AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
No exit (Lara)
2 participantes
Página 1 de 1.
No exit (Lara)
"¿Te crees la única que puede encarcelar al otro?
Deja que te diga que estas equivocada, en este juego
entramos los dos."
Dar con mi creadora me había costado algo de tiempo, mucho más considerando que ella sabía bien que le seguía y por supuesto que no tenía yo la forma de encontrarle antes. Aquello era un encuentro bastante particular.Deja que te diga que estas equivocada, en este juego
entramos los dos."
Algunas noches antes, cuando nos reencontramos por primera vez después de años separados había sido una de las noches más alegres de mi existencia. Con todo y que al final hubiera reaccionado solitario en aquel callejón donde Lara había abandonado mi cuerpo después de su adorable despedida. De haber tenido la oportunidad de defenderme no lo hubiera hecho, pues esa le había mencionado a ella era su ultima oportunidad para escapar de mi, escapar de lo que éramos nosotros; aunque he de admitir que me había dolido algo todo aquello pero era algo que había sospechado que sucedería desde el momento en que pudimos vernos nuevamente.
Espere en los bosques el momento adecuado para hacer acto de aparición en lo que ella llamaba su hogar, bastante esperado que se encontrara lejos de las casas de otros o si quiera de un sitio por el que pudiera pasar alguien de quien alimentarse. Pero así era ella, así era mi amada creadora.
La noche era perfecta y mis ganas de verla iban en aumento conforme pasaban los minutos, así que sin poder esperar más me dirigí hasta aquel lugar en el que sabía que ella se encontraba, no estaba seguro del por qué, pero dentro de mi lo sabía.
Me arregle un poco las mangas, como si existiera alguien que fuera a verme en aquel lugar y sin tener el mínimo decoro o la decenciacia de intentar ocultar mi presencia en aquel lugar entre por una de las ventanas de su residencia, el lugar estaba lleno de su aroma y todo aquello que mi vista alcanzaba a captar poseía su toque.
Con calma circule por aquel lugar que ella debía considerar tan suyo, aunque lo más probable es que solo durara unos cuantos años en ese lugar antes de deber cambiar de ubicación como siempre. Termine por llegar a un cuarto en el que su aroma se volvía más intenso y para ese momento ya sospechaba que mi presencia había sido detectada por ella así que no pude más que sonreír y hablarle. - Vamos Lara, sé que estas por ahí. Ven a saludarme que el otro día no te despediste como debías
- gire con lentitud esperando verla llegar por algún lugar - por cierto si te interesa saberlo, mi cuello esta en excelentes condiciones, si gustas puedes venir y comprobarlo a menos claro que lo que quieras es que yo vaya y te lo demuestre
- mi irrupción en su hogar no sería fácilmente perdonada por ella pero, tampoco su huida sería perdonada por mi.
Sal Lara, sal de tu escondite. Ven hasta mi que este juego… nuestro juego esta simplemente comenzando esta noche.
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Y pensar que serás igual que esta carroña,
que te espera la misma podredumbre,
tú, la estrella y el sol de mis ojos, mi vida,
tú, ángel mío, a quien llamo mi pasión."
que te espera la misma podredumbre,
tú, la estrella y el sol de mis ojos, mi vida,
tú, ángel mío, a quien llamo mi pasión."
Habían pasado un par de noches ya desde que dejé a Anker tirado en un callejon cualquiera y con el cuello roto. Durante los días, o más bien noches siguientes, no quise pensar demasiado en el asunto porque ambos habíamos dejado claras las reglas, cada quién jugaba como más le convenía y como en toda guerra, uno había perdido y el otro ganado.
No obstante, fui consciente todo el tiempo que había un 50% de probabilidad de encontrarlo de nuevo en mi camino por París; el otro 50% correspondía a la idea que él por fin hubiese entendido que debía alejarse de mí y lo hubiera hecho. Yo, esperaba que la opción tomada por él fuese la segunda, sin embargo y como si el destino se complaciera en llevarme la contraria, Anker había hecho acto de presencia en mis aposentos.
Para cuando él entró, yo estaba en la parte baja de la casa, en una de las habitaciones donde permanecía durante el día gracias a la ausencia de ventanas y de cualquier lugar que permitiera el paso de la luz; me hallaba con la espalda reclinada en un cómodo y mullido sillón, con los pies descalzos sobre una butaquita cubierta de terciopelo de color carmesí y tenía en las manos un libro antiguo de filosofía griega, el cuál me ví obligada a cerrar en cuanto él puso el primer pie sobre aquellos pisos de madera de la parte superior que me permitían escuchar todo desde donde yo estaba.
No me puse de pie de inmediato porque quería escuchar el recorrido de sus pasos, de sus palabras e incluso de sus pensamientos. Cerré los ojos y en mi mente se deslizó una idea adicional: Podría estar allí para vengarse, para cobrar mi ataque en el callejón sumado de muchas otras cosas que yo le había hecho con el paso del tiempo y, no sé porqué extraña razón, deseé que así fuera. Quería verlo iracundo, vengativo, dolorido y misterioso. Quería ver si era capaz de dominarme o al menos de intentarlo. Anhelaba ver en sus ojos la rabia producida por un despertar reciente y que alguna especie de malignidad recorriera su cuerpo y lo usara como instrumento para proceder en mi contra.... Reconozco, por esto, que tengo la mente enferma y realmente ignoro los motivos.
Mi amor hacia él, es igual de enfermo que mi mente. Los móviles de mis actos son una maraña de ideas revueltas por ser él mi primera, única y más posesiva creación. Jamás le pregunté nada, no le di a elegir tampoco, lo tomé como mío y hasta ahora lo sigo viendo de tal forma pese a haberlo abandonado. Su presencia seguía siendo como una cuchillada al corazón que aumentaba con el tiempo; era como un tropel de demonios con el que yo continuaba enfrentándome y que humillaba en silencio a mi espíritu orgulloso y, más sin embargo, yo esperaba su dominio, esa sujeción forzada como atada a una cadena, como el azar al jugador tenaz, igual que el borracho a la botella, igual que la carroña a los gusanos... ¡Maldito y mil veces maldito!
Pero no era tiempo de meditar más, él había irrumpido en mi casa y yo detestaba eso, había entrado como si se tratara de un ladrón y eso me molestaba sea quien fuera. Me puse de pie y caminando descalza me moví con rapidez hacia la parte superior de la casa y en silencio y entonces escuché su voz llamándome con cinismo. ¿Cómo esperaba que me despidiera? Un nudo se me hizo en la garganta y fruncí los labios molesta. Él estaba en la habitación contigua junto a las escaleras en las que yo me hallaba y pronto lograría lo que parecía buscar. Hice un movimiento más, con tal rapidez que al entrar a la habitación donde Anker se encontraba, me posicioné tras de él y puse mis manos de nuevo sobre su cuello y lo sostuve con firmeza.
-Tienes razón, debí haberte matado de despedida.- Le susurré estirándome apenas en las puntas de los pies debido a su altura. -Veo que tu cuello está perfecto, pero eso podemos arreglarlo...- dije deslizando un poco más mis manos por su cuello y dándole a entender que no titubeaba. ¿A que venía? eso era lo que yo estaba probando.
No obstante, fui consciente todo el tiempo que había un 50% de probabilidad de encontrarlo de nuevo en mi camino por París; el otro 50% correspondía a la idea que él por fin hubiese entendido que debía alejarse de mí y lo hubiera hecho. Yo, esperaba que la opción tomada por él fuese la segunda, sin embargo y como si el destino se complaciera en llevarme la contraria, Anker había hecho acto de presencia en mis aposentos.
Para cuando él entró, yo estaba en la parte baja de la casa, en una de las habitaciones donde permanecía durante el día gracias a la ausencia de ventanas y de cualquier lugar que permitiera el paso de la luz; me hallaba con la espalda reclinada en un cómodo y mullido sillón, con los pies descalzos sobre una butaquita cubierta de terciopelo de color carmesí y tenía en las manos un libro antiguo de filosofía griega, el cuál me ví obligada a cerrar en cuanto él puso el primer pie sobre aquellos pisos de madera de la parte superior que me permitían escuchar todo desde donde yo estaba.
No me puse de pie de inmediato porque quería escuchar el recorrido de sus pasos, de sus palabras e incluso de sus pensamientos. Cerré los ojos y en mi mente se deslizó una idea adicional: Podría estar allí para vengarse, para cobrar mi ataque en el callejón sumado de muchas otras cosas que yo le había hecho con el paso del tiempo y, no sé porqué extraña razón, deseé que así fuera. Quería verlo iracundo, vengativo, dolorido y misterioso. Quería ver si era capaz de dominarme o al menos de intentarlo. Anhelaba ver en sus ojos la rabia producida por un despertar reciente y que alguna especie de malignidad recorriera su cuerpo y lo usara como instrumento para proceder en mi contra.... Reconozco, por esto, que tengo la mente enferma y realmente ignoro los motivos.
Mi amor hacia él, es igual de enfermo que mi mente. Los móviles de mis actos son una maraña de ideas revueltas por ser él mi primera, única y más posesiva creación. Jamás le pregunté nada, no le di a elegir tampoco, lo tomé como mío y hasta ahora lo sigo viendo de tal forma pese a haberlo abandonado. Su presencia seguía siendo como una cuchillada al corazón que aumentaba con el tiempo; era como un tropel de demonios con el que yo continuaba enfrentándome y que humillaba en silencio a mi espíritu orgulloso y, más sin embargo, yo esperaba su dominio, esa sujeción forzada como atada a una cadena, como el azar al jugador tenaz, igual que el borracho a la botella, igual que la carroña a los gusanos... ¡Maldito y mil veces maldito!
Pero no era tiempo de meditar más, él había irrumpido en mi casa y yo detestaba eso, había entrado como si se tratara de un ladrón y eso me molestaba sea quien fuera. Me puse de pie y caminando descalza me moví con rapidez hacia la parte superior de la casa y en silencio y entonces escuché su voz llamándome con cinismo. ¿Cómo esperaba que me despidiera? Un nudo se me hizo en la garganta y fruncí los labios molesta. Él estaba en la habitación contigua junto a las escaleras en las que yo me hallaba y pronto lograría lo que parecía buscar. Hice un movimiento más, con tal rapidez que al entrar a la habitación donde Anker se encontraba, me posicioné tras de él y puse mis manos de nuevo sobre su cuello y lo sostuve con firmeza.
-Tienes razón, debí haberte matado de despedida.- Le susurré estirándome apenas en las puntas de los pies debido a su altura. -Veo que tu cuello está perfecto, pero eso podemos arreglarlo...- dije deslizando un poco más mis manos por su cuello y dándole a entender que no titubeaba. ¿A que venía? eso era lo que yo estaba probando.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Ven a mi y hagamonos
sangrar eternamente."
sangrar eternamente."
Su presencia se hizo sentir pronto, le notaba aunque aún no nos encontrábamos pero eso era lo de menos pues estaba a punto de aparecer. Debere admitir que mi amor peor ella es una forma de expresar debilidad, la debilidad que es para mi su presencia y al mismo tiempo la fuerza que es, ella es lo que tanto anhele encontrar el tiempo que no estuvimos juntos.
Antes de sus palabras llego a mi su tacto, ese que posee la misma temperatura que el mío desde hace mucho tiempo atrás pero aún de esa manera se me antoja cálido. Sus manos delicada pero no por eso débiles rodearon mi cuello y me reí, no con el afán de ofenderle sino porque continuaba con esa idea de partirme el cuello y alejarse por completo de mi. - ¿Matarme? Lara querida pero si ya estoy muerto, ¿lo recuerdas? fue el regalo que me diste y que ya te he dicho solo tu puedes quitarme - me gustaba recordarle el pasado, el poder que poseía sobre mi; eso era lo que le detenía lo suficiente como para que yo solo terminara con el cuello roto y abandonado en alguna callejuela de París.
Sin alejar sus manos de mi cuello me gire para quedar frente a frente con ella y poder mirar sus ojos. - Tomare esto como que me has extrañado, a tu manera muy particular pero no importa… no mientras pienses en mi - aunque sus manos no se movieron, le tome de las caderas atrayendo cerca, muy cerca de mi. Para mi no existía prueba mejor de que ella me había extrañado que el que estuviera ahí; en ese sencillo acto estaba mi victoria además, pues Lara se acerco hasta mi mucho antes de que yo me sumergiera por completo en su hogar para poder encontrarle.
¿Qué no me presto la atención debida la ultima vez? Le había dejado en claro según yo y mis creencias que si la encontraba de nuevo nunca más le permitiría alejarse de mi lado.
Mis labios se acercaron a los suyos, solamente quedando plantandos sobre los femeninos. - No huiste de mi, así que ahora lo siento por ti pero me perteneces; bueno siempre me has pertenecido pero tú comprendes - hable pegado a sus labios. Quería que se defendiera y de hecho no esperaba menos de mi amada vampiresa; ansiaba que tratara de refutar mis palabras porque dijera lo que dijera encontraría la manera de hundible, de enredarle en sus propias palabras y pensamientos.
Sujete entonces sus manos y las aleje de golpe de mi cuello, de la misma manera que aleje todo mi cuerpo de ella, para nuevamente darle la espalda de manera confiada. Di algunos pasos por la casa, como si fuera yo nada más que un visitante ocasional en ella. - Posees el mismo oscuro gusto de siempre, tan interesante como usualmente lo era. De hecho vuelve a provocarme deseos de descubrir todo lo que ocultas - calle unos segundos - bueno, realmente no voy a intentarlo porque eso sería lo mismo a no hacer nada - tome un pequeño jarrón y me gire hacia ella - mejor diré de esta manera - solté el jarrón, que al estrellarse contra el piso se rompió en miles de fragmentos y usando mi velocidad me acerque a ella nuevamente. - Voy a fracturarte, voy a provocarte dolor, uno que nunca en toda tu existencia creíste poder experimentar - acaricie su mejilla - y vas a decirme todo lo que alguna vez ocultaste porque al final de todo, tu vas a pertenecerme - aleje mi mano y bese entonces su mejilla justo donde antes pasaban mis dedos pero en esta ocasión al retirarme uno de mis colmillos rasgo ligeramente si mejilla a lo que no pude más que dedicarle una sonrisa.
Lentamente Lara tú dejaras de luchar, solo dame una buena batalla y defiendete antes de que te devore.
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Sólo puedo prometerte una cosa:
Voy a lastimarte."
Voy a lastimarte."
Risa, eso sólo era el saludo para aquél modo cínico con el que se presentaba en mi casa. De algún modo esperé a que fuera sumiso y a que reaccionara de otra forma cuando rodeé su cuello con mis manos, algo dentro de mí confiaba en que se comportara de la misma forma en que lo había hecho por tantos años al sentirse amenazado, pero olvidé que nada sucede de la misma forma dos veces y que en esa medida las personas también cambian...
-Ja ja ja, muy gracioso- Dije con evidente sarcasmo y sin retirar mis manos de él -No me vengas con idioteces, Anker. Tú más que nadie sabes de lo que estoy hablando.- Sentí como si se llevara la contraria a sí mismo, era como si se burlara de mí y luego me dijera me diera la razón. De cierta manera creo que lograba confundirme, me daba la sensación que lo que podría pasar de ahí en adelante me iba a tomar por sorpresa y quizás yo no reaccionara como debía o más bien como quisiera. En medio de aquella duda le permití girarse en cuanto sentí que se movió con esa intensión. No le retiré las manos del cuello porque en cuanto lo tuve de frente, presioné de nuevo con firmeza y apoyé mis pulgares a la altura de la laringe pero sin ejercer demasiada fuerza porque por algún motivo me importaba lo que dijera, aunque dijera lo de siempre, quería escucharlo. -Tómalo como se te de la gana, tu opinión es lo de menos. Pero se ve que todavía no lo asimilas- Le sonreí burlona y fue como si le dijera que jugaría a su modo. Le manifesté que si su ego estaba de visita pues el mio jamás se había ido.
Sus manos pronto llegaron a mi cintura, me acercaron a él y me vi obligada a apoyar de nuevo mis pies descalzos en el suelo y dejar de estar en puntas como estaba hasta hace un momento. No obstante no retiré mis manos de su cuello ni aparté mis ojos de los suyos, pero se ve que estaba siendo ingenua, por no decir que ilusa, porque de nuevo acercó sus labios a los míos y yo no me inmuté, esta vez no le respondí y no estaba dispuesta a hacerlo. No quería afirmar sus teorías orgullosas ni dar mi brazo a torcer en lo más mínimo. Y... ahí, de pronto, estaba de nuevo, sorprendiendome de modo no muy grato. Apartó mis manos de él con tal fuerza y rapidez que practicamente me quedaron en el aire y estoy segura que mi rostro pareció más frío y pétrido que de costumbre. Sentí como si la piel se me helara, como si pudiera ser de temperatura más baja de lo que ya era. Sentí también que me puse dura, la piel del rostro se sentía tan tensionada que no hubiera podido hacer otro gesto más allá de ese porque me hubiera dado la sensación que podría quebrarme en mil pedazos, tal como lo estaba haciendo mi idea de Anker con todo lo que él representaba.
Le vi caminar y aún no articulé palabra. Bajé los brazos y quedaron a lado y lado de mi cuerpo. Le escuché hacer comentarios sobre mi casa y mis gustos y casi sentí que él era un asesino que venía por mí y que se divertía con lo que podía en tanto pensaba su paso a seguir. Le seguí con la mirada, observé sus labios como si los leyera y no permití que ningún gesto delatara el estado de sopor en el que me encontraba. -¿Porque no te vas de una vez por todas?- fruncí el ceño de nuevo y en el tono de voz que usé se notaba que intentaba relajarme. Intentaba convencerme que avalanzarme sobre él y acabar con su existencia de un sólo golpe no era la mejor opción. Me esforcé, a mi modo, quise razonar con él para que por fin fuera consciente de la tontería que estaba haciendo y de ese modo se diera media vuelta y partiera.
Y vuelve y juega, me equivocaba y he aquí la gota que revasó mi copa. Aquél jarrón que tomó en sus manos estalló en mil pedazos al colisionar con el suelo por voluntad de él. El objeto no importaba a pesar de ser una pieza de colección como todos los demás elementos de ese tipo que tenía en mi casa. Cada cosa tenía un valor y un significado especial en la historia y era por eso que los conservaba. A Anker no le bastaba buscarme, besarme, entrar en mi casa como por puertas abiertas y hacer conmigo lo que se le antojaba, sino que parecía ser que sus planes iban más allá de cualquiera de los atrevimientos que yo habría contemplado jamás por parte de él.
Le permití acercarse a mí, le miré sin temor y al tiempo que sus colmillos rasgaron mi mejilla, los míos propios me rasgaban internamente los labios a causa de la ira que empezaba a crecer en mí. -Te comportas como un idiota, como un malcriado y como un iluso. Intenta fracturarme, intenta lastimarme realmente y te vas a arrepentir, Anker de Lautréamont.- El nudo en mi garganta se acrecentaba y mi dedo índice fue el complemento a mi amanaza cuando lo señalé -Yo te quité la vida humana y te di la inmortal y no dudes ni un segundo que puedo quitartela. Si me tocas me voy a encargar de dejarte como debiste estar hace décadas, muerto!- esta vez fui yo la que avancé hacia él, lo empujé con una fuerza que sólo la pared cercana podría detenerlo. Ya no me importaba nada, si me era necesario destruir mi morada al tiempo que él, estaba dispuesta, él se había metido de la forma que no debía.
-Vamos, adelante, atácame que me muero de ganas por ver lo débil que eres- Hablé entre dientes y esperé su ataque. Ya no me importaba provocarlo, esta guerra, en mi concepto, la había iniciado él.
-Ja ja ja, muy gracioso- Dije con evidente sarcasmo y sin retirar mis manos de él -No me vengas con idioteces, Anker. Tú más que nadie sabes de lo que estoy hablando.- Sentí como si se llevara la contraria a sí mismo, era como si se burlara de mí y luego me dijera me diera la razón. De cierta manera creo que lograba confundirme, me daba la sensación que lo que podría pasar de ahí en adelante me iba a tomar por sorpresa y quizás yo no reaccionara como debía o más bien como quisiera. En medio de aquella duda le permití girarse en cuanto sentí que se movió con esa intensión. No le retiré las manos del cuello porque en cuanto lo tuve de frente, presioné de nuevo con firmeza y apoyé mis pulgares a la altura de la laringe pero sin ejercer demasiada fuerza porque por algún motivo me importaba lo que dijera, aunque dijera lo de siempre, quería escucharlo. -Tómalo como se te de la gana, tu opinión es lo de menos. Pero se ve que todavía no lo asimilas- Le sonreí burlona y fue como si le dijera que jugaría a su modo. Le manifesté que si su ego estaba de visita pues el mio jamás se había ido.
Sus manos pronto llegaron a mi cintura, me acercaron a él y me vi obligada a apoyar de nuevo mis pies descalzos en el suelo y dejar de estar en puntas como estaba hasta hace un momento. No obstante no retiré mis manos de su cuello ni aparté mis ojos de los suyos, pero se ve que estaba siendo ingenua, por no decir que ilusa, porque de nuevo acercó sus labios a los míos y yo no me inmuté, esta vez no le respondí y no estaba dispuesta a hacerlo. No quería afirmar sus teorías orgullosas ni dar mi brazo a torcer en lo más mínimo. Y... ahí, de pronto, estaba de nuevo, sorprendiendome de modo no muy grato. Apartó mis manos de él con tal fuerza y rapidez que practicamente me quedaron en el aire y estoy segura que mi rostro pareció más frío y pétrido que de costumbre. Sentí como si la piel se me helara, como si pudiera ser de temperatura más baja de lo que ya era. Sentí también que me puse dura, la piel del rostro se sentía tan tensionada que no hubiera podido hacer otro gesto más allá de ese porque me hubiera dado la sensación que podría quebrarme en mil pedazos, tal como lo estaba haciendo mi idea de Anker con todo lo que él representaba.
Le vi caminar y aún no articulé palabra. Bajé los brazos y quedaron a lado y lado de mi cuerpo. Le escuché hacer comentarios sobre mi casa y mis gustos y casi sentí que él era un asesino que venía por mí y que se divertía con lo que podía en tanto pensaba su paso a seguir. Le seguí con la mirada, observé sus labios como si los leyera y no permití que ningún gesto delatara el estado de sopor en el que me encontraba. -¿Porque no te vas de una vez por todas?- fruncí el ceño de nuevo y en el tono de voz que usé se notaba que intentaba relajarme. Intentaba convencerme que avalanzarme sobre él y acabar con su existencia de un sólo golpe no era la mejor opción. Me esforcé, a mi modo, quise razonar con él para que por fin fuera consciente de la tontería que estaba haciendo y de ese modo se diera media vuelta y partiera.
Y vuelve y juega, me equivocaba y he aquí la gota que revasó mi copa. Aquél jarrón que tomó en sus manos estalló en mil pedazos al colisionar con el suelo por voluntad de él. El objeto no importaba a pesar de ser una pieza de colección como todos los demás elementos de ese tipo que tenía en mi casa. Cada cosa tenía un valor y un significado especial en la historia y era por eso que los conservaba. A Anker no le bastaba buscarme, besarme, entrar en mi casa como por puertas abiertas y hacer conmigo lo que se le antojaba, sino que parecía ser que sus planes iban más allá de cualquiera de los atrevimientos que yo habría contemplado jamás por parte de él.
Le permití acercarse a mí, le miré sin temor y al tiempo que sus colmillos rasgaron mi mejilla, los míos propios me rasgaban internamente los labios a causa de la ira que empezaba a crecer en mí. -Te comportas como un idiota, como un malcriado y como un iluso. Intenta fracturarme, intenta lastimarme realmente y te vas a arrepentir, Anker de Lautréamont.- El nudo en mi garganta se acrecentaba y mi dedo índice fue el complemento a mi amanaza cuando lo señalé -Yo te quité la vida humana y te di la inmortal y no dudes ni un segundo que puedo quitartela. Si me tocas me voy a encargar de dejarte como debiste estar hace décadas, muerto!- esta vez fui yo la que avancé hacia él, lo empujé con una fuerza que sólo la pared cercana podría detenerlo. Ya no me importaba nada, si me era necesario destruir mi morada al tiempo que él, estaba dispuesta, él se había metido de la forma que no debía.
-Vamos, adelante, atácame que me muero de ganas por ver lo débil que eres- Hablé entre dientes y esperé su ataque. Ya no me importaba provocarlo, esta guerra, en mi concepto, la había iniciado él.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Odiame… porque tu odio
me mantiene con esperanza"
me mantiene con esperanza"
¿Me burlaba de Lara de manera inintencional? La inmortalidad es curiosa, probablemente me burlaba de ella solo para hacerla rabiar y que me mostrara lo que era capaz, deseaba ver siempre a esa Lara de siempre la que no dudaba en ponerme en mi lugar; solo que quizás las cosas habían cambiado demasiado en nuestros años separados y había aprendido a desafiar a mi creadora. La seguridad con la que le retaba era únicamente porque le sabía incapaz de asesinarme, sufriría ella más que yo de llevar a cabo semejante acto. - Nada de eso Lara, la que no asimila las cosas aún eres tú. Estas tan acostumbrada a ser la que manda que el saber que ahora dejara de ser así te aterra - con una sonrisa le daba a entender que no le temía, que sus amenazas ya no significan lo mismo que en años anteriores aunque mi amor por ella fuera el mismo de siempre.
Estaba dispuesto a quebrarle aunque con eso saliera además dañado yo, mi propósito estaba claro y no cedería ante nada ni ante nadie y eso incluía irremediablemente a mi propia creadora.
Su forma de intentar verme débil por el contrario me llenaba de fuerza porque eso que hacía era lo que yo deseaban que peleara que dijera todo cuanto quisiera, se burlara, me atacara; recibiría todo lo que ella tuviera para ofrecer porque después sería mi momento de dar un golpe certero en su contra.
Sus labios permanecieron inamovibles bajo los míos demostrando que luchaba contra lo que quería y contra mi. Era divertido eso, porque reaccionaba a algunas de mis conductas y ante otras se mantenía quieta cual roca; el punto era sorprenderle y sacarle de lo establecido para que recordara que no era capaz de controlar todo, que a pesar de que fuera yo su creación aún poseía la capacidad de sorprenderle, de manera grata o no.
La expresión en su rostro indico que estaba actuando de manera correcta, le estaba llevando a darse cuenta que las cosas cambiaban pero aún en cierto modo eran las mismas y no pude evitar regodearme por eso mientras recorría su hogar, deslizando mis dedos por algunas de sus pertenencias hasta que había llegado a aquel jarrón que ya descansaba en pedazos sobre el suelo de su hogar.
- Irme, eso volvería todo más fácil verdad Lara. No verme y que las cosas volvieran a su estado de cama, de paz. Prefieres creer que estoy muerto o que he encontrado un lugar mejor en el cual estar pero eso, de verdad que sería muy fácil pero no quiero que las cosas sean sencillas para ti mi querida Lara - Ninguno de los dos iba a ceder en sus ideas, eso era absolutamente claro, pero no tenía problema alguno en pasar mucho tiempo ahí refutando sus ideas y buscando más huecos en sus ideas a través de los que pudiera colarme para fracturarle desde su interior, solo de esa manera podría sentirme contento conmigo mismo.
Su tono molesto era música para mis oídos y aquel dedo que me apuntaba solo hizo que pudiera sonreír por su amenaza. - Soy lo que has hecho Lara y mira que al final no somos muy diferentes aunque digas que lo somos, aunque digas que no eres como yo, en el fondo soy una creación tuya que los años han mostrado que ser a tu manera es beneficioso - le mire fijo - vamos, dame todas las amenazas que tengas porque no pasaran solo de ser palabras. - Termine por reír y estire mis brazos, entregando mi cuerpo y existencia a ella - Muerto estoy Lara, no hará gran diferencia que solamente impidas que mi cuerpo se mueva y mis palabras salgan; destruye esto que has creado pero bien sabes que continuare con vida porque formo parte de tus recuerdos y tú nunca vas a olvidarme.
Esa debía ser la forma más sencilla y fácil de fracturar a Lara, permitir que me asesinara porque con eso se asesinaría a si misma e irremediablemente me daría a mi la victoria, la cual disfrutaría del lugar que estuviera.
Estalle en risas ante sus peticiones. ¿Atacarla? No era eso lo mismo a que me fuera; mi creadora aún no comprendía que su sufrimiento no se ligaba a algo físico sino que estaba unido a eso que éramos incapaces de ver pero que ambos sabíamos se encontraba en lo profundo, su mente, sus emociones. - No Lara, no te atacare; las cosas son más complicadas de lo que piensas y esa no es la manera en la que busco fracturarte - No era idiota, enfrentarme a ella de manera física llevaría a mi muerte.
Me acerque de nueva cuenta a ella y camine rodeando su persona que se mantenía aún estática donde había estado en un inicio. Me sitúe a su espalda y me acerque a su oído. - ¿Aún posees temores Lara? Sigues temiendo que te conozcan realmente. ¿Aún detestas a los licántropos? ¿Siguen trayendo pesadillas o malos recuerdos a tu mente? ¿Seguiras diciendo que tu nombre es Lara? - Pose mis manos sobre sus hombros, susurrando a su oído - ¿Qué te aterra que conozcan?
Lara, Lara, Lara. Deja que canturree tu nombre hasta que lo odies, hasta que recuerdes que esta mujer que pintas de manera tan perfecta es solo una barrera para encontrar quien realmente eres. Deja que te enseñe a odiarte.
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Aquello que se ama con violencia acaba siempre por matarlo a uno..."
Tengo claro que su fuerza no se iguala con la mía, pero también tengo claro que si acaso él planea matarme, deberé estar atenta para no equivocarme y caer en su trampa por mi debilidad con respecto a él.
-¿Dónde carajos estuviste metido todo este tiempo?- pregunté buscando una explicación a tanta petulancia. Él no era a quien yo recordaba, o tal vez me mintió siempre. Esa sola idea sólo logró molestarme más. -No sé que estupideces traes en la cabeza, pero son sólo eso, meras estupideces- espeté con un tono tan auritario que lo detesté luego, sonó a regaño y no era eso lo que buscaba, así jamás lograría herirlo. Pero desconozco mis intensiones y en esa medida me estaba ahogando yo sola, me ponía como en bandeja de plata para él, y de tanto en tanto decía cosas en las que tenía razón. No erraba cuando decía que me aterraba la sola idea de perder el control sobre él. Me desarmaba que me desafiara, me pesaba cada hecho logrado con su altanería.
-No entiendo tus malditas intensiones. ¿Viniste a buscarme para destruirme o sólo para molestar? si querías divertirte ya está. Lárgate por donde entraste, haz lo que se te de la gana con tu vida. Lo fácil o difícil que te sea no es asunto mío. No sé porque no entiendes que me fui y que así estaba bien ¿No te parece que no te busqué de nuevo por algún motivo? Me das i g u a l, Anker. Aunque te esfuerces en creer otra cosa las cosas son como son.- esperé ser clara, vocalicé partes para afianzar la ironía y no le retiré la mirada ni por un segundo. No sé si eso lograra promover más esa actitud ligeramente agresiva con la que se encontraba ahora, pero lo cierto es que si decidía ejercer esa violencia, yo iba a responderle con la misma intensidad aunque con ello tuviera que llevarme hasta mi casa por delante. En cuanto a mis palabras por supuesto que mentía, pero se salía de mis manos si él lo creía o no, por más que yo me esforzara en mantenerlo.
-¿Que no somos diferentes?- respondí y me rei con ganas. -Ayy Anker, cada vez que abres la boca me sorprendes más. Es evidente que no te pareces a mí por más que seas creación mía, por no decir error, claro- eso último me dolió a mí. Jamás, por más terror que me infundieran los sentimientos encontrados que él me causaba, por más terco, violento o irreverente que pudiera ser, jamás diría con veracidad que él era un error, ni siquiera porque me estuviera matando lo diría. Es más, si había de morir en manos de alguien, no habían otras mejores que las suyas propias. Preferiría mil veces que su odio fuera el pago por mis males y en esa medida mi último castigo y mi adiós definitivo. Pero así como él sabía cuando yo mentía, yo también sabía que él no sería capaz de aniquilarme.
No lograba comprenderle por más que me esforzaba. Sólo podía notar su burla y su modo de abrir los brazos ante mí no fue otra cosa más que una confirmación de ello. Lo miré con desgano y fruncí los labios con evidente molestia. Así no quería que fueran las cosas, no iba a darle gusto, pero tampoco actuaría como esperaba en ningún aspecto. -Aquí el único complicado eres tú. Estoy segura que ni siquiera tienes claro lo que quieres. Y no me sorprende.- me crucé de brazos tranquila y mi postura ya delataba esa calma que yo misma me infundía al intentar armar mi teoría sobre su visita.
No obstante él tenía las armas donde yo no las imaginaba. El filo no estaba en sus manos, sino más bien en su lengua. Le permití acercarse y sus susurros fueron los peores, porque era como si me dijera que era mi enemigo y que venía a eso, a destruirme desde los pensamientos que era lo que él más conocía y lo que yo más cuidaba. -No sé de que me hablas- respondí con respecto a los temores sin darle cabida a mostrarme débil. -Los detesto como puedo detestar vampiros. Eso no es tema que me cueste- amenacé con disimulo aunque eso no le importara, por más que tuviera claro que mi odio por los lycans era algo demasiado fuerte. -¿A quién le importa como me llamaba?- contesté con tono molesto y manteniendo mis palabras reservadas. Él ya me había declarado la guerra y no iba a darle más herramientas para ello. El juego se basaba en eso, en las palabras, y sin darme cuenta participé en ello desde el principio. Por otra parte, ya no temí su tacto ¿Que podía hacerme? no demasiado, no él, no que yo creyera. -Me estás aburriendo ¿Ya casi terminas de decir idioteces? ya me conozco, no necesito que vengas a recordarme nada.- ¡por supuesto que no! "No voy a permitirte que tomes el control de mí. No te voy a dar el gusto de encontrar esa brecha que tanto esperas, no voy a ceder por si me tuerzo tan sólo un poco, caigo." Y dicho esto me safé de sus manos y avancé como quien decide irse.
-¿Dónde carajos estuviste metido todo este tiempo?- pregunté buscando una explicación a tanta petulancia. Él no era a quien yo recordaba, o tal vez me mintió siempre. Esa sola idea sólo logró molestarme más. -No sé que estupideces traes en la cabeza, pero son sólo eso, meras estupideces- espeté con un tono tan auritario que lo detesté luego, sonó a regaño y no era eso lo que buscaba, así jamás lograría herirlo. Pero desconozco mis intensiones y en esa medida me estaba ahogando yo sola, me ponía como en bandeja de plata para él, y de tanto en tanto decía cosas en las que tenía razón. No erraba cuando decía que me aterraba la sola idea de perder el control sobre él. Me desarmaba que me desafiara, me pesaba cada hecho logrado con su altanería.
-No entiendo tus malditas intensiones. ¿Viniste a buscarme para destruirme o sólo para molestar? si querías divertirte ya está. Lárgate por donde entraste, haz lo que se te de la gana con tu vida. Lo fácil o difícil que te sea no es asunto mío. No sé porque no entiendes que me fui y que así estaba bien ¿No te parece que no te busqué de nuevo por algún motivo? Me das i g u a l, Anker. Aunque te esfuerces en creer otra cosa las cosas son como son.- esperé ser clara, vocalicé partes para afianzar la ironía y no le retiré la mirada ni por un segundo. No sé si eso lograra promover más esa actitud ligeramente agresiva con la que se encontraba ahora, pero lo cierto es que si decidía ejercer esa violencia, yo iba a responderle con la misma intensidad aunque con ello tuviera que llevarme hasta mi casa por delante. En cuanto a mis palabras por supuesto que mentía, pero se salía de mis manos si él lo creía o no, por más que yo me esforzara en mantenerlo.
-¿Que no somos diferentes?- respondí y me rei con ganas. -Ayy Anker, cada vez que abres la boca me sorprendes más. Es evidente que no te pareces a mí por más que seas creación mía, por no decir error, claro- eso último me dolió a mí. Jamás, por más terror que me infundieran los sentimientos encontrados que él me causaba, por más terco, violento o irreverente que pudiera ser, jamás diría con veracidad que él era un error, ni siquiera porque me estuviera matando lo diría. Es más, si había de morir en manos de alguien, no habían otras mejores que las suyas propias. Preferiría mil veces que su odio fuera el pago por mis males y en esa medida mi último castigo y mi adiós definitivo. Pero así como él sabía cuando yo mentía, yo también sabía que él no sería capaz de aniquilarme.
No lograba comprenderle por más que me esforzaba. Sólo podía notar su burla y su modo de abrir los brazos ante mí no fue otra cosa más que una confirmación de ello. Lo miré con desgano y fruncí los labios con evidente molestia. Así no quería que fueran las cosas, no iba a darle gusto, pero tampoco actuaría como esperaba en ningún aspecto. -Aquí el único complicado eres tú. Estoy segura que ni siquiera tienes claro lo que quieres. Y no me sorprende.- me crucé de brazos tranquila y mi postura ya delataba esa calma que yo misma me infundía al intentar armar mi teoría sobre su visita.
No obstante él tenía las armas donde yo no las imaginaba. El filo no estaba en sus manos, sino más bien en su lengua. Le permití acercarse y sus susurros fueron los peores, porque era como si me dijera que era mi enemigo y que venía a eso, a destruirme desde los pensamientos que era lo que él más conocía y lo que yo más cuidaba. -No sé de que me hablas- respondí con respecto a los temores sin darle cabida a mostrarme débil. -Los detesto como puedo detestar vampiros. Eso no es tema que me cueste- amenacé con disimulo aunque eso no le importara, por más que tuviera claro que mi odio por los lycans era algo demasiado fuerte. -¿A quién le importa como me llamaba?- contesté con tono molesto y manteniendo mis palabras reservadas. Él ya me había declarado la guerra y no iba a darle más herramientas para ello. El juego se basaba en eso, en las palabras, y sin darme cuenta participé en ello desde el principio. Por otra parte, ya no temí su tacto ¿Que podía hacerme? no demasiado, no él, no que yo creyera. -Me estás aburriendo ¿Ya casi terminas de decir idioteces? ya me conozco, no necesito que vengas a recordarme nada.- ¡por supuesto que no! "No voy a permitirte que tomes el control de mí. No te voy a dar el gusto de encontrar esa brecha que tanto esperas, no voy a ceder por si me tuerzo tan sólo un poco, caigo." Y dicho esto me safé de sus manos y avancé como quien decide irse.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
“Que mis palabras te dejen como lo que siempre has sido…
Una vasija vacía”
Una vasija vacía”
- Estuve por aquí y por allá, tu sabes buscando a la creadora que de un momento a otro decidió largarse y dejarme solo sin dar explicación alguna ni decir si nos veríamos de nuevo una vez más - Una sonrisa cruzo mi rostro. Asentía con arrogancia a sus palabras, para mi amada creadora serían meras estupideces pero llevaba ya muchos años pensando en todo eso, en cómo iba a impedir que dejara mi lado. Haría cualquier cosa que estuviera a mi alcance porque ella se quedara ahí, por romperla y hacerle ver que su lado estaba conmigo. Ambos habíamos sido creados para hacernos sangrar, hacernos sufrir y de cierta manera retorcida impedir que el otro muriera; eso lo había deducido después de todos aquellos años en los que me había encontrado solo y lejos de ella, sin nada más que hacer que buscar desesperadamente por todos lados su aroma y su presencia. - En ese lugar he estado metido Lara, en donde me has dejado tu. Y di lo que quieras, sigue intentando convencerte que lo que digo son solo estupideces aunque sabes - uno de mis dedos llego hasta mis labios - la que dice estupideces, eres tu… porque aunque digas lo que digas sabes que todo es verdad.
- No es necesario que conozcas mis intenciones reales en estos momentos Lara, ahora eso es algo que a ti debe tenerte sin cuidado y sin interés. - Mis razones de estar ahí, de hacer lo que había, todo giraba en torno a ella pero Lara siempre había sido ciega o intentaba serlo ante lo que los demás hacían para ella. Todo lo que yo era y hacía era solo para ella y por ella. Lara era mía y de nadie más; así como yo era suyo. - Si te doy igual ¿Cuál es el problema? puedo estar perfectamente aquí y quedarse por siempre, después de todo te doy igual - No cedería ante ella, por más que sus palabras pudieran hacerme daño, el punto es que Lara me había hecho el mayor daño posible al haberme dejado, así que ahora que estaba frente a ella todo aquello que me decía o llegara a hacer no serían más que simples rasguños en mi contra.
Sería yo realmente un error o un mero arrebato de su deseo por algo humano, no lo sé y me daba igual porque gracias a lo que fuera es que mi existencia inmortal se encontraba ahí frente a ella. - Un error quizás, pero al final no me mataste Lara. Pudiste hacerlo en cuanto descubriste que era un estorbo para ti pero ya era demasiado tarde ¿verdad? - me burle deliberadamente de ella - me necesitabas para el momento en que quisiste alejarte y precisamente por eso quieres alejarme, temes necesitarme de nuevo. He ahí donde esta lo complicado siempre de ti y de tu manera de ser - no dije entonces nada más sino hasta que me había acercado a ella solo para susurrar aquellas preguntas que sabía que le alterarían pero que no desearía mostrarme nada de eso. Usaría toda la fuerza de la que siempre hizo gala solo para impedir que yo entrara y que fracturara alguna parte de su ser, porque solo eso necesitaba una simple fractura y entonces ella sería mía.
Bese su mejilla antes de que se alejara de mi y de mis preguntas, ocultaba tan bien las grietas de su alma que algunas veces me llevaba a creer que no tenía realmente ninguna pero no, simplemente Lara era demasiado orgullosa, demasiado fuerte para mostrar la debilidad de su ser. - Ahí vas, a alejarte de nuevo porque sabes que en cuento más cerca este de ti más sencillo será para mi destruirte - me reí con fuerza y negué sin apartar mi mirada de ella - ¿Te aburro? ¿De verdad? Debe ser porque no soy como esperaste que fuera, querías claro que me alejara de ti en cuanto lo dijeras y e hiciera todo lo que siempre has querido que haga. Que sigue sin quedarte claro, yo voy a hacer lo que quiera, estaré donde quiera y eso atormentandote tanto como me sea posible- permanecí inmóvil, observando en su dirección mientras que ella solo escapaba de mi y de mis palabras.
- Eres una cobarde, siempre lo has sido y siempre vas a serlo. No puedes estar acompañada por nadie pero tampoco puedes estar completamente sola ¿o me equivoco?- mi mirada sobre ella se torno fría - Y que no se te ocurra decir que me equivoco porque puedo olerle… - sonreí entonces - Hay un olor humano en ti que no debe haberse impregnado solo con un día de visita, ¿Tanto le quieres como para no haberle transformado ya? ¿Tanto amas su humanidad? Quizás deba conocer a quien posee ese delicioso aroma, debe ser momento de que la familia crezca Lara… ¿Qué te parece otro inmortal?
¿Dónde esta aquello valioso para ti? Ven y dámelo, estara mejor en mis manos que contigo porque tu mera existencia trae destrucción. Eres un monstruo. Eres el monstruo que amo.
Última edición por Anker De Lautréamont el Mar Ene 21, 2014 9:01 pm, editado 2 veces
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"The only way you can love me it's to hurt me again, and again, and again.
Your love is a razorblade kiss"
Your love is a razorblade kiss"
-¿Me estás reclamando?- alcancé a protestar -No eres un niño, aunque actúes como uno. Maldita sea, Anker. ¿Qué carajos te hice para que me vengas con esas...- la rabia no me dejó hablar más, sencillamente mi rostro contraído y las continuas negaciones decían más que mis palabras. ¿Qué carajos se creía? aparecía como si yo le debiera la vida y más bien era al contrario. Pero a alguien tan obstinado no se le hace entender con palabras, ni golpes, ni nada. Ese defecto molesto sólo puede ser arreglado con el tiempo.
Juro por lo que sea que me dieron ganas de matarlo y si hubiera hecho caso a mi arrebato ya le habría arrancado la cabeza de un sólo golpe. Sentía que se lo merecía, pero yo me contenía por débil, no puedo llamarlo de otra manera. Él, mi única creación estaba ahí para cobrarme cada gota de sangre que me le bebí alguna vez, me lo cobraba con creces y continuaba jactándose de una victoria que aún nadie había dado. Actuaba como víctima, como victimario e incluso como juez. Tal vez se había vuelto más fuerte, más cínico, más egocéntrico, más... ¿Yo? así actuaba yo, así me sentía yo cada vez que lanzaba esas sonrisas sardónicas como las que me daba ahora él y deducía que todo lo que dijera el otro no eran más que patadas de un ahogado. Pero esto no lo hice yo, no siento culpa al haber creado ese ser que está frente a mí y que realmente desconozco.
-Estás demente... ahora comprendo que es eso lo que te pasa. Sólo a ti se te ocurre que no deba importarme tus malditas intensiones cuando a la que has venido a perturbar es a mí- puse los ojos en blanco y le di a entender con eso que empezaba a dejar de tener sentido la charla. Era claro que no iba a responderle con otro ataque como los que de seguro él imaginaba. No tenía sentido levantar la voz, ni la mano, ni nada. Hiciera lo que hiciera él seguiría riendo y atacando una y otra y otra y otra vez.
-Sí, me das igual pero así y todo quiero que te largues. De verdad, entiendelo que ya me estoy cansando de repetirtelo.- Avancé un paso hacia él y le miré con tanta firmeza que casi sentí que abría demasiado los ojos, aunque era pura impresión. -Ese fue el error, no matarte o no dejar que murieras de anciano. El problema fue no dejarte vivir con esa niñita a la que pretendías y cambiarte los planes como a mí se me dio la gana. Al menos sabías bien, eso fue lo único que he disfrutado desde que te conozco. Lástima que duró sólo un momento.- y de nuevo mentía. Su sangre había sido una delicia, era obvio porque por eso no pude evitar ceder a convertirlo, pero de alguna manera respondí en medio de mi ira y busqué lastimarlo para que se largara de una vez y para siempre. Pero no, ahí seguía, parado frente a mí como si fuera sordo.
Tomé un poco de aire por la boca con los dientes apretados y tras una nueva negación me di la vuelta dándole la espalda. -No te necesito, no seas iluso y, si quieres quedarte aquí, pues adelante. Toma lo que quieras que me puedo ir a donde se me de la gana. Asunto terminado.- avancé un par de pasos para salir de mi casa; si él no terminaba el tema lo haría yo, no quería quedarme allí, no quería escucharlo más. No iba a afirmar ni negar el tema de la destrucción hacia mí ¿Para qué? sin embargo hubo algo que no pude evitar decir. -Ah, ya. Veo que viniste a destruirme. Pues pobre de ti.- de nuevo intenté continuar mi marcha. Las cosas materiales no me detenían, podría desaparecer de nuevo aunque años después me encontrara. Valía la pena el riesgo, eran años de calma mental, de no tenerme como enemiga constante. ¿Realmente iba a seguirme para atormentarme? de algún modo sentí terror de ese desconocido al que no podía matar. Me conocía él a mí, pero mis ideas de él se habían ido por un abismo... tal vez cuando se me fuera el amor lo mataría, él empezaba a hacer méritos para ello. Sólo tenía que resistir un poco más y al final, cuando él tirara por la borda mis recuerdos emotivos, yo lo tiraría por la borda a él, con la cabeza desprendida de su cuerpo como mi corazón del suyo.
Su voz volvía a ser un látigo, cada palabra un golpe. Me detuve en seco, cerré los ojos con fuerza. Era cierto, era una cobarde, no podía estar sola pero tampoco acompañada. Eso último me dolio tanto que sentí que su mano había apretado mi corazón poco antes de sacarlo y acabar conmigo. Habló seguido de Nathaly, lo sabía pero no podía darle motivos por más que el hecho de verla convertida me gustara. Fuera él o yo lo mismo daba, pero no debía ser así. -Sabes qué...- susurré para que la voz no se me quebrara. -Sí, tienes razón. Eso querías escuchar y es cierto. Soy una cobarde e incluso soy débil. Soy una idiota por no poder matarte, por convencerme a mí misma que estabas mejor lejos, por creer que estabas a salvo de mí.- El nudo en la garganta se hizo demasiado fuerte. Sentí ganas de llorar, me sentí más débil, desprotegida, moribunda... -Déjame ir, yo no puedo con esto.- la voz se me quebró, no pude más y quise salir corriendo pero me quedé ahí, de espaldas y respirando agitadamente en ese intento de controlarme. -Estoy desarmada contra este sentimiento al que no controlo. No encuentro refugio posible contra esta miseria de amar; he amado como he vivido, por la cobardía de este maldito corazón. Te lo pido de nuevo, deja que me vaya o mátame ya. No hay más opciones.- culminé frunciendo los labios y sin abrir los ojos al sentirme desarmada.
Juro por lo que sea que me dieron ganas de matarlo y si hubiera hecho caso a mi arrebato ya le habría arrancado la cabeza de un sólo golpe. Sentía que se lo merecía, pero yo me contenía por débil, no puedo llamarlo de otra manera. Él, mi única creación estaba ahí para cobrarme cada gota de sangre que me le bebí alguna vez, me lo cobraba con creces y continuaba jactándose de una victoria que aún nadie había dado. Actuaba como víctima, como victimario e incluso como juez. Tal vez se había vuelto más fuerte, más cínico, más egocéntrico, más... ¿Yo? así actuaba yo, así me sentía yo cada vez que lanzaba esas sonrisas sardónicas como las que me daba ahora él y deducía que todo lo que dijera el otro no eran más que patadas de un ahogado. Pero esto no lo hice yo, no siento culpa al haber creado ese ser que está frente a mí y que realmente desconozco.
-Estás demente... ahora comprendo que es eso lo que te pasa. Sólo a ti se te ocurre que no deba importarme tus malditas intensiones cuando a la que has venido a perturbar es a mí- puse los ojos en blanco y le di a entender con eso que empezaba a dejar de tener sentido la charla. Era claro que no iba a responderle con otro ataque como los que de seguro él imaginaba. No tenía sentido levantar la voz, ni la mano, ni nada. Hiciera lo que hiciera él seguiría riendo y atacando una y otra y otra y otra vez.
-Sí, me das igual pero así y todo quiero que te largues. De verdad, entiendelo que ya me estoy cansando de repetirtelo.- Avancé un paso hacia él y le miré con tanta firmeza que casi sentí que abría demasiado los ojos, aunque era pura impresión. -Ese fue el error, no matarte o no dejar que murieras de anciano. El problema fue no dejarte vivir con esa niñita a la que pretendías y cambiarte los planes como a mí se me dio la gana. Al menos sabías bien, eso fue lo único que he disfrutado desde que te conozco. Lástima que duró sólo un momento.- y de nuevo mentía. Su sangre había sido una delicia, era obvio porque por eso no pude evitar ceder a convertirlo, pero de alguna manera respondí en medio de mi ira y busqué lastimarlo para que se largara de una vez y para siempre. Pero no, ahí seguía, parado frente a mí como si fuera sordo.
Tomé un poco de aire por la boca con los dientes apretados y tras una nueva negación me di la vuelta dándole la espalda. -No te necesito, no seas iluso y, si quieres quedarte aquí, pues adelante. Toma lo que quieras que me puedo ir a donde se me de la gana. Asunto terminado.- avancé un par de pasos para salir de mi casa; si él no terminaba el tema lo haría yo, no quería quedarme allí, no quería escucharlo más. No iba a afirmar ni negar el tema de la destrucción hacia mí ¿Para qué? sin embargo hubo algo que no pude evitar decir. -Ah, ya. Veo que viniste a destruirme. Pues pobre de ti.- de nuevo intenté continuar mi marcha. Las cosas materiales no me detenían, podría desaparecer de nuevo aunque años después me encontrara. Valía la pena el riesgo, eran años de calma mental, de no tenerme como enemiga constante. ¿Realmente iba a seguirme para atormentarme? de algún modo sentí terror de ese desconocido al que no podía matar. Me conocía él a mí, pero mis ideas de él se habían ido por un abismo... tal vez cuando se me fuera el amor lo mataría, él empezaba a hacer méritos para ello. Sólo tenía que resistir un poco más y al final, cuando él tirara por la borda mis recuerdos emotivos, yo lo tiraría por la borda a él, con la cabeza desprendida de su cuerpo como mi corazón del suyo.
Su voz volvía a ser un látigo, cada palabra un golpe. Me detuve en seco, cerré los ojos con fuerza. Era cierto, era una cobarde, no podía estar sola pero tampoco acompañada. Eso último me dolio tanto que sentí que su mano había apretado mi corazón poco antes de sacarlo y acabar conmigo. Habló seguido de Nathaly, lo sabía pero no podía darle motivos por más que el hecho de verla convertida me gustara. Fuera él o yo lo mismo daba, pero no debía ser así. -Sabes qué...- susurré para que la voz no se me quebrara. -Sí, tienes razón. Eso querías escuchar y es cierto. Soy una cobarde e incluso soy débil. Soy una idiota por no poder matarte, por convencerme a mí misma que estabas mejor lejos, por creer que estabas a salvo de mí.- El nudo en la garganta se hizo demasiado fuerte. Sentí ganas de llorar, me sentí más débil, desprotegida, moribunda... -Déjame ir, yo no puedo con esto.- la voz se me quebró, no pude más y quise salir corriendo pero me quedé ahí, de espaldas y respirando agitadamente en ese intento de controlarme. -Estoy desarmada contra este sentimiento al que no controlo. No encuentro refugio posible contra esta miseria de amar; he amado como he vivido, por la cobardía de este maldito corazón. Te lo pido de nuevo, deja que me vaya o mátame ya. No hay más opciones.- culminé frunciendo los labios y sin abrir los ojos al sentirme desarmada.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
“Deja que tu oscuridad y la mía
sean una por siempre o… sufre eternamente”
sean una por siempre o… sufre eternamente”
¿Se estaba dando cuenta ahora? Si, la manera en la que la confusión y la rabia hacían acto de presencia en su rostro me aseguraban que mi amada creadora estaba cayendo en cuenta de que ella y yo éramos iguales. Durante todos aquellos años y el encuentro que tuvimos en el Theatre des Vampires me mostraron que aquello era lo mejor, no podía contra Lara siendo yo mismo; era muy débil ante ella, ¿Cómo no serlo? Esa mujer era mi maldición, mi debilidad más grande y la única forma que tenía de hacerle frente y dejarle a mi lado era siendo justamente de la manera en que ahora me mostraba, siendo como ella. ¿Le dolía mi manera de actuar? Esperaba que si, que le doliera aunque ella pensara que no podía sentir nada más. - Creo que si estoy demente pero ya sabes, los años afectan de diferente manera a cada inmortal. ¿Perturbarte? Lara, ¿Cómo es posible que creas eso de mi? Solo he venido a verte, a mostrarte la verdad y algunas otras cosas pero mi intensión nunca ha sido perturbarte solo causarte dolor. - Nos lanzábamos a aquel juego que la mujer que me había brindado aquellos dones no quería entrar y aún así me seguía dando pautas para lastimarle, para buscar su punto de quiebre. ¡Que maravilloso! Un encuentro como el que vivíamos no podía resultar mejor para mi.
Le mire con aquella sonrisa que mía que además incluía algo de la suya mientras se acercaba hasta mi. Esta de más decir que la firmeza en su voz y su mirada me gustaba, siempre lo había hecho; era una clase de afrodisiaco extraño para mi, tanto que sus palabras no causaban al parecer el efecto que ella esperaba y de hecho como hasta ese momento tenía más con que lanzar sus ideas de lado, dejarle ver que le era necesario, que me deseaba con la misma intensidad que yo a ella. - No creo que mi sangre te haya resultado tan deliciosa porque… - Me incline hasta llegar a su oído para susurrar las siguientes palabras. - Te contuviste y me convertiste en lo que ahora soy. - Me separe para mirar directamente sus ojos y pasar uno de mis dedos por si mejilla, ejerciendo demasiada presión con mis fríos dedos. - Si, recuerdo bien a aquella chiquilla, era tan inocente yo hasta que llegaste a mi. Lara… mi adorada Lara… ¿Realmente fui un terrible error? o es que tanto te cuesta aceptar que me querías a tu lado, que pensabas que tu inmortalidad me necesitaba… ¿Tanto te aterraba estar sola? o será acaso que ¿Tanto me amas? - Mi dedo se alejo de su mejilla, dejando una marca que pronto se desvaneció para que su nívea piel reluciera de nuevo.
Entonces le vi huir, pero no pensaba permitirlo, no. Se desmoronaba y sus intenciones de huir lo corroboraban así que sonreí para mi sin que ella misma lo viera. Todo aquel esfuerzo, las intenciones de que viera que era mía y que podía hacerla caer ante mi daban frutos. ¿Se daba cuenta ahora? Soy el único que le conoce y por tanto el único que puede hacer con ella lo que quiera, así como ella es la única que realmente me conoce y puede hacer cuanto quiera conmigo. La amaba y eso lo único que realmente me importaba, bien podía amarme u odiarme, todo eso me daba igual mi amor por ella no terminaría jamás pero no quería separarme de ella. Si se iba la seguiría y lo haría una y otra vez hasta que me aceptara o terminara por asesinarme porque si de algo he siempre estado seguro es que soy completamente incapaz de matarle yo.
Antes de que se fuera fue que escupí el veneno. Le encontraría, aquella humanidad que se estaba convirtiendo en algo valioso para ella pero le mentía, no estaba dispuesto a compartir a mi creadora con alquilen más, no estaba dispuesto a pelear por ella con alguien más. Además, no había sido parte de un trato de hace muchos años que no crearía a nadie más; si, lo había sido. Me fue imposible no sonreír cuando aceptaba las cosas, había ganado pero al mismo tiempo perdía. - Yo tampoco puedo matarte Lara, así que no eres una idiota. - ¿Existían motivos entonces para comportarme como hasta ese entonces? No, claro que no. - Siempre te lo dije, no estoy a salvo de ti ni lejos ni cerca; así que mejor déjame estar cerca porque no pienso dejarte ir. - Camine entonces hasta ella y me detuve muy cerca de ella pero sin tocarle. - Soy egoísta Lara, demasiado. Tu podrás haberme dejado ir pero yo simplemente no puedo hacer lo mismo contigo, eres demasiado importante como para solamente dejarte.
Termine por rodearle el cuerpo con mis brazos, como si hubiese la más remota posibilidad de proteger su cuerpo de mi que era quien le tenía de aquella manera. - No puedo matarte y tu no puedes matarme, ¿Qué debo hacer entonces? Tampoco puedo dejar que te vayas ya que te lo he dicho. Respecto al olor, puedo encontrarle pero no lo haré, no quieres que lo haga y en realidad no quiero hacerlo. - Reí de mi mismo - Soy un estúpido Lara, quería que vieras lo que soy capaz de hacer ahora, porque no quiero que me dejes. Si fuera humano serías como el aire… indispensable, así que dejémonos de estupideces ambos y solo deja que me quede contigo, aunque al final terminemos asesinandonos.
Acéptalo de una vez, si estamos juntos nos dañaremos pero no de la forma en que ahora lo hacemos. ¿No es eso lo mejor para ambos?
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Déjame sentir entre tus dedos cómo destruyes la faz que oculta la divinidad en mí, cómo retiras el lienzo que cubre todo mi ser,
cómo matizas sobre el tapiz desnudo que representa mi alma."
cómo matizas sobre el tapiz desnudo que representa mi alma."
La primera vez que lo vi luego de tanto tiempo pude ser más dura, pude ocultar cualquier emoción y mostrarme firme incluso en la huída. En cambio ahora... todo se había desmoronado, mi fachada había caído y no supe con exactitud el momento. Mis emociones rodaban en mis propios campos congelados, me sentía ahogada en su sed de venganza y por primera vez en mucho tiempo no supe como reaccionar.
Admitía con descaro que quería causarme dolor, pero ¿No es mejor sentir dolor a no sentir nada? lo que realmente estaba haciendo Anker era despertarme, obligarme a abrir los ojos luego de un letargo que había durado demasiados años y del que yo no salía por voluntad propia y, en medio de aquella situación, ya me era imposible negar cualquier cosa.
Sus susurros eran como veneno cerca de mi oído, cada frase resultaba más dolorosa que la anterior y giré el rostro como si eso me permitiera alejarlo de mí. -La maldita curiosidad. La estupidez del principiante, así se llama, ese el el motivo por el que te convertí. Quería ver si sabrías igual luego y veo que ahora empiezo a pagar ese grandísimo error- en parte era cierto, quería comprobar que su sangre tuviera aquella escencia inicial que me resultó tan deliciosa y la sola idea de pensar que podría preservarla me pareció tan tentadora que no pude resistirme. Pese a todo siempre la motivación inicial fue otra. Pero la presión de sus dedos me molestó de nuevo, sentía que en cualquier momento intentaría lastimarme de una forma más tangible y sentí la angustia que sólo puede sentir el que ama algo que desconoce o, aunque suene tétrico, era como si una madre supiera que su hijo va a golpearla en cualquier momento por más que ella sea autoridad sobre él. Era un miedo idiota, yo no era su madre, él no era más fuerte que yo, físicamente hablando; pero esa sensación seguía y no podía detenerla e incluso en la ira sentí que la sangre se agolpó en mis manos. Empuñé las mismas con fuerza y luego las relajé para abofetearlo como aquella vez cerca del teatro. -¿Porqué no tienes la maldita boca cerrada? No necesito de nadie, no voy a ceder a nada. Me basto a mi misma con todo y tantos años así son la prueba fehaciente de lo que digo. ¿Qué pretendes?¿Quieres que me rinda a tus pies y te jure amor y fidelidad? pff, deja de pensar en estupideces de niñitas. Aterriza, Anker, despierta de esas ideas absurdas con las que viniste. Lárgate o déjame ¿En qué maldito idioma te lo digo?- ¿Intentaba convencerlo a él o a mí? la rabia era evidente en cada maldición que salió de mis labios y la cual odie por alterar mi buen juicio. ¿Qué haría ahora?¿Me respondería con violencia? algo enfermo dentro de mí me hizo desear que así fuera por más aversión que le tuviera a aquello.
-Vete...- susurré con la rabia apenas aletargada por un pena latente en todo momento. -Dime lo que te falta decirme, hazme lo que te falta por hacerme pero luego calla. Haz lo que quieras pero no me mientas. No me digas que te importo porque viniste a lastimarme y ya lo admitiste antes. Deja de burlarte de mí y exhasperarme porque en el fondo no quiero lastimarte pero sé bien que si me provocas puedo hacerlo y no deseo arrepentirme para siempre por ello; ambos lo sabemos. No me amenaces con Nathaly, no lo hagas con nadie porque eso me hace pensar que eres un cobarde. Y sí, eres un idiota porque no entendiste que sólo te he dado dos opciones: dejarme ir o... matarme- detuve la respiración como si se me hubiera ido la vida en lo que había dicho. Yo no necesitaba el aire, pero era mi forma de canalizar muchas cosas. Bajé el rostro a medias, medité en mis palabras y me sentí atrapada en ellas. Me dije a mí misma que debía escuchar a mi mente y recordar aquello de lo que siempre me convencí, me dije a mí misma que era inquebrantable. Levanté el rostro, fruncí de nuevo los labios pero ahí me quedó la intensión, congelada pero con algo seguro en mente: No debía mirarlo a los ojos, no por ahora, no si realmente no pretendía ceder.
Admitía con descaro que quería causarme dolor, pero ¿No es mejor sentir dolor a no sentir nada? lo que realmente estaba haciendo Anker era despertarme, obligarme a abrir los ojos luego de un letargo que había durado demasiados años y del que yo no salía por voluntad propia y, en medio de aquella situación, ya me era imposible negar cualquier cosa.
Sus susurros eran como veneno cerca de mi oído, cada frase resultaba más dolorosa que la anterior y giré el rostro como si eso me permitiera alejarlo de mí. -La maldita curiosidad. La estupidez del principiante, así se llama, ese el el motivo por el que te convertí. Quería ver si sabrías igual luego y veo que ahora empiezo a pagar ese grandísimo error- en parte era cierto, quería comprobar que su sangre tuviera aquella escencia inicial que me resultó tan deliciosa y la sola idea de pensar que podría preservarla me pareció tan tentadora que no pude resistirme. Pese a todo siempre la motivación inicial fue otra. Pero la presión de sus dedos me molestó de nuevo, sentía que en cualquier momento intentaría lastimarme de una forma más tangible y sentí la angustia que sólo puede sentir el que ama algo que desconoce o, aunque suene tétrico, era como si una madre supiera que su hijo va a golpearla en cualquier momento por más que ella sea autoridad sobre él. Era un miedo idiota, yo no era su madre, él no era más fuerte que yo, físicamente hablando; pero esa sensación seguía y no podía detenerla e incluso en la ira sentí que la sangre se agolpó en mis manos. Empuñé las mismas con fuerza y luego las relajé para abofetearlo como aquella vez cerca del teatro. -¿Porqué no tienes la maldita boca cerrada? No necesito de nadie, no voy a ceder a nada. Me basto a mi misma con todo y tantos años así son la prueba fehaciente de lo que digo. ¿Qué pretendes?¿Quieres que me rinda a tus pies y te jure amor y fidelidad? pff, deja de pensar en estupideces de niñitas. Aterriza, Anker, despierta de esas ideas absurdas con las que viniste. Lárgate o déjame ¿En qué maldito idioma te lo digo?- ¿Intentaba convencerlo a él o a mí? la rabia era evidente en cada maldición que salió de mis labios y la cual odie por alterar mi buen juicio. ¿Qué haría ahora?¿Me respondería con violencia? algo enfermo dentro de mí me hizo desear que así fuera por más aversión que le tuviera a aquello.
-Vete...- susurré con la rabia apenas aletargada por un pena latente en todo momento. -Dime lo que te falta decirme, hazme lo que te falta por hacerme pero luego calla. Haz lo que quieras pero no me mientas. No me digas que te importo porque viniste a lastimarme y ya lo admitiste antes. Deja de burlarte de mí y exhasperarme porque en el fondo no quiero lastimarte pero sé bien que si me provocas puedo hacerlo y no deseo arrepentirme para siempre por ello; ambos lo sabemos. No me amenaces con Nathaly, no lo hagas con nadie porque eso me hace pensar que eres un cobarde. Y sí, eres un idiota porque no entendiste que sólo te he dado dos opciones: dejarme ir o... matarme- detuve la respiración como si se me hubiera ido la vida en lo que había dicho. Yo no necesitaba el aire, pero era mi forma de canalizar muchas cosas. Bajé el rostro a medias, medité en mis palabras y me sentí atrapada en ellas. Me dije a mí misma que debía escuchar a mi mente y recordar aquello de lo que siempre me convencí, me dije a mí misma que era inquebrantable. Levanté el rostro, fruncí de nuevo los labios pero ahí me quedó la intensión, congelada pero con algo seguro en mente: No debía mirarlo a los ojos, no por ahora, no si realmente no pretendía ceder.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
“Perdona mis actos, aun soy débil ante ti”
Yo no sabía que era para ella, si una simple creación o de verdad algo que amaba tanto que era capaz de destruirla. Ahora creía firmemente en que yo podía hacer que Lara flaqueara, que se diera cuenta de todo lo que se había perdido y que evadía tanto. Era la misma que me creo pero el tiempo había causado sus estragos en ella, negándose a ser lo que en el fondo era. Reí ante sus palabras, ante aquellas que decían que solo era la curiosidad, tal vez yo no sabía igual para ella pero Lara, ella sabía igual, olía igual y la quería aun enteramente para mi. - Pero disfrutas de pagar ese error, soy tuyo Lara, por siempre - Le mire con algo de frialdad, aunque realmente solo deseara acercarle a mi y no dejarle escapar. - No debió de ser tan malo, disfrutaste de mi tanto como quisiste y yo de ti no tanto como deseé y por eso es que estamos aquí reunidos una vez más, para que ambos tengamos lo que merecemos - Mentiras, yo merecía cualquier cosa que me diera incluido su odio.Estupideces, si eso era verdad. Solo tenía cabeza para las estupideces desde que se fue. ¿Fidelidad y amor? Me burle en su cara a pesar de lo que hacía y decía, era hermosamente ridícula cada una de las palabras que salían de esos perfectos y eternos labios. - Vamos, ¿Por quién me tomas? No me importa realmente que me ames o me odies, la cuestión es que nos necesitamos Lara la fidelidad y el amor son para mortales estúpidos. Tu y yo no necesitamos de eso porque lo que nos une es mayor a esas fuerzas banales y humanas. Somos eternos y mientras el otro exista siempre tenderemos el uno al otro como la gravedad. - Le sonreí seguro de mis palabras. - En esta ocasión he sido yo, pero tal vez después de que nos separemos nuevamente si es que pasa, la que vendrá a mi serás tu y eso - Cerré los ojos ante el deleite de esa imagen - Lo estaré esperando. - Uno de mis dedos paso por sus labios antes de que mis burlonas palabras salieran de mis labios - Dilo en todos los idiomas que sepas, quiero escuchar tu sensual voz decírmelo una y otra vez.
Mentiras. Nuestra conversación estaba plagada de ellas desde un comienzo pero no habían sido iniciadas por mi, sino por aquella inmortal a la que le debía mi existencia. - Las mentiras las iniciaste tu, yo solo he seguido tus pasos pero, no creo que te sea muy complicado descubrir cuales son la verdad después de todo, en el fondo sigo siendo el mismo - Desvíe mi mirada, preparando mi lengua para la pregunta que venía a continuación - ¿Estas segura que deseas que te mate? - ¿Lo haría realmente? Quizás. Coloque mis manos alrededor de su cuello, hasta que le tome de las mejillas y mi mirada se enfoco en aquel rostro perfecto que tanto seguí durante años, asesinarla, eso debía hacer para después exponerme a los rayos del sol que terminarían con mi existencia, dejando tanto a mi creadora como a mi como meros recuerdos que ya nadie conocía. Pero no lo haría nunca. Contrario a lo que ella me pedía volví a besarla. - Que creadora tan frágil tengo, y aún así soy incapaz de hacerle daño. No sé si me gusta verte frágil o llena de fuerza - reí - Creo que da igual, te amo de la forma en la que estés. Y descuida que no dañare a tu preciada humana, yo deseo ser el único por quien hayas sentido tanta fascinación que terminaste por convertirle, no compartiré a mi amada Lara con nadie - Sentencie dando la espalda a ella - Si deseas huir, es el momento de que lo hagas. Huye de manera cobarde ahora que te doy la espalda que para cuando regreses a este tu hogar, me abre ido.
Las palabras ya están de sobra, un movimiento todo se resume a eso. ¿Qué es lo que piensas que haré?¿Qué es lo que harás? Nuestro reencuentro amada mía, apenas esta comenzando.
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Nuestro carácter nos hace meternos en problemas,
pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos."
pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos."
¿Y si tomaba el camino del dolor? ¿Si le imprimía un poco de sufrimiento físico? la idea se me hizo tentadora, interesante en un modo experimental, aunque lo suficientemente riesgoso como para exponerme a mí misma. -Eres mío..- repetí convenciéndome de lo que me decía, aunque de cierto modo yo ya lo sabía. -Mientras yo quiera- afirmé pese a que tenía bien claro que Anker podía llegar a hartarse de mi actitud tan falta de determinación con respecto a él. ¿Qué pasaría si aparecía alguien más en su vida? si ese alguien hipotético pisaba fuerte, era probable que me sintiera carcomida por los celos e intentara hacer algo para reclamar lo que consideraba mío. Pero también sabía que sencillamente podría ensimismarme, encerrarme en mi obligada fortaleza y terminar de enfriarme por completo. Esto último era lo más probable, al menos en un 80%. -Yo tomé demasiado y tú poco, ajam- pretendí parafrasearlo -¿Qué pasa si eso era lo que merecíamos? me impresionan tus deducciones, tan inclinadas en todo sentido a que tú tienes por completo la razón, pues ¡bravo!- palmee mis manos tres veces a forma de un aplauso corto y lento. Mero sarcasmo.
-¿Nos necesitamos? ¿De verdad?- sonreí de costado, respondiendo de esa forma aquella risa que sentí que me sacó de mis cabales y que sin embargo no pensaba demostrar. -Tú me necesitas a mí. Hay que ver quién vino a buscar a quién, ya te lo dije- enarqué la ceja y me crucé de brazos. Mi rostro cambio y lo levanté con el orgullo que cargaba siempre. Ya había cedido demasiado y él seguía actuando como un idiota. Había obtenido el poder sobre mí y se vanaglorió tanto que no se dio cuenta cuando lo perdió de nuevo. Ya no estaba dispuesta a caer más, ya no lo creía posible ¿Qué más armas podía tener? ningún az bajo la manga me generó la más mínima duda al respecto. -Y deja de hacer tus sueños tan evidentes. No voy a buscarte, de verdad no entiendo cómo es que albergas esperanzas como esas- bufé aunque ninguno de los dos podía conocer el futuro y eso nos dejaba en el mismo punto. Pero ya no iba a repetirle nada, estaba llegando a mi límite y si eso seguía así, ambos lo lamentaríamos luego.
-"Yo sólo hice", "es que tú hiciste"- lo imité con gesto asqueado y blanqueando los ojos de tanto en tanto. ¿Lo irritaría eso? esperaba que sí. Ya no quería verlo orgulloso y egocéntrico, necesitaba verlo molesto hasta el punto de la ira ciega, porque entonces sería él mismo de nuevo. -¿Crees que soy tu madre o qué? asume tus debilidades y deja que yo me encargue de las mías. ¿Viniste a quejarte? pues haber empezado por ahí.- ¿Realmente si era él mismo en el fondo? ahora lo único que veía igual era ese rostro que tanto me había gustado cuando lo vi por primera vez. Sus rubios cabellos alborotados le daban un toque varonil pero a la vez elegante y eso se había convertido en su condena, y en la mía. Me gustaba como siempre, cuando callaba veía en él al de antaño, pero abría la boca y el veneno que destilaba me alteraba la percepción sobre su persona, sobre su encanto. -No, no estoy segura. Tal vez estoy enloqueciendo, porque realmente te mataría primero antes de dejar siquiera que me hagas daño. No creo que puedas de todos modos, pero no importa- casi suelto una carcajada que no sé de donde me surgió. Lo cierto era que sí, enloquecía por su culpa, mis emociones iban y venían por sus palabras, mis sentimientos bailaban por su actos. Debería odiarlo, ese hombre alteraba mis años de esfuerzo por mantenerme serena e impávida ante el más atroz de los sucesos. Yo me esforzaba cada minuto de mi vida inmortal por congelarme y él aparecía y me arruinaba todo, me desmoronaba mis planes de apariencia firme y me hacía agua el hielo que me había costado años formar. En el fondo, di gracias al cielo porque mi corazón no pudiera delatar nada, su cercanía me resultó atractiva y contrario a lo que quizás esperaba esta vez respondí a su beso, corto, pero posesivo, eso me dijeron sus manos firmes alrededor de mi cuello. -Qué creación más ingenua tengo- susurré en cuanto escuché su risa. En efecto me había mostrado débil, pero no iba a permitir que eso sucediera de nuevo.
En algún momento dejé de respirar por acto reflejo como ya me había acostumbrado. Había dicho algo que no quería oír, temí a ese "te amo de la forma en la que estés" y contrario a mis predicciones sentí que cedía de nuevo. Lo hacía, pero sólo me quedaba la actuación como comodín. -Ya le perdí el interés, así que me da igual lo que le hagas- mentira. Yo estaba molesta con ella, no quería verla más a Nathaly y de hecho no pensaba hacerlo. Pero tampoco iba a ser tan estúpida de provocarlo a él para que fuera y se viera posteriormente enfrentado a ese mal nacido licántropo que se había metido en donde no le tocaba, o, tal vez, había aparecido cuando debía y la que tenía que desaparecer era yo. Sea como fuere, Anker era más preciado para mí que mi cariño por ella sumado a mi odio por su nuevo perro y no iba a pretender medir fuerzas por idioteces como esas. Ambos morirían y de seguro primero que Anker y yo, eso esperaba.
Él se giró, me dio la espalda y lo miré con detenimiento durante un rato. Sus cabellos, aunque cortos, le rozaban el cuello y permitían ver una espalda fuerte y llamativa. Pero me recordé que no debía ceder y me giré también aunque no para irme. Frente a mí, había una mesa de madera oscura y lustrada con varios cajones pequeños. Abrí el superior y saqué de ellos unas piezas de alguno de mis juegos favoritos y de nueva cuenta me volví hacia él. -Tal vez cambié de idea- mencioné arrojando el primer dardo para que se clavara en su espalda. Las puntas eran filosas, metálicas y precisas a la hora de clavarse en donde fuera. Yo era buena con el tiro y lo disfrutaba. Lancé el segundo dardo y solté una carcajada. ¿Qué haría ahora él? si bien el metal no lo lastimaba demasiado, sí que podía lograr con ello un poco de su ira. ¿O no?
-¿Nos necesitamos? ¿De verdad?- sonreí de costado, respondiendo de esa forma aquella risa que sentí que me sacó de mis cabales y que sin embargo no pensaba demostrar. -Tú me necesitas a mí. Hay que ver quién vino a buscar a quién, ya te lo dije- enarqué la ceja y me crucé de brazos. Mi rostro cambio y lo levanté con el orgullo que cargaba siempre. Ya había cedido demasiado y él seguía actuando como un idiota. Había obtenido el poder sobre mí y se vanaglorió tanto que no se dio cuenta cuando lo perdió de nuevo. Ya no estaba dispuesta a caer más, ya no lo creía posible ¿Qué más armas podía tener? ningún az bajo la manga me generó la más mínima duda al respecto. -Y deja de hacer tus sueños tan evidentes. No voy a buscarte, de verdad no entiendo cómo es que albergas esperanzas como esas- bufé aunque ninguno de los dos podía conocer el futuro y eso nos dejaba en el mismo punto. Pero ya no iba a repetirle nada, estaba llegando a mi límite y si eso seguía así, ambos lo lamentaríamos luego.
-"Yo sólo hice", "es que tú hiciste"- lo imité con gesto asqueado y blanqueando los ojos de tanto en tanto. ¿Lo irritaría eso? esperaba que sí. Ya no quería verlo orgulloso y egocéntrico, necesitaba verlo molesto hasta el punto de la ira ciega, porque entonces sería él mismo de nuevo. -¿Crees que soy tu madre o qué? asume tus debilidades y deja que yo me encargue de las mías. ¿Viniste a quejarte? pues haber empezado por ahí.- ¿Realmente si era él mismo en el fondo? ahora lo único que veía igual era ese rostro que tanto me había gustado cuando lo vi por primera vez. Sus rubios cabellos alborotados le daban un toque varonil pero a la vez elegante y eso se había convertido en su condena, y en la mía. Me gustaba como siempre, cuando callaba veía en él al de antaño, pero abría la boca y el veneno que destilaba me alteraba la percepción sobre su persona, sobre su encanto. -No, no estoy segura. Tal vez estoy enloqueciendo, porque realmente te mataría primero antes de dejar siquiera que me hagas daño. No creo que puedas de todos modos, pero no importa- casi suelto una carcajada que no sé de donde me surgió. Lo cierto era que sí, enloquecía por su culpa, mis emociones iban y venían por sus palabras, mis sentimientos bailaban por su actos. Debería odiarlo, ese hombre alteraba mis años de esfuerzo por mantenerme serena e impávida ante el más atroz de los sucesos. Yo me esforzaba cada minuto de mi vida inmortal por congelarme y él aparecía y me arruinaba todo, me desmoronaba mis planes de apariencia firme y me hacía agua el hielo que me había costado años formar. En el fondo, di gracias al cielo porque mi corazón no pudiera delatar nada, su cercanía me resultó atractiva y contrario a lo que quizás esperaba esta vez respondí a su beso, corto, pero posesivo, eso me dijeron sus manos firmes alrededor de mi cuello. -Qué creación más ingenua tengo- susurré en cuanto escuché su risa. En efecto me había mostrado débil, pero no iba a permitir que eso sucediera de nuevo.
En algún momento dejé de respirar por acto reflejo como ya me había acostumbrado. Había dicho algo que no quería oír, temí a ese "te amo de la forma en la que estés" y contrario a mis predicciones sentí que cedía de nuevo. Lo hacía, pero sólo me quedaba la actuación como comodín. -Ya le perdí el interés, así que me da igual lo que le hagas- mentira. Yo estaba molesta con ella, no quería verla más a Nathaly y de hecho no pensaba hacerlo. Pero tampoco iba a ser tan estúpida de provocarlo a él para que fuera y se viera posteriormente enfrentado a ese mal nacido licántropo que se había metido en donde no le tocaba, o, tal vez, había aparecido cuando debía y la que tenía que desaparecer era yo. Sea como fuere, Anker era más preciado para mí que mi cariño por ella sumado a mi odio por su nuevo perro y no iba a pretender medir fuerzas por idioteces como esas. Ambos morirían y de seguro primero que Anker y yo, eso esperaba.
Él se giró, me dio la espalda y lo miré con detenimiento durante un rato. Sus cabellos, aunque cortos, le rozaban el cuello y permitían ver una espalda fuerte y llamativa. Pero me recordé que no debía ceder y me giré también aunque no para irme. Frente a mí, había una mesa de madera oscura y lustrada con varios cajones pequeños. Abrí el superior y saqué de ellos unas piezas de alguno de mis juegos favoritos y de nueva cuenta me volví hacia él. -Tal vez cambié de idea- mencioné arrojando el primer dardo para que se clavara en su espalda. Las puntas eran filosas, metálicas y precisas a la hora de clavarse en donde fuera. Yo era buena con el tiro y lo disfrutaba. Lancé el segundo dardo y solté una carcajada. ¿Qué haría ahora él? si bien el metal no lo lastimaba demasiado, sí que podía lograr con ello un poco de su ira. ¿O no?
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
“Me pregunto. ¿Qué somos tu y yo al final?
Un par de enfermos, eso es seguro.”
Un par de enfermos, eso es seguro.”
Estaba siendo realmente como un niño caprichoso, llorando por lo que no tuve o más bien por lo que tuve pero me dejo de lado. ¿Por qué lo había hecho? Nunca comprendería a Lara, eso era la peor parte de todo, que era incomprensible para todos y todo. Tal vez ahí estaba el inicio de mi gran error, tratar de comprenderla y forjarla a la manera en la que yo la deseaba pero si es lograba modificar al menos una minúscula parte de ella la odiaría, estaba seguro de eso. Sería alguien desconocido para mi y por tanto no esa Lara que quería mantener inútilmente cautiva. Estaba enfermo, siempre lo he estado y siempre lo estaré todo por ella y su manera de ser.
Me golpeaba con su desprecio, impregnado en cada palabra y mirada que me dirigía lo cual generaba un dolor en mi que buscaba desesperadamente por regresarle hasta ella; aquello era por demás entrar los dos en un juego que bien podríamos extender eternamente pero no tenía sentido, estaba cansándome porque sabía que todo mis esfuerzos estaban resultando inútiles y que al fin, cuando creía tenerle donde yo esperaba daba giros a la situación pidiendo que le dejara o la matara. Injusto. Pero nadie me dijo nunca que encontrarle de nuevo sería lo justo, lo correcto o necesario. – Somos dos entonces los que hemos perdido el interés en esto, no lo haré más – sentencie al tiempo que le daba la espalda, junto con las ideas de que se marchara dejándome el tiempo suficiente para hacer lo mismo y no volver a verle en un buen tiempo. ¿Cuánto sería ese tiempo? No lo sabía. Lara era tan necesaria para mi como la sangre que bebía, aunque fuese solo para hacernos daño, para herir aquello que quedaba de nosotros – Dejemos esto – eran las primeras palabras maduras que creía tener desde que nos encontráramos nuevamente, que dejáramos todo al final yo era su creación y estaría eternamente agradecido por eso al igual que la amaría pero no deseaba cambiar nada de ella, nunca.
Apenas me había girado para intentar que todo entre nosotros se terminara de una manera decente a mi creadora aparentemente le llegaron las ganas de tenerme de nuevo en una posición que me hiciera recordar que jugábamos de acuerdo a sus reglas, nunca a las mías. Escuche sus pasos, aguardando que dejara la habitación y la casa, esperando que su aroma se desvaneciera en aquellos lugares pero solo pude escuchar como terminaba por sacar algo de un cajón y no espere nada de lo que vendría después. Dentro de mi, la despedida se estaba dando solo que antes de que la verdadera sucediera fue que algo golpeo mi espalda causando una picazón. Sus palabras habían sonado decididas, volviendo a ser ella aquella mujer que tan bien conocía y no a la que parecía ganarle de una manera tan sencilla. Me gire llevado por la curiosidad y termine por ver como un dardo se clavaba en mi pecho. – Así que era eso – mire en dirección a ella, parecía disfrutar de todo aquello – pareces una niña pequeña Lara, esto no va a hacerme ningún daño – saque el dardo que se encontraba en mi pecho y lo lance en su dirección pero fallando de manera deliberada para que terminara por clavarse en una de las paredes de aquella habitación. Nuevamente me acerque a ella – ¿Qué es lo que esperas esta vez? Dije que estaba cansando de esto Lara y al parecer tu también lo estabas ahora quieres que juguemos – le sonreí – decide creadora mía, no quieres verme más o quieres que siga viniendo a visitarte – le rodeé la cintura, acercándola contra mi cuerpo solo para estar más cerca de ella unos segundos para después soltarle y darle la espalda – existen mejores maneras de jugar o mejores personas con quienes hacerlo, saca ese dardo de mi espalda que no alcanzo y la próxima vez que pienses lanzarme algo, hazlo cuando este de frente así por lo menos me parece divertido también a mi o deja que lance un dardo en tu dirección – reía ante eso. Cosa curiosa, porque contrario a que pude enfurecerme, ahora no lo estaba. Había acaso gastado toda mi ira en aquellos reproches.
Creadora mía, como es posible que me hagas todo esto. Enloquecer de celos unos segundos, odiarte, amarte y al siguiente ser tan tranquilo a tu lado.
Anker De Lautréamont- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 02/11/2012
Localización : Rakvere, Estonia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: No exit (Lara)
"Cuando el corazón y las emociones dominan al cerebro
muy pocas decisiones se toman correctamente."
muy pocas decisiones se toman correctamente."
Todo parecía un juego en el que ambos ganábamos y perdíamos de manera simultánea. En nuestro tablero de ajedrez ambos hacíamos de peones y nos veíamos perdiendo fácilmente al tener los movimientos limitados por el otro. Ambos éramos torres; fuertes, firmes pero moviéndonos de maneras absolutamente predecibles. Ambos éramos como los caballos, moviéndonos de modos diferentes y con brío. Pero al final éramos todo y nada, quedábamos en tablas, empatados hasta que alguno tuviera más ego que el otro para no admitir pérdidas de ningún tipo y terminara tirando todo el tablero abajo.
-¿De verdad? creí que no lo dirías nunca. Supongo que es una buena señal que empieces a admitir ciertas cosas- dije como si realmente me sintiera agotada de todo aquello en lo que habíamos caído pese al poco tiempo que duró. Fueron pocos minutos, sí, pero de gran intensidad comparados con su corta duración. No tenía claro que era lo que buscábamos con todo aquello, sencillamente íbamos cediendo a nuestras emociones y mostrábamos nuestras debilidades del mismo modo que ofrecíamos las fortalezas de las que nos jactábamos en la cara del otro ¿No hubiera sido más fácil hacerlo civilizadamente? debimos empezar por ahí en vez de discutir y doblegarnos hasta hartarnos. Debimos mantener la calma y evitar parecer tan fuertes cuando nos quebrantábamos al mismo tiempo con o sin necesidad de máscaras.
Ahora sentía ganas de reír, todo había cambiado. El giro de 180° era tan vasto que no entendía como hasta hace unos minutos había estado a punto de llorar, de caer implorándole que se callara para no cerrarle la boca yo misma de forma tal que podría arrepentirme. ¿En qué momento me alteraba tanto las emociones ese hombre? yo me había encargado de crear mi talón de Aquiles y eso sólo me hacía sentir más estúpida. Por su parte, él se giraba y casi parecía aprobar mi forma de quedarme y de cambiarlo todo. Bien que pudo parar el dardo que fue a dar en su pecho pero simplemente dejó que le impactara en la carne y perforara el músculo sin darle mayor importancia. -Jaa, mira quién habla de parecer niños- negué con ironía y me mordí los labios conteniendo la risa. -¿Que no te hacen daño? no me digas...- de nuevo el sarcasmo. Era obvio que no se los lanzaba por causarle daño, de haberlo querido le habría lanzado las dagas de plata que guardaba en el cajón de abajo o le hubiera perforado el corazón o lo que fuera con cualquier objeto punzante de madera a mi alcance. -Debería cocerte la boca en vez de lanzarte dardos ¿No crees?- dije como si nada una vez regresó a mí, no sin devolver un dardo que rozó muy cerca de mí pero que no tenía intención de darme. Era raro, Anker era cada vez más extraño y enigmático para mí. Se me acercaba demasiado, parecía querer que comprendiera que podría llegar a más pero que se alejaba luego porque así lo quería. -Sácatelo tú, mira como haces. Creí que ahora lo podías todo- me encogí de hombros como si aquello no le resultara molesto. -Lánzamelos a mí si quieres, estoy segura que puedo atraparlos antes que puedan alcanzarme. Ves, ahí radica tu problema, siempre crees que soy como tú- lo adelanté unos pasos y en un giro quedé frente a él de nuevo -Dime que prefieres ¿Con una daga, con los dardos tomándote de diana o como quieres que siga jugando contigo de frente?- le sonreí de costado, como si fuera una jovencita orgullosa y prepotente y, así era, todo menos una jovencita. Le miré de reojo y me retiré de nueva cuenta de él a la mesa del fondo donde solía tener el vino. -No me cuesta absolutamente nada- comenté mientras caminaba con calma y ponía los dardos sobrantes sobre la superficie del mueble.
-¿Un vino antes de irte?- pregunté dándole la espalda, confiando ciegamente en que no haría nada y sirviendo dos copas asumiendo un sí como respuesta y como si ya la ira se me hubiera terminado por completo.
-¿De verdad? creí que no lo dirías nunca. Supongo que es una buena señal que empieces a admitir ciertas cosas- dije como si realmente me sintiera agotada de todo aquello en lo que habíamos caído pese al poco tiempo que duró. Fueron pocos minutos, sí, pero de gran intensidad comparados con su corta duración. No tenía claro que era lo que buscábamos con todo aquello, sencillamente íbamos cediendo a nuestras emociones y mostrábamos nuestras debilidades del mismo modo que ofrecíamos las fortalezas de las que nos jactábamos en la cara del otro ¿No hubiera sido más fácil hacerlo civilizadamente? debimos empezar por ahí en vez de discutir y doblegarnos hasta hartarnos. Debimos mantener la calma y evitar parecer tan fuertes cuando nos quebrantábamos al mismo tiempo con o sin necesidad de máscaras.
Ahora sentía ganas de reír, todo había cambiado. El giro de 180° era tan vasto que no entendía como hasta hace unos minutos había estado a punto de llorar, de caer implorándole que se callara para no cerrarle la boca yo misma de forma tal que podría arrepentirme. ¿En qué momento me alteraba tanto las emociones ese hombre? yo me había encargado de crear mi talón de Aquiles y eso sólo me hacía sentir más estúpida. Por su parte, él se giraba y casi parecía aprobar mi forma de quedarme y de cambiarlo todo. Bien que pudo parar el dardo que fue a dar en su pecho pero simplemente dejó que le impactara en la carne y perforara el músculo sin darle mayor importancia. -Jaa, mira quién habla de parecer niños- negué con ironía y me mordí los labios conteniendo la risa. -¿Que no te hacen daño? no me digas...- de nuevo el sarcasmo. Era obvio que no se los lanzaba por causarle daño, de haberlo querido le habría lanzado las dagas de plata que guardaba en el cajón de abajo o le hubiera perforado el corazón o lo que fuera con cualquier objeto punzante de madera a mi alcance. -Debería cocerte la boca en vez de lanzarte dardos ¿No crees?- dije como si nada una vez regresó a mí, no sin devolver un dardo que rozó muy cerca de mí pero que no tenía intención de darme. Era raro, Anker era cada vez más extraño y enigmático para mí. Se me acercaba demasiado, parecía querer que comprendiera que podría llegar a más pero que se alejaba luego porque así lo quería. -Sácatelo tú, mira como haces. Creí que ahora lo podías todo- me encogí de hombros como si aquello no le resultara molesto. -Lánzamelos a mí si quieres, estoy segura que puedo atraparlos antes que puedan alcanzarme. Ves, ahí radica tu problema, siempre crees que soy como tú- lo adelanté unos pasos y en un giro quedé frente a él de nuevo -Dime que prefieres ¿Con una daga, con los dardos tomándote de diana o como quieres que siga jugando contigo de frente?- le sonreí de costado, como si fuera una jovencita orgullosa y prepotente y, así era, todo menos una jovencita. Le miré de reojo y me retiré de nueva cuenta de él a la mesa del fondo donde solía tener el vino. -No me cuesta absolutamente nada- comenté mientras caminaba con calma y ponía los dardos sobrantes sobre la superficie del mueble.
-¿Un vino antes de irte?- pregunté dándole la espalda, confiando ciegamente en que no haría nada y sirviendo dos copas asumiendo un sí como respuesta y como si ya la ira se me hubiera terminado por completo.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Edad : 1212
Localización : Milán, Italia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Changes [Lara]
» Lara Raine
» Necesito tu ayuda {Lara&Serenity}
» Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
» Ausencia de Lara Karstein y personajes
» Lara Raine
» Necesito tu ayuda {Lara&Serenity}
» Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
» Ausencia de Lara Karstein y personajes
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour