Un encuentro inesperado (Lara)

por **Sean O'Rouke** Jue Jun 13, 2013 10:19 pm

Sacó la caja del bolsillo y jugó con ella unos momentos entre sus manos, tenia toda la noche por delante, no tenia nada que hacer mas que alimentarse de algún pobre transeúnte que cayera en la maldita trampa.
Tenia su mansión ya terminada y se dio la posibilidad de un respiro. Antes que subir a sus solitarios tejados a contemplar las luces titilantes, decidió darse un paseo por la plaza Tertre, una plaza cuyo nombre le sonaba tétrico y su estilo lo maravillaba. Al menos por la noches, de día era todo lo contrario, sus plantas y arbustos verdes no hacían mas que proporcionar vida al lugar, convirtiéndolo casi en un laberinto feliz de un país de maravillas.

Igual esto solo podía percibirlo por las fotografías, ni mas ni menos. Había poco movimiento de noche, a veces parecía que los arboles realmente tenían vida pero en vez de verlos como algo mágico, parecía mas una obra de terror. Y solo por eso le gustaba esta plaza, se sentía una criatura de terror y pertenecía allí, ademas tenia una muy buena ubicación. Una glorieta en la mitad de la plaza, pintada de blanco, sus bancos y sus soportes, era el escenario perfecto, perfecto para un encuentro inesperado.

Hacia mucho tiempo que no sabia nada de ella, posiblemente había vuelto a Italia era lo que pensó por un momento, en las reuniones de negocios no estaba, en el Palacio Royal tampoco, en la casa de las cortesanas mas resonantes tampoco y si estaba por las afueras o los cementerios, eso no lo sabia porque solía evitar estos lugares, le traían recuerdos o muy malos o muy buenos. Los buenos valían la pena, pero si uno solo de los malos se acercaba ... uf, eso era molesto, ese recuerdo lo perseguía cual fantasma durante tres días seguidos, superando cualquier intento de olvido.

La noche estaba fría para alguien de sangre caliente, para él no era necesario mas que un saco de verano, que mas daba!. Tenia sus manos puestas en el fósforo y lo raspó contra la caja formando una generosa llama que terminó por encender el cigarrillo en su boca. Antes de consumirse la llama ya notó su presencia en las inmediaciones, su perfume por mas olvidable que uno quisiese que fuera, no lo era. Y su taconeo de mujer segura, tampoco era difícil de reconocer.
Soltando la primera bocanada de humo, y sentado sobre el respaldo de uno de los bancos de la glorieta se animó a pronunciar su nombre como quien invoca a un ente que no pertenece al mundo de los vivos.

-Lara ... -

por **Lara Karstein** Jue Jul 11, 2013 3:48 pm

Infeliz es aquel a quien sus recuerdos de antaño sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia las horas pasadas que están llenas de momentos lúgubres, grotescos y cargados de enredaderas que se agitan silenciosamente a través de la memoria. Tal es lo que me fue destinado, aturdida, frustrada por momentos, estéril y meditabunda. Sin embargo, me siento extrañamente satisfecha y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro.

Fui convertida hace 1200 años y desde entonces seguí la línea de los pocos parientes humanos que iban permaneciendo a través del tiempo. Los protegía con sumo disimulo como fue hecho alguna vez conmigo hasta que el último de los guardianes murió a manos de licántropos. Curiosamente murió minutos después de hacerme inmortal... Yo permanecí oculta por un tiempo y, tras encontrar los documentos de los que fueron vampiros en la familia, continué el legado de guardiana con la línea de los Biagioni -Pues ese era mi apellido paterno- y me trasladé de mi natal Milán, hacia Roma. Allí se encontraba un núcleo pequeño del cuál me mantuve cerca de generación en generación. Sin embargo, hubo un tiempo donde sólo quedó un joven en la familia y mi cuidado se vio limitado sólo a él. Por desgracia, justamente en un descuido mío, él fue asesinado.

No fue una muerte cualquiera, el desafortunado joven tenía una fuerte dependencia al alcohol y esa última noche lo vigilé hasta que volvió de una taberna cualquiera y se metió en su casa a dormir, al menos en teoría. Mi última visión de él fue sobre su lecho. Minutos después fui a saciar mi sed como me era costumbre y al regresar el muchacho no estaba. Seguí el rastro de su aroma recientemente movilizado y, lo encontré en un callejón cercano tendido en el suelo y con alguien que lo sostenía entre sus brazos mientras sus colmillos posaban plácidamente sobre su cuello. Era un maldito terco, no debió salir de nuevo y aquél vampiro, más joven que yo, había elegido mal a su víctima.

Por desgracia, en mi afán de alcanzar con vida a ese pariente mío, el vampiro escapó y no tuve rastro de él por años. Hubo un tiempo, no hace mucho, en donde le ví de nuevo y el no pareció reconocerme de aquella noche. Nos cruzamos varias veces y yo mantuve el silencio de esa escena con el fin de cobrarme la muerte del Biagioni después, cuando él se sintiera confiado y tranquilo, cuando su visión de mí se hiciera más cercana y el impulso de mi ira ya casi apagada, terminara de mermarse para dar paso a la razón, esa que me permitiría hacer las cosas más lenta y dolorosamente. Él, Chris Pohl, poseía un rostro por demás frívolo, arrogante y burlón que no se olvidaba fácilmente, sonreía orgulloso de lo que era y parecía creerse poseedor de una especie de persuasión natural que no requería del don en sí mismo. Esa era mi idea de él en todas esas veces que lo crucé hace tiempo y que dentro de todo lo mantuve al margen.

Ahora, una noche cualquiera en que no lo planeaba, supe que se encontraba cerca del lugar al que yo me dirigía, La Plaza Tertre, sencillamente pretendía cruzarla para ir a mi destino, pero allí estaba él, sentado como si el lugar le perteneciera, con ese aroma de cigarrillo mezclado con el suyo propio como yo solía recordarle y, como si me esperara, mencionó mi nombre con seguridad absoluta.

-Chris Pohl- Respondí sin emoción en la voz -Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que le ví, no es así?- Oculté mis pensamientos a él y avancé sin problema hasta que la luz de las farolas nos alcanzó a ambos. Le mire como si nada, como si no tuviera ninguna intensión más allá de un simple saludo pero que, claramente, distaba mucho de ser algo tan pasivo.

por **Sean O'Rouke** Dom Jul 14, 2013 9:36 pm

Tomando la posición de pie poco a poco como quien pide permiso sin verbalizar para hacerlo se fue acercando a ella, hablando aun con el cigarrillo en la boca. No iba a dejarlo cuando apenas estaba empezado, ademas lo ayudaba a pensar.

-Vaya vaya... mira quien hace acto de presencia después de este prolongado silencio, Madame Karstein..- dijo mientras tomaba la mano de ella para saludarla lo mas prolijo y recatadamente como le era posible y depositarle un beso en el dorso.

-Bastante tiempo por cierto, espero que todo haya estado bien, muchos han preguntado por vos en las reuniones de negocios que solíamos frecuentar... fue todo tan repentino Lara, donde te habías metido, si es que es posible saberlo, claro.- y largó el humo contenido en su boca a un costado jugando con él y observando como este era iluminado por las luces. Estaba algo ansioso a considerar por sus movimientos de manos y sus miradas que iban de Lara a los alrededores de todas formas buscó mantener su seguridad afianzándose en los ojos de ella mientras esta le devolvía la pregunta. Algo en el aire se notaba peligroso pero él no sabia bien porque. La mera presencia de ella y su mirada inquisitiva eran demasiado poderosas armas por si solas. Seria igual cuando fue humana? Hubiera sido una buena inquisidora en caso de haber sido tomada por la Iglesia.

Buscó mantener la compostura, ella no era mas que un vampiro de todas formas, uno ancestral, pero él tampoco era un niño. No debía precipitarse, se aseguro varias veces para si. La mente de ella se mantenía en blanco, su mirada no dejaba de observarlo, lo devoraba. Luego de la respuesta de ella se dirigió nuevamente hasta donde estaba sentado al momento de su llegada y se volvió a apostarse sobre el respaldo de la posadera del banco y desde allí observaba a la gente cruzar la calle, los veía a través de los carros y podía ver también lo que pensaban, sus sentimientos, sus planes y anhelos. "Que placentero" pensó pero aun continuaba inestable por la presencia de ella allí. La sangre podía distraerlo pero eso no solucionaría nada. No tenia sentido.

-Lara... donde ibas y porque te detuviste aquí? Piensas acompañarme esta noche? - dijo invitándola y con cierto dejo seductor habitual en todas las conversaciones que tenia con las mujeres. Estaba probándose a si mismo, normalmente cuando alguien le generaba tal nerviosismo prefería dejar pasar las invitaciones. Ella desde ya que le parecía perfecta, los vampiros con la edad solo adquirían un brillo especial, mas experiencia, mas frialdad.
Como toda mujer le parecía exquisita y su mente no dejaba de divagar en las cosas que podría hacerle.

Ella se acercó donde estaba y él tocó su mejilla con un dedo, acariciándola y se le dibujo una media sonrisa en el rostro, iluminándolo y perdiendo un poco de su frío parco habitual. La luna estaba plena, sin embrago solo se la podía contemplar raramente esta noche porque las nubes las cubrían cual manto.
- Te oigo... - dijo al ver que tenia unas palabras a punto de salir de sus labios, sintiendo latente esa presión, esa vibración, algo difícil de explicar. Su amenazadora mirada se volvió a posar en la de él para darle una devolución.

por **Lara Karstein** Lun Ago 19, 2013 9:39 pm

¿Que tantas mujeres habían pasado por manos de Chris Pohl? esta pregunta vino a mi mente al notar su forma de hablarme, de tomarme la mano e incluso de depositar un delicado y en apariencia educado beso en la misma. Debo reconocer que era seguro y por ello mismo me respondí a la pregunta anterior con un: "Muchas". Mi conclusión no era muy difícil de sacar, no era necesario basarme en mis años de vida sino más bien en lo calculador o experto que parecía él a la hora de tratar a una mujer y al mismo tiempo hacerse el interesante; tal vez lo era, no lo sé, pero lo que sí sé es que soy una especie de hueso duro de roer y por ello nada me convence tan fácil.

Liberé mi mano sin obviedad, lo hice con delicadeza manteniéndo la fachada que había pensado previamente y le sostuve la mirada con firmeza al tiempo que prestaba atención a sus palabras.

-Digamos que me cansé de asistir a esas reuniones de negocios y por ahora prefiero moverme... mmm... de forma independiente- Mis palabras no relataban el verdadero sentido de mi ausencia. Pero no importaba; el juicio postrero ofrecería un sangriento tribunal con el cuál yo podría quedarme en paz y hacer valer mi esfuerzo actual por parecer un vampiro común y corriente que conversa con otro al que no ve hace años. ¿Estaría él intentando leer mi mente como yo hacía con la de él? ¿Podría leer las mentes? si lo pienso mejor, creo que jamás hablé con Chris acerca de lo que era capaz de hacer en su fuerte inmortalidad. Era más joven que yo, pero no por eso menos imponente o hábil en lo suyo.

Una corta risa escapó de mis labios -Pasé por aquí por casualidad, me detuve porque si se te olvida me saludaste y yo no he perdido la educación. Además, lamento decepcionarte, Chris Pohl, pero disto mucho de ser como las damas de las que sueles estar acompañado.- Por un momento pensé que me hablaba desde su ego pero yo no podía quejarme de ello, yo estaba respondiendo de la misma forma. Me conozco y sé bien que soy orgullosa, fría y también egocéntrica; pero para mí está bien, así que no me esfuerzo en dominar nada de eso en mí.

Podría conocer mejor la situación en la mente de él si decidiera ceder un poco al revuelo de mis leves sobresaltos y haber mermado los recuerdos en que los acontecimientos se habrían vuelto contra él. Y de hecho pensaba en ello, pero de pronto su mano se había desplazado casi automáticamente a mi rostro logrando descolocarme de aquellos pensamientos y mi boca se abrió de golpe para decirle con sequedad que la retirara de mí inmediatamente si es que no quería perderla. Sin embargo, le miré entrecerrando los ojos y supe que lo que sea que yo hiciera iba a lograr una reacción en cadena que no se detendría fácilmente y que podría estropear unos mecanismos de cuya existencia sólo yo tenía conocimiento. Esto podría resultarme más duro de lo planeado si en serio pretendía llevarlo a donde se me diera la gana para luego torturarlo un poco. Cerré la boca con calma y adoptando un gesto de orgullo intenté ser lo más sutíl posible al pedirle que no me tocara, el hecho que cediera un poco no significaba que él pudiera hacer lo que se le antojara con sus manos.

-No me acaricies, ya te dije que no soy como las mujerzuelas con las que se te suelo ver.- Eso sonaba un tanto extraño, pero no me importó lo que pensara porque ya me parecía haber logrado lo que quería, disimular mi ira aunque al final sonara confuso y hasta con un tinte de falso celo. Este tipo era observador, sentí como si probara de algún modo mi límite y eso me molestó de nuevo y aunque sin efectos adicionales en mis comportamientos -Más bien dime que andas haciendo por aquí ¿Qué es lo que buscas?-

por **Sean O'Rouke** Vie Sep 06, 2013 10:09 am

De damas difíciles como huesos duros de roer, de esas era Lara, no cabía ninguna duda, de todas formas era atrapante a su modo. En ciertas ocasiones cuando las cosas se ponen fáciles se torna aburrido pensar en la conquista cuando se sabe que la respuesta a todo va a ser si. Usando la mente los vampiros podemos controlar acciones, lo cual representa una gran ventaja, luego de emplear toda la fuerza en realizar este tipo de acciones se logra el objetivo. Ahora... que pasa cuando te cansas de hacerlo una y otra vez? Lo mismo de siempre se cae en la monotonía de la que tanto estaba temiendo desde la primera vez que me halle aburrido en la vida y caí en el infortunio de buscar una escapatoria a ello, la había encontrado en una nueva religión donde hacer cosas prohibidas para lo entonces conocido era visto como algo novedoso y llamativo a la curiosidad que estas cosas despiertan en mi.

Lamentablemente solo bastaron unos meses para condenarme a la actualidad de la vida eterna. Lamentablemente digo porque una vez mas el pasado me encuentra después de muchas vueltas: La vuelta de Ayline (con sus respectivos reproches desde ya certeros), la vuelta del aburrimiento y la monotonía latentes en mi peculiar vida y como si fuera poco, solo para completar la lista, Lara. Con ella hubo instancias buenas como con todas las damas con las que me relacione hasta hoy. El pasado me condena al saberme culpable de una muerte en particular cercana a esta. Por mas que busque acercarme como siempre intento siento que esa barrera de contención que tiene ella conmigo continua firme en busca de una dulce venganza. Lo se porque siendo propietario de un ego casi tan alto como el de esta y posiblemente habiendo nacido el mismo día bendito ambos busquemos y planifiquemos nuestras venganzas en el mas profundo, calculador y frío de los pensamientos.

El tiempo que me relacione con ella (o seria mas preciso al decir el tiempo en el cual pude inmiscuirme en su mente), note el afán para con sus enemigos o gente de interés, a los cuales le gustaba someterlos a ella, como no quererla después de esto?. Mi alter ego estaba frente a mi desafiante como siempre pero manteniendo su temple a pesar de ello y me generaba ese divino sentimiento de amor/odio. Como el mio conmigo mismo. Mi suerte es de lo mas perra, solo faltaba encontrar a mi creadora esperándome sentada en mi sillón favorito frente a la chimenea asi poder confirmar que el universo entero esta contra mi.

Su negativa despertó una sonrisa, que mas daba, siempre había sido así de fría ella, que podía haberla cambiado?
- Se que no mi estimada, eso es lo que te hace mas especial aun - confirmé solo para quitarle la mano y volver con la típica media sonrisa que aun no podía anular a calar una vez mas el cigarrillo.

Su pregunta cruzó la noche como una flecha, busque darle una respuesta poco interesada consciente que realmente no sabia que buscaba y que me sentía perdido en el mismo abismo en ese preciso momento. Mi cabeza no estaba bien hace varios meses y me conformaría al decir que eran años pero en particular estos días me había atormentado la desesperación que produce en los vampiros la depresión. La misma no tenia mas precedentes que la muerte misma.

- Solo tomando algo de aire y oxigenando las ideas - Observando el cigarrillo y señalándolo comenté - Si, entiendo que es difícil oxigenarlas así...-

por **Lara Karstein** Dom Sep 29, 2013 2:41 pm

Y me parecía ver que siempre sonreía. Para mí algo así era inexplicable, yo siempre suelo ser más explosiva y no tolero mucho cuando las cosas me salen mal, no soporto cuando se me desvían un poco de lo que he planeado previamente. Pero él, él parecía distinto, era como si estuviera acostumbrado al márgen de error o como si más bien fuera más tolerante con la vida misma y con todo lo que ella trae consigo.

¿Especial? ¿Era aún más especial porque no cedía a él tan sólo con mirarlo? No sé si correspondía molestarme pero lo cierto es que lo hice. Siempre fui mala con los elogios, pésima a la hora de recibirlos y sobre todo si se hacían en comparación con un prototipo específico de mujer. Yo sabía bien que era diferente, pero no por especial, sino más bien por lo insoportablemente fría y quisquillosa que era. Lo razonaba todo, me fijaba con cuidado en los detalles y, aunque callara muchas veces, sabía bien que tenía la perspicacia de un erizo de mar: aguda pero paranoicamente intransitable.

-En eso tienes razón, aunque nuestros pulmones ya no sirven de mucho.- Mencioné enarcando las cejas y siguiendo con la mirada a aquél cigarrillo cuyo olor me resultaba molesto, al igual que siempre. -Mmm, ya veo.- Mencioné cortando mis pensamientos y aquél ceño que había fruncido sin darme cuenta, debido a aquél fuerte aroma a nicotina que me generaba una especia de extraña picazón en la nariz. -No sabía que te gustaba "meditar" al aire libre. Tú sabes, te imaginaba dispersando la mente en algún lugar con más cigarrillo, algo de alcohol, mujeres, y esas cosas que creo que te gustan.- Afirme con un tono desinteresado; parecía que hablara realmente casual, como si me encontrara a algún conocido de años y del que no contemplaba la idea de un cambio durante el lapso de tiempo sin verlo. Sin embargo, y tras un silencio, supuse que era probable que esperara a alguien y que mi paso fuera sencillamente eso, un saludo temporal que aplazaría una charla más extensa, quizás.

-¿Estás esperando a alguien acaso?- Dije sin nada de emoción en la voz. La verdad es que nunca le había encontrado sólo, nunca me había parecido ni siquiera un poco melancólico ni meditabundo. -Te dejaré sólo si es así.- Aclaré.

De él, siempre tuve la impresión de la felicidad, la excentricidad y la frecuente compañía, pero ahora me parecía todo lo contrario y en base a esa extraña sospecha formulé mi pregunta. Si esperaba a alguien, me iría, es obvio, por eso se lo dije. A pesar de mí, dejaría lass ganas de poner mis manos en busca de venganza sobre él y fingiría que quería verle más tarde, o quizás otra noche, con calma. Pero si estaba por completo solo y sin esperar nada ni nadie, tendría que llevar a cabo mi plan de cualquier forma; con cualquier argumento tendría que sacarlo de allí y llevarlo a un lugar más... mmm, privado. ¿Qué tanto me era necesario ceder? ese era uno de los peores verbos para mí. "Ceder" se me complicaba en todo sentido, si mis palabras lograban engañarlo, debía tener cuidado con mis gestos y viceversa; la trampa era clara, pero esa última parte era una trampa doble, porqué ¿Qué haría Chris Pohl si notara que quería sacarlo de allí con engaños? ¿Hasta donde iba él a dejarme llegar?

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