi cabellera y con cuidado la enrolle dejándole una rosa con las puntas finales, vestía de un rosa intenso y el cinto le daba un toque extraño a mi atuendo, mi sombrero cubría solo un poco mi cabellera que iba suelta y flameante como me gustaba tenerla.
Nos detuvimos fuera de la perfumería, aun era temprano para abrir pero quería estar en ese lugar quizás ordenar un poco o limpiar los cristales que supuse estarían todos empolvados, mi chofer se hizo cargo de abrir el candado de la puerta principal y sacar el cortinaje especial para cubrir las vitrinas que daban a la calle, mientras yo buscaba en mi bolso la lleve de mi pequeño baúl, donde tenía unos extracto carísimos. El viento comenzó a soplar y un descuido y mi sombrero voló. – Ya regreso – me dirigí hacia Axel y avance rápidamente, mis tacones proporcionaban un extraño ruido al chocar con los adoquines, hacia una semana que no visitaba el centro de Paris me sentía extraña, pero quite la idea de mi cabeza el sombrero quedo tirado en medio de la calle al cruzar para recogerlo note metros mas allá a un animal agonizante, para mi sorpresa era una especie de gato, recordé a Lila la gata que había desaparecido de la nada de mi casa, mire a todos lados y puesta en cuclillas pase mi mano derecha por el pelaje de aquel gato – Minino – susurre pero parecía estar demasiado agitado, le moví con cuidado para verificar que no sangrara y con cuidado (olvidándome del sombrero) tome al animal entre mis brazos, lo puse a la altura de mi pecho para que escuchara mis latidos y así pudiera tener con que guiarse, una antigua bruja me había dicho que eso tranquilizaba a los animales, el latir tranquilo de un corazón ajeno, mentira o verdad, ahí lo probaría.
Camine con cuidado hasta llegar afuera de la perfumería, despedí a mi chofer para que regresara a la mansión y ya dentro entre los cristales que para mi sorpresa estaban limpios me centre simplemente en el animal. Lo recosté sobre el sofá rojo de terciopelo que había en el lugar, ahí las damas solían esperar y deleitarse de la muestra de aromas, el animal no había abierto los ojos y me tenía a decir verdad preocupada, me levante y dirigiéndome hacia el laboratorio que yacía detrás de un gran espejo tome un pañuelo y lo unte de alcohol puro, que utilizaba para destilar extractos fui de nuevo con el animal y lleve el pañuelo hacia su nariz, esperando que reaccionara, mientras mi otra mano acariciaba el pelaje con cuidado. – Vamos… pequeño… - susurre.
off: Conclui que si habias alcanzado a transformarte, espero que este bien y lamento la demora >< enormemente
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Juro Solemnemente que mis intenciones no son buenas [Privado]
Estaba en algún lugar lejos de todos problema, ella misma se sorprendió que tuviera aquella paz extraña en su interior, no, no le gustaba para nada, se sentía fuera de sí, extraña, atrapada y oprimida como si ella fuera un títere la controlara a ella, mostrándole como debía se actuar y formarse. Los destruiría antes de que algo en ella cambiara, Salome Ameris debía ser siempre la misma. Una mujer decidida, que podría hacer llorar hasta al hombre más capaz de todos, loca hasta la medula, no importaba lo que fuera, era una excelente comerciante e informante. Abrió los ojos, aquellos ojos gatunos que miraban de un lado a otro como si estuviera aun en un trance que no podrían describir. Su respiración comenzaba a normalizarse, el olor que llegaba a su nariz era tan común que le parecía suave y reconfortable, se quedo por unos segundos sin mover un solo musculo, solamente esperaba que su cuerpo se recuperara completamente, sentía como los cambios podrían afectarle, el encogimiento repentino de los huesos hacia que estos dolieran terriblemente, no deseaba mover sus extremidades, que parecían aun estar formando aquellas patas de felino andino, perfeccionando cada cedula.
Estaría pendiente de no volver a hacer eso, era una locura, ella era prácticamente invencible, pero eso no quería decir que lo era completamente, respiro profundo sintiendo como el corazón de ese cuerpo comenzaba a normalizarse completamente, hasta el punto de sentir como la sangre hacia su recorrido con normalidad cuando estaba en ese cuerpo. Habían pasado ¿tres minutos? El proceso era rápido, pudo abrir los ojos para quedarse mirando a su “Salvadora” ladeo su cabeza, para poder mirarla mejor, de forma instintiva se dio la vuelta para quedar boca arriba –Nyaa…- susurro mientras su cola se movía de un lado a otro con aquella facilidad e independencia que era sorprendente.
Aquel gato era más grande que un gato normal, su pelaje era más denso, se podía sentir que tenía otras capas además del que le cubría que era como una parte gruesa y sedosa al tacto pero que daba la sensación de ser esponjosa. Su color también era extraño, tenía como color de fondo un pelaje gris, en la parte del hocico, se extendía por todo el pecho hasta llegar al final de su cola, un color blanco, con pequeñas manchas en amarillo, negro y gris. Su lomo tenía algunos rasgos atigrados, con un color rubio ocre. Su rostro era sereno, sus ojos negros mostraban un alma curiosa y activa, su rostro tenía algunos rasgos negros que le daban profundidad a su mirada. Por último, su cola, era como ver a un pincel, esponjosa hasta de raíz, parecía una parte aparte de su cuerpo, teniendo los mismos colores, pero con un pelaje más fino y suave al tacto.
Ya comenzaba a sentirse mejor, miro a su alrededor y noto que no corría ningún peligro, así que se levanto alzando su cola que se tintinaba de aquí y allá mientras sus patas elegantemente caminaban por el sofá examinando con una mirada rápida pero perspicaz todo el lugar, todo lo que llegaba a sus ojos y lo que ella podía buscar desde ese lugar… pero ¿Dónde estaba la salida? Se pregunto antes de que su olfato la distrajera con aquel ataque de olores que había estado en el lugar, pero ella los había ignorado completamente al estar enfocada al buscar una salida, podía distinguir muchos tipos, pero uno que le parecía interesante era el que venía de su salvadora; una mujer alta, hermosa, con ojos extrañamente ¿apagados?. Sin mucho que decir sobre ella, no le parecía interesante, se sentó dándole la espalda mientras como un animal normal se relamía alguna parte de su cuerpo para que el pelaje estuviera más que perfecto.
Un leve ruido la alerto haciendo que volteara para verla, fue ahí donde noto aquella cinta que caía de su muñeca, aunque no desencajaba con lo que tenia puesto y la paleta de colores que en esos momentos ella poseía, le parecía extraño que colgara de esa manera, en fin, era muy larga para que la cinta fuera cortada para esa utilizad. Se acerco discretamente ronroneando mientras se fijaba en el grueso de la cinta, dio un salto al regazo de la mujer mientras ronroneaba dulcemente y dejaba que su cuerpo se impregnara por aquella dulce fragancia que tenia la mujer en su piel. Una de sus patas había agarrado de forma juguetona la parte de la cinta mientras la hacía moverse de un lado a otro, pronto sus ojos se tornaron un poco más decididos y pronto con sus colmillos arranco la cinta deslizándola delicadamente por su muñeca, luego de deshacer por arte de magia el nudo que lo mantenía en su lugar…
Sus ojos se posaron en aquella pequeña cicatriz, en su simetría y profundidad… aquella mujer había dejado de ser nula para ella, aquella marca en una piel tan perfecta, la hacían ver interesante y mucho más porque sabía cuál era el propósito de aquel hermoso corte que para Salome era más que una obra de arte en un lienzo… la muerte..
Estaría pendiente de no volver a hacer eso, era una locura, ella era prácticamente invencible, pero eso no quería decir que lo era completamente, respiro profundo sintiendo como el corazón de ese cuerpo comenzaba a normalizarse completamente, hasta el punto de sentir como la sangre hacia su recorrido con normalidad cuando estaba en ese cuerpo. Habían pasado ¿tres minutos? El proceso era rápido, pudo abrir los ojos para quedarse mirando a su “Salvadora” ladeo su cabeza, para poder mirarla mejor, de forma instintiva se dio la vuelta para quedar boca arriba –Nyaa…- susurro mientras su cola se movía de un lado a otro con aquella facilidad e independencia que era sorprendente.
Aquel gato era más grande que un gato normal, su pelaje era más denso, se podía sentir que tenía otras capas además del que le cubría que era como una parte gruesa y sedosa al tacto pero que daba la sensación de ser esponjosa. Su color también era extraño, tenía como color de fondo un pelaje gris, en la parte del hocico, se extendía por todo el pecho hasta llegar al final de su cola, un color blanco, con pequeñas manchas en amarillo, negro y gris. Su lomo tenía algunos rasgos atigrados, con un color rubio ocre. Su rostro era sereno, sus ojos negros mostraban un alma curiosa y activa, su rostro tenía algunos rasgos negros que le daban profundidad a su mirada. Por último, su cola, era como ver a un pincel, esponjosa hasta de raíz, parecía una parte aparte de su cuerpo, teniendo los mismos colores, pero con un pelaje más fino y suave al tacto.
Ya comenzaba a sentirse mejor, miro a su alrededor y noto que no corría ningún peligro, así que se levanto alzando su cola que se tintinaba de aquí y allá mientras sus patas elegantemente caminaban por el sofá examinando con una mirada rápida pero perspicaz todo el lugar, todo lo que llegaba a sus ojos y lo que ella podía buscar desde ese lugar… pero ¿Dónde estaba la salida? Se pregunto antes de que su olfato la distrajera con aquel ataque de olores que había estado en el lugar, pero ella los había ignorado completamente al estar enfocada al buscar una salida, podía distinguir muchos tipos, pero uno que le parecía interesante era el que venía de su salvadora; una mujer alta, hermosa, con ojos extrañamente ¿apagados?. Sin mucho que decir sobre ella, no le parecía interesante, se sentó dándole la espalda mientras como un animal normal se relamía alguna parte de su cuerpo para que el pelaje estuviera más que perfecto.
Un leve ruido la alerto haciendo que volteara para verla, fue ahí donde noto aquella cinta que caía de su muñeca, aunque no desencajaba con lo que tenia puesto y la paleta de colores que en esos momentos ella poseía, le parecía extraño que colgara de esa manera, en fin, era muy larga para que la cinta fuera cortada para esa utilizad. Se acerco discretamente ronroneando mientras se fijaba en el grueso de la cinta, dio un salto al regazo de la mujer mientras ronroneaba dulcemente y dejaba que su cuerpo se impregnara por aquella dulce fragancia que tenia la mujer en su piel. Una de sus patas había agarrado de forma juguetona la parte de la cinta mientras la hacía moverse de un lado a otro, pronto sus ojos se tornaron un poco más decididos y pronto con sus colmillos arranco la cinta deslizándola delicadamente por su muñeca, luego de deshacer por arte de magia el nudo que lo mantenía en su lugar…
Sus ojos se posaron en aquella pequeña cicatriz, en su simetría y profundidad… aquella mujer había dejado de ser nula para ella, aquella marca en una piel tan perfecta, la hacían ver interesante y mucho más porque sabía cuál era el propósito de aquel hermoso corte que para Salome era más que una obra de arte en un lienzo… la muerte..
Salomé Ameris- Cambiante Clase Alta
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