AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
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Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
Restaurant “La Canoe’. Año 2012.
Erico bajo el cuchillo y se apoyo en la mesa. Una gran parte de el estaba feliz de que hubiera una jodida ventisca afuera. Al menos el podría trabajar más lento cuando lo necesitara. Con solo unos cuantos clientes que habían enfrentado el frío y la nieve, Erico había logrado mantenerse aceptablemente. Con la mayoría de los preparativos terminados, el limpio el área del trabajo se lavo las manos y se dirigió al área del bar. Se sentó en su usual silla alta, al final de la barra.
-¿Te molestaría servirme un vaso con agua? Troy
-Para nada.
Troy, su barman, se puso de pie de su silla alta y fue detrás de la barra a servir la bebida de Erico.
-Espero que esto mejore, estoy aburrido hasta los huesos.
Normalmente Erico le hubiera sugerido a Troy que limpiara, pero las copas que colgaban en el bar ya brillaban, el ya lo había hecho.
-Nada bueno en la televisión?
Troy negó-Repeticiones. Eso es todo entre navidad y año nuevo.- Troy sonrió -A menos que te gusten los dibujos animados de navidad. Seguro que puedo encontrar uno.
-Paso- Erico tomó un gran trago de agua. Una mirada al reloj le indico lo largo que seria el día. A pesar de sentirse a punto de rendirse, eran apenas las seis- Has oído un nuevo reporte del clima?
-Esto continuara durante tres días. Nieve, nieve y más nieve. La siguiente semana se supone que subirá la temperatura aproximadamente quince grados. ¿Eso ayuda?
Erico tamborileaba sus dedos en la barra. -Quizás debamos ir a casa. Supongo que debería cerrar igual que todo el mundo en la ciudad.
-Estoy totalmente de acuerdo con eso- Troy agregó.
Erico le dio otro vistazo al restaurante vació- Antes de irte, habla con Ellen y Chip y diles que esta noche cerraremos la cocina.
-¿Quieres que nos quedemos cerca hasta que lo hagas?-Troy preguntó.
-No hay necesidad. Probablemente me duerma en el sofá de la oficina.- Era algo que usualmente hacia cuando el tiempo estaba malo. Su casa no quedaba lejos, pero a Erico le gustaba quedarse lo suficientemente cerca para prender los generadores en caso de falla eléctrica.
Erico tomo el control remoto y apago la televisión. -Llámame antes de venir mañana. Si el tiempo sigue así no tiene sentido que vengas. Si nosotros tenemos un cliente, yo puedo atender.
Troy tomo su gran bolsa de debajo de la barra. -Gracias. Eso haré.
Erico se dirigió a la cocina. No había mucho que hacer apago las ollas de las sopas. El necesitaba dejarlas en el refrigerador, pero lo haría antes de irse a dormir. Después de revisar la cocina apago las luces y se dirigió a cerrar la puerta del frente.
Estaba en la puerta del frente alcanzando el cerrojo cuando un movimiento capto su atención. El vio a una mujer apresurarse cruzando la calle hacia el restaurante. Estaria alucinando?
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
Un largo abrigo color perla de lana gruesa cubría casi por completo su cuerpo, un hermoso gorro cubría su cabeza y unos preciosos guantes resguardaban del frío sus finas y delicadas manos, ambos haciendo juego al color de su abrigo. El frío afuera era endemoniadamente insoportable pero a ella se le había puesto que necesitaba una copa y para esto el único lugar que estaba segura tendría las puertas abiertas a pesar del frío y la nieve era el prestigioso “Restaurant La Canoe”.
En más de una ocasión le había llamado la atención entrar al lugar, un lugar del cual le habían hablado mucho. Se trataba de un lugar elegantemente decorado, con el mejor de los servicios la mejor de las comidas el mejor de los vinos y la mejor de las atenciones. Sencillamente era un lugar digno de sentirse agasajado.
Fijo la vista al frente –Ohhhh no!!!!!- exclamo cuando alcanzo a divisar desde el otro lado de la acera que el lugar se encontraba muy poco iluminado. Lo más probable era que estuviera ya cerrado.
Ya estaba ahí, así que corriendo a toda prisa cruzaba la calle torpemente. Tanto fue su descuido que más de un coche estuvo a punto de atropellarla. Agitada con el corazón en la mano logro llegar sana y salva hasta la acera justo frente a la puerta de “La Canoe”.
Un hombre tras la puerta parecía que estaba a punto de cerrar. Sin darte tiempo de retomar un poco de aire abrió con brusquedad la puerta –Rayos!!!! Que frío hace….- fue lo que entro diciéndose a si misma notando enseguida que el lugar estaba completamente vació –Buenas tardes, disculpe ¿están en servicio?- pregunto repentinamente al hombre que la observaba como si acabara de descubrir una ajuga en un montón de paja.
En más de una ocasión le había llamado la atención entrar al lugar, un lugar del cual le habían hablado mucho. Se trataba de un lugar elegantemente decorado, con el mejor de los servicios la mejor de las comidas el mejor de los vinos y la mejor de las atenciones. Sencillamente era un lugar digno de sentirse agasajado.
Fijo la vista al frente –Ohhhh no!!!!!- exclamo cuando alcanzo a divisar desde el otro lado de la acera que el lugar se encontraba muy poco iluminado. Lo más probable era que estuviera ya cerrado.
Ya estaba ahí, así que corriendo a toda prisa cruzaba la calle torpemente. Tanto fue su descuido que más de un coche estuvo a punto de atropellarla. Agitada con el corazón en la mano logro llegar sana y salva hasta la acera justo frente a la puerta de “La Canoe”.
Un hombre tras la puerta parecía que estaba a punto de cerrar. Sin darte tiempo de retomar un poco de aire abrió con brusquedad la puerta –Rayos!!!! Que frío hace….- fue lo que entro diciéndose a si misma notando enseguida que el lugar estaba completamente vació –Buenas tardes, disculpe ¿están en servicio?- pregunto repentinamente al hombre que la observaba como si acabara de descubrir una ajuga en un montón de paja.
Aleksandra Kuznetsova- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 25/10/2011
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
Parpadeo varias veces ante la visión que entro por la puerta, cuando habia visto al otro lado de la acera una figura femenina, con la clara intención de cruzar se había preguntado que hacia ahí afuera con aquel clima, la habia visto cruzar apresuradamente y habia sentido el impulso de salir, si se movia de aquella forma, exponiéndose a ser atropellada por el trafico posiblemente es que era de vital importancia, pensó incluso que podrían estarla siguiendo, el impulso de salir se fue calmando cuando los pasos de la joven le llevaban evidentemente a las puertas de su restaurante. Viéndola ya tan cerca se acercó a la puerta para abrirla pero fue la misma chica quien presurosa entro, con ella entro no solo el aire frio de la calle si no también la fragancia a jazmines que la rodeaba.
La visión frente a el le dejo pasmado durante algunos segundos, por unos momentos se pregunto si habia alucinando y es que ahí…parado, con la mano extendida hacia la puerta había sentido que su ojos le habían jugado una mala pasada, la imagen casi podia recrearla una y otra vez en su cabeza, el cuerpo menudo entrando por la puerta, el abrigo claro en juego con los guantes, la joven habia entrado y la ventisca parecia haberla seguido, como un angel el gorro aprisionaba dorados cabellos y cuando creyó que la visión habia sido demasiado para sus ojos la muchacha le miro… y aquellos ojos miel le dejaron sin palabras, las sonrojadas mejillas se quejaban del frio y los labios pequeños expulsaban vapor al hablar. Quedándose petrificado dio gracias a la reacción que le impidió atraerla a sus brazos y acariciar su rostro, como buscando asegurarce de que era real.
-estamos de servicio- Aseguro a la pregunta de la joven…su voz misma le pareció angelical y solo tardo unos segundos en recuperar la compostura y sonreír- solo me temo que tendre que atenderle yo mismo, no tenemos mas personal por ahora, con este clima tenia pocas esperanzas de conseguir algun cliente, me honra usted con su presencia.
Haciendo una pequeñísima reverencia y actuando cual caballero a su reina le sonrió y finalmente le hizo un gesto indicándole el interior del lugar- sígame le dare una mesa, o prefiere ir donde la barra?- lo que decidiera el podía perfectamente hacerse cargo de una bebida o de una comida completa para la muchacha, por suerte era solo una persona y una personita bastante bella debía añadir, no le costaría lo mas mínimo atenderle.
La visión frente a el le dejo pasmado durante algunos segundos, por unos momentos se pregunto si habia alucinando y es que ahí…parado, con la mano extendida hacia la puerta había sentido que su ojos le habían jugado una mala pasada, la imagen casi podia recrearla una y otra vez en su cabeza, el cuerpo menudo entrando por la puerta, el abrigo claro en juego con los guantes, la joven habia entrado y la ventisca parecia haberla seguido, como un angel el gorro aprisionaba dorados cabellos y cuando creyó que la visión habia sido demasiado para sus ojos la muchacha le miro… y aquellos ojos miel le dejaron sin palabras, las sonrojadas mejillas se quejaban del frio y los labios pequeños expulsaban vapor al hablar. Quedándose petrificado dio gracias a la reacción que le impidió atraerla a sus brazos y acariciar su rostro, como buscando asegurarce de que era real.
-estamos de servicio- Aseguro a la pregunta de la joven…su voz misma le pareció angelical y solo tardo unos segundos en recuperar la compostura y sonreír- solo me temo que tendre que atenderle yo mismo, no tenemos mas personal por ahora, con este clima tenia pocas esperanzas de conseguir algun cliente, me honra usted con su presencia.
Haciendo una pequeñísima reverencia y actuando cual caballero a su reina le sonrió y finalmente le hizo un gesto indicándole el interior del lugar- sígame le dare una mesa, o prefiere ir donde la barra?- lo que decidiera el podía perfectamente hacerse cargo de una bebida o de una comida completa para la muchacha, por suerte era solo una persona y una personita bastante bella debía añadir, no le costaría lo mas mínimo atenderle.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
La joven pensó que a quien tenía delante era mudo porque por más que le inquiría con la mirada una pronta respuesta este nada más no hablaba no hacía más que mirarla embelesado. A decir verdad a ella le fascinaba cuando causaba tal efecto sobre el sexo masculino. “Bien no llevo prisa” pensó en tanto se cruzaba de brazos y aguardaba a que reaccionará.
Le miraba de lado con una la más coqueta de sus sonrisas y encima se chupaba el labio inferior. Se alegraba que no hubiese nadie más que ellos dos esto le ayudaría a coquetearle de forma desmedida sin testigos, sin nadie que la limitará en sus bien calculadas intenciones. De no haber sido porque él reaccionaba de tal manera a ella jamás se le hubiera despertado el deseo de dejarse llevar y divertirse un poco o quizás ¿un mucho?.
-Bien!! No se imagina cuanto me alegro haber encontrado el sitio en servicio- comenzaba a abrir su elegante abrigo dispuesta a despojarse de el. Hacía frío, sí, pero era incomodo moverse llevándolo encima. –Entonces espero recibir la mejor y más calida de las atenciones “señor” – comento mientras comenzaba a seguirle. Al parecer la guiaba hacía una de las mesas y como si le hubiese leído la mente repentinamente le preguntaba si prefería mejor un lugar en la barra –Prefiero la barra- dijo en voz sugerente y ciertamente seductora. No tenía intenciones de comer solo beber.
-Dicen que el alcohol nivela la temperatura corporal- como si ella lo necesitará pero debía guardar las apariencias. Comento al tomar asiento sobre uno de los bancos altos frente a la barra. Comenzó a sacarse el abrigo sin importarle el frío que aún dentro del local se sentía. A decir verdad algo ya le calentaba la sangre -¿Me ayuda?- aún no termina de pedírselo cuando ya lo tenía a su espalda tomando el abrigo por los hombres ayudándola a sacarlo. De inmediato lo coloco en un perchero mirándola de soslayo y muy probablemente diciéndose que no era una chica normal. Y no, no lo era pero eso hasta ahora solo lo sabía ella.
Pego los codos sobre la barra. Para esto quien amablemente la atendía ya se encontraba listo para servirle lo que ella ordenase. -¿Cuál es la bebida más fuerte que tiene la casa?- pregunto inclinándose intencionalmente hacía el frente. Sabía bien el efecto que esto causaría en el hombre que la atendía así como sabía lo peligroso que esto podría llegar a ser. La adrenalina comenzó a recorrer su cuerpo entero
Le miraba de lado con una la más coqueta de sus sonrisas y encima se chupaba el labio inferior. Se alegraba que no hubiese nadie más que ellos dos esto le ayudaría a coquetearle de forma desmedida sin testigos, sin nadie que la limitará en sus bien calculadas intenciones. De no haber sido porque él reaccionaba de tal manera a ella jamás se le hubiera despertado el deseo de dejarse llevar y divertirse un poco o quizás ¿un mucho?.
-Bien!! No se imagina cuanto me alegro haber encontrado el sitio en servicio- comenzaba a abrir su elegante abrigo dispuesta a despojarse de el. Hacía frío, sí, pero era incomodo moverse llevándolo encima. –Entonces espero recibir la mejor y más calida de las atenciones “señor” – comento mientras comenzaba a seguirle. Al parecer la guiaba hacía una de las mesas y como si le hubiese leído la mente repentinamente le preguntaba si prefería mejor un lugar en la barra –Prefiero la barra- dijo en voz sugerente y ciertamente seductora. No tenía intenciones de comer solo beber.
-Dicen que el alcohol nivela la temperatura corporal- como si ella lo necesitará pero debía guardar las apariencias. Comento al tomar asiento sobre uno de los bancos altos frente a la barra. Comenzó a sacarse el abrigo sin importarle el frío que aún dentro del local se sentía. A decir verdad algo ya le calentaba la sangre -¿Me ayuda?- aún no termina de pedírselo cuando ya lo tenía a su espalda tomando el abrigo por los hombres ayudándola a sacarlo. De inmediato lo coloco en un perchero mirándola de soslayo y muy probablemente diciéndose que no era una chica normal. Y no, no lo era pero eso hasta ahora solo lo sabía ella.
Pego los codos sobre la barra. Para esto quien amablemente la atendía ya se encontraba listo para servirle lo que ella ordenase. -¿Cuál es la bebida más fuerte que tiene la casa?- pregunto inclinándose intencionalmente hacía el frente. Sabía bien el efecto que esto causaría en el hombre que la atendía así como sabía lo peligroso que esto podría llegar a ser. La adrenalina comenzó a recorrer su cuerpo entero
Aleksandra Kuznetsova- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 25/10/2011
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
El efecto de su belleza, de la nieve, de la ropa clara, de su juventud y su frescura desapareció rápidamente, su expresión coqueta le dijo que no estaba frente a un angel, estaba frente a un demonio, uno conocedor de el efecto que causaba. Le sonrió y regreso a ser el mismo Erico de siempre.
-le aseguro que le daré toda mi atención mi bella dama.
Le hablo mientras se encaminaba a una de las paredes, cerca de la barra, ajusto el termostato para que fuese cálido para la joven, el lo había apagado hacia apenas unos minutos pues tenia pensando permanecer en la oficina del gerente y esperar a que el clima fuese mejor, el enorme sillón le daba un buen lugar de descanso.
La chica le pidió la bebida mas fuerte que tuviesen y el le sonrió levantando una ceja y se recargo en la barra, observándola, casi imitando su postura. Sus rostros estaban cercanos el uno del otro.
-eso depende del tipo de cliente que tengo frente a mi, ha comido ya?
Le gente a veces vivía imprudentemente, sin tener en cuenta si habia comido, el stress al que podria estar sometido o incluso si era el tipo de sabor que les gustaba. A el le gustaba beber pero mas que el efecto del alcohol sobre su cuerpo disfrutaba de un buen sabor que complaciera su garganta. Si la chica no habia comido aun, si ella posiblemente habia tenido un dia dificil su estomago estaría irritado y una simple mezcla con agua seria perfecta para su paladar.
Le sonrio y se enderezo viéndola aun, observando aquella actitud coqueta, la verdad la chica no tenia que hacer mucho para llamar su atención, si era honesto consigo mismo.
-tiene algun tipo de bebida favorita? Creo que podria satisfacer…cualquiera de sus deseos. Eh de suponer que no desea comida, solo algo de beber.
Oh y vaya que el podría satisfacer lo que le pidiera, pero centrándose en las bebidas no creía que tuviese problemas tampoco. Aun asi le daría algo de botana para picar y si tenia suerte no seria lo único que podria ofrecerle a la hermosa chica.
-le aseguro que le daré toda mi atención mi bella dama.
Le hablo mientras se encaminaba a una de las paredes, cerca de la barra, ajusto el termostato para que fuese cálido para la joven, el lo había apagado hacia apenas unos minutos pues tenia pensando permanecer en la oficina del gerente y esperar a que el clima fuese mejor, el enorme sillón le daba un buen lugar de descanso.
La chica le pidió la bebida mas fuerte que tuviesen y el le sonrió levantando una ceja y se recargo en la barra, observándola, casi imitando su postura. Sus rostros estaban cercanos el uno del otro.
-eso depende del tipo de cliente que tengo frente a mi, ha comido ya?
Le gente a veces vivía imprudentemente, sin tener en cuenta si habia comido, el stress al que podria estar sometido o incluso si era el tipo de sabor que les gustaba. A el le gustaba beber pero mas que el efecto del alcohol sobre su cuerpo disfrutaba de un buen sabor que complaciera su garganta. Si la chica no habia comido aun, si ella posiblemente habia tenido un dia dificil su estomago estaría irritado y una simple mezcla con agua seria perfecta para su paladar.
Le sonrio y se enderezo viéndola aun, observando aquella actitud coqueta, la verdad la chica no tenia que hacer mucho para llamar su atención, si era honesto consigo mismo.
-tiene algun tipo de bebida favorita? Creo que podria satisfacer…cualquiera de sus deseos. Eh de suponer que no desea comida, solo algo de beber.
Oh y vaya que el podría satisfacer lo que le pidiera, pero centrándose en las bebidas no creía que tuviese problemas tampoco. Aun asi le daría algo de botana para picar y si tenia suerte no seria lo único que podria ofrecerle a la hermosa chica.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/09/2011
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
Cada musculo, cada parte del cuerpo de la hermosa joven se tenso en tanto que la sangre que corre por sus venas se calentaba un poco más al escuchar la amable y educada respuesta que para ella había sido una clara y auténtica invitación a continuar con su juego. Tenía claro que estaba ante un hombre lo suficientemente inteligente y por ello se percataba de sus intenciones. Lo cierto es que aún no estaba enterado del todo de las verdaderas intenciones de la chica. Todas ellas muy placenteras, si, pero muy alejadas de lo que podría llamarse normal.
¿Por qué le resultaba tan fácil caer en la tentación y a la vez tan familiares ese remolino de sensaciones placenteras y de peligro que se arremolinaba en su cuerpo?. Jamás había vivido algo semejante, solo, solo en sueños. Sí, eso era, el hombre tenía un gran parecido al hombre que protagonizaba sus sueños. “¿Un sueño hecho realidad?” pensó mientras sus labios se curvaban de oreja a oreja.
Antes de responderle se tomo el atrevimiento de alzar su mano, y mientras le hablaba, deslizaba la yema de su índice sobre sus labios, primero el superior y luego el inferior. –Tiene frente a usted a un cliente con mucha resistencia….- paso sutilmente su lengua sobre su propio labio superior –al alcohol- dijo finalmente casi rozando los labios ajenos. Ladeó la cabeza dedicándole una inocente sonrisa –pero si le tranquiliza y le sirve de algo saberlo, solo he comido un poco, esta mañana- le confesó al tiempo que se apartaba volviendo a su posición detrás de la barra.
-¿Cualquiera?- pregunto sugerente y sonrió. –No, no deseo ningún tipo de alimento- “solo a ti” pensó. –Y sobre la bebida……deseo que me sorprenda!!- dijo de pronto.
Realmente era una chica que si algo le fascinaba era sentirse halagada por los hombres y cuanto más lograran sorprenderla le resultaba más gratificante y con eso ellos se ganaban un sitio especial en su vida. No le agradaban las personas conformistas, titubeantes, miedosas a lo nuevo y lo desconocido mucho menos una persona sumisas del todo, eso solo hasta cierto punto. Le agradaban las personas emprendedoras, decididas, arriesgadas, aventureras y sobre todo inteligentes. Y él sin temor a equivocarse apostaba hasta su propia vida porque lo era. A eso se le agregaba lo extraordinariamente atractivo. Ella continuaba sin apartarle la vista chupando y mordiendo su labio inferior.
¿Por qué le resultaba tan fácil caer en la tentación y a la vez tan familiares ese remolino de sensaciones placenteras y de peligro que se arremolinaba en su cuerpo?. Jamás había vivido algo semejante, solo, solo en sueños. Sí, eso era, el hombre tenía un gran parecido al hombre que protagonizaba sus sueños. “¿Un sueño hecho realidad?” pensó mientras sus labios se curvaban de oreja a oreja.
Antes de responderle se tomo el atrevimiento de alzar su mano, y mientras le hablaba, deslizaba la yema de su índice sobre sus labios, primero el superior y luego el inferior. –Tiene frente a usted a un cliente con mucha resistencia….- paso sutilmente su lengua sobre su propio labio superior –al alcohol- dijo finalmente casi rozando los labios ajenos. Ladeó la cabeza dedicándole una inocente sonrisa –pero si le tranquiliza y le sirve de algo saberlo, solo he comido un poco, esta mañana- le confesó al tiempo que se apartaba volviendo a su posición detrás de la barra.
-¿Cualquiera?- pregunto sugerente y sonrió. –No, no deseo ningún tipo de alimento- “solo a ti” pensó. –Y sobre la bebida……deseo que me sorprenda!!- dijo de pronto.
Realmente era una chica que si algo le fascinaba era sentirse halagada por los hombres y cuanto más lograran sorprenderla le resultaba más gratificante y con eso ellos se ganaban un sitio especial en su vida. No le agradaban las personas conformistas, titubeantes, miedosas a lo nuevo y lo desconocido mucho menos una persona sumisas del todo, eso solo hasta cierto punto. Le agradaban las personas emprendedoras, decididas, arriesgadas, aventureras y sobre todo inteligentes. Y él sin temor a equivocarse apostaba hasta su propia vida porque lo era. A eso se le agregaba lo extraordinariamente atractivo. Ella continuaba sin apartarle la vista chupando y mordiendo su labio inferior.
Aleksandra Kuznetsova- Licántropo/Realeza
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
La chica roso sus labios con uno de sus dedos y el acto le soltó una sonrisa, antes de que pudiese alejarla por completo la detuvo tomando la muñeca entre una de sus manos, acercándola de nuevo le beso el dorso de la mano y le miro directamente a los ojos mientras lo hacia.
-en ese caso le serviré con confianza, le satisfacere hasta donde llegue su…resistencia.
Le aseguro soltando suavemente su mano dejándola en la barra, la chica como había pensado antes era un verdadero demonio, uno lleno de fuego. Un demonio hermoso y tentador, muy lejos del Angel que le había parecido al primer momento. Las primeras impresiones podían ser muy engañosas.
-entonces intentare sorprenderla gratamente.
Le sonrió tomando lo que necesitaba de entre los estantes, el había tenido clientes de aquel tipo antes. Normalmente no le agradaban del todo, el fin de una barra, en la que no había menú era satisfacer los deseos de sus clientes. Las bebidas no eran algo con lo que se jugara y no era bueno enseñar nombres al azar a gente que no los conociera, siempre podían pedir algo con lo que no pudiesen o que pudiese ser incluso dañino para su salud. Atender a clientes en la barra era como atender una clínica, se debía tener cuidado pues la mezcla que preparara, aquello que le ofreciese al cliente podía ser un placer, un alivio o veneno mismo.
Tomo algo de crema de cacao, menta y nata liquida y los puso en la cocktelera, lo agito por unos cuantos segundos y lo sirvió en algo de café, ella quería beber, pero venia del frio exterior, esperaba que el coctel pudiese hacerle entrar en calor y darle la sensación de tibieza al mismo tiempo.
-Un Brown Grasshopper.
Le sirvió acercándole la bebida, normalmente no le agradaba que le dijesen “sorpréndeme” eso significaba que o bien la persona no sabia nada de licores y podía beberse irresponsablemente algo de lo que no tenia idea o que le estaban probando para ver que tan bueno era. Ninguno de los dos casos le parecía se encontraban ahí, por lo que se quedo tranquilo.
-en ese caso le serviré con confianza, le satisfacere hasta donde llegue su…resistencia.
Le aseguro soltando suavemente su mano dejándola en la barra, la chica como había pensado antes era un verdadero demonio, uno lleno de fuego. Un demonio hermoso y tentador, muy lejos del Angel que le había parecido al primer momento. Las primeras impresiones podían ser muy engañosas.
-entonces intentare sorprenderla gratamente.
Le sonrió tomando lo que necesitaba de entre los estantes, el había tenido clientes de aquel tipo antes. Normalmente no le agradaban del todo, el fin de una barra, en la que no había menú era satisfacer los deseos de sus clientes. Las bebidas no eran algo con lo que se jugara y no era bueno enseñar nombres al azar a gente que no los conociera, siempre podían pedir algo con lo que no pudiesen o que pudiese ser incluso dañino para su salud. Atender a clientes en la barra era como atender una clínica, se debía tener cuidado pues la mezcla que preparara, aquello que le ofreciese al cliente podía ser un placer, un alivio o veneno mismo.
Tomo algo de crema de cacao, menta y nata liquida y los puso en la cocktelera, lo agito por unos cuantos segundos y lo sirvió en algo de café, ella quería beber, pero venia del frio exterior, esperaba que el coctel pudiese hacerle entrar en calor y darle la sensación de tibieza al mismo tiempo.
-Un Brown Grasshopper.
Le sirvió acercándole la bebida, normalmente no le agradaba que le dijesen “sorpréndeme” eso significaba que o bien la persona no sabia nada de licores y podía beberse irresponsablemente algo de lo que no tenia idea o que le estaban probando para ver que tan bueno era. Ninguno de los dos casos le parecía se encontraban ahí, por lo que se quedo tranquilo.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
Por supuesto que debía servirle con confianza. Sonrió ante la idea de que la miraba como alguien frágil a quien se debía cuidar con el mayor de los cuidados. Como si se tratase de una hermosa flor en primera a la cual no se quiere dejar marchitar. Eso en cierto modo motivaba a la jovencita a mantener ese fuego en su interior que a cada instante se avivaba más y más[–Ya verá cuan sorprendido lo deja mi resistencia- comento con una sonrisa sugerente dibujada en sus labios -Y si no logra sorprenderme gratamente……¿Cómo podremos arreglarlo?- sus codos sobre la barra, su pecho y su rostro inclinados buscando acercarse a quien intentaría sorprenderla, complacerla hasta en su más mínimo capricho.
Este día la chica andaba juguetona, sabía perfectamente que satisfecha y sorprendida abandonaría el restaurante sin embargo el juego le agradaba, según las referencias que tenía del lugar y muy especialmente del dueño le dejaban claro que hasta ahora nadie que haya sido atendido ahí había quedado insatisfecho.
En tanto le preparaban la bebida ella por primera vez desde que entro al lugar comenzó a pasear la vista en todas direcciones admirando el buen gusto en la decoración hasta que sin notarlo la mente de Aleksandra comenzó a divagar, a imaginar una y otra cosa, cosas importantes, cosas sin importancia incluso hasta acontecimientos chuscos. Sus pensamientos sufrieron un sobresalto cuando la vista de la joven volvía al atractivo caballero aunque ahora solo le miraba de espalda. Sus atormentados y placenteros sueños venían a su mente como agua que brota de un manantial. Se removió inquieta en su asiento al mismo tiempo que sentía sus mejillas encendidas avergonzada de cómo se había estado comportando y sobre todo de sus pensamientos. Se dio cuenta de su comportamiento desinhibido y poco usual y decidió que antes de que fuera demasiado tarde debía poner remedio y comportarse como lo que verdaderamente era aunque bueno si él al final lograba hacerla revelar lo que había detrás de esa carita angelical ella jamás se arrepentiría, ella jamás, nunca se arrepentía de sus actos, de ninguno por más graves que pudieran haberle resultado en más de una ocasión las consecuencias.
-Veamos que tal sabe- ahora su voz sonaba amable, relajada, dulce y nada atrevida. Recibió el vaso mirándolo a los ojos fugazmente, solo escasos segundos. Era como si en el tiempo que le llevo preparar la bebida hubiese entrado otra chica, una completamente diferente, conservadora y algo tímida.
Dio un ligero sorbo y lo dejo correr por su garganta con lentitud dándose el gusto de saborear –Tomando en cuanta que el café no es lo mío debo admitir que el Brown grasshopper es delicioso- contuvo la risa al ver la cara que puso cuando le mencionaba lo del café, se puso tan pálido que a la chica le remordió la conciencia su pequeña broma –Perdone, perdone ha sido una broma por supuesto que me gusta el café y es verdad que sabe delicioso.
Ahora no hallaba donde meterse, apenada por su mala broma –De verdad lo siento- él la observaba serio y hasta podría decir que ahora era él quien contenía la risa de verla a ella tan apenada.
Verle en el fondo de sus ojos la mirada picara y esa leve sonrisa que apenas y se asomaba en sus labios volvió a revivir a la Aleksandra desinhibida y atrevida -¿Por qué no me acompaña y bebe algo conmigo?- el rubor había desaparecido y la sonrisa sensual y coqueta se formaba en el juvenil rostro –No es muy grato beber sin compañía- agregó y aguardo en absoluto silencio tomando el vaso en su mano y meneándolo ligeramente en círculos.
Este día la chica andaba juguetona, sabía perfectamente que satisfecha y sorprendida abandonaría el restaurante sin embargo el juego le agradaba, según las referencias que tenía del lugar y muy especialmente del dueño le dejaban claro que hasta ahora nadie que haya sido atendido ahí había quedado insatisfecho.
En tanto le preparaban la bebida ella por primera vez desde que entro al lugar comenzó a pasear la vista en todas direcciones admirando el buen gusto en la decoración hasta que sin notarlo la mente de Aleksandra comenzó a divagar, a imaginar una y otra cosa, cosas importantes, cosas sin importancia incluso hasta acontecimientos chuscos. Sus pensamientos sufrieron un sobresalto cuando la vista de la joven volvía al atractivo caballero aunque ahora solo le miraba de espalda. Sus atormentados y placenteros sueños venían a su mente como agua que brota de un manantial. Se removió inquieta en su asiento al mismo tiempo que sentía sus mejillas encendidas avergonzada de cómo se había estado comportando y sobre todo de sus pensamientos. Se dio cuenta de su comportamiento desinhibido y poco usual y decidió que antes de que fuera demasiado tarde debía poner remedio y comportarse como lo que verdaderamente era aunque bueno si él al final lograba hacerla revelar lo que había detrás de esa carita angelical ella jamás se arrepentiría, ella jamás, nunca se arrepentía de sus actos, de ninguno por más graves que pudieran haberle resultado en más de una ocasión las consecuencias.
-Veamos que tal sabe- ahora su voz sonaba amable, relajada, dulce y nada atrevida. Recibió el vaso mirándolo a los ojos fugazmente, solo escasos segundos. Era como si en el tiempo que le llevo preparar la bebida hubiese entrado otra chica, una completamente diferente, conservadora y algo tímida.
Dio un ligero sorbo y lo dejo correr por su garganta con lentitud dándose el gusto de saborear –Tomando en cuanta que el café no es lo mío debo admitir que el Brown grasshopper es delicioso- contuvo la risa al ver la cara que puso cuando le mencionaba lo del café, se puso tan pálido que a la chica le remordió la conciencia su pequeña broma –Perdone, perdone ha sido una broma por supuesto que me gusta el café y es verdad que sabe delicioso.
Ahora no hallaba donde meterse, apenada por su mala broma –De verdad lo siento- él la observaba serio y hasta podría decir que ahora era él quien contenía la risa de verla a ella tan apenada.
Verle en el fondo de sus ojos la mirada picara y esa leve sonrisa que apenas y se asomaba en sus labios volvió a revivir a la Aleksandra desinhibida y atrevida -¿Por qué no me acompaña y bebe algo conmigo?- el rubor había desaparecido y la sonrisa sensual y coqueta se formaba en el juvenil rostro –No es muy grato beber sin compañía- agregó y aguardo en absoluto silencio tomando el vaso en su mano y meneándolo ligeramente en círculos.
Aleksandra Kuznetsova- Licántropo/Realeza
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Era una jovencita hermosa pero como lo supuso desde un principio, al chica solo quería jugar con el, aquellos que decían ”sorpréndeme” ya lo sabía, solo eran aquellos que buscaban probarlo o aquellos que no sabían nada de licores. La joven parecía saber lo que bebía asi que era de suponer que se sentía como una niña en una juguetería solo para ella. Asintió profesionalmente, sintiendo algo de rencor hacia la joven una pequeña y creciente ira hacia la que se imaginó, una niña malcriada.
La joven se disculpó y el solo asintió indicándole que lo tenía la menos importancia.
-usted es el cliente señorita, puede jugar las bromas que desee, estoy aquí para atenderle.
Había sido su decisión brindarle el servicio, podría haber alegado que estaba cerrado pero aquel rostro de ángel le había hecho desear atenderla, le había hecho mirarla y perder el aliento sin siquiera poder apartar la mirada. Era un hombre, como cualquiera caía en los encantos de semejante mujer, pero entendía ahora con lo que trataba.
Le sonrió a la joven con su usual encanto cuando esta le pidió que lo acompañara, con la misma sonrisa negó educadamente.
-yo estoy para servirle mi hermosa dama, no es profesional que beba cuando estoy sirviendo, sería muy irresponsable.
Si era el quien estaba mesclando más bebidas para ella, lo menos que podía ofrecer a sus clientes era una mente despejada que no pudiese arriesgar su salud con algún coctel que pudiese dañarle. El cambio de actitud en la muchacho debería haberlo sorprendido pero no lo hizo cuando ya había decidido qué clase de joven era; joven y hermosa sabia el efecto que tenía en aquellos que lo rodeaba, parecía serle divertido provocarlo, buscar encender su libido para lanzarle después baldes de agua fría, jugar como un gato con su presa.
Se inclinó sobre la barra y puso un dedo bajo la mejilla de la muchacha levantando su mentón y haciéndola mirarlo a los ojos, su rostro se acercó bastante a la de la joven y bajo la voz hablándole en un susurro íntimo.
-pero descuide, no tengo que beber para hacerle compañía, me quedare con usted hasta que este…completamente satisfecha.
Ladeo el rostro un poco, lo suficiente como para que su rostro pudiese estar cerca de la joven sin tocarse para después retirarse lentamente, como si le costara trabajo hacerlo y no estaba tan lejos de la realidad, sin importar lo caprichosa que fuese…ella era sencillamente hermosa.
La joven se disculpó y el solo asintió indicándole que lo tenía la menos importancia.
-usted es el cliente señorita, puede jugar las bromas que desee, estoy aquí para atenderle.
Había sido su decisión brindarle el servicio, podría haber alegado que estaba cerrado pero aquel rostro de ángel le había hecho desear atenderla, le había hecho mirarla y perder el aliento sin siquiera poder apartar la mirada. Era un hombre, como cualquiera caía en los encantos de semejante mujer, pero entendía ahora con lo que trataba.
Le sonrió a la joven con su usual encanto cuando esta le pidió que lo acompañara, con la misma sonrisa negó educadamente.
-yo estoy para servirle mi hermosa dama, no es profesional que beba cuando estoy sirviendo, sería muy irresponsable.
Si era el quien estaba mesclando más bebidas para ella, lo menos que podía ofrecer a sus clientes era una mente despejada que no pudiese arriesgar su salud con algún coctel que pudiese dañarle. El cambio de actitud en la muchacho debería haberlo sorprendido pero no lo hizo cuando ya había decidido qué clase de joven era; joven y hermosa sabia el efecto que tenía en aquellos que lo rodeaba, parecía serle divertido provocarlo, buscar encender su libido para lanzarle después baldes de agua fría, jugar como un gato con su presa.
Se inclinó sobre la barra y puso un dedo bajo la mejilla de la muchacha levantando su mentón y haciéndola mirarlo a los ojos, su rostro se acercó bastante a la de la joven y bajo la voz hablándole en un susurro íntimo.
-pero descuide, no tengo que beber para hacerle compañía, me quedare con usted hasta que este…completamente satisfecha.
Ladeo el rostro un poco, lo suficiente como para que su rostro pudiese estar cerca de la joven sin tocarse para después retirarse lentamente, como si le costara trabajo hacerlo y no estaba tan lejos de la realidad, sin importar lo caprichosa que fuese…ella era sencillamente hermosa.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
Vaya el hombre inteligente le estaba resultando un ¿mojigato?. No, ella se negaba a eso. Antes que nada era un hombre y ¿Cuándo el hombre piensa con la cabeza cuando tiene frente a sus ojos a una joven, bella y encantadora mujer?. Ninguno, ninguno es capaz de resistirse a los encantos y provocaciones de una mujer dispuesta a jugar de la manera que él lo desease.
-No ha dicho usted que esta para atender al cliente- enarco una ceja –pues este cliente “exige” que le acompañe a beber- Esa sonrisa no la engañaba. El deseaba estar al lado de ella y complacerla no en el servicio que su restaurante ofrecía sino complacerla de la manera en que la joven quisiese. Sonrió complacida ante el atrevimiento de su roce y su acercamiento. Fue entonces cuando una idea le cruzo por la cabeza la cual le imploraba que se aprovechara de ese acercamiento. Atrapo la muñeca de la mano que le sostenía el mentón alzándole el rostro, con fuerza, impidiéndole retirarla. La retiraría, si, pero eso sería cuando ella lo decidiera. El hombre se puso nervioso tanto que por un rato las palabras se quedaron atrapadas en su garganta hasta que al fin le hablo en un susurro casi audible.
La joven Aleksandra comenzaba a cantar su victoria. Decidió que por el momento le dejaría que se relajase un poco, que tomara confianza nuevamente. Así que sin más le soltó. –Si usted no bebe conmigo, no beberé nada más de lo que usted pueda ofrecerme- le aseguro, no era solo un capricho, un berrinche, sí que pensaba en cumplir lo que acababa de decir. No era de las personas que amenazaban solamente mas bien era de las que cumplía siempre al pie de la letra lo que decía. Eso era una de las cualidades o defectos que la caracterizaban era una mujer de palabra, segura y decidida siempre y en todo momento. –Siendo así……¿Cómo piensa complacerme?- le miraba desafiante y retadora –porque tampoco pienso abandonar su establecimiento.
Apuro de bebida de un solo trago. Golpeando el fondo del vaso vacio contra la barra mientras le mantenía la mirada fija sobre los ojos encendidos del caballero. Aunque no más encendidos que los propios. La diferencia es que la joven en este momento no tenía solamente la mirada encendida sino que su interior se incendiaba. Al parecer no habría poder humano que lograra apagarlo. ¿El anfitrión dispuesto a satisfacerla sería capaz de lograrlo? ¿estará dispuesto a ello? ¿preferirá mantener su postura tan respetuosa?. Muy probablemente esa postura era simplemente una máscara y en su mente albergaban las mismas ideas e intenciones del dulce demonio que esta tarde se encontraba frente a él. -¿Entonces?- demandaba su respuesta guiñándole un ojo y pasando lenta y suavemente su mano por su pecho deslizándola con sutiliza por sobre el escote de su vestido.
-No ha dicho usted que esta para atender al cliente- enarco una ceja –pues este cliente “exige” que le acompañe a beber- Esa sonrisa no la engañaba. El deseaba estar al lado de ella y complacerla no en el servicio que su restaurante ofrecía sino complacerla de la manera en que la joven quisiese. Sonrió complacida ante el atrevimiento de su roce y su acercamiento. Fue entonces cuando una idea le cruzo por la cabeza la cual le imploraba que se aprovechara de ese acercamiento. Atrapo la muñeca de la mano que le sostenía el mentón alzándole el rostro, con fuerza, impidiéndole retirarla. La retiraría, si, pero eso sería cuando ella lo decidiera. El hombre se puso nervioso tanto que por un rato las palabras se quedaron atrapadas en su garganta hasta que al fin le hablo en un susurro casi audible.
La joven Aleksandra comenzaba a cantar su victoria. Decidió que por el momento le dejaría que se relajase un poco, que tomara confianza nuevamente. Así que sin más le soltó. –Si usted no bebe conmigo, no beberé nada más de lo que usted pueda ofrecerme- le aseguro, no era solo un capricho, un berrinche, sí que pensaba en cumplir lo que acababa de decir. No era de las personas que amenazaban solamente mas bien era de las que cumplía siempre al pie de la letra lo que decía. Eso era una de las cualidades o defectos que la caracterizaban era una mujer de palabra, segura y decidida siempre y en todo momento. –Siendo así……¿Cómo piensa complacerme?- le miraba desafiante y retadora –porque tampoco pienso abandonar su establecimiento.
Apuro de bebida de un solo trago. Golpeando el fondo del vaso vacio contra la barra mientras le mantenía la mirada fija sobre los ojos encendidos del caballero. Aunque no más encendidos que los propios. La diferencia es que la joven en este momento no tenía solamente la mirada encendida sino que su interior se incendiaba. Al parecer no habría poder humano que lograra apagarlo. ¿El anfitrión dispuesto a satisfacerla sería capaz de lograrlo? ¿estará dispuesto a ello? ¿preferirá mantener su postura tan respetuosa?. Muy probablemente esa postura era simplemente una máscara y en su mente albergaban las mismas ideas e intenciones del dulce demonio que esta tarde se encontraba frente a él. -¿Entonces?- demandaba su respuesta guiñándole un ojo y pasando lenta y suavemente su mano por su pecho deslizándola con sutiliza por sobre el escote de su vestido.
Aleksandra Kuznetsova- Licántropo/Realeza
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Re: Asta el final de los tiempos [+18 - Privado]
A erico le arrebato de la joven le causó cierta gracia y una risilla entretenida escapo de sus labios.
-entonces temo mi bella dama que tendrá que permanecer aquí observándome o hablando a la nada, porque al parecer, la tormenta no le dejara marchar pronto.
Hizo una seña con la cabeza mostrando como la nieve había levantado ya unos 30 cm frente a la puerta, eso ya haría difícil abrirla, bastante difícil y la tormenta no le ayudaría.
-estoy aquí para el clientes cierto y debo cuidarla incluso de si misma mi preciosa dama.
El podía dejarse llevar, podía incluso olvidarse de muchas reglas pero jamás rompería una como aquella, especialmente cuando era una hermosa joven la que lo acompañaba, había cometido errores en el pasado y había aprendido de ellos. Si el seria el responsable de servirle era mejor que estuviese sobrio, solo pensar en cruzar alguna bebida sin darse cuenta o por accidente le era suficiente como para mantenerse en su sitio.
Ella era una joven que resultaba bastante atrevida, pero era una buena cualidad saber lo que se quería, incluso sin que tuviese nada que ver con la nieve ella ya había afirmado que se quedaría ahí. Poniendo ambas manos en la barra la observo, una sonrisa lenta dibujo sus labios y se recargo de la barra echando el cuerpo al frente para observarla de cerca, muy de cerca.
-es usted realmente hermosa y solo algo embriaga más que el alcohol, si quiere que beba, déjeme beberla a usted.
El tono de érico fue bajando poco a poco hasta que era un susurro suave y sus labios estaban casi contra los de la chica, apenas sus palabras habían terminado de salir busco el contacto suave de la boca ajena, acariciando los labios con los suyos y esperando una respuesta.
-entonces temo mi bella dama que tendrá que permanecer aquí observándome o hablando a la nada, porque al parecer, la tormenta no le dejara marchar pronto.
Hizo una seña con la cabeza mostrando como la nieve había levantado ya unos 30 cm frente a la puerta, eso ya haría difícil abrirla, bastante difícil y la tormenta no le ayudaría.
-estoy aquí para el clientes cierto y debo cuidarla incluso de si misma mi preciosa dama.
El podía dejarse llevar, podía incluso olvidarse de muchas reglas pero jamás rompería una como aquella, especialmente cuando era una hermosa joven la que lo acompañaba, había cometido errores en el pasado y había aprendido de ellos. Si el seria el responsable de servirle era mejor que estuviese sobrio, solo pensar en cruzar alguna bebida sin darse cuenta o por accidente le era suficiente como para mantenerse en su sitio.
Ella era una joven que resultaba bastante atrevida, pero era una buena cualidad saber lo que se quería, incluso sin que tuviese nada que ver con la nieve ella ya había afirmado que se quedaría ahí. Poniendo ambas manos en la barra la observo, una sonrisa lenta dibujo sus labios y se recargo de la barra echando el cuerpo al frente para observarla de cerca, muy de cerca.
-es usted realmente hermosa y solo algo embriaga más que el alcohol, si quiere que beba, déjeme beberla a usted.
El tono de érico fue bajando poco a poco hasta que era un susurro suave y sus labios estaban casi contra los de la chica, apenas sus palabras habían terminado de salir busco el contacto suave de la boca ajena, acariciando los labios con los suyos y esperando una respuesta.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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