Joao Alves

Nombre: Joao Marcos Alves Carvalho.

Edad: 32 años

Especie: Licántropo.

Tipo y Nivel Social: Extranjero, Clase Alta.

Sexualidad: Heterosexual

Lugar de Origen: Piauí, Brasil.

Habilidad/Poder: Agilidad y Reflejos Sobrehumanos, Sentidos Aumentados [Básicas] y Sentido del Peligro, Sanación Acelerada y Visión Compartida [Adicionales]

Descripción Fisica:

Spoiler:

Descripción Psicológica:

Es una persona que generalmente inspira temor por su contextura física y por su semblante centrado y sereno: sin embargo al ser requerido en una conversación muestra gran amabilidad y cordialidad. Es educado y respetuoso, y tiene un gran espíritu de sacrificio a pesar de su nivel social, trabajando a la par de sus criados en su hacienda en no pocas ocasiones, viviendo en un nivel normal sin tantos lujos. Es un hombre que tiene la humildad y el espíritu de servicio inculcados desde su niñez, por lo que no duda en ayudar a quien lo necesite de la mejor forma posible.

El amor le es algo indiferente, ya que ha tenido un par de fracasos por culpa de su licantropía. Por eso vive tranquilo, sabiendo que debe dejar fluir el tiempo para que quizás, algún día, su verdadero amor llegue y le demuestre todo su amor con el cariño, posesión y pasión que son característicos de su raza y su tierra.


Historia:

Joao nació el 10 de Diciembre de 1668 en una hacienda de Piauí, Brasil, siendo el fruto de unas de las relaciones de Diogo Alves, un terrateniente portugués dueño de varias haciendas en el área y famoso por sus plantaciones de café, con una de sus esclavas llamada Flavia Carvalho. Hasta los siete años convivió con su familia "completa", ya que producto de las cada vez más frecuentes y graves deudas que su padre ostentaba, su madre fue vendida, decidiendo éste quedarse con el heredero de sangre mezclada. Lo educó enseñándole lo que más necesitaría para los objetivos que él tenía trazados para su hijo (leer, escribir, y operaciones matemáticas sencillas para negociaciones) y le dejó la hacienda a los 18 años, cuando decidió volver a Europa.

Durante los siguientes seis años de su vida, trabajó arduamente para mantener y expandir el dominio que su padre había conseguido en Piauí, obteniendo cuantiosas ganancias que le hacían vivir relativamente bien (considerando la pobreza generalizada del área). Sin embargo, tanta felicidad fue interrumpida debido a una carta que recibió un día como cualquier otro, que le decía que se dirigiera a Paris lo más pronto posible: su padre, agonizante por una grave tuberculosis, necesitaba verlo de manera urgente, y cómo no, si la tuberculosis era de las enfermedades más mortíferas en aquel entonces.

Y Joao, obviamente sin dudarlo, fue a su encuentro dispuesto a todo. Cargó una maleta con unas cuantas cosas, pero nada pesaba más que su esperanza de verlo con vida. Se embarcó en dirección al otro lado del Atlántico ese mismo día, viviendo durante el trayecto una experiencia completamente sobrenatural.

Esa noche, ruidos alusivos a gritos de desesperación y a quiebres de cosas alteraron los momentos reflexivos del brasileño, quien se había sumergido en pensamientos relacionados a su padre y a su posible estado de salud, además de preguntarse una y otra vez para qué le quería. Pero todo eso quedó atrás cuando los gritos se hicieron más y más perturbadores, decidiendo salir de la habitación hacia cubierta; y grande fue su sorpresa al ver gente corriendo despavorida, escondiéndose temblando de miedo. Él, sin embargo, decidió ir en dirección contraria. Muy mala decisión.

Un animal enorme apareció rompiendo una de las puertas y le embistió haciéndolo chocar contra el borde de la cubierta, aturdiéndolo por unos minutos; y cuando se recuperó, vio cómo la criatura iba a atacar a una mujer que estaba en el suelo prácticamente en shock. En un impulso de valor, empujó de vuelta a la criatura, quien se volteó y le dio un fuerte zarpazo en el pecho rasgándole la camisa. No conforme con ello, le mordió con fiereza el brazo izquierdo que Joao había levantado en acto reflejo. Gracias a aquello el humano perdió la conciencia y despertó un par de días después, vendado y con ropajes nuevos, estando a sólo unas horas de su destino. Ahora había sumado otra interrogante a su cabeza. ¿Qué había sido todo aquello? Le dijeron que había sido un mero incidente...pero no quedó conforme. Aún insistiendo no consiguió nada más, al parecer querían ocultarlo, y así fue.

Finalmente, y con todas esas dudas, llegó a Paris, siguiendo las indicaciones de la carta. Llegó al lugar asignado reflejando ansiedad, consumido por el deseo de saber qué necesitaba su padre; pero las noticias nunca llegaron ni tampoco llegarían, ya que Diogo había fallecido antes de que llegara.

Con la desazón e incertidumbre instalada en su espíritu, se quedó en Paris, buscando rehacer su vida que pronto cambiaría. Uno de los mejores amigos de su padre se alió con él para expander la industria cafetera que había heredado y así fue, consiguiendo en el proceso ganancias suficientes para sostenerse por sí mismo e iniciar su propio negocio en el área instalándose en París, lugar en donde reside actualmente.

Datos Extra: -