AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
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¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
¿Y ahora que hago? - Pensó Ivor después del incidente con la cuba de hierro incandescente que había provocado que gran parte de su cuerpo se quemase y regenerase al instante, con las miradas de asombro de sus empleados dos días atrás-.
Esto iba a resultar molesto y embarazoso, puesto que ya era un poco el “raro” para muchos de ellos. Pero debía ir a su empresa, que significaba gran parte de su vida, por no decir que era su TODO.
Se despidió de su madre Haldora que aun seguía en la cama, puesto que era demasiado pronto, tanto que aun no había salido ni un resquicio de sol. Cogió su chaqueta y se la colocó justo antes de salir por la puerta de casa, no sin antes dar un fuerte suspiro para calmar sus nervios.
Adiós madre!- gritó desde el marco de la puerta cogiendo el pomo para cerrarla-.
Mucho cuidado hijo – gritó ella desde su cama-.
Mientras cerraba la puerta Ivor puso una sonrisa ladeada enseñando parte de sus dientes y repitiendo en voz bajita y bastante burlona las palabras de su madre dijo: Mucho cuidado hijo-.
Poniendo los ojos en blanco y con mas nervios en el estomago que nunca fue directo a la fabrica mientras empezaba a entrar en la zona industrial de París.
Su casa estaba bastante bien ubicada y ademas a unos 5 minutos andando de su empresa. Así que, dando pasos lentos y nerviosos anduvo hasta llegar a la puerta donde le esperaban gran parte de sus empleados.
Con la boca pequeña soltó un -Buenos días- mirando hacia sus zapatos, y notando como los ojos de todos ellos lo inspeccionaban con el mas mínimo detalle.
Colgó su chaqueta y comenzó a trabajar como hacia todos los días, pero sentía una sensación de desnudez que le hacia estar muy poco centrado. Nadie le hablaba.....
Esto iba a resultar molesto y embarazoso, puesto que ya era un poco el “raro” para muchos de ellos. Pero debía ir a su empresa, que significaba gran parte de su vida, por no decir que era su TODO.
Se despidió de su madre Haldora que aun seguía en la cama, puesto que era demasiado pronto, tanto que aun no había salido ni un resquicio de sol. Cogió su chaqueta y se la colocó justo antes de salir por la puerta de casa, no sin antes dar un fuerte suspiro para calmar sus nervios.
Adiós madre!- gritó desde el marco de la puerta cogiendo el pomo para cerrarla-.
Mucho cuidado hijo – gritó ella desde su cama-.
Mientras cerraba la puerta Ivor puso una sonrisa ladeada enseñando parte de sus dientes y repitiendo en voz bajita y bastante burlona las palabras de su madre dijo: Mucho cuidado hijo-.
Poniendo los ojos en blanco y con mas nervios en el estomago que nunca fue directo a la fabrica mientras empezaba a entrar en la zona industrial de París.
Su casa estaba bastante bien ubicada y ademas a unos 5 minutos andando de su empresa. Así que, dando pasos lentos y nerviosos anduvo hasta llegar a la puerta donde le esperaban gran parte de sus empleados.
Con la boca pequeña soltó un -Buenos días- mirando hacia sus zapatos, y notando como los ojos de todos ellos lo inspeccionaban con el mas mínimo detalle.
Colgó su chaqueta y comenzó a trabajar como hacia todos los días, pero sentía una sensación de desnudez que le hacia estar muy poco centrado. Nadie le hablaba.....
Última edición por Ivor Vøllan el Mar Ago 22, 2017 1:20 pm, editado 1 vez
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/08/2017
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Clyven había pasado toda la noche en el hospital y no había llegado a cubrir su turno de trabajo. Por eso estaba ajeno a lo que había ocurrido en la fábrica en su ausencia. Esa mañana iba a ser dura, porque no sólo no había pegado ojo en toda la noche, sino que encima tendría que enfrentar a su jefe para explicarle por qué no había acudido, por qué los obreros estaban sin su supervisión en el turno más peliagudo y rezar para que entendiera que había sido una causa de fuerza mayor.
Aprovechó que los pequeños dormían y que el personal del hospital comenzaba los turnos de día, que siempre tenían mayor número de efectivos, para acercarse a la fábrica en la que trabajaba. Normalmente no coincidía con su jefe, porque se iba al comenzar el turno de mañanas, y cuando llegaba ya se había marchado, a menos que tuviera expresamente algo que decirle, si bien, las instrucciones más básicas solían pasar de capataz a capataz, de un turno a otro.
Al entrar en la fábrica, notó que el ambiente estaba algo tenso, aunque supuso que se debía a verle allí a deshora y tras haber faltado al trabajo. Algunos trabajadores que cambiaban de turnos, se sorprendieron al verle allí y cruzaron con él algunas palabras. Les explicó sus motivos y ellos le desearon la pronta recuperación de Stan.
Avanzó por los pasillos entre las máquinas, con el intenso calor de los hornos que acababa extendiéndose por todo el almacén. La producción no podía parar, porque apagar y encender esos hornos o dejar que el metal que contenían se solidificase era era perder muchos, pero muchos francos.
Tocó la puerta del despacho del señor Vollan y esperó a que le permitiera el paso. Era un hombre joven, de su edad más o menos, pero no dejaba de ser el jefe. Y Clyven podía tener muchos y muy grandes defectos, pero sabía cuál era su lugar.
-Buenos días, señor Vollan. Siento lo ocurrido. Ayer se puso enfermo mi hijo y no me quedó más remedio que acudir al hospital. Está ingresado ahora mismo. Pero no se preocupe, que recuperaré las horas perdidas de la forma que estime usted más conveniente.
Aprovechó que los pequeños dormían y que el personal del hospital comenzaba los turnos de día, que siempre tenían mayor número de efectivos, para acercarse a la fábrica en la que trabajaba. Normalmente no coincidía con su jefe, porque se iba al comenzar el turno de mañanas, y cuando llegaba ya se había marchado, a menos que tuviera expresamente algo que decirle, si bien, las instrucciones más básicas solían pasar de capataz a capataz, de un turno a otro.
Al entrar en la fábrica, notó que el ambiente estaba algo tenso, aunque supuso que se debía a verle allí a deshora y tras haber faltado al trabajo. Algunos trabajadores que cambiaban de turnos, se sorprendieron al verle allí y cruzaron con él algunas palabras. Les explicó sus motivos y ellos le desearon la pronta recuperación de Stan.
Avanzó por los pasillos entre las máquinas, con el intenso calor de los hornos que acababa extendiéndose por todo el almacén. La producción no podía parar, porque apagar y encender esos hornos o dejar que el metal que contenían se solidificase era era perder muchos, pero muchos francos.
Tocó la puerta del despacho del señor Vollan y esperó a que le permitiera el paso. Era un hombre joven, de su edad más o menos, pero no dejaba de ser el jefe. Y Clyven podía tener muchos y muy grandes defectos, pero sabía cuál era su lugar.
-Buenos días, señor Vollan. Siento lo ocurrido. Ayer se puso enfermo mi hijo y no me quedó más remedio que acudir al hospital. Está ingresado ahora mismo. Pero no se preocupe, que recuperaré las horas perdidas de la forma que estime usted más conveniente.
Clyven- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/08/2017
Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Sentado en su silla como cada mañana Ivor estaba mirando los papeles de los proyectos que quedaban pendientes por acabar o por empezar.
Tan absorto estaba en su lectura que al oír la puerta pegó un ligero salto desde su silla.
Carraspeando para aclarar la voz soltó un – Buenos días, adelante señor Clyven, tome asiento-.
Después de explicarle Clyven la situación, Ivor se quedó un par de segundos parado, pensando que contestarle. Muy a su pesar sabia lo que era tener un familiar enfermo a su cargo, y no tener a nadie mas de la familia para ayudarle, pero también debía pensar en el trabajo, si alguien fallaba podían perder muchos francos, e Ivor eso lo llevaba muy a rajatabla.
Ademas el malestar y los cuchicheos de los trabajadores tampoco le hacían mucho bien a su carácter, normalmente apacible.
-Señor Clyven, siento mucho que su hijo esté enfermo, pero debe pensar en la empresa también. Y el haber avisado con mas antelación, ya hace horas que su puesto de trabajo debía ser cubierto por otra persona.-.
Haciendo un ligero paréntesis en su conversación y con ánimos de rebajar su malhumor le comentó a Clyven: -Se que es un buen trabajador, y esta vez no habrá problemas ni consecuencias. Tómese el día libre, pero mañana por la noche lo quiero en su puesto de nuevo-.
Terminada la jornada laboral, dijo adiós a los trabajadores y se marchó a casa, aunque esta vez algo mas tarde que de costumbre.
Nada mas entrar en casa, cerró la puerta tras de si, y apoyó la espalda en ella, dando un ligero suspiro – Buenas noches madre, ya estoy en casa- Frunciendo el ceño se dió cuenta que su madre no contestaba -¿Madre?-.
Nada, seguía sin contestar..... subiendo las escaleras mas veloz que un gato, abrió la puerta del dormitorio de su madre y allí estaba, en sus últimos suspiros.
Cogiéndola entre sus brazos salió corriendo al hospital aun sabiendo que poco se podía hacer por ella.
En poco tiempo entraba por las puertas del hospital, cruzándose en ese mismo momento con los ojos de Clyven, sin darse cuenta que era él.
-¡¡¡Por favor una enfermera!!! ¡¡Mi madre se muere!!
Tan absorto estaba en su lectura que al oír la puerta pegó un ligero salto desde su silla.
Carraspeando para aclarar la voz soltó un – Buenos días, adelante señor Clyven, tome asiento-.
Después de explicarle Clyven la situación, Ivor se quedó un par de segundos parado, pensando que contestarle. Muy a su pesar sabia lo que era tener un familiar enfermo a su cargo, y no tener a nadie mas de la familia para ayudarle, pero también debía pensar en el trabajo, si alguien fallaba podían perder muchos francos, e Ivor eso lo llevaba muy a rajatabla.
Ademas el malestar y los cuchicheos de los trabajadores tampoco le hacían mucho bien a su carácter, normalmente apacible.
-Señor Clyven, siento mucho que su hijo esté enfermo, pero debe pensar en la empresa también. Y el haber avisado con mas antelación, ya hace horas que su puesto de trabajo debía ser cubierto por otra persona.-.
Haciendo un ligero paréntesis en su conversación y con ánimos de rebajar su malhumor le comentó a Clyven: -Se que es un buen trabajador, y esta vez no habrá problemas ni consecuencias. Tómese el día libre, pero mañana por la noche lo quiero en su puesto de nuevo-.
Terminada la jornada laboral, dijo adiós a los trabajadores y se marchó a casa, aunque esta vez algo mas tarde que de costumbre.
Nada mas entrar en casa, cerró la puerta tras de si, y apoyó la espalda en ella, dando un ligero suspiro – Buenas noches madre, ya estoy en casa- Frunciendo el ceño se dió cuenta que su madre no contestaba -¿Madre?-.
Nada, seguía sin contestar..... subiendo las escaleras mas veloz que un gato, abrió la puerta del dormitorio de su madre y allí estaba, en sus últimos suspiros.
Cogiéndola entre sus brazos salió corriendo al hospital aun sabiendo que poco se podía hacer por ella.
En poco tiempo entraba por las puertas del hospital, cruzándose en ese mismo momento con los ojos de Clyven, sin darse cuenta que era él.
-¡¡¡Por favor una enfermera!!! ¡¡Mi madre se muere!!
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
-Lo comprendo. Fue todo tan repentino que no tuve ocasión. -Odiaba pedir disculpas por algo que escapaba a su control. Sobre todo, odiaba tener que mostrar aquella sumisión, como un perrillo que agacha las orejas ante su amo. Porque tenía un carácter fuerte, dominante, impulsivo. No le gustaba recibir órdenes, aunque entendía cuál era su lugar allí, así que aguantaba el tipo, asentía cuando tocaba y hacía su trabajo. No podía permitirse perder ese empleo-. No volverá a pasar. Gracias por su comprensión. No le molesto más. Que tenga un buen día.
Si por él hubiera sido, habría soltado alguna de sus burradas, como que su hijo era mucho más importante que cualquier empresa, pero no era apropiado y bastante asertivo había sido su jefe como para echarlo a perder. Le había permitido esperar al turno siguiente sin tener que doblar para recuperar el trabajo y además podía irse al hospital de nuevo con sus hijos. Aunque aprovechando el tirón, pasaría por su casa para coger una camisa limpia para cambiarse antes de partir esa noche hacia la fábrica.
La mañana fue predeciblemente tranquila. Un médico revisó a Stan y afirmó que con la medicación oportuna, el niño sanaría en cuestión de unos días, lo cual eran buenas noticias. Podría llevárselo a casa.
Una vez que le bajó la fiebre y sin sentir dolor, a pesar de que la dolencia persistía, el pequeño pelirrojo sólo quería ir a jugar con su hermana y los otros niños que correteaban por la sala en la que los tenían.
Necesitaba dormir, así que se dispuso a hacerlo allí mismo, en la silla que le habían dejado para que ocupara junto a la cama de su hijo. Stan y Elba estaban acostados, después de que el pequeño hubiera comido la triste comida del hospital y él hubiera salido a comprar algo para él y para Elba, para salir del paso. Todos necesitaban esas horas de sueño tras la noche toledana, así que, tras llenar el estómago, los niños cayeron en seguida en brazos de Morfeo y él les acompañó no mucho después.
Hubiera seguido así hasta que le hubiera llegado la hora de irse a la fábrica, malcornado, durmiendo incómodamente en la silla. Pero Stan despertó pidiendo agua y él tuvo que salir a buscar un poco.
Fue entonces cuando se encontró en la recepción con la llegada de su jefe. Le abordó, con el gesto desencajado de desesperación. Imaginó que porque le conocía, aunque no tenía claro que con el estado de nervios que presentaba su superior, supiera siquiera a quién le pedía ayuda.
Asintió y se alejó por el pasillo de paredes lisas, asépticas, hasta dar con la primera enfermera que se cruzó en su camino.
-Rápido, a recepción. Una señora se está muriendo.
Ni corto, ni perezoso, la agarró del brazo y tiró de ella de regreso hacia la entrada, casi llevándola en volandas, con sus zancadas amplias, de pasos firmes.
Si por él hubiera sido, habría soltado alguna de sus burradas, como que su hijo era mucho más importante que cualquier empresa, pero no era apropiado y bastante asertivo había sido su jefe como para echarlo a perder. Le había permitido esperar al turno siguiente sin tener que doblar para recuperar el trabajo y además podía irse al hospital de nuevo con sus hijos. Aunque aprovechando el tirón, pasaría por su casa para coger una camisa limpia para cambiarse antes de partir esa noche hacia la fábrica.
La mañana fue predeciblemente tranquila. Un médico revisó a Stan y afirmó que con la medicación oportuna, el niño sanaría en cuestión de unos días, lo cual eran buenas noticias. Podría llevárselo a casa.
Una vez que le bajó la fiebre y sin sentir dolor, a pesar de que la dolencia persistía, el pequeño pelirrojo sólo quería ir a jugar con su hermana y los otros niños que correteaban por la sala en la que los tenían.
Necesitaba dormir, así que se dispuso a hacerlo allí mismo, en la silla que le habían dejado para que ocupara junto a la cama de su hijo. Stan y Elba estaban acostados, después de que el pequeño hubiera comido la triste comida del hospital y él hubiera salido a comprar algo para él y para Elba, para salir del paso. Todos necesitaban esas horas de sueño tras la noche toledana, así que, tras llenar el estómago, los niños cayeron en seguida en brazos de Morfeo y él les acompañó no mucho después.
Hubiera seguido así hasta que le hubiera llegado la hora de irse a la fábrica, malcornado, durmiendo incómodamente en la silla. Pero Stan despertó pidiendo agua y él tuvo que salir a buscar un poco.
Fue entonces cuando se encontró en la recepción con la llegada de su jefe. Le abordó, con el gesto desencajado de desesperación. Imaginó que porque le conocía, aunque no tenía claro que con el estado de nervios que presentaba su superior, supiera siquiera a quién le pedía ayuda.
Asintió y se alejó por el pasillo de paredes lisas, asépticas, hasta dar con la primera enfermera que se cruzó en su camino.
-Rápido, a recepción. Una señora se está muriendo.
Ni corto, ni perezoso, la agarró del brazo y tiró de ella de regreso hacia la entrada, casi llevándola en volandas, con sus zancadas amplias, de pasos firmes.
Clyven- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/08/2017
Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Tras pasar el primer estado de nervios que le hizo entrar al hospital como una fiera y sin mirar quien o que había alrededor, Ivor dejó de agarrar fuertemente a su madre, aunque aun la mantenía entre sus brazos.
La veía tan frágil y con tan poco aliento....si la hubiesen conocido de mas joven, con esa fortaleza, esa lozanía y ese espíritu de superación. Ivor sabia que sin ser madre de sangre había aprendido esos grandes valores de ella.
En cuanto entró vió a un hombre de su misma edad, y del fruto de la desesperación le gritó a él que fuese a por una enfermera sin darse cuenta de quien era.
A los pocos segundos, salían por la puerta una enfermera y... Clyven?? ¿Había sido a Clyven a quien le había pedido ayuda? ¿A su empleado?
Los nervios le habían creado una “ceguera repentina” con la vista tan aguda que tenia él.
En cuanto la enfermera colocó a su madre en la camilla y se la llevó lo mas deprisa que pudo Ivor se giró hacia Clyven que se mantenía de pie a su lado.
Carraspeando y recuperando el aliento – Señor Clyven, los nervios me han jugado una mala pasada, perdone el susto inicial, y mis gritos-.
Agachando la cabeza ,en un arranque de sinceridad y con lagrimas casi aflorando – Solo la tengo a ella-.
No quería dar pena, pero tenia un gran sentimiento de soledad.
-Y ahora ¿Qué hará se quedará esta noche en el hospital?- deseaba que la respuesta fuese un si, así podía tener compañía durante unas horas, que posiblemente se haría eternas.....
La veía tan frágil y con tan poco aliento....si la hubiesen conocido de mas joven, con esa fortaleza, esa lozanía y ese espíritu de superación. Ivor sabia que sin ser madre de sangre había aprendido esos grandes valores de ella.
En cuanto entró vió a un hombre de su misma edad, y del fruto de la desesperación le gritó a él que fuese a por una enfermera sin darse cuenta de quien era.
A los pocos segundos, salían por la puerta una enfermera y... Clyven?? ¿Había sido a Clyven a quien le había pedido ayuda? ¿A su empleado?
Los nervios le habían creado una “ceguera repentina” con la vista tan aguda que tenia él.
En cuanto la enfermera colocó a su madre en la camilla y se la llevó lo mas deprisa que pudo Ivor se giró hacia Clyven que se mantenía de pie a su lado.
Carraspeando y recuperando el aliento – Señor Clyven, los nervios me han jugado una mala pasada, perdone el susto inicial, y mis gritos-.
Agachando la cabeza ,en un arranque de sinceridad y con lagrimas casi aflorando – Solo la tengo a ella-.
No quería dar pena, pero tenia un gran sentimiento de soledad.
-Y ahora ¿Qué hará se quedará esta noche en el hospital?- deseaba que la respuesta fuese un si, así podía tener compañía durante unas horas, que posiblemente se haría eternas.....
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/08/2017
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
¿Que qué haría? El capataz frunció levemente el ceño. Su gesto no cambió demasiado, siempre estaba serio, como si viviera enfadado con el mundo. Su frente siempre mostraba esas pequeñas arrugas en el centro y sus cejas tendían a caer sobre sus ojos, que taladraban hasta el alma.
-Volveré a mi puesto de trabajo, como usted ordenó.
Apenas habían pasado unas horas desde que se reunieran en el despacho de Vollan cuando le había dicho que su ausencia de la noche anterior le era permitida como un hecho aislado, pero que debía volver a su puesto, aunque su pequeño, que ni siquiera contaba el año, tuviera que estar solo en el hospital, con la única compañía de una niñita de cinco años que se veía obligada a crecer más rápido de la cuenta.
¿Y, de repente, le miraba con ese brillo en los ojos, con esa desesperación de no querer moverse de allí hasta saber si su madre sanaría? No se alegraba de que la mujer estuviera al borde de la muerte, pero... esa misma desesperación era la que le invadía a él desde la noche anterior, teniendo que dejar atrás a Stan, quién apenas era un bebé, en brazos de desconocidos, mientras él iba, como cada noche, a cumplir con un trabajo tedioso a horas intempestivas.
Por un momento, la idea de remarcar ese hecho cruzó su mente. Por un instante quiso escupirle en la cara que si no había mostrado compasión por su hijo, no debía esperar que él la mostrara ahora por su madre. Pero se calló y dejó que el pensamiento y la rabia momentánea se diluyeran para dejar paso a la luz de la razón.
-A menos que disponga otra cosa...
Porque si se quedaba allí, sí, charlaría a ratos con Vollan, todo lo que pueden charlar el dueño de la empresa y uno de sus capataces. Pero lo que le importaba de verdad era que podría quedarse allí, donde estaban sus hijos. Donde Stan tosía y echaba mocos. Donde Elba se acurrucaba a su lado afreciéndole el consuelo que él, como padre, debería ofrecer.
Era sobre su pecho sobre el que debería dormir el niño. Era su mano la que debía limpiar su carita. Era él quien debía velar su sueño en el hospital. Pero tenía que trabajar. Y realmente no podía permitirse perder el trabajo.
Clyven- Humano Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Tras mirar a Clyven y oír un a menos que disponga otra cosa, casi le hace saltar de alegría, pero se contuvo e intentó dejar su semblante serio.
-Se lo agradezco, y aunque no lo crea también comprendo su situación. No conocía la gravedad de su hijo, si no le prometo que hubiese sido mas benevolente-.
Terminando de hablar, miró a la niña que estaba apoyando en ese momento la cabeza en el pecho de su padre mientras miraba a Ivor con curiosidad. Él le sonrió y le hizo un corto saludo con la mano.
Enseguida volvió el silencio y la espera, y mientras eso sucedía, el cansancio en Ivor se apoderó, así que apoyó su cabeza en la pared que tenia justo detrás de su asiento.
Al rato, no sabría decir cuanto tiempo había transcurrido escuchó un golpe de fondo, y un gemido casi sin aliento. Abrió los ojos como platos y se mantuvo en alerta, erguido en su asiento y concentrándose en el ruido.
Pero su instinto creaba en él una curiosidad, y decidió ver que pasaba, vale que se encontraba en un hospital, pero esos pasos, ese ruido, no parecía venir del personal sanitario del centro.
Levantándose airoso, miró a Clyven pero ya estaba dormido junto a su hija. Así que decidió salir de allí.
Guiándose de su olfato y su vista anduvo por los pasillos hasta llegar a unas puertas, donde su estado de alerta se agudizó, algo pasaba.....y abriendo las puertas lo descubrió.
La enfermera que le había atendido gracias a Clyven yacía en el suelo, desangrada......
-Se lo agradezco, y aunque no lo crea también comprendo su situación. No conocía la gravedad de su hijo, si no le prometo que hubiese sido mas benevolente-.
Terminando de hablar, miró a la niña que estaba apoyando en ese momento la cabeza en el pecho de su padre mientras miraba a Ivor con curiosidad. Él le sonrió y le hizo un corto saludo con la mano.
Enseguida volvió el silencio y la espera, y mientras eso sucedía, el cansancio en Ivor se apoderó, así que apoyó su cabeza en la pared que tenia justo detrás de su asiento.
Al rato, no sabría decir cuanto tiempo había transcurrido escuchó un golpe de fondo, y un gemido casi sin aliento. Abrió los ojos como platos y se mantuvo en alerta, erguido en su asiento y concentrándose en el ruido.
Pero su instinto creaba en él una curiosidad, y decidió ver que pasaba, vale que se encontraba en un hospital, pero esos pasos, ese ruido, no parecía venir del personal sanitario del centro.
Levantándose airoso, miró a Clyven pero ya estaba dormido junto a su hija. Así que decidió salir de allí.
Guiándose de su olfato y su vista anduvo por los pasillos hasta llegar a unas puertas, donde su estado de alerta se agudizó, algo pasaba.....y abriendo las puertas lo descubrió.
La enfermera que le había atendido gracias a Clyven yacía en el suelo, desangrada......
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Sin sentidos superdesarrollados y con tanto cansancio acumulado, Clyven cayó rendido ante el sueño, compartiendo la estrecha cama del hospital con sus dos hijos. Una estampa entrañable, aunque la postura fuera incómoda y le acarrease un dolor de cuello considerable al día siguiente.
Se despertó de golpe, cuando tuvo la sensación de que Elba iba a caerse de la cama. Imposible, porque estaba justo al lado contrario de donde echó la mano. Pero fue un acto reflejo.
Se pasó la mano por la cara, en un intento de despejarse que no sirvió de mucho. Apartó a los niños con cuidado para sacar el otro brazo de debajo de Stan. Se le había dormido. Salió de la cama y los arropó. Besó sus cabecitas, porque no era un hombre dado a muchas muestras de cariño, pero eran sus hijo. Ellos no eran el resto del mundo y, por tanto, no podían ser tratados igual.
Abandonó la sala donde se quedaban los pequeños y fue a ver dónde se encontraba su jefe. Ya que se quedaba en le hospital, al menos preguntar si necesitaba algo. Sus hijos estaban dormidos, no pasaba nada porque se ausentase un rato. Después de todo, se ausentaba noches enteras a diario.
No le encontró junto a su madre y eso le resultó extraño, dado el estado en que había llegado hasta allí. Suponía que no iba a despegarse de la cama de la mujer. Pero ella estaba sola, dormida. Frunció el ceño. Esas cosas siempre le dejaban una sensación rara. A caballo entre la curiosidad y la el pasotismo. Porque le intrigaba el porqué de su ausencia, pero por otro lado, no era asunto suyo y sólo era por el momento. Vamos, que no le quitaba el sueño.
Deambuló por los pasillo cercanos, asomándose en algunas habitaciones, a ver si lo encontraba. Se dijo que probaría unas cuantas y volvería con los niños si no daba con él.
Pero sí que dio, sí. Y hubiera preferido no haberlo hecho, porque la imagen que descubrió le dejó impactado.
-Señor Vollan... ¿Qué demonios ha pasado?
Una enfermera fue a decirles que no podían estar allí, salió corriendo como alma que lleva el diablo, llamando a los médicos para que fueran a socorrer a su compañera. La pobre no sabía que ya poco o nada se podía hacer.
Clyven miró a Vollan, con esa expresión que parecía decir "¿Y ahora qué?". Y sin esperar respuesta por su parte, emprendió el camino de regreso junto a sus hijos. Suponía que su jefe haría lo mismo y le seguiría por el pasillo.
Se despertó de golpe, cuando tuvo la sensación de que Elba iba a caerse de la cama. Imposible, porque estaba justo al lado contrario de donde echó la mano. Pero fue un acto reflejo.
Se pasó la mano por la cara, en un intento de despejarse que no sirvió de mucho. Apartó a los niños con cuidado para sacar el otro brazo de debajo de Stan. Se le había dormido. Salió de la cama y los arropó. Besó sus cabecitas, porque no era un hombre dado a muchas muestras de cariño, pero eran sus hijo. Ellos no eran el resto del mundo y, por tanto, no podían ser tratados igual.
Abandonó la sala donde se quedaban los pequeños y fue a ver dónde se encontraba su jefe. Ya que se quedaba en le hospital, al menos preguntar si necesitaba algo. Sus hijos estaban dormidos, no pasaba nada porque se ausentase un rato. Después de todo, se ausentaba noches enteras a diario.
No le encontró junto a su madre y eso le resultó extraño, dado el estado en que había llegado hasta allí. Suponía que no iba a despegarse de la cama de la mujer. Pero ella estaba sola, dormida. Frunció el ceño. Esas cosas siempre le dejaban una sensación rara. A caballo entre la curiosidad y la el pasotismo. Porque le intrigaba el porqué de su ausencia, pero por otro lado, no era asunto suyo y sólo era por el momento. Vamos, que no le quitaba el sueño.
Deambuló por los pasillo cercanos, asomándose en algunas habitaciones, a ver si lo encontraba. Se dijo que probaría unas cuantas y volvería con los niños si no daba con él.
Pero sí que dio, sí. Y hubiera preferido no haberlo hecho, porque la imagen que descubrió le dejó impactado.
-Señor Vollan... ¿Qué demonios ha pasado?
Una enfermera fue a decirles que no podían estar allí, salió corriendo como alma que lleva el diablo, llamando a los médicos para que fueran a socorrer a su compañera. La pobre no sabía que ya poco o nada se podía hacer.
Clyven miró a Vollan, con esa expresión que parecía decir "¿Y ahora qué?". Y sin esperar respuesta por su parte, emprendió el camino de regreso junto a sus hijos. Suponía que su jefe haría lo mismo y le seguiría por el pasillo.
Clyven- Humano Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Sin pensarlo acudió corriendo junto al cuerpo de la enfermera para ver si había pulso, aun sabiendo por su instinto, que la pobre mujer yacía muerta desde hacia un rato. Pero necesitaba cerciorarse que ya no estaba entre ellos, y así fue. Ademas empezaba a estar muy fría, demasiado para el tiempo que llevaba muerta. Y su piel exageradamente pálida le hacia sospechar que no había sido un asesinato común. Que o quien le había hecho esto?
Enseguida llegó a la escena del crimen Clyven que mirando a Ivor con los ojos como platos le preguntó un.. -Señor Vollan... ¿Qué demonios ha pasado?
Al mismo momento que Clyven hablaba aparecía otra enfermera que les gritaba que se fuesen de allí mientras corría a buscar auxilio.
Nada mas decir esas palabras Clyven se dió media vuelta con la intención de ir en busca de sus hijos, ya que no se fiaba de dejarlos solos después del horror que había visto.
Esa mujer desangrada, blanca como una aparición, con los ojos inyectados en terror le había impactado demasiado. Y ahora solo necesitaba el calor y los abrazos de sus hijos.
Vollan agachado al lado del cadáver y aun sosteniendo su muñeca se giró y al ver que Clyven se daba media vuelta le espetó que por favor vigilase a su madre, que el no tardaría en volver.
Pero parecía que la vuelta iba a ser larga, algo había llamado su atención en una de las puertas abatibles que daban al final del pasillo.
Esa aura.... no era humana? O le estaba fallando su instinto?
Enseguida se puso erguido, con el cuerpo tenso sin quitar ojo de la puerta por si volvía a aparecer, mientras retrocedía con sus oídos y sus ojos bien abiertos, pero nada volvió a aparecer, así que sin dudarlo fue corriendo donde estaban los niños y su madre. Debía advertir a Clyven de lo que había visto, pero no sabía como ese padre de familia se lo podía tomar. ¿Creería que estaba loco?
Abriendo las puertas buscó con la mirada a Clyven, y allí estaba él, arropando a sus pequeños con cara de preocupación, pero intentando disimular.
-Clyven!!! -sorprendido por su alto tono de voz Ivor intentó rebajarlo, ya que él mismo se había sobresaltado de oírse-
Enseguida llegó a la escena del crimen Clyven que mirando a Ivor con los ojos como platos le preguntó un.. -Señor Vollan... ¿Qué demonios ha pasado?
Al mismo momento que Clyven hablaba aparecía otra enfermera que les gritaba que se fuesen de allí mientras corría a buscar auxilio.
Nada mas decir esas palabras Clyven se dió media vuelta con la intención de ir en busca de sus hijos, ya que no se fiaba de dejarlos solos después del horror que había visto.
Esa mujer desangrada, blanca como una aparición, con los ojos inyectados en terror le había impactado demasiado. Y ahora solo necesitaba el calor y los abrazos de sus hijos.
Vollan agachado al lado del cadáver y aun sosteniendo su muñeca se giró y al ver que Clyven se daba media vuelta le espetó que por favor vigilase a su madre, que el no tardaría en volver.
Pero parecía que la vuelta iba a ser larga, algo había llamado su atención en una de las puertas abatibles que daban al final del pasillo.
Esa aura.... no era humana? O le estaba fallando su instinto?
Enseguida se puso erguido, con el cuerpo tenso sin quitar ojo de la puerta por si volvía a aparecer, mientras retrocedía con sus oídos y sus ojos bien abiertos, pero nada volvió a aparecer, así que sin dudarlo fue corriendo donde estaban los niños y su madre. Debía advertir a Clyven de lo que había visto, pero no sabía como ese padre de familia se lo podía tomar. ¿Creería que estaba loco?
Abriendo las puertas buscó con la mirada a Clyven, y allí estaba él, arropando a sus pequeños con cara de preocupación, pero intentando disimular.
-Clyven!!! -sorprendido por su alto tono de voz Ivor intentó rebajarlo, ya que él mismo se había sobresaltado de oírse-
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Se giró para encarar a su jefe, esperando que continuara hablando. Tenía la absurda esperanza de que le dijera que no había pasado nada, que aquella mujer se había caído de la escalera y se había dado un desgraciado mal golpe, que los médicos se habían encargado de ella y que la policía estaba en camino para ocuparse de cerrar el caso de una forma rápida y sencilla.
Una esperanza absurda, porque en el fondo sabía lo que había visto. Sabía que esa mujer no había muerto por accidente y lo único que deseaba era quedarse allí, junto a sus hijos, no fuera a aparecer el asesino y tratara de hacerles algo a los pequeños.
Stan y Elba, que todavía estaban despiertos, se sobresaltaron por el grito del señor Vollan y dieron un respingo en la cama, mirando a su padre, asustados. El pequeño pelirrojo se agarró con fuerza a la mano de Clyven, quien tuvo que sujetarle de la muñeca con la otra para poder soltarse.
-No pasa nada, Stan. Estoy aquí.
Le puso la mano en la cabecita y le revolvió el pelo, empujándolo con suavidad hacia la cama. Elba, por imitación, también se acostó otra vez, abrazando a su hermanito. Clyven dejó la mano sobre la sábana que les cubría, para que notaran el calor de su piel y el peso que ejercía sobre la tela.
-Ahora vengo.
Susurró, apartándose de la cama para ir al cuentro de su jefe. No iban a tener una conversación sobre la presencia o no de un asesino en un lugar donde sus hijos pudieran escucharlo, así que se alejaron unos metros de la cama, hablando en susurros.
Por supuesto, si Vollan le soltaba todo el rollo de las criaturas sobrenaturales lo tomaría por loco. Él no tenía el menor conocimiento de su existencia. En su mundo sólo existían humanos. Unos mejores, otros peores. Para él, los términos vampiro, arpía, lobo, bruja o cazador tenían otros sentidos mucho más mundanos y figurados. Lo demás, eran cuentos de viejas para asustar a los niños.
Una esperanza absurda, porque en el fondo sabía lo que había visto. Sabía que esa mujer no había muerto por accidente y lo único que deseaba era quedarse allí, junto a sus hijos, no fuera a aparecer el asesino y tratara de hacerles algo a los pequeños.
Stan y Elba, que todavía estaban despiertos, se sobresaltaron por el grito del señor Vollan y dieron un respingo en la cama, mirando a su padre, asustados. El pequeño pelirrojo se agarró con fuerza a la mano de Clyven, quien tuvo que sujetarle de la muñeca con la otra para poder soltarse.
-No pasa nada, Stan. Estoy aquí.
Le puso la mano en la cabecita y le revolvió el pelo, empujándolo con suavidad hacia la cama. Elba, por imitación, también se acostó otra vez, abrazando a su hermanito. Clyven dejó la mano sobre la sábana que les cubría, para que notaran el calor de su piel y el peso que ejercía sobre la tela.
-Ahora vengo.
Susurró, apartándose de la cama para ir al cuentro de su jefe. No iban a tener una conversación sobre la presencia o no de un asesino en un lugar donde sus hijos pudieran escucharlo, así que se alejaron unos metros de la cama, hablando en susurros.
Por supuesto, si Vollan le soltaba todo el rollo de las criaturas sobrenaturales lo tomaría por loco. Él no tenía el menor conocimiento de su existencia. En su mundo sólo existían humanos. Unos mejores, otros peores. Para él, los términos vampiro, arpía, lobo, bruja o cazador tenían otros sentidos mucho más mundanos y figurados. Lo demás, eran cuentos de viejas para asustar a los niños.
Clyven- Humano Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Nada mas acercarse Clyven a él, Ivor lo agarró del brazo,quizás con demasiada fuerza pero no podía evitar apretar, su cuerpo tenso se lo impedía. Y susurrándole al oído para que los pequeños no lo oyesen le advirtió a Clyven que estuviese preparado para lo que iba a oír. Sabia que le tomaría por loco pero esto no podía quedar en vano y debían estar en alerta por si esa cosa volvía de nuevo a las andadas, sobretodo para proteger a los mas indefensos.
-Clyven, por favor, lo primero que quiero es que me escuches, no interrumpas lo que te voy a decir y por favor abre tu mente, esto..... esto es difícil de explicar.- le espetó Ivor con tono serio y tajante. El padre de los pequeños nunca antes había visto a su jefe con esa mirada, así que estuvo atento a lo que le iba a decir a continuación.
-Mira, seguramente te hayan contado cuentos de pequeño sobre seres no humanos y demás historias verdad? Pues te lo creas o no, existen y hoy muy a nuestro pesar lo hemos vivido.- Hizo un corto silencio y volvió a hablar mientras observaba la cara de Clyven- Esa pobre mujer ha sido atacada por un jodido vampiro, si, de esos con colmillos y la piel cetrina y el muy cabrón la ha matado a sangre fría. Y antes de que me repliques nada, lo he visto con mis propios ojos, y te puedo asegurar que tengo una vista de lince-.
Ivor nunca hablaba con ese tono tan mundano, pero el solo hecho de recordar la mirada de terror de esa mujer, hacia despertar su ira.
Se quedó en silencio y esperó la respuesta de Clyven mientras aun seguía cogiéndole el brazo con fuerza.
-Clyven, por favor, lo primero que quiero es que me escuches, no interrumpas lo que te voy a decir y por favor abre tu mente, esto..... esto es difícil de explicar.- le espetó Ivor con tono serio y tajante. El padre de los pequeños nunca antes había visto a su jefe con esa mirada, así que estuvo atento a lo que le iba a decir a continuación.
-Mira, seguramente te hayan contado cuentos de pequeño sobre seres no humanos y demás historias verdad? Pues te lo creas o no, existen y hoy muy a nuestro pesar lo hemos vivido.- Hizo un corto silencio y volvió a hablar mientras observaba la cara de Clyven- Esa pobre mujer ha sido atacada por un jodido vampiro, si, de esos con colmillos y la piel cetrina y el muy cabrón la ha matado a sangre fría. Y antes de que me repliques nada, lo he visto con mis propios ojos, y te puedo asegurar que tengo una vista de lince-.
Ivor nunca hablaba con ese tono tan mundano, pero el solo hecho de recordar la mirada de terror de esa mujer, hacia despertar su ira.
Se quedó en silencio y esperó la respuesta de Clyven mientras aun seguía cogiéndole el brazo con fuerza.
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
La reacción de su jefe era, cuanto menos, extraña. Pero dadas las circunstancias... tampoco podía sorprenderse. Acababan de ver un cadáver. Un asesinato. Tenian que avisar a la policía y seguramente tendrían unas horas muy pesadas.
La forma en la que lo apartó para hablar en confidencia le hizo pensar que se estaba dejando dominar por la situación o que, tal vez, había descubierto algo que pudiera ayudar a mantener a salvo a su madre y sus propios hijos.
Todo pasó demasiado rápido en ese instante. Su jefe hablándole de cosas que parecían salidas de un cuento de terror. Como si de verdad las creyera, como si todas esas supercherías tuvieran fundamento. Un vampiro... un ser que, según creía recordar, salía por las noches de su tumba para seducir mujeres y morderles el cuello. O bueno, también estaba la versión de la vampiresa que seducía varones, sí. Pero no dejaba de ser otra vertiente del mismo cuento.
Y allí estaba el hombre del que dependía su presente y su futuro, porque sin ese trabajo iban a pasar unos días muy malos hasta que pudiera dar con otro, contándole que existían y que habia uno cerca... Ajá. Claro.
No podía decirle que estaba loco, por supuesto.
-¿Está seguro de que se encuentra bien, señor Vollan?
Que venía a ser un eufemismo. Porque pensaba que tanta tensión y tanto estrés por lo de su madre y la impresión del asesinato le habian trastocado el sentido. Tal vez durmiendo un poco se serenase y al día siguiente lo viera todo mucho mejor.
-La policía debe estar al llegar... Ellos se encargarán de todo.
La forma en la que lo apartó para hablar en confidencia le hizo pensar que se estaba dejando dominar por la situación o que, tal vez, había descubierto algo que pudiera ayudar a mantener a salvo a su madre y sus propios hijos.
Todo pasó demasiado rápido en ese instante. Su jefe hablándole de cosas que parecían salidas de un cuento de terror. Como si de verdad las creyera, como si todas esas supercherías tuvieran fundamento. Un vampiro... un ser que, según creía recordar, salía por las noches de su tumba para seducir mujeres y morderles el cuello. O bueno, también estaba la versión de la vampiresa que seducía varones, sí. Pero no dejaba de ser otra vertiente del mismo cuento.
Y allí estaba el hombre del que dependía su presente y su futuro, porque sin ese trabajo iban a pasar unos días muy malos hasta que pudiera dar con otro, contándole que existían y que habia uno cerca... Ajá. Claro.
No podía decirle que estaba loco, por supuesto.
-¿Está seguro de que se encuentra bien, señor Vollan?
Que venía a ser un eufemismo. Porque pensaba que tanta tensión y tanto estrés por lo de su madre y la impresión del asesinato le habian trastocado el sentido. Tal vez durmiendo un poco se serenase y al día siguiente lo viera todo mucho mejor.
-La policía debe estar al llegar... Ellos se encargarán de todo.
Clyven- Humano Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Ivor mirándole a los ojos y aun agarrando su brazo, no podía creer lo que estaba escuchando. Su capataz no entraba en razón y ademas lo estaba tomando por loco.
Pero no podía quedarse así, habían vidas en juego, una anciana moribunda o unos jugosos y tiernos niños eran un plato bien suculento para un engendro de este calibre.
Bajó la vista, resignado, y mientras soltaba el brazo de Clyven se dio la vuelta dándole la espalda y se volvió hacia la cama de su madre.
Mirándole con ojos de pesar, le retiró un mechón de pelo de su marchitado rostro, colocándoselo detrás de la oreja, mientras con la otra mano, tocaba la de ella, algo fría, pero aun con vida.
Lo que no esperaba Ivor era la reacción de su madre, abriendo los ojos y mirándolo fijamente le dijo con voz ronca:
-Ves a casa, puedes dejarme aquí, yo ya no valgo para nada, pero tu si puedes hacer algo para evitar que ese vampiro asesine a alguien mas con esa frialdad, acércate a mi mesa donde tengo mis libros, coge el que tiene la tapa de piel purpura, y ábrelo por la mitad, aparecerán recetas y ungüentos para cargarte a ese tipo de bestias-.
Ivor frunciendo el ceño y la nariz, se quedó dubitativo. ¿La habitación de su madre? ¿Sus libros? ¡Pero si jamas le había dejado tocar sus cosas! Algo estaba ocurriendo y el no lo tenia muy claro. Pero Haldora sabia mas de lo que decía. Su madre siempre sorprendiéndole, aun con un hilo de vida.....
Le dio un beso en la frente, y acercándose a Clyven, un poco nervioso, le dijo que por favor se quedase dentro, cualquier ruido, grito, o lo que fuese no saliese de allí. Que colocase sillas, o lo que tuviera a mano para atrancar la puerta de entrada a la habitación. Y no abriese a nadie. El volvería pronto. Pero ante todo insistió que tuviese cuidado, sobretodo por él, era el único que podía ayudar a salvar al resto.
Pero no podía quedarse así, habían vidas en juego, una anciana moribunda o unos jugosos y tiernos niños eran un plato bien suculento para un engendro de este calibre.
Bajó la vista, resignado, y mientras soltaba el brazo de Clyven se dio la vuelta dándole la espalda y se volvió hacia la cama de su madre.
Mirándole con ojos de pesar, le retiró un mechón de pelo de su marchitado rostro, colocándoselo detrás de la oreja, mientras con la otra mano, tocaba la de ella, algo fría, pero aun con vida.
Lo que no esperaba Ivor era la reacción de su madre, abriendo los ojos y mirándolo fijamente le dijo con voz ronca:
-Ves a casa, puedes dejarme aquí, yo ya no valgo para nada, pero tu si puedes hacer algo para evitar que ese vampiro asesine a alguien mas con esa frialdad, acércate a mi mesa donde tengo mis libros, coge el que tiene la tapa de piel purpura, y ábrelo por la mitad, aparecerán recetas y ungüentos para cargarte a ese tipo de bestias-.
Ivor frunciendo el ceño y la nariz, se quedó dubitativo. ¿La habitación de su madre? ¿Sus libros? ¡Pero si jamas le había dejado tocar sus cosas! Algo estaba ocurriendo y el no lo tenia muy claro. Pero Haldora sabia mas de lo que decía. Su madre siempre sorprendiéndole, aun con un hilo de vida.....
Le dio un beso en la frente, y acercándose a Clyven, un poco nervioso, le dijo que por favor se quedase dentro, cualquier ruido, grito, o lo que fuese no saliese de allí. Que colocase sillas, o lo que tuviera a mano para atrancar la puerta de entrada a la habitación. Y no abriese a nadie. El volvería pronto. Pero ante todo insistió que tuviese cuidado, sobretodo por él, era el único que podía ayudar a salvar al resto.
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Por si acaso, Clyven cogió a sus hijos se los llevó a la habitación donde estaba la madre de Ivor. Su jefe tenía un estatus social superior al suyo y podia permitirse una habitación individual para su madre, mientras que él se conformaba con una cama para su pequeño en la sala grande, donde había al menos una veintena de camas repartidas regularmente, en filas ordenadas.
Su jefe parecía haberse vuelto loco y él no tenía ni tiempo ni ganas de bregar con eso. Se quedaría allí, con sus hijos y con la pobre madre de Vollan, que parecía que no pasaría de esa noche, y cerraría la habitación a cal y canto para evitar que el asesino llegase hasta ellos.
Lo sentía por quien se pudiera encontrar en el camino, pero él no era el héroe del cuento. Hizo lo que su jefe le indicaba y se atrincheró en la estancia. No bloqueó la puerta con todos los muebles de primeras, por si algún médico o enfermera llegaba, pero sí que los dejó más o menos a mano, por lo que pudiera necesitar, colocando sólo una cajonera delante.
Stan se quedó acurrucado en el butacón y Elba ocupó una silla a su lado. Él permaneció de pie, mirando a la madre de su jefe, que parecía estar a punto de decir adiós a este mundo. Tsk, hubiera preferido que sus hijos no tuvieran que verla morir, pero prefería eso a que un asesino desquiciado los alcanzase. Stan era demasiado pequeño para entender la muerte más allá de como un sueño donde la gente ya no se despertaba y dejaba de estar. Elba ya había pasado la muerte de Erin y más o menos comprendía el concepto, pero si había pasado la de su madre, podría con aquella.
Escuchó un ruido y se acercó a la puerta, que apenas se abría dos centimetros a causa del mueble que tenía en medio, lo justo para mirar.
-Estaos quietos y callados -les dijo a los niños.
No saldrían de allí hasta que llegara la policía.
Su jefe parecía haberse vuelto loco y él no tenía ni tiempo ni ganas de bregar con eso. Se quedaría allí, con sus hijos y con la pobre madre de Vollan, que parecía que no pasaría de esa noche, y cerraría la habitación a cal y canto para evitar que el asesino llegase hasta ellos.
Lo sentía por quien se pudiera encontrar en el camino, pero él no era el héroe del cuento. Hizo lo que su jefe le indicaba y se atrincheró en la estancia. No bloqueó la puerta con todos los muebles de primeras, por si algún médico o enfermera llegaba, pero sí que los dejó más o menos a mano, por lo que pudiera necesitar, colocando sólo una cajonera delante.
Stan se quedó acurrucado en el butacón y Elba ocupó una silla a su lado. Él permaneció de pie, mirando a la madre de su jefe, que parecía estar a punto de decir adiós a este mundo. Tsk, hubiera preferido que sus hijos no tuvieran que verla morir, pero prefería eso a que un asesino desquiciado los alcanzase. Stan era demasiado pequeño para entender la muerte más allá de como un sueño donde la gente ya no se despertaba y dejaba de estar. Elba ya había pasado la muerte de Erin y más o menos comprendía el concepto, pero si había pasado la de su madre, podría con aquella.
Escuchó un ruido y se acercó a la puerta, que apenas se abría dos centimetros a causa del mueble que tenía en medio, lo justo para mirar.
-Estaos quietos y callados -les dijo a los niños.
No saldrían de allí hasta que llegara la policía.
Clyven- Humano Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Ivor se quedó unos minutos parado delante de la puerta de la habitación de su madre para cerciorarse que Clyven estaba reforzando la seguridad de la entrada a la habitación, oyó como deslizaba un mueble lo bastante grande como para no permitir tumbarlo a la primera de cambio.
Algo mas tranquilo, salió del hospital de camino a su casa, no hacia mas que pensar en la habitación de su madre, incluso notaba el nervio recorriendo su estomago, como cuando era pequeño y deslizaba sus deditos por el marco de la puerta para poder entrar sin ser pillado, algo que adoraba hacer, y que su naturaleza de felino hacia que se le diese de maravilla.
Con el paso ligero casi corriendo llegó a casa, en 2 zancadas había llegado a la siguiente planta donde su madre tenia la habitación y la abrió. Se quedo parado, con los ojos abiertos y aspirando ese olor tan característico a botica. Ahora si que podía entrar sin miedo a que le pillasen. De nuevo ese nervio volvió a aparecer, pero unido a un hilo de entusiasmo, y dio el primer paso con una sonrisa de lado de lado, su niño interior daba saltos de alegría. Pero agitando la cabeza levente de lado a lado, volvió a la realidad: -Ivor, céntrate!-.
Sus ojos intentaban visualizar el libro con tapas de color purpura pero por mas que miraba y remiraba no aparecía ninguno con esas características, todos parecían tener ese color amarronado que tienen todos los libros cubiertos con piel curtida. Abrió los cajones, revolvió la mesa.... nada....
Que extraño.....
Los nervios volvían a recorrerle el cuerpo, pero esta vez de preocupación, su madre y esos pobre niños estaban prácticamente solos, vale que Clyven era un hombre fornido, pero contra esas bestias no podía luchar un humano. Cabreado, cogió una pluma que tenia su madre en la mesa y la estampó contra la librería.
En el momento que la pluma tocó la librería una especie de bruma transparente hizo ondular la visión de Vollan, que se quedó parado, levantando las cejas y abriendo los ojos.
Un hechizo! Claro! Parecía mentira que no se diese cuenta de aquello!
Hundió la mano en aquella bruma y enseguida vislumbró alrededor de su brazo libros y cuadernos que jamas había visto. Girando la vista hacia la izquierda vislumbro el libro que llamaba la atención, lo sacó y abrió por donde le había dicho su madre.
Enseguida se puso manos a la obra, recogió todos los ungüentos y plantas que habían escritos en aquella hoja, los metió en el pequeño petate y salió corriendo de nuevo hacia el hospital.
Vollan creyó que había pasado una hora o incluso 2 desde que marchó del hospital, pero no, ya era de noche, aquella búsqueda se había alargado mas de la cuenta.
Entró como alma que lleva al diablo, pero mucho antes de llegar al pasillo, volvió a notar aquella presencia, esta vez demasiado fuerte, al bajar la vista vio unas pequeñas gotas de sangre mezcladas con un liquido viscoso, y con paso sigiloso las siguió, llegó a la esquina que daba al final del pasillo donde estaba la habitación de su madre y no podía creer lo que estaba viendo.... allí estaba de nuevo olisqueando e intentando meter esa zarpa mugrienta entre la rendija de la puerta.
-Joder! Lo estará viendo Clyven?-.
Algo mas tranquilo, salió del hospital de camino a su casa, no hacia mas que pensar en la habitación de su madre, incluso notaba el nervio recorriendo su estomago, como cuando era pequeño y deslizaba sus deditos por el marco de la puerta para poder entrar sin ser pillado, algo que adoraba hacer, y que su naturaleza de felino hacia que se le diese de maravilla.
Con el paso ligero casi corriendo llegó a casa, en 2 zancadas había llegado a la siguiente planta donde su madre tenia la habitación y la abrió. Se quedo parado, con los ojos abiertos y aspirando ese olor tan característico a botica. Ahora si que podía entrar sin miedo a que le pillasen. De nuevo ese nervio volvió a aparecer, pero unido a un hilo de entusiasmo, y dio el primer paso con una sonrisa de lado de lado, su niño interior daba saltos de alegría. Pero agitando la cabeza levente de lado a lado, volvió a la realidad: -Ivor, céntrate!-.
Sus ojos intentaban visualizar el libro con tapas de color purpura pero por mas que miraba y remiraba no aparecía ninguno con esas características, todos parecían tener ese color amarronado que tienen todos los libros cubiertos con piel curtida. Abrió los cajones, revolvió la mesa.... nada....
Que extraño.....
Los nervios volvían a recorrerle el cuerpo, pero esta vez de preocupación, su madre y esos pobre niños estaban prácticamente solos, vale que Clyven era un hombre fornido, pero contra esas bestias no podía luchar un humano. Cabreado, cogió una pluma que tenia su madre en la mesa y la estampó contra la librería.
En el momento que la pluma tocó la librería una especie de bruma transparente hizo ondular la visión de Vollan, que se quedó parado, levantando las cejas y abriendo los ojos.
Un hechizo! Claro! Parecía mentira que no se diese cuenta de aquello!
Hundió la mano en aquella bruma y enseguida vislumbró alrededor de su brazo libros y cuadernos que jamas había visto. Girando la vista hacia la izquierda vislumbro el libro que llamaba la atención, lo sacó y abrió por donde le había dicho su madre.
Enseguida se puso manos a la obra, recogió todos los ungüentos y plantas que habían escritos en aquella hoja, los metió en el pequeño petate y salió corriendo de nuevo hacia el hospital.
Vollan creyó que había pasado una hora o incluso 2 desde que marchó del hospital, pero no, ya era de noche, aquella búsqueda se había alargado mas de la cuenta.
Entró como alma que lleva al diablo, pero mucho antes de llegar al pasillo, volvió a notar aquella presencia, esta vez demasiado fuerte, al bajar la vista vio unas pequeñas gotas de sangre mezcladas con un liquido viscoso, y con paso sigiloso las siguió, llegó a la esquina que daba al final del pasillo donde estaba la habitación de su madre y no podía creer lo que estaba viendo.... allí estaba de nuevo olisqueando e intentando meter esa zarpa mugrienta entre la rendija de la puerta.
-Joder! Lo estará viendo Clyven?-.
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Que si lo estaba viendo... Viendo, oyendo y golpeando desde el otro lado de la puerta. Había arrancado a patadas una de las patas de la silla y la usaba para golpear lo que quiera que fuera que intentaba entrar por la rendija de la puerta. El mueble impedía que se abriera. Incluso había colocado otro más para reforzar la barrera.
Habían pasado las primeras dos horas allí atrincherados. La policía no había llegado y entendía que se debía a que hacie había conseguido llegar a avisarlos. En esa época donde el mundo moderno empezaba a nacer, todavía había limitaciones que alargaban aquella desesperante espera.
Las horas habían pasado con lentitud y él había aprovechado el rato de calma para asegurarse de que los niños estaban bien y para explicarles que tenían que estar allí, encerrados y callados, porque había alguien muy malo en el hospital que podría hacerles mucho daño, así que tenían que esperar allí a que la policía llegara y lo detuviera, pero no tuvieran miedo, porque él estaba allí y no iba a pasar nada.
Una mentira que los niños creyeron a pies juntillas. Su padre lo podía todo... sí, ojalá fuera cierto. Pero lo que sí que era una verdad como una catedral era que no se iba a mover de allí y que los iba a proteger con su vida si era preciso.
Cuando el asesino -Clyven todavía pensaba que era un asesino humano- llegó hasta la puerta tras la que se escondían y comenzó a golpearla, los niños se asustaron y miraron a su padre, llenos de miedo. Él les indicó que se pegaran al rincón más alejado de la puerta con un cabeceo y una mirada que ellos interpretaron a la perfección.
Elba se sentó en el suelo y abrazó a Stan, que se sentó entre las piernas de su hermana. En silencio, los pequeños miraban alternativamente a su padre y a la puerta, encogiéndose con cada golpe contra la madera.
Mientras aguantaba los primeros envites, Clyven destrozó literalmente la silla para poder hacerse con un arma rudimentaria, pero útil para defender ese pequeño resquicio en la puerta se entreabría. Golpe tras golpe, había aguantado ya lo indecible.
A ratos tenían una tregua, cuando el asesino se despegaba unos minutos de la puerta para buscar una entrada alternativa, que por suerte o por desgracia, no existía. Suerte, porque no podía entrar, desgracia porque ellos no podían salir. Tenían que aguantar como fuera. En algún momento alguien llegaría al hospital, se encontraría el percal y avisaría a las autoridades.
Afanado como estaba en defender el último bastión de seguridad, no se percató de la llegada de Vollan. ¿Cómo iba a hacerlo, realmente, si él no tenía los sentidos hiperdesarrollados ni la tranquilidad para estar pendiente de los pequeños ruidos que pudiera hacer su jefe?
Sólo podía golpear una y otra vez esos dedos que intentaban colarse por la rendija entre las hojas de madera.
Habían pasado las primeras dos horas allí atrincherados. La policía no había llegado y entendía que se debía a que hacie había conseguido llegar a avisarlos. En esa época donde el mundo moderno empezaba a nacer, todavía había limitaciones que alargaban aquella desesperante espera.
Las horas habían pasado con lentitud y él había aprovechado el rato de calma para asegurarse de que los niños estaban bien y para explicarles que tenían que estar allí, encerrados y callados, porque había alguien muy malo en el hospital que podría hacerles mucho daño, así que tenían que esperar allí a que la policía llegara y lo detuviera, pero no tuvieran miedo, porque él estaba allí y no iba a pasar nada.
Una mentira que los niños creyeron a pies juntillas. Su padre lo podía todo... sí, ojalá fuera cierto. Pero lo que sí que era una verdad como una catedral era que no se iba a mover de allí y que los iba a proteger con su vida si era preciso.
Cuando el asesino -Clyven todavía pensaba que era un asesino humano- llegó hasta la puerta tras la que se escondían y comenzó a golpearla, los niños se asustaron y miraron a su padre, llenos de miedo. Él les indicó que se pegaran al rincón más alejado de la puerta con un cabeceo y una mirada que ellos interpretaron a la perfección.
Elba se sentó en el suelo y abrazó a Stan, que se sentó entre las piernas de su hermana. En silencio, los pequeños miraban alternativamente a su padre y a la puerta, encogiéndose con cada golpe contra la madera.
Mientras aguantaba los primeros envites, Clyven destrozó literalmente la silla para poder hacerse con un arma rudimentaria, pero útil para defender ese pequeño resquicio en la puerta se entreabría. Golpe tras golpe, había aguantado ya lo indecible.
A ratos tenían una tregua, cuando el asesino se despegaba unos minutos de la puerta para buscar una entrada alternativa, que por suerte o por desgracia, no existía. Suerte, porque no podía entrar, desgracia porque ellos no podían salir. Tenían que aguantar como fuera. En algún momento alguien llegaría al hospital, se encontraría el percal y avisaría a las autoridades.
Afanado como estaba en defender el último bastión de seguridad, no se percató de la llegada de Vollan. ¿Cómo iba a hacerlo, realmente, si él no tenía los sentidos hiperdesarrollados ni la tranquilidad para estar pendiente de los pequeños ruidos que pudiera hacer su jefe?
Sólo podía golpear una y otra vez esos dedos que intentaban colarse por la rendija entre las hojas de madera.
Clyven- Humano Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Acababa de llegar al hospital y tras oír ruidos, Ivor apoyó su espalda contra la pared, y rotando la cabeza asomó la mitad de su cara por la esquina, divisando al engendro que estaba acechando a su madre, a Clyven y a sus pequeños.
Poniéndose en alerta intentó averiguar los puntos flacos de aquel bicho por si tocaba luchar cuerpo a cuerpo con él, ya que parecía que no iba a cesar en su idea de entrar en la habitación.
Volvió a girar la cabeza para sacar el libro y las pócimas del petate e intentar realizar el mejunje, pero hacia tanto tiempo que no se sentía preparado para la lucha que los nervios se iban apoderando de él, sobretodo porque no dependía de si mismo sino de inocentes a los que ese bicho podía matar en un abrir y cerrar de ojos.
Y si, esos nervios le causaron una mala jugada, cuando la pócima estaba ya en su mano recién terminada se escurrió de sus grandes manos, mientras caía Ivor abrió los ojos como platos y haciendo malabarismos con los brazos intentó cogerla, pero solo rozó sus dedos y sus reflejos felinos fallaron en ese momento cayendo y oyéndose el ruido de los cristales estallar contra el suelo.
En ese momento solo rezaba para que no le hubiese oído el susodicho ni ningún sanitario que estuviese esa noche allí, ya que su vida correría peligro.
Cerró los ojos fuertemente y apretando los dientes bramó sutilmente -Joder!!-
Poniéndose en alerta intentó averiguar los puntos flacos de aquel bicho por si tocaba luchar cuerpo a cuerpo con él, ya que parecía que no iba a cesar en su idea de entrar en la habitación.
Volvió a girar la cabeza para sacar el libro y las pócimas del petate e intentar realizar el mejunje, pero hacia tanto tiempo que no se sentía preparado para la lucha que los nervios se iban apoderando de él, sobretodo porque no dependía de si mismo sino de inocentes a los que ese bicho podía matar en un abrir y cerrar de ojos.
Y si, esos nervios le causaron una mala jugada, cuando la pócima estaba ya en su mano recién terminada se escurrió de sus grandes manos, mientras caía Ivor abrió los ojos como platos y haciendo malabarismos con los brazos intentó cogerla, pero solo rozó sus dedos y sus reflejos felinos fallaron en ese momento cayendo y oyéndose el ruido de los cristales estallar contra el suelo.
En ese momento solo rezaba para que no le hubiese oído el susodicho ni ningún sanitario que estuviese esa noche allí, ya que su vida correría peligro.
Cerró los ojos fuertemente y apretando los dientes bramó sutilmente -Joder!!-
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/08/2017
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Golpe a golpe, el cansancio comenzó a hacer mella en su cuerpo. LE pesaban los brazos y la adrenalina que había desatado su furia inicial se diluía ya en sus venas, de forma que empezaba a sentir el agotamiento físico, en entumecimiento de los músculos, la falta de respiración y la carga del repetitivo ejercicio.
Además, no servía de nada, porque el maldito asesino –que él no sabía que era una criatura no humana- no parecía cansarse. Tal era su afán por llegar hasta ellos.
La puerta había cedido un centímetro en aquel tiempo, pero seguía sin permitirle entrar más que los dedos, para recibir un nuevo golpe con la ya astillada pata de la silla.
Cada envite tenía menos fuerza que el anterior y tardaba medio segundo más en caer sobre aquellos dedos que no dejaban de intentar abrirse camino hacia el interior de la habitación.
Jamás se había sentido tan desesperado y tan solo. Allí, encerrado, con la madre de su jefe a punto de morir y sus dos hijos pequeños, llorando asustados, abrazados el uno al otro en el rincón más alejado de la puerta.
Se dejó caer contra los muebles que había puesto a modo de barricada, las piernas estiradas en el suelo y la cabeza apoyada contra la madera, que temblaba con cada empujón que recibía de parte del vampiro.
¿Dónde demonios estaba Vollan?
De repente, los empujones cesaron. Intentó aguzar el oído y se levantó, para asomarse por la rendija de la puerta, desde lejos, aunque no podía ver nada, pero quería saber si había alguna opción de que el asesino se hubiera ido o sólo estaba, como él, tomándose un respiro.
Además, no servía de nada, porque el maldito asesino –que él no sabía que era una criatura no humana- no parecía cansarse. Tal era su afán por llegar hasta ellos.
La puerta había cedido un centímetro en aquel tiempo, pero seguía sin permitirle entrar más que los dedos, para recibir un nuevo golpe con la ya astillada pata de la silla.
Cada envite tenía menos fuerza que el anterior y tardaba medio segundo más en caer sobre aquellos dedos que no dejaban de intentar abrirse camino hacia el interior de la habitación.
Jamás se había sentido tan desesperado y tan solo. Allí, encerrado, con la madre de su jefe a punto de morir y sus dos hijos pequeños, llorando asustados, abrazados el uno al otro en el rincón más alejado de la puerta.
Se dejó caer contra los muebles que había puesto a modo de barricada, las piernas estiradas en el suelo y la cabeza apoyada contra la madera, que temblaba con cada empujón que recibía de parte del vampiro.
¿Dónde demonios estaba Vollan?
De repente, los empujones cesaron. Intentó aguzar el oído y se levantó, para asomarse por la rendija de la puerta, desde lejos, aunque no podía ver nada, pero quería saber si había alguna opción de que el asesino se hubiera ido o sólo estaba, como él, tomándose un respiro.
Clyven- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/08/2017
Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
Tras caer el ungüento al suelo, se quedó parado y rígido como un gato asustado, sabia que sin esa pócima no podía hacer mucho, así que restregó las manos todo lo que pudo entre el liquido y los cristales que habían caído al suelo, sin pensar en las heridas que ello le iba a ocasionar.
Por su cabeza unicamente pasaban las caras de su madre, su ahora compañero de batallas y las de sus hijos. Y solo pensaba en la bestia que les amenazaba.
El vampiro, esa cosa semi-humana que no tenia alma volvió en su empeño de destrozar la puerta para intentar entrar, y eso hizo que Ivor sintiese una efusiva rabia, cuanta ansia debía sentir ese bicho para alimentarse de aquellos asustados pequeños.
Tanta era su furia que había hecho que su cuerpo se levantase del suelo, prácticamente sin percibirlo él mismo, apretando los dientes y los puños con tanta rabia que se escuchaban sus nudillos crujir y retorcerse.
Salió de la esquina donde estaba agazapado, controlando que no hubiese nadie a su alrededor y aprovechando su furia dió un salto felino hacia su rival, con tanta fuerza que los dos rodaron por el suelo, tanto que oyó el cráneo de su rival estamparse contra el suelo, pero allí seguían enzarzados.
Pocos minutos después vió como se abría la puerta de la habitación y aparecía Clyven con los ojos exageradamente abiertos, pero con esa intensa mirada que a él le caracterizaba, sin saber si salir y ayudar o seguir protegiendo a los tres indefensos que tenia a su cargo.
Justo en ese momento el vampiro clavó sus uñas en el pecho de Ivor levantándolo del suelo, mientras él ponía una intensa cara de dolor, casi sin gritar, solo con un hilo de voz, para no alertar a los demás pacientes y que todo acabase peor.
Reaccionó lo mas rápido posible al dolor y en un momento de lucidez cogió las muñecas del engendro y le clavó sus dedos aun bañados en el ungüento, debilitando sus brazos y dejando de nuevo a Ivor en el suelo poco a poco.
En ese momento Ivor solo escuchó la imponente voz de Clyven: -¡Déjalo en paz, maldita basura!-.
Por su cabeza unicamente pasaban las caras de su madre, su ahora compañero de batallas y las de sus hijos. Y solo pensaba en la bestia que les amenazaba.
El vampiro, esa cosa semi-humana que no tenia alma volvió en su empeño de destrozar la puerta para intentar entrar, y eso hizo que Ivor sintiese una efusiva rabia, cuanta ansia debía sentir ese bicho para alimentarse de aquellos asustados pequeños.
Tanta era su furia que había hecho que su cuerpo se levantase del suelo, prácticamente sin percibirlo él mismo, apretando los dientes y los puños con tanta rabia que se escuchaban sus nudillos crujir y retorcerse.
Salió de la esquina donde estaba agazapado, controlando que no hubiese nadie a su alrededor y aprovechando su furia dió un salto felino hacia su rival, con tanta fuerza que los dos rodaron por el suelo, tanto que oyó el cráneo de su rival estamparse contra el suelo, pero allí seguían enzarzados.
Pocos minutos después vió como se abría la puerta de la habitación y aparecía Clyven con los ojos exageradamente abiertos, pero con esa intensa mirada que a él le caracterizaba, sin saber si salir y ayudar o seguir protegiendo a los tres indefensos que tenia a su cargo.
Justo en ese momento el vampiro clavó sus uñas en el pecho de Ivor levantándolo del suelo, mientras él ponía una intensa cara de dolor, casi sin gritar, solo con un hilo de voz, para no alertar a los demás pacientes y que todo acabase peor.
Reaccionó lo mas rápido posible al dolor y en un momento de lucidez cogió las muñecas del engendro y le clavó sus dedos aun bañados en el ungüento, debilitando sus brazos y dejando de nuevo a Ivor en el suelo poco a poco.
En ese momento Ivor solo escuchó la imponente voz de Clyven: -¡Déjalo en paz, maldita basura!-.
Ivor Vøllan- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Volviendo a la normalidad? (Privado)
El ruido exterior le hizo tener un poco de esperanza. Por fin alguien, esperaba que fuera la policía, había llegado a detener al asesino. Por fin podrían irse a casa y estar tranquilos. Había sido un mal rato, pero al menos estaban todos a salvo, que era lo importante.
Sin embargo, parecía más una pelea que una detención. Se asomó por el hueco de la puerta y vio a Vollan enfrentándose a aquel hombre. Tenía que reconocer que su jefe los tenía bien puestos.
Tal vez, entre los dos…
Miró por encima de su hombro hacia los niños, que seguían abrazados y agazapados en el rincón puesto, mirándoles con los enormes ojos anegados de lágrimas, pidiéndole en silencio que los sacara de allí, que tenían mucho miedo.
-No os mováis.
Arrastró el mueble lo gusto para poder colarse por el hueco de la puerta, aunque eso implicara dejar acceso libre al asesino hasta sus hijos si él fallaba, y salió a ayudar a Ivor. Por la espalda, con aquella tabla ensangrentada con la que ya le había estado golpeando antes, Clyven atacó con todas sus fuerzas la espalda del asesino, golpeando repetidas veces sobre sus hombros, su espalda y su cabeza, sin importarle en absoluto si esos golpes llegaban a matarlo.
Era defensa propia. Propia y de los niños. La policía, si algún día llegaba, no podía detenerle por sobrevivir y hacer lo que ellos deberían estar haciendo.
Minutos más tarde, aunque le parecieron casi una eternidad, comenzó a escucharse el llegar de la autoridad. Varios hombres uniformados hicieron su aparición. Poco podía saber Clyven que, bajo esos uniformes policiales, tres de ellos eran cazadores y pertenecían a la orden de Hellsing, bajo el mandato de Lord Blackmore. Y que tenían instrucciones de limpiar cualquier rastro sobrenatural y hacer pasar todo por lo que Clyven ya pensaba que era, un desgraciado asesinato, fruto de un humano perturbado.
Miró a Vollan un segundo, de pie, respirando a grandes bocanadas, con la ropa desarreglada, sudoroso y agitado, aún con la tabla manchada de rojo en la mano. No dijo nada, sólo dejó caer la madera y se giró para volver sobre sus pasos, a reunirse con sus hijos y comprobar que estuvieran bien.
Uno de aquellos cazadores, un hombre joven, con un gracioso bigote, se acercó al cambiante y le habló discretamente.
-Señor Vollan, me temo que voy a necesitar que me acompañe un momento. Entenderá que hay ciertos aspectos de este incidente que debemos tratar con cuidado.
Sin embargo, parecía más una pelea que una detención. Se asomó por el hueco de la puerta y vio a Vollan enfrentándose a aquel hombre. Tenía que reconocer que su jefe los tenía bien puestos.
Tal vez, entre los dos…
Miró por encima de su hombro hacia los niños, que seguían abrazados y agazapados en el rincón puesto, mirándoles con los enormes ojos anegados de lágrimas, pidiéndole en silencio que los sacara de allí, que tenían mucho miedo.
-No os mováis.
Arrastró el mueble lo gusto para poder colarse por el hueco de la puerta, aunque eso implicara dejar acceso libre al asesino hasta sus hijos si él fallaba, y salió a ayudar a Ivor. Por la espalda, con aquella tabla ensangrentada con la que ya le había estado golpeando antes, Clyven atacó con todas sus fuerzas la espalda del asesino, golpeando repetidas veces sobre sus hombros, su espalda y su cabeza, sin importarle en absoluto si esos golpes llegaban a matarlo.
Era defensa propia. Propia y de los niños. La policía, si algún día llegaba, no podía detenerle por sobrevivir y hacer lo que ellos deberían estar haciendo.
Minutos más tarde, aunque le parecieron casi una eternidad, comenzó a escucharse el llegar de la autoridad. Varios hombres uniformados hicieron su aparición. Poco podía saber Clyven que, bajo esos uniformes policiales, tres de ellos eran cazadores y pertenecían a la orden de Hellsing, bajo el mandato de Lord Blackmore. Y que tenían instrucciones de limpiar cualquier rastro sobrenatural y hacer pasar todo por lo que Clyven ya pensaba que era, un desgraciado asesinato, fruto de un humano perturbado.
Miró a Vollan un segundo, de pie, respirando a grandes bocanadas, con la ropa desarreglada, sudoroso y agitado, aún con la tabla manchada de rojo en la mano. No dijo nada, sólo dejó caer la madera y se giró para volver sobre sus pasos, a reunirse con sus hijos y comprobar que estuvieran bien.
Uno de aquellos cazadores, un hombre joven, con un gracioso bigote, se acercó al cambiante y le habló discretamente.
-Señor Vollan, me temo que voy a necesitar que me acompañe un momento. Entenderá que hay ciertos aspectos de este incidente que debemos tratar con cuidado.
Clyven- Humano Clase Media
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