¿Casi muero en manos de inquisidores y tú vas a un burdel? (Priv. Salazar Phantonvhile)

por **Ruslana Del Mar** Vie Oct 26, 2012 6:46 pm

Recuerdo del primer mensaje :

El enojo que sentía cuando partió de su Manción había preocupado a sus sirvientes. Ella jamás perdía la compostura, pero en cuanto sus invitados se marcharon, juró que iba a vengarse de ese desalmado de monsieur Phantonvhile. ¡Por su culpa casi pierde la vida su mejor amiga y ella misma!.

El señor Phantonvhile no había podido contener tu lengue viperina en la fiesta de la Mansión del Mar, dijo que ella era una bruja. Lo cual no tendría importancia si eso no hubiese sido dicho en presencia de un inquisidor. Por si fuera poco, ella al acostarse soñó con él. Con ese ser despreciable, que le había dañado la muñeca. La marca roja que se veía en su muñeca izquierda era un recuerdo latente de su encuentro.

Su sueño había sido más que revelador, ella lo veía elegir entre dos víctimas, y cuando se decidía por la más indefensa, la visión se borraba para dar paso a la misma que había tenido en la mansión, sólo que esta vez, su padre aparecía muerto. Esa visión unida con su enojo fue suficiente para que saliese de su casa a altas horas de la noche sólo para descargar toda u frustración en él. ¡Ese hombre nunca me hará caso, es un peligro para la sociedad!.

Bajándose del carruaje vestida con ropas de hombre para ocultar su identidad, se paseó paseó por la calle confundida. En su visión el estaba en esta esquina, junto a la taberna. Que raro, pensó, ¿tal vez cambió de opinión o se habría adelantado al encuentro?. Escuchando una risa afeminada a su espalda se giró hacia el sonido. Lo que descubrió al girarse hizo que su enojo se elevara como lava caliente por sus entrañas.

¡Ése bastardo estaba saliendo del brazo de una joven de un burdel!. Casi matan a Zafi por ese hombre y ¿qué hace él?. ¡Lo celebra en un burdel!.

Sin contenerse caminó furiosamente hacia él, y tocándole la espalda esperó a que se girara. ¡Iba a darle su merecido!.

Con el corazón latiéndole furiosamente, vio como monsieur Phantonvhile se giraba, con una enorme sonrisa en la cara, y antes de que pudiese bajar su mirada a ella, le golpeó, furiosa, en su mejilla. Haciendo que su rostro girase al otro lado.

-¡ Casi matan a Zafi por tu culpa!, tienes suerte de que no hubiese salido dañada, porque no hubiese sido una bofetada, sino mi látigo en tu espalda- cuando cesó de decir esto, vio como monsieur Phantonvhile giró lentamente su cara, y dirigiéndole una mirada tan oscura que hizo que su cuerpo comenzase a temblar.

- Corre- fue su única palabra. Y yo..... corrí.

por **Ruslana Del Mar** Jue Nov 15, 2012 11:24 am

Sacudí la cabeza mientras le escuchaba. ¿Demasiado esbelta?. Con una gran sonrisa, le guiñé un ojo mientras elevaba la voz:

- ¡Oh, Dios!, ¿qué será de mí, ahora que me sé rechazada y descartada de tus gustos?.- Mirando cómo el amable tabernero reía, mientras disimuladamente caminaba más rápido a la cocina, giré mi cuerpo para seguir escuchando a Salazar. Estaba segura de que el Tabernero tardaría en entregarme la segunda porción de tarta, ningún hombre se enfrentaría al dramatismo de una dama, ni siquiera si ésta vestía de hombre.

Al escucharle hablar sobre los inquisidores, perdí la sonrisa. Aquí estoy, tomando una porción de tarta mientras actúo para un tabernero, cuando hacía unas horas había jurado escarmentar a Salazar. Haciendo una mueca de disgusto, le respondí:

- Créame Salazar, no tengo ninguna intención en hablar ante nadie sobre sus .."proyectos futuros". He visto y veré, más cosas de las que nadie podría tolerar. Poco a poco controlo más mis habilidades, pero como usted me ha dicho, soy una novata. De ahí que no viese a su "monje", por alguna extraña razón ese hombre... lo estaba buscando. Y sombra o no, ambos sabemos que ha debido estarlo siguiendo con demasiadas ansias como para llegar a su antiguo hogar.- Lo miré directamente a los ojos, aquellos ojos verdes que se estaban oscureciendo con las sombras del pasado. Sea como fuera, ya había tomado una decisión con respecto a él, y ahora, como amiga, debería ser franca.

- Sé que no le gusta mis discursos, así que seré directa, si vos me lo permitís. Los tres inquisidores me han incluido en su lista de "sospechosos", y siendo sincera conmigo misma, sé que la mujer me perseguirá con saña. Ella ya ha decidido que seré su presa, y yo tendré que plantarle cara en algún momento. Así que, debe tener cuidado, con estar en mi presencia frente a ... algunas personas.- Acercando mi rostro más a él, para ser más discreta, continué- He.. tenido una visión que sólo me atañe, y debería preocupar a mí. Aún así, se lo advierto, si me necesita lo ayudaré, pero no mezcle su nombre con el mío, ni mencione a nadie que cuenta con mi apoyo, al menos hasta que solucione mi... visión.- Un estremecimiento recorrió mi cuerpo al recordar el peligro y la sangre... La reunión se daría, y ella estaría allí, esperando el momento justo para actuar.

Sacudí mi cabeza, intentando alejarme de los recuerdos, ahora innecesarios, de mi visión. Con una sonrisa triste le dije- Es peligroso vislumbrar el futuro, porque llegará un momento en que lo que veas no será agradable para ti. En cuanto a su futuro, los hechos que han ocurrido hoy sólo afianzan algo. Usted encontrará a la madre de Karl. Pero.... su hijo.... es otro asunto aparte.- Miré mis manos, ¿quién podría imaginar el poder que guardaban con ese aspecto frágil?. Con voz aun más baja le dije- Sé que tendrá a Karl, Salazar. Vivo y sonrosado. Podría decirle el color de las mantas que lo abrigaran cuando usted busque mi ayuda, pero el cómo es sólo algo que debe meditar.

Reculando, dejé que mi espalda se apoyase en el respaldo de la dura silla. Mientras observaba la grisácea taberna, que contaba con cuatro mesas y un amplio espacio en la barra, dejé que mis palabras fueran aceptadas poco a poco, en el silencio que nos mecía. Fingíamos ser niños que, satisfechos con su comida, tomaban cada porción con silencio deleite. Por unos instantes todo fue normal, pero él y yo no eramos meros humanos. Habíamos visto lo peor del ser humano, él incluso se había bañado en esas aguas negras, y precisamente por ello, aún seguíamos vivos. Sobrevivientes entre todos aquellos que caían y sucumbían al poder de la Iglesia.

Con un suspiro, rechacé el resto del pastel apartándolo con una mano. Sólo pensar en los inquisidores hacía que perdiera todo apetito. No podía evitar pensar en cuántas víctimas sufrirían en esta misma noche, sus atrocidades. Saber que yo como pastel, ajena a los males que los aquejan me hacen sentir fría y vacía. Con voz autómata le pregunté a Salazar.

- Dígame Salazar, ¿ha oído hablar del mito sobre el río del Olvido?.

por **Salazar Phantomhive** Miér Dic 12, 2012 3:27 pm

Dejé de lado mi comida y miré aquella bruja por largo rato. Finalmente la volví a mirar. Me quedé callado mirándola para finalmente hablarle.- Sabes que sigue en pie en lo de librarme de esos inquisidores. Puede que sea difícil pero todo el mundo baja la guardia ¿no?

Me quedé pensando en todo, en lo que podía pasar. A pesar de que Ruslana me había dicho todo lo que tenía que decirme sobre mi futuro no me sentía del todo seguro. Hay muchas dudas en mi interior, quizás fuera, simplemente, por el hecho de que tendría que pisar un terrero casi virgen para mí.

Me sentía muy cansado y todo por culpa de aquellos sentimientos. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral haciendo que me estremeciera. Me froté la nuca un poco cansado. En cuanto terminara de hablar con esa mujer iría a limpiar la calle de París. Aun tenía que enterrar a un cuerpo. La imagen del padre Josep se volvió a su rostro. Algún día tendría que hablar con él. Si alguna vez todo fallaba se entregaría y moriría, no por ser un brujo, sino por el asesino que era. Pero solo se entregaría si estaba seguro que sería Josep quien firmase su sentencia.

La pregunta de aquella bruja me trajo de nuevo a éste mundo. Intenté recordar algo del "rio del Olvido" pero nada ocurría a mi mente. Me llené la copa de vino y me giré sobre la silla para contemplar mejor aquella mujer.- No, no he tenido el placer de escuchar semejante historia. ¿Qué le parecería si me la relata?- La idea de marcharme de aquella taberna me era totalmente desagradable. El camino hasta la mansión de Lady Fiolette se me antojaba tremendamente alejada. Bebí de aquel manjar dejando que me calentara el pecho. Si no era suficiente el leve calor que hacia debido a esa noche de verano.

por **Ruslana Del Mar** Jue Dic 13, 2012 3:40 pm

Sonreí con ironía.- ¿Vas a librarte de ellos tú sólo?.- Sacudió su cabeza, mientras reía- ¡Bravo, monsieur Phantomhive!, Tal vez debería contratarte.

Ignorando la mirada airada, que sabía que iba a recibir como respuesta a su comentario sarcástico, tomó otra porción de su pastel. Inconscientemente, gimió ante el sabor azucarado que comenzaba a percibir su paladar. ¡Está realmente bueno!, pensé, Tal vez me coma la segunda porción que traiga el tabernero.

- La verdad es que más que una historia, es una leyenda. Antigua y procedente de Grecia. Aunque, teniendo en cuenta nuestras habilidades, ¿qué es mito y qué es realidad?.- Fijé mis ojos en él. Sería increíblemente apuesto si no tuviera ese gesto de rebeldía en sus labios.- El mito dice que el río del Olvido son las aguas del mismísimo Leteo. Uno de los ríos del inframundo.-

Sonreí, mientras dejaba que la historia comenzara a surtir efecto en él.- Todas las almas que necesitan renacer, deben beber antes del río Leteo. De esta forma, olvidarán su vida pasada y podrán comenzar una nueva.-

Esperé su reacción, pues ambos sabíamos porqué había sacado a colación este mito en concreto.

por **Salazar Phantomhive** Jue Dic 13, 2012 4:24 pm

Puse en mi rostro una mueca de dolor. -¿De verdad no me crees capaz? Puedo llegar a ser bastante letal. Son trece años matando día sí y día también. Puedo encargarme de unos cuanto inquisidores. No me enfretaré todos a la vez. No soy tan tonto.

Miré como engullía la tarta y sonreí. Escuché sus plaabras. Poder revivir a alguien...Karl. Podía haber otra forma. Quizás no hciera falta que matara a mi futuro hijo, si es que lo conseguía tener. ¿De verdad podría existir? Bueno, existían los vampiros y otras series de criaturas. Todo era posible. Miré a mi interlocutora. - ¿De verdad crees...? Bueno, nuestra simple existencía muestra que es posible.- Me sonaba el nombre y entonces me acordé.- ¿Sabes? Shakespeare lo nombra en su libro de Hamlet. Pero me temo que mi educación solo ha sido todo lo que dicen los testamentos y no llegué a traducir libros griegos... Así que estoy verde.

Entonces una pequeña esperanza nacio dentro de mí.- ¿Quieres buscarlo? Podría existir y bueno. Saber su localización siempre puede llegar a ser útil.- No me hacía gracia tratar con aquella mujer pero aquella idea, la idea de encontrar esas aguas.- ¿Qué me dices? Investigaremos cada uno por nuestro lado y cada cierto tiempo nos reunimos. Si no, me sacaré yo las castañas del fuego.

El camarero salió de la cocina y trajo la otra tarta. Se marchó. Volví a llenarme la copa y volví a beber de un tiron. Miré lo que quedaba del vino que contenía mi copa: "La sangre de Cristo" pensé.

por **Ruslana Del Mar** Vie Dic 14, 2012 11:24 am

Rodé mi silla, hasta dejarla pegada a la suya. Y mientras miraba la puerta de la cocina por la que había desaparecido el tabernero, incliné mi cuerpo hasta dejar que mi boca rozase su oído.

- Hay algunas habladurías acerca de su localización. Pero nada es seguro, como sabes, las tradiciones que se traspasan vía oral, no siempre son muy fidedignas. Pero... esta historia se mantiene desde la época de los romanos.- susurré a Salazar. Era divertido ver cómo su cuerpo se había tensado, alerta, por mi cercanía. Al parecer, me había ganado su desconfianza.

Desvié mi mirada desde la puerta, hasta sus ojos verdes.- Os ofrezco mi ayuda, incluso mis barcos, para comenzar esta búsqueda. - Sonriéndole triste, volví a desviar mis ojos hasta la puerta.- Aunque... no sé porqué me empeño en salvarte el alma, si tú ni siquiera confías en mi. - Solté una risa amarga.- Ni confías, ni toleras mi presencia.

Volví a acordarme de mi tía, tan rígida y fría. De los niños que en los internados me empujaban y llamaban bastarda. De todos aquellos snobs que había tenido que tolerar en mi casa, mirándome por encima del hombro. Todos aquellos fantasmas que pernoctaban en mi memoria, generando punzadas agonizantes en mi corazón.

Afortunadamente, Salazar no sabía nada de mi vida, ni mi pasado, ni mi futuro. Y así seguiría, lo prefería arisco, insoportablemente tenaz a la hora de crear nuevos insultos para mi. A veces certero con ellos, y otros benevolente en sus comentarios. Tal vez por eso seguía aquí, en una taberna perdida en el centro de París, con un hombre al que desconozco, pero a la vez lo sé todo. Su alegría está en mis manos, y eso me asustaba más que la soledad y el dolor que cargaba. Pero... por mi honor, y orgullo, le ayudaría. Conseguiría que cambiase y fuese feliz. Alguno de los dos debía conseguirlo, pensé.

por **Salazar Phantomhive** Vie Dic 14, 2012 7:25 pm

La cercanía de la chica hizo que mis instintos se dispararan y no pude evitar tensarme, pero no la aparté. Dejé que hablara. DEgusté el sabor amargo que aún quedaba en mi boca por el vino y giré levemente mi rostro hacia ella. Alzando una ceja.- No es mi alma la que me preocupa, es la Karl, al cual quiero que quites el hechizo que has hecho en él.- Aunque sabía que hablar de eso ahora no iba a servir de nada.- Me será díficil aprender confiar en vos, aunque hace unos momentos nos podríamos a ver matado. Pero aquí estamos. Y con la tolerancia... bueno, siempre puedo ignorarte cuando me sea preciso.

Entonces recordé que no siempre podría disponer de todo lo que ella me ofreciera. No quería deberle más de lo necesario. Entonces aquella idea que llevaba tiempo aparcada de mi mente apareció. Debía recuperar los titulos nobiliarios. Aquel que realmente me pertenecía a mi y a toda mi familia. Pero ¿cómo?. Miré a Ruslana durante largo rato. Sabía una opción que era casarme con una noble pero eso sería imposible.- Señorita Del Mar, ¿cómo puede alguien recuperar un título nobiliario?- Instintivamente me llevé la mano al cuello, donde estaba colgado el anillo de mi familia.- Será un placer emprender esa búsqueda pero antes debo atar bastantes cosas. No quiero salir en busca de algo que no existe sin un buen lugar donde caer después.

por **Ruslana Del Mar** Sáb Dic 15, 2012 8:56 am

Reí suavemente ante las palabras orgullosas de Salazar. Acercándome de nuevo a él le susurre al oído:

- ¿Quieres decir que me ignorarás como haces ahora?- Apoyé la frente en su cabeza, dejando que mi aliento golpease su mejilla con cada respiración.- Hay veces, Salazar, que es mejor no tentar a la suerte. Si me hubieses matado....- Apoyé una de mis manos en su pecho, encima de su corazón- Te habría perseguido como fantasma, hasta el final de tus días.

Era curioso cómo, al estar tan cerca de él, era capaz de notar el suave temblor que le recorría el cuerpo con mis palabras. Seguramente lo estaba enfureciendo, pero era demasiado importante demostrarle que no era débil. Si supiera que sentía cierta debilidad por él, al saber todos los pesares con los que había cargado, seguramente los aprovecharía contra ella.

El compás de su corazón, latiendo, bajo su mano, le recordaba que a pesar de todo lo malo que había en él, todavía había esperanza. Y Karl era una carta demasiado importante, al igual que la mujer de la que se enamoraría, en ese proceso de cambio.

- Ambos sabemos que si retiro el hechizo de Karl, lo convencerás de dejarte matar nuevamente.- Asqueada, me separé de él. Había vuelto a recordar al joven que había matado. No debía olvidar la dualidad que existía en él. Porque entonces, sería tan estúpida, como él decía.

- Los títulos nobiliarios tienen diferente naturaleza, generalmente se pasan con herencia. Si existe un testamento, será fácil recuperarlo.- Lo miré fijamente a los ojos.- Aunque hay veces en las que esos títulos son usurpados bajo la justificación de una falla en el titular del título.- Me encogí de hombros- Todo depende de los gustos del monarca.

por **Salazar Phantomhive** Lun Ene 28, 2013 1:26 pm

No pude evitar tensarme al sentir tan cerca de Ruslana. No quería aquella bruja cerca de mí, nunca más. Escuché sus palabras y no pude evitar soltar una leve carcajada.- Querida te hubiera vinculado con una piedra y te habría tirado al fondo del mar, para que estuvieras con los tuyos.- dije divertido. ¿De verdad creería que me tormentaria? Siempre podía libarme de ella. Sólo tenía que hacerlo. Incluso ahora mismo podía, notaba la daga en mi bota. Observé la mano de Ruslana que estaba poyada en mi pecho. Con suavidad le aparté la mano y se la dejé caer sobre la mesa.- No te pases…- le amenacé. Aún le guardaba rencor por haberme hecho antes y por haber puesto a Karl en mi contra.

Emití un gruñido al escuchar sus palabras. No era por ella sino por la información. Nunca podría tener mi título. ¿Testamentos? Bah, eso no lo tenía. Nuestro honores habían sido arrancados y el rey que los hizo ya estaba más que muerto. Miré a Ruslana por largo rato callado. Saqué una bolsita de dinero y lo dejé encima de la mesa.- Ven tenemos trabajo.- Le dije levantándome.

No me moví hasta que noté que ella se había movido e iba detrás de mí. Ambos salimos de la taberna, yo sin despedirme de aquel hombre, como era muy normal. Caminamos por las oscuras calles. No me hizo falta ningún tipo de luz ya que lo conocía todo a mi perfección, había pasado muchas noches allí. La guíe hasta donde estaba el cuerpo. Al verlo una punzada de dolor me recorrió todo el cuerpo pero lo escondí en lo más profundo de mí ser.- Ayúdame, de alguna manera esto ha sido tu culpa.- dije recordando la escena. Mi voz había sonado vacía, como si de un robot me tratara. – Ayuda a cargármelo a la espalda.- Me agaché, clavando una rodilla en el suelo. Puse mis brazos hacia atrás para aquella Bruja me lo echara encima.- Venga, que se nos va hacer de día y sobre las 6 empiezan a pasar los primeros policías.- le comuniqué a la joven.

Tras un tiempo que no sé cuánto fue noté el peso muerto del cuerpo. Me levanté con cuidado y empecé a caminar. Supuse que la chica me estaría siguiendo. Giré por algunos callejones que se estrechaban cada vez más hasta llegar a un túnel.- Si no te dan miedo las ratas puedes seguirme- sabía que aquello había sido un desafía, de hecho mi voz sonó burlona para picarla más y que me siguiera.

Bajé los escalones de aquel túnel hasta llegar a unas bastas cloacas.- No avances- le ordené ala bruja. Me introduje en las sucias aguas hasta que me llegaron por la rodilla y tiré el cadáver.- Es un desperdicio… y pensar que me podría haber servido.- me di la vuelta y regresé hasta ella.- Te acompaño a tu mansión mientras me cuentas tus tonterías y me hablas de nuestra búsqueda.- Salimos de allir en silencio. Y respiré profundamente cuando salir de aquel apestoso lugar. Miré mis botas y parte de mi pantalon con asco. Murmuré unas palabras y se limpiaron. Sonreí satisfecho.

por **Ruslana Del Mar** Sáb Feb 16, 2013 11:53 am

¿Que se lo cargue en la espalda?, pensó sorprendida mientras miraba la espalda de Salazar. Era divertido que alguien como él le diera la espalda sin pensar en todas las cosas que le podía hacer. - Aún es un criado, y ya está dando órdenes....- murmuró mientras tomaba el cuerpo del joven con suavidad y tiraba hacia ella con fuerza. Pero como había supuesto, el cadáver era mucho más pesado de lo que había creído. ¡Maldita sea,!¿ cómo puede deshacerse de los cuerpos con todo lo que pesan?, continuó protestando mentalmente mientras arrastraba el cuerpo de los brazos y lo acercaba a Salazar. Sentándolo, tiró de la camisa que aún llevaba e intentó colocarlo en la espalda del brujo, casi cayéndose por el peso que estaba levantando. Pero con suerte, las manos masculinas atraparon el cuerpo a tiempo, y lo cargó en su espalda como si fuese un saco.

Resopló de forma poco femenina, y se cruzó de brazos mientras lo observaba alejarse con rapidez, a pesar del cuerpo que cargaba en la espalda. Era algo sorprendente, ella no había podido levantar completamente el cuerpo. Sacudiendo su cabeza con una sonrisa resignada, siguió a Salazar por los callejones, mientras pensaba en la ironía del momento. Ella estaba ayudándolo a deshacerse de un cadáver, cuando unas horas antes, había jurado matarlo. Ésa era Ruslana. Capaz de ayudar a los demás, incluso a deshacerse de un cadáver, con tal de salvar la poca alma que quedaba en su interior.

- Si no te dan miedo las ratas puedes seguirme- La voz de Salazar la sacó de sus pensamientos, con una bofetada de realidad. Miró con asco el túnel, y dijo bien alto:- Estoy siguiendo a una, ¿eso no demuestra que no siento sino curiosidad por ellas?.- Su pregunta finalizó con el gruñido proveniente de Salazar. No sabía porqué, pero había adquirido un gusto peculiar por ofenderlo, y algo le decía que el sentimiento era mutuo.

Poco a poco, el olor comenzaba a ser asquerosamente insoportable, y tapándose la nariz, avanzó a tientas por la oscuridad del túnel. - No avances- Le ordenó Salazar. ¡Éste maldito hombre está dándome órdenes todo el tiempo!, pensó con desagrado, mientras hacía lo que le había ordenado. Frunciendo sus labios, observó cómo el joven que la había ayudado, se hundía sin vida entre las aguas de la cloaca. Cerró sus ojos con fuerza e intentó evitar que las lágrimas volviesen a caer por su rostro, no deseaba darle a Salazar una oportunidad para reírse de ella. Dando media vuelta, caminó con rapidez alejándose del lugar, mientras escuché la oferta de Salazar de escucharla.

Saliendo del túnel, inspiró el aire del exterior, con un maravilloso alivio. Aunque en el fondo sabía que habrían muchas noches en las que, el olor viciado de la cloaca, y la mirada asustada del joven, la perseguiría. Había visto la muerte, y ahora sólo quería alejarse de ella. - ¿Cómo haces para ejercer de Parca todas las noches, y dormir sin remordimientos en tu cama?.- Le dijo con una mirada triste. Sin querer escuchar una respuesta irónica, comenzó a caminar por los callejones de París sin un rumbo determinado. El cielo comenzaba a colorearse de un naranja peculiar, mientras las nubes grisáceas huían alejadas por el viento. Un día perfecto comenzaba a surgir en París. Todos continuarían sus vidas, ajenos a los asesinos y bestias que se retiraban, en estos instantes, a dormir.

por **Salazar Phantomhive** Dom Abr 21, 2013 3:51 pm

Seguía a Ruslana por las calles de Paris. No iba hacerle nada más solo la iba a escoltar. Yo no era la peor rata de esas calles y ella era demasiado ingenua para creer que se podía proteger de todo. Conmigo solo había tenido suerte... y ya está. Pensé en un momento en su pregunta y sonreí, aunque ella no podía verme.- La muerte forma parte de la vida, sin muerte no hay vida. Todos morimos y nos toca morir ¿entiendes? Yo solo elijo el momento en qué debe morir esa persona...al igual que alguien o algo eligirá el momento de mi muerte. Además la mayoría de la gente es creyente y la religión afirma que hay algo más después de la muerte. Por lo que no es grave morir.- me encogí de hombros.- Se que estoy sentenciando mi alma pero me da igual.

Me puse al lado de aquella bruja. Salimos del pobre barrio de Paris y andé con ella. Sabía dónde estaba su casa, había estado hace unas horas. Vi por dónde quería cruzar. Una gran plaza con una fuente en medio y que la presidía una gran iglesia.- Por ahí es más largo, ven.- le cogí del brazo y la conduje por otra calle. Era mentira solo que no me gustaba pasar por delante de aquella iglesia y menos sabiendo que aquel hombre me seguía buscando.

Caminabamos en silencio. Yo miraba distraidamente a la gente que pasaba a mi alredor. Llegamos a la puerta de la gran mansión. Sonreí al recordar la otra noche. Desde luego nos habíamos causado mucho problemas a ambos.- Aquí le dejo... bruja tonta.- dije con una sonrisilla burlona. Me quedé un momento mirándola con un brillo burlón en los ojos para, al final, darme la vuelta y caminar alejándome de allí. Esperaba no tener que volver a verla. Ahora debía encontrar a Karl y hablar con él.

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¿Casi muero en manos de inquisidores y tú vas a un burdel? (Priv. Salazar Phantonvhile)

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