¿Por qué ceder? [Lara Kerstein]

La oscuridad era parcial a partir de la medianoche, la noche solo era iluminada por el manto de estrellas y se filtraba ligeramente a través de las ramas de los árboles. Los pasos se movían rápidos a través de la hojarasca del suelo, el cazador se agachó un instante para comprobar el rastro que estaba buscando mientras su compañero vigilaba su espalda con un fusil. Palpó la tierra con la mano desnuda para observar mejor la huella canina de gran tamaño. El lobo ha cambiado su dirección.
El hombre que le acompañaba, un lugareño que había conocido recientemente debido al asunto emanaba nerviosismo y se aferraba a su mosquete para calmarse.

-No debimos separarnos del resto, esa criatura anda por aquí

Erwin le hizo un gesto para que guardara silencio mientras se apoyaba en la culata del arma para ponerse en pie. Dió una calada a su cigarro iluminando ligeramente su rostro, hizo un gesto con la cabeza ladeándola hacia la derecha.

-Tranquilo Lou, si escuchan disparos vendrán, recuerda lo que os he dicho no hay que fiars...

Se silenció al escuchar como se quebraban las ramitas de uno de los árboles que se encontraban a su alrededor. Alzó la mirada y dislumbró la silueta de pelo pardo que les mostraba sus fauces con ferocidad, apuntaron a esta, pero les arrojó lo que parecía ser un cadáver. Erwin se hizo a un lado y evitó al cuerpo que los habían arrojado, pero su acompañante recibió el impacto de lleno y cayó de espaldas disparando el fusil al recibir el impacto. La criatura saltaba de árbol en árbol a su alrededor, tal vez intentando escapar o desconcertarle para lanzar su ataque. Erwin disparó su fusil consiguiendo rozar al licántropo en la piel, dejando un surco rojizo a su paso. La criatura rugió para observarle mientras se apresuraba a recargar el fusil, palpó su cartuchera en busca de una bala de plata. Cuando notó el tacto de esta y la introdujo en la recámara del arma aguantó su respiración, los segundos se paralizaron lentamente. Apretó el gatillo al momento que el licántropo saltaba a una rama para arrojarse sobre Erwin, pero el disparo le alcanzó el cuello y la criatura cayó inerte al suelo emitiendo un suave gruñido al lanzar su último aliento. Observó la criatura más de cerca, apuntándola con un revólver a medida que se acercaba. Dió unas pataditas a la bestia en el costado para comprobar su inertitud. Está muerto, pensó en sus adentros, pero unas marcas en el cuerpo de la bestia llamaron su atención. Había sangrado en los surcos dejados por una garra, o uñas. Algo había estado persiguiendo la misma presa recientemente. Algo que quizás siguiese cerca de él.

Sospechando que algo podía estar cerca se apartó del cadáver, envuelto en su chaquetón de tela oscura comenzó a notar el aire frío de la noche que no había notado antes al estar en movimiento. Se acercó a Lou, su compañero, parecía incosciente debido a un golpe en la cabeza del que manaba sangre. Sacó de la funda de este un paño de tela blanca y se lo enrolló alrededor de la herida, pese a haber acabado su trabajo por aquella noche se sentía intranquilo.

Maldita su suerte de existir, maldita la de respirar y ser un lycan... sonreí en cuanto lo ví a mi paso y el me miró con ese odio enceguecedor que poseen tales bestias, casi incontrolables y para mí tan divertidas. Fue una cacería mutua, ninguno huyo sino que nos atacamos de frente en una lucha de razas y egos, de inmortal y bestia... Su asqueroso cuerpo peludo y malolientes se avalanzó hacia mí con dientes y garras al aire, pero ¿Acaso podría ser más veloz que un vampiro? quizá cerca, pero no lo suficiente. Nos debatimos por largo tiempo y debo decir que era uno de los más fuertes con los que crucé alguna vez, pero cometió el error de acertar en uno de mis brazos, un leve roce que dejó que recordara como se veía mi sangre y como se sentía mi furia. Me devolví contra él, ambos sabiamos que una mordida al otro y sería batalla ganada, pero ninguno lo permitía; sin embargo, asesté el más fuerte golpe posible y casi atravesé mi mano por su cuerpo. Lanzó un ahuyido torpe y al tropezar aproveché para quebrarle los huesos antes de matarlo.

Disfruté mi triunfo sonriente mientras el desafortunado se revolvía tratando de escapar. - Hasta aquí llegas, animal- Y me dispuse a ejercer el golpe final, pero primero fue un golpe contra mí el que me desvió de mi objetivo. Me giré rápidamente y he aquí otro lycan, más furioso y de mayor tamaño del anterior. Comprendí entonces que quién yacía en el suelo era "ella" y no "él". Ella no podía hacer nada ya, así que me avalancé hacia el nuevo animal con toda la ira que mis recuerdos humanos me permitían, pero este lycan aparte de atacarme no dejaba de mirar el cuerpo, gran error. Un poco más de lucha y este giró llevándose el cuerpo dejándome estupefacta. Trepó a un árbol y me miro de tal forma que comprendí el mensaje, regresaría por mí, pero su identidad no podía quedar descubierta en el bosque y era más importante conservar viva a su compañera que darme muerte inmediata, según él.

Una vez se fue, le seguí, no podía ir lejos y menos con carga. Corrí y noté que no sanaba tan pronto, me faltaba la cena, me faltaba el elixir de la vida de un vampiro. Un humano no me vendría mal, pensé, alimentarme me daría una sanidad más rápida... Me negué a este pensamiento distractor y seguí avanzando, no podía desconcentrarme, el lobo estaba cerca, iba por los árboles como traídor para saltar sobre su presa, pero... sonreí, un par de humanos en el bosque, su aroma era inconfundible. Dejé de correr para caminar con cautela, como león hambriento que observa a su presa. A mi vista estaba el lycan con el otro en hombros y cerca dos hombres armados. ¿Podría ser mejor mi noche? Para nada.

Pero, un momento... observé la escena y el lycan lanzó aquél cuerpo sobre uno de los hombres, luego quedó uno y luego las balas, luego su muerte, ¿que pasa?. Ya sé, un cazador, el primero que me encuentro luego de tantos años, los creí desaparecidos, pero he aquí uno. Lentamente caminé y reí de forma audible, no tenía miedo de ellos, pero eran sumamente interesantes. Así que decidí jugar un poco con él, sin estar a su alcancé, le saludé como quien habla con su comida.

- Aplausos para usted, cazador. Un perro menos en este mundo pobre.-

En efecto no se encontraba solo, y la voz femenina y carente de otra emoción que no fuese la de un cazador a su presa le hizo ponerse en guardia. Respiró hondo antes de hablar, pues no encontraba el origen de la voz pese a notar la presencia fría de esta.
Indirectamente apuntó a su alrededor con el fusil, buscándola, epro no obtubo resultado más que los troncos desnudos de los árboles.
No sabía a que se enfrentaba, Aún, por lo que debía mantenerse en guardia y con la cabeza fría. Sobretodo con la mente fría.

Bajó el arma unos centímetros, por si lo que le estaba observando se sentía amenazado. Volvió a girar sobre sí mismo y caminó sobre sus pasos, apartándose del cuerpo inconsciente de su compañero. Divisó una roca de gran tamaño a escasos metros, el lugar perfecto para proteger su espalda y hacerse fuerte en una posición. Arrastró el cuerpo hasta dejarlo al amparo de las rocas y se volvió al bosque oscuro, árboles y el cuerpo del licántropo, nada más. Alzó su voz, vigilando el bsque que tenía a su frente.

-Descúbrete, no voy a hacerte daño a no ser que tú lo busques...¡Descúbrete!

Lo observé y era cauteloso, digno cazador. Su ubicación fue estratégica y eso me daba más motivos para observarlo. Me dejé escuchar a pasos cercanos de él con leves risas, de un lado a otro, sin ubicación fija.

- No sea ansioso, cazador. Vamos a jugar algo primero.-

Habían criaturas perseguidas por cazadores de todo tipo, era su turno de acertar. Podría mostrarme sin miedo alguno, pero que sentido tendría? Los nervios ajenos siempre me gustaron y a una buena presa no se le mata fácil, no se le deja todo en bandeja de "plata" como suelen llamarle.

- Que busca, que pretende? No cree que es muy tarde para estar sólo a estás horas y en el bosque?-

Una leve risa de nuevo, una risa que sonaba inocente en medio de la noche, de la nada y de todo lo que no imagina un humano normal comúnmente. Unos pasitos más cerca, las ramitas quebradas a mis pasos que anunciarían a sus oídos mi acercamiento. El hombre tenía todo cerca y si bien yo era veloz, no era una característica mía el ser confiada.

Era una mujer aquella criatura que estaba rondando a su alrededor, aún así sabía que bajo la débil apariencia de estas se ocultaban peligros en algunas ocasiones. Peligros que no daban margen a error, estaban intentando tentarle, provocarle para que perdiese los nervios, cayera en las manos del miedo o la imprudencia y cometiese alguna estupidez. Pero no ocurrió nada de eso, se mantuvo espectante y alerta con el fusil listo para ser usado contra cualquier criatura que apareciese.

Los chasquidos de las ramitas del suelo le alertaron y se giró rápidamente hacia el origen del ruido. No encontró más que el vacío, y al lado contrario el cuerpo del licántropo inerte. Aquella criatura era rápida, pues se escapaba de su vista. Hizo lo posible para continuar allí firme, palpando con la mano izquierda el cuchillo que estaba en una vaina de su cinturón. Le convenía estar preparado para enfrentarse cuerpo a cuerpo con aquella misteriosa voz, las palabras de esta fueron ignoradas en un principio, pero se vió obligado a responder ante el reinante silencio.

-He encontrado lo que buscaba, pero si estás gastándome una broma te recomiendo que pares, esto no es juego señora.

¿A estas horas en el bosque?, aquello le hizo gracia, por lo menos de forma irónica. Sorbió una última bocanada de humo antes de dejar caer el cigarro al suelo, contestó en un tono algo menos seco.

-¿No sabes que hay peligros rondando más cerca de lo que crees?

Su postura se había puesto más firme, estaba listo para atacar de ser necesario. Fue entonces cuando vino a mi mente que fue demasiado pronto, que debí fingir ser una humana en apuros para luego desgarrarle el cuello cuando se acercara, pero bueno, aquí estamos, jugando a la presa y el cazador donde ambos jugamos ambos roles.

- Yo? jugar?- dije con sarcasmo.

Me acerqué dejándome ver y caminando con la vista fija a él, atenta de cualquier movimiento. Me acerqué apenas un poco con paso tranquilo pero firme. Cualquier humano notaría la diferencia con aquél paso firme a pesar de usar tacos tan altos y estilizados en aquella zona inestable, pero la práctica de los años me permitía controlarlos mejor aún que si estuviese descalza.

- Además, existen peligros de peligros, no es así? Ha de saberlo bien.-

La figura femenina que se descubrió ante él le cogió por sorpresa, aunque estaba preparado aquel tipo de apariciones siempre cogían desprevenido a cualquier hombre. Aún así supo disimular su sorpresa, fingiendo despreocupación bajó el arma para observarla mejor. Era una mujer joven y atractiva, sus ropas no eran las adecuadas para caminar por un bosque, sobretodo destacaban sus tacos, estos no tenían ninguna utilidad en ese terreno y contrastaban con las botas de cuero con caña alta que él calzaba. Fijó su mirada en la de ella, sin mostrar ápice alguno de simpatía la habló.

-Se bien que no me gustan las sorpresas

Avanzó un par de pasos hacia ella, reparó en la sangre que manchaba los dedos de su mano derecha fruto del vendaje que había aplicado a su compañero inconsciente. Aquella sería la prueba de la verdad, porque las casualidades escaseaban en aquellos tiempos extraños y lo sabía bastante bien.
Algo menos frío para dar sensación de tranquilidad decidió preguntar esta vez él.

-Y dime, ¿Que está haciendo una señorita como tú en el bosque por la noche?

ladeó su cabeza haciendo referencia al cuerpo del licántropo que se encontraba tendido a escasos metros.

-¿No te dan miedo los hombres lobo?

Lo miré serena y analicé su comportamiento hasta donde me permitió hacerlo. Se dominaba más que bien pero veríamos hasta donde alcanzaría cada uno, el controlando el miedo y yo controlando mi sed por aquella sangre humana. De no ser por eso... el olor de aquella sangre casi me secaba la garganta, pero llevaba demasido con la práctica como para ceder en el primer segundo.

- Daba un paseo? Además...-

Seguí su mirada al lobo ya muerto y eso me confirmó que aquél no había sido más que una molestia todo el tiempo, incluso ahora. Pero siempre tenía un haz bajo la manga, aunque este no eran un haz, era una realidad

- Odio a los hombres lobo- Uno de mis pies fue a dar en el estómago del cuerpo, hundiéndole con el tacón la piel. - Esas cosas alguna vez me dejaron sola, son unas bestias asesinas a las que ví matar sin reparo alguno a los míos hace unos años.- Si tenía un recuerdo imborrable, era esa escena, a pesar de los años seguía viva y latente en mi memoria como en mi sed de venganza.

Y pisé con más fuerza contrayendo los labios de sólo mencionarlos, sin perder de vista, claro, a aquél cazador a pasos de mí.

Se ha delatado sola, pensó, y esto le hizo dibujar un ápice de sonrisa. Se fijó de neuvo en el cadáver, y recordó que debería enterrarlo o bien descuartizarlo para no dejar pista alguna de la presencia de esos monstruos para los lugareños. Volvió a fijar su mirada en ella, puesto que ella le había descubierto y él a ella, ¿para que fingir?

-Y también han matado gente inocente, y yo los he cazado por ello

Volvió la vista al cuerpo que estaba siendo tocado por la joven.

-Pero vosotros sois iguales, os cuesta controlar vuestros instintos y sembrais el terror en los corazones de la gente corriente

La dedicó una ligera sonrisa de satisfacción antes de acercarse un poco más a ella pero guardando cierta distancia prudencial.

-Y por eso a ambos os cazamos como a bestias

Terminó añadiendo sombríamente, pues aquella era la verdad sobre la lucha entre aquellas razas.

Nada me delataba del todo, o tal vez sí, pero un poco de confusión sería como la cereza del postre. La noche todavía era joven como para no tener un momento más de "distensión", además, hace bastante no me cruzaba con un cazador, esto no podría terminar tan fácil.

- Nosotros, quienes? si estas bestias asesinan a gente común como era mi familia.-

Pensé en un poco de drama, sólo un poco, su confusión bastaría para que valiese la pena. Así que mi rostro se mostró conmovido, quebré levemente la voz y continué:


- Yo sólo tenía 15 años, señor. Me salvé porque me ocultaron y salí cuando ya no quedaba nada. Sabe usted lo que significa hacerse cargo de todo siendo tan joven y sin guía ninguna?-

El dato de mi edad sería la piedrita de su teoría, evidentemente yo no me hice... no me hicieron vampiro a los 15, fue años después que sucedió. Aún así me mantuve con la vista en él, atenta a cualquier movimiento sospechoso o riesgoso para mí.

Quizás había herido a la chica con su comentario, o quizás fuese un farol característico de su especie, su sorprendente habilidad para el engaño, la seducción y para crear emociones. Para alguien entrenado y acostumbrado al trato con su especie no generaba sino desconfianza y cautela. Se encogió de hombros, pues prefería valerse del beneficio de la duda y no tomar una decisión a la ligera.

-¿Y eso hace cuantos años fue?

Preguntó dando un paso atrás, precavido pero sin mostrar cobardía. Percibia una sensación extraña que le obligaba a desconfiar de ella, ya había cobrado su pieza y no quería que le cobrasen a él también. Recordó que las balas de su revólver tenían pequeñas cruces grabadas en la punta, ideadas personalmente para combatir a los vampiros ya que surtía el mismo efecto que el clavarles un crucifijo.

-Te haré una pregunta, ¿Perseguías a esta bestia?

Tomé un respiro y me alejé del cuerpo del lobo aquel. No le iba a responder: fue hace 1200 años, evidentemente no. Así que iba a darle el matiz necesario a mi cohartada para parecer lo inocente que quería parecer.

- No hace tanto, finalmente no me dan más de 25 años. Por eso mi ... sensación hacia ellos es reciente. Usted también? Lo digo porque ha mencionado cazarlos.

Lo miré con ojos inocentes pero seductores, propio de nosotros, los bebedores de sangre como nos decían hace algún tiempo. Y he aquí la pregunta de la persecución. Una mentira más, una menos, finalmente que importaba? Yo no era ninguna moralista en cuanto a esto.

- Perdí mi arma en el camino lamentablemente, pero estoy con vida que es lo que importa.-

Un vampiro fingiendo a un cazador, la ironía de la noche disfrazada de entretenimiento y curiosidad. Me preguntaba que tanto sabría el cazador, que tantas muestras de lo que realmente soy le había dado y que haría? podría atacarme de la nada pero era muy riesgoso, finalmente ninguno dejaría ir al otro primero por desconfianza y de caer en el engaño tendría que salir conmigo de aquél lugar. La víctima y la presa en un mismo camino sin diferenciar quién era quién.

Quizás se trataba de un error, aunque era poco probable, pero se estaba tomando demasiado tiempo para actuar y hacer aquello que tuviera en mente. Se encogió de hombros, desentendiéndose, decidió lanzarla una indirecta.

-Comprendo..Nos dirigimos a un pueblo cercano a esperar a que amanezca...si tiene miedo de quedarse aquí sola

Con eso trataba de decir que iban a lugar seguro y que eran varios, tal vez así se lo pensara dos veces antes de seguir con su farsa. Su ojos lastimeros y su voz inocente comenzaban a hacer mella sobre él, aunque su raciocinio le hacía desconfiar no podía evitar sentir cierta lástima por esta.
Que diablos...despejó su mente sacando un cigarrillo y encendiéndolo. El humo de este comenzó a ascender en la oscuridad y el aire frio.

-Si, a las bestias se las da caza, porque son bestias y hacen daño a la gente, no hay otra razón lógica...dime, ¿Os considerais bestias entre vosotros? los humanos lo hacemos

Era astuto y buscaba información de donde más pudiese, aunque con disimulo lo hacía.

- Sería buena idea, llevo horas sin descansar y llegar a algún lugar cómodo me vendrá bien.-

Ni un sí ni un no, ni una pista ni una negación tampoco. Luego acotó lo siguiente, otra cascarita para que su supuesta presa resvalara y callera, pero no, aquí jugabamos a la mente más hábil. Recordé entonces mis talentos adquiridos como vampiro, de ordenarle algo lo haría sin razón aparente y tal vez ni por enterado se daría, pero... no era necesario hacerlo o sí? Así que respondí a su pregunta sin más lío en mi cabeza.

- Bestias? de ninguna manera, yo no le veo a usted de esa manera, y, lo que quiere decirme es que acaso yo le parezco una? No quiero pensar en esa descortesía para con una señorita como yo, o sí?-

Le sonreí luego de esto a propósito, bien conocía que los humanos, cazadores o no, se sentían atraídos por nosotros, sin embargo mantuve aquella mirada inocentona que no me gustaba del todo, pero hacía parte del juego y en todos los juegos no todo te gusta. Cazador cazador, que pasará por tu mente? envidié el don de leer la mente que yo no poseía, así que la intuición lo era todo.

Notaba como la conversación no avanzaba a ningún sitio, la joven vampiro lanzaba evasivas a sus comentarios sin conseguir la información que necesitaba. Sabía que pertenecía a aquella especie, pero si era peligrosa o si solo estaba jugando con él, aún no lo sabía. Ante su comentario se encogió de hombros y se giró para volver junto a su compañero, inerte.

-No pretendía ofenderla, pero prefiero ser desconfiado

Se agachó a comprobar el pulso del hombre, ya inexistente, lanzó un leve suspiro y murmuró algo antes de ponerse en pie. Buscó sus ojos con una expresión ligeramente desconfiada pero sin mostrarse descortés.

-Supondrá el por qué, los colmillos siempre me han dado cierto reparo

Una ráfaga de viento y la luz de la luna dieron el toque perfecto a la sonrisa burlona de Lara enseñando sus colmillos, mientras sus cabellos se ondeaban al viento.

- Que detallista, cazador. Aunque me pregunto porqué va tan tranquilo e incluso me da la espalda por momentos. Tanto confía en usted mismo?-

Di un paso hacia él, ya no tenía sentido aquel juego a la inocente. Ahora podría encararlo y matarlo o sencillamente usarlo para encontrar a quién yo buscaba. Supongo que tenían registros de cada ser sobrenatural visto y quizá el desafortunado que buscara estuviera ahí... meras especulaciones mías. Lo miré retándolo, incinuéndole que se moviera o rogara por su vida, aquí el lobo disfrazado de oveja mostró sus fauces y la piel de inocente cayó al suelo.

- Y, que hará ahora? Intentará "matarme" o rogará por su vida? Usted elige-

Se giró lentamente, el darle la espalda había procurado una sensación de seguridad a aquella criatura. Antes de dejarla margen para atacar se dio la vuelta dirigiendo la boca el fusil al pecho de forma disimulada sin llegar a apuntarla directamente con la mira. Con esto buscaba dejar un margen de distancia entre ambos en caso de que esta decidiese lanzarse sobre él. No venía preparado para combatir a un vampiro aquella noche, podía maldecirse a si mismo por aquello, pero quien iba a saberlo. Ya se lamentaría más tarde, por el momento intentaría disuadirla.

-No busco problemas señorita, es una advertencia no una súplica

Sentenció, borrando todo atisbo de cortesía, amabilidad o mínima simpatía que había mostrado anteriormente. Si ella hacía un movimiento por mínimamente amenazador que fuese atacaría con lo que tuviera a mano. Esto no pasaba más allá de un revolver con balas de cruces, un cuchillo y el fusil con balas de plata. Tendría que valerse con ello.

Le sonrió con malicia de nuevo y vió sus elementos de defensa. A pesar de haberlo sorprendido el cazador se mantenía firme y sabía que aunque muriera en aquél lugar no se iba a rendir fácil y usaría todo cuanto pudiera para salir no ileso, pero al menos sí con vida.

- Ha desaparecido el hombre cortés. Pero, no crea usted que si dispara me quedaré quieta y moriré, no es tan sencillo. De ser así, no habría llegado a los 1200 años.-

Con cuántos vampiros antiguos se habría cruzado él? sabría acaso como asesinar también a los más viejos? En el caso contrario a los humanos, nosotros nos hacíamos más fuertes con los años, menos dependientes por completo de la sangre humana; no digo que no la requiríeramos, pero sí que podíamos tener espacios más largos sin beberla. De todas maneras él no se confiaba y yo tampoco, mis ojos estarían atentos, mis sentidos vigilarían cada paso y responderían velozmente. Aunque más allá de eso, sólo tenía algo en mi contra fuera de él, algo que era más fuerte que cualquier arma y de tal cobertura que aunque corriese rápido podría filtrarse y matarme... el sol.

Frunció el ceño al tiempo que llevaba su mano izquierda al cuello de su chaqueta, tiró y descubrió una pequeña cruz dorada que se la mostró a la mujer. Alargó esta todo lo que la cadena le permitía y pensó rápidamente en unas palabras en latin. No sabía si conseguirían surtir efecto en una criatura de tanta edad, aún así no tenía demasiadas opciones y solo se había enfrentado a dos criaturas de tanta antiguedad previamente. Y solo había conseguido matar a una.

-Creatura abstulit mala ab inferno, non ut noceret mihi

Dijo solemne sin retroceder un paso de ella, observando cada uno de sus movimientos con cautela listo para esquivarlos o contraatacar.

-La primera bestia que maté tenía más de 5000 años, no me asustais señorita

Me cubrí los ojos de manera temporal y dí un pequeño grito lastímero que culminó en risas mientras los miraba de nuevo a los ojos.

- No lo puedo creer- Dí 3 palmadas lentas en forma de aplauso sarcástico. - Y no me diga que ese vampiro se murio con eso, porque francamente....- Y le sonreí burlona.

Acaso empezaría con actos desesperados? Para ser un cazador supuse que ya había notado que los crucificos al igual que el ajo, por ejemplo, eran meros mitos. Sin embargo, me gustó la escena, al menos lo intentaba.

- Ahora que me lanzará, ajos?- Incliné la cabeza hacia un costado y lo miré más fijo que en veces anteriores. Usaría uno de mis dones adquiridos con la inmortalidad por mera diversión, en realidad no era necesario pero quería ver como reaccionaba a ello.

- TIRE SU ARMA, AHORA!- Voz fuerte y de mando, aquél don se llamaba Persuasión y era una extraña pero estupenda capacidad de hacer que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas. Él lanzaría su arma, estaba segura, lo que quería ver era su impresión al respecto, puesto que no sabía si en alguna ocasión se había topado con algo así.