Y entonces llegó usted [Sedna Tisdale]

El cielo se estaba volviendo de un precioso color purpura. Me asomé a la pequeña ventana de mi dormitorio. Como era domingo tenía el día libre. ¿Qué haría? Hacía poco acabab de cargarse a una de las espías del padre de Fiolette. No podría cargarse a otra sería algo muy sencillo. Pero anelaba aquello de salir por las noches sin que nadie lo echara de meno y acabar con la vida del primer inocente que viera. Pero no de manera rápida. Sino una lenta, tan lenta hasta que sus gritos se quedaban clavados en la mente de Salazar. Cada muerte era un pequeña porción de más poder. Necesitaba poder si quería hacer lo que realmente quería hacer. Se puso ropa cómodas, unos pantalones y una camisa. Ocultó su puñal de la vista de cualquiera y salió de allí. Las calles se estaban empezando a quedar vacías. Aquello le gustó. Si tenía suerte encontraría una victima ideal. Andó hasta la plaza. Cuando llegó el morado del cielo se había empezado a vovler negro. Se sentó en uno de los bancos y miró a su alrededor esperando encontrarse con alguien que le diera algo de diversión.

Las palabras de aquella bruja novata fueron a su meste. Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos. El amor. Estúpida idea. El amor hacía débil a los demás y él no debía ser débil. Tenía demasiadas cosas entre las manos como para volverse débil. Algo le sacó de sus pensamientos. A lo lejos pudo divisar la silueta de alguien. Parecía una vagabunda. "Mejor" pensó satisfecho. Nadie la echaría de menos. Se levantó del banco y sacó su cuchillos. Caminó tranquilamente y en sigilo hacia aquella mujer. Alzó el cuchillo para clavarselo en la espalda cuando una mano le sujetó la muñeca.

-¿Qué?- dijo furioso. Y después se volvió.

La luna en el cielo estaba a punto de mostrar su resplandor, mientras las horas del tiempo corrían sin detenerse. El viento soplaba con fuerza y arrastrando consigo el murmullo entre las pocas personas que iban abandonando La Plaza de Tertre, un lugar conocido por sus retratistas y pintores callejeros, a los que las personas les pagaban unas cuantas monedas satisfaciendo aquellas vanidades de aparecer en un cuadro.

Para Sedna no era un lugar al que suela frecuentar, como sus adoradas montañas, es más, era la primera vez que lo hacía, aún mucho más cuando estaba empezando a oscurecer. Cuando su padre estuvo viviendo para entonces en aquel tiempo con ella, no la dejaba alejarse tanto de la pequeña mansión donde era su hogar. La seguridad que le proporcionaba se debía a porque temía que en cualquier momento, le hicieron daño y a él lo terminaran atrapando por haber estafado a cuanta dama había sido objeto de su fijación.

Pero desde que desapareció y a medida que los años transcurrieron, su estilo de vida tomo un rumbo diferente a medida que conocía a las personas.

¿Cómo había llegado allí?, mera curiosidad, desde hace algunos días, escuchaba en las voces de las personas a su alrededor, hablar muy bien de aquel lugar. Por lo qué al ser domingo y estar libre de responsabilidades aquel día. Estuvo recorriendo la Plaza desde el atardecer observando en silencio y caminando como un humanos más.

Pero entonces de pronto pasó... mientras en cielo oscurecía poco a poco, la plaza llegando a quedar nada más que a unas poquísimas personas a su alrededor. A una distancia considerable observó una escena que le pareció sospechosa. Una mujer sola en un callejón podría representar un peligro, pero en una plaza tal vez no era del todo segura. Estuvo tentada a marcharse, pero cuando observó que un hombre empezó a seguirla , sus sentidos de percepción al peligro, aparecieron. Sin perder ni un segundo y antes que aquel hombre quisiera cumplir su objetivo, corrió a velocidad sobrehumana y con la misma fuerza que ni un humano fuese capaz de tener, detuvo la muñeca de aquel hombre alto con intenciones perversas.

Sus movimientos y las sombra de ambos cuerpos sobre el suelo, alertaron a la mujer que estaba a punto de ser apuñalada, volteándose para observar como un cuchillo estaba a punto de acabar con su vida por lo que retrocedió horrorizada.

- No te lo permitiré !!Cobarde!!.- le habló entre dientes, y lo forzó a soltar el cuchillo, volteó hacia la victima del hombre, a la cual le hizo una indicación de que se alejara, quien no tardó ni un segundo en huir. Giró su rostro hacia él, -No es de valientes atacar por la espalda, ni de hombres atentar con una mujer, pero creo que solo estoy perdiendo mi tiempo, con un hombre tan ruin como lo es usted. .- le dijo en tono duro al ver tal atrocidad, la mirada de Sedna se concentró en los ojos del hombre apuesto con fiereza que por la ira no pudo ni si quiera ver más allá que un asesino.

Spoiler:

La que me estaba sujetando fuertemente era una mujer y por la fuerza deduje que no una simple humana. Vampiro no era, estaba claro. Entonces ¿Qué podía ser? Me apretó más la muñeca hasta que mi daga cayó al suelo. Entonces me soltó. Marcullé algunas palabras malsonantes hacia aquella mujer. Me acababa de estropar el entretenimiento.- ¿Y a mí qué? Me da igual lo que sea valiente, digno o no. Me iba a divertir un poco y punto.- dije bruscamente y muy serio.

Contemplé a la mujer con ojos fríos y calculadores. Si la hubiera conocido en otro momento seguramente nuestra conversación hubiera acabado en la cama. Si no era una mujer que tuviera mucho aprecio a su honra. Parecía más joven que yo. Era bella y su larga melena rubia era bonita. Me gustaba sus ojos claros y sin saber por qué se me quitaron las ganas de matar por aquella noche.- Vete a tu casa- le ordené.- Es muy tarde para que las mujeres como tú anden solas por ahí. Puede pasarte lo que a esa mujer y no tener la suerte de que haya una tercera persona para ayudarte- No era una amenaza directamente pero a ver si pillaba la idea. Si se iba y me quedaba solo podría ir a buscar otra victima. Me agaché a coger mi cuchillo. Cuando me levanté la mujer seguía allí.- Sé que soy guapo pero no se enamoré de mi.- dije de broma y mirandola fijamente. A pesar de que fuera una broma no me reí.

Hacía tiempo que no se esuchaba los pasos de la otra mujer y suspuse que ya andaría batante lejos de nosotros. Esperé que no se quedara con mi cara o sino iba a tener problema. ¿Por qué todas las muejeres que estaba conociendo ultimamente eran tan estúpidas? Mi cabreo iba en aumento cada vez que miraba los ojos de aquella mujer. Quise gritarle muchas cosas pero no lo hice. Me mantuve callado y desafiante.

El cuchillo había caído al suelo y aquel sonido le provocó una pequeña molestia, haciendo una mueca ligera con la boca. Ante las primeras respuestas bruscas del hombre no sorprendieron en nada a Sedna, al contrario era como si ya las hubiera adivinado antes que saliera de los labios de aquel hombre, pero claro que no a exactitud, palabra por palabra.

Estaba claro que él podría atacarla, si le daba la gana. No veía contemplación con nadie en esa mirada calculadora y eso lo tenía claro en el momento que no dudó en querer acabar con la vida de esa pobre mujer. Sus ojos oscilaron por unos segundos asegurándose que la victima hace minutos atrás hubiera huido bien lejos, para luego responder ante su imponente ordenanza.

- ¿Divertirse?.- lo escrutó con la mirada, no pudo evitar añadir luego de verlo inclinarse a tomar el cuchillo de nuevo. ─A mi, nadie me manda a mi casa y estaré dispuesta a enfrentar al individuo que intente agredirme. De eso que cuide .- dijo aquellas palabras con mucha seguridad, levantando el mentón hacia el hombre alto, sin desprender sus ojos de sus movimientos. Le parecía demasiado extraño que alguien como él actuara de esa manera. Una serie de preguntas se cruzaban por su mente y estaba al vilo de soltarlas. Como si tener una plática con un hombre que a simple visto tendría un oficio criminal, podría representar amenaza hacia ella, si fuera humana en su totalidad, pero no lo era. Por lo que pudo observar el hombre era bastante joven y bien parecido. Pero sobre todo que era un humano común... !No! tal vez no común, un inquisidor o un cazador, se habrían percatado de su naturaleza , además de que su fuerza no podía compararse a ellos. Cuando se percató de que estaba enderezándose y con la navaja en la mano, estaba a punto de hacer un movimiento pero se detuvo ante las sutiles palabras del hombre. ¿Acaso la había pillado?. Ella no lo estaba mirando específicamente de esa manera, más simplemente, analizaba su aspecto, relacionándolo con su aptitud.

Quiso reír por unos momentos pero no lo hizo al ver que el hombre permanecía serio, y por la forma en como la había mirado añadió.

-!Por favor!- ironizó enarcando una ceja. ─ Las bromas no son bien venidas en estos momentos y mucho menos de un hombre como usted.- el viento sopló en esos momentos y terminó por oscurecer, aquella Plaza estaba más sola que un cementerio nocturno. Le sostuvo la mirada preparada hacer el siguiente movimiento en vista que, él no soltaba la navaja, añadió . ─No nos hagamos los tontos. Si piensa que me voy a ir, tranquilamente, viendo como aún sigue con esa navaja, está equivocado, ahora démela por las buenas y lo dejaré ir.- estaba decidida a cumplir sus palabras, pero ella no era como él. No podría pagarle con la misma moneda, si una vez pensó que solo los otros seres sobrenaturales representaba una amenaza para los indefensos, se había equivocado. La tensión entre ellos era tan fuerte, que en sus miradas había fuego.

¿Me estaba pidiendo mi arma? Solté una carcajada.- Desde luego Paris está lleno de mujeres locas. No voy darte mi arma. ¿Acaso vos me daréis su honra? Pues lo mismo es.- Me guardé el arma. -Si le complace le daré mi palabra de no matar a nadie.- No quería problemas con aquella mujer. Aun tenía la sensación de presión en mi muñeca. Pero como era normal en mi no me mantuve callado.- Si me permite deciros que tenéis una fuerza sobrehumana, mi Lady. Haré esa promesa que os he dicho si me decís que sois. ¿Es justo no? Esta noche vivirá algunas personas y solo porque vos me rebelastéis que sois.- sonreí divertido ante aquella situación.

La noche ya estaba sobre nosotros y el silencio también vino. Se notaba que en el parque estábamos los dos solos. Eso era bueno porque no le daría tanta cosa decir lo que era. La volvía examniar. No era vampiro y tampoco tenía ese aspecto salvaje que tenía un lobo aunque claro, no podría descartarlo tan facilmente. Entonces comprendí y le sonreí cálidamente.- Tranquila, no soy ni inquisidor ni cazador.- Solo me quedaba esperar. La verdad que había tenido unos días bastante raros desde que me había puesto a servir a Lady Fiolette. Miré a la mujer. ¿Podría entablar una amistad con ella? No parecía posible. La gente que me había conocido en esta faceta o no sobrevivían o nunca les caería bien y eso era normal. Nadie tenía como amigo a un asesina. Las palabras de Ruslana se me vinieron a la mente. "Estar solo" me repetí a mi misma. ¿Y si era verdad? ¿Y si había llegado a un límite que ya no podía hacer que nadie me amase?

Una carcajada salida de la boca del hombre no fue lo que la irritó, sino más bien de cómo la había ofendido, mencionando el arma a cambio su honra. Aquello explotó como dinamita en su interior, estaba a punto de darle una bofetada, pero su mano solo quedó a una distancia de su hombro, se detuvo en cuanto escuchó una promesa que podía ser falsa. Es como si creyera que el lobo no volvería a cazar a cuanta presa se le cruzara por el camino. Cerró el puño con la mano extendida hacia su hombro y antes que tuviera la intención de retomar lo que iba hacer, bajó el brazo, dejándola al costado de su cuerpo. Con frustración al no poder haberlo golpeado como se merecía, con sus manos apretó la áspera tela de sus prendas, sin dejar de mirar al hombre.

Pero ahí estaba el hombre, descubriéndola fácilmente ante su naturaleza, tragó saliva despacio y pudo observar que él ya había guardado el arma.
¿Cómo no se dio cuenta que al querer defender a la mujer expondría su condición con facilidad?

Se maldijo internamente, puesto no era algo que rebelase a cualquier desconocido y actuara tan impulsivamente, pero no pudo evitar tratar de salvar la vida de esa pobre mujer que no tenía la culpa de cruzar por el camino de aquel loco que solo, quería hacerlo por diversión. ¡Cómo si él no se considerase humano! Eran tan absurdo ver como las personas de parís fueran capaces de tales crueldades, comportándose como las bestias sanguinarias. ¡Si! Los vampiros, los condenados y despiadados vampiros. Sin embargo si de algo tenía claro es que si muchos hombres actuaban como el hombre que tenía enfrente, debería ser algún tipo de enfermos, psicópatas, porque si era por robar, aquella mujer parecía de una clase baja.

Un brillo había en los ojos de aquel hombre y esa sonrisa detrás de esas palabras, donde estaba intentando que yo comprobara su teoría. No le hicieron pensar otra cosa que desconfianza. Entonces volvió a hablar y ante aquello que tanto temía.

─ Parece que es educado y convencedor cuando quiere ─ le miró enarcando una ceja, clavándole la mirada y luego añadió.─ No tengo porque revelar nada ante un desconocido. Tampoco intentes chantajearme con la vida de un inocente porque lo puedes lamentar─ no dejó de mirarle a los ojos directamente. Aquellos ojos redondos y misteriosos tenían tanto por descubrir ¿Quién era realmente?. Volvió añadir─ Lo que ha visto fue por una imprudencia de mi parte, pero no tuve otra salida. Además ¿Quién sabe?, podría trabajar para uno de ellos.- le miró recelosa y por unos segundos se dio tiempo para mirarlo de pie a cabeza. No podía juzgar su clase, porque tal vez la ropa que traía puesto pudo haber sido robada. ─ ¿Acaso usted, es capaz de revelarme sus secretos? ─ le sonrió ladina sin dejar de observar, los rasgos masculinos del sujeto que antes no se habia detenido a mirar.

Me llevé una mano a la nuca y volví a sonreír.- Acabas de descubrir mi secreto.-Señalé el camino donde se había ido la mujer.- Soy un mayordomo que en sus tiempos libres se dedica asesinas.- me encogí de hombros. No pensaba decirle a quien servía.- Y piensa lo que quieras. Si no me lo dices me daré la vuelta y segiré con lo mío, del mismo modo que tú segiras con lo tuyo. ¿De acuerdo?.

Seguía sin apartar la vista de sus ojos. Su sonrisa era preciosa y me pregunté quien era.- Si al menos no me quieres decir qué eres, ¿me complacería con su nombre?- sonreí pícaramente.- Le prometo que no lo iré diciendo por ahí. Y si algo tengo de bueno es que mis tratos y promesas siempre se cumplen.- Sabía que er amuy problable que no se fiara de mi, normal me acababa de ver atacando a una mujer por diversión. Algo dentro de mi se removió. Mirado desde ese punto de vista parecía un loco... pero claro solo lo hacía porque era el medio para llegar a mi fin. Era cierto que para uno debía encontrar a alguien que me amase pero me había prometido a mi mismo no amar a esa persona por mucho que lo intentara.

Observó con detenimiento el rostro de aquel hombre, por más que lo veía por todos lados. Era físicamente atractivo. ¿Cómo es que un hombre como él fuera capaz de matar sin ningún fin? O al menos tenía una teoría errónea tal vez. Debía tener algún superior que lo obligase hacer aquello o ¿Acaso lo hacia por dinero? porque si fuera un psicópata no estaría entablando una conversación con ella tan tranquilamente, al contrario estaría agrediéndola, repudiándola y no revelándose así mismo que mata como diversión ¿Acaso le estaba jugando una broma? Tal vez se estaba equivocando. Un hombre como él podía ser sincero o tal vez era temor hacia ella, al darse cuenta que no era una humana común.

No… había algo más en ese hombre que no lograba entender y quería descubrirlo a como de lugar. Ahora que lo pensaba detenidamente, observó que su comportamiento era bastante diferente a como empezó todo y esa mirada que parecía traspasar la suya de pronto la incomodó, sintiéndose nerviosa sin saber por qué. ¿Acaso estaba loca? No lo sabía, estar tanto tiempo sola le hacía ver cosas extrañas que la confundían.
Sacudió la cabeza ligeramente, desviando la mirada por unos segundos, para retomar en los ojos del hombre.

Por unos momentos estaba olvidando en que situación lo había conocido cuando preguntó su nombre con cierto interés que le despertó temor, pero después terminó añadiendo una promesa detrás de una sonrisa pícara que lo tomó como algo más.

- ¿Estás intentado acortejarme? - le sonrió ladina – Te acabo de conocer a punto de cometer la cosa más terrible - le miró aun recelosa pero de pronto había bajado la guardia – Sedna, ni nombre es Sedna , ahora que ¿harás? ¿me dirás tu nombre? – enarcó la ceja, bajando el mentón mientras le miraba. –Entonces, me estás prometiendo que no revelarás mi nombre, podría hacer de esa promesa que cumplieras algo que te fuera imposible…¿Por qué lo haces realmente, qué te obliga hacerlo? .- en esos momentos se percató que ya no lo trataba de usted -y no me digas por diversión… - en el momento que estaba esperando su respuesta, volvió a percibir el peligro, sus instintos la mantuvieron alerta.
¿Cómo había sido capaz de olvidar que desde hace ya muchos meses un Inquisidor la ha estado siguiendo muy de cerca, uno muy peligroso del cual le tenían advertido, grió el rostro hacia sus costados, para comprobar que no había nadie, pero a lo lejos se veian las sombras mezclarse, sin pensarlo dos veces se acercó al hombre frente a ella y lo tomó del brazo.

-Creo que esta conversación no puede seguir aquí….- empezó a mover sus piernas a unos pasos rápidos jalando al hombre y llevándolo consigo, por toda la plaza hasta considerarse un poco a salvo del inquisidor que la seguía.

-¿Cómo puede pensar eso de mí? - Dije fingiendo un dolor que no sentía.- Solo quería saber quien me ha impedido divertirme.- Esuché su nombre.- Es bonito. Y claro que puedo deciros el mío. Soy Salazar.- no pude evitar hacer una leve mueca. Si aquella persona era un hombre lobo mi nombre le resultaría de lo más divertido. Ya que significaba "Matador de lobos". Aunque mi padre también me lo puso muy a su conciencia.- Eres demasiado desconfiada. Yo solo trabajo para mi mismo. No tengo jefe. -vi como ella miraba hacia atrás y yo intenté ver que estaba viendo pero mi vista, a diferencia de la suya, parecía que no era muy buena. Antes de que le pudiese preguntar que era lo que había visto me agarró y me llevó lejos de aquí. Me sorprendió la verdad. Se podía ahber ido y haberme dejado solo. Eso significaba que quería seguir hablando conmigo. Bastante extraño.

Paramos en un lugar bastante alejado de donde nos habíamos encontrado. La miré extrañado.- ¿Qué viste?- dije serio, más de lo que habría querído parentar.- Y no me digas que un simple humano porque no me lo creo-le espeté.- ¿Qué es lo que viste?- le volví a preguntar y esta vez mi voz tenía un eje de amenaza. Si la estaba persiguiendo algo que era mucho más peligroso de lo que podía llegar a ser ella debía largarme de allí lo antes posible.- Lo siento pero te dejo con tus problemas. No pienso interponerme estre tú y lo que te persiga.- No sé por qué pero me mordí el labio. ¿Y si era un cazador o un inquisidor? Ellos sabían como acabar con las criaturas. Si era un cazador podría hacer de intermediario y si era un inquisidor podríamos matarlos entre los dos.- Si me confirmas que es humano te ayudaré a librarte de él.- se lo ofrecí sin nada a cambio y eso fue lo más extraño para mí. Estaba haciendo un favor por hacer. ¿Me estaría poniendo malo?

Apenas fue cociente de como le revelaba su nombre con tanta confianza que en el trascurso que corrió con él, se sorprendió de haberlo tomado del brazo y llevarlo consigo con tanta familiaridad ¿Acaso estaba loca? ¿Qué pretendía al habérselo llevado consigo? Ni ella entendía el motivo. Ese era un pequeño defecto que no lograba confrontar y solía pasarle a menudo . Soltó el brazo del hombre segundos después, su corazón estaba agitado para entonces.

Cuando se detuvieron una vez bien lejos de donde se encontraban minutos atrás, las preguntas que surgieron de Salazar en ella fueron captaron su atención.

─ Salazar ─ repitió con un sonido felino y no pudo evitar saborear el nombre. Le miró inclinando la cabeza hacia su hombro izquierdo mientras enarcaba su ceja derecha. ─ La desconfianza es la que me mantiene segura y !si!, alguien me está siguiendo y parece ser es muy persistente─ le dijo rápidamente. Pero cuando el hombre se ofreció a ayudarla la sorprendió de sobre manera. Mostró una sonrisa ladina, sin dejar de mirar a sus lados. ─ ¿Crees poder hacerlo?, me sorprende que quieras ayudarme, ahora si que estoy confundida respecto a tu comportamiento─En esos momento un silbido se escuchaba de lejos.

─ No es el mismo ─susurró, mirando hacia la distancia contraria de donde había corrido, cerró los ojos con un gesto sensual, inhaló el aroma a la distancia del perteneciente de aquel olor, usando muy bien sus sentidos felinos. El viento sopló y con ello sus cabellos se removieron cómplices. Abrió los ojos rápidamente.

─ Es humano claro está, pero no es el inquisidor que está tras mis pasos, es otro individuo, que no parece ser tan peligroso como temía─ sus ojos brillaron en un azul potente traspasando como fuego en los ojos de Salazar. ─ Tu ayuda es bien recibida, Salazar. Pero realmente ¿lo harías por una extraña que intentó detenerte de atacar a esa mujer? Puede que te arrepientas después...─ voleó a saborear el nombre poniéndose a la defensiva.

No pude evitar sonreír. Pero sonreí de manera sincera.- Todo el mundo me dice eso. Creo que será verdad que causo ese desconcierto en las personas.- Miré aquel gesto ¿Estaba oliendo el aire? Me confirmó que era humano e inquisidor.- Perfecto. Yo tampoco me llevo bien con los inquisidores. Creo que hay una persiguiendo mis talones pero no está tan cerca como tienes a éste.- Saqué mi daga.- Esta muerte por la que antes me robaste.- me encogí de hombros.- Lo veo justo. - Entonces me lo permití. Me acerqué más a la mujer.- ¿Seguro que me arrepentire?- le pregunté con cierto coqueteo.

Después de eso me puse alerta. Si lo pillaba desprevenido podría acabar con él rápidamente. Seguramente no se esperaba encontrar a un brujo por estos lares.- Bien, empecemos.- le confesé. Sabía que si mostraba mi magia ante ella no le parecería extraño. Al fin y al cabo estaba comprobado que ella era mucho más peligrosa que yo.- Primero necesitaremos un señuelo.- Miré a mi acompañante y me fijé bien en ella. Y entonces creé una ilusión de ella.- Esto servirá. Nos esconderemos ahí mientras tu atacante se acerca a su ilusión. Entonces haré que caiga al suelo y tú te lanzas encima y lo inmovilizas. Y ya me encargo yo de mancharme las manos ¿de acuerdo?.- Le agarré suavemente de la mano y nos escondimos detrás de unos matorrales. La ilusión caminaba hasta ponerse la vista..- Ahora necesito concentración.- le anuncié a mi acompañante.- Debo esquivar el golpe y hacer que caiga.- El inquisidor debía de ser novato porque se acercó a la ilusón mofandose de su suerte. Entonces para mi sorpresa no atacó por lo que simplemente tuve que hacer que cayera. Lo señalé con un deso he hice que resbalara. Noté la rápidez de Sedna. Corrí justo detrás de ella cuado ella se encontrba sujetando al hombre.- Bye bye, señor inquisidor.- Y tras esa spalabras le clavé el puñal en la cabeza. Matandolo.

Las escenas fueron tan rápidas que apenas pudo siquiera meditarlas detenidamente. Primero Salazar había pactado con ella como acorralar y acabar con el inquisidor que ella anteriormente había nombrado como un grado de peligro inferior al que esperaba en verdad.

Hizo sin premura los movimientos atrapando al inquisidor y bajo el puñal de Salazar un grito de dolor se estableció en su interior, le miró como una fiera pero ya era demasiado tarde, la cabeza de aquel inútil y desvalido cuerpo yacía sobre el pavimento, inerte y derrochando a su merced, la sangre que podría traer a depredadores como los mismo vampiros, satisfaciendo sus más bajos instintos.

El aire golpeó con fuerza ante ella y el brujo que en poco había revelado su identidad.

Se abalanzó contra él tomándolo del cuello, sin dejar de clavarle la mirada.

-No tenías que matarlo... cuando dije que aceptaba tu ayuda, jamás me refería a que acabaras con su vida - le sujetó de la camisa con fuerza, a pesar de que Salazar era más alto que ella, no se dejó intimidar. -¿Qué hay en este corazón, ¿acaso es de hierro?.- miró su pecho el cual por la fuerza que había empleado a tocarlo, uno de los dos primeros botones de su camisa se desprendieron, levantó la mirada para intentar traspasarla en los ojos de Salazar.

Spoiler:

Su reacción no fue la esperada. A pesar de que la había librado del inquisidor ahora tenía su mano en torno a la camisa. Puse mi mano en su muñeca e intenté quitarme su mano de mi. Pero no pude evitar esbozar una sonrisa.- Es hierro con una aleación de oro, pero tendrías que buscar mucho.- le confesé aquella mujer. Los sentimientos que me había mostrado aquella bruja no habían pasado desapercibidos cuando maté aquel hombre. Pero yo era lo que era y tenía mis planes aunque cada día se limitarán más.- ahora, suéltame.- agarré fuerte su muñeca y me la quité de encima. Me dejé desabrochada la camisa. Le devolví una mirada fría.- Yo le prometí que le libraría de él pero no le dije cómo. Yo elegí el método más práctico y seguro. Si lo hubiera dejado con vida hubiera suponiendo un peligro para mi también. Ya sabes que soy yo, ahora dime, ¿qué eres tú? - di un paso hacia delante y me acerqué más a ella.- ¿Licantropo o cambiaforma? Está claro que no eres vampiro y menos una simple humana

Aparté de su rostro un mechón de pelo. Ahora que estábamos libres de peligros me relajé. Ella podría matarme pero al ver como había reaccionado me di cuenta de que no me haría nada o al menos eso esperaba. Parecía tan inofensiva como un gatito recién nacido. Aparté mi mano de ella y la dejé caer a un lado de mi cuerpo. Miré el cadáver del hombre y en mis ojos se vio un atismo de dolor que pronto borré. Ahora no era el momento para debilidades. Una vez que aquella mujer me digiera lo que quería saber me iría, olvidándome de ella para siempre.

Su respuesta fue ironica y parecía ver la ira en sus ojos, su mano fue retirada de la camisa de Salazar cuando este la arrebató fastidiado. La siguientes palabras la dejaron pensando. El tenía razón, ella sabía ahora que era él y lo anterior ante no encontrar otra solución al problema de deshacerse del inquisidor la perturbaron por unos instantes.

Sus pensamientos se esfumaron cuando él le había apartado un mechón de rostro, levantó la mirada enarcando una ceja, pero luego sus ojos se desviaron hacia la noche estrellada que reflejaba el cielo.

Una sensación fuerte se apoderó de ella, observó como Salazar habia quedado observando el cuerpo y pareció ver en el algún tipo de remordimiento.

- Soy un cambia formas... no suelo estar a estas horas de la noche en estos lugares, suelo mezclarme en las montañas para pasar mis horas como cualquier felino ...- dejó las palabra en el aire. Había revelado algo más de lo que le había preguntado. Pero ya no pudo hacer más, se quedó mirando a Salazar y el olor a sangre del hombre inerte en el suelo le estaba comenzado a marear.

¿Qué era lo que Salazar estaba pensando de ella?

No pude evitar no sonreír al percatarme de que me había dicho más de lo que yo le había pedido. - Admiro su facilidad de contarme detalles que no había pedido, linda gatita.- sonreí de medio lado. Me acerqué a ella, tanto que solo nos separaba un expesor de cinco dedos.- ¿Tienes algo más que decirme?-sonreí como un tiburón ante una presa. Aunque no me olvidaba de la brutal fuerza que había mostrado antes.

Quizás iba hacer lo que iba hacer por simple ganas de jugar o porque su hermosura me atrapaba en una red misteriosa. Me inclinñe hacia ella. Pude ver la alarma en sus ojos. Le di un suave y fugaz beso en los labios. Me volví a poner derecho.- Ha sido un placer lindo gatito.- dije con una sonrisa en los labios. Y me di la vuelta para caminar y sentarme en un banco próximo. Saqué mi navaja y empecé afilarla con una piedra que tenía en el otro bolsillo. La miré de reojo. Seguí allí. Sonreí divertido para mi mismo. Le acababa de robar un beso a una cambiaforma. Desde luego París estaba llenando mi vida de sorpresas. Contemplé el cuchillo. ¿Hubiera sentido esa mujer, lo mismo que yo había sentido hace unos días atrás? Algo extremeció mi cuerpo y me llevé una mano a la cabeza. Era recordar aquellos sentimientos y empezarme a doler la cabeza. Siempre se lo echaría en cara a aquella estúpida bruja.

La cercanía de Salazar de forma arrebatadora le hizo acelerar el pulso sin poder evitarlo su sonrisa era plagada en malicia detrás de las palabras donde le alentaba a que le revelase algo más...

¿Qué le pasaba? ¿era estúpida? porque se sentía como una adolescente...
Por otro lado quería olvidar el hecho en como lo había conocido en qué circunstancias llanamente pero ese hombre tenía algo que llamaba su atención ¿Qué era? ¿acaso le hizo algún tipo de hechizo? ¿ debía tener cuidado de él? pero no es una buena persona... ni ella misma tampoco lo era cuando se trataba de salvar su vida, en el pasado tambien había matado a inquisidores porqué le molestaba tanto que lo haya hecho con ese hombre.

¿Sería acaso porque no se lo esperó de él? porque aún a pesar de todo era un humano. Entonces recordó como algunos inquisidores en el pasado mataron alguno de los de su grupo, al que pertenecía. El grupo anónimo que se encargaba de salvaguardar a los de su especie y seguir los pasos sigilosamente de los demás que atenten contra ellos.

¿Era una cabezota? que importaba ya lo que hizo el hombre. Cuando Salazar besó sus labios atrevidamente, su pulso se había acelerado de una forma sorprendente.

¿Qué era eso? siempre se mostró reacia con los hombres atrevidos que quisieran sobrepasarse con ella. Salazar ya se había alejado para sacar su cuchillo y esperar a su siguiente victima, ¿intentaba llamar su atención?

¿Por qué no le reclamaba?.

caminó furiosa y a la vez nerviosa hacia salazar, lo tomó de la manga de la camisa y haló hacia ella.

-Eres un atrevido .- levantó la mano para darle una bofetada pero se detuvo al ver algo en los ojos de Salazar.

Spoiler:

Noté como alguien tiraba de mi manda y me giré. Allí estaba aquella mujer. Se le veía realmente furiosa. No pude evitar sonreír ante ese orgullo que le había hecho seguirme. ¿Y ahora qué? La contemplé otra vez. Era hermosa y parecía realmente valiente. Quizás....sólo quizás. La miré como si la viera por primera vez. Con otro punto de vista. La miraba como mujer que era, no como persona molesta. Vi que su intento de golpearme la cara se quedó en eso, un intento. Alcé mi mano para agarrar la suya.- ¿De verdad? ¿Y tú no?- le besé el dorso de la mano y la solté.- ¿Acaso no has sido atrevida en acercarte a mí para impedir que acabe con la vida de aquella mujer?- Di unos pasos hasta solo nos separabas unos escasos centrímetros. De echo sentía su aliento y el ruido de su respiración.

Tragó saliva, tenía ese impulso de besarla pero no, no lo iba hacer. Quería jugar con ella pero aún no era el momento. Quería saber su respuesta o su reacción. ¿Se alejaría de él?¿O no? Si no lo hacía volvería hacer atreviso. No apartaba la mirada. Dejaba que esa presencia cercana le embargara. Le gustaba aquello. Un suave viento les envolvió a amabos, revoletando los cabellos dorados de ella.

off:Tranquila, yo tampoco he estado mucho tiempo conectado. Por mí seguimos

La mirada de Salazar centrada en ella, su sonrisa trasfigurada en su rostro de alguna manera le hacían pensar muchas cosas absurdas.
Sintió como su mano era sujetaba por él al no poder tener el valor de golpearlo, su acto le hizo enarcar la ceja. Aquellos labios hicieron contacto con su piel... haciéndole sentir un pequeño cosquilleo ante el beso.

Sacudió la cabeza intentando canalizar sus ideas...

Sus palabras provocaron más ira, pero no lo demostró, relamió sus labios mirando al suelo sin bajar la cabeza, sus labios estaba presionados en una linea, levantó la mirada azulina clavandola en los ojos de Salazar.

El viento sopló removiendo sus cabellos, y su mirada se perdió por unos momentos en la noche estrellada, regresó la mirada en él.

-Es muy distinto a lo que has acabado de hacer... sin embargo tu atrevimiento a revuelto una sensación salvaje como adrenalina ... y ahora no puedo seguir discutiéndolo contigo aún más ahora necesito alejarme .- miro a dirección del cadaver.

Los vampiros no tardarán en percibir el olor a sangre y la verdad no tengo los ánimos de encontrarme con alguno en estos momentos...

Frunció la nariz ante el olor.

-Si no te marchas ahora el próximo que te encuentre, no te perdonará, te aseguro que no correrás con la misma suerte.- en su interior sintió la necesidad de trasformarse... era parte de su naturaleza y habitual vida... Si no lo hacía pasaría por tortuosas horas que no quería experimentar...

Su respiración era agitada.... Sintió una calor sofocar su cuerpo y necesitaba deshacerse de toda esa ropa necesaria para la fase a la que conllevaría por lo que debía irse rápidamente antes que fuera vista por Salazar a menos que el la siguiera sin que ella se diera cuenta.

Spoiler:

Algo había cambiado en ella, algo que me hizo monstrarme más itneresado. No sabía decir el qué pero como si una belleza salvaje que tenía escondida hubiera salido. Esuché sus palabras ¿Adenalina? Me contuve una carcajada para no ofenderla pero ¿qué hacía guardando yo formalidades?- Pues corre, vete si tanta "adrenalina" tienes.- sonreí divertido.- Pero recuerda: nos volveremos a ver. Nadie me estropea una noche.- Ladeé la cabeza.- Tranquila, sé arreglarmelas.- Pero llevaba razón, debía irme de allí antes de que algunos apareciera y ya sabía que iba hacer.

Vi como ella corría y era bastante rápida. Murmuré un hechizo que dio aguilidad y velocidad a mis piernas. No sería igual de rápido que ella pero me bastaría para no perderla de vista. Corrí detrás de ella, siempre manteniendo una distancia prudencial. Quería verla, ver en que se transformaba. Porque estaba seguro de que iría a transformarse. Sin darme cuenta fuí llevado hasta el bosque, habíamos atravesado casi toda la ciudad. Me escondí y me aseguré que iría en contra del viento para que ella no me oliera. Entonces lo vi. Vi como se transformaba. Me quedé fascinado por el hermoso espetáculo. Pero me mantení ahí para poder verla mejor.

OFF: entiendo que quieras dejar esto de lado xD He estado muy ocupado