Re: Volviendo del camino a ninguna parte (Privado)

por **Teniente Lecrerc** Miér Oct 31, 2012 8:38 am

Off: Espero que este post sea el mio, sino, dimelo y borro mensaje

Caminó por aquel lugar abarrotado de gente(y gentuza, en su opinión) al parecer, el uniforme de oficial hacía efecto y la gente lo trataba de evitar. Bajo su brazo llevaba un par de libros, nada importante, unas cuantas novelas históricas o artículos filosóficos que acababa de recoger de la antigua casa de su padre. Silbaba ''La Marsellesa'' mientras avanzaba, estaba feliz, y era notable, se había comido un par de bollos de crema en un lujoso café del Centro...era una cualidad nata de aquel hombre, comía sin parar, a todas horas, pero su cuerpo lo asimilaba y no engordaba, no había ni un gramo de grasa en su cuerpo, ya marcado por el sol de la campaña de Egipto.

Mientras avanzaba, se chocó de bruces con una chica de aspecto extraño, le sorprendía, no la había visto, así que se agachó a recoger los libros que se le habían caído y la bolsa de aquella extraña mujer. Se levantó con cuidado, extendió el brazo, y se lo dio.

por **Teniente Lecrerc** Miér Oct 31, 2012 3:18 pm

El agradecimiento de aquella dama le pareció extraño, normalmente, por aquella época, la gente despreciaba a los militares, tal vez solo fue un acto de simple cortesía. Escuchó la voz de la joven.

-¿Oir hablar? ¿De mí?- le parecía gracioso, normalmente nadie le prestaba atención... y menos le preguntaba, antes de responder, titubeó con creciente nerviosismo - so...soy el Teniente Lecrerc, de la Caballería de la República, ¿y vos sois...?- en aquella chica había algo raro, algo que le gustaba, pero, por otro lado, su instinto de soldado le decía que podía ser peligrosa, ¿aquella jovencita? No podría ser ningún peligro

por **Teniente Lecrerc** Dom Nov 04, 2012 1:29 pm

Ese tipo de halago y reconocimiento solo pudo ruborizar las mejillas del joven oficial, aquella joven, sin embargo, no parecía de clase social alta, ni si quiera acomodada, sin embargo, eso no importaba en los ideales de la nueva República a la que Lecrerc servía. En fin, se limitó a contestar a la joven.

--Pues, si mal no recuerdo, veinte años, con diecinueve salí de la academia...acabo de regresar de Egipto, y la situación de la patria me reclama. Intento, también, establecerme en una buena hacienda. ¿Y usted? Parece que acaba de llegar de algún lado...oh, si no es mucha indiscreción preguntar, señorita.

por **Teniente Lecrerc** Mar Nov 06, 2012 8:45 am

Ciertamente, Lecrerc se había encontrado con alguien interesante, no como aquellas mujeres que simplemente intentaba sorprender a los oficiales de alta graduación con milongas sin sentido.

Guillé se ajustó el cuello, el nerviosismo era evidente, aún no estaba del todo acostumbrado a hablar con mujeres, en su regimiento no había muchas...por no decir ninguna... por ende, Guillé se veía nervioso...pero había algo en esa mujer, algo extraño. Su piel pálida, su forma de moverse... era extraño, inquietante...incluso tenebroso en su medida. Eso no significaba que aquella mujer no le pareciera atractiva, pero esos pensamientos se vieron pronto sustituídos por algún otro.

-Y...eh...¿a dónde se dirige, señorita Capuleto?- se había acordado de su apellido, cosa que era raro en la vaga memoria de Lecrerc para los nombres. Le dedicó una sonrisa nerviosa a la mujer.

por **Teniente Lecrerc** Miér Nov 07, 2012 8:33 am

Miró su reloj dorado que se encontraba en el interior de su guerrera, simplemente por hacerse el interesante, miró a la joven, poseía una rara belleza, sí... como aquel inquisidor...como aquel inquisidor le advirtió, como sus estudios posteriores sobre los seres que acechaban París, ¿podría ser esa joven alguno de ellos? Era muy improbable, muy improbable, sí...¿o tal vez no? La duda lo corroía, y el miedo empezaba a posarse sobre su mente. Pero él había conducido a su columna a través de parajes inhóspito, había asaltado posiciones, defendido fortines, nada podía darle miedo, y menos...una...¿persona? Esos pensamientos abandonaron su mente y por ahora, se limitó a contestar a la bella joven.

-Verá, lo que me resulte más bonito, probablemente a las afueras, me gusta mucho el ambiente urbano, soy un urbanita, pero realizo investigaciones privadas, y necesito apartarme de la gente, por su bien- seguramente aquello la dejaría intrigada.

por **Teniente Lecrerc** Miér Nov 07, 2012 3:55 pm

El oficial rió.

-Eso no se lo puedo rebelar, señorita Capuleto, hace demasiadas preguntas, pero tal vez pueda contestarme a alguna que otra. ¿A qué se dedica?- la miró a los ojos, siempre habían dicho que Lecrerc tenía ojos bonitos, pero aquella mirada...le molestaba, es como si viera el vacío... sus sospechas se acumulaban, ¿podría? ¿podría ser? ¿podría?, las preguntas se amontonaban en su cabeza. Sus estudios, sin ninguna duda, hablaban sobre esos extraños seres cuya existencia había rebelado aquel Inquisidor algunos años atrás. Ciertamente, no tenía nada en contra de ellos, pero...su presencia le resultaba inquietante.

Bah, paparruchas, aquella joven no podía pertenecer a esa clase de seres, en absoluto. Aunque la sospecha y el creciente miedo y nerviosismo se reflejaba en la actitud de Lecrerc, que guardaba la distancia con la joven y se tocaba repetidamente el cuello.

por **Teniente Lecrerc** Miér Nov 21, 2012 3:20 pm

Así que estábamos frente a una artista, ni más ni menos, Lecrerc había sido siempre más literario, y ya que aquella joven había pasado a ser alguien interesante a quién estar molestando en aquel momento se permitiría hacer alguna que otra niñez que solo hacía con las damas(o con sus compañeros de Batallón)

Lecrerc se metió la mano en el bolsillo derecho y sacó una moneda plateada, la envolvió con su mano, y al abrir los dedos, la moneda plateada se había convertido en una florecilla rosa. Era un truco que su madre le había enseñado en su niñez, pero que siempre quedaba bien cuando intentabas sorprender a alguien.

-Somos héroes anónimos todos...-empezó a canturrear Lecrerc-héroes de infinito ardor-siguió canturreando, con una voz suave.

por **Teniente Lecrerc** Sáb Dic 08, 2012 10:18 am

Vio la reacción de sorpresa de la bella joven y se sintió bien consigo mismo, sus dotes de mago novato servían para impresionar a los más ingenuos que no sabían ni los trucos más básicos. Eso bastó.

-Un mago no revela sus trucos, señorita Capuleto- Capuleto, bonito nombre, ahora que lo pensaba con más detenimiento, bien elegio, y bien comparado con sus ancestros literarios.

Lecrerc era el nombre de los Generales, era el nombre de los Conquistadores, de los Vencedores, de los herederos de Carlomagno, de los Creadores de la Patria, de los señores del invierno. Eso le decía su padre, una y otra vez, desde su despacho, eso le decía cuando todas las tardes se sentaba, a leer libros(principalmente de derecho o de historia)

Observó las manos de la chica, parecían tan quietas. Desde luego tenía un pulso tranquilo

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