Café et paroles [Joao]

por **Antha Feuer** Dom Mayo 15, 2011 8:46 pm

Llevaban caminando algunos minutos cuando Antha redujo un poco la marcha y miró a Joao. No sabía cuál sería la reacción de éste ante su comportamiento infantil antes de salir de la biblioteca, pero espera que no le hubiese importado mayor cosa… al fin y al cabo ella sabía que la mayoría de las palabras que había utilizado él ya las dominaba, así que no tendría que imaginarse que podría haber vociferado la joven desquiciada que lo llevaba ahora de la mano.

Le sonrió al tiempo que le señalaba un pequeño local ubicado en la calle siguiente. Se trataba de un cafecito que ofrecía a sus clientes la posibilidad de tomar una mesa en el interior o, para los que preferían el frío y el bullicio, ubicarse en una de las tres mesitas redondas alineadas contra el ventanal del local. Al parecer no había muchas personas interesadas en una bebida caliente en ese preciso momento y solo se vislumbraban un par de parejas sentadas en mesas separadas en el interior.

Antha miró inquisitivamente a Joao - ¿Te gusta? – le pregunto esperando que fuera él quien diera la aprobación al lugar antes de incitarlo a entrar. No quería presionarlo ni aprovecharse de su aparente timidez para obligarlo a acompañarla a un lugar que tal vez no fuese el que él preferiría.

por **Joao Alves C.** Sáb Mayo 21, 2011 7:02 pm

Parecía que me había congelado desde el momento del grito hasta que me volvió a hablar; y es que aquel comentario lleno de impulsividad y maldad infantil me había dejado por decirlo menos, descolocado. Afortunadamente pude entenderle ya que el grito había sido bastante claro y lento, además de fuerte, así que igualmente una sonrisa se posó en mi rostro a causa de aquello. Cuando salimos del lugar yo aún estaba algo pasmado, y las calles y las personas pasaban de mí tan rápido como yo pasaba de ellos, sin prestarles la debida atención como extranjero que estaba conociendo un lugar completamente nuevo. Al final se detuvo en un lugar muy bonito, con decoraciones bastante importantes y un letrero cuyo nombre daba a entender que era una especie de taberna, pero que vendía otras cosas. Ladeé la cabeza y me puse a leer, descifrando letras y palabras, diciéndolas en voz alta, hasta que entendí que allí servían café. Asentí y ante la pregunta de Antha me dediqué a mirar unos segundos el interior, vista que era extrañamente incrementada y buena, dejándome ver detalles que quizás nadie podría ver. Dejé de darle importancia y asentí con una sonrisa, apuntándole hacia el interior, ya que había menos gente y era al parecer más callado, pero al menos podríamos hablar en paz sin interrupciones del exterior...o al menos intentar hacerlo.

por **Antha Feuer** Dom Mayo 22, 2011 6:48 pm

Ella observo con atención a Joao mientras este reparaba en el lugar al cual lo había remolcado. Él se tomo algún tiempo y Antha llegó a pensar que tal vez no fuera un lugar apropiado pero entonces él asintió, sonrió y señalo hacia el interior. Una nueva sonrisa se poso en el rostro de la chica mientras apretaba una vez más la tibia mano que sostenía y lo halaba hacia el interior del café.

El tintineo de las campanillas ubicadas en la puerta anunció a los habitantes el ingreso de Antha y Joao. La temperatura en el interior era perfecta y el ambiente infinitamente más relajado y amigable que el de la biblioteca en la que se habían conocido. Ella lo guío hasta una mesilla ubicada cerca al ventanal la cual no solo contaba con una gran cantidad de luz, sino que además permitía la entrada de unos débiles rayos de sol. No esperó a que él la ayudara con la silla, tales formalismos no eran necesarios, así que se sentó con rapidez y urgió con la mano a la mesera que ya se aproximaba presta a tomarles el pedido.

-Bienvenidos – los saludo para luego callar esperando sin duda las indicaciones de la pareja. Se trataba de una chica muy joven, rubia y hermosa, que llevaba su cabello fuertemente sujeto por una moña ubicada en la nuca. Antha miró significativamente a Joao impulsándolo a hacer él el pedido. Ella deseaba que empezara a practicar lo que había aprendido, no solo por saber cuánto de lo que le había procurado enseñar había surtido efecto, sino también para tener la oportunidad de corregirle en situaciones del día a día y darse cuenta al mismo tiempo de a qué temas debía dar énfasis… al fin y al cabo ella no era maestra y por lo tanto temía haber estado enseñándole frases vánales que no le servirían a la larga para desenvolverse en una ciudad que no conocía.

por **Joao Alves C.** Jue Jun 02, 2011 7:36 pm

La última acción de Antha al salir de la biblioteca me había dejado a lo menos, pasmado. Había sido inesperado obviamente para los que intentaban hacer una sesión común de aprendizaje o de simple culturización, y también para mí que estaba haciendo todo lo contrario, y de la peor manera; ya que estaba acompañando nada más y nada menos que a la chica que estaba causando el problema. Ahora seguro todos me mirarían aún más feo y no me dejarían entrar a la biblioteca, o algo peor...

Todo eso pasaba por mi cabeza (aún) cuando ya estábamos entrando al local y Antha ya estaba dirigiéndose a una ubicación que yo también hubiera preferido de estar en mi natal Brasil y estuviera invitando a salir a una chica...aunque esto precisamente no era una cita, sino que un simple salida entre....desconocidos unidos por el destino. La verdad no me había puesto a pensar el por qué de tanta preocupación desde que me vio: el dolor de cabeza podía ser...¿pero de ahí a quedarse conmigo e invitarme a comer? Esperen...¿invitarme? Yo no tenía dinero....¿y si acaso ella estaba esperando que pagara? Ok...ya tenía que tranquilizarme, el estrés me estaba empezando a vencer una vez más y me daban ganas de esconderme como hacía en mi infancia más remota...*carraspeo*

En fin, el punto era que estábamos sentados (sin dejarme ella entrar en la clásica formalidad de ayudarle con el asiento) y que una camarera bastante bonita estaba por tomar nuestra orden. En eso, Antha me miró de manera casi inquisitiva, animándome a que yo hiciera el pedido. No pude evitar ponerme bastante nervioso e incluso ajustarme un poco el cuello del abrigo producto de las sensaciones de inquietud y poca confianza que me azotaban, pero hice todo lo que pude en mi mente para calmarme. Traté de relajarme ante la atenta mirada de la chica que parecía creer que yo estaba o enfermo, o loco, o ambas; y con esfuerzo, ya por un milagro o una inspiración divina, pude hacer un pedido con las siguientes palabras:

- Bo-bonjour...Je...je demande deux cafés et...et...et deux croissants, s'il vous plaît....

La chica me sonrió amable y dijo algo que no entendí para luego dirigirse a, al parecer avisar los pedidos. Suspiré y me dejé caer sobre la mesa suavemente como si fuera a dormir, pero estaba realmente tenso...el corazón me latía a mil por aquel logro y no podía dejar de estar orgulloso pero...qué nervios....*suspiro*

por **Antha Feuer** Lun Jun 06, 2011 8:10 pm

Un sonrisa intentó aflorar al notar lo nervioso que él se había puesto al entender el porqué ella no se limitaba a realizar el pedido, pero pensó que esto lo podría poner aún peor y se contuvo justo a tiempo. Se negó, además, a sentirse culpable por ponerlo en una situación que, a todas luces, era mucho más que incomoda, pues pensaba que era mejor sufrir vergüenzas cuando se estaba acompañado… y era mejor todavía cuando la compañía poseía la cualidad de ayudarnos a salir del embrollo. Así que espero que él contestara, lanzando de tanto en tanto miradas de advertencia a la joven que permanecía parada junto a ellos, como queriéndole transmitir que su hermoso rostro sufriría serias lesiones si se atrevía a ser grosera o petulante con el joven que se esforzaba por encontrar las palabras correctas.

Finalmente una enorme sonrisa se situó en su rostro al oírle realizar el pedido, pero espero hasta que la mesera se alejo de la mesa para felicitarle – Excelente, nada complicado ¿verdad? – comentó lentamente mientras extendía una mano sobre la mesa y apretaba brevemente el antebrazo el cual se encontraba completamente tensionando. Antha no pudo evitar soltar una risita al verle desplomarse suavemente sobre la mesa. Pobre, parecía ser que la pequeña prueba le había costado más de lo que ella había planeado.

-No te preocupes – le habló muy despacio inclinándose ligeramente hacia él – lo has hecho muy bien… solo tienes que relajarte y practicar – debido a que la cabeza de él continuaba ocultando su mirada, le fue imposible aclarar sus palabras por medio de gestos pero igual esperó que le hubiese comprendido, al menos en esencia.

Presionó una vez más los tensionados músculos bajo su mano invitándolo a recobrar la postura y a que la mirara una vez más – Háblame – le pidió – dime lo que quieras… cuéntame de ti… o pregúntame lo que se te antoje – le invitó pretendiendo con esto que se soltara un poco, que se relajara y lo intentara sin presiones ni temores, después de todo ella se había ofrecido a ayudarlo y no le incomodaba en lo más mínimo, al contrario, en realidad se estaba divirtiendo bastante.

En ese momento la hermosa joven regresaba con dos tazas de café y un platillo en el cual reposaban dos croissants que exhibían un apetitoso tono dorado. Antha agradeció a la chica y se tomo su tiempo endulzando el café, colocando bastante más azúcar de la que pondría una persona promedio, y dándole el espacio que Joao necesitara para que se decidiera a hablar o a comer… o a ambas.

por **Joao Alves C.** Sáb Jun 11, 2011 11:38 pm

¿Nada complicado? ¿Es que no había visto acaso mi tensión, mi sudoración fría,y mi tartamudeo casi patético? Esas eran las típicas palabras para animar, y por supuesto que las agradecía pero...supongo que habría preferido un poco de compasión y una palmada en la cabeza o algo así como me hacían de pequeño cuando aún era esclavo. Aunque eso me hubiera deprimido un poco...

...mejor me quedo con su intento de apoyo.

Sentí su mano tocar mi brazo y fue como si una pluma se hubiera posado en una roca. El contraste entre su suavidad y mi tensión era abismante, pero gracias a esa pluma podía sentir que la casi rocosa dureza de mi brazo se derretía, haciéndome sentir mejor. Ante su palabrería sólo atiné a girar un poco la cabeza para mirarla de reojo desde abajo hacia arriba por mi posición casi recostada sobre la mesa (y eso era bastante considerando mi corpulencia física) y me puse a pensar. ¿Hablarle? ¿Qué podría decirle en francés? Porque de hablarle podríamos estar charlando horas y horas...pero en portugués. Y entre tanto pensamiento finalmente sentí acercarse lo que literalmente con el sudor de mi frente había conseguido: los cafés y los crossaints. El olor del líquido cafeinado me llegó de golpe desde el momento en que la camarera salía de la cocina con los pedidos y eso me hizo incorporarme casi como acto reflejo, acariciándome la nariz cada vez con más fuerza a medida que se acercaba el pedido. Y cuando éste estuvo en la mesa servido con la elegancia al parecer clásica francesa, cerré los ojos. Supuse que Antha estaría preocupada, así que sólo musité un - Je vais bien (Estoy bien) - con inesperada fluidez, ya que era una frase no tan complicada y que había logrado armar con dos palabras relativamente sencillas que ya había practicado bastante. Finalmente abrí los ojos y sonreí tímidamente, disponiéndome a endulzar el café con la cantidad un poco menor a la que usaba el común de la gente. La seguí mirando y se le notaba preocupada, así que con algo más de confianza y acompañado del tintineo de la cuchara tocando las paredes de la taza dije - Calme, je vais bien - para tranquilizarla al menos momentáneamente. Ya tendría que averiguar qué fue todo eso...

por **Antha Feuer** Sáb Jun 18, 2011 2:12 pm

La sorprendieron un poco las palabras pronunciadas por él. Definitivamente no era lo que tenía pensado por lo que le miró frunciendo ligeramente el ceño, observando cómo finalmente abría los ojos. Aquella sonrisa debería de haberla sosegado pero estaba un poco lejos de aquel estado de ánimo. Le había observado frotarse con fuerza la nariz, tal vez se tratara de alguna especie de alergia la que le aquejaba.

Esperó hasta que endulzó el café antes de atreverse a probar su propia taza para, a continuación agregar un poco más de azuzar. Algunas personas podrían encontrar aquello como repulsivo, pero a ella siempre le habían gustado los líquidos muy dulces y, el café, por supuesto no era una excepción. - ¿Que le ocurrió a tu nariz? – preguntó despacio y frotándose brevemente la propia para hacerle entender a que se refería. Luego tomó un pequeño sorbo, el cual saboreo cerrando momentáneamente los ojos, y luego le miró de manera inquisitiva, haciéndole entender que no se tragaba sus palabras y que sabía que algo le estaba ocurriendo.

Por más que lo deseaba él rehuía la posibilidad de practicar su francés y se limitaba a soltar algunas pocas palabras cada vez. Tal vez se tratara solo de timidez, pero ella sabía que si él pretendía desenvolverse en esa ciudad tenía que aprender a comunicarse… o intentarlo al menos. - ¿Cómo sigue tu cabeza? – le preguntó sin realizar ninguna señal, confiando en que comprendiera la pregunta y se atreviera esta vez a hilar una frase completa. No le importaba que no estuviese bien formulada, solo quería escucharle hablar, presionarlo un poco para que soltara la lengua.

por **Joao Alves C.** Vie Jul 01, 2011 10:36 am

Esperé por cortesía que probara primero su café mientras yo de forma casi robotizada revolvía y revolvía la mezcla del café y el azúcar hasta que quedara bien disuelto; era una costumbre que le había aprendido a mi padre cuando estábamos en la mesa, y yo lo usaba para también honrar a su memoria. Eso me llevó a mirar la taza pensando en la pregunta que Antha había hecho (y que entendí con facilidad gracias al gesto) unos segundos, pensando en él un instante. Pero no podía darme el tiempo ni tampoco el lujo de pensar en alguien que ya no estaba conmigo no sólo porque no quería deprimirme con una velocidad extrema, sino que también porque sería (y creo que lo estaba siendo) una falta de respeto a Antha, quien seguro había dejado sus quehaceres diarios por ayudarme, y yo no le estaba retribuyendo de la manera más correcta. - No lo sé... - le respondí tocándome una vez más la zona para ver si con eso se me pasaba la incómoda sensación que tenía. Probé un poco de café tras soplar bastante y tragué con la convicción de que estaba delicioso; paralelamente a ello oí su pregunta y sonreí mientras el sonido de la taza posándose sobre el plato.- Bien, ya no me duele. - respondí con relativa facilidad igual que la vez anterior- Creo que la biblioteca me...afectó. - terminé diciendo algo temeroso de no haberme dado a entender correctamente, queriendo decirle que el estrés de la biblioteca quizás me había causado aquella terrible molestia. Pero por alguna razón no me dejaba tranquilo, así que tomé otro poco de café y la miré con una sonrisa.

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